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=B)IeS (ona KOT NUMEROS Redo Te Uw ote QUE CAMBIARON LA HISTORIA Primera edicién: octubre de 2006 Segunda impresién: octubre de 2006 Tercera impresién: febrero de 2007 Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacién escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las Ieyes, la reproduccién total o parcial de esta obra por cualquier medio 0 procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informatica, y la distribucién de ejem- plates de ella mediante alquiler o préstamo piblicos. El editor hace constar que ha sido imposible localizar a todos y cada uno de los autores, cedentes y herederos de esta obra, por lo que manifiesta la reserva de derechos de los mismos. Titulo original: GOD CREATED THE INTEGERS: ‘The Mathematical Breakthroughs that Changed History Los titulos originales de los ensayos que conforman este volumen se hallardn en la «Nota sobre esta edicién». La traduccién castellana de las distintas secciones «Vida y obra» ha corrido a car- g0 de Ubaldo Iriso Ariz, Los datos sobre el resto de traducciones se registran también en la men- cionada «Nota». Diseiio de la cubierta: Bill Jones Realizacién: Atona, SL © 2005, by Stephen Hawking © 2006 de la traducci6n castellana para Espaiia y América: Carica, S. L., Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona editorial@ed-critica.es wwwed-criticaes ISBN: 978-84-8432-753-0 Depésito legal: B. 27.728-2009 2009 - Impreso y encuadernado en Espafia por EGEDSA 20 EUCLIDES PROPOSICION 1 Si hay un niimero cualquiera de magnitudes respectivamente equimiiltiplos de cuales- quiera otras magnitudes iguales en mimero, cuantas veces una sea miiltiplo de otra, tantas veces lo serdn todas de todas. Sean un niimero cualquiera de magnitudes AB, T'A respectivamente equimiltiplos de cualesquiera otras magnitudes E, Z iguales en ntimero. ante op 2 a a i Digo que, cuantas veces AB sea muiltiplo de E, tantas veces lo serén también AB, TA de E, Z. poderosa tentaciGn para los mejores comentadores del libro V. Tanto es asi que un criterio tradicional de la calidad de una versién 0 un comentario de los Elementos ha sido justamente el grado de comprensién y de penetracién mostrado con respecto a esta teorfa, Simson, por ejemplo, en su cuidada edicién de 1756, se con- sidera obligado a explicitar o afiadir cuatro axiomas a las definiciones euclideas: «I) Las cantidades equimul- tiplices de una misma cantidad, o de cantidades iguales, son entre sf iguales; II) Las cantidades, de las cuales una misma cantidad es equimultiplice 0 cuyas equimultiplices son iguales, son también iguales entre sf; I11) La multiplice de una cantidad mayor es mayor que la equimultiplice de una menor; IV) La cantidad, cuya multiplice es mayor que la equimultiplice de otra, es mayor que ésta» (R. Simson, ed. espaiiola, Madrid, 1774, pags. 144-145 —vid. el listado de la «Introducci6n general» a Eucuipes, Elementos I-IV (nim. 155 de 1a BCG), VI, nim. 16—. Sobre la reconstruccién hoy establecida de su nticleo conceptual y deductivo pue- den verse I. MUELLER, Philosophy of Mathematics and Deductive Structure in Euclid’s Elements, Cambridge ‘(Mass.)-Londres, 1981. 3, $§ 3.1-3.2, pégs. 134-148; L. Veca, La trama de la demostracién, Madrid, 1990, 4, § 4.2, pags. 329-330). [La teorfa tiene, en fin, Ia trascendencia histérica que le han deparado las circunstancias de su recepcién y transmisi6n, en particular a través de las versiones ardbigo-latinas de la Edad Media. No estard de mis re- ‘cordar que la depuracién de algunas interpolaciones y confusiones debidas a esta tradicién y difundidas por Ja influyente edicién de Campano —por ejemplo, una definicién espuria y abstrusa de «proporcién conti- nua»—, asf como la explicitacién progresiva de los supuestos operativos en la teorfa, marearon el desarrollo ee “ ma y los que son tales que mb < ma. Pero esta adaptacién de la de- finicidn euclidea, aun siendo algebraicamente viable, no dejaria de ser un trasplante demasiado forzado en un marco tan alejado de los Elementos como los problemas de fundamentacién y reduccién de la teorfa ma- semitica del s xix. Por lo dems, 1a teoria del libro V no necesita galas ajenas para brillar con luz propia en el contexto de los Elementos. ¥ bien se puede terminar esta desmesurada nota con lo que dice Simson como remate de sus anotaciones al libro V: «..coneluida ya la enmienda del libro V, por fin de él asiento gustosisimo a la opinién de Cl. Barrow: es a saber “que nada hay en toda la Obra de los Elementos inventado con mayor sutileza, es- tablecido con més solidez, ni trutado con més exactitud que la doctrina de las proporcionales”» (R. SIMSON, 9p. cit. pig. 322). ELEMENTOS 21 Pues dado que AB es equimiltiplo de E y TA de Z, entonces, cuantas magnitudes iguales a E hay en AB, tantas hay también en TA iguales a Z. Dividase AB en las mag- nitudes AH, HB iguales a E y IA en las (magnitudes) F, @A iguales a Z; entonces el nimero de las (magnitudes) AH, HB ser igual al ntimero de las (magnitudes) T@, @A. Ahora bien, como AH es igual a E y P@ a Z, entonces AH es igual a E y AH, TO a E, Z. Por lo mismo, HB es igual aE y HB, @A a E, Z; por tanto, cuantas (magnitudes) hay en AB iguales EF, tantas hay también en AB, I'A iguales a E, Z; luego cuantas veces sea AB miiltiplo de E, tantas veces lo seran también AB, TA de E, Z. Por consiguiente, si hay un nimero cualquiera de magnitudes respectivamente equimiltiplos de cualesquiera otras magnitudes iguales en ntimero, cuantas veces una sea miltiplo de otra, tantas veces lo serdn también todas de todas. Q. E. D. PROPOSICION 2 Si una primera (magnitud) es el mismo miiltiplo de una segunda que una tercera de una cuarta, y una quinta es también el mismo miiltiplo de la segunda que una sexta de la cuar- ta, la suma de la primera y la quinta seré el mismo miltiplo de la segunda que la suma de ta tercera y la sexta de la cuarta. Pues sea la primera (magnitud), AB, el mismo miiltiplo de la segunda, IP, que la ter- cera, AE, de la cuarta, Z, y sea la quinta, BH, el mismo miltiplo de la segunda, T, que la sexta, EO, de la cuarta, Z. B 4 ay ir a 2—_ Digo que la suma de la primera y la quinta, AH, es el mismo mitiltiplo de la segun- da, T, que la (suma de) la tercera y la sexta, A®, de la cuarta, Z. Pues, dado que AB es el mismo miiltiplo de T que AE de Z, entonces, cuantas (mag- nitudes) hay en AB iguales a I’, tantas hay también en AE iguales a Z. Y, por lo mismo, cuantas (magnitudes) hay en BH iguales a I’, tantas hay también en EO iguales a Z; asf pues, cuantas (magnitudes) hay en la (magnitud) entera AH iguales a P, tantas hay tam- bign en la (magnitud) entera AO iguales a Z; por tanto, cuantas veces AH es miiltiplo de I, tantas veces lo sera A@ de Z. Luego la suma de la primera y la quinta, AH, ser4 tam- bién el mismo miiltiplo de la segunda, I’, que la (suma de) Ia tercera y la sexta, AO, de la cuarta, Z. Por consiguiente, si una primera (magnitud) es el mismo miltiplo de una segunda que una tercera de una cuarta y una quinta es también el mismo miltiplo de la segun- da que una sexta de la cuarta, la suma de Ia primera y la quinta sera el mismo mitiltiplo de la segunda que la suma de la tercera y la sexta de la cuarta. Q. E. D. 22 EUCLIDES: PROPOSICION 3 Si una primera (magnitud) es el mismo miiltiplo de una segunda que una tercera de una cuarta, y se toman equimiltiplos de la primera y la tercera, también por igual- dad* cada una de las dos (magnitudes) tomadas serén equimiltiplos, respectivamen- te, una de la segunda, y la otra de la cuarta. Pues sea la primera, A, el mismo miltiplo de la segunda, B, que la tercera, T, de la cuarta, A, y tomense los equimtiltiplos EZ, HO de A, T. A gE Digo que Ez es el mismo muiltiplo de B que HO de A. Pues dado que EZ es el mismo miiltiplo de A que EZ de I’, entonces, cuantas (mag- nitudes) hay en EZ iguales a A, tantas hay también en HO iguales a I’. Dividase EZ en las magnitudes EK, KZ iguales a A, y HO en las (magnitudes) HA, A@ iguales aT. En- tonces el ntimero de las (magnitudes) EK, KZ sera igual al ntimero de las (magnitudes) HA, A@. Y puesto que A es el mismo miiltiplo de B que T de A, mientras que EK es igual a A y HA aI, entonces EK es el mismo miltiplo de B que HA de A. Por lo mis- mo KZ es el mismo miiltiplo de B que A@ de A. Asi pues, dado que la primera, EK, es el mismo miiltiplo de la segunda, B, que la tercera, HA. de la cuarta, A, y la quinta, KZ, también es el mismo miltiplo de la segunda, B, que la sexta, A@, de Ia cuarta, A; en- tonces la suma de la primera y la quinta, EZ, es también el mismo miltiplo de la se- gunda, B, que la (suma de) la tercera y la sexta, HO, de la cuarta, A [V, 2]. Por consiguiente, si una primera magnitud es el mismo miltiplo de una segunda que una tercera de una cuarta, y se toman equimiiltiplos de la primera y la tercera, tam- bign, por igualdad, cada una de las dos (magnitudes) tomadas seran equimtiltiplos, res- pectivamente, una de la segunda y la otra de la cuarta. Q. E. D. PROPOSICION 4 Si una primera (magnitud) guarda la misma raz6n con una segunda que una tercera con una cuarta, cualesquiera equimuiltiplos de la primera y la tercera guardarén la misma razén con cualesquiera equimiiltiplos de la segunda y la cuarta respectivamente, to- mados en el orden correspondiente. 42. Como Heiberg seftala, el uso de di'isou no hace referencia aqu{ a la definicién 17 de «raz6n por igualdad». Se trata, no obstante, de un uso suficientemente parejo como para justificar su empleo en este enunciado, ELEMENTOS 23 Pues guarde la primera (magnitud), A, la misma raz6n con la segunda, B, que la ter- cera, I’, con la cuarta, A, y t6mense los equimiltiplos E, Z de A, I’, y otros equimilti- plos tomados al azar“ H, ©, de B, A. Digo que como E es a H, asi Z es a 0. Pues t6mense los equimiltiplos K, A de E, Z, y otros equimiiltiplos tomados al azar, M, N de H, ©. Dado que E es el mismo mitiltiplo de A que Z de T, y se han tomado Jos equimtiltiplos K, Ade E, Z, entonces K es el mismo miiltiplo de A que A de I [V, 3}. Por lo mismo M es el mismo miiltiplo de B que N de A. Ahora bien, puesto que A es a B como Ta A, y se han tomado los equimtiltiplos K, A de A, Ty otros equimiltiplos tomados al azar M, N de B, A, entonces, si K excede a M, A también excede aN, y si es igual, es igual, y si a BRK N menor, menor [V, Def. 5]. Ahora bien, K, A son equimiltiplos de E, Z, y M, N otros equimtltiplos tomados al azar de H, ©; por tanto como E es a H, asi Z a @ [V, Def. 5]. Por consiguiente, si una primera (magnitud) guarda la misma raz6n con una segun- da que una tercera con una cuarta, cualesquiera equimiltiplos de la primera y la tercera guardardn la misma razén con cualesquiera equimiltiplos de la segunda y la cuarta res- pectivamente, tomados en el orden correspondiente. Q. E. D. PROPOSICION 5 Si una magnitud es el mismo miiltiplo de otra que una (magnitud) quitada (a la prime- ra) lo es de otra quitada (a la segunda), la (magnitud) restante (de la primera) serd tam- 43. La versi6n tradicional de hd étychen por «cualesquiera> seria problemitica en ciertos casos y encu- briria el tono informal —desde el punto de vista lgico— del texto griego original. Por ello opto por la tra- duccién «al azar», 24 EUCLIDES bién el mismo miiltipto de la (magnitud) restante (de la segunda) que la (magnitud) en- tera de la (magnitud) entera. Pues sea la magnitud AB el mismo miltiplo de la (magnitud) TA que la (magnitud) quitada AE de la (magnitud) quitada TZ. Digo que la (magnitud) restante EB serd también el mis- r mo miltiplo de la (magnitud) restante ZA que la (magnitud) — AW-—+-—— 8 entera AB de Ja (magnitud) entera TA. rez Asf pues, cuantas veces sea AE miiltiplo de TZ, tantas veces lo sea EB de PH. Y dado que AE es el mismo miiltiplo de PZ. que EB de HT, entonces AE es el mismo miltiplo de TZ que AB de HZ [V, 1]. Pero se ha asumido* que AE sea el mismo milti- plo de TZ que AB de TA. Por tanto, AB es el mismo miiltiplo de cada una de las dos (magnitudes) HZ, TA; luego HZ es igual a TA. Quitese de ambas IZ; entonces la res- tante HT es igual a la restante ZA. Y puesto que AE es el mismo miltiplo de TZ que EB de HI, y HI es igual a AZ, entonces AE es el mismo muiltiplo de TZ que EB de ZA. Pero se ha supuesto que AE es el mismo mailtiplo de TZ que AB de IA; por tanto EB es el mis- mo miiltiplo de ZA que AB de PA. Luego la restante (magnitud) EB también sera el mismo miltiplo de ZA que la (magnitud) entera AB de la (magnitud) entera TA. Por consiguiente, si una magnitud es el mismo miiltiplo de otra que una (magnitud) quitada (a la primera) lo es de otra quitada (a la segunda), la (magnitud) restante (de la primera) sera también el mismo multiplo de la (magnitud) restante (de la segunda) que la (magnitud) entera de la (magnitud) entera. Q. E. D. a PROPOSICION 6 Si dos magnitudes son equimiltiplos de dos magnitudes y ciertas (magnitudes) quitadas (de ellas) son equimiltiplos de estas (dos segundas), las restantes también son o igua- les a las mismas o equimiiltiplos de ellas. 4 Pues sean dos magnitudes AB, A equimilltiplos de dos | a-—_+—+_18 magnitudes E, Z, y sean las (magnitudes) quitadas AH, TO equimiltiplos de las mismas E, Z. oo Digo que las (magnitudes) restantes HB, @A también ‘ a son iguales a E, Z o equimiiltiplos de ellas. Kn Pues sea en primer lugar HB igual aE. bey Digo que GA es también igual a Z. Asi pues, hdgase IK igual a Z. Dado que AH es el mismo miltiplo de E que TO de Z, y que HB es igual a E y KT a Z, entonces AB es el mismo miltiplo de E que KO de Z [V, 2]. Pero se ha supuesto que AB es el mismo miiltiplo de E que TA de Z; por tanto KO es el mismo miltiplo de Z que TA de Z. Asi pues, dado que cada una de Jas (magnitudes) KO, TA es el mismo miiltiplo de Z, entonces KO es igual a PA. Qui- 44. Esta manera de expresar Ia construccién podria dar a entender que TH es una magnitud dada, mien- tras que EB debe ser hallada de modo que sea igual a cierto miltiplo de TH. Sin embargo, EB es la que ha sido dada y TH Ia que hay que hallar. Es decir, que TH debe ser constraida como un submiiltiplo de EB. 45. Keitai mas literalmente: «se ha puesto» ELEMENTOS 25 tese de ambos IO; entonces la (magnitud) restante KT’ es igual a la (magnitud) restan- te OA. Pero Z es igual a KT; entonces OA también es igual a Z. De modo que si HB es igual a E, también @A serd igual a Z. De manera semejante demostrarfamos que, si HB es miltiplo de E, @A serd tam- bign el mismo multiplo de Z.” Por consiguiente, si dos magnitudes son equimiiltiplos de dos magnitudes, y ciertas (magnitudes) quitadas (de ellas) son equimiiltiplos de estas (dos segundas), las restan- tes también son o iguales a las mismas o equimiltiplos de ellas. Q. E. D.” PROPOSICION 7 Las (magnitudes) iguales guardan la misma raz6n con una misma (magnitud) y la mis- ma (magnitud) guarda la misma razén con las (magnitudes) iguales. Sean A, B las magnitudes iguales y I otra, tomada al azar. — + a E he 2 Digo que cada una de las (magnitudes) A, B guarda la misma raz6n con Ty P-con cada una de las (magnitudes) A, B. Pues témense los equimtiltiplos A, E de A, B y otro equimiltiplo al azar, Z de T.* Asi pues, dado que A es el mismo miiltiplo de A que E de B, y Aes igual a B, en- tonces A es también igual a E, Pero Z es otra (magnitud) tomada al azar. Entonces, si A excede a Z, E también excede a Z, y si es igual es igual, y si es menor, menor. Ahora bien, A, E son equimtiltiplos de A, B, y Z otro equimiltiplo, al azar, de T; entonces, como A es aT, asf B es a P’[V, Def. 5]. Digo que I guarda también la misma raz6n con cada una de las (magnitudes) A, B. Pues, siguiendo la misma construccién, demostrariamos de manera semejante que Aes igual a E; pero Z es alguna otra (magnitud), entonces, si Z excede a A, excede tam- bién a E, y si es igual, también es igual, y si es menor, menor. Ahora bien, Z es milti- plo de T, mientras que A, E son otros equimiltiplos, tomados al azar de A, B; por tan- to, como Tes a A, asi Des a B[V, Def. 5]. 46, Lit. «si es miltiplo de... tamtas veces lo sera...» 47. R. Simson se eree obligado a afladir, tras esta proposicién, cuatro proposiciones derivadas de la Def. V, 5, que obran tacitamente no s6lo en algunas pruebas de este mismo libro, sino en otras aplicaciones de 1a teoria de la proporcién en los Elementos. Son los teoremas siguientes. A: «Si la primera cantidad (i... mag- nitud] tiene a la segunda la misma raz6n que la tercera a la cuarta, seré la tercera mayor, igual o menor que la cuarta segdin sea la primera mayor, igual 0 menor que la segunda», B: «Si cuatro cantidades fueren propor- cionates, también inversamente serin proporcionales». C: «Si la primera cantidad fuese igual multfplice o la misma parte de la segunda que la tercera lo es de la cuarta, in primera seré a la segunda como la tercera a Ja cuarta», D: «Si la primera cantidad fuese a la segunda como la tercera a la cuarta, y la primera fuese mul- Liplice o parte de la segunda, la tercera serd la misma multiplice o la misma parte de la cuarta» (SIMSON, ed. cit., pags. 121-123, y notas, pags. 312-314). Las razones de Simson para estas adiciones parecen mas pen- dientes de los comentarios suscitados por la presentacién de Euclides que de la teorfa misma del libro V. 48. Se trata del mismo uso de ha étychen que en la proposicién 4, 26 EUCLIDES Por consiguiente, las (magnitudes) iguales guardan la misma razén con una misma (magnitud) y la misma (magnitud) (guarda la misma raz6n) con las (magnitudes) iguales, Porisma: A partir de esto queda claro que, si algunas magnitudes son proporcionales, tam- bién son proporcionales por inversién [V, Def. 13]. Q. E. D. PROPOSICION 8 De magnitudes desiguales, la mayor guarda con una misma (magnitud) una raz6n ma- yor que la menor, y la misma (magnitud) guarda con la menor una razén mayor que con la mayor. Sean AB, T magnitudes desiguales, y sea la mayor AB, y otra, al azar, A. Digo que AB guarda con A una raz6n mayor que F’con A, y A guarda con Tuna ra- z6n mayor que con AB. Pues como AB es mayor que I, hiigase BE igual a T, entonces la menor de las (magnitudes) AE, EB, multiplicada, serd alguna vez mayor que A [V, Def. 4]. En pri- mer lugar, sea AE menor que EB, y multipliquese AE, y sea su miiltiplo ZH que es ma- yor que A, y, cuantas veces ZH es miltiplo de AE, tantas veces lo sea también HO de EB y K de I; témese A doble de A y M triple (de A), y asi sucesivamente® hasta que el mitiltiplo tomado de A sea el primero mayor que K. Témese y sea N, el cuddruplo de A, el primero mayor que K. E A B so rr An H z eM K N Asi pues, dado que K es el primero menor que N, entonces K no es menor que M; y, dado que ZH es el mismo miiltiplo de AE que H@ de EB, entonces ZH es el mismo miiltiplo de AE que ZO de AB [V, 1]. Ahora bien, ZH es el mismo miltiplo de AE que K de I; luego ZO es el mismo miiltiplo de AB que K de I. Por tanto ZO, K son equi- miiltiplos de AB, T. Como H@ es a su vez el mismo miiltiplo de EB que K de ’, y EB es igual aT’, entonces HO es también igual a K; pero K no es menor que M; por tanto HE) tampoco es menor que M. Pero ZH es mayor que A; asi pues, la (magnitud) entera ZO es mayor que A y M juntas. Ahora bien, A y M juntas son iguales a N, puesto que M es efectivamente el tri- ple de A, mientras que M y A juntas son el cuddruple de A, y N es también el cuddruple de A; por tanto M y A juntas son iguales a N. Pero ZO es mayor que M, A; luego ZO ex- cede a N; mientras que K no excede a N. Y ZO, K son equimultiplos de AB, T, mien- tras que N es otro (miiltiplo), tomado al azar, de A; por consiguiente AB guarda una ra- z6n mayor con A que T con A [V, Def. 7]. 49. Kai hexés heni pleion, en ) sentido de miltiplos sucesivamente incrementados de uno en uno. ELEMENTOS 27 Digo ademas que A guarda también una raz6n mayor con T que A con AB. Pues siguiendo la misma construcci6n, demostrariamos de manera semejante que N excede a K, mientras que N no excede a ZO. Y N es miiltiplo de A, mientras que ZO, a ——_—t—a a rH a—— z 4 eo oM Ko N K son otros equiméltiplos tomados al azar de AB, T’; por consiguiente A guarda con P una raz6n mayor que A con AB [V, Def. 7]. Sea ahora AE mayor que EB. Entonces la menor EB, multiplicada, sera alguna vez mayor que A [V, Def. 4]. Multipliquese y sea H@ un miltiplo de EB, y mayor que A; y, cuantas veces HO es miiltiplo de EB, tantas veces sea también ZH miiltiplo de AE y K de TP. De manera semejante demostrarfamos que ZO, K son equimiltiplos de AB, T; t6- mese parejamente N como miiltiplo de A y el primero mayor que ZH; de modo que de nuevo ZH no es menor que M, y HO es mayor que A; entonces la (magnitud) entera ZO excede a A, M, es decir a N. Pero K no excede a N, puesto que ZH que es mayor que HO, es decir que K tampoco excede a N. Y del mismo modo siguiendo los pasos de arriba completamos la demostracién. Por consiguiente, de las magnitudes desiguales, la mayor guarda con una misma (magnitud) una raz6n mayor que la menor; y la misma (magnitud) guarda con la menor una raz6n mayor que con la mayor. Q. E. D. PROPOSICION 9 Las (magnitudes) que guardan con una misma (magnitud) la misma razén son igua- les entre si: y aquellas con las que una misma (magnitud) guarda la misma razén, son iguales. Pues guarde cada una de las (magnitudes) A, B la misma razén con T. — Be r Digo que A es igual a B. Pues, si no, cada una de las (magnitudes) A, B no guardaria la misma razén con [V, 8]; pero la guarda; luego A es igual a B. Guarde a su vez I la misma raz6n con cada una de las (magnitudes) A, B. Digo que A es igual a B. Pues, si no, T no guardaria la misma raz6n con cada una de las (magnitudes) A, B [V, 8]; pero la guarda; luego A es igual a B. Por consiguiente, las (magnitudes) que guardan con una misma (magnitud) la mis- ma raz6n son iguales entre sf; y aquellas con las que una misma (magnitud) guarda la misma razon, son iguales. Q. E. D. 28 EUCLIDES PROPOSICION 10 De las (magnitudes) que guardan razén con una misma (magnitud), la que guarda una razon mayor, es mayor. ¥ aquella con la que la misma (magnitud) guarda una razin mayor, es menor. Pues guarde A con Puna raz6n mayor que B con I. Digo que A es mayor que B. Pues, si no, oA es igual a B o es menor. Ahora bien, A no s igual a B: pues (entonces) cada una de las (magnitudes) nr A, B guardaria la misma raz6n con I’ [V, 7]; pero no la guar- da; luego A no es igual a B. Ahora bien, A tampoco es menor que B: pues (entonces) A guardarfa con P una razén menor que B con T [V, 8]; pero no la guarda; luego A no es menor que B. Y se ha demostrado que tampoco es igual. Por tanto A es mayor que B. Guarde a su vez T con B una raz6n mayor que T’ con A. Digo que B es menor que A. Pues, si no, 0 es igual o es mayor. Ahora bien, B no es igual a A: pues (entonces) F guardarfa con cada una de las (magnitudes) A, B la misma razén [V, 7]; pero no la guar- da; luego A no es igual a B. Ahora bien, tampoco B es mayor que A: pues (entonces) guardaria una raz6n menor con B que con A [V, 8]; pero no la guarda; luego B no es mayor que A. Y se ha demostrado que tampoco es igual; por tanto B es menor que A. Por consiguiente, de las (magnitudes) que guardan raz6n con una misma (magni- tud), la que guarda una razén mayor, es mayor. Y aquella con la que la misma (magnitud) guarda mayor raz6n, es menor. Q. E. D.° A—— Be PROPOSICION 11 Las razones que son iguales a una misma razén son también iguales entre sé! Pues, como A es a B sea asi Da A, y, como T es a A asi Ea Z. Digo que como A es a B asi Ees a Z. Témense los equimiitiplos H, ©, K de A, P, E y otros equimiiltiplos, tomados al azar, A, M, N de B, A, Z. Y puesto que como A es a B, asi I es a A, y se han tomado los equimtltiplos H, @ de A, T, y otros equimuiltiplos, tomados al azar, A, M de B, A, entonces, si H excede a A, también © excede a M, y si es igual, es igual, y si menor, menor. 50. En esta proposicién introduce Buclides unas nociones de razén mayor 0 menor en un contexto en el que la referencia a la def. V, 7, puede ser insuficiente. Como se ha observado reiteradamente (desde SIMSON, 1756 —vid. ed. cit., notas, pags. 315-317—; ef. Heari, ed. cit., I, pags. 156-157), no se deben aplicar de modo inmediato a las razones las condiciones estipuladas o supuestas para las magnitudes, en particular la condicién de tricotoméa o el corolario destacado por Simson: que una magnitud no puede ser a la vez mayor © menor que otra (Simson, ed. cit., pég. 316). El propio Euclides vendré a probar en la proposicién siguiente que las razones iguales a una misma razén son iguales entre si, pese a disponer de la nocién comin 1 (las cosas iguales a una misma cosa son iguales entre si»); en esta prop. V 11, Buclides, en vez de considerar una aplicacién directa de esta nocién comin, desarrollaré una prueba especifica de la igualdad entre razones. 51. Por razones estilisticas traduzco hoi autof por «iguales», pues en este caso son expresiones equiva- lentes. Sigo, por otra parte, al traductor anénimo de Simson. ELEMENTOS 29 An Teo Em Bea o— Zz 4 o+—_+—_+ Kee A+ Ne Asimismo, puesto que E es a Z como Tes a A, y se han tomado los equimtiltiplos ©, K de F, E y otros equimiltiplos, tomados al azar, M, N de A, Z, entonces, si O excede a M, también K excede aN, y si es igual, es igual, y si menor, menor, Pero si © exce- de a M, también H excede a A, y sies igual, es igual, y si menor, menor; de modo que, si H excede a A, K excede también aN, y si es igual, es igual, y si menor, menor. Aho- ra bien, H, K son equimitiltiplos de A, E, y A, N otros equimtltiplos, tomados al azar, de B, Z; por tanto, como A es a B, asi Ea Z. Por consiguiente, las razones que son iguales a una misma raz6n, también son igua- les entre si. Q. E. D. PROPOSICION 12 Si un niimero cualquiera de magnitudes fueren proporcionales, como sea una de las antecedentes a una de las consecuentes, asi serdn todas las antecedentes a las conse- cuentes. Sean A, B, T, A, E, Z un nimero cualquiera de magnitudes proporcionales, (de modo que) como A es a B, asi sonT'aAy EaZ. Digo que como A es a B, asi serin A, T, Ea B, A, Z. ‘Témense pues los equimiltiplos H, ©, K de A, T°, E y otros equimiltiplos, tomados al azar, A, M, N de B, A, Z. Ahora bien, puesto que Tes a Ay Ea Z como A es a B; y se han tomado los equi- miltiplos H, ©, K de A, I’, E; y otros equimiiltiplos, tomados al azar, A, M, N de B, A, Z; A r E—— Be ao zr Hee A———_——_—— ° M K N entonces, si H excede a A, también © a M y K aN, y si es igual, igual, y si menor, me- nor. De modo que, si H excede a A, también H, ©, K (exceden) a A, M, N, y si es igual, (son) iguales, y si menor, menores. Tanto H como H, @, K son equimtltiplos de Ay de A, I, E, pues, en efecto, si hay un ntimero cualquiera de magnitudes respecti- vamente equimtltiplos de cualesquiera otras magnitudes iguales en ntimero, cuantas 52. Expresién algebraica: sia: a’ :: bs bs ¢: e’..., cada razén es igual a la raz6n (a + b + € +. b'+¢.,.), Este teorema aparece en AnisToreLes, Etica Nicomdquea V 5 113 Ib 14, en Ja forma abrevia todo es al todo como cada parte es a cada parte». 30 EUCLIDES veces una de las magnitudes es miltiplo de otra, tantas veces lo serdn también todas de todas [V, 1]. Por la misma raz6n, tanto A como A, M, N son equimtltiplos de B y de B, A, Z; lue- go, como A es aB, asf A, T, Ea B, A, Z [V, Def. 5]. Por consiguiente, si un niimero cualquiera de magnitudes fueren proporcionales, como sea una de las antecedentes a una de las consecuentes, asi serin todas las antece- dentes a las consecuentes. Q. E. D. PROPOSICION 13 Si una primera (magnitud) guarda con una segunda la misma razén que una tercera con una cuarta, y la tercera guarda con la cuarta una razén mayor que una quinta con una sexta, la primera guardard también con la segunda una raz6n mayor que la quin- ta con la sexta, Guarde pues la primera, A, con la segunda, B, la misma raz6n que la tercera, T, con la cuarta, A; y guarde la tercera, P, con la cuarta, A, una razén mayor que la quinta, E, con la sexta, Z. AM Be A Nee ek Digo que la primera, A, guardard también con la segunda, B, una razén mayor que la quinta, E, con la sexta, Z. Era — 8 ee Pues como hay algunos equimiltiplos de T, E y otros equimiiltiplos, tomados al azar, de A, Z, tales que el miiltiplo de T excede al miiltiplo de A pero el miiltiplo de E no excede al miiltiplo de Z. [V, Def. 7], tmense y sean H, © equimuiltiplos de T, E; y K, A otros equimiiltiplos al azar de A, Z, de modo que H exceda a K pero © no exceda a A; y cuantas veces H sea miiltiplo de I’, tantas veces lo sea también M de A, y cuantas ve- ces sea miiltiplo K de A, tantas veces lo sea también N de B. Y puesto que Pes a A como A es a B, y se han tomado los equimiiltiplos M, H de A, Ty otros equinniltiplos, tomados al azar, N, K de B, A, entonces, si M excede a N, también H excede a K, y si es igual, es igual, y si menor, menor [V, Def. 5]. Pero H ex- cede a K; luego M también excede a N. Ahora bien, © no excede a A; y M, © son equi- miltiplos de A, E, mientras que N, A (son) otros equimiltiplos, tomados al azar, de B, Z; luego A guarda con B una raz6n mayor que E con Z [V, Def. 7]. Por consiguiente, si una primera (magnitud) guarda con una segunda la misma ra- Z6n que una tercera con una cuarta, y la tercera guarda con la cuarta una raz6n mayor que una quinta con una sexta, la primera guardard también con la segunda una razén mayor que la quinta con la sexta. Q. E. D. ELEMENTOS 31 PROPOSICION 14 Si una primera (magnitud) guarda con una segunda la misma razén que una tercera con una cuarta y la primera es mayor que la tercera, la segunda serd también mayor que la cuarta, y si es igual, serd igual, y si menor, menor. Guarde pues la primera, A, con la segunda, B, la misma raz6n que la tercera, T’, con la cuarta, A, y sea A mayor que I. Digo que también B es mayor que A. a— ore Pues como A es mayor que Ty B otra (magnitud), tomada al azar, entonces A guarda una mayor raz6n con B que [con B [V, 8]. Pero como A es a B, asi F es a A; entonces P guarda también con A una razén mayor que P’ con B [Y, 13]. Ahora bien, aquella con la que una misma magnitud guar- da una raz6n mayor, es menor [V, 10]; asf pues, A es menor que B; de modo que B es mayor que A. De manera semejante demostrariamos que si A es igual aT, B también sera igual a Ay si Aes menor que I’, B sera también menor que A. Por consiguiente, si una primera magnitud guarda con una segunda la misma razén que una tercera con una cuarta, y la primera es mayor que la tercera, la segunda seré también mayor que la cuarta, y si es igual, igual, y si menor, menor. Q. E. D. Beo——+ a PROPOSICION 15 Las partes guardan la misma raz6n enire st que sus mismos miltiplos,* tomados en el orden correspondiente. Sea pues AB el mismo miiltiplo de P que AE de Z. 7 Digo que como Fes a Z, asf AB a AE. Pues dado que AB es el mismo miiltiplo de T que AEs. de Z, entonces, cuantas magnitudes iguales a T hay en AB, otras tantas (habra) iguales a Z en AE. Dividase AB en las (magnitudes) AH, HO, @B iguales aT’, y AE en las (magnitudes) AK, KA, AE iguales a Z; entonces el nimero de las (magnitudes) AH, H©, ©B sera igual al ntimero de las (magnitudes) AK, KA, AE. Y puesto que AH, H®, ©B son iguales entre si y AK, KA, AE son también iguales entre si, entonces, como AH es a AK, asi HO a KA, y @B a AE [V, 7]. Por tanto, como una de las antecedentes es a una de las consecuentes, asf todas las antecedentes serén también a todas las consecuentes [V, 12]; entonces, como AH es a AK, asi AB a AE. Ahora bien, AH es igual aT’, y AK a Z; luego, como I’ es a Z, asi AB a AE. Por consiguiente, las partes guardan la misma raz6n entre si que sus mismos milti- plos tomados en el orden correspondiente. Q. E. D. EB Ze 53. Simson afiade la prueba especffica del segundo y tercer caso de esta proposicién, a saber: si A es igual 0 menor que I’. Cf. Simson, ed. cit., pag. 131, $4. En griego: hosadtos pollaplasiois. 32 EUCLIDES PROPOSICION 16 Si cuatro magnitudes son proporcionales, también por alternancia serdn proporcio- nales. Sean A, B, I, A, cuatro magnitudes proporciona- — 4*—~* mn les, (a saber) como A es a B, asi Ta A. -— 1 Digo que Jo seran también por alternancia, (a sa- ber) como A es aT asi Ba A. E Hi Témense los equimiiltiplos E, Z de A, B y otros equimitiltiplos, tomados al azar, H, @ de T, A. Y puesto que E es el mismo miiltiplo de A que Z de B, las partes guardan la misma raz6én que sus mismos miiltiplos [V, 15]; entonces, como A es a B asi E a Z. Pero como A es a B, asi Da A; luego, como T es a A, asf también E a Z [V, 11]. A su vez, puesto que H, © son equimiiltiplos de I’, A, entonces como Tes a A, asi Ha © [V, 15]. Pero como T esa A asi E a Z; luego como E es a Z, asi también H a 9 [V, 11]. Ahora bien, si cuatro magnitudes son proporcionales, y la primera es mayor que la tercera, la segunda sera también mayor que la cuarta, y si es igual, igual, y si es menor, menor [V 14]. Por tan- to, si E excede a H, también Z excede a ©, y si es igual, es igual, y si menor, menor. Ahora bien, E, Z son equimiltiplos de A, B, y H, ©, otros (equimtiltiplos), tomados al azar, de I’, A; luego, como A es a’, asf Ba A [V, Def. 5]. Por consiguiente, si cuatro magnitudes son proporcionales, también por alternancia seriin proporcionales. Q. E. D. es PROPOSICION 17 Si unas magnitudes son proporcionales por composicién, también por separacién se- rén proporcionales.** Sean AB, BE, FA, AZ magnitudes proporcionales por composicién (de modo) que como AB es a BE, asi TA es a AZ. Digo que también por separacién serén proporcionales, de modo que, como AE sea a EB, asi TZ sera a AZ. Pues témense los equimiltiplos HO, OK, AM, MN de AE, EB, TZ, ZA y otros equimiiltiplos, tomados al azar, KE, NIT de EB, ZA. E KH @ kK = B Zz AM N n re A Y dado que HO es el mismo miiltiplo de AE que OK de EB, entonces HO es el mis- mo miltiplo de AE que HK de AB [V, 1]. Pero HO es el mismo miuiltiplo de AE que AM 55, Expresién algebraica: sia: b::¢:d,entonces (a~b):b::(c~d):d Euclides emplea aqui synkeimenos légos «razén compuesta» en el sentido de synthesis égou «composi- cin de una raz6n», lo que demuestra que ambos términos no estén claramente definidos en los Elementos, ELEMENTOS 33 de I'Z; entonces HK es el mismo miiltiplo de AB que AM de TZ. Como AM es a su vez el mismo miiltiplo de TZ que MN de ZA, entonces AM es el mismo miiltiplo de TZ que AN de TA [V, 1]. Pero AM era el mismo miiltiplo de TZ que HK de AB; asf pues HK es el mismo multiplo de AB que AN de TA. Por tanto HK, AN son equimiltiplos de AB, AA. Como @K es a su vez el mismo miiltiplo de EB que MN de ZA, y KE es también el mismo miltiplo de EB que NI de ZA, la suma @E es también el mismo miiltiplo de EB que MII de ZA [V, 2]. Ahora bien, dado que, como AB es a BE, asf TA es a AZ, y se han tomado los equimiiltiplos HK, AN de AB, TA y los equimtiltiplos @=, MIT de EB, ZA, entonces, si HK excede a @E, AN excede también a MII, y si es igual, es igual, y si menor, menor. Exceda HK a @E; entonces, si se quita la (magnitud) comin, OK, tam- bién HO excede a KE. Pero si HK excedia a =, AN también excedfa a MIT; luego AN excede también a MII, y si se quita la (magnitud) comtin MN, AM tambign excede a NIT; de modo que, si HO excede a KE, AM excede también a NIT. De manera semejan- te demostrariamos que si H@ es igual a KE, AM también sera igual a NIJ, y si es menor, serd menor. Ahora bien, HO, AM son equimitiltiplos de AE, TZ, pero KE, NIT son otros equimiltiplos tomados al azar de EB, ZA; por tanto, como AE es a EB, asi TZ a ZA. Por consiguiente, si unas magnitudes son proporcionales por composicién, también por separacién seran proporcionales. Q. E. D. PROPOSICION 18 Si unas magnitudes son proporcionales por separacién, también por composicién se- ran proporcionales, Sean AE, EB, TZ, ZA magnitudes proporcionales por separacién, (de modo que) como AE es a EB, asi TZ es a ZA, Digo que también por composicién serdn proporcionales, (de modo que) como AB (es) a BE, asi A (sera) a AZ. Porque si A no es a AZ como AB a BE, entonces, como AB es a BE, asi TA serd a una (magnitud) menor que AZ 0 a una mayor. Sea en primer lugar proporcional a la menor AH. E é Dado que como AB es a BE, asf PA es a AH, son magni- 2H tudes proporcionales por composici6n; asi pues también =F serdn proporcionales por separacién [V, 17]. Por tanto, como AE es a EB, asi TH a HA. Pero también se ha supuesto que como AE es a EB, asi TZ a ZA. Luego, como TH es a HA, asi TZ a ZA [V, 11]. Pero la primera TH es mayor que la tercera PZ; entonces la segunda HA también es mayor que la cuarta ZA [V, 14]. Pero también menor; lo cual es imposible; por tanto no es el caso de que TA sea a una (magnitud) menor que ZA, como AB a BE. De manera semejante demostrariamos que tampoco es proporcional a una mayor; asf pues ser proporcional a la propia (ZA). Por consiguiente, si unas magnitudes son proporcionales por separacién, también por composicién serdn proporcionales, Q. E. D.* a 56. La demostracién supone la existencia de un cuarto término proporcional. Diversos editores y comen- tadores de los Elementos, al menos desde Clavio (1574, 2.* ed. 1589), han optado por la declaracién expresa de esa suposicién a titulo de axioma. Otros han preferido ls opcién de una prueba independiente de dicho su- 34 EUCLIDES PROPOSICION 19 Si como un todo es a otro todo, ast es una (parte) quitada (de uno) a una (parte) quita- da (de otro), la (parte) restante serd también a la (parte) restante como el todo es al todo. Pues como el todo AB es al todo TA, asf sea la (parte) quitada AE a la (parte) quita- da TZ. Digo que la (parte) restante EB sera también. 4-18 a la (parte) restante ZA como el todo AB es al, z todo PA. Pues, dado que como AB es a IA, asi AE es a T'Z, también, por alternancia, como BA es a AE, asf AP a'Z [V, 16]. ¥ puesto que son magnitudes proporcionales por composi- cién, también por separacién seran proporcionales [V, 17] (es decir) como BE es a EA, asi AZ a TZ; y por alternancia, como BE es a AZ, asf EA a ZT [V, 16]. Pero, como AE es a TZ, asi se ha supuesto que el todo AB es al todo FA. Luego la (parte) restante EB ser a a (parte) restante ZA como el todo AB es al todo FA [V, 11]. Por consiguiente, si como un todo es a otro todo, asf es una (parte) quitada (de uno) a una (parte) quitada (del otro), la (parte) restante sera también a la (parte) restante como el todo es al todo. Q. E. D. LY puesto que se ha demostrado, que como AB es a TA, asi EB a ZA, también por al- temnancia, como AB es a BE, asf TA a ZA, luego son magnitudes proporcionales por com- posicién; pero se ha demostrado que como BA es a AE, asf AT es a TZ; y esto es por conversién].*7 Porisma: A partir de esto queda claro que si unas magnitudes son proporcionales por compo- sicién, también por conversién serdn proporcionales. Q. E. D. 4 PROPOSICION 20 Si hay tres magnitudes y otras iguales a ellas en ntimero que, tomadas de dos en dos, guardan la misma raz6n, y si, por igualdad, la primera es mayor que la tercera, tam- bi€n la cuarta sera mayor que la sexta; y si es igual, igual, y si es menor, menor, Sean A, B, I tres magnitudes y A, E, Z otras iguales a ellas en ntimero que, tomadas de dos en dos, guarden la misma raz6n, (es decir que) como A es a B, asi Aes aE y como Bes aT’, asf Ea Z, y, por igualdad, sea mayor A que I. Digo que A ser también mayor que Z, y si es igual, igual, y si es menor, menor. puesto o la opcién de demostrar previamente la suposicién misma (HEATH, ed. cit, H, pags. 170-174, oftece diversas muestras). El propio Euclides demostrard més adelante, en la prop. VI 12, un caso particular en el que los términos proporcionales son lineas rectas. Por lo dems, una ver asumida la existencia de una «cuar- ta proporcional», se podria derivar ulteriormente su unicidad a través de las proposiciones V 11 y V9, 57. Heiberg atetiza las lineas que se encuentran entre la conclusién y el porisma porque Euclides no acostumbra a explicar un porisma, ya que, por su propia naturaleza, un porisma no precisa explicacién sino que es algo que se presenta, segiin Proclo, apragmatetitis, es decir, «sin esfuerzo». ELEMENTOS 35 ar————— 4-—_—_+ Be eT r i— Pues dado que A es mayor que I’ y B es otra (magnitud) cualquiera, la mayor guar- da con una misma (magnitud) una razén mayor que la menor [V, 8], entonces A guarda con B una razén mayor que I con B. Pero como A es a B, asi Aes a E, y por inversién, como Tes a B, asf Z es a E; luego A también guarda con E una raz6n mayor que Z con E[V, 13]. Ahora bien, de las magnitudes que guardan raz6n con una misma (magnitud), la que guarda una raz6n mayor es mayor [V, 10]. Asi pues A es mayor que Z. De mane- ra semejante demostrariamos que, si A es igual a T, también A seré igual a Z, y si es menor, menor. Por consiguiente, si hay tres magnitudes y otras iguales a ellas en ntimero que, to- madas de dos en dos, guardan la misma raz6n, y si, por igualdad, la primera es mayor que la tercera, también la cuarta seré mayor que Ja sexta; y si es igual, igual, y si es me- nor, menor. Q. E. D. PROPOSICION 21 Si hay tres magnitudes y otras iguales a ellas en nimero que, tomadas de dos en dos, guardan la misma razén y su proporcion es perturbada, y si, por igualdad, la primera es mayor que la tercera, también la cuarta serd mayor que la sexta; y si es igual, igual; y si es menor, menor. Sean A, B, T tres magnitudes y A, Z, E otras iguales a ellas en ntimero que, tomadas de dos en dos, guarden la misma raz6n, y sea su proporcién perturbada (es decir que) como A es a B, asi Ea Z, y como B es aT’, asi 4a E, y, por igualdad, sea A mayor que P. Digo que A también sera mayor que Z, y si es igual, igual, y si es menor, menor. A a Pues como A es mayor que I, y B otra magnitud, en- tonces A guarda una razén mayor con B que I’ con B[V, 8]. Pero como A es a B, asi E a Z, y por inversién, como Tes a — B, asi E es a A. Por tanto E guarda una razén mayor con Z que E con A {¥, 13]. Pero aquello con lo que una misma (magnitud) guarda una raz6n mayor es menor [V, 10}, luego Z es menor que A, por tanto A es mayor que Z. De ma- nera semejante demostrarfamos que si A es igual a P, A serd también igual a Z, y si me- nor, menor. Por consiguiente, si hay tres magnitudes y otras iguales a ellas en mimero que, to- madas de dos en dos, guardan la misma raz6n, y su proporcién es perturbada; y si, por igualdad la primera es mayor que Ia tercera, la cuarta sera también mayor que la sexta; y sies igual, igual; y si es menor, menor. Q. E. D. 36 EUCLIDES PROPOSICION 22 Si hay un mimero cualquiera de magnitudes y otras iguales a ellas en ntimero que, to- madas de dos en dos, guardan la misma razén, por igualdad guardardn también la misma razon. Sean A, B, Pun néimero cualquiera de magnitudes y A, E, Z otras iguales a ellas en niimero que, tomadas de dos en dos, guarden la misma raz6n (es decir que) como A es aB, asf Aes aE, y como Bes aT, asi E esa Z. A Be nH se i —) 4 Ko Me Or Digo que por igualdad guardaran también la misma razon (i. e. que como A es aT, asi AesaZ). Pues témense los equimiiltiplos H, @ de A, A y otros equimiltiplos tomados al azar K, A de B, E, y ademas otros equimiltiplos al azar M, N de T, Z. Y dado que como A es a B, asf Aes a E, y se han tomado los equimitiltiplos H, © de A, Ay otros equimiiltiplos tomados al azar K, A de B, E, entonces como Hes a K asi @ a A [V, 4]. Por lo mismo, como K es a M, asi A es a N. Asf pues, dado que H, K, M son tres magnitudes y @, A, N otras magnitudes iguales a ellas en ntimero que, tomadas de dos en dos, guardan la misma raz6n, entonces, por igualdad, si H excede a M, tam- bién excede a N; y si es igual, es igual; y si es menor, menor [V, 20]. Ahora bien, H, O son equimiltiplos de A, A, y M, N otros equimiiltiplos tomados al azar de I’, Z. Enton- ces como A es aT, asf Aes aZ [V, Def. 5]. Por consiguiente, si hay un ndmero cualquiera de magnitudes y otras iguales a ellas en nimero que, tomadas de dos en dos, guardan la misma raz6n, por igualdad guarda- ran también la misma razon. Q. E. D. PROPOSICION 23 Si hay tres magnitudes y otras iguales a ellas en niimero que, tomadas de dos en dos, guardan la misma razén, y su proporci6n es perturbada, por igualdad guardarén tam- bién la misma razén. Pues sean A, B, I'tres magnitudes y A, E, Z otras iguales a ellas en ntimero que, to- madas de dos en dos, guarden la misma raz6n y sea su proporcién perturbada, (es decir que) como A es a B, asi EaZ y como Bes aT, asi Aa E. An Bo rm ane a Zz Ho or — ELEMENTOS 37 Digo que como A es aI, asi Aes a Z. Pues témense los equimiiltiplos H, @, K de A, B, A y otros equimultiplos tomados al azar A, M, N de T, E, Z. Y dado que H, © son equimiiltiplos de A, B y las partes guardan la misma razén que sus mismos miiltiplos [V, 15],** entonces como A es a B, asf H es a ©. Por lo mismo, como E es a Z, asi también M a N; ahora bien, como A es a B, asi E a Z; entonces como Hes a, asi MaN [V, 11]. Y dado que, como B es aT’, asf A a E, también, por alter- nancia, como B es a A, asi Ia E [V, 16]. Y puesto que ©, K son equimiiltiplos de B, A, y las partes guardan la misma raz6n que sus equimiiltiplos, entonces como B es a A, asi @ aK [V, 15]. Ahora bien, como B es a A, asi I’ a E; luego también como @ es a K, as{ a E [V, 11]. A su vez, dado que A, M son equimtiltiplos de I’, E, entonces, como I" es aE, asi AaM [V, 15]. Ahora bien, como I es a E, asf © a K; luego también como @ es aK, asi Aa MLV, 11]; y, por alternancia, como @ es a A, asi K es a M [V, 16]. Pero se ha demostrado también que como H es a @, asf M aN. Asi pues, dado que H, ©, A son tres magnitudes y K, M, N otras iguales a ellas en niimero que, tomadas de dos en dos, guardan la misma raz6n, y su proporcién es per- turbada, entonces, por igualdad, si H excede a A, K también excede a N; y si es igual, ¢s igual; y si menor, menor [V, 21]. Pero H, K son equimiltiplos de A, A, y A, N de I’, Z. Por tanto, como A es a’, asi Aes a Z. Por consiguiente, si hay tres magnitudes y otras iguales a ellas en ntimero que, to- madas de dos en dos, guardan la misma razén, y su proporcién es perturbada, por igual- dad guardardn también la misma raz6n. Q. E. D. PROPOSICION 24 Si una primera (magnitud) guarda con una segunda la misma razén que una tercera con una cuarta, y una quinta guarda con la segunda la misma razon que la sexta con la cuarta, la primera y la quinta, tomadas juntas, guardardn también la misma razén con la segunda que la tercera y la sexta con la cuarta. Pues guarde una primera (magnitud) AB con una segunda I" la misma raz6n que una tercera AE con una cuarta Z; y guarde una quinta BH con la segunda, I’, la misma raz6n. que la sexta, E®, con la cuarta Z. Digo que, tomadas juntas, la primera y la quinta, AH, guardardn la misma razén con la segunda, I, que la tercera y la sexta, A, con la cuarta Z. B E A Hoo ° re———+ z———+ $8. Hosanitas. 59. SIMSON (1756), ed. cit., pig. 141, presenta una prueba més sencilla que evita la reiterada mediacién de las proposiciones V 11, 15, 16, y se sirve de una aplicacién directa de la prop. V 4. Esta versién cuenta con el apoyo de algunos mss., aunque no con Ia autoridad de una fuente textual como el ms. P. En todo caso, ¢ justa su observaciGn de que el tiltimo paso de la prueba debe referirse a los equimiiltipios H, K —de A, A— y A, N —de T°, Z—, como a equimiiltiplos cualesquiera. El propio Simson generalizaré el alcance de esta proposici6n a un nimero cualquiera de magnitudes (1. c., pags. L41-142). 38 EUCLIDES Dado que BH es aT como E@ a Z, entonces, por inversién, como T es a BH, asi Z a EO. Puesto que AB es aT como AE a Z, y, como I es a BH, asf Z a EO, entonces, por igualdad, como AB es a BH, asf AE a EO [V, 22]. Ahora bien, puesto que las magnitu- des son proporcionales por separaci6n, también seran proporcionales por composicién [V, 18}; luego, como AH es a HB, asi AO es a GE. Pero, como BH es aI’, asf EO a Z; luego, por igualdad, como AH es aI’, asi A@ es a Z [V, 22]. Por consiguiente, si una primera magnitud guarda con una segunda la misma raz6n que una tercera con una cuarta, y una quinta guarda con la segunda la misma raz6n que una sexta con la cuarta, la primera y la quinta, tomadas juntas, guardarén también la misma raz6n con la segunda que la tercera y la sexta con la cuarta. Q. E. D. PROPOSICION 25 Si cuatro magnitudes son proporcionales, la mayor y la menor (juntas) son mayores que las dos restantes. Sean AB, A, E, Z cuatro magnitudes proporcionales, (es decir que) como AB es a TA, asi E a Z; y sea la mayor de ellas AB y la menor Z. Digo que AB, Z son mayores que TA, E. Pues higase AH igual a E y FO igual a Z. H A e r_—__9 4 me Dado que, como AB es a TA, asi E es a Z, y E es igual a AH, mientras que Z (es igual) a TO, entonces como AB es a PA, asi AH es a TO. Ahora bien, ya que el todo AB es al todo A como la (parte) quitada AH es a la (parte) quitada ', entonces la (parte) restante HB sera a la (parte) restante OA como el todo AB es al todo [A [V, 19]. Pero AB es mayor que PA; luego HB también (sera) mayor que @A. Y dado que AH es igual aE y Ta Z, entonces AH, Z son iguales a TO, E. Y si, no siendo iguales HB, OA, y siendo mayor HB, se afiaden AH, Z a HB y se afiaden TO, E a @A, se sigue que AB, Z son mayores que "A, E. Por consiguiente, si cuatro magnitudes son proporcionales, la mayor de ellas y la menor (juntas) son mayores que las dos restantes. Q. E. D. ELEMENTOS 39 LIBRO SEPTIMO DEFINICIONES 1. Una unidad es aquello en virtud de lo cual cada una de Jas cosas que hay es Ilama- da una.” 2. Un ndmero es una pluralidad compuesta de unidades.*' 3. Un numero es parte de un mimero, el menor del mayor, cuando mide al mayor. 60. Monds estin kath’hen hékaston ton dnton hen légetai. JAMBLICO, en su Comentario a la Introduccidn a la aritmética de Nicémaco \1, 5, apunta que esta defi- nicién de Buclides es la de los autores mds recientes (Aoi nedtervi) y que le faltan las palabras kan systema- tikdn éi «aunque sea un colectivor, En este mismo contexto recuerda otras definiciones: a, «La unidad es una frontera (methérion) entre mimero y partes», en opinién de algunos pitagdricos. b. Un pitagérico antiguo, Tmsaripas, la define a su vez como «cantidad limitada» (peraénusa posdtes). ‘Teon de Esmima afiade la explicacién de que una unidad es «aquello que, cuando la cantidad disminuye me- diante sustracci6n continua, se ve privado de todo nimero y toma una posicién y un resto permanentes». Si, tras haber llegado a la unidad por este medio, procediéramos a dividirla en partes, tendrfamos de nuevo una cantidad. ¢. Otros la definen —siempre segtin J4mblico— como forma de formas (eiddn eidos) en atenci6n a que comprende virtualmente todas las formas de un ndmero, es decir: un nimero poligonal de cualquier ndmero de lados a partir de tres, un niimero sélido en todas sus formas, y asf sucesivamente, HEATH no se resiste a traer a colacién a este propésito la nocién modema de niimero como «clase de clases», ed. cit., Il, pag. 279. 4. Anistore1es la definfa como «lo indivisible en lo que se refiere a la cantidads 10 kata 10 posdn adiat- reton (Metafisica 1089635). Se diferencia del punto en que la unidad no tiene posicién (Metafsica 1016025). De acuerdo con esta dtima distincién, Aristoteles llama a la unidad «un punto sin posiciGn» stigme dtheros (Metafisica 1084626), ¢. Por titimo, Jamblico dice que la escuela de Crisipo define la unidad de una forma confusa (synkechy- ménés), a saber: como «pluralidad uno» (pléthos hén). La definicién de Buclides parece dirigida a separar la unidad de Ia multiplicidad y de la divisibilidad —lo cual, en cierto modo, supondria una exclusién de las fracciones (cf. PLATON, Repiiblica 52Se}—. Pero, en todo caso, su utilidad matemética es muy inferior a sus resonancias filoséficas. El propio Plat6n ya haba re- parado, con cierta gracia, en esta dimensién de la definicién «moderna»: «Hombres asombrosos, ,acerca de qué ntimeros discurris, en los cuales se halla la unidad tal como 1a considerdis, como igual a cualquier otra unidad sin diferir en lo mas minimo y sin contener en sf misma parte alguna» (Republica VII $26a). Por lo dems, Teén de Esmimna atribuye la etimologia de monds «unidad» bien al hecho de permanecer inalterada cuando se multiplica por si misma cualquier nimero de veces, o bien al hecho de mantenerse ais- Jada (memondsthai) del resto de los niimeros. Nicémaco observa a su vez que mientras cualquier ntimero es la mitad de la suma de los ntimeros adyacentes y de los némeros equidistantes, por cada lado, la unidad re- sulta mds aislada pues no tiene niimeros a ambos lados sino s6lo a uno de ellos, amén de limitarse a ser la mi- tad del siguiente, el 2. 61. Arithmds de 16 ek monddon synketmenon pléthos, La definicion de nimero de Euclides no es, una vez més, sino una de las muchas que conocemos. Nicé- maco combina varias en una al decir que es «una pluralidad definida» (pléthos horisménon) 0 un «conjunto de unidades» (mondddn systema), 0 un «flujo de cantidad compuesto por unidades» (posdtétos chyima ek monddon synkeimenon). Teén dice que un numero es una «coleccién de unidades», o una progresién (propo- dismds) de cantidad que parte de una unidad y una regresién (anapodismds) que acaba en una unidad. Segtin Jimblico, la descripcién como coleccién de unidades fue aplicada 2 la cantidad, es decir al niimero, por Ta- les, que en esto seguia a los egipcios (kata td Aigyptiakin aréskon). Mientras que Eudoxo el pitagérico fue quien hablé de} ntimero como «pluralidad definida». ARISTOTELES presenta una serie de definiciones que insisten sobre lo mismo: «una pluralidad definida» pléthos to peperasménon (Metafisica 1020a13); «pluralidad 0 combinaci6n de unidades» 0 «phuralidad de in- 40 EUCLIDES 4. Pero partes cuando no lo mide. 5. Y el mayor es miltiplo del menor cuando es medido por el menor. 6. Un ntimero par es el que se divide en dos partes iguales. 7. Un ntimero impar es el que no se divide en dos partes iguales, o difiere de un ni- mero par en una unidad.* 8. Un ntimero parmente par es el medido por un ntimero par“ segtin un ntimero par. divisibles» (ibid, 1053430, 1039a12, 1085622); «varios unos» héna pleid (Fisica IMI 7, 207b7y, «pluralidad que se puede medir por uno» (Metafisica 1057a3) y «pluralidad medida» y «pluralidad de medidas» siempre que la medida sea el uno 10 hén (ibid. 1088a5). Por otra parte, he traducido el término pléthos por «pluralidad> pues asf se distingue tanto de arithmds antimero» cémo de posén «cantidad>. Otros contextos de los libros de aritmética exigirin, Hegado el caso, ‘una versién diferente. 62. Si por méros «parte» en la definicién anterior se entiende una parte alicuota o subrmiltiplo, con el plural mére «partes, en esta definicién, Euclides alude a un niimero de partes alicuotas 0 a io que nosotros Hamariamos una fraccién propia, De modo que, por ejemplo, el niimero 2 es parte del niimero 6, pero el nii- mero 4 no es parte, sino partes de este mismo mimero 6. 63. Esta definicién viene a formular la relacién reciproca de ta establecida en la def. 3 (supra). El uso de estas nociones aritnéticas en los Elementos envuelve algunas suposiciones técitas sobre la relacién de medir una cantidad un niimero de veces. Por ejemplo: si x mide a y ey mide a z, x mide a z; si xmide ay y mide xmide ay +z; six mide a y y mide a z, x medira a y—z 0 a z— y (segtin que y > 20 y <2). Pero su limita- i6n mayor es no ofrecer una conceptualizacién o una explicacién de la nocién involucrada de medida. Una reconstruccidn axiomética moderna de la teoria aritmética de los Elementos puede verse en N. MALMENDIER, Eine Axiomatik zum 7. Buch der Elemente von Euklid», Mathematische-Physikalische Semesterberichte 22 (1975), 240-254, Puede que el primer ensayo en la direecién de completar el marco de postulados, definicio- nes y axiomas de Ia aritmética clésica haya sido la Arishmetica de Jordano de Nemvore (s. xitt); vid. la reciente ediciGn de H, L. BUSARD, Jordanus de Nenfore, De elementis arithmetice artis, Stuttgart, 1991, 2 vols. 64. NicOMACO, Introduccién a la aritmética 17, 2, amplia estas definiciones de par ¢ impar diciendo: «que es par el que puede ser dividido en dos partes iguales sin que caiga una unidad en el medio, y que es im- par el que no puede ser dividido en dos partes iguales por la intervencidn (mesitefan) de la susodicha uni- dad». Afiade que esta definiciin se deriva de una «concepcidn popular» (ek tés démédous hypolépseds). Por contraste (ib, 7, 3), ofrece la definiciGn de los pitag6ricos: «un miimero par es el que puede ser dividido me- diante una y la misma operacién en (partes) mayores y menores, mayores en tamaito (pelikdter!) pero meno- res en cantidad (posdteti).., mientras que un niimero impar es el que no puede ser tratado de la misma forma sino que es dividido en dos partes desiguales». Seguin Jmblico, esto quiere decir que un niimero par se divi- de en las partes mayores posibles, es decir en mitades, y en las menores posibles, es decir, en dos, que es el pri- mer «ntimero» o «coleccién de unidades». Nicémaco recoge luego otra antigua definicidn a tenor de la cual un numero par es ef que puede ser dividido en dos partes iguales y en dos partes desiguales (excepto el pri- mero de ellos, que es el 2, que sélo puede dividirse en dos partes iguales), pero, se divida como se divida, tie- ne necesariamente las dos partes de la misma clase, o ambas pares, o ambas impares; mientras que un nimero impar es el que s6lo puede dividirse en dos partes desiguales y esas dos partes son siempre de diferente cla- se, una par y otra impar. Por tiltimo, cabe mencionar las definiciones de ntimero par e impar que se hacen re- ferencia mutuamente y, precisamente por ello, se ven tildadas de no cientificas por Arist6teles, a saber: «un nimero impar es el que difiere de un némero par en una unidad por ambos lados, y un mimero par es el que difiere de un nimero impar en una unidad por cada lado» (cf. Tépicos 142b7-10). Sin embargo, el texto de los Elementos no duda en recoger una nocién del mismo tipo como explicacién alternativa, en la definicién 7 de miimero impar. 65. La expresiGn griega artidkis, que aparece tanto en esta definicién como en la siguiente, quiere decir «un ntimero par de veces», siendo artidkis drtios arithmds «un ntimero un-nimero-par-de-veces par» y artid- kis perissés «an (ntimero) un-némero-par-de-veces impar». La traduccién literal al castellano harfa bastante complicado el uso de esta formulaciéa en las proposiciones. Por ello, siguiendo un precedente como el de F. Vera, opto por la versién «parmente par» y «parmente impar». Aunque no sea un consuelo, cabe recordar que ya Nicémaco, entre otros, se habia visto en la tesitura de recurrir a [a expresién compuesta artiopérittos «pa- rimpars para referirse a este Ultimo tipo de miimeros. ELEMENTOS 41 9. Y parmente impar es el medido por un ntimero par segtin un némero impar. 10. Imparmente par es el medido por un ntimero impar segdin un niimero par].% 11. Un néimero imparmente impar es el medido por un ntimero impar segiin un néme- ro impar.*” 12. Un ntimero primo es el medido por la sola unidad.* 13, Némeros primos entre sf son los medidos por la sola unidad como medida comin. 14. Némero compuesto es el medido por algtin niimero. 66. Heiberg considera esta definicién imerpolada por alguien que ha confundido la clasificacién de Eu- clides con otra clasificacién ms bien pitag6rica. Por lo demas, la expresién perissdkis drtios «un (muimero) un-ndmero-impar-de-veces par» no vuelve a utilizarse mas en los Elementos, lo cual podria tomarse como sintoma del caracter enteramente superfluo de la definicion. Comunmente, siguiendo el ejemplo de la aduccién latina de Heiberg, se omite esta definicién, de modo que la definicién VU 10 podria corresponder, en otras ediciones y traducciones, a la que aquf aparece como Vu i. 67. Las definiciones 8-11 desarrollan una clasificaci6n euclidea que no dejé de ser discutida con poste- rioridad. Por ejemplo, la definicién § de Buclides de ntimero «parmente par» es diferente de la propuesta por autores posteriores, como Nicémaco, Teén o Jémblico, Una consecuencia del planteamiento euclideo es que en la proposicién IX 34 nos encontraremos con que un ntimero puede ser a la vez «parmente par» y «parnen- te impar». De acuerdo con la clasificacién més precisa que proponen sus criticos, cin del 2; b) secundarios y no compuestos: cuyos factores deben ser no slo impares sino primos, por ejem- plo9, 15, 21...;¢) secundarios y compuestos en sf mismos pero primos en relacién con otros. También en este caso los factores deben ser impares y primos. Esta clasificacién es objetable por limitar un término tan am- plio como «compuesto» a los casos formados por factores primos. 70. Traduzco synterhéi por «se afiade (a si mismo)» para que resulte inteligible en castellano. Se trata de la definicién sobradamente conocida de la multiplicacin como suma abreviada. 71. Los términos plano y sGlido aplicados a nimeros proceden de la adaptacién de su uso con referen- cin a figuras geométricas. De acuerdo con esto, un niimero recibe la calificacién de lineal cuando es contem- plado como si constara de una sola dimensién, 1a longitud. Cuando se le afiade otra dimensién, la anchura, re- sulta un mimero plano, cuya forma mds comiin es la que corresponde al recténgulo en Geometrfa, En la tradicién pitagérica no dejaron de abundar estas y otras muestras de miimeros figurados (e.g. los nimeros cuadrados, generados por la adicién de un gndmon impar, o los niimeros oblongos, generados por la adicién de un gndmon par). Por otra parte, el griego utiliza el verbo poiée «hacer» para significar el proceso de la multiplicacién y gignomai para el resultado. 72. Para las definiciones de mimero cuadrado y niimero cubo Euclides emplea las curiosas expresiones isdkis (sos ¢ isdkis fsos isdkis respectivamente, cuya traduccidn literal es la siguiente: «igual ndmero de veces igual» (Def 19) e «igual mimero de veces igual ntimero de veces igual. ‘Nicémaco distingue un caso especial de nimero cuadrado que acaba (en la notacién adoptada) en el mis- mo digito o numeral que su lado, por ejemplo: 1, 25, 36, cuadrados de 1, 5 y 6 respectivamente. A estos nd- meros los Tama efclicos (kyklikof) por analogfa con los efrculos, en geometrfa, que vuelven al punto donde han empezado, Por la misma razén a los atimeros cubos que acaban con ef mismo digito que sus lads y los cuadrados de sus lados Jos Hama esféricos. 73. Buctides no se plantea la nocién de proporcién en los mismos términos que otros autores anteriores © posteriores que definen la proporcién como «, 74. La ley de formacién de los mimeros perfectos, dada por la formula 2n (2n — 1) cuando 2n~ Fes un némero primo, se demuestra en IX 36. Ten de Esmima y Nicémaco afiaden otros dos tipos de mimeros: los «superperfectos», hyperielés o hypertéleios, cuando la sama de sus partes alicuotas (submiltiplos) es mayor que el propio niimero, por ejemplo la suma de las partes de 12 es 6 +4 +3 +2+ 1 = 16,y los «defectivos», ellipés, cuando la suma de las partes es menor que e! propio numero, por ejemplo 1a suma de las partes de 8 esd+2e1=7. 75, Los libros VII-IX cubren lo que podria Hamarse «aritmética te6rica elemental» griega. La suerte de la aritmética no deja de ser un tanto curiosa en Grecia, Por una parte, no tardé mucho en verse disociada de la ELEMENTOS 43 PROPOSICION 1 Dados dos niimeros desiguales y restindose sucesivamente el menor del mayor, si el que queda no mide nunca al anterior hasta que quede una unidad, los ntiimeros inicia- les serén primos entre st. Pues sean AB, T'A dos ntimeros [desiguales] tales que, resténdose sucesivamente el menor del mayor, el que quede no mida nunca al anterior hasta que quede una unidad. «logistica» préctica, ie. de las téenicas comunes de cAlculo aplicadas a llevar las cuentas y a traficar con ob- jetos materiales, a menesteres de caricter administrativo o mercantil. Al propio Pitégoras se le atribuy6 una Primera depuracisn filasdfica 0 stedrica» de la aritmética: «Pitégoras honrd a aritmética més que ningdn otro. Hizo grandes avances en ella, sacéndola de los ciilculos précticos de los comerciantes y tratando todas las cosas como mimeros» (ARISTOXENO, fr. 23). Esta «liberacién», al parecer, no impidié a los pitagéricos mantener antiguos hébitos intuitivos de calculo, como el de operar con guijarros 0 marcas (logidsesthai pséphois). Pero sf pudo contribuir a cierta idealizacién de los ntimeros y a la consideracién de una «logisti- ca» te6rica, interesada en propiedades y relaciones numéricas generales. Y, desde luego, contribuy6 a elevar los niimeros y sus relaciones, © «configuraciones», a la dignidad de simbolos inicidticos 0 claves de com- prensién del universo. Asi, en pitagéricos tan notables como Filolao, la aritmética parece inseparable de la numerologia. Una numerologia que no dejard de tener varia y curiosa fortuna: cobra enjundia metafisica en els.1v aC. (con Espeusipo y Jendcrates); mucho més tarde, a partir del neopitagorismo det s. 1 d.C., retorna a la aritmologfa simbélica (e.g. en Nicémaco, Ten de Esmima); luego, de la mano de Jamblico (s. 1), vie~ ne a desembocar en la teologia. Por otro lado, al margen de los dos caminos principales de la aritmética grie- ga (el de la teoria de los mimeros —en parte recogida y en parte normalizada por los Elementos— y el de la simbologia numerolégica), irén quedando otras sugerencias sobre el desarrollo numérico de la razdn y la pro- porcin, innovaciones notacionales como la del Arenario de Arquimedes, investigaciones métricas como las de Herén o primicias «algebraicas» como las de Diofanto, En realidad, la misma aparicidn de estos libros de aritmética en los Elementos de Euclides no deja de ser ‘un tanto curiosa, Desde un punto de vista sistemdtico, s6lo podria justificarse por relacién a ciertas aplicacio- nes en el libro X. En todo caso, algunos desarrollos como los de Ia teorfa de} par/impar, o los primos relativos © la teoria misma de la proporcién numérica, dan la impresién de que Buclides trabaja con un legado avténo- mo y autosuficiente. Es cierto que, en la tradicién, la aritmética y la geometria se consideraban de la misma familia: al decir de Arquitas (segin Porrinio, In Piol. Harm. 1 330, 26-331, 8), parecfan shermanas»; tampo- co conviene olvidar el legado pitagérico de los mimeros figurados. Pero, por otra parte, los ntimeros y las magnitudes geométricas son, segdn otra tradicién no menos persistente, entidades dispares. No s6lo por mo- tivos de orden matemtico (como el caso de la inconmensurabilidad o la perspectiva de la teoria generaliza- da de la proporcién), sino también, quizé, por motivos filoséficos, e.g. la «pureza» mayor de la aritmética con Tespecto al mundo sensible, la categorizacién de lo discreto y lo continuo, la indole misma de fos ntéimeros como objetos susceptibles de hallazgo o determinacién pero no de conformacién 0 construccién —no hay postulados ni problemas expresos en los libros de aritmética de los Elementos—. En suma, la pregunta de por qué aparece aqui el venerable legado de la teoria de Jos ntimeros, puede todavia considerarse abierta. Otra cuestiGn afiadida es la curiosa circunstancia de que hoy no dispongamos de unos Elementos de arit- meética dentro de la tradicién matematica griega. Sobre la base de la antigtiedad de buena parte del mate- rial con que trabaja Buclides, hay quienes insisten en la presunta existencia de unos Elementos pitagdricos (e.g. B. L. VAN WAERDEN, «Die postulate und Konstruktionen in der friihgriechischen Geometrien, Archi- ve for History of Exact Sciences 18 (1978), 343-357; L. ZHMUD, «Pythagoras as a Mathematician», Histo- ria Mathematica 16 (1989), 249-268). No hay datos que corroboren la inferencia. Pasando a otros tiempos ‘muy posteriores —incluso a Euclides—, también se ha sugerido la existencia de unos Elementos de Diofan- to (J. CHISTIANIDIS, «Arithmetiké Stoikheiosis: Un traité perdu de Diophante d’ Alexandrie?», Historia Mat- hematica 18 (1991), 239-246); pero ta principal base aducida, un escolio de un bizantino anGnimo al Comen- tario a la Introduccion ala aritmética de Nicémaco, de Famblico, no parece demasiado fuerte para sostener esta conjetura. No obstante, sigue en pie la afirmacién de Proclo de que «muchos autores han escrito tratados de Elementos sobre aritmética y astronomia» (73, 12-14). 44 EUCLIDES Digo que AB, PA son primos entre si, es decir que la sola unidad a mide a AB, TA. e Pues si AB, TA no son primos entre sf, algtin nimero los medi- 2 ra. Midalos (un nimero) y sea E; y PA, al medir a BZ, deje ZA me- nor que él mismo, y AZ, al medira AH, deje HT menor que él mis- 4 mo, y HI, al medir a ZO, deje una unidad OA, Asi pues, como E mide a TA, y PA mide también a BZ, entonces E mide también a BZ; pero mide también al total BA; por tanto me- E dir también al resto AZ. Ahora bien, AZ mide a AH; entonces E mide también a AH; pero mide asf mismo al total AT; por tanto me- dira también al resto TH. Pero TH mide a ZO; y mide asi mismo al total ZA; luego mediré también a la unidad restante AO, aun siendo un ntimero; Jo cual es imposible. Por tanto, ningiin nimero medird a los ntimeros AB, TA. Por consiguiente, AB, A son primos entre si [ VII, Def. 13]. Q. E. D. B a PROPOSICION 2 Dados dos nimeros no primos entre sf, hailar su medida comin maxima. Sean AB, TA los dos ntimeros dados no primos entre si. Asf pues, hay que hallar la medida comin maxima de AB, TA. Si en efecto TA mide a AB, y se mide también a si mismo, entonces TA es medida comtin de PA, AB. Y est claro que también es la maxima, pues ninguna mayor que TA mediré a TA. Pero si TA no mide a AB, entonces, resténdose sucesivamente el menor de los (némeros) AB, PA del mayor, quedara un nimero que mediré al anterior. Pues no quedara una unidad: porque en otro caso AB, TA seran primos en- tre sf [VII, 1], que es precisamente lo que se ha supuesto que no. & Asf pues, quedaré un ntimero que mediré al anterior. Ahora bien, TA, al medir a BE, deje EA menor que él mismo, y EA, al medir a AZ, e deje ZF menor que él mismo, y mida TZ a AE. Asi pues, como TZ z mide a AE, y AE mide a AZ, entonces TZ mediré también a AZ; pero se mide también a sf mismo; entonces medira también al to- i tal PA. Pero PA mide a BE; luego TZ mide a BE; y mide también : a EA; por tanto mediré también al total BA; pero mide también a TA; entonces TZ mide a AB, TA. Por tanto, TZ es medida comin de AB, TA. Digo ahora que también es la maxima. Pues, si TZ no es la medida comin maxima de AB, TA, un némero que sea mayor que TZ mediré a los nimeros AB, PA. Midalos (un ntimero) y sea H. Y como H mide a PA y TA mide a BE, entonces H mide también a BE; pero también mide al total BA; entonces medird también al resto AE. Pero AE medira a AZ; por tanto, H mediré a AZ y mide también al total AT; luego mediré tam- bién al resto I°Z, esto es: el mayor al menor, lo cual es imposible; asi pues, no medird a los némeros AB, [A un niimero que sea mayor que TZ. Por consiguiente, TZ es la medida comin maxima de AB, TA. Porisma: ELEMENTOS 45 A partir de esto queda claro que, si un ntimero mide a dos nimeros, medira también a su medida comtin maxima. Q. E. D.”° PROPOSICION 3 Dados tres nimeros no primos entre si, hallar su medida comin méxima. Sean A, B, I’ los tres ntimeros dados no primos entre si. Asf pues, hay que hallar la medida comiin maxima de A, B, P. Tomese pues la medida comin maxima, A, de los dos (ndimeros) A, B [VII, 2}; entonces Ao mide ono mideaT. —, En primer lugar midalo; pero mide también a A, B; entonces B ‘| | £ |e Amide a A, B, [, Luego A es una medida comin de A, B, T. al Digo ahora que también es la maxima, Pues si A no es la medida comtin maxima de A, B, I, un nimero que sea mayor que A medird a los nime- ros A, B, I, Midalos y sea E. Asi pues, como E mide a A, B, T, entonces mediré también aA, B, luego mediré también a la medida comin maxima de A, B [VII, 2, Por.]. Pero la medida comtin maxima de AB es A; entonces E mide a A, el mayor al menor; lo cual es imposible. Por tanto no mediré a los ntimeros A, B, Tun mémero que sea mayor que A; entonces A es la medida comtin maxima de A, B, I. Ahora no mida A aT. Digo, en primer lugar, que I’, A no son primos entre si. Pues, como A, B, T no son primos entre sf, algtin nimero los medira. Entonces el que mida a A, B, I’, medira tam- bién a A, B; y medird también a A la medida comtin maxima de A, B [VIL, 2, Por.]; pero mide también a 1’; entonces un nimero medird a A, T; luego A, no son primos entre si. Tomese, pues, su medida comin maxima, E [VII, 2]. Y como E mide a A, mientras que A mide a A, B, entonces E también mide a A, B; pero mide también a T; luego E mide a A, B, T; por tanto, E es una medida comin de A, B, T. Digo ahora que también es la maxima. Pues, si E no es la medida comin maxima de A,B, I’, un nimero que sea mayor que E mediré a los mimeros A, B, T. Midalos y sea Z. Ahora bien, como Z mide a A, B, I, también mide a A, B; entonces también mediré a la medida comtin maxima de A, B [VII, 2, Por.]. Pero A es la medida comiin maxima de A, B; entonces Z mide a A; y mide también a T; luego Z mide a A, T; por tanto medira también a la medida comin maxima de A, [VII 2, Por.]. Pero E es la medida comin 76. Si la proposicién anterior puede considerarse como un «test» de la propiedad de ser primos relati- vos, ahora Buclides ofrece un método no menos eficaz para hallar la medida comin maxima de dos nimeros por ef mismo método de sustraccisn reciproca sucesiva (anthyphairein), Puede que este método proceda de Ja determinacién de razones entre dos secciones de! monocordio —como sugiere A. Szaixs—. Desde lue- g0, la nocién de anthyphatresis parece relacionada con un concepto de raz6n numérica anterior a Buclides. (En X 2, 3, ofrecerd una nueva aplicacién en un marco mas general.) Por otro lado, la versién modernizada de este procedimiento en (érminos no ya de sustracci6n sino de divisi6n, ¥ de su resultado como obtencién del cr > “il PROPOSICION 14 Si hay unos niimeros, tantos como se quiera, y otros iguales a ellos en cantidad que, to- mados de dos en dos, guardan la misma raz6n, también, por igualdad, guardarén la misma razon. Sean A, B, T tantos nimeros como se quiera y A, E, Z otros iguales a ellos en can- tidad que, tomados de dos en dos, guardan la misma raz6n, (es decir que) como A es a B, asf Aa E, y como Bes aT, asi Ea Z. ne a a B E Tr z Digo que también, por igualdad, como A es aT’, asf Aa Z. Puesto que, como A es a B, asf Aa E, entonces, por alternancia, como A es a A, asi BaE[VUl, 13]. Asi mismo, dado que como B es aT, asi E a Z, entonces, por alternan- cia, como B es a E, asi Pa Z [VII, 13]. Pero, como B es a E, asi A a A; por tanto, como 85. Esta proposici6n se corresponde con V 12, y, como en el caso de la anterior, el enunciado es précti- camente el mismo sustituyendo «magnitud» por «mimero». La prueba combina, a su vez, la definicién VIL 21, y los resultados de VII 5-6, que se declaran verdaderos para cualquier cantidad de niimeros y no sdlo para dos como en los enunciados de Vil 5-6 86. Sia: b::¢:d, entonces, por alternancia: a :¢:: b: d. La proposicién se corresponde con V 16, y la prueba conecta VII, Def. 21, con el resultado de Vil 10. 52 EUCLIDES Aes aA, asf también Ta Z; luego, por alternancia, como A es aT’, asi Aa Z (VII, 13]. QED.” PROPOSICION 15 Si una unidad mide a un nimero cualquiera, y un segundo nimero mide el mismo ni- mero de veces a otro nimero cualquiera, por alternancia, la unidad medird también al tercer ntimero el mismo numero de veces que el segundo al cuarto. Pues mida la unidad A a un ntimero cualquiera BI’, y mida un segundo niimero, A, a otro némero cualquiera EZ el mismo numero de vec Digo que, por alternancia, la unidad A mide también al ntimero A el mismo nimero de veces que BT a EZ. A B 4 g rc An Po —— gE kK A z Pues como la unidad A mide al némero BI el mismo ntimero de veces que A a EZ, entonces, cuantas unidades hay en BP, tantos niimeros hay en EZ iguales a A. Dividase BI en sus unidades BH, HO, OT, y EZ en los (nimeros) EK, KA, AZ iguales a A. En- tonces la cantidad de las (unidades) BH, HO, OT seré igual a la cantidad de los (ntime- ros) EK, KA, AZ. Ahora bien, puesto que las unidades BH, HO, OT son iguales entre si, y los ntime- ros EK, KA, AZ son también iguales entre si, mientras que la cantidad de las unidades BH, HO, OT, es igual a la cantidad de los nimeros EK, KA, AZ, entonces, como la unidad BH es al nimero EK, asf la unidad H@ sera al namero KA y la unidad OT al numero AZ. Asi pues, como uno de los antecedentes es a uno de los consecuentes, asi serdn todos los antecedentes a todos los consecuentes [VII, 12]; por tanto, como la unidad BH es al numero EK, asi BI es a EZ. Pero la unidad BH es igual a la unidad A, y el nimero EK es igual al mimero A. Luego, como la unidad A es al nimero A, asi BD es a EZ. Por consiguiente, la unidad A mide al nimero A el mismo mimero de veces que Br a BZ. Q. E.D.* 87. Sia:bs:d:eyb: es fentonces, por igualdad: a : ¢ :: d: f. Y lo mismo es verdad sin que importe cudntos sean los sucesivos nimeros relacionados. Este método no puede usarse para la proposicién correspondiente de magnitudes (V 22); porque sdlo probarfa V 22 para seis magnitudes homogéneas, y las magnitudes de V 22 no estén sujetas a dicha limitacién. 88. Esta proposicién puede considerarse un caso particular de VII 9. ELEMENTOS 53 PROPOSICION 16 Si dos niimeros, al multiplicarse entre si, hacen ciertos (mimeros), los (ntimeros) resul- tantes serdén iguales entre si. Sean A, B los dos niimeros, y A, al multiplicaraB, = ————~a haga el (nimero) I’, y B, al multiplicar a A, haga el (nimero) A. Digo que I es igual a A. Pe Dado que A, al multiplicar a B ha hecho el (ntime- ro) T, entonces B mide a T segtin las unidades de A. Pero la unidad E mide también al nimero A segtin sus HE unidades; entonces la unidad E mide al ntimero A el mismo nimero de veces que B a I’. Entonces, por alternancia, la unidad E mide al ni- mero B el mismo numero de veces que A aT [VII, 15}. Puesto que B, al multiplicar a A, ha hecho a su vez el (mtimero) A, entonces A mide a A segtin las unidades de B. Pero la unidad E mide también a B segtin sus unidades; entonces la unidad E mide al néme- ro B el mismo ntimero de veces que A a A. Pero la unidad E media al mimero B el mis- mo nimero de veces que A aT; por tanto, A mide el mismo ntimero de veces a cada uno de los (ntimeros) I, A. Por consiguiente, Fes igual a A. Q. E. D. PROPOSICION 17 Si un niimero, al multiplicar a dos mimeros, hace ciertos (nimeros), los (mimeros) re- sultantes guardardn la misma razén que los multiplicados. Pues haga el nimero A, al multiplicar a los ntimeros B, T, los (ntimeros) A, E. Digo que como Bes aT, asf Aa E. a rr nr ey 4 —2 Pues dado que A, al multiplicar a B, ha hecho el (mimero) A, entonces B mide a A segén las unidades de A. Pero la unidad Z también mide al ndmero A segtin sus unida- des; entonces la unidad Z mide a A el mismo mtimero de veces que B a A. Por tanto, come la unidad Z es al nimero A, asf B es a A [VII, Def. 21]. Por lo mismo, como la unidad Z es al ntimero A, asi también Ta E; luego, como B es a A, asi Tes a E. Por consiguiente, por alternancia, como B es a, asi Aa E [VII, 13]. Q. E. D. 89. Hoi gendmenoi ex auton «los nimeros resultantes a partir de ellos», Esta expresin ¢s la utilizada nor- malmente para et resultado de multiplicaciones. En este caso las palabras ex autdn resultan ambiguas, se refie- ren a los nimeros inicialmente dados. Creo que suprimirlas es la mejor manera de deshacer la ambigiiedad. Por otra parte, la proposicién prucha que el orden de factores no altera el producto. 54 EUCLIDES PROPOSICION 18 Si dos mimeros, al multiplicar a un niimero cualquiera, hacen ciertos (ntimeros), los resultantes guardarén la misma razén que los multiplicados. Pues hagan los dos mimeros A, B, al multiplicar a un nimero cualquiera, I’, los (nti- meros) A, E. Digo, que, como A es a B, asi Aa E. a T a a B E Pues, dado que A, al multiplicar a T, ha hecho el (mimero) A, entonces I, al multi- plicar a A, también ha hecho el ntimero A [VII, 16]. Por lo mismo, también I, al multi- plicar a B, ha hecho el niimero E. Entonces el numero I’, al multiplicar a los dos niime- ros A, B, ha hecho los (mimeros) A, E. Por consiguiente, como A es a B, asi Aa E [VIL 17]. Q. E. D. PROPOSICION 19 Si cuatro ntimeros son proporcionales, el producto™ del primero y el cuarto serd igual al del segundo y el tercero; y si el producto del primero y el cuarto es igual al pro- ducto del segundo y el tercero, los cuatro mimeros serdn proporcionales. Sean A, B, P, A cuatro némeros proporcionales (tales que) como A es a B, asf Ta A; yA, al multiplicar a A, haga el (néimero) E, y B, al multiplicar a T, haga el (niimero) Z. Digo que E es igual a Z. Pues A, al multiplicar a I, haga el (néimero) H. Asi pues, dado que A, al multiplicar a P, ha hecho al el (ntimero) H, y, al multiplicar a A, ha hecho el (nu- Bler mero) E, entonces, el mimero A, al multiplicar a los eB} z dos niimeros I’, A, ha hecho los (ntimeros) H, E. Luego, como I es a A, asi H es a E [VII, 17]. Pero como [es a A, asi A es a B; entonces, como A es a B, asf también H A es a E. Puesto que A, al multiplicar a T, ha hecho a su vez el (néimero) H, mientras que B, al multiplicar a T, ha hecho el (nimero) Z; entonces, los dos ntimeros A, B, al multiplicar a cierto ntimero, I’, han hecho los (nt- metros) H, Z. Por tanto, como A es a B, asi H a Z [VII, 18]. Pero, como A es a B, asi H a E; en- tonces, como H es a E, asi también H a Z. Por tanto, H guarda la misma raz6n con cada uno de los (ntimeros) E, Z. Luego E es igual a Z [V, 9]. Sea E ahora igual a Z. Digo que, como A es a B, asi Pa A. H 90. A partir de aquf traduzco por «producto» Ia expresiGn griega utilizada comunmente para el resulta- do de la multiplicacién ho gendmenos ek... «el (niimero) resultante (0 producido) a partir de», ELEMENTOS 55 Pues, siguiendo la misma construccién, dado que E es igual a Z, entonces, como H es aE, asi HaZ[V, 7]. Pero como Hes aE, asi Pa A[VI, 17], mientras que, como H es aZ, asf A aB [VIL 18]. Por consiguiente, como A es a B, asf también Ta A. Q. E. D.” PROPOSICION 20 Los niimeros menores de aquellos que guardan la misma razon que ellos miden a los que guardan la misma razén el mismo niimero de veces, el mayor al mayor y el menor al menor, Pues sean TA, EZ los ntimeros menores de aquellos que guardan la misma razén que A, B. Digo que TA mide a A el mismo ntimero de veces que EZ a B. Porque IA no es partes de A, pues, si fuera posible, sea asf; en- tonces EZ es las mismas partes de B que PA de A [VII, 13 y Def. 21]. Luego, cuantas partes hay en TA de A, tantas partes hay en EZ de B. Dividase PA en las partes TH, HA de A, y EZ en las partesEO, | * z ©Z de B; entonces la cantidad de los (mimeros) TH, HA seré igual a la cantidad de los (nimeros) EO, OZ. Ahora bien, puesto que los a niimeros TH, HA son iguales entre sf y los nimeros EO, OZ son también iguales entre sf, mientras que la cantidad de los (niimeros) TH, HAes igual a la cantidad de los (ntimeros) EO, @Z, entonces, como TH es a EQ, asi HA a OZ. Por tanto, como uno de los antecedentes es a uno de Jos consecuentes, asf todos los antecedentes serén a todos los consecuentes [VII, 12]. Lue- go, como TH es a EO, asf T'A a EZ; por tanto, TH, E@ guardan la misma raz6n que T'A, EZ, siendo menores que ellos; lo cual es imposible: porque se ha supuesto que FA, EZ. son los menores de los que guardan la misma raz6n que ellos. Luego IA no es partes de A; enton- ces es parte (de A) [VII, 4]. Y EZ es la misma parte de B que TA de A (VII, 13 y Def 21]. Por consiguiente, [A mide a A el mismo ntimero de veces que EZ a B. Q. E. D.? rye PROPOSICION 21 Los mimeros primos entre st son los menores de aquellos que guardan la misma razin que ellos. Sean A, B niimeros primos entre si. 91, Heiberg relega al apéndice una proposicién que aparece en los mss. V, p, en el sentido de que, si tres iiimeros son proporcionales, el producto de los extremos es igual al cuadrado del medio, y viceversa. No aparece en la primera mano de P; B la tiene en el margen y Campano la omite. Al-Nayrizi cita la proposicién sobre tres numeros proporcionales como una observacién a VII 19 debida probablemente a Herén. 92. Aqui Heiberg omite una proposicién que sin duda es una interpolacién de Teén (B, V, p ta tienen como VII 22, pero P la presenta en el margen y en la tltima mano; Campano la omite también), Prueba, para niimeros, la proporcién perturbada: Sia: b:re:fyb:e:d:e,entoncesa:c:d:f 56 EUCLIDES Digo que A, B son los menores de aquellos que guardan la misma raz6n que ellos. Pues, si no, habra algunos ntimeros menores que A, B que guarden Ja misma raz6n que A, B. Sean T, A. cs Asi pues, como los ntimeros menores de los que guardan la misma raz6n miden a los que guardan la misma raz6n el mismo ntimero de ve- ces, el mayor al mayor y el menor al menor, es decir, el antecedente al antecedente y el consecuente al consecuente [VII, 20], entonces T mide aA el mismo mimero de veces que Aa B. ‘| | Pues cuantas veces T mide a A, tantas unidades habrien E. Portan- 7 to, A mide a B segiin las unidades de E, Pero, puesto que I mide a A se- gun las unidades de E, entonces E mide a A segtin las unidades de T [VIL 16]. Luego, por lo mismo, E mide también a B segtn las unidades de A [VII, 16]. Entonces E mide a A, B que son primos entre s{. Lo cual es imposible (VI, Def. 13]. Luego no habré algunos ntimeros menores que A, B que guarden la mis- ma raz6n con A, B. Por consiguiente, A, B son los menores de aquellos que guardan la misma razon que ellos, Q. E. D. PROPOSICION 22 Los niimeros menores de aquellos que guardan la misma razén que ellos son primos entre si. Sean A, B los ntimeros menores de aquellos que guardan la misma raz6n que ellos. Digo que A, B son primos entre si. Pues, si no son primos entre sf, algdn némero los mediré.. |= 4+ Midalos (un numero) y sea I’. Y, cuantas veces mide Ta A, tantas unidades haya en A, y, cuantas veces T’ mide a B, tantas unidades haya en E. —$<$—$+ Puesto que T mide a A segiin las unidades de A, entonces T, al multiplicar a A, ha hecho el (némero) A [VII, Def. 16]. Por lo mismo, también I’, al multiplicar a E, ha hecho el (nG- &"---—~* mero) B. Asi pues, el némero I, al multiplicar a los dos nimeros A, E ha hecho los (ntimeros) A, B; por tanto, como A es a E, asi A a B [VII, 17); entonces A, E guardan la misma razén que A, B, siendo menores que ellos, lo cual es imposible. Luego ningtin nimero medird a los mimeros A, B. Por consiguiente, A, B son primos entre si. Q. E. D.” 93. Berro Levi, Leyendo a Euclides, Rosario, 1947, pag. 208, dice que los enunciados de 20, 21 y 22, suponen implicitamente por lo menos uno de los siguientes hechos: existe un par de niimeros minimos entre Jos que guardan una misma razén; existe un par de niimeros primos entre sf entre los pares que guardan ta misma raz6n. Pues, aunque se admite como evidente 1a existencia de un mfnimo en todo sistema de enteros, no es evidente la existencia de un par minimo. ELEMENTOS 57 PROPOSICION 23 Si dos ntimeros son primos entre st, el mimero que mide a uno de ellos serd primo res- pecto al restante. Sean A, B dos nimeros primos entre si, y mida a A un nimero cualquiera I’. Digo que también I’, B son primos entre si. Pues si F, B no son primos entre si, algtin nimero mediré a T, B. Midaios y sea A. Puesto que A mide a’, mientras que F mide a A, en- tonces A mide también a A. Pero mide también a B; entonces A mide a A, B que son primos entre sf; lo cual es imposible (VII, Def. 12]. 4 Por tanto ningiin nimero medira a los némeros I, B. | Por consiguiente, P, B son primos entre si. Q. E. D. A a8 fF PROPOSICION 24 Si dos ntimeros son primos con respecto a otro ntimero, también su producto serd pri- mo con respecto al mismo (ntimero). Sean los dos niimeros A, B primos con respecto a un némero I’, y A, al multiplicar aB, haga A. Digo que I’, A son primos entre si. Pues si, A no son primos entre sf, algtin numero mediré a T, A. Midalos y sea E. Ahora bien, puesto que I’, A son primos entre si, y cierto ntimero E mide a I, entonces A, E son pri- a i mos entre sf [VII, 23]. Entonces, cuantas veces E mide a A, A tantas unidades hay en Z; por tanto, Z mide también a A segiin las unidades de E [VII, 16]. Luego E, al multiplicar a Z, ha | hecho el némero A [VII, Def. 16]. Pero también A, al multi- plicar a B, ha hecho el (némero) A; asi pues, el (producto) de E, Zs igual al (producto) de A, B. Pero si el producto de los extremos es igual al produc- to de los medios, los cuatro ntimeros son proporcionales [VII, 19]. Entonces, como E es a A, asi B es a Z. Pero A, E son primos (entre sf) y los primos son también los menores, y los nimeros menores de los que guardan la misma razén que ellos miden a los que guardan la misma razén el mismo numero de veces, el mayor al mayor y el menor al menor, es decir: el antecedente al antecedente y el consecuente al consecuente [VII, 20]. Por tanto, E mide a B; pero también mide a I’; luego E mide a B, T que son primos entre sf; lo cual es imposible [VII, Def. 13]. Por tanto ningin ntime- ro mediré a los nimeros T, A. Por consiguiente, ’, A son primos entre si. Q. E. D. 58 EUCLIDES PROPOSICION 25 Si dos mimeros son primos entre si, el producto de uno de ellos (multiplicado por st mismo) serd primo con respecto al restante* Sean A, B dos némeros primos entre si, y A, al multiplicarse a sf mismo, haga P. Digo que B, I’ son primos entre si. Hagase, pues, A igual a A. Puesto que A, B son primos entre sf, mientras que A es igual a A, entonces también A, B son primos entre a sf. Asi pues cada uno de los (ntimeros) A, A es primo con respectoaB; a luego el producto de A, A sera primo con respecto a B [VII, 24], pero el namero producido a partir de A, A es T. r Por consiguiente, I’, B son primos entre si. Q. E. D. PROPOSICION 26 Si dos mimeros son primos con respecto a dos nimeros, uno y otro con cada uno de ellos, sus productos también serdn primos entre si. Pues sean A, B dos ntimeros primos ambos con respecto a cada uno de los dos ni- meros I, A, y A, al multiplicar a B, haga E, y I’, al multiplicar a A, haga Z. Digo que E, Z son primos entre sf. A mr Be Ae et E z Pues como cada uno de los (ntimeros) A, B son primos con respecto a T, entonces el producto de A, B también serd primo con respecto aT [VII, 24]. Pero el producto de A, Bes E; luego E, T’ son primos entre si. Por lo mimo, A, E también son primos entre si. Entonces cada uno de los (niimeros) T, A es primo con respecto a E. Por tanto, el producto de I’, A sera también primo con respecto a E [VII, 24]. Pero el producto de los (nimeros) T, A es Z. Por consiguiente los ntimeros E, Z son primos entre si. Q. E. D. 94. Ho ek toit hends autdn gendmenos, lit: «e1 (némero) producido por uno de ellos...» se refiere al pro- ducto de dicho niimero por sf mismo. Afiado estas palabras entre paréntesis porque no aparecen en el texto griego. Por otra parte, la proposicién es un caso particular de ta precedente. ELEMENTOS 59 PROPOSICION 27 Si dos mimeros son primos entre si y al multiplicarse cada uno a si mismo hace algin otro (ntimero), sus productos serdn primos entre si, y si los ntimeros iniciales, al multi- plicar a los productos, hacen ciertos nimeros, también ellos serdn primos entre st [y siempre sucede esto con los extremos].” Sean A, B dos nimeros primos entre sf, y A al multiplicarse a sf mismo haga el (némero) I, y al multiplicar a P haga el (ndme- ro) A; por otra parte, B al multiplicarse a sf mismo haga el (mi- a mero) E, y al multiplicar a E haga el (nimero) Z. Digo que I’, Ey A, Z son primos entre sf. ‘ Pues como A, B son primos entre sf, y A al multiplicarse a sf mismo ha hecho el (nimero) I’, entonces I’, B son primos entre sf [VII, 25]. Dado que, en efecto, I’, B son primos entre si y B, al multiplicarse por s{ mismo, ha hecho el (ntimero) E, entonces I’, E son primos entre si [VII, 25]. A su vez, como A, B son primos entre sf y B al multiplicarse a sf mismo ha hecho el (ntimero) E, en- tonces A, E son primos entre si [VII, 25]. Asi pues, como los dos nimeros A, T son pri- mos ambos con respecto a cada uno de los dos ntimeros B, E, entonces el producto de A, Tes también primo con respecto al (producto) de B, E [VII, 26]. Pero el (producto) de A, I es A, mientras que el (producto) de B, E es Z. Por consiguiente, A, Z son primos entre sf. Q. E. D. r PROPOSICION 28 Si dos ntimeros son primos entre si, su suma también seré un (ntimero) primo con res- pecto a cada uno de ellos; y si la suma de ambos es un (nimero) primo con respecto a uno cualquiera de ellos, también los nitmeros iniciales serén primos entre si. Stimense pues los dos némeros primos entre sf AB, BP. Digo que también la suma de ambos, AT, es un(nimero) = 4 B r primo con respecto a cada uno de los (ntimeros) AB, BI. ——! Pues si TA, AB no son primos entre si, algtin ntimero mediré a TA, AB. Midalos y sea A. Asi pues, como A mide a A, AB, entonces mediré también al resto BI. Pero mide también a BA; entonces A mide a AB, BI que son pri- mos entre sf; lo cual es imposible (VIL, Def. 13]. Por tanto ningtin némero medird a PA, AB; luego TA, AB son primos entre si. Por lo mismo, AT’, PB son también primos en- tre si. Entonces TA es primo con respecto a cada uno de los (ntimeros) AB, BI. Sean ahora PA, AB primos entre sf. Digo que AB, BT son también primos entre sf. Pues si AB, BT no son primos entre si, algiin ntimero mediré a los (ntimeros) AB, BI. Midalos y sea A. Ahora bien, como A mide a cada uno de los (ntimeros) AB, BT, 95. Heiberg atetiza el final del enunciado porque dkroi s6lo podria significar «los tltimos productos» y porque no hay nada en la prueba que se corresponda con estas palabras. De hecho Campano las omite, Hei- berg concluye que se trata de una interpolaciGn anterior a Teén. 60 EUCLIDES entonces medira también al total TA. Pero mide también a AB; entonces A mide a los (ntimeros) PA, AB que son primos entre si; lo cual es imposible [VIL Def. 13]. Luego ningtin nimero mediré a Jos (ntimeros) AB, BI. Por consiguiente, AB, BI son primos entre sf. Q. E. D. PROPOSICION 29 Todo niimero primo es primo con respecto a todo (niimero) — 1s al que no mide. Sea A un ntimero primo y no mida a B. Digo que B, A son primos entre sf. er Pues si B, A no son primos entre sf, algtin niimero los mediré. Midalos y sea I. Puesto que T mide a B, pero A no mide a B, entonces I no es el mismo (némero) que A. Y puesto que I mide a B, A, entonces mide también a A que es primo no siendo el mismo (que I); lo cual es imposible; luego ningtin nimero medi- ra los (nimeros) B, A. Por consiguiente, A, B son primos entre sf. Q. E. D. PROPOSICION 30 Si dos mimeros, al multiplicarse entre sé, hacen algtin (nimero) y algtin niimero primo mide a su producto, también mediré a uno de los iniciales. Hagan, pues, los dos ntimeros A, B, al multiplicarse entre si, el (nimero) P’, y mida algiin ntimero primo, A, al (némero) I. Digo que A mide a uno de los (nimeros) A, B. Pues no mida a A; pero A es primo; entonces A, A son primos entre sf [VI, 29]. Ahora bien, cuantas veces mida A a T, tantas unidades haya en E. Asi pues, como A mide aT segtin las unidades de E, entonces A, al multiplicar a E, ha hecho el (néimero) F [VIL, Def. 16]. Pero, en efecto, A, * al multiplicar a B, ha hecho también el (ntimero) T; enton- 3 ces el (producto) de A, E es igual al (producto) de A, B. Lue- go, como A es aA, asf B aE [VII, 19]. Pero A, A son primos y los primos son también los menores [VII, 21], y los menores_ "4 miden el mismo ntimero de veces alos que guardanlamisma = g,____, raz6n, el mayor al mayor y el menor al menor, es decir el an- tecedente al antecedente y el consecuente al consecuente [VII, 20]; asf pues, A mide a B. De manera semejante demostrariamos que, si no mide a B, mediré a A. Por consiguiente, o mide a uno de los (ntimeros) A, B. Q. E. D. nr ELEMENTOS 61 PROPOSICION 31 Todo nimero compuesto es medido por algiin mimero primo. Sea A un ntimero compuesto. Digo que A es medido por algtin nimero primo. Pues como A es compuesto, algtin ntimero lo mediré. Mi- =——~r dalo y sea B. Ahora bien, si B es primo se habria dado lo pro- puesto. Pero si es compuesto, algtin ntimero lo medird. Midalo y sea I’. Pues bien, como I mide a B y B mide a A, entonces T mide también a A. Y si I es primo, se ha- bria dado lo propuesto. Pero si es compuesto, algtin némero lo mediré.% Siguiendo asf la investigacién se hallar4 un nimero primo, que lo medird. Pues, si no se halla, una se- tie infinita de némeros medirén al némero A, cada uno de los cuales es menor que otro; lo cual es imposible en el (caso de) los ntimeros. Luego se hallard un néimero primo que mediré al anterior a él mismo, que también mediré a A. Por consiguiente, todo nimero compuesto es medido por algdin ndmero primo. QE.D. rn PROPOSICION 32 Todo ntimero 0 es primo 0 es medido por algiin (nimero) primo. Sea A un ntimero. Digo que A o es primo o es medido por algtin (ntimero) primo. Pues si A es primo se habria dado lo propuesto, pero si es compuesto, algin | numero primo lo mediré [VII, 31]. Por consiguiente, todo mimero 0 es primo o es medido por algtin (nimero) primo. Q. E. D. PROPOSICION 33 Dados tantos niimeros como se quiera, hallar los menores de aquellos que guardan la misma raz6n que ellos. Sean A, B, T tantos ntimeros dados como se quiera. Asf pues hay que hallar los menores de los que guardan la misma razon que A, B, I’. Pues A, B, Po son primos entre sf 0 no. Si, en efecto, son primos entre sf, son los menores de los que guardan la misma razén que ellos [VI, 21]. Pero si no, témese la medida comin maxima, A, de A, B, I; y, cuantas veces mida A acada uno de los (ntimeros) A, B, I’, tantas unidades haya en cada uno de los (ntime- ros) E, Z, H. Entonces, los mimeros A, B, F miden respectivamente a los (ntimeros) E, 96. Se echan en falta en esta proposicién las palabras «al anterior a él mismo que también mediré a A» que aparecen unas lineas més abajo. Heiberg piensa que es posible que dichas palabras hayan desaparecido de P en este lugar, debido a un error de homeoteleuton. Por otro lado, relega al apéndice una prueba alterna- tiva de esta proposicién, ef. HEATH, ed. cit., pag. 333. 62 EUCLIDES Z, H, segiin las unidades de A [VII, 16]. Luego E, Z, H miden el mismo numero de ve- ces a A, B, T; por tanto, E, Z, H guardan la misma raz6n que A, B, I [VIL, Def. 21]. AE pad ye B 4 r z K Digo ademas que también son los menores. Pues si E, Z, H no son los menores de los que guardan la misma raz6n que A, B, P, habré unos ntimeros menores que E, Z, H que guarden la misma razén con A, B,T. Sean ©, K, A; entonces Z mide a A el mismo nimero de veces que K, A miden respectiva- mente a B, I’. Ahora bien, cuantas veces © mide a A, tantas unidades haya en M; enton- ces K, A miden respectivamente a B, I’ segiin las unidades de M. ¥ puesto que © mide aA segtn las unidades de M, entonces M mide también a A segun las unidades de © [VIL 16]. Por lo mismo, M mide a B, I segtin las unidades de K, A respectivamente; luego M mide a A, B, I. Y como © mide a A segtin las unidades de M, entonces 9, al multiplicar a M, ha hecho el (mtimero) A [VII Def. 16]. Por lo mismo, E al multiplicar a Aha hecho también el (nimero) A. Entonces el (producto) de E, A es igual al (producto) de ©, M, Luego, como E es a ©, asi Mes a A [VI 19]. Ahora bien, E es mayor que ©; entonces M es también mayor que A, y mide a los (nimeros) A, B, T’; lo cual es imposi- ble: porque se ha supuesto que A es la medida comtin maxima de A, B, T°. Por tanto, no habré ningtin nimero menor que E, Z, H que guarde la misma razén que A, B, T. Por consiguiente, E, Z, H son los (ntimeros) menores de los que guardan la misma raz6n con A, B,T. Q. E. D. PROPOSICION 34 Dados dos niimeros, hailar el menor ntimero al que miden. Sean A, B los dos ntimeros dados. Asi pues hay que hallar el menor numero al que miden. 4 Pues bien, A, B o son primos entre sf o no. En primer lu- gar sean A, B primos entre sf, y A al multiplicar a B haga el (némero) T; entonces B al multiplicar a A ha hecho también —sB el (nimero) I [VII, 16]. Entonces A, B miden aT. Digo ademas que también es el menor (némero al que miden). Pues, si no, A, B medirén a algiin niimero que sea menor que P. Midan a A. Y cuan- tas veces A mide a A, tantas unidades haya en E, y, cuantas veces B mide a A, tantas unidades haya en Z; entonces A, al multiplicar a E, ha hecho el (ntimero) A, y B, al mul- tiplicar a Z, ha hecho el (nimero) A [VIJ, Def. 16]; entonces el (producto) de A, E es igual al (producto) de B, Z. Por tanto, como A es a B, asi Za E [VII, 19]; pero A, B son primos, y los primos son también los menores [VII, 21] y los menores miden a los que ELEMENTOS 63 guardan la misma raz6n el mismo mimero de veces, el mayor al mayor y el menor al menor [VII, 20]; asf pues, B mide a E, como el consecuente al consecuente. Y como A, al multiplicar a B, E, ha hecho los (nimeros) I’, A, entonces, como B es a E, asf Ta A {VII, 17]. Pero B mide a E; luego I mide también a A, el mayor al menor; lo cual es im- posible. Por tanto, A, B no miden a algtin nimero que sea menor que I’. Luego Tes el menor que es medido por A, B. Ahora, no sean A, B primos entre si, y t6mense los némeros menores Z, E de los que guardan la misma raz6n con A, B [VII, 33]; entonces, el (producto) de A, E es igual al (producto) de B, Z [VI, 19]. Y haga A, al multiplicar a E, el (némero) T; entonces B, al multiplicar a Z, ha hecho tam- A s bién el (ntiimero) T; asf pues, A, B miden aT. Digo ademas que también es el menor (ntimero al que miden). es Pues, si no, A, B medirdn a algiin nimero que sea menor que T. Midan a A. Y cuantas veces A mide a A, tantas unida- des haya en H, y cuantas veces B mide a A, tantas unidades = +H ei) haya en ©. Entonces, A al multiplicar a H ha hecho el ni- mero A, y B al multiplicar a © ha hecho el ntimero A. Asf pues, el (producto) de A, H es igual al (producto) de B, Q; luego, como A es a B, asi © a H [VII, 19]. Pero como A es a B, asf Za E. Por tanto, también, como Z es a E, asi @ a H. Pero Z, E son los meno- res, y los menores miden a los que guardan la misma raz6n el mismo nimero de veces, el mayor al mayor y el menor al menor [VII, 20]. Entonces, E mide a H. Y como A, al multiplicar a E, ha hecho los nimeros I’, A, entonces, como E es a H, asf a A [VII, 17]. Pero E mide a H; luego I’ también mide a A, el mayor al menor; lo cual es imposible. Por tanto, A, B no miden a algdin nimero que sea menor que I’. Por consiguiente, I’ es el ntimero menor que es medido por A, B. Q. E. D.” 4 PROPOSICION 35 ‘Si dos nimeros miden a algiin nimero, el (mimero) menor medido por ellos también medird al mismo (ntimero). Pues midan dos mimeros A,B aunntimerolAyseaEel aa pe—— menor (al que miden). Digo que E mide también a TA. © z Pues si E no mide a A, deje B, al medir a AZ, al nime- ro menor que sf mismo TZ. ¥ como A, B miden a E y E mide a AZ, entonces, A, B mediran también a AZ. Pero miden también al total TA; lue- go, medirdn también a PZ que es menor que E; lo cual es imposible. Por tanto, no es el caso de que E no mida a IA; por consiguiente lo mide. Q. E. D. 4. 5 97. Se trata de! procedimiento para hailar ef mfnimo comin miltiplo de dos nuimeros. 64 BUCLIDES PROPOSICION 36 Dados tres ntimeros, hallar el niimero menor ai que miden. = "~~ Sean A, B, T tres nimeros dados. 2 As{ pues, hay que hallar el némero menor al que miden. Témese, pues, A, el (ntimero) menor que es medido por los dos (mimeros) A, B [VII, 34]. Entonces T 0 mide a Ao no lo mide. En primer lugar, midalo, Pero A, B miden tam- bién a A; entonces A, B, T midena A. Digo ademas que también es el menor (al que miden), Pues, si no, A, B, T mediran a un néimero que sea menor que A. Midan a E. Como A, B, T miden a E, entonces A, B también miden a E. Asf pues, el menor (nimero) me- dido por A, B también mediré [a E] [VIT, 35]. Pero el menor (nimero) medido por A, B es A; entonces, A mediré a E, el mayor al menor; lo cual es imposible. Luego, A, B, T no mediran a algiin nimero que sea menor que A; por tanto, A es el nGmero menor que A, B, T miden. Ahora, por el contrario, no mida I’ a A, y tomese E, el menor nimero medido por I’, A [VIL 34]. Como A, B miden a A, pero A mide a E, entonces, A, B miden también a EB. Pero T mide también [a E]; entonces A, B, T miden también [a E]. Digo ademas que es el menor (nimero al que miden). Pues, si no, A, B, F medirdn a algtin (ntimero) que sea menor que E. Midan a Z. Como A, B, T miden a Z, entonces A, B miden también a Z; luego el menor (nimero) medido por A, B medira a Z [VII, 35]. A ao ry Be 4 z Pero el menor (ntimero) medido por A, B es A; entonces, A mide a Z. Pero T tam- bién mide a Z; por tanto, A, [ mide a Z; de modo que el menor (ntimero) medido por A, T también medira a Z. Pero el menor (nimero) medido por T, A es E. Entonces E mide a Z, el mayor al menor; lo cual es imposible. Por tanto, A, B, T no mediran a un ntime- ro que sea menor que E. Por consiguiente, E es el menor que es medido por A, B, . Q. E. D.* PROPOSICION 37 Si un niimero es medido por algin nimero, el (nimero) medi- A do tendré una parte homénima del (ntimero) que lo mide. Sea medido, pues, A por algtin nimero B. Digo que A tiene una parte homénima de B. or Pues cuantas veces B mide a A, tantas unidades haya en T. Como B mide aA segiin las unidades de T, y la unidad A mide 98. El método de Euclides para hallar el m. c. m. de tres ntimeros nos es familiar. Primero se halla elm. cm. de a, b, sea d; y después se halla el m. c. m. de dy ¢ ELEMENTOS 65 al nimero I segtin sus propias unidades, entonces, la unidad A mide al némero T el mismo nimero de veces que B a A. Asi pues, por alternancia, la unidad A mide al ni- mero B el mismo némero de veces que [a A [VII, 15]; entonces la parte que la unidad Aes del numero B, la misma parte es también [de A. Pero la unidad A es una parte del numero B homénima de él; entonces I’ es también una parte de A homénima de B. De modo que A tiene una parte T que es homénima de B. Q. E. D.” PROPOSICION 38 Siun mimero tiene una parte cualquiera, serd medido por un ntimero homénimo de la parte. Tenga, pues, el ntimero A una parte cualquiera B, yseal = B*———+ homénimo de la parte B. Digo que I’ mide a A. Pues como B es una parte de A homénima de T, y launi- = 4° dad A es una parte de T homénima de é1, entonces la parte que la unidad A es del numero I’, la misma parte es también B de A; entonces la uni- dad A mide al nimero I el mismo nimero de veces que B a A. Asf pues, por alternan- cia, la unidad A mide al nimero B el mismo niimero de veces que Ta A [VII, 15]. Por consiguiente, F mide a A. Q. E. D. PROPOSICION 39 Hallar un niimero que sea el menor que tenga unas partes dadas. Sean las partes dadas A, B, T. Asi pues, hay que hallar un ntimero que sea el menor que tenga las partes A, B, Pues sean A, E, Z niimeros homénimos de las partes A, B, I’; y t6mese H, el menor (nimero) medido por A, E, Z [VII, 36]. Entonces, H tiene partes homénimas de A, E, Z [VII, 37). Pero A, B, I’ son partes homénimas de A, E, Z, I’; en- Ae tonces tiene las partes A, B, T. Digo ademis que es también el menor. Pues, si no, habré un nimero menor que H que tenga las 1 partes A, B, I. Sea ©. Puesto que @ tiene las partes A, B, T, entonces © sera medido por los ntimeros homénimos de las partes A, B, F [VII, 38]. Pero A, E, Z son ntimeros homénimos de las partes A, B, T; en- tonces © es medido por los (ntimeros) A, E, Z. Y es menor que H; lo cual es imposible. Por consiguiente, no habré ningtin ntimero menor que H que tenga las partes A, B, T. QED. AS BR uo ee—_—____. 99. El texto del enunciado precisa de una explicacién. Por ejemplo, si 3 mide a A, es decir: Si A = 3m = (3+3+...3), la proposicién afirma que hay un nimero que es un tercio de A Si B mide a A, existe un mimero que es la B* parte de A. 66 EUCLIDES LIBRO NOVENO PROPOSICION 20 Hay mas ntimeros primos que cualquier cantidad propuesta de nimeros primos. Sean A, B, T los ntimeros primos propuestos. Digo que hay mds nimeros primos que A, B, T. Pues témese el ntimero menor medido por A, B, T y sea AE y affddase a AE la uni- dad EZ. Entonces EZ 0 es primo o no. Sea primo en primer lugar; entonces han sido ha- llados los nimeros primos A, B, T, EZ, (que son) mas que A, B, T. wo bee aH r 3 Pero ahora no sea primo EZ; entonces es medido por algdn ntimero primo [VII, 31]: sea medido por el nimero primo H. Digo que H no es el mismo que ninguno de los mimeros A, B, IP’. Pues, si fuera po- sible, séalo. Pero A, B, P miden a AE; entonces H medira también a AE. Pero mide asi- mismo a EZ; y H, siendo un némero, mediré también a la unidad restante AZ; lo cual es absurdo. Luego H no es el mismo que ninguno de los (ntimeros) A, B, I. Y¥ se ha su- puesto que es primo. Por consiguiente, han sido hallados mds nimeros primos que la cantidad propuesta de los (ntimeros) A, B, PQ. E. D. PROPOSICION 36 Si tantos ntimeros como se quiera a partir de una unidad se disponen en proporcién duplicada hasta que su (suma) total resulte (un niimero) primo, y el total multiplicado por el tiltimo produce algin nimero, el producto serd (un mimero) perfecto. Pues disp6nganse tantos nimeros como se quiera, A, B, I’, A, a partir de una unidad en proporcién duplicada hasta que su (suma) total resulte (un nimero) primo, y sea E igual al total, y E, al multiplicar_ =» —a8 aA, haga ZH. Digo que ZH es un (nimero) perfecto. Pues cuantos nimeros son en cantidad A, B, I’, A, t6men- se tantos ntimeros E, @K, A, M en proporcién duplicada a partir de E; entonces, por igualdad, como A es a A, asfEaM [VII 14]. Asf pues, el pro- ducto de E, A es igual al (producto) de A, M [VII 19]. Ahora bien, el producto de E, A es ZH; entonces el (producto) de A, M es también ZH. Luego A, al multiplicar a M, ha he- cho ZH; por tanto, M mide a ZH segtin las unidades de A. Pero A es una dfada; luego ZH es el doble de M. Pero M, A, OK, E son sucesivamente el doble uno de otro; entonces E, OK, A, M, ZH son continuamente proporcionales en proporcién duplicada. pee 4 ELEMENTOS 67 A Ee ——+ M a nr z 2 ° N kK 0 1 Ahora, del segundo OK y del tiltimo ZH quitense @N, ZE respectivamente iguales aE. Entonces, como el exceso del segundo numero es al primero, asf es el exceso del ul- timo a todos los anteriores a él (IX, 35]. Asf pues, como NK es a E, asi 5H a M, A, KO, E. Y NK es igual a E; entonces EH también es igual a M, A, @K, E. Pero ZE también es igual a E, y EaA, B,T, Ay la unidad. Asi pues, el total ZH también es igual a los (nd- meros) E, OK, A, M y a los (ntimeros) A, B, I’, A y la unidad; y es medido por ellos. Digo que ZH no seré medido por ningin otro fuera de A, B, P, A, E, OK, A, My la unidad. Pues, de ser posible, mida un nimero O a ZH, y no sea O el mismo que ninguno de los ntimeros A, B, T, A, E, OK, A, M. Y cuantas veces O mida a ZH, tantas unidades haya en IT; entonces IT, al multiplicar a O, ha hecho ZH. Pero, en efecto, E, al multipli- car a A, ha hecho también ZH; entonces, como E es a IT, O es a A [VII, 19]. Y puesto que A, B, I’, A son continuamente proporcionales a partir de una unidad, entonces A no sera medido por ningun otro fuera de A, B, T (IX, 13]. Ahora bien, se ha supuesto que O ‘no es el mismo que ninguno de los (némeros) A, B, I; por tanto, O no mediré a A. Pero, como Oes a A, Ees aI; entonces E tampoco mide a I [VII, Def. 21]. Y E es primo. Pero todo ntimero primo es primo con respecto a todo aquel al que no mide [VII, 29]. Asi pues, E, IT son primos entre sf. Pero los primos son también los menores [VII, 21] y Jos menores miden a los que guardan 1a misma raz6n que ellos el mismo ntimero de ve- ces, el antecedente al antecedente y el consecuente al consecuente [VII, 20]; ahora bien, como E es a IT, O es a A; entonces, E mide a O el mismo ntimero de veces que TT a A. Pero A no es medido por ningtin otro fuera de A, B, T; luego T es el mismo que uno de los (ntimeros) A, B, T. Sea el mismo que B y cuantos son B, T’, A en cantidad témense tantos E, OK, A a partir de E. Ahora bien, E, OK, A guardan la misma raz6n que B, T, A; entonces, por igualdad, como B es a A, E es a A [VII, 14]. Luego el (producto) de B, ‘Aes igual al (producto) de A, E [VII, 19]; pero el (producto) de A, E es igual al (pro- ducto) de IT, O; entonces el (producto) de IT, O es igual al (producto) de B, A. Luego como I es a B, Aes a O[VII, 19]. Pero I es el mismo que B; entonces A es el mismo que O; lo cual es imposible, porque se ha supuesto que O no era el mismo que ningu- no de los (ntimeros) puestos, luego ningtin ntimero mediré a ZH fuera de A, B, I, A, E, OK, A, My launidad, Y se ha demostrado que ZH es igual a A, B, T, A, E, OK, My la unidad. Pero un nimero perfecto es el que es igual a sus propias partes [VII, Def. 23]. Por consiguiente, ZH es un (nimero) perfecto. Q. E. D.! 100. Si la suma de un ntimero cualquiera de términos de una serie 1, 2, 2%... "es un ntimero primo y se multiplica por el iltimo término, el producto seré un ntimero perfecto. ‘Teén de Esmirna y Nicémaco definen el nimero perfecto y dan la ley para su formacién. Por otra parte, Euclides y Teén de Esmima slo mencionan los dos primeros ntimeros perfectos: 2(2? ~ 1) = 6 y 2(2'— 1) = 28; Nicémaco explicita los dos siguientes: 24(2" — 1) = 496 y 22” — 1) = 8.128; el quinto fue caiculado por Jém- blico: 2"°(2! — 1) = 33,550,336 (se halla en el ms, Latino Monac, 14,908). Los siguientes se fueron determi- nando macho més tarde, a partir del siglo xvi 68 EUCLIDES LIBRO DECIMO DEFINICIONES 1. Se aman magnitudes conmensurables aquellas que se miden con la misma medida, ¢ inconmensurables aquellas de las que no es posible que haya una medida comin. 2. Las lineas rectas son conmensurables en cuadrado cuando sus cuadrados se miden con la misma rea, e inconmensurables cuando no es posible que sus cuadrados ten- gan un drea como medida comiin.'”' 3. Dados estos supuestos, se demuestra que hay un ntimero infinito de rectas respecti- vamente conmensurables e inconmensurables, unas s6lo en longitud y otras tam- bién en cuadrado con una recta determinada. Llémese entonces racionalmente ex- presable la recta determinada; y las conmensurables con ella, bien en longitud y en cuadrado, bien sélo en cuadrado, racionalmente expresables y las inconmensura- bles con ella Ilémense no racionalmente expresables.'” 101. Traduzco por «conmensurables en cuadrado» la expresin dyndmei symmetroi. El término dynan- zis corre Ja misma suerte que otras muchas expresiones mateméticas griegas: ademas de la riqueza de senti- dos con que cuenta en el uso ordinario, adquiere diversos significados especificos en distintos contextos es pecializados. Su sentido caracteristico en matemiticas suele ser el que corresponde a la operacién o resultado de clevar a la segunda potencia, al cuadrado. Este sentido, cuyo paradigma es el cuadrado construide sobre tuna recta dada, es el pertinente en los Elementos. Cuando aqui se habia de magnitudes conmensurables en cuadrado, las razones consideradas median no entre las magnitudes nombradas sino entre las magnitudes que se derivan de ellas por esa operacién. Para comparar, ¢.¢., dos Iineas «en cuadrado», Euclides considera las razones de los cuadrados construidos sobre las Iineas en cuesti6n. Por otro lado, segtin hari notar un porisma de la proposicién X, 9 (infra), todas las rectas conmensura- bles en Jongitud (mékei) son conmensurables en cuadrado; pero no todas las rectas conmensurables en cua- drado, lo son en longitud, Para seftalar este segundo caso, Euclides emplea la expresién «conmensurables s6lo en cuadrado (sy¥mmetroi dynamei ménon)». Resultan, en suma, estas relaciones: si las magnitudes con- sideradas (unas rectas dadas) son conmensurables en longitud, también lo son en cuadrado; por tanto, si son inconmensurables en cuadrado, también lo son en longitud: ahora bien, no valen las respectivas conversas, de modo que pueden ser conmensurables en cuadrado, pero no en longitud, y por ende inconmensurables en longitud, pero no en cuadrado. 102. Las expresiones «racionalmente expresable» y «no racionalmente expresable» traducen respectiva- mente rhétés y dlogos. Una version més literal como

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