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Habermas y el discurso filoséfico de la Modemidad DANIEL nnERARITY RESUMEN.—Este aniculo cnalizc latesis de Habermas de la modernidad como proyecto inc: cabado, su relacién con Nietzsche y Heidegger y excminc brevemente el nuevo paradigma do racionalizacién que se ofrece i partir de la idea de accién comunicatvs ABSTRACT.—This aticle analyses Hoberas thesis of Modernity as an unfinished project and his relation to Nietasche and Heidegger, It also brielly examines the new paradigm of ratisnalism oilerod with the ides of communicative action En las iltimas décadas, buena parte de la discusién floséfica ha gitado en torno ale actitud, que latilosofia ha de mantener respecto de aquello que —de una manera més 0 menos vaga, y cuya delerminacién también es polémica— llamamos filescfia moderna. El peso de Ja ba- lanza, en el que intervienen no pocos factores ajenos ala filosatic —medas, estilos culturcles, acontecimientos politicos y sociales— parece inclinarse de lado de quienes consideran que lomodemo debe ser despedido como un lasire incémodo, extrane a las conliguraciones cult rales de nuestra época o, simplemente, ayotado en su capacidad de explicer le realidad. Co- mo suele ocurrir con todas Jas ideas que se presentan como el comienzo de una nueva elapa de la historia, hay tuna cierta resistencia a acepiar un compromiso con lo anterior y los juicios protenden ser detinitives. En este caso, enire lo que se anuncia como una novedad y lo que ‘se impugna como un esfuerzo estéril existe un abismo absoluto, No $e espira a corregir la uni lateralidad de Ia racionalidad modema, ni a sefalarle un nuevo itinerario, pues es la razén ‘away | - 1969, Page 217-224 ar misme le que se encuentra en el banquillo de los acuscidos,interpelada desde muy diversas lnstancias, Es cierto que la idea moderna de racionalizacién ha adguirido desde que Max ‘Weber Ia formulara con toda su ambigua significacién— und resonancia amenazante: vineu Jada a la extensién de la burocracia, el control técnico y el célculo instrumental, presagiaban un sistema social dificilmente compatible con los supuesios de emancipacién que la habian impulsado, Pero en le eritica postmodema de la razén el genitive cumple la extrana funcion de ser a Ja vee subjetive y objetivo. Esta poradsiicc autorreferencialidad de ln critica no podic pasar desapercibida, pues en ella se ponen de manifiesto sus limitaciones intrinsecas. Asipues, el panorama actual de la filosofia arroja un resultado desconcertante. Por un lado, Jerimpugnacién del paradigima moderne de tacionalidad no cfrece erterios clares para la. com- prension del mundo y renuncia expresamente a dotar de sentido « la acciéa humana. Todo Jo més, se limita c suministrar enfoques parciales o respuestas para salir del paso. Por otro Jado, resulta tan evidente que determinadas comprensiones de Jc realidad hasta hace poco incuestionadas conducen ala paradoja 0 ala trivialidad, que nada se arregla con una nueva revision que prolongue artifcialmente su agonia. Mas cungue parezcan amtagénicas en un primer momento, estas dos ditecciones conducen a un resultado seme)ante: la racionalidad 8s puesta en eniredicho, sin que quede mas claro cémo debemos pensar, qué debemos hacer Yen qué debemos esperar, por utilizar la trilogia de preguntas que dofinic el campo de juego de Ia filosoffa kentiana. ‘Teniendo en cuenta todes estos motives, la teoria critica de Habermas destaca por su origi- nalidad en una poca marcada por el descrédite de las ieorfas universales de la razén y en Ja que se ha extendido tm juicio pesitnista acerca de las posibilidades de avanzar en la direc- cién indicoda por la filesofia moderna, adquiriendo incluso la forma de una tevuelta contra lc herencic del racionalismo europeo. «La modernidad, un proyecto inacabadox!! es el titulo del discurso prenunciado por Habermas en septiembre de 1980 con motivo de la recepcién del premio Adorno. Dificilmente se podria detinir mejor le reflexién que Habermas pretende portar a la actual discusion tilosbtica sobre las posibilidades de supervivencia de la moderni- dad. Su pensamiento surge como respuesta al desatio de aquella ‘ilosofia de la postmodern: dad que se ha agrupado en terme a unc singular interpretacion de Nietzeche y Heidegger, pero tampoco eierra los ojos a la necesidad de corregir Ic inercia de Ia propia filosofia modema Los dos siguientes apartados pretenden exporer brevemente estos dos aspecios. Eltercero se detione en s] exomen del nuevo paradigma de racionalizacion que se ofrece @ partir de la ideu de accién comunieativa, Si Habermas ha lograco senalar el camino que conduce a com pletar lo inacabado, y ai le tarea que propone respond a una verdadera necesidad, as algo acerca de lo que trataré de ccuparme en el dllimo apartado de estas reflexiones. Lareritica de la rezén no es un tema nuevo, suscitado en exclusiva por quienes se musver en la érbita de la Escuela de Frankfurt. Habermas no he sido ni el primero ni el ultimo en for mular ung critica de la racionalidad mutilada, postulando un xconcepto amplio y diferanciado Kleine poliische Schriten, Sukckamp, Franklurt, 196), Para una exposicién més completa dele il sofia de Habermas puede verso D. Innerarity, Praxis ¢ intersubjetvidad. Le tworka erica de larger Ho: Bormes, Bunsa. Pamplon 198. 218 de lo racionalidads, Yer desde la fenomenologia de Huser la tradicién hermensutica por medio de Heidegger y Gaciamer e incluso desde una corriente en un principio tan deudore del neopositivismo como la filosofia cmatitica especialmente la desarrollada en continuidad con el segundo Wittgenstein se herllevado a cabo tinc reconsideracién de cquellos aspectos ‘abandonades por una razén positive e instrumental que habia hecho de la raz6n técnica —el trabajo, el rendimiento experimental de las teorias cientlicas, el cdlculo estratégico y la burocratizacién— el paradigma del saber humano en general. En al interior de esta cortiente, Habermas ocupa, no cbstante, un lugar de especial imporiancia y originalidad, en la medida fen que su pensumionio se orienia en Ja lined do un intonto de restablecer la racionalidad a partir de paradigma de los procesos discursivos. Lo que confiere un especial vigor al proyecto de Habermas es precisamente el haber acogido al lenguaje y « la acei6n cormunicativa como el instramente més elicaz para superar aquella separacién entre razén teérica y rezén praict a, entre una légica de los hechos y unc l6gica de las decisiones que se produce en los siglos XVI y XVI Latinterpretacién del mindo modemo llevada a cabo por Max Weber le sirve o Habermas, ‘amodo de contrapartida, pare justificar su propia orientacién. La modernidad fue entendida por Weber como tn proceso de desencantamiento del mundo (Enteauberung). Con el agotc taiento de las concepciones globales acerea del mundo y con la aparicién de la ciencia mo- deme, la racionalidad se reduce « la actividad instrumental, imponiéndose una delimitacién entre cuestiones teéricas y cuestiones practicas, de acuerdo con la cual éstas ultunas son des- provistas de su cardcter veritativo. Andlogamente, en la sociedad moderna el sistema econé- ico se desprende del sistema politico y de las legititnaciones tradicionales, configuréndose ppor vez primera un émbito regulado por las orientaciones de aceién estratégico-utltarista de los participantes en el mercado: la accion orientada por medio de valores es reemplazada por una ecién regida por el interés. Weber entendié la modemizacién de la sociedad europea como el resultado de un proceso de racionalizacién; desde el punto de vista de una racionalidad comunicativa se puede ad- vertit que su error consisté en identificar el modo capftalista de organizacién de la vide social con la racionalizacién en cuanto tal. Evidentemente, el resultado de esta racionalizacién par cic] no podia ser sino la;pérdida de le unidad sustancial de la tazén, escindida en una phirali dad de esferas de velor, en un politeismo de valores enfrentados entre si, cuyzrirreconcilicbilided se debe a unas pretensiones de validez que son irresolubles mediante unc racionalided instri- mental. Esto conduce al decisionismo en relacién a los fines ¥ la imposibilidad de fundamen tar la preferencia de un valor sobre otto como resultado de la seqmentacién de la ciencia, le moral y el arte, Conforme este modelo de saber estratégico-utilitarista se he ido haciendo cargo de mayores esferas de accién hasta llegar « una verdadera «cclonizacién del mundo de la vidao!9, se hace también més patente el saldo de imacionalidad que se deduce para Jas cuestiones précticamente relevantes, cbandonadas a la acticidad de unos sistemas de va- lores arbitrerics y petrficados, El precio de unc intensa racionalizacién de los medios es la imacionalidad en le orientacion de acuerdo con valores, fines y necesidades: si la adopcion de fines y valores no es susceptible de deliberacién racional —no es una cuestion relativa a heches— queda abandonada a la fuerza ciega de una pura decisién. Ampliar el aleanice de Ja racionatidad se presenta asi como Ia tarea especifioa de Ia filosofia en una época en la TD Theorie des kemmunikativen Handelns, Subrkemp, Fremikfurt, 1981, 1, p. 505. @ Id. p10 ‘que se certifica como fracaso de la razén lo que no es mas que una consecuencia de lc falta de razén. ‘Asi pues, el planteamiento de Habermas en relacién con la dialéctica weberlana de la ta cicnalidad tiene como punto de partida un enfoque muy distinto, Weber asigné a la racionali ded instrumental el protagonisino en el proceso historico de racionalieacién de Ja cultura occidental. La ambigiedad que presenta la razén se debe a este: parcialidad. Propiamente, ‘fo existe una paradoja de Ia racicnalizacién come tal sino de su injustificada reduccién. La razén sdlo es ambigua cuando se despliega de modo unilateral. Lo que las circunstancias pa- rece exigir 66, por tanto, una revisién critica de tal reduccicén y una nueva teoria de la racio- nelidad en la que se integren aquellas dimensiones cuya comparecencia ante el tribunal de Jorrazén habia sido prohibida. La idea ce una racionalidad comunicativa responde a este pre- tensién de devolver la ciudadanic a les fines y valores en la comunidad racioral de! lengucje 1 Una primera observacién que debe hacerse cuando se examina la historia de la filesotia de los tltimos siglos es que Ia critica de la Ilustracién es tan antigua como ella misma. Haber: mas lo subraya especialmente para concluir quo, en la actualidad, los grandes gestos de los ‘anli-sisteméticos son superfluos, Quien, en el siglo XX, proclama la muerte, el final ola liq: dacién de la tilosofia, extiende con retraso un decreto que ye habla sido proclamade por la primera generacién de los discipulos de Hegel". El problema es que, si bien casi todas las corrientes filoséficas contempordneas han tratado de corregir el esquema modemo, la mane- Fa concreta de conseguir este propésito no es igualmente compartida. Desde sus primeros es- ceritos, Habermas ha desentratiado las claves de este proceso histérico de revisién de los topicos de [a filosolia moderna, obteniendo un resultado que puede sintetizarse en lo que constituye su intuicién fundamental: la teoria erica sélo puede adoplar hoy la forma de una teoria de la comunicacién. Se trata de una direccion que ha sido ignorada casi por completo, apenas, ensayada y a las que no se ha prestado la suficiente atencign. Ni la tradicién marxista con su culto ala praxis, ni el positivimo cbsesionado por los hechos, ni el postestructuralismo fran: és que reduce Ja cultura a una noturaleza arcaica que actia como principo determinant, se han tomado en serio la estructura racional del lenguaie, En tomo a esta titima tradicién se cgrupa ultimamente lo que ha venido a llamarse postmo- demidad. Se trata de una manera de pensar fragmentaria y deliberadamente antisistemdti a, cuyerconsideracién unitaria resulta poco menos que imposible. Uno de sus lugares comunes cconsiste en la declaracién del fin de la modernidad como consecuencia del agotamiento de la idea de (otalidad. La paradoja es la entraric de esta manera de pensar, lo cua! le contiere una ierta verosimilitud critica, pero no consigue ocultar su escasa eficacia argumentative Esta contradiccion se pone de manifiesto tan pronto como se compara su eritica declarada con su alcance real. Esto puede verse incluso en el argumento que contiene bdsicamente sus ‘principios fundacionales. Para la:pastmodernidad, de acuerdo con sus propios supuestos, cua: ‘quier intento de lograr una comprensién de la modernidad —también de sus paiologias-~— es: ta condenado bajo la prohibicin de ser una «metanarrativay, De ello parece resultar que sélo se puede referir uno ala totalidad para sefalar un terreno prohibido. Pero, parad6jicamente, Jaccritica de la idea de totalidad no esté ejercida al margen de las pretensiones de totalidad WCE Die neue Unibersichiichkert, Suhskamp, Franklur, 1989, p. 24. 220 Lc cruzada contra la razén totalitaria adopta, cr su vez, una forma omnidbarcante. Habermas Joha sefalado al advertir que si no poseemos un paradigma o criterio que esté libre de una «critica autorreferencial totalizadora», entonces todas las distinciones entre lo descubierto y lo enmascarado, o entre teoria € ideologia, pierden su fuerza, Lo impugnado por la posimo: demidad puede continuar su trabajo sin temor a ninguna critica demoledora, La cerftiea radical de la razon ha pagade un alto precio por la despedida de la modernidad: ha borrado los limites precisos entre lailustracion y la manipulacién, lo consciente y lo incons. cliente, la verdad y la ideologia, las fuezzas de produccién y las fuerzas de dastruccién. Con esta debilitacién de su capacidad critica se vienen abajo también sus cspiraciones fundamen: tales. A este aspecto se refiere Habermas cuando acusa a la postmodemidad de origina: — probablemente en contra de sus intenciones— uri conservadurismo que procede de su inca- pacidad para resistir c Ia fuerza de los hechos. La carencia de unc instancia de apelacion Se page siempre con un elevado precio, aun cuando sec celebrada come unc conquista con- tra la uniformidad. «La te en los sujetos de gran formato y en el gobierno de grandes sistemas se ha desmoronado. Incluso los movimientos sociales son hoy un motor parc lc pluralizacion y la indwviduatiaacién, Pero la alabanza de ia pluralided, la apologta de la contingencia y de lo privado, la celebracién de la ruptura, la diferencia y el instante, a sublevacién contra los centros, Ja proclamacién de lo extraordineric contra la triviclided, todo esto no puede ser una escapatoria ante los problemas que s6lo pueden ser resueltos, en cualquier caso, a la luz del dia, de manera cooperative y con las witimas gotas de una solidarided précticamente de sangrada'5), Mt Resulta evidente que, en! la época moderna, los procesos de racionalizacién se han desa- ollado de una manera selectiva. El problema que chora se presenta consisie en integrar las esferas de racionalidad parcial que han evolucionado cuténomamente sin destruir su logica specifica, En esta reconsiruccién de unc racionalidad global sélo puede ayudemes el « pro: i linguistico que cualquier tipo de racionalidad contiene. El lengusje adquiere asi unci i tancia central, sobre todo teniendo en cuenta que Hobermes no propugna ningun clase de metatisica —sea de corte atistotélico o kanticno— para poner a salve las conquistas del mun- do moderno de la critica radical de la raz6n®. Se trata, por consiguiente, de salvar el

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