3. Como el nuestro es por excelencia un país contradictorio, resulta natural que sus gobiernos también lo sean. Y que ofrezcan, en consecuencia, muchas facetas encontradas al juicio de la opinión, con lo cual cada
3. Como el nuestro es por excelencia un país contradictorio, resulta natural que sus gobiernos también lo sean. Y que ofrezcan, en consecuencia, muchas facetas encontradas al juicio de la opinión, con lo cual cada
3. Como el nuestro es por excelencia un país contradictorio, resulta natural que sus gobiernos también lo sean. Y que ofrezcan, en consecuencia, muchas facetas encontradas al juicio de la opinión, con lo cual cada
3. Como el nuestro es por excelencia un país contradictorio, resulta natural que sus gobiernos también lo sean. Y que ofrezcan, en consecuencia, muchas facetas encontradas al juicio de la opinión, con lo cual cada