Catalguese a gusto del consumidor, continuaba maquetando y
editando por el simple placer de hacerlo. Se sentaba e iba recogiendo el pasado y el presente de su cronologa, entremezclndolo todo y dejndose llevar. Sumergido entre la duda de la importancia en referencia al continente y el contenido, a la venta o a la distribucin gratuita de su vstago de papel, a la difusin y verdadera acogida de interesados reales, a la publicidad, a los nombres (tantos y tantos ya), a la personalidad perdida, a la reafirmacin del YO mediante la edicin... La esencia de la verdad era muy simple: No haba que preguntarse nada ni deba importar el contenido. Solo haba que dejarse arrastrar por La Cronologa, ir exponiendo esto cclicamente, reseando el mundo propio y el que le rodeaba una y otra vez sin parar... Maquetar, hacer, editar y crear, sumergindose en un dadasmo insano que pudiera quiz curar la incoherencia y el anacronismo de un espritu fsico en esta poca de absorcin virtual de la mismsima realidad.
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