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Aguayo Contando Cruces 260111
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El laberinto
Sergio Aguayo Quezada Reforma
saguayo@colmex.mx 16 de febrero de 2011
Los arrebatos de decencia son frenados por una serie de inercias permitidas por
instituciones débiles. Quien quiera tener éxito o simplemente sobrevivir es presionado
para sumarse a la corrupción, el cinismo y la prepotencia que son los rasgos que
distinguen la operación diaria de buena parte de la institucionalidad pública y privada.
Hay el convencimiento de que los ascensos en el trabajo vienen, sobre todo, de la
relación que se tenga con los jefes sin que importen demasiado las capacidades o los
esfuerzos. De ahí nace la cascada de refranes: "vivir fuera del presupuesto es vivir en el
error", "es el año de Hidalgo", "la que quiera azul celeste que se acueste", etcétera.
Las sociedades tardan en reaccionar pero lo hacen. Hace una década Vicente Fox inició
su peregrinar hacia la capitulación ética. Fue un golpe brutal para quienes creíamos que
con la alternancia y el federalismo florecerían los valores cívicos. El impacto ha ido
superándose y van surgiendo las iniciativas y los acuerdos tras agendas precisas. Es el
caso de la Coalición Ciudadana por la Educación: Muévete por la educación
(www.porlaeducacion.org.mx), que coordina Tere Lanzagorta para combatir el
corporativismo maligno de Elba Esther Gordillo; o la movilización a favor de las
candidaturas independientes promovida desde Nuevo León por Evolución Mexicana,
organización encabezada por Lorenia Canavati y Tatiana Clouthier.
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Me uní porque es urgente una convergencia para tener más posibilidades de ser
escuchados por quienes gobiernan. Coincidir no significa claudicar en los esfuerzos que
cada quien realiza. Es, por otro lado, un esfuerzo por encontrar vías de escape al
laberinto en el cual deambulan y languidecen los valores democráticos de México.
La Miscelánea
Se desinfló el compromiso con los consumidores del senador priista Jesús Murillo
Karam. De activo promotor de las acciones colectivas se transformó en padrino de una
ley reglamentaria que favorece a las grandes empresas. Que la sociedad tenga
instrumentos mínimos para defenderse de los depredadores depende ahora de que los
diputados corrijan el adefesio aprobado por el Senado.
www.sergioaguayo.org
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