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Simbología del icono bizantino.

Por Manuel Vega.

La célebre Virgen de Vladimir. La Virgen de la Ternura, Virgen con el Niño, Tesalónica,


Constantinopla, año 1125. Constantinopla, siglo XIV. siglo XIV.
SIMBOLOGÍA DE LOS COLORES
Los colores, producto de la descomposición de la luz, tienen en iconografía un lenguaje propio y son
portadores de un lenguaje místico, trascendente. Eugenio Troubotzkoï, filosofo ruso de principios del
siglo XVIII al hablar sobre los iconos expresa lo siguiente " Los colores son utilizados por el artista
con el objeto de separar el cielo, de nuestra existencia terrenal, ahí está la clave que permite
comprender la belleza inefable de la simbología del icono"
Los iconógrafos, escritores que no pintores de los iconos puesto que estos se escriben y no se
pintan, no pueden utilizar libremente los colores, ni darles tonalidades diversas, como tampoco puede
obscurecerlos con sombras, pues debe concretarse al color que está previamente determinado. El
Concilio II de Nicea estableció que "Solamente el aspecto técnico de la obra depende del pintor. todo
su plan, su disposición depende de los santos Padres". es por eso que se establecieron manuales para
la elaboración de ellos.
En primer lugar, al hablar sobre los colores en los iconos es necesario hacerlo sobre su luz, pues en
ellos la luz no proviene de un lugar específico como sucede en la pintura occidental, sino que las
figuras en ellos están inmersos en la luz.
El Dorado
El hombre, desde sus orígenes ha admirado la dorada luz del sol, presumiendo que provenía de la
Divinidad, pues en la naturaleza no es posible encontrar este color. En los iconos todos los
fondos están cubiertos de este color, el que se logra aplicando hojas de oro, el que es bruñido hasta
lograr su máximo brillo. En la iconografía bizantina representa la luz de Dios, por lo tanto cualquier
figura representada en ellos está llena de la luz Divina. El manto y túnica del Pantocrátor, de la
Teothokos o Madre de Dios, algunos arcángeles y santos están decorados con elaborados dibujos con
este color pues la proximidad con Dios así lo requiere.

EL Blanco
El blanco no es propiamente un color, sino la suma de todos ellos. Es la luz misma. Es el color de la
"Vida Nueva". En el icono de la Resurrección, la túnica de Cristo es de ese color.. Los primeros
cristianos al bautizarse, portaban vestiduras blancas como símbolo de su nacimiento a la nueva vida
trascendente.
Virgen con el niño, de autor siciliano de estilo bizantino.
El Negro
Es la contraparte del color anterior, pues es la ausencia total de luz, la carencia total de color. El negro
representa la nada, el caos, la muerte, pues sin luz la vida deja de existir.. En los iconos aparece en la
gruta de la Natividad, el Niño que se encuentra fuera de ella pues anteriormente a su venida,
espiritualmente solo existía la muerte. De este color son los condenados y los demonios en el icono del
"Juicio Final" pues para ellos la Vida Eterna se ha extinguido.
El rojo
Este color ha sido ampliamente utilizado por los iconógrafos en los mantos y túnicas de Cristo y los
mártires. Simboliza la sangre del sacrificio, así como también al amor, pues el amor es la causa
principal del sacrificio. Al contrario del blanco que simboliza lo intangible, el rojo es un color
netamente humano; representando por lo tanto, la plenitud de la vida terrenal. En el icono del
Pretorio, Jesús viste una túnica roja lo que hace saber que es el "Hijo del Hombre" y que está
preparado para el sacrificio.
El Púrpura
Este colorante, extraído de un crustáceo del mar Rojo, era utilizado para teñir las mas finas sedas. A
partir del "Codigo Justinianeo" su uso quedó reservado exclusivamente para el emperador, sus
familiares mas cercanos, los "augustos" y para algunos otros reyes. Por lo tanto en los iconos este
color se hace representativo del poder imperial. Es utilizado únicamente el los mantos y túnicas del
Pantocrátor, y de la Virgen o Teothokos. Representando que Cristo y por extensión su Madre,
detentan el poder divino. Como Cristo es también el Sumo Sacerdote de la Iglesia, simboliza el
Sacerdocio.
El Azul
Todas las antiguas culturas hicieron del azul un color relacionado con la divinidad. Los egipcios lo
ligaron con la "verdad", por lo tanto con sus dioses. En los muros de sus tumbas y templos se pueden
observar pinturas de sacerdotes cuyas vestiduras son de ese color. La máscara funeraria de
Tutankhamon está decorada con franjas de lapislázuli, para que así fuese identificado en el más allá
como un dios.
Es natural que en Bizancio fuese establecido como el color propio de Dios y de las personas a las cuales
les transmite su santidad.
Michel Quenot, en su invaluable obra "El Icono" dice: " El azul ofrece una transparencia que se
verifica en el vació del agua, del aire o del cristal. La mirada penetra ahí hasta el infinito y llega a
Dios"
El Verde
Es el color resultante de la combinación del azul y el amarillo. El verde es el color de la naturaleza, el
color de la vida sobre la tierra, del renacimiento a la llegada de la primavera. La iconografía le otorga
un significado de renovación espiritual. En los iconos vemos multitud de ejemplos en donde es
utilizado: las túnicas y mantos de los profetas, la túnica de San Juan Bautista o El Precursor, etc. pues
fueron ellos quienes anunciaron la venida de Cristo.
El Marrón o Café
Este color es también producto de la mezcla de varios otros, como el rojo, el azul, el blanco y el negro.
Es el color de la tierra y por lo tanto la iconografía pinta de color marrón los rostro de las imágenes
que aparecen en los iconos, para recordar aquello de "polvo eres y en polvo te convertirás"
Significa también "humildad", pues esta palabra proviene del vocablo latino "humus" que significa
"tierra". Es por ese motivo que los hábitos de los monjes son de ese color.
Oro, blanco, negro, rojo, púrpura, azul, verde y marrón son los únicos colores que pueden ser utilizados
en la pintura de los iconos, el uso de otras combinaciones de colores queda fuera de toda regla
iconográfica pues no contienes ninguna simbología.

Crucifixión, Constantinopla, año Cristo, icono de 1260, de Serbia,


Cristo, Sabiduría Divina, 1350. cuya cultura es deudora absoluta
Tesalónica, Siglo XIV. de Bizancio.
La Figura Humana
A partir de la Grecia clásica el arte occidental pretendió exaltar la belleza de la figura humana. En la
Atenas de Pericles, para la elaboración de las obras escultóricas, se elegían modelos que eran
arquetipos de belleza y perfección anatómica y de esa manera establecer las proporciones perfectas de
cada una de las partes del cuerpo humano. El Renacimiento retomó los ideales de la estética griega.
La pintura de tradición bizantina difiere radicalmente del concepto occidental que se basa en la belleza
física. En los iconos, la figura humana revela una carencia total de realismo, pretendiendo hacer
patente el mensaje espiritual de esas pinturas, puesto que la belleza interior tiene primacía sobre la
estética, pues el icono pretende solamente cumplir con su misión evangélica.
La Cabeza Humana
En los iconos, la cabeza no mantiene ninguna proporción con el resto del cuerpo, pues en ella radica la
inteligencia y la sabiduría, así como también es la receptora de las luces de Dios.
La cabeza femenina siempre es presentada cubierta por el manto o por algún otro tocado, ocultando
por completo el pelo.
En los iconos del Niño Jesús y de algunos santos, como San Nicolás, San Basilio sus cabezas son
representadas de un gran tamaño y con la frente abombada, significando que detentan una inteligencia
superior y que ésta es asistida por el Espíritu Santo.
Las cabezas de Cristo, la Virgen (Teothokos), Ángeles y santos se encuentran siempre rodeadas de un
"nimbo", generalmente dorado, que representa la "Luz de Dios".
El Rostro
El rostro de las imágenes se puede afirmar que son el centro espiritual del icono. Estos rostros son
presentados generalmente viendo hacia el frente, pues "la frontalidad significa presencia" y de esa
manera tienen un contacto directo con quien las observa. Se encuentran siempre en actitud de
oración, ya que su pensamiento está puesto en el Altísimo, sin embargo, parecen estar interrogando
permanentemente a quien se aproxima a ellas.
Algunas veces los rostros se encuentran en una posición de "tres cuartos", es decir se dirige hacia el
motivo principal del icono, sin embargo, su vista va hacia el frente. Este es el caso de la Virgen de
Vladimir y de la Virgen de la Pasión, en los que la cabeza de la Madre se dirige al Hijo pero su mirada
está orientada hacia quienes la observan. Otro icono con estas mismas características es el de "San
Lucas en su estudio de pintor", su cabeza se vuelve hacia el trabajo que está ejecutando pero su vista
está fija en el frente. Estas disposiciones fueron expresamente fijadas por el "Manual Herminio", que
actualmente se encuentra resguardado en algún monasterio del Monte Athos.
Algunos rostro son presentados de perfil, su explicación icnográfica sería que los personajes así
presentados aún no han alcanzado la santidad, un ejemplo se tiene en el icono de la "Natividad", en el
que el rostro de los pastores adopta esa posición.
La iconografía rechaza tajantemente pintar la parte posterior del rostro, es decir, la nuca. En la Grecia
Clásica llamaban a los eslavos "aprosopos", que significa "los sin rostro". En un icono de San Juan
Bautista o El Precursor se puede ver su cabeza separada del cuerpo pero su cara es perfectamente
visible. Esta simbología se basa en en un versículo del Evangelio de San Lucas que dice "El que pone la
mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios"
Mucho se ha dicho, en forma por demás crítica, que en los iconos el mismo modelo de rostro se repite
una y otra vez. Cuanta verdad encierran estas palabras pero en vez de ser en su demérito son una
alabanza ya que al ser plasmados en los iconos los rostros humanos, el hombre pasa a ser "el hombre
nuevo" que habla San Pablo y que ha recibido ya la Gracia Divina pues a los ojos de Dios no existe
diferencia alguna entre sus hijos.

Arcángel Miguel, Constantinopla, Siglo XIV. El profeta Daniel en el foso de los leones,
Constantinopla, siglo XIV.

Las Partes del Rostro

Los ojos
Los ojos de las figuras que aparecen en los iconos son extremadamente grandes y se encuentran
enmarcados por cejas muy arqueadas. Comparándolos con el tamaño de la cabeza están fuera de toda
proporción, rompiendo las medidas antropométricas, así como también con las medidas académicas
establecidas por el arte occidental.
Los ojos, como todos los órganos sensoriales de la cara llevan implícito un símbolo basado en el
texto evangélico de San Lucas que textualmente dice "Mis ojos han visto tu salvación". Esos ojos
siempre parecen estar inmóviles pues no solo ven sino que vigilan e interrogan, penetrando hasta lo
más profundo del alma del espectador.
Los iconógrafos al pintarlos de esa forma pretenden revelar la Verdad, pues es en esos ojos de tamaño
descomunal, en donde se encuentra cobijada. Siguen al pie de la letra lo indicado por el Evangelio "Tu
ojo es la lámpara. Si tu ojo está limpio toda tu persona aprovecha la luz. Pero si es borroso toda tu
persona estará en confusión".
La Nariz
Órgano olfativo e inicio de las vías respiratorias, en los iconos se le representa muy aguda y alargada,
casi como un filamento que une los ojos con la boca. Es pintada de esa manera para impedir el paso a
las fragancias del mundo material y poder captar solamente el olor de lo sagrado, sirviendo de
conducto al hálito del espíritu que debe inundar todo el ser del personaje representado en el icono.
La Boca
Algunos filósofos griegos afirmaban que la boca es la parte mas sensual de cuerpo. En ella radica el
sentido del gusto, que permite saborear los mas sofisticados platillos y rechazar aquellos otros que
causen malestar. De ella brotan las palabras que alaban o insultan. Con ella se otorga una de las
caricias más apreciadas por el ser humano, el beso.
Los iconógrafos la anulan como órgano sensorial, pintándola extremadamente fina, casi como una
línea con dos pequeños triángulos que simulan ser labios. Permanecerá invariablemente cerrada,
porque la verdadera oración se hace en silencio. Zacarías, en el Antiguo Testamento expresa: "Que todo
se calle ante Yahvé ".
En un icono ruso conocido como "San Juan en silencio", aparece el Apóstol con los dedos de una de
sus manos sobre la boca, con la otra sostiene el libro de los Evangelios; mientras un ángel le comunica
al oído, aunque sus labios permanezcan cerrados, un mensaje, su pequeña mano así lo advierte. Toda
esta complicada simbología explica la frase de Zacarías.

San Jorge, Constantinopla, Siglo XV.


La oreja.
Las orejas, de las que se dice que es la única parte del cuerpo humano que nunca deja de crecer. En las
figuras de los iconos son representadas de dos diferentes maneras: Extraordinariamente
grandes, particularmente en las imágenes de algunos santos, para indicar que estos personajes están
atentos a escuchar el llamado divino. En la mayoría de los casos son casi invisibles, pues solamente el
lóbulo no está cubierto por el manto o por la masa del pelo. De esa manera que la imagen permanece
ajena a los ruidos del mundo y solamente atiende a las voces de su interior.
El Mentón
Se le representa fuerte y enérgico, aún en las figuras femeninas. En las masculinas se adivina detrás de
una gran barba. Queriendo expresar con lo anterior la fuerza de espíritu.
El Cuello
Es la unión de la cabeza con el resto del cuerpo. La iconografía lo representa muy alargado pues es el
medio por el cual el cuerpo recibe el aliento vivificador del Espíritu.

La Anunciación. Constantinopla, siglo XIV. La resurrección de Lázaro, por el griego Byzagios,


Siglo XV.

El Cuerpo Humano
En los iconos, todos los cuerpos son representados altos y delgados, desprovistos de todo volumen, el
que les es proporcionado por los amplios ropajes que ocultan cualquier apariencia sexual .
La delgadez del cuerpo indica la superioridad del espíritu sobre la carne, a la vez que acentúan su
renuncia a las cosas materiales y a todos los asuntos terrenales.
Una de las críticas mas comunes a este estilo pictórico es la inmovilidad de las imágenes. Lo anterior
denota la ignorancia sobre la iconografía bizantina, pues con la ausencia de ademanes que denoten
alguna acción, se simboliza a la "Hagia Irene" es decir la Santa Paz. Los movimientos bruscos expresan
lo contrario es decir el estado pecaminoso del hombre. Ninguna sombra es proyectada por esos cuerpos
hieráticos, no solamente porque el icono está inmerso en la luz, sino que para Dios no hay sombras ni
lugares ocultos.
Brazos y Manos
Los brazos, generalmente aparecen cubiertos por el manto, la túnica o las vestiduras
litúrgicas hasta más abajo de las muñecas. Solamente en el icono de la "Natividad de la Virgen",
aparecen dos figuras femeninas con los brazos descubiertos y sin ningún tocado, indicando que estas
mujeres están al servicio del la figura principal del icono.
De la bocamanga surgen las manos, dependiendo de la posición de estas o de sus dedos será su
significado. Los dedos siempre serán sumamente largos y delgados, que simulan ser los cables
conductores de la energía espiritual. En ellos también radica el poder, pues con el dedo índice
señalamos, indicamos, ordenamos.
En el icono de la "Virgen de la Pasión" o "Virgen del Perpetuo Socorro" como es conocida en
Occidente, los dedos de su mano izquierda aparecen juntos y señalando al Niño. Esa alargada mano
representa el "Camino" pues señala hacia Cristo Niño, manifestando de esa manera las palabras del
Evangelio "Yo soy el Camino la Verdad y la Vida". De su mano derecha solamente, se pueden observar
cuatro dedos que están colocados con sus puntas hacia arriba, como señalando también al Niño, lo
anterior indica que lo escrito en los Cuatro Evangelios son su Palabra. En otros iconos de la Teothokos
pueden apreciarse los mismos símbolos.
Cuando las manos aparecen mostrando sus palmas simboliza una súplica, una oración. Cuando un
mendigo nos solicita una ayuda siempre lo hará mostrando la palma de su mano extendida. En el
icono de la "Deesis" o "Súplica" aparecen, tanto la Virgen como San Juan Bautista (El Precursor) con
sus manos en esa posición.

Las manos del


"Pantocrátor" son las mas
expresivas.
En los dedos de la
mano que se ve en la
figura de la derecha podrá
leerse lo siguiente: IC
XC que es el anagrama del
nombre de Cristo.
Esta mano tiene también
una segunda lectura, tres
dedos juntos simbolizan la
Trinidad y los dos
restantes expresan que El
es la Segunda persona de
esa Trinidad. >(1 Dios
Padre, 2 Dios Hijo, 3 Dios
Espíritu Santo).

El Paisaje
En las pinturas de tradición bizantina el campo y las montañas se ven reducidos a simples
decoraciones localizadas en un plano secundario, no están sujetas a ninguna proporción con las
imágenes centrales. Las montañas, casi siempre desprovistas de vegetación, semejan una acumulación
desordenada de rocas que desafían a la gravedad. Los árboles y arbustos son pequeños y de escaso
follaje. Las casa y edificios no mantienen ninguna escala con el resto de la pintura y sus puertas y
ventanas están localizadas sin ningún concierto. Los interiores, generalmente, están señalados como si
fueran cortinajes decorados con diversos dibujos. Todo lo anterior simboliza que las cosas terrenales
no tienen ningún orden ni concierto y que, por lo tanto, son perecederas.
En todos los iconos los nombres de los personajes que en ellos aparecen, se encuentran escritos en
caracteres griegos o cirílicos según su lugar de procedencia, sobre el fondo dorado y a los costados de
las imágenes. Lo que bien puede ser una reiteración de la costumbre romana que los primeros
cristianos adoptaron. De acuerdo a la iconografía, el nombre activa la presencia del personaje y le
confiere un significado sagrado.
La imagen de Cristo siempre estará acompañada por las letras IC XC que es la abreviatura de su
nombre. Al nimbo del Pantocrátor se le deben incluir las letras griegas O W N que son las iniciales de la
frase "Yo Soy el que Soy". Cuando se trata de la figura de Virgen se le adjuntan las letras MP OY, las
que advierten que es la "Madre de Dios".
Como puede advertirse, los iconos dejan de ser una obra pictórica para convertirse en un objeto
litúrgico, pues su significado va más allá de lo que la vista puede advertir. Su profunda simbología está
sustentada por textos tomados de las Sagradas Escrituras, que los iconógrafos interpretaban al pie de
la letra, siguiendo los manuales que para ellos escribieron los Padres de la Iglesia.
San Procopio, San Demetrio y San Reunión de los Apóstoles, adelante están
Nestor, Siglo XI. Pedro, Santiago, Juan y Mateo. Alrededor del
año 1300.
ARTE BIZANTINO
LA PRIMERA EPOCA
El arte bizantino en los primeros siglos.

El arte es una expresión del hombre en sociedad. Es un medio de comunicación


que refiere sucesos e ideologías, comunicando al hombre con el hombre, en un
mismo tiempo y espacio o a través del tiempo y el espacio. Pero el arte
también puede comunicar al hombre con aquello en lo que cree.
En este sentido, el hombre que lo crea, no lo considera arte, sino objeto de
culto y veneración. Así deben entenderse la mayoría de las representaciones
del arte bizantino. Los motivos religiosos permeaban todo el arte en Bizancio.
Estaban dentro de los templos en las paredes o como objeto específico del culto
a través de estatuas o también como pequeños y portátiles objetos de
veneración a los que se les conoce con el nombre de Iconos.
Detalle Políptico Barberini. S
VI.
En general, existen tres tipos de imágenes cristianas: la imagen de culto, la imagen descriptivo -
narrativa y la imagen de devoción. Las imágenes de culto son aquellas a través de las cuales la
divinidad se personaliza en el mundo, son únicas, pertenecen al ámbito de las apariciones y los
milagros y ocupan lugares preponderantes en los santuarios que generalmente están dedicados a estas
imágenes.

Las descriptivo - narrativas, transmiten un mensaje relacionado con la doctrina, con la historia
sagrada, con la teología y con los dogmas de la fe cristiana. Las de devoción representan también a la
divinidad pero generalmente son reproducciones de las imágenes de culto o de personajes asociados a
la devoción católica como santos, diferentes advocaciones de la virgen o las personas de la santísima
trinidad y pertenecen al ámbito personal. El arte de Bizancio que se conserva, pertenece en su mayoría
a las imágenes descriptivo - narrativas y a las imágenes de devoción, aunque también se conservan
imágenes de emperadores.

Es del arte Bizantino de donde surgen modelos para toda la Edad Media. Entre otras cosas, se
representa en Bizancio por primera vez a la corte angelical. El arte Bizantino dentro de los templos,
fue realmente una teología en imagen, ya fuera en pintura o en mosaico y se convirtió en un
maravilloso espectáculo para impresionar el alma. La imagen Bizantina fue la prolongación del dogma,
y el desarrollo de la doctrina en el arte Bizantino tenía carácter de libro sagrado de amena lectura. Se
ha dado por categorizar al arte Bizantino en tres "edades de oro", independientes de la época
"iconoclasta" del siglo VIII en la que un grupos de personas se oponían a la existencia de cualquier tipo
de imagen religiosa. La pugna entre iconódulos (a favor de las imágenes) e iconoclastas (destructores
de imágenes) dio como resultado que en el año 754, todo el arte fuera prohibido en la iglesia oriental.
Sin embargo, esta limitación fue de corta duración y ya para el siglo IX, el arte volvía a estar presente
como instrumento de catequización y vehículo de devoción.

En la primera etapa del arte Bizantino (siglo VI), los temas iconográficos son: Cristológicos y
mariológicos que recorren la vida, pasión y muerte de Cristo y la vida de la Virgen María.

El tema fundamental era la "deesis" o sea, la representación del padre eterno o Cristo acompañados de
la Virgen y San Juan. También se representan vírgenes con el niño de frente, con los ojos agrandados y
dolorosos. Los temas teológicos y las escenas bíblicas, se representan de forma hierática y están
realizados con fines didácticos. También se representa a los emperadores de manera realista.

SEGUNDA EDAD DE ORO


El arte bizantino en los siglos IX, X, XI y XII

La que se ha denominado segunda edad de oro en el arte Bizantino, tuvo


lugar entre los siglos IX y XII y tiene las siguientes características:
Paredes y cúpulas de iglesias completamente decoradas con escenas del
nuevo y viejo testamento, aunque predominan aquellas que pertenecen a
los evangelios.
Nace en esta época la figura del Cristo Pantocrator o todopoderoso
bendiciendo y con el libro en la mano que dice: yo soy la luz del mundo.
El pantocrator aparece rodeado de una corte de ángeles, en el ábside de
la iglesia y los demás temas se distribuyen a partir de ahí, según su
importancia para la doctrina de la iglesia.
Las escenas bíblicas se representaban en orden para facilitar su
aprendizaje. Se mostraban también imágenes de los santos y dl juicio
final.
Mosaico de Hosios Loukas, siglo XI En las bóvedas solía representarse a los profetas rodeando a Dios Padre.
Fue en este tiempo, cuando se precisaron las formas de representación de las imágenes religiosas, el
orden de las composiciones y el lugar que cada personaje tendría en las escenas. De los evangelios
apócrifos se tomaron algunas forma de representar a la virgen y se estabilizaron los tipos iconográficos
de los profetas, los apóstoles y los doctores de la iglesia que existían hasta ese momento.

FUENTE:

http://www.imperiobizantino.com, “Bizancio!!”, escrito por Rolando Castillo, recuperado el 20-10-


2008, en la que se incluyen colaboraciones de Manuel Vega y Nora Ricalde.

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