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‘abia una vax un rio tan pore qu fds efron mavchan. Stl 5 eet el. fey Sli, ca. Pa est ses my tr, oreo So ive un ps, AAPAEL ESTRADA (Mas, 1954) enpes band tas de amr ar css oss. Por sus conics blend fngranes ab nes 5 tbat © stacy Ovarge Ree panes, acre (rows ecoratrnds Soa Sins ok Arar 1 Se cn Rafael Estrada El rey Solito llustraciones de Jesis Gaban Habfa una vez Los ministros, los condes, Jos marqueses y toda la gente importante hhacia ya tempo que se habian ido, ‘en cuanto vieron al recaudador mirando las musaratias y cazando moscas tun dfa tras otro. Las gentes del pueblo que rodeaba el castillo, al ver que la tierra no daba nada cambio de su trabajo, se mudaron también al otro reino, evandose todos los animales. Al final, en el reino s6lo se quedé una persona. Alguien que no podfa irse, pues entonces hubiera dejado de ser un reino. Esa persona, naturalmente, era el rey: el rey Solito. Todas las mafanas, cuando amanecia, el rey Solito se levantaba sin hacer ruido y se dirigfa a la torre més alta del castillo, caminando de puntillas. Una vez alli, hacia sonar la trompeta para despertarse a si mismo. a r XY 10 Entonces, volvia corriendo a su real dormitorio y se metia de nuevo en la cama. —Mmm... ~decia el rey Solito, desperezandose. 11 Después, mandaba que le trajeran el desayuno, que para eso era el rey. Se deslizaba con mucho cuidado fuera de la cama, bajaba corriendo a la cocina y preparaba tostadas con leche. Seguidamente, subia a toda prisa a su habitacién 13 y se servia el desayuno Sélo entonces se levantaba, en la cama. paseaba por los silenciosos salones —Gracias y meditaba los asuntos del reino. ~se decia a si mismo, porque era muy educado y le gustaba tratar con respeto a todo el mundo. Fue un dia asi, un miércoles durante su paseo, cuando se le ocurrié organizar una guerra. Y pens6, ademas, que era una excelente idea. —Por lo menos, mataré el tiempo -se dijo. Se puso su mejor armadura, se ajusté la cota de malla y preparé la ballesta, la lanza y la espada. 16 17 Cuando se encontré en la muralla més alta, con el puente levadizo bajado, apunté con la ballesta i desde una almena y disparé una, dos, tres flechas seguidas. I —is la guerra...! —gritd, bajando a toda prisa por las escaleras de piedra. ~“@ oS 18 19 Ya abgjo, Miré hacia la almena, después de cruzar el puente, desde donde él mismo se colocé frente al castillo, habia disparado las fechas, cubriéndose con el escudo. y apuntando la lanza, —ATOC..! {TOC..1 TOC... Ia arrojé con todas sus fuerzas. ~sonaron las tres flechas, cuando rebotaron en el escudo del rey. 20 21 El rey Solito volvié a cruzar el puente a toda velocidad y subi por las escaleras hasta la almena mas alta de la muralla. Alli, esquivé la lanza que él mismo se habfa tirado cuando se encontraba abajo. 22 23 Asi estuvo toda la mafana: lanzas arriba, flechas abajo, y hasta se tiré piedras con la catapulta que tenia en la sala de armas... ‘ Pero al final se cans6, y como ya era la hora de la comida, F decidié acabar la guerra. ' Cémo le hubiera gustado tener algun enemigo. Asi no se habria cansado tanto bajando y subiendo las escaleras. ese 24 25 Por la noche, después de la siesta y de la merienda, se a contemplar las estrellas con su telescopio. Al rey Solito le gustaba la ciencia. Sabia que las estrellas estaban ahi para algo. También sabia que la Luna daba vueltas alrededor de la Tierra por algtin motivo, aunque él lo desconociera. Por eso, tenia que observarla. 28 Pero como noté que el ejercicio le habia sentado bien, decreté que todos los miércoles haria un poco de guerra. Corrié a la cocina a prepararse el asado que se habia pedido a si mismo, lo adorné con patatas y zanahorias, y cuando estuvo listo, se lo sirvié con gran ceremonia. —Gracias -se dijo. sent6 en la atalaya 29 Sin embargo, esa noche su mirada se sintié atraida por los guifios que se hacfan las estrellas... yy se encontré mas solo que nunca. Le hubiera gustado ser una estrella flotando en la noche, rodeada de brillos y de parpadeos. 30 Bajé a la habitacion que tenia reservada desde hacia mucho tiempo para la futura reina, abrié el joyero del tocador y cogié la diadema de plata que guardaba para esa ocasién. —Quieres casarte conmigo, Por eso se le ocurrié que serfa buena idea tener una novia, casarse y subir los dos juntos ala atalaya, a ver los guifios de las estrellas. —Ya est -sonrié el rey Solito-, majfiana me caso. 31 -pregunt6 el rey Solito, emocionado. Se quité la corona. colocé la diadema sobre su cabeza y contesté: —Claro que quiero. Solito. —Entonces, mafana mismo nos casaremos ~afirmé el rey, colocandose de nuevo la corona. 33 A la mafana siguiente, en el salén més importante del castillo el rey Solito, con su mejor capa y armado con su espada més brillante, esperaba nervioso el momento en que apareciera la princesa. Corrié fuera del salon, se puso la diadema de plata y bajo las escaleras, solemnemente pero con gracia, como hacen las princesas en esas ocasiones, La princesa Solita miré el sitio donde antes se encontraba el rey y, ofreciéndole la mano, le dijo: —Qué nerviosa estoy. 36 —Pues anda que yo —reconocié el rey Solito, cambiando la diadema por la corona. Se miraron algunas veces. El rey cambiaba de sitio y se ponia unas veces la corona y otras la diadema, hasta que no pudo aguantar més los nervios La princesa se aclaré la garganta y le pregunté al rey si queria casarse con ella. El rey, .. sf que quiero -y se miré la punta de los pies “porque le daba vergiienza. y pregunté de sopetén: —Prin... princesa Solita, ate quieres casar conmigo y... y compartir mi castillo y mi reino para toda la vida...? s —Pu... pues claro que quiero ~declar6, colocandose la diadema y cambiéndose a toda prisa de sitio. Entonces se le ocurrié que debia besarla, para que quedase claro que ya eran marido y mujer: —iMUAC..! Cambié répidamente de sitio, quitandose la corona y colocéndose la diadema de plata. y recogié aquel beso del aire. Sonaron las campanas. El rey Solito tiraba de la cuerda con todas sus fuerzas haciendo que redoblaran por todo el reino. | Aunque alli no habia nadie, ' la noticia de la boda real { debia volar por los aires a golpe de campana, como sucedia con todas las bodas importantes. Fue un dia dichoso y pleno para los reyes. 42 43 i Juntos recorrieron el reino. Por la noche, Durante el paseo desde la atalaya, contemplaron las estrellas. iban de la mano, aa El rey le ensené a utilizar y el rey Solito le regalo margaritas y amapolas el telescopio, i Nae y juntos observaron el cielo. 44 —Mira qué bonito es Saturno, con sus anillos y todo ~sefialé el rey. —Es precioso ~asinti6 la reina, poniéndose la diadema. —Y aquello que brilla a lo lejos Venus ~sefialé con el dedo Solito, colocéndose la corona. Yala reina, a partir de ese dia, también le gusté la ciencia. Desde la atalaya, riéndose con los guifios de las estrellas, con la Luna y los planetas acompaiidndolos, decidieron que estaria bien tener un bebé. 46 Asi pasaba el tiempo el rey Solito, jugando a creer que tenfa una familia y gente en el castillo que le hacia compaiiia. Y eso le ayudaba a no sentirse tan solo. Un miércoles por la mafiana, mientras se encontraba haciendo la guerra, descubrié a una pastorcita observandole asombrada. 48 sapere 47 —Quién eres ti? ~le pregunté el rey Solito, mas asombrado todavia. —Me llamo Florinda y vivo en el reino de al lado. —2Y qué haces aqui, si puede saberse? -volvio a preguntar el rey. —Es que a mis ovejas les gusta esta hierba ~dijo la pastorcita poniéndose colorada-. Dicen que es més fresca y jugosa. 49 —2Eso dicen tus ovejas? -ti6 divertido Solito. —Bueno, a mf también me gusta venir por aqui ~atiadié Florinda-. Esta todo tan tranquilo y tan limpio... ¥ la pastorcita le cont6 que en el reino vecino se estaban quedando sin bosques, que la hierba escaseaba y que la gente se habia vuelto descuidada. —Casi todos los campos estan llenos de basura... 50 y al cabo de un rato le dijo a Florinda: —Diles a los pastores que pueden venir si quieren, siempre que sus ovejas estén de acuerdo, —2¥ sus cabras y vacas...? ~pregunté la pastora riendo. De esa manera, el reino comenz6 a llenarse de gente, porque los pastores, como se cansaban de tanto ir y venir de un reino a otro, pidieron permiso al rey para quedarse a vivir alli. —Claro que podéis quedaros —les contesté Solito. ~contaba Florinda. A otros pastores también les gustaria venir, pero no se atreven. —Mmm... 2De verdad quieren que sus ovejas pasten en mi reino? ~quiso saber el rey. —Y las cabras, y las vacas, si puede ser ~agregé la pastora con una sonrisa. El rey Solito comenzé a pasear con Jas manos en la espalda, meditando, 51 53 Después, comenzé a venir gente importante comprar a los pastores la leche, el queso y la mantequilla, porque estaban mis ricos que en los otros reinos. Se construyeron granjas y lecherias, con el permiso del rey. —Claro que si —contestaba el rey siempre a sus preguntas. Florinda y Solito se hicieron muy buenos amigos. El rey le cont6 que habia jugado a casarse, a tener hijos y a hacer la guerra, porque se encontraba solo. —Yo también hablo sola en el monte, y les cuento a mis ovejas todos mis secretos. Juntos recorrieron el reino. Durante sus paseos iban de la mano, y el rey Solito regalé a Florinda margaritas y amapolas. Y como vieron que se querian, decidieron casarse. 54 Por las noches, desde la atalaya, contemplaban las estrellas. El rey ensenié a Florinda a utilizar el telescopio, y juntos observaron el cielo haciendo todo tipo de comentarios: —Mira qué bonito es Saturno, con sus anillos y todo ~sefial6 el rey. —Es precioso -asinti6 la reina. —Y aquello que brilla a lo lejos es Venus ~apunté con el dedo Solito. Y a la reina Florinda, a partir de ese dia, también le gusté la ciencia. 56 57 58

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