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DiegoLeal MallaDeGestionDeContenidosEducativos 2009
DiegoLeal MallaDeGestionDeContenidosEducativos 2009
base
Este trabajo está publicado bajo una Licencia Creative Commons 2.0
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.0/deed.es_CO
Introducción
Este documento es un extracto del documento final, que busca compartir con
la comunidad global los hallazgos y servir de punto de partida para nuevas
discusiones al respecto. Debe ser considerado como un trabajo en progreso,
que no pretende dar una última palabra sobre este tema, pues seguramente no
la hay.
1
Consultor en e-Learning. Hasta Abril de 2008, se desempeñó como Gerente del
Programa de Uso de Medios y Nuevas Tecnologías en Educación Superior del Ministerio
de Educación Nacional de Colombia. Desde allí, lideró diversas iniciativas de
integración de las TIC a la Educación Superior. En su página personal
(http://www.diegoleal.org/blog), escribe acerca de la situación y potencial de las TIC en
la educación colombiana, así como del impacto de los nuevos medios en el aprendizaje
y en la sociedad.
Durante el segundo semestre de 2008, como parte del proceso de
conceptualización de una malla de redes de comunidades de aprendizaje
social, virtuales y/o mixtas en educación superior en Colombia (Galvis y Tobón,
2009), el autor del presente documento hizo una revisión inicial de literatura
relacionada con mallas educativas, encontrando que el concepto no se
encontraba definido de una manera clara (Leal, 2008).
No está de más resaltar que esta es una perspectiva que podríamos llamar
informática. No es casualidad que la amplia difusión de las iniciativas de
gestión de contenido coincida con el acelerado crecimiento de Internet en los
últimos años. Aunque tanto Duarte como Boiko señalan que el contenido no
tiene que ser necesariamente digital, es inevitable no tomar en cuenta las
posibilidades que la tecnología informática ofrece a esta área.
Wiley (2007b) realiza una revisión de la literatura sobre estos temas, y señala
que la discusión involucra no sólo otras formas de denominación adicionales,
sino diversas metáforas que sirven de guía. Por ejemplo, compitiendo con el
concepto de ‘objeto de aprendizaje’, se encuentran las expresiones ‘objeto de
conocimiento’, ‘objeto instruccional’, ‘objetos de contenido compartibles’, y
diversas acepciones de la palabra ‘recurso’ (p.347).
Es interesante indicar aquí que esta última definición profundiza un poco más
en qué significa ‘contenidos’: “Se refiere a los tipos de conocimiento y sus
múltiples formas de representarlos, pueden ser: definiciones, explicaciones,
artículos, videos, entrevistas, lecturas, opiniones, incluyendo enlaces a otros
objetos, fuentes, referencias, etc.”.
Por supuesto, ante tal panorama surge una duda: ¿en qué consiste la gestión
de este tipo de contenidos? Es precisamente esto lo que exploraremos a
continuación.
Complementando esto, Rockley (citada por Boiko), se refiere un poco más a los
procesos específicos involucrados:
Por ello, un primer elemento para abordar aquí es el referente a la autoría del
contenido, en un contexto educativo. Usando como referente el área de
Objetos de Aprendizaje, resulta llamativo observar que algunas de las
definiciones utilizadas, en la medida en que se refieren a recursos de alta
complejidad técnica, tienden a dar un papel protagónico a equipos
especializados de producción de contenidos. Estos equipos, usualmente
interdisciplinarios, suelen adoptar metodologías de desarrollo basadas en la
ingeniería de software y el diseño instruccional, similares a la ilustrada por la
Universidad Wesleyan (2006). No nos detendremos aquí en una discusión
sobre metodologías de desarrollo, pues nuestra intención es simplemente
llamar la atención sobre la autoría de los contenidos.
Olmsted (citada también por Boiko) señala un elemento que resulta de interés
en este sentido: “Si podemos entender cómo nuestra
información/contenido/comunicaciones encaja en una perspectiva más amplia,
podríamos mantener sin duda nuestras cabezas por encima del océano de
información. El reto aquí es que comprender el contexto significa que tenemos
que comprender el entorno del contenido. Dado que el entorno de hoy es la
World Wide Web, eso significa comprender el mundo” (p.68). Esto tiene total
relación con las posibilidades que la llamada Web 2.0 ofrece: “En resumen, lo
que estaba ocurriendo es que la Web estaba pasando de ser un medio en el
cual la información era transmitida y consumida, a una plataforma, en la cual
el contenido era creado, compartido, remezclado, readaptado y retransmitido”
(Downes, 2005).
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A primera vista, el uso de la palabra gestión en este punto parece redundante. No
obstante, Boiko aclara que hace referencia al sistema que hace posible el
almacenamiento de largo plazo de componentes de contenido y otros recursos (como
el repositorio, flujo de trabajo y utilidades de administración) (p.95).
autoría, adquisición, transformación y agregación de información; la gestión, su
almacenamiento y recuperación en un sistema informático; y la publicación, su
entrega a través de diversos medios para los usuarios finales.
Una pregunta que surge entonces, frente a lo anterior, es ¿quién gestiona los
contenidos? Para efectos de este documento, consideraremos que la gestión
del contenido educativo es una responsabilidad de cada uno de los
usuarios del mismo (dada su calidad de autores), en función de sus
necesidades e intereses específicos (dependientes del contexto local
de cada uno), a partir del uso de sistemas de apoyo que hagan posible
tal labor.
La otra pregunta sería, ¿cuáles son los procesos que se toman en cuenta? Nos
referiremos esencialmente a la agregación, almacenamiento, recuperación y
publicación, y volveremos a ellos cuando describamos la malla.
Grids
La palabra grid se usa principalmente para hacer referencia a un tipo específico
de computación distribuida (computer grid) en el cual, tal como lo expresan
Foster, Kesselamn y Tuecke (2001), se busca compartir recursos de manera
coordinada, flexible y segura entre conjuntos de individuos, organizaciones y
recursos. En un entorno de este tipo, por ejemplo, los trabajos de
procesamiento son distribuidos entre computadores distintos, que pueden o no
encontrarse en el mismo espacio físico. El desarrollo de la tecnología que
posibilita la coordinación, distribución y posterior integración de los trabajos de
procesamiento, sumada a los avances continuos de las redes llamadas de
tecnología avanzada (como RENATA3, CLARA4 o GEANT2), que ofrecen altas
capacidades de transmisión de información, ha posibilitado la aparición de una
diversidad de aplicaciones para estos sistemas informáticos, tales como la
predicción económica, el análisis sísmico, y el modelaje de sistemas complejos
y de problemas físicos.
3
Red Nacional Académica de Tecnología Avanzada
4
Colaboración Latino Americana de Redes Académicas
supercomputador virtual que apoya el proceso de búsqueda de inteligencia
extraterrestre. Lo interesante de este experimento es que la aplicación
aprovecha la capacidad de procesamiento de múltiples computadores
conectados a Internet, cuando no está siendo utilizada.
Network
Entre los contextos en los cuales es usada la palabra network, el más relevante
para esta discusión tiene que ver con la caracterización de diversos tipos de
redes (en el contexto de la teoría de redes—network theory) mediante
representaciones de relaciones (simétricas o asimétricas) entre objetos
discretos, usando grafos matemáticos (Wikipedia contributors, 2009). Entre las
áreas de aplicación de esta teoría se encuentra la World Wide Web, redes
metabólicas, redes logísticas y, en particular, las redes sociales, que han
cobrado relevancia especial en los últimos años, con la aparición de servicios
disponibles a través de Internet que facilitan su consolidación en línea (en
especial servicios como MySpace o Facebook). En esta sección, el uso de la
palabra red se refiere a este tipo de estructura.
Ahora, este enfoque de caracterizar una red social como un mapa de relaciones
entre individuos puede ser limitado al momento de modelar el tipo de
interacciones que se producen en una red social cuyo medio de comunicación
es una red computacional, como Internet. Para este entorno puede ser más útil
el concepto de objeto social, entendido como la excusa que provoca la
interacción entre los actores humanos (Engeström, 2005).
Lo que Engeström sugiere es que es una falacia “pensar que las redes sociales
están compuestas solamente por personas. No es así; las redes sociales
consisten de personas que están conectadas a través de un objeto compartido”
(énfasis en el original). Así, por ejemplo, para el caso de una plataforma como
Flickr, los objetos de socialización – u objetos sociales – son las fotografías;
para el caso de del.icio.us, los enlaces; para el caso de Slideshare, las
presentaciones; en Facebook, los perfiles personales.
Por su parte, Weller se refiere a los objetos sociales como “algo (que puede ser
real o virtual) que facilita la conversación y por ende, la interacción social”
(2008). Para el caso particular que nos ocupa, uno de los objetos sociales (pero
no necesariamente el único) podrían ser los contenidos educativos. Más
adelante argumentaremos que, de hecho, este es el caso.
Las ideas sobre objetos sociales han sido utilizadas como orientadores para la
creación de Cloudworks, un repositorio de diseños de aprendizaje con un fuerte
componente de comunidad desarrollado por el Instituto de Tecnología
Educativa de la Universidad Abierta del Reino Unido. El proceso de diseño es
descrito por Conole (2008), y busca abordar una situación que puede resultar
relevante para nuestra discusión:
Conole sugiere que una posible situación a este problema es aprovechar los
principios inherentes a las herramientas Web 2.0 (basados a su vez en la
noción de objetos sociales, como se ha indicado arriba), y dar énfasis a los
contenidos (en el caso de Cloudworks, los diseños de aprendizaje) no como un
fin en sí mismo, sino como una excusa para promover la interacción social
entre los usuarios9.
Vale la pena notar aquí que, como se indicó en la discusión sobre grids, la gran
diversidad de plataformas y servicios en la red tiene como consecuencia que
un usuario típico se vea expuesto a interactuar con diversos objetos sociales al
mismo tiempo, y a mantener una presencia en línea crecientemente
fragmentada. Esta es una situación que dificulta el seguimiento a la
información generada en tal interacción, así como la identificación de nueva
información que podría ser relevante. Regresaremos sobre esto más adelante.
8
Como nota interesante, vale la pena indicar que David Wiley argumenta, por otro
lado, que el uso de estos repositorios se ha visto obstaculizado por un excesivo énfasis
en el desarrollo de estándares y sistemas que ignoran en gran medida las prácticas
tecnológicas cotidianas de sus usuarios potenciales (Wiley, 2007a).
9
Es conveniente anotar aquí que el estado actual de desarrollo de Cloudworks se
encuentra bastante lejos de las interesantes propuestas que aparecen en el artículo
mencionado.
Adicionalmente, recordamos al lector que este documento llega apenas a
describir los aspectos generales de lo que podría ser una malla de gestión de
contenidos educativos a partir de una revisión conceptual, y a sugerir algunas
posibles alternativas para avanzar en su diseño. No pretende expresar cómo
debería ser la malla, pues esto tendrá que ser producto de procesos de diseño
participativo que tomen en cuenta las perspectivas de los diversos actores
involucrados.
• El uso habitual de la palabra grid tiene una relación directa con diversos
enfoques de computación distribuida que buscan posibilitar operaciones
que no podrían ser llevadas a cabo por un computador aislado. Para
nuestro caso específico, rescatamos de esta noción el valor inherente a
la articulación de diversos sistemas existentes, no necesariamente para
posibilitar la realización de tareas complejas de procesamiento, sino para
facilitar a los miembros de la comunidad educativa la gestión de la
información que compone su presencia en línea.
Estas dos capas reflejan las dos perspectivas que exploramos frente al término
malla, y las consideramos importantes dado que, en la medida en que se
identifiquen los diversos actores que hacen parte de la malla, y se caractericen
con claridad los objetos sociales alrededor de los cuales girarán sus
interacciones en la capa relacional (lo que hemos llamado aquí contenidos
educativos), es posible diseñar e implementar tales interacciones en la capa
computacional, en especial en los servicios de software. De este modo, la capa
relacional (es decir, los servicios esperados) perfila los requerimientos de la
capa técnica, lo cual no ha ocurrido con algunas de las comunidades virtuales
promovidas por el MEN (por ejemplo, como se indicó antes, en el caso de la
RVT, que está montada y, en ocasiones, limitada por las características de una
adaptación de Moodle).
También significa que el contenido tiene que existir dentro del marco de
herramientas apropiadas, que ofrezcan posibilidades para la interacción
social, y dentro de una red de usuarios que utilizan los objetos sociales
como nodos.”
Así, la malla podría ser, por ejemplo, un módulo asociado al Portal Educativo
Colombia Aprende o una evolución del perfilador de la Red Virtual de Tutores, a
través del cual los usuarios actuales empiezan a encontrar información que
estaría ‘oculta’ de otra forma. No daremos una respuesta aquí en este sentido,
pues la decisión depende en realidad de cuál se considera que debe ser el
punto de entrada a los servicios de información que provee el Ministerio de
Educación. Es allí, en donde se concentren más usuarios, que las posibilidades
y ventajas de la malla pueden hacerse más notorias.
Vale la pena aclarar que el diagrama es apenas una ilustración de lo que podría
ser la malla. La discusión exhaustiva acerca de los actores involucrados, la
información de perfil, las fuentes de información, hace parte del diseño de la
capa relacional. Las necesidades de flujo de información existentes se
concretan en la inclusión (o no) de nuevos actores (por ejemplo, instituciones)
y la definición de las relaciones que resultan de interés (por ejemplo, la
generación automática de grupos por institución, de manera similar a las redes
institucionales en Facebook).
Avanzando un poco, las conexiones entre nodos ayudan a ver el sentido del
sistema de gestión, como se muestra en la siguiente figura:
Como se indicó para la figura 2, este es apenas un ejemplo sencillo que ilustra
lo que intentamos describir. Las conexiones entre actores que sean diseñadas
en la capa relacional serán las que definan tanto las categorías de organización
como la información del perfil de cada usuario. Es importante notar que las
relaciones pueden ser expresadas mediante simples enlaces, pero pueden ser
complementadas con utilidades que permitan a los usuarios entrar en contacto
directo con aquellas personas (o actores) desconocidos que proveen
información útil. Depende, nuevamente, del nivel al que se desee llegar en la
capa relacional.
Ahora, es importante resaltar que un sistema como este puede ser el punto de
partida para dar soporte a los Ambientes Personales de Aprendizaje de los
usuarios involucrados. Downes (2009), en referencia a un proyecto de este
tipo que está siendo lanzado por el National Research Council de Canadá,
indica que
Sistema de recolección
Figura 4: El sistema de recolección
En relación con esto último, puede ser importante considerar alternativas como
Facebook Connect, Open ID u OpenSocial, no sólo para facilitar el tráfico de
información entre la malla y otras aplicaciones en las que cada usuario pueda
tener información, sino para facilitar la gestión de información de acceso a las
diversas plataformas.
Para el caso de CMS como Drupal (en el cual están basados los Bancos de
Objetos de Aprendizaje) o de LMS como Moodle, la información puede
recuperarse también a través de RSS de manera global (si cada plataforma se
entiende como uno de los proveedores globales de información) o a través de
suscripciones específicas realizadas por los usuarios de las mismas. Por
supuesto, esto no desconoce la posibilidad de tener integración de bajo nivel
con estas plataformas. De nuevo, depende de las decisiones que se tomen
respecto al diseño de la capa relacional.
Sistema de gestión
De manera deliberada, en las ilustraciones anteriores hemos presentado el
sistema de gestión en muy poco detalle. Esto se debe, en principio, a que las
operaciones que tal sistema posibilite estarán determinadas, como hemos
indicado antes, por el diseño de la capa relacional. Por tal razón, en este
documento apenas podríamos indicar algunos escenarios hipotéticos que
podrían ser (o no) interesantes, y que simplemente permiten evidenciar
posibilidades para la malla.
Boiko se refiere a cuatro elementos que hacen parte del sistema de gestión: (1)
Un repositorio en el cual se aloja el contenido, (2) un sistema de
administración que facilita la instalación y configuración, (3) Un conjunto
definido de pasos (el flujo de trabajo) para realizar el trabajo necesario sobre el
contenido antes de que sea publicado, y (4) un conjunto de conexiones (de
hardware y de software) con otros sistemas dentro de la organización, que van
desde redes y servidores hasta repositorios de datos.
Estos elementos son el núcleo de un CMS, así que puede ser útil mencionar
aquí que la implementación de la malla bien podría apoyarse en sistemas como
Drupal (que cuenta con módulos de recomendación, por ejemplo, y sobre el
cual se realiza el proceso de cosechado de los Bancos de Objetos de
Aprendizaje) o Elgg (que aborda el problema de la agregación de contenidos y
de construcción de redes sociales).
En este sentido, podría ser que ya existan sistemas que sean capaces de
implementar algunas de las utilidades de la malla, pero queremos resaltar de
nuevo que el potencial de la malla no radica en lo tecnológico, sino en el
ejercicio de identificación de actores y relaciones que se realiza para la capa
relacional. Es aquí en donde una implementación tecnológica específica cobra
o no sentido.
Sistema de publicación
Boiko indica que “el sistema de publicación usa plantillas para extraer el
contenido apropiado del repositorio y transformarlo en una publicación”. Para
nuestro caso, entendemos la publicación no sólo como la presentación a través
de una página Web, sino como una oportunidad adicional de generar valor para
los usuarios.
10
Para una discusión más detallada sobre las tecnologías mencionadas en esta sección,
puede ser valiosa una lectura de Programming Collective Intelligence, de Tony Segaran
(2007), así como el trabajo en progreso de Nick Vidal sobre Estándares de Sindicación
Instantánea (2009).
iPhone o el iPod Touch), la exportación de información (a través de aplicaciones
de escritorio, por ejemplo) pueden ser críticas para facilitar el acceso al
contenido de la malla.
Ahora bien, como se ha indicado, los contenidos de los que hablamos aquí
incluyen no sólo los productos de los procesos de publicación que están ligados
con la actividad de producción llevada a cabo en el CIN y los CIR, sino que
pertenecen a una perspectiva más amplia. Lo que hemos discutido respecto a
la malla no quiere decir que no deban considerarse procesos específicos de
gestión de contenidos para los Centros, pero es probable que las utilidades
contenidas en un CMS como Drupal sean suficientes para gestionar el trabajo
desarrollado en ellos. No obstante, una vez más dependerá de las decisiones
de diseño y de las prácticas efectivas (que no corresponderán necesariamente
con la normatividad predefinida) que se pongan en marcha en los Centros.
La malla, entonces, está ligada tanto con las acciones que se lleven a cabo en
el componente 1 del Programa descrito por el documento CONPES 3507 como
con las des segundo componente, por lo cual este documento propone más
adelante un marco de análisis que ayude a identificar algunos escenarios de
uso de la malla (esas interacciones que pueden ocurrir en la capa relacional),
así como de los Centros de Innovación, teniendo en cuenta la interacción
cercana que puede existir entre los dos.
La perspectiva estratégica
El documento CONPES 3507, al finalizar la descripción del Programa de
fortalecimiento del uso, apropiación y formación de alto nivel en Tecnologías
de la Información y la Comunicación (TIC) para ampliar la cobertura, mejorar la
calidad del sistema educativo y fomentar la innovación e investigación para la
competitividad, indica que el mismo “contribuirá a que Colombia cuente con
una posición estratégica en Latinoamérica en torno a la producción de
contenidos educativos estandarizados y capacitación de recurso humano,
tomando ventaja de la similitud de idioma en su región y teniendo en cuenta
como referencia los avances que en materia de TIC en educación han logrado
países desarrollados, ubicados entre los 20 primeros como los de mayor
preparación para participar y beneficiarse del desarrollo de las TIC, como
Dinamarca, Suiza, Finlandia, Reino Unido, Canadá, Alemania y Corea” (p.11).
Una de las cosas que podrían deducirse del párrafo anterior, es que una de las
expectativas frente al Programa es conseguir que Colombia alcance una
posición estratégica en la región frente a la producción de contenidos
educativos y a la capacitación del recurso humano. A su vez, esto sugiere la
pregunta de qué significa contar con una “posición estratégica”, y si tiene
algún tipo de relación con el desarrollo de una industria asociada.
Desde una mirada que podríamos llamar tradicional, el modelo de negocio que
subyace a la producción de contenidos consiste en su venta y licenciamiento a
terceros, que los adquieren con las limitaciones de uso descritas por la
legislación vigente sobre propiedad intelectual. En general, el productor del
contenido espera que cada copia sea utilizada por un único usuario, pues
depende del ingreso por licenciamiento para apalancar la producción de
nuevos contenidos y para obtener lucro.
Por otro lado, como argumenta Wiley (2007a) – al igual que muchos otros
teóricos del diseño web -, lo simple suele ganar. La distribución restringida de
materiales digitales nunca ha podido competir con la distribución de obras en
redes y formatos más abiertos. Un ejemplo claro de esto es la situación en la
que se encuentra la industria de la música y de las películas frente a la
distribución de este tipo de obras en redes P2P. No argumentaremos aquí a
favor o en contra de los actores involucrados en esta situación, pues tal
discusión excede el alcance de este documento. Lo que es importante señalar
es que este factor puede tener una fuerte incidencia en el desarrollo de una
economía como la que sugiere Masie.
Ahora, esto no significa que no pueda crearse una economía regional alrededor
de los Centros. Sólo que puede ser necesario considerar otras alternativas más,
podríamos decir, sistémicas. Considerando que se espera que las IES sean
actores centrales en las Alianzas de administración de los Centros de
Innovación no es descabellado pensar que, si tales Centros se convierten en
realidad en focos de Innovación, sea posible ofrecer servicios no
necesariamente basados en los productos finales sino, por ejemplo, en su
producción. Ahora, esta perspectiva abre la puerta a una posible objeción: ¿Si
los Centros pueden obtener recursos a partir de la producción de materiales
para terceros, por qué producirían materiales para la comunidad abierta?
Esto nos lleva a la necesidad de comprender cuál es el fin que se persigue con
los Centros de Innovación. Si se espera que estén orientados al mejoramiento
de la educación a nivel nacional (como lo sugiere el documento CONPES), cabe
preguntarse bajo qué condiciones deberían prestar sus servicios. Hasta qué
punto tienen un compromiso con la comunidad nacional y, a partir de ello, qué
tipo de actividades pueden adelantar para garantizar su sostenibilidad. Las
decisiones que se tomen en este punto, de hecho, reflejarán de manera directa
las concepciones sobre el papel social que juegan los Centros. Es por ello que
deben discutirse con cuidado.
No pretendemos dar una respuesta a este tema aquí, pues hace parte de una
discusión que debe ser abordada de manera abierta por todos los actores
implicados (tanto el Ministerio como las IES y otros eventuales miembros de las
Alianzas). No obstante, sí podemos sugerir la conveniencia de contar con un
panorama de alcance más regional (en términos latinoamericanos) a la hora de
considerar el tema de la sostenibilidad.
El mismo razonamiento aplica para los Centros, los cuales a pesar de estar
limitados a un alcance más local, tienen una oportunidad de convertirse en
verdaderos focos de innovación en temas de enseñanza y aprendizaje. No
obstante, lograr esto depende de abordar el problema de su diseño no como un
asunto tecnológico o de ingeniería, sino como un esfuerzo interdisciplinario
corra el riesgo de explorar alternativas realmente novedosas frente a los
procesos educativos.
Para el caso de objetos de aprendizaje, ya existen los objetos sociales (son los
OA en sí), pero tanto el proceso de publicación como su falta de visibilidad
representan barreras de entrada importantes para un sector importante de
usuarios potenciales. En esa medida, el potencial de generación de una
comunidad organizada alrededor de los objetos no se ha hecho real todavía.
Referencias11
Este trabajo está publicado bajo una Licencia Creative Commons 2.0
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.0/deed.es_CO
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La bibliografía completa se encuentra disponible también en
http://www.citeulike.org/user/qadmon
Copyright© Diego Leal (2009)