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Archivos del Arcanum:

El Kelpie y otros caballos de agua

Según el folclore de los países de habla gaélica, seres malignos con


forma equina habitan bajo las aguas de ríos, lagos y mares. Son
carnívoros y voraces, y cuando sienten hambre emergen de las
profundidades para acechar al ganado y a los seres humanos.

Su aspecto resulta idéntico al de un inofensivo


caballo, semejanza que aprovechan para engañar a los incautos que
se acercan por la noche a las riberas. Quien monta en su lomo no
vuelve a bajar con vida, pues entonces estas criaturas se arrojan al
agua velozmente, arrastrando consigo al sorprendido jinete, quien
es devorado vivo si no tiene la suerte de ahogarse antes.

Cada zona posee su propia variante o subespecie. En la Isla de


Man mora el cabyll-ushtey; en Escocia el kelpie y el each uisge,
todos con sus peculiaridades propias. Así, por ejemplo, los cabyll-
ushtey presentan un color gris pálido, mientras que los kelpie son
negros o amarillos y a los each uisge se les suele describir con el
pelo brillante.

Por otro lado, las dos primeras variantes tienen su hábitat en


los ríos, mientras que la tercera prefiere los lagos y el mar.
Curiosamente, se dice que los kelpie aúllan y gimen antes de las
tormentas y que a los each uisge no les gustan los riñones de sus
víctimas, único resto que unos días después del ataque aparece
flotando en la orilla.

Pero, a pesar de estas diferencias, son todos igual de


peligrosos, arremeten contra el ganado con parecida ferocidad y
utilizan la misma treta para cazar humanos desprevenidos.

Cabe preguntarse si su forma de caballo no es más que un


disfraz para atrapar a sus presas, hipótesis a la que apunta el hecho
de que en algunas narraciones puedan adoptar también el aspecto de
un hombre tosco e hirsuto (y los each uisge además el de un ave
gigantesca). ¿Distintas pieles para un monstruo aun más horrible?
En una de las historias habitualmente citadas acerca del cabyll-
ushtey, se le describe simplemente como “una cosa monstruosa” que
surge del río y descuartiza a un becerro.

Otra narración nos habla de un each uisge que en


Raasay (Escocia) devoró a la hija de un herrero.
Decidido a acabar con el monstruo, el herrero convocó
a su hijo y ambos acamparon junto al lago que
frecuentaba el caballo diabólico. Por la noche,
forjaron unos grandes garfios que dejaron al calor
del fuego. Después sacrificaron una oveja y la colocaron en la
orilla como carnaza.

Mientras montaban guardia,


un caballo feo y peludo emergió
del agua rodeado por una bruma
hirviente, salió a tierra y se
acercó al cadáver de la oveja.
Padre e hijo aprovecharon aquel
momento para clavarle los garfios
hasta matarlo. A la mañana
siguiente, los restos de la bestia
se habían convertido en una masa
gelatinosa sin forma.

Algunas leyendas afirman


que es posible someter al kelpie
a la voluntad de uno si se
sustituye su brida mágica por una humana. Eso dicen que hizo
Graham de Morphie, quien utilizó al caballo sobrenatural para
construir su nuevo castillo. Una vez terminada la
fortaleza, lo libero quitándole la brida, pero entonces el kelpie lo
maldijo a él y a todos sus descendientes, y desde entonces éstos no
tuvieron más que desgracias.

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