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Entre La Espada y La Pared. Ana Mercedes Vivas.
Entre La Espada y La Pared. Ana Mercedes Vivas.
Entre La Espada y La Pared. Ana Mercedes Vivas.
Poetas
del Nuevo Milenio
ENTRE LA ESPADA Y LA PARED
© Ana Mercedes Vivas
anamercedes.vivas@gmail.com
ISBN 978-958-8416-09-0
Primera Edición
Agosto de 2009
Corrección de textos:
Maruja Vieira
Académica de la Lengua
vieiramaruja@hotmail.com
Obra de portada:
Grabado del maestro Pedro Villalba
www.bosqueprimario.com
Fotografía contraportada:
Javier Narváez
jnarvaezestrada@gmail.com
Informes de distribución:
Comunicaciones Vivas
administrativa@comunicacionesvivas.com
Teléfonos: 3470039-3470749
Impresión:
Editorial Códice Ltda.
Bogotá - Colombia
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
ÍNDICE
Y Ana Mercedes nos habla de Manuel Cepeda: Pero estás ahí / con
tu fotografía / de víctima reciente, / con tu cabeza amiga / de héroe
7
fatigado / como uno más, / como otros tantos / ya que no podemos
/ esperar que seas / el último caído de esta guerra. Mientras que
Neruda se despide de Joaquín Cifuentes Sepúlveda …que parte,
/ precipitándose en las aguas, en ciertas aguas, en cierto / océano.
Es el contraste de dos muertes de seres sensibles, pero en el caso
del poeta chileno, la de su amigo no ha sido una muerte causada
por la violencia, mientras que en el de Ana Mercedes otra es la
historia.
8
En Las voces del río la poeta escucha los secretos a voces / de la
guerra… / donde: Un niño busca / entre las flores / un retazo de
infancia / lo enreda / en el palo del fusil / lo echa a volar / cuando
dispara / mariposa de fuego, / su única cometa. Neruda se queja:
¡ Ay! qué continuo país cerrado, / neutral, en la zona de fuego, /
inmóvil, en el giro terrible, / seco en la humedad de las cosas.
9
su poema Carrera: Me siento extraña, / el galope de mis venas
/ no tiene riendas; / el jinete / cayó de la montura / hace varios
caminos.
10
sido igual . / Tendría por lo menos / tu recuerdo. // Esta tarde, /
en el hueco de tus manos / -que no encuentro- / voy tejiendo tu
ausencia / con preguntas.
Bogotá, 2009
11
“¡Oh Señor del lejano horizonte!
dadnos ojos capaces de ver,
más allá del ocaso y del monte,
la belleza que está por nacer…”
CALLE 93 CARRERA 15
15 de abril de 1993
Las sirenas
de las ambulancias
gritan la enfermedad
que nos desahucia.
El helicóptero
es un pájaro sin alas,
¿quién se las cortaría?
Les rompe a las nubes
su aire de niñas buenas,
nos taladra los oídos.
15
Polvo, humo, arena,
sangre,
la fórmula perfecta
para el miedo.
Tenemos frío,
“ Cordialmente…”
mucho frío.
16
Entre la espada y la pared
LA PARED
Es viernes,
estoy frente al vértice
de la pared,
en el ángulo perfecto
de mi semana intachable,
eficiente…
La tarde
se desliza redonda
como la piel
de una manzana
y me mira
con sus ojos de gata
profundamente azules.
17
Ana Mercedes Vivas
El TAPIZ DE PENÉLOPE
Esta vez
no voy a esperarte
como entonces.
No voy a tejer
ni a destejer
el asombro posible
de encontrarte.
Mi vocación de Penélope
se agotó
en tus silencios.
Ni ovejas quedan
para cardar los hilos
que tejan
tu reiterado miedo
de volver a casa.
Nadie se ha preguntado
cuál era el dibujo
que trenzaba
Penélope
en su tela.
18
Entre la espada y la pared
MANUEL
A Manuel Cepeda Vargas
9 de agosto de 1994
19
Pienso en tus palabras de paz,
en tu metáfora tierna
sobre mi gata de colores
y me hundo en el lago
que me arrastra por dentro
en cataratas de preguntas.
Llego al fondo.
Sobre su arena blanca
se alza una iglesia de cristal;
entre sus paredes
transparentes, Manuel,
rezo.
20
Entre la espada y la pared
VUELTA
Erguida aún
por el viento del Pacífico
atravieso más rápido
la calle.
Regreso
ordenando los afectos,
las manos amigas,
las palabras seguras,
necesarias.
El golpe al corazón
del recuerdo imaginado
de mi padre.
21
Ana Mercedes Vivas
22
Entre la espada y la pared
VIENTO DE AGOSTO
Es agosto
y un viento de cometas
me eleva
por encima de los árboles.
Tira de la cuerda
tan fuerte
que me rompe y me rasga
los colores y el vuelo.
23
Ana Mercedes Vivas
La misma arboleda,
las mismas rayas blancas
de la esquina,
levemente borradas.
La montaña,
el ruido de los carros.
El semáforo
enciende la luz verde,
como un loto que abre
lentamente sus pétalos
sobre el agua del charco.
Como a un abismo
salto.
24
Entre la espada y la pared
RESISTENCIA CIVIL
Coconuco, 31 de diciembre de 2001
Un muchacho
con una bandera blanca
-como una mariposa-
corre por la calle del pueblo
y canta.
Un rostro
como su propio rostro
lo advierte entre la sombra
y le dispara.
Los helicópteros
se enredan en los campanarios.
Sobre el cielo
de esta noche de año viejo
un pájaro de fuego
-el corazón del muchacho-
se lleva entre sus alas
nuestro último aliento.
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Ana Mercedes Vivas
PRISIÓN
A Wole Soyinka
Temía tanto
como a la muerte
que llegara la paloma
a reclamar su pluma.
26
Entre la espada y la pared
ESTACIÓN DE MARIPOSAS
No olvides el alfiler,
estaré quieta allí,
en la colección,
te lo prometo.
27
Ana Mercedes Vivas
BOJAYÁ
2 de mayo de 2002
28
Entre la espada y la pared
CUBA
29
Ana Mercedes Vivas
Como en el Ganges
“crece la audiencia”,
pero no hay un Nirvana
esperándonos.
30
Tenemos miedo
por nuestra carne,
por la del otro,
el que encontraron
al borde de la carretera.
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Ana Mercedes Vivas
RAÍZ DE AGUA
“…la lucha es de igual a igual contra uno mismo,
y eso es ganarla…”, Adrián Abozinio
Este incendio
-del que nadie se percata-
calcina las estancias
de mi cuerpo
y como el loto
se prende
a la raíz del agua.
Nadie ve
su obstinado corazón
contra corriente;
nadie advierte
su lento cabalgar
hacia el abismo.
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Entre la espada y la pared
INVENTOS
Quiero la Luna
sin nave
sin puente de mando.
Quiero mi sueño
contigo
sin inventos.
33
Ana Mercedes Vivas
El viento ocupará
su lugar
y explicará su ausencia.
34
Entre la espada y la pared
A esta hora,
mientras tomo el café de la mañana
y el periódico se abre
como un abismo de papel,
estoy segura de que
a pesar de las “drásticas medidas”
no hay sol
ni aire
ni luz
en esta tierra
culpable de silencio.
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Ana Mercedes Vivas
DESPEJANDO LA INCÓGNITA
36
Entre la espada y la pared
Me dicen
que allá arriba,
donde todo es niebla,
bosque y montaña,
hay hombres despiertos
día y noche
y que en las sombras
duerme únicamente
el miedo.
Un niño busca
entre las flores
un retazo de infancia,
lo enreda
en el palo del fusil,
lo echa a volar
cuando dispara,
-mariposa de fuego-
su única cometa.
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Ana Mercedes Vivas
ESCRIBIR
38
Entre la espada y la pared
MINUTO DE SILENCIO
Londres, julio de 2005
Hoy el silencio es
el mapa del mundo.
Pero a nosotros
las palabras nos mandan
señales,
como barcos encallados
antes de arribar
a puertos más seguros.
Es necesario
que nos salven
del naufragio.
Es urgente decirnos
las frases más intensas,
las más dulces,
-podrían ser las últimas-.
El Big Ben
como un cíclope triste
marca la hora:
son las doce
y el tiempo se detiene
en el latir de un corazón.
39
Ana Mercedes Vivas
ZAPATO DE MARCA
A Juan José Millás
Debería ser
un zapato juguetón,
porque viene de su infancia
y enseñarme a ganar siempre
en la rayuela,
el cielo.
Pero no,
el zapato sólo repite:
“made in” ,“made in”,
quién sabe dónde,
de qué manos pequeñas.
40
Entre la espada y la pared
MAREA BAJA
“Todo en ti fue naufragio…”,
Pablo Neruda
Te veo llegar,
náufrago sin vela.
El galeón
se equivocó de puerto.
Y yo,
la de las manos llenas
de brújulas y mapas,
nada puedo hacer.
Sólo mirarte
como un pedazo
de madera en la playa,
después de la marea baja.
Precisa, quieta,
silenciosa…
como si no
te hubiera visto,
como si no pasara nada.
41
Para que no me delaten
las palabras,
para que nadie
se dé cuenta
de que pierdo
mi rumbo
en tu mirada.
42
Entre la espada y la pared
CARRERA
Me siento extraña,
el galope de mis venas
no tiene riendas;
el jinete
cayó de la montura
hace varios caminos.
43
Ana Mercedes Vivas
ÚLTIMO VIAJE
Junio 18 de 2007
“Pues Aquiles no es insensato,
ni temerario, ni perverso
y tendrá buen cuidado
de respetar a un suplicante”,
La Ilíada
Es tarde.
Habrá redención
para ellos,
pero no para nosotros.
Ya no tienen párpados
Ya no tienen ojos…
Once errantes
en las sombras
de esta guerra,
cruel y larga
como la de Troya
pero más despiadada.
44
Sin héroes
ni semidioses,
sin mensajeros divinos
que conviertan
nuestro terror en canto.
Sólo
hijos y viudas suplicantes,
reyes tristes
y este incendio
que anuncia
más piras funerarias.
45
Ana Mercedes Vivas
COMIENZO
Es martes,
el día
parece detenerse
frente a la puerta.
El periódico no llega,
la empleada
no da vuelta a la llave.
El reloj
sigue su marcha.
Yo me rehúso
a mirar las manecillas.
La jornada
se tiende a la orilla
de mi cama, como la vela
de un barco listo para zarpar.
46
Entre la espada y la pared
Fueron bautizados
Juan, Roberto, Tomás.
Encontraron
una tumba blanca
en un cementerio pequeñito
con flores.
47
Hoy cada uno tiene dos historias:
la que tejieron sus nuevos
deudos,
y la verdadera,
la que buscan sus parientes.
Un pájaro en vuelo
cruza el río,
atraviesa el cementerio
y canta sus nombres
para siempre.
48
Entre la espada y la pared
ANIVERSARIO
Si las campanas
tocaron a rebato
sobre las plazas blancas
de Granada
y despertaron
a tu tierno corazón
en el barranco de Viznar,
haciéndolo latir
en cada uno de nosotros.
¿Desgranó la fuente
su lamento de agua
entre las piedras,
como si quisiera llenar
el aire con preguntas?
49
Ana Mercedes Vivas
El periódico dice
que te rindieron
todos los homenajes
y que han descubierto,
quizás,
al pariente cercano
que planeó tu muerte.
Yo, Federico,
te cuento, humildemente,
que esta mañana salimos
contigo, de paseo.
Fuimos al mercado
y compramos fruta fresca;
conversamos con
los tenderos del abasto,
y bajo este sol
que no es tu sol
y donde el verde
te quiere verde
de verdad
pensamos en ti.
Sin fuente
para nuestras lágrimas,
sin ministros
ni campanarios blancos.
50
Sólo en ti Federico,
en el miedo del disparo
en la nuca,
que no importa
de dónde venga
es el mismo miedo.
En la caída,tu caída
y la de tantos
que
como hace 70 años
allá
caen en este suelo,
que no es tu suelo
pero donde todo se repite.
Aquí, hoy.
Federico.
51
Ana Mercedes Vivas
MANIOBRA
Recoger la vela,
guardar el astrolabio
y poner a secar la ropa
y los zapatos
bajo un mismo sol,
en tierra firme.
52
Entre la espada y la pared
AGOSTO EN CALI
Me gusta el ondear
de las banderas
en las ventanas del barrio,
porque reparten,
sin mirar a quién,
sus franjas de colores.
Y la sombra de tu sombra
en esta ciudad nuestra.
53
Ana Mercedes Vivas
EL MAGO
A Juan Tamariz
Un niño mira
detrás de los cristales
al mago que entretiene
las horas de otros niños.
Pegado a la ventana
indaga cómo fue,
cómo lo hizo,
de dónde sacó el as,
la moneda y el anillo.
54
¿Las horas son los trucos
de la luna y el sol
para encontrarse?
Cae la tarde
y pasan por el lado del niño
los centauros errantes.
Un caballo de mar
se asoma entre la espuma
y el niño se nos vuelve
jinete por la magia,
mientras la noche saca
de su sombrero negro
todas sus estrellas
y sus naipes.
55
Ana Mercedes Vivas
A LA DERIVA
Nos dejaste
en esta ciudad alta
sin montañas,
en este puerto
que ha visto naufragar
todos sus barcos.
Perdidos buscamos
en los jardines
la rosa de los vientos
y lanzamos códigos de alerta
que sólo ven
los ángeles.
Desde mi corazón,
barca a la deriva,
te busco.
56
Entre la espada y la pared
SUBRAYADO
A Maruja Vieira
Me llevarás de la mano
por los textos
rayados con tu lapicera
roja.
Precisa y decidida
en gustos y pasiones,
el trazo me abrirá
el jardín
del Palacio de las Dueñas
de Machado
y el verso continente
de Neruda.
Como un hilo
del que penderá
todo el amor
me atarán a tu recuerdo
las palabras.
57
Ana Mercedes Vivas
¿Me mirarías
con ojos transparentes
de aldeas y de infancia?
Esta tarde,
en el hueco de tus manos
-que no encuentro-
voy tejiendo tu ausencia
con preguntas.
58
Entre la espada y la pared
MARIPOSA
A Juana Osorio Vieira
Cuando veamos
una mariposa
pensaremos en ti,
en tu risa de niña,
en esa levedad
con la que pasas,
imperceptible,
por encima de las cosas,
como en vuelo.
59
Ana Mercedes Vivas
60
Por cada carta
la abuela enviaba
como respuesta
al remitente
un pañuelo nuevo,
sello postal de amor
que no comprendimos jamás.
61
Ana Mercedes Vivas
FRANCISCA
Era un nombre
de estrellas y montañas.
Lo perdí aquel día
cuando perdimos todo
en Cajamarca.
Aquella mañana,
tomadas de la mano,
las mujeres del Imperio cantamos.
Primero en un susurro muy quedo,
luego
hasta alcanzar un grito
que atravesó los caminos de piedra
del Tahuantinsuyo.
Bailamos…
-ella también baila-
62
Mi hermano, cuarto de oro
mirada de oro
muerte de oro
no entendió
la palabra del nuevo Dios
de sangre y de ceniza.
Traicionado, asesinado…
63
Este libro se terminó de imprimir
en el mes de agosto de 2009
en los talleres gráficos de
Editorial Códice Ltda.