ongoanb vanjoaayy A soppy
Gauvad vung 2890p
soiaopeg veuoses
1aza EG
José Alcina Franch Mitos y literatura quechua
(lt UD) sekeus so] vx GeeT ED)
igiamig “s0p220pf 0 taowaad
euo} pes & msosk at WSo0d uy soso 5
¥ sayuypuaodssi03 “enijgon opuanur jo wan
1 sp sensonus swsioup vago wi9 to oUN= HONVALL
YNIDTY a80f ods 959 v9 niDq ep wRBIpE
‘nua}9909 ¥ 3p oatdgan yeapr fo vo osnso.U09
‘ys “2quauivsou0gia apandto & eayessenron
2 emyoanb panya> a opens fetUojo> eos uo $2
20g seam
enb ‘VAHOIND VUALVYALT & SOLUN
swonspaigesv9 seul sv1go Se] 280994 uauinjoA “JpGimiente, doliente, corazén herido,
‘palmas.
paloma amante no da su set
j amado?
APU INCA ATAWALLPAMAN
2Qué sr0o iris es este negro arco itis
que se alza? é delirante ¢ inquicto venado salvaje
Para el enemigo del Cuzco hottible flecha see wtinte no obedece?
gue amenece.
Por doquier granizada siniestra ‘Légrimas de sangre arrancadas, arrancadas
golpea. Br de su alegrias
Eijespejo vertiente de sus légrimas
ppreteatad su cadaver!
Bafiad, todos, en gran teraura
f wuestro regn79.
“Con sus multiples, poderosas manos,
los acaticiados;
Be con las alas de su corazdn,
Jos protegidos;
Mi coraxin_ presentia
a cada instante,
ain cn mis suefios, asaltindome,
en el letargo,
a la mosca szul anunciadora de le muerte;
dolor inacabable.
E] sol vuélvese amarillo, anochece,
misteriosamente;, icada tela di .
amottaja a Atahualpa, su cadaver Poon se Heada tela de su pecho
su nombre; :
daman ahora,
con la doliente voz de las viudas tristes.
Las nobles escogidas se han inclinado, juntas,
todas de luto.
EI Fillaj Umu se ha vestido de su manto
para el sacrificio.
muerte del Inca reduce
al tiempo que data una pestafiada.
Su amada cabeza ya In envuelve
al hottendo enemigo;
y un rio de sangre camina, se extiende,
en dos corrientes,
&° Todos los hombres han desfilado
Sus dientes crujidores ya estéa mordiendo a sus tumbas.
la barbura triste; : . ;
se han vuelto de plomo sus ojos que eran como el sol, Mortalmente sufre su tristeza delirante,
ojos de Inca, ” Ta Madre Reina;
tos rios de sus légrimas saltan
Se ha helado ya el gran coraz6n al amarillo cadaver.
de Atchuala, Su rostzo esté yerto, inmévil,
Uanto de les hombres de las Cuatro Regiones ¥ su boca (dice)
shogéndole. 85 Kuatto Regiones azA dénde te fuiste, perdiéndote
de mis ojos,
Las nubes de Jos cielos han bajado abandonando este mundo
‘ennegreciéndose; en mi duelo,
Ja madre Luna, transida, coa el rostto enfermo, cternamente desgarrindote
empequeiiece. de mi corazén?»
Y¥ todo y todos se esconden, desaparecen,
padeciendo, Enriquecide con el oro del rescate
La tierra se nice me erate
, Lagi se niege sepular Su horrible cora26n por el poder devorado;
empujéndose unos a otros,
como si se avergonzara del caddver con ansias cada vez, cada vex més oscur:
de quien la ams, fiera enfuresida, *
Spine si temiera a su adalid Les diste cuanto pidieron, los colmaste;
te asesinaron, sin embargo,
Y Ios precipicios de rocas tiemblan pot su amo,
canciones fiinebres entonando,
— el tio brama con el poder de su dolor,
so caudal levantando.
ra deseos hasta donde clamaron los henchiste
Y muciendo en Cajamarca
te extinguiste.
MM Las lagrimas en rortentes, juntas,
se Se ha acabado ya en tus venas
2Qué hombre no caerd en el Hlanto 4a gangres
Jumbo se ha apagado en tus ojos
2QUE hijo no ha de existit J
para su padre? en el fondo de la mds intensa estrella ha cafdo
- — . tm mirar.Gime, sufre, camina, vuela enloquecida,
tu alma, paloma amada;
delirante, delirante, llora, padece
tu corazén amado.
Con el martirio de la separacién infinita
el corazén se rompe.
El limpido, resplandeciente trono de oro,
y tu cuna;
los vasos de oro, todo,
se tepartieron.
Bajo extraiio impetio, aglomerados los martirios,
y destruidos;
perplejos, extraviados, negada la memoria,
jfgolos;
[vere la sombra que protege;
Horamos;
} gin tener a quién o a dénde volver,
estamos delirando.
f
5
eSoportaré tu corazén,
«Inca,
‘ nuestra errabunda vida
dispersada,
+ por el peligro sin cuento cercada, en manos ajenas,
| pisoteada?
Tus ojos que como flechas de ventura herfan
. dbrelos;
» tus magnénimas manos,
extiéndelas;
y con esa visién fortalecidos,
despidenos.
(Copiado por J. M. B. Farfén, de la
recopilacién de Cosme Ticona, en Pisac
y Calea, Cuzco; traducido por J. M. A.)
(Poesia y prosa quechwa, Seleccién de
Francisco Carrtcro, Lima, 1968, pags. 43-
41)