Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 167
Bourantzas, Nicos LEtat, us Pouvorr, Le Sociatisme, 1936 TRAYECTORIA BIBUOGRAFICA DEL AUTOR EEniteolras obras dl autor, cate etal: Fateeme ydetadura, Hegemonia y domination en a! Estada modemo, La ensle de las dctaduras, Lae clases ‘soaales evel captalemo actualy Estado, poder y socalsm. La clases soiles ene oapfaisma aetual un anal eacilégon de la burguesta en sus relzcones con e! Estado, Esta, poder ysoeassmo pantea la ‘sueston acerea de las relacones en el momento aciual ene el Estado totatario Ya clases, 281 como ene socialism y democracs ‘Exist contnuidad sn la tematioa de fodee las obras, con la excepcion de algunos andisis y fomulacones que shan sido reciiieades y_adaplados postenomentes, Se trata de estudio etieos enmarcados en la teria marisa tomando también en consideractin aportadones de autores astucturalstac ‘como Foucault y Althusser, Tal leoria es fomada, no como eanjunio de atmaciones dogmatcas, sno come metodo cro, abioro a su vez a eriicas postenores, ya que wtnicamente la erica hace avanzar la teola maros'ay. Habremos de ver, sn embargo, camo Ia cca (en general y en este caso parieuar) ro es posible sn unas verdades aooptadas acibeamente, Por OVO lado, foo esfuerzo crico, eno que one de constucvo, ha de conducira alin objetivo estableido con anevriad: n Su cas, ef aur fo ofa ena serico a la esvatega rvoluconara, Los libros citados estan compuesios de dstines colaboraciones para el Bureau de Recherches et dEtudes Economiques (BRAEC), la Confederation Frangaise Démocaque di Travail (CFDT), asi como paras evslas Uhome et lasouele y Les tomps modern. ESTADO, PODER Y SOCIALISMO NICOS POULANTZAS ESTADO, PODER Y SOCIALISMO Traducctén de Pamxano Clavot Nicos PouLaer2as > Siglo xxi editores, s.a. de c.v. siglo xxi editores argentina, s. pore de sea hema Somberg primer dn en rane 1978 pres unveils de Rance ti rina at owe iti a INDICE mTRODUCCION 1. Somme tn T20R24 of BETADO a on 2X Logiansnaron meo.otcos" ge. Bev — Reratn +ieo- 3. Bu Berioo, 1.08 roses ¥ 14S Loc Prtwana eure TA MATERIALIDAD INSTITUCTONAL DEL ESTADO 2, La OTUIDUALENGRO os 7 Tita arn wd, del Estado y ine técalens' del poder, 70— I, Tas races dol toaltaramo, 78. Lar ; od TRIB etioes ina tein ia, 4 Ea nacre ‘i territorio, 18-11 La mattis tem ‘in tradilda, 128—111. La acion ‘sacunme rane TAS LUCHAS POLITICAS:, BL, ESTADO, CONDENSACION, BES UMARELACION De FURRZAS’ 1. BL Ramapo ¥ Las cuss pownanes 2, Et Eero ¥ tas Loos POPULARES : : 1X Giiscn ox ston naxactoxtsta be. PODER? : 44 Bi rensonae ser Eero 5 ae 109 12 9 16 ro ‘Tencena raxre [BL ESTADO Y LA ECONOMIA EN LA ACTUALIDAD 1, Gonna tas rowctonns scones se EetiD0 2 Beonoula y roumnes ee 3 Low uhures pa. Bstavo-Mococ ‘& Concwostonss rnovisrnatae Rea pemrnace ESIATISNO AUTORITARION 1 bt ees eens 2 Emery wile caw i Semiotics HACIA UN SOCIALISMO DEMOCRATICO Indice & ee Po 2s zs 26 as ADVERTENCIAS [La urgencia que se encuentra en el origen de este texto con- cleme, ante todo, a la situacién politica en Europa: si la Guestign de un socialismo democratico esta lejos de hallarse fla orden del dia en todas partes, se plantea, no obstante, fen varios paises europeos. Dicha urgencia concieme, igual nente, a la emergencia de un nuevo fenémeno —l estatismo futoritario—, que marea, poco © mucho, al conjunto de los, ‘palses lamados desarroliados. Remite, en fin, a la discusion, ue se desarrolla en la actualidad, tanto en Francia como en ‘otros lugares, sobre el Estado y el poder. ‘Los trabajos sobre este tema se presentan en forma que se dice tedriea 0, al contrario, en forma de intervencién po- Iftica en una coyuntura precisa. Como es sabido se trata de tuna vieja costumbre, Yo he lntentado desprenderme de ella: Jos problemas actuales son lo suficientemente importantes ¥ nuevos como para ser tratados a fondo. Y.de otro Indo, hoy menos que nunca, la teoria no puede complacerse en su torre de marfi. Pero el intento de escapar a esa confortable costumbre tiene sus inconvenientes, que por mi parte no siempre he podido, o sabido, evitar. Se resumen en la tendencia a pecar Por exceso, al mismo tiempo que por defecto, en uno u otro Eentido. Ante todo, en el sentido tedrico: no he podido, evi- Gentemente, tratar todos los problemas que se plantean en. ‘ese terreno, y tampoco he podido ir al fondo en todos los, tratados. Por consiguiente este texto no tiene un ordenamicn- to sistemético, Sus partes se encadenan y remiten entre st, pretendiendo, mds que nada, esclarecer tales 0 cuales as- pectos de las diferentes cuestiones. 2 ‘Micos Poutanteas Luego, en el sentido politico: no he podide abordar nine ‘guna coyuntura politica concreta, ai siquiera la de Francia, fen sus detalles y' particularidades. El estatuto del presente texto explica, en: todo caso, el feseaso espacio que ocupan las referencias, bibliograficas, Dada Ia innfensidad de la literatura existente sobre estos temas, y mi propdsito de evitar la pesadez académica, he ‘optado deliberadamente por limitar esas referencias al ex tricto minimo: por lo general, a los casos en que cito expre- samente a un autor y a las investigaciones llevadas a cabo en Francia. Ello vale igualmente para las llamadas obras clésicas del ‘marxismo. Todas las referencias figuran en mis libros ante- Flores. Pero en este ultimo caso no son ésas las nicas Ta. zones de mi opcién. También hay otra: no puede hal ‘marxismo ortodoxo. Nadie puede considerarse guardidn dogmas y textos sagrados: ‘no he intentado cubrirme coh 608 textos. Lo cual explica también ue use, en este libro, al pronombre personal y que haga referencia a mis propias ‘bras. No porque pretenda hablar en nombre de un preven ido ‘marxismo auténtico, sino por razoncs exactamente ‘opuestas: porque asumo la responsabilidad de lo que escribo y hablo en mi propio nombre. INTRODUCCION 1. SOBRE LA TEORIA DEL ESTADO 1 {Quin escapa hoy al Estado y al poder? zY quién no habla de ellos? Algo tiene que ver, seguramente, con este fené- ‘meno, Ia actual situacién politica, no sélo en Francia sino fen toda Europa. Pero no basta con hablar. Hay que intentar comprender, ‘conocer y explicar. Y para intentarlo no hay que vacilar en Coger los problemas por su rafz, sin andarse con rodeo Conviene, también, proporcionarse los medios y no ceder a | las facilidades de un Ienguaje anal6gico y metafdrico, ac- tualmente de moda, por grande que sea la tentacién: mis primeras consideraciones serin, sin duda, bastante éridas. Pero desgraciadamente no puedo permitirme, a diferencia de Alphonse Allais, renunclar a este capitulo para pasar més ‘répidamente a los otros, tan excitantes. ‘Toda Ia teoria politica de este siglo plantea siempre en el fondo, ablertamente o no, la misma cuestién: ccudl es 1a Felacién entre el Estado, el poder y las clases sociales? Sub- Tayo, en este siglo, porque no siempre fue asf, al menos bajo {al forma, Ha sido necesario que el marxismo se abriera paso, Destle Max Weber toda teoria politica dialoga con el Puarxismo ola emprende con él. gA quién se le ocurriia, fn todo caso, negar In elacién entre el poder y las clases Gominantes? Pero si toda la teoria politica plantea la misma ‘cuestidn, también da siempre, en su gran mayoria y a través dde innuimerables variantes, la misma respuesta: habria, pri- mero, un Estado, un poder —que se intenta explicar de ‘altiples maneras—, con el cual las clases dominantes es- tablecerian, a continuacién, tales o cuales relaciones de pro- e ‘Nicos Poulanteas imidd 0 de alana, Se da un explain, ms menos Sut de estas rclaciones, evocando grupos de preston que aetian sobre el Estado’ o cstrategias flexible y sinuosat ‘Que te propagarian en el entramado del poder y se moldea Han en sus dispositivos. Esta representacion se reduce slem- pre lo siguiente: el Estado, el poder, estarian constiuldos por sn nucleo’ primero, impenetrable, y un ereston al que Es clases dominantes, venidas de otra parte, podrian alec: tar o en el que podrien introgucree. Err el fondo es eaptar Gl Estado a través de la imagen de Jano o, mejor adn, @ {aves de la que ya obsesionabs a Maqulavelo, actualizada: tl Poder-Centauro, medio hombre medio bestia. Lo que Gambia de un autor s otro ex Ia fax situnda del Indo de las Clasesten unos es la faz hombre, en otros Ia faz bestia, ‘Pro wedmos: a fuera sa, ccdmo explicar lo que —a me nos de estar clegos- comprobamos catidlanamente no ya como flésofos sino como simples cludadanos? Es evidente {Goo nos encontramos cada ves ihis encundrados en las préc- Skee de un Estado que, en sus menores detalles, mantles: tan su relacin con intereses particulares y, por consigulen te, muy precisos. Un tlerto marxismo, siempre ligado a una cferta tradi cin politics, pretende darmos ia respuesta: el Estado se ucla a la dominacién polities, en cl sentldo de que ead Glise dominate onfccionari propio Brad, nm ida y convenlencia, manipuldndolo ast a, voluntad, 2 sur Lures Tous’ Estado no sca, en ese ecnido, tale Gue una dictadura de clase, Concepelén puramente instru fhental del Estado, que reduce —empleemos ya los termi for el aparsto del Estado al poder del Estado. ‘Een concepcion pierde asi de vista To esencal, No 36 trata de que el Estalo no tenga sna snatarlees de clases: pero, preclsamente, el problema de toda teorfa politica del Bftado os el que se planten tambien ante lor pares funda dores del marxismo, aunque no lo hayan abordado con I ‘misma dptica, Tambien a ellos les ocupa este problema. Mas {tin Tes obsesiona, El Estado, inslsten, es un aparato espe ‘ial; posse una armazén material propia, no reducible alas Felaciones (tales o cuales) de dominacién polities. Lo cual Dede ser formulado respecto al Estado capitalist de ia sce cae mt ae Ebente pra Toa ines de fu dominacin, a este Estado raclenatizuclones propias, ¥|no.a otro? Porque no es vk ta areca eases gence ee acti nage oe eben le be cis hn a aa a ice tee eae de rs teers pe satis gerne eigen a ae etre sesamin mew tie espe ce aa ee ses estate ar Sh cls Cece abe muah it she Susaccte man bay ta wen ile Soactaraae' rie cnet Si ge aa Rasa samme gers reser i tpn sidan retraces ae ears sald came ea {Sin ua término mae noble, puramente sociales del Estado, Se terials ea te fare ot lake cies oat oe i ttt cal . Nicos Poutanteas or detrés, injertado en él, que seria el Estado de clase: Sl se trata de el el de la burguesta y su dominacion polities, Este segundo Estado vendria a pervertir, vicar, contaminat: @ desviar Jas funciones del primero, Estaba hablando aqul de un cierto marxismo, pero la cosa va mucho mas lejees aludo al tecnocratisimo de izquierda, que actualmente hace estragos, incluso —y sobre todo cuando nose reflere e las fuerzas productivas sino, de manera més prosafea, a la complejizacion intrinseca de las tareas técnicoecondmicas del Estado en las llamadas sociedades «posindustraless as ‘cuales hacen que..., et Esta respuesta no difiere mucho de aquélla, secular, de la teorfa politica tradicional o adaptada a la moda del ais un Estado-poder aparte, que seria despucs utllizado de rte © Ja otra manera por las clases dominantes, Llememos a las cosas por su nombre: no deberta hablarse de una naturaless de clase, sino de una utilizacion de clase del Estado, Recon daba yo el término de doble naturaleza del Estado, pero gste término no recubre la realidad de esos andlisis: ia ver dadera naturaleza del Estado es el primer Estado; ef oto fs una costumbre. Como para Ia tearia politica secular, In del Estado medio hombre medio bestia: tambien pars el el verdadero Estado-poder no es Ia mitad que da’ al patio (del lado de las clases), sino la otra, la que da al jardiat No esquematizo més que para sugerir Jo siguiente: si toda la teoria polities, todas las teorias del socielismo, tne clude el marxismo, giran siempre alrededor de In misma Suestion, es que hay ahi un problema seal, No es, ni mucho ‘menos, él nico en ese terreno, pero es el priccipal, y com, clerne también —la cosa se adivina— a la cuestion de la fransformacién del Estado en una transicién af socialism democrdtico. Sea como sea, slo hay tn camino que lleve, ox ste terreno, a alguna parte; sdlo una respuesta que permlta salir del circulo. Esta puede entnciarse de mancra simplt cl Estado presenta, desde Iuego, una armazén material pro- pia, que no puede reducirse, en asoluto, a la sola dominasion politica. El aparato del Estado es algo especial, y por tanto femible, que no se agota en el poder del Estado. Pero In dominacién politica est4, a su vez, inserita en la materiale Sobre ta tora det Estado ° Si el Estado no es producido ominantes, sampoco es sit SCuperedo por ells: al poder el Estado (el dela Borgata ol cag del Extado capitalist eta toad oh toa mgteriiidad, No todas| las actones del Brtado se red Exn a la dominacion politica, pero todas stn const sente marcadas Por esa ho ey que hace fal demon, attri no srk re atrevg dei, cos snl. Las cuertiones seni son tambign las mas complejas cuando son, verdadcras, Para rae en los dedalon y aberintos bay que setncr cl Flr el fundamento def arian material del Estado Doser hay que buscar en Taw reaciones de produce y fetta divsidn social dl trabajo, pero no en seat en guess olende abicualmente no on gt sentido en ae ibado por entenderse: No se trata de una es Scondmiea dele que estaran ausentes as clases, fos poder fee) as fchas, Boner on tlc of Estado co las lanes ‘2 ya ln Investigacion de ese fundamento, sume Jue ls sea tn primer elon, Por trataree dl fundamento the dodicaré a st examen para entrar en el debate actual, bastante mas amplio,en torno al Estado y el poder. bajo por las 1 consecuancia debemos comensar por una breve evoca- ‘Sa Go algunos ands Bechos por” mi en textos Prec e718 conexién del Estado oon Iasrelaciones de produccion ln cucstion de in elacion del Brad y de ia sbase nice ue ening recbament pare ino ‘Sate ‘ccguiins? De el depend, sn dy Ta pon se adopt sobre la Felacion del Estado y Tas relacone Eeyreducden y, por consiguiente, del Estado y'la lucha de dees, ae 6 més necesario que munca seguir desmarcindose una toncepeion exonomicistafermalista que considera It Sonoma Como compucsta de lomentas inverlantes a tir = Nicos Poutanteas rid los dversos odes de moduli, de naturales y or tna especie de combinscion interna: Como es saben 5 un entacin permanent nla hora dl mara, atin tiene actualidad. Esta concepcign ocala el Tuachas alojadas en cl corazon ilamo de las risen de produccisn y de explotacién, mediante lo cual te emparenta thus con al camomicrio ado El tac 9cam clo econémico (ye eboto, el espacio de fo politicos. tata) lo considera como inmutable, dotad de limites i trnsecos, truzado de una vee para siempre, por st pete la autorreproduccion a través ‘de todos. fos modes Preduccién Bn tl plano de lar selaconcs nur el Srears 4s economia, esta Concepcion al fin y al cabo bastante fgua pled dar ugh a dow Inerpretaciones eons, ras consecuencias, por lo demds, se presentan tt cuentemente de modo combinado: ” ~ rensan muy fre Puede avalar un viejo equivoco, bassdo en la represen: tacién topoldgica de In sbaseny ln rsuperestracturas’y cone xbir satel Estado. como un simple apendicerefcjo defo econémioo: el Estado no poseeria espacio propio y seria re ductble ala economia. La relscidn entre Estado y cconontia se limitarfa, en el mejor de lov cason, ala famosa saccn Teciprocas del Estado sobre tna base ccondmica considese een amo stuns, Se atari cuyas implieaciones y consecuencias tom ahora sulieent, ‘mente conocidas como para detenerme en eis, Fero pate dar lugar, igualmente, a otro equlvoco, Aquel en que el com, Junto sociales concebido bajo forma de instanclas © miles atnomos por naturale oerencia, La economic es caplads mediante una serle de elementos invariantes, en un eps {nteinseco, través de: los diversos modes de produced (sclavismo, feudalismo, eapltaismo). Y- por analogis 2 splice ta misma concepcign a las instancias superestructy rales (Estado, ideologia). La combinacion a posterior! de esas tnstancis, por naturaers autonome, sera To ae Dre. duzea los diversos modos de produccion, La escnels ded chas Instancias es previa al establecimiento de la relacion fntre las mismas dentro de un modo de producelsa Sobre ta teorta det Bstado u En lugar de captar Jag Instancias superestructurales ‘como apendicesreflejor de Ia economia, In segunda concep- Sion que acabamos de exponcr —baseda siempre en la repre- Stntaclon de un espacio econdmico.autorreproducible en srr Gorre el riesgo de sustantivar esas instancias y de dotar- ity de una autonomia invariante, a través de los diversos todos de produccidn, respacio ala base ccondmica, La auto- fomfa por naturalesa de Ins instaneias. superestructuraes (Estado, ideologia) servi de legitimacion a la autonomia, {f autosuficiencia y Ia autorreproduccion de fa economia. Es visible la connivencia tedrica de las dos concepciones, Am- bs coneiben las relaciones entre el Estado y lo econdmico Sein rls de exe por pine, elena jue sean las figuras empleadas para designar ‘poate ng sonra de ey yd ssuperestruciuras —-de uso puramente descriptivo, que per- quite vualizar de alguna manera el papel determinante de Jp econdmico— no s6lo no puede convenir 8 una represen: tacign correcta de la aticalacion de la realidad social , por COnsiguiente, de ese papel determinante, sino que a la larga Se ha revelado desastrosa en mas de un aspecto, Es induda- tie que desconfiar de esa imagen sélo puede reportar venta: aston lo que a mi respecta, hace tiempo que no la empleo en el andlisis del Estado, i stas concepciones tienen igualmente repercusiones en concetniente sla diseceiny Ia construccion de objets sus. SSpribes de tatamiento tedrico, Tienen en coman el admi fie como posible y legitima tna ¢eorla general de Ta econo- tia en cuanto objeto epistomoldgicamente aislable, que seria Ih teorfa del funcionamiento transhistorico del espacio e=o- omic. Las diferenciaciones del objetoeconomia en los d- ‘Yersos modos de produccién expresarian simplemente met Tnorfosis intesnas, de un espacio econémico autorregulado, Gon limites inalterables; metamorfosis y transformaciones, Cayo secreto seria revelado por la teria general de Ia econo- ‘na (la aciencia econdmica»). Silas dos concepciones diver- fe ane del estudio de lav ads superesructrss, le mndoa resultados opuestos, tan falsos son los unos como {er otros. Para la primera, todo tratamiento especifico de los Shscios superestructurales, como objeto propio, es inadml- 2 ; Nicos Poutanteas sible, dado que la teoria general de la economia proporciona Jas claves de la explicacion de las superestructuras-reflejos ‘mecénicos de la base econémica, En cambio, para la segun- a, la teorfa general de In economia deberia ir scompafind por analogia, de una teorta general de todo dominio superes- tructural, en ste caso de la politica Estado, Tal teoria pene- ral del Estado deberia, también, tener como objeto especifi- coy aislable el Estado a través de los diversos modos de pro dduccién: al Estado se le considera también, en cuanto obje- to epistemoldgico, dotado de limites inalterables, limites que le serfan asignados por exclusién fuera de los limites atem- porales de la economia, Las fronteras intrinsecas del objeto economia, realidad autorreproducible desde dentro, por sus leyes internas, conduce a las fronteras intrinsecas, exterio- res, del Estado; espacio inmutable por envolver desde fuera al espacio, él mismo inmutable, de la economia, Concepciones falsas: ¢Cudl es la realidad? 1. El espacio y el lugar de In econom{s; el de Ins rela clones de produccién, de explotacion y de’ extraccign del plustrabajo (espacio de reproduccién y de acumilacion del capital y de extraccién de la plusvalia en el modo de produc- cién capitalista), no ha constituido munca, ni en los otros ‘modos de produccién (precapitalistas), ni on el capltalismo, lun nivel hermético y cerrado, autorreproducible y en pose. sign de sus propias «leyes» de funcionamiento interno, Lo politicostatal (y lo mismo sticede en el cas0 de la ideolo- Bia) estuvo siempre, aungue bajo formas diversas, constitu. Hivamente presente en las relaciones de producelin >, por consiguiente, en su reproduccién. Incluso, dicho sea de paso, fen el estadio premonopolista del capitalismo, pese a una serie de ilusiones relativas al Estado liberal, considerado como no comprometido en la economia, salvo para crear y mantener la sinfraestructura material» de la produccién. Glerto es que el lugar del Estado en relacién con la economia no sélo se modifica en el curso de los diversos modos de roduccién, sino también segtin los estadios y las fases del propio eapitalismo, Pero estas modificaciones no pueden, en. Sobre ta teorta det Estado 3 modo alguno y en ningin caso, inserbirse en una figura to- Puldgicalle everioridad, on in gue el Estado, instancia siem- Boe rior a in economia, unas veces intervendria ef as PEjuionss mismas de prodceion y penetrari, en este e880, En'G Gapacto cuonomivo, y otras se mantendela en el exte flor y'no actus mas que on su periferia, El lugar del Es Tudo reopecto a In economia no et siempre mas que Ia mo- GSitaad"Ze une presencia constitativa dal Estado en el sno ‘titi de las relacioncs de produccion y de su reproducs Lo cual equivsle.aldecir que Tos conceptos de econo. ay de Estado no puedpn tencr Ia misma extension, a el Mit ampo. nicl miso sentido, en los diversos todos Er produce, stow alos, fo ml ae no pudan st ceereeeS cr sigucra au nivel abstracto, como formes pur Sementeccondmicas-—resultantes de una combinatoria, cada er diferenciada, de elementos cconémicos, invariantes ea Womos, mowinose en un espacio cerrado’ con Hines Iurasecos—" tumpoco cokstituyen combinatoras entre esos Slemestony lentes ivaaner de tras inetanciea el sindo~ concebidos, a vex, como sustancias lnmutables Enumasun mode de produccien no es el producto de la SShbinscign crave diversas instancias que no obstants Po- Semel ne de ellos una estructura intangble, previa sl SSibiecimionto de la Felacion entre elas. He el modo de froucsion unidad de conjunto. de determinaciones et0- Ronicas poltcas e ideologies quien asigna a estos er ation ful fronteras,delimita su campo, detine sus respec {Row elements ef ttabecmsento de se selacign tar {culacion eno que los cnsttuye, em primer luge. Lo coal te vealz en cada modo de rodicig, mediante el ppel SEcorminante de ls relaciones de produccion. Pero esta de ftrminacign nnnca existe mas que dentro de la unidad de Min modo de producsion. : ee aca Ene mn eer vai aoe a i pr us Pi te tan a ras pee Sees ani oun rns coe a Nicos Poutanteas in ein, tos tdi api slervos en el fetal, por ejemplo) estaba svinculadost Eo Sere mae care ieee Oey te mec cope Slice cee Upentneictapsts Smee anerinc arene Sceeratin are teat age SED rate eared eco sia inicio elias ray aia Since res eens teae Beaten wen aus me caee bie ah man Sigma naiiea hee Spee rss opiate chat e ont met dap ve es a SPesegars ienaee Signe sb hone ashe stati EEE ae aniemirens rotiad atlases Brice Segren nese Riese ite matter S's Hiarige? Sry tin ae ade Tandy a aeniencemat ince ae aonb nme te nea nn, oe means Gasol ae selma da enter cece reece ana ri Pietat ie Sirti ac ek eos le eer aee eh onal ree Saar aia ar Sen an Se See eannien cetera tel sere anc cmc Siar alee gered Sieuacatndcpculcsute ade sa economia, ransformando sus elmmentes mismos, Sobre ta teorta det Estado 15 ‘Tal separacién no debe hacernos creer que existe una exterioridad real entre el Estado y la economia, como si el Estado no interviniese en la economia mas que desde fuera. No cs esta separaclin— mds gue la forma precisa reves- tida bajo el capitalismo por la presencia constitutiva de 10 politico en las relaciones de produccidn y, por lo mismo, ent bu reproduceién. Esta separacién del Estado y de la econo- nia y esta presenciaaccién del Estado en la econo- hia constituyen una sola y permanente figura de las rela- Giones entre Estado y economia. en el capitalismo, y reco- rem, aunque transformadas, toda la historia del capitalis- ‘no, el conjunto de sus estadios y fases: pertenecen al micleo Solido de las relaciones de produccién capitalistas. Asi como Gneel estadio premonopolista el Estado no era realmente ex: Nevlor al espacio de reproduccion del capital, el papel del Estado en el capitallsmo mjonopolista, concretamente en st fase actual, no implica —pversamente— una abolicién de Ia separacion entre Estado y economia. El andlisis corriente (Giae supone lo contrario) @s inexacto, a la vez, en cuanto a Ins relaciones del Estado y la economia en el estadio premo- opolista (amado compettivo o liberal) del capitalism, y fn cuanto a las relaciones del Estado y la economia en et ‘estado y fase actuales. Las modificaciones sustanciales de sas relaciones a través de la historia del capitalismo, debi- Gas a las modificaciones de sus relaciones de produccién, slo son «formas transformadas» de esa separacion y de Ia prevencia-accidn del Estado en las relaciones de produccién, ‘Ahora bien, en la medida, precisamente, en que el espa- Pie leone perenne rid hee oon a si olan ee ent oat ae ie acta an eet ode de fod, le so aero eae Search eed ae mn Seer e's dts dts ole Se a a ee cn ue Pra He ee eto a Se ee an eee | a ‘Nicos Poutanteas 0 lnvariante a través de esos modos. Lo cual habria sido legitimo si el Estado constivuyera tna instancia autonome or matraleea o ccna con font nlerbies ya era istancia contuviera en sf misina las lees de ws propia fe, roduccién historia, Entiendo aqui el términe a ieorke eneral eel sentido fre el den corp eoic stem tico que a partir de proposiciones gerorsles y neseearns pueda, a In yer, explicar los Upos de Estado-en fos diversas odos de produccion como. expresiones singulares de ua rismo objeto tedrico, y exponer fas leyes de transformacion ue caracterizarian laa metamorfosis de ese objeto es ou Proplo espacio, de un modo de produccidn's sts es Uecky el paso-transicién de un Estado a otro. En cambio, reste perfectamente lettima una feora dl Estado capitis, woe construya un objeto y un concepto especificos: ello se hace posible por In separacion entre el espacio del Estado 9 le ceonomia bajo el capitalismo, Lo mismo sucade ea cunts 8 le legitimidad de'una tooria de la evonomia capitallots {gue se hace posible por la separscion entre las relaciones de producciomproceso. de trabajo 9 el Batsdes Se puede, clertamente, avanzar’proposiciones tedricas serra cocrmants a Estado. Povo enen cnano'oe fatuto que las de Marx concernicntes a sla produccids on seneral>. Bs decir, no podiian aspirar al etarato de toon seneral del Estado. Es importante sefalario dado el prods Bioto dogmatismo inherente a la: presentaciom, bale fered, Belea de stcoria marxistadeninita del Estador, Ge as bree posicones generalcs de los cldsicos del marsicmes sobse' el Estado, ¥ esto sigue ocurriendo hoy dia, Se ha podido cone, star, durante ol reciente debate sobre la dictadura del or fn el seno del ror, entre algunos partdarios del smantenimientor de esta nocion, Conctetamente E. Balbar, en's libro Sobre la dctadura del profeariade Es clerto que no se encuentra et los cldsieos del marci ‘mo una teorin gencral del Estado, pero no, sniplemeats, porque no hayan podido o sabido, por tales o cuales razoves, esarrollar con plenitud una teoria semejante, sino porgut zo puede haber una teoria general del Estado, Cusston as ‘Siglo XXT de Espana Editores, Madrid. 1977. (N. de ta Edit.) Sobre la teorla det Estado ” tremenda seusida, como lo muestra, on particule d- ite taal eal ste ds gut alana: UI aa oa ere aa Soandes siecle i lr Bar ear rah del Estados Numrosor rsa ae Seam hs Soettcrado Slgagoe a eoponder awe al ooo ee lipemactaginprege eer pre ogry cord pageriae eg iene eer settee lus asones dala por Bobbio nos as ete ER wou de tn ay era oe age open pen arenas Concrete hacer Fete con firmer a eda aso ere Beads Mt que seprochan al artim sus pretendidas carcncias al nivel de una teorla general dela po- HS ees fas meaner wey etedtis de ig’ ete como an oso care Dias" andes fades mejatiices de la lama ilowotin ToMRETTIS See's Brno tconeiones sneaes 9 Fae te thas dear tos panes sesces de sera Oe Wslca deste 4 el Pole. Conone Bi, Bop es men cuore rete & ls angenlng av en Europa, muy pacticularmenteen Francia, asi eo hang ph far moteo, muy tipico del resur- Tones, de las Fllosofias Prime- "por lo general, se lmitan a rar 2 de In metafisica espiritualista ihfestando alegremente ol mer- Endo‘ del concepto on lad grandes Nocioncs terroristan fnistfcadoras de Despota, Principe, Amo y otras de la mix ina indole: de Deleuze a los «iuevos filSsofos,tendrfamnos {ina lange lista, El Congreso filosfico se dvierte hoy en Francas pero al fin y al cabo tod esto no es muy divertido. {os problemas reales son sufllentemente graves y comple: dela grandee sistema is Utimosdel Poder, rh mn ri nis a roan Et Galea Pea iene crass aca nant hte aaa sre Bins crests he ook Ce Es as 1" ‘Mos Poulanteas Jos como para que puedan resolverse mediante gene stones ultesimpificadorasy grandilocusntes, que una han ogrado explicar lo mis minimo. : fo we trata de negar que haya carencias del ma en los andlisis sobre ei Estado'y el poder, Pers cons care, cias no estén al donde se las busca, Lo ue ha costed ‘ay cro ls masay populares a odo el mundo no ht Estado y del Poder, sino el dogmatism escstolspice y pro fético que nos ha servido durante mucho tiempo tn sistema tesrieo de ese género bajo la forma de steoria marsistale: Binistas del Estado. Las carencias reales, y por consigulen Ammportantes, del marstao a este respecio conccrnen Ios minios mismos en que ta teorizacion es legiima Poder police 9 clases sociales yen nis trios botrionse 1c mostado que chs carncss, tg Taones he tema spreads y'a fa tela dl Estado capitalist, Uno et 0s aciuales es la ausencia de un snalisis suet desarrollado y satisfactorio de los regi ol Ertado acsgerolado y saistactorto de los regimens ¥ dl Brads ‘Asi, mis que profundizary exponer 4, las proposiciones generales sobre el Estado, para llega? Inego af Bred capisiia, to ire bacends oy earestie un andisis del Estado capitate caye tora nl es pee Yigtima. No porque el capltalismo constituya Ia eaten Broeresiva y lineal de fos sgermences contenidor clos hen dos de produccton precaitalistas ene sent de ga hombre explicaria el mono—, como ha creido durante fur cho sem de nod spite un hitorcsmo Regen ‘aarasta El Estado capitalist no permite planet ¢ parte de d proposciones generals sobre el Estado, coms aul Sonstitayera ln materaizacion ‘perfects de algan’ Boa ‘eat orignal, que'se abre paso propresivamente tla a Tidad historic, concepeion que obesions nia a oo aces tetriens del poder (muy dstnco es el problesa eta coe 3 Maspero, 1968 (Poder police y clases s00 caplet, Madi, Siglo KRU 1 oh taney todo Sobre ta teorla del Estado 8 diciones histéricas —el capitalismo— que hacen posible la tremula de ichas propescones genera: auton, Sr"ptopia del espacio politico bajo el capitalismo, que Tice Tega su teoria, no es Ia ralizacién cabal y perfecta ie‘ans autonomia del Estado, por eseneia 0 naturaleza, sino Sf costo de una separacion, respocto a las relaciones de pro- Guceton,expecifica del capitalismo, La teoria del Estado ca sectise ef puede ser deducida simplemente de proposiio- Ms generales sobre el Estado, Sten este texto presento las 305 ET'imismo tiempo se debe a que csas proposiiones gene ities pueden ser lustradas de la manera mas apropiada me- Gland este objeto susceptible de dar lugar a una teoria pro- pias el Estado capitalists En Is medida en que no puede exist una tepria general det Eutado, conteniendo leyes generalcs reguladoras de las tElasformeciones de nu objeto. través de fos dversos mo- Horde produccion, tampoco puede haber una teorn similar eeacSedent a la ramsicon de tm Estado a otro,» et par ‘Quiar’al'peso del Estado capitalista al Estado socialist. ci ecotta ll Hetado capitis proporciona elementos is pan setae selativos al Eatado de transicion al socalsmo, Pere cues clemontos no sdk no tienen el mismp estatuto que Brreatie' dal Estado coptalista, sino que poseen un estatuto Eoumplotaments particular én el seno mismo de las propos cramelearicas generates sdbre el Estado. No podrian cons. CRN wie ue goviones tepricosstrategicas en estado pric eo meiohando, certamente, como galas pata la acisn, 6% Gat sentido, todo To ids, de paneles indicativos. NO Ray» no puede haber un rmodelo» posible de un Estado Gi eanecon a scialismo,niun modelo eniversal partcw Estble Sepia iow casoe coneretos, ni una receta ifalible, arracin garanisada, de Estado de transicion al socls. iisno:aungue’sdlo fuera’ para un pats dado. No tienen esa Frvtcnston fos andiisis que yo haga en el presente texto = Piven al'gneado de trnsicion en os paises de Europa occ Ulomcl, Hay que eonvencerse de una ver por sodas! como Sora sabemes, no se puede pedir a una ieorls, por cient reer cence tadluido cl marsismo, que sigue’siendo una 2 Nicos Poulanteas real teorfa de la aceién, dar més de lo que puede, Hay siem- Dre una distancia estructural entre la teorta ) la préctica, ‘nire la teorta y fa realidad. Dos distancias que som la misma, Andlogamente a como los filésofos de las Luces no son los sresponsables» de los totalitarismos del Oeste, el marxismo no\ce «responsable de fo que sucede en el Este, No es responsable no solo en cl Sentido trivial, o aca en el de considerar al marxismo dal Este como una desviaciin, lo cual eximiria al. marxiemo puro: no es responsable, porque hay esa distancia entre la feora yt realdad gue Yale pare tod tora nculdo el rmarxismo. Y que engloba la distancia entre teoria y précti a. Guerer reducila eg hacer decir tualguiet cos’ @ cual {guier teorfa, hacer en nombre de Ia teoria lo que venga en Gana. Porque esn distancia no significa tna brecha impo. Sible de colmas, sino todo lo contrario: en esa distancia siem- pre ablerta se precipitan los colmadorer al acecho. Tambien To sabemos ahora: no hay teoria,cualquiere que sea por Iiberadora que ses, que baste, en la del Estado esté en las relaciones de produccién division de las clases no significa que el vorigen» de estas sea necesarla mente previo respecto a aquél, Esos andlisis no ponen en ‘entredicho el papel determinante de las relaciones de pro- Guccion y la primacia de las luchas sobre el Estado: s6lo ‘constituyen una prueba en esta direccién para una proble- mutica positivistaempirista, ¢ incluso historicista, que con- funde origen y fundamento, Tal es el caso, entre otros, de B.H. Lévy " cuando evoca los analisis de Clastres para apo- vyar la tesis de la eternidad del Estado, fundamento —por Ser el origen— de todo, No sélo las luchas de clases tienen la primacia sobre el Estado y lo desbordan con mucho, Las relaciones de poder también rebasan al Estado en otro sentido: Las relaciones de poder no recubren exhaustivamente las relaciones de Glase y pueden desbordarlas. Ello no significa, sin duda, ue en este caso carezcan de referencia de clase, que no se Sitien también en el terreno de Ia dominacion politica, que rho sean lo que esta alli en juego, sino que su fundamento 8 distinto del de la divisién social del trabajo en clases, no Siendo, por consiguiente, su simple consecuencia, nl tampoco homélogas ni isomorfas respecto a esa divisién del trabajo: tales el caso, en particular, de las relaciones hombremujer. Ahora lo sabemos: la divisién en clases no es el terreno ex- hhaustivo de constituciéa de todo poder, aunque en las socie- DP Chatres, La socideé contre PEtat, 1974, pp. 19, 172, ete. M Ope clin Dos 74 a8 46 Nicos Poulantzas dades de clase todo poder revista una significacién de clase. Consecuencia conoclda: en tna transicion al scialiemo no Sanco transformer rdicalnente los spernion del Head para aboliro transformar el conjunto de las relaciones de poder. " Pero incluso si esas relaciones de poder desbordan a las relaciones de clase, de In misma mancra que estas no pie: den prescindir de aparatos ¢ Insticuciones especificas que las materialicen y reproduzcan (el matrimonio, la familia), los aparatos del Estado no se mantienen al margen de ells. EI Estado interviene con su accion y tus efectos en todas Jas relaciones de poder a fin de asignarles una pertinencla de clase da situarlas en la tram de los poderes de clase El Estado se hace cargo asi de los poderee hcterogencos, ue se convierten en eslaboncs y apoyos del poder (econdmi co, politico, ideolopico) de la clase dominate. El poder en las relaciones sexuales hombremujer, que sin duda es hete: rogéneo respecto a las relaciones de clase, no por ello esta ‘menos intervenido, mediatizdo y reproducido por el Estado, centre otras estructuras (tambien por la empressabrica), fom relacon de clase: el poder de'clase lo ataves ot ima, lo potencia, le asigoa, en sua, st signficacion politica EI'Evtado no cs un Evtado de cise slo en el sentido de que concentra el poder batado en las relaciones de clase, sho eel send ambi, de Ge se ropees fendenciae mente en todo poder, apropiindose sus dspositivos; poder ‘que, sin embargo, lo desborda constantemente Hechas estas precisiones, queda por decir que el marxis- mo plantea aqui Clertas proposiciones: 4) El poder de clase es el basamento fundamental del ‘poder en una formacién social dividida en clases, cuyo motor es la lucha de clases; ) BI poder politico, aunque asentado sobre el poder ‘econémico y las relaciones de explotacién, es primor- ial en el sentido de que su transformacién condicio- fha toda, modificacién esenclal de los otros campos BI Estado, los poderes y las luchas ” de poder, sobreenteridiéndose que dicha transforma- ton no es suflelente} ) En el modo de prodiecién capitalista el poder politi occupa un campo y/un lugar especifico con relacién {fos otros campos de poder, siendo asi pese a los entrecruzamientos; d) Este poder esté congentrado y materializado por ex. celencia en el Estado, lugar central del ejercicio del poder politico. Este conjunto de proposiciones es rechazado, en particu: lar, por Foucault y Deleuze, y sustituido por una vision que diluye y dispersa el poder en innuimerables microsituacio- ‘Subestima considerablemente la importancia de las cls see y de la lucha de clases, ¢ ignora el papel central del Es- tado, No tengo la Intencion de ir mas lejos por el momento. Pero sobre estos puntos dichos autores enlazan con una Vieja tradicion de Ia sociologia y de la ciencia politica anglo- ‘ajonay la de ‘un desplazamiento del centro del andlisis del Estado hacia ef «pluralismo de los micropoderes», del fan- clonalismo al institucionalismo, de Parsons a Merton, Dahl, Laswell y Etzioni, que han desarrollado explicitamente to- dos esos puntos, Es tna tradicion relativamente desconocida fen Francia, donde el pensamiento politico se ha concentrado Slempre, por el contrario, en el Estado (juridico). Sélo este ) ‘desconocimiento, ligado al provincialismo bien conocido del Sampo intelectual francés, permite presentar esos andlisis ‘como novedades, cuando en realidad constituyen las antigua Ilas mas tradicionales que pueda haber. Los indudables mé- ritos de Foucault estan en otra parte. No deja de ser notable fque este discurso, tendente a hacer invisible el poder, al Pulverizarlo en la capilaridad de micforredes moleculares, tenga el éxito sabido en un momento en que Is expansion y 1 peso del Estado alcanzan un grado sin precedentes, Resumo: todo poder (y no sélo un poder de clase) existe ‘inicamente materlalizado en aparatos (y no solo en apara- tos estatales), Estos aparatos no son simples apéndices del “e ‘Nicos Poutentzas ‘poder, tienen un papel constitutive: el mismo Estado esta orginicamente presente en el engendramiento de los pode- res de clase. Pero en la relacion poder/aparatos, y, més pa ticularmente, lucha de clases/aparatos, 1a lucha (de clases) {Ia que tiene el papel fundamental. Lucha euyo campo no {8 otro que el de las relaciones de poder, de explotacidn eco. némica y de dominacién/subordinacién politico-ideoldgica. Las luchas tienen siempre la primacia sobre los aparatosins: tituciones y los desbordan constantemente. ‘Asi, contra toda concepcién de apariencia libertaria w otra cualquiera que se alimenta de ilusiones, el Estado tiene ‘un papel constitutivo no sélo en las relaciones de produccién yen los poderes que estas relaciones materializan, sino en @l conjunto de las relaciones de poder a todos los niveles. En cambio, contra toda concepcidn estatista —desde, Max Weber, que veta ya en los aparatos/instituciones el hugar ‘original y el campo prioritario de constitucién de las rela: clones de poder, hasta la actualidad candente— son las ht cchas, campo prioritario de las relaciones de poder, las que ‘nen siempre la primacia sobre el Estado. Esto no concier- ne sélo a las luchas econdmicas, sino al conjunto de las luchas, incluidas las politicas e ideologicas. Verdad es que en estas luchas som las relaciones de pro- ‘duccién las que tienen el papel determinante. Pero la prima. cla de las luchas sobre el Estado desborda a las relaciones dde produccién porque no se trata, en este caso, de una es: tructura econémica que, a su ver, sea el fundamento de le cchas: esas relaciones de produccidn son ya relaciones de Ii. cha y de poder. Ademés, porque este papel determinante es el que hace —en el sentido esencial y més general— que haya luchas y que el conjunto de las mismas tenga la primacia sobre ol Estado, Rechazando este fundamonto de ls no es sélo el papel determinante de lo econémico lo que|se rechaza, sino la primacia misma de las luchas, cualesquiers ue sean, sobre el Estado. Cuando se cree rechazar la tirania de lo econémico se cae forzosamente en la omnipotencia Aevoradora del Estado-poder. Como puede verse, entre las malignas imputaciones (por- ‘que hay otras justificadas) que se hacen al pensamiento de BI Estado, tos poderesy las tenes ° Marz, no hay indudablemente otra més ciega © ignorante gue la de esttismo, aun evando proceda de fntcaeiones Po- IMicas pectectamente legitimas (politica antestatists) ye undanjente en lo aspectos totaitarios del Estado en los pulses Hamados del socaliomo real. En ningura parte, por Bare ado, ota critica de Mgrx se presenta con tan mala fe Sine entre nacsttos nuevos filsotons, particlarmente en 'Ghuckamann, No me detendré en ello. Ee cedo fa palabra, {Sore este temn, a. Rancitfe, que, por io-demas, no es com Seeccndientes ni de lejos, eon ci ‘pensaimiento| de Marx “Glacksmana cx mis radichl evando debe demostrar, con- Te NSey Siloncar que Mary valoriza al Estado como opues- tora'is scetedad privads, La Imposbiidad de aportar la tent pcb sf que il auminc nu prunba suprema Tl captala del Estados ~eseibe Glucksman — aunque este Be pret, flta ud casuaidad en El capital, Logica exon en conti: neon psa dea agent Uipuble'cs tn fata Ge pruebas, Porque sino hay pruebas Selgue las han gisimuiador y's las han distmulado es que Son'calpables.» ® 7 El apiculo de J. Rance en Le Nouvel Observateur, 2631 46 Jailo 26 1917 Panama Pac LA MATERIALIDAD INSTETUCIONAL DEL ESTADO Podemos abora retornar a nuestro problema inicial: Ia ma- {erialidad institucional del Estado como aparato «especial» hho puede ser reducida su papel en la dominacién politica. ‘Debe ser buscada, ante todo, en la relacién del Estado con [hg relaciones de producci6n y la division social del trabajo Implicada por aquellas. Perg esta relacién no es de un orden Gplstemolépico diferente de la relacién del Estado con Ins Clases sociales y la lucha dp clases. Vincular al Estado, con fas relaciones de produccidh y la division social del trabajo no es més que el primer mpmento, aunque diferenciado, de lun mismo paso: el de vingular al Estado con el conjunto ‘del campo de luchas. Esto ¢5 lo que intentaré mostrar aqui, is particularmente en lo Felativo al Estado capitalista, sin Volver exhaustivamente sole andlisis hechos en mis textos precedentes, Me contentaré con profundizar y completar al- {unos puntos, y rectificar otros, a la luz de andlisis que hora estamor en condiciones de hacer. El interrogante al que ya intenté responder en Poder po- tisico y clases sociales era el siguiente: por qué la burguesia Aispone, para su dominacidn politica, de este aparato de Es: {ado enieramente especifico que es el Estado capitalista, Site Estado representative moderno, este Estado nacio- ‘nakpopular de clase? ;De dénde procede la armazén ma {orial Inielal de este Estado? Mis anilisis se situaban ya en Ja siguiente via: esa materialidad se debe a la separaciOn re- ative entre €] Estado y las relaclones de produccién bajo el capitalismo, El fundamento de esta separacién, principio or Genizador de las instituciones propias del Estado capitalista F de sus aparatos (Justila, ejercito, administracién, policia, Ey Nicos Poulanteas cteétera), de su centralismo, de su burocracia, de sus insti- tuciones representativas (sufragio universal, parlamento, et. cetera), de su sistema juridico, consiste en Ia expecificidad de las relaciones de produccién eapltalistas y la division o- cial del trabajo inducida por aquellas: separacin radical en- tre el trabajador directo y sus medios y objeto de trabajo en la relacién de posesién, en el proceso mismo de trabajo, Lo que me parecié caracteristico entonees es un rasgo permanente de la teoria marxista del Estado, que persiste todavia hoy y se debe, por lo demés, a ambigiiedades pro- fundas del pensamiento del mismo Mars a este respecto. La aplastante mayoria de los autores marxistas que ho reducen 1 Estado capitalista a la dominacién politica (a la sdictadu. ra» de una burguesia-sujeto), y que plantean, por tanto, la ‘cuestidn pertinente: «Por qué este Estado preciso y no otro tes el que corresponde a Ia dominacién politica burguesa?», hhan intentado encontrar el fundamento de este Estado ev ef dominio de la circulacion del capital y de los intercambios ‘mercantiles «generalizadas». Ex de sobra conocida la linea general de estos andlisis: intercambios entre propietacios sprivados» de mereancias —siendo pereibida esta propiedad privada slo a nivel juridico—, contrato de compra y venta de Ia fuerza de trabajo, intercamblo equivalente y valor de ‘cambio abstracto, etc. Este seria el terreno de emnergencia de la igualdad y la libertad «formales» y «abstractase, de las particulas aisladas de la sociedad cambista —el individuo ‘genérico— instauradas en eindividuos-personas» juridico-po- Mticos; de emergencia de la ley y de la regla juridica formnal y abstracta como sistema de cohesién de los intercambios mereantiles. La separacién relativa entre el Estado y la eco. nomfa es percibida como separacién entre el Estado y la famosa «sociedad civil». Esta sociedad civil, lugar de necest- dades y de intercambios entre individuos aislados, se habria representado ella misma como una sociedad contractual de sujetos juridicos individualizados, reduciendo la separacién, tentre la sociedad civil y el Estado a un mecanismo ideologico localizado en el seno de las relaciones mercantiles, a la feti chizaciéncosificacion del Estado a partir del famoso fetl chismo de la mercancia. Son muchas las variantes de esta La materiaidad institucional det Estado s ‘concepetén, pero cl entramado siempre es el mismo. Fue {ematizada'prineipalmente por la escuela. marxista italiana (Gaivano della Volpe, U. Carron, ete). Sigue slendo extra: Grdinariamente vivaz: ime limitare a meneionar, entre los inbajos mis prosimos a nosotros, los muy recientes de Hn Lefcbere sobre ol Bane "Yo inienté mostrar que esa concepcién es insuficiente y parcislmente falsa, porque busca el Fundamento del Estado Sn las relaciones de cireulacion ‘los intereamblos mezcar- Sle (to cal em cesta forma, 6 una poncgn premarniba) no en las relaciones de produccién, que ocupan un Iugar Scernnanse en lconjmo del ito de eproduchion 4 linda del capital. Esta concepcidn empobrece consideral Tronte Ins investigaciones sabre el Estado, Mis todavia: aun Planteando la cuestién de la eapecifieldad institucional del Estado eapitalista,impostbilita la artculacton eatre este Es- tado-sociedad civil el Estadoducha de clases, poraue las Clases tocilesthenan, a sufven ay fundamento ela ela ones de produceldn, No ag trata de que esta concepelén no fapre algunos mecanismos|Institucionales importantes. del Estado, porque el espacio de circulacién del capital tiene tambien efectos propios sobre el Estado, Pero se le escapa Jo esencial. iene también tina consecuencla suplementaria ‘ho permite explicar clertascaracteriticas del Estado en los hits del te cmpartadat con on rane dl Esto cu italista, mientres que las Felaciones mercantiles ban expe- Fimentado alll taneformaclones considerables. Pero este pa entovco os debido, entre oftas razoncs, alos caspectos capi Tallsige que earacterizan al Estado en eso pats, porque ‘caracterizan lgualmente a sus relaciones de produccion 3 a Su division sotal del trabajo. Los trabajadores no poseen ni el control'y el dominio del proceso de trabajo (rlacion de TE Pachukans, Le théorie gentle du droit et te marae, toto (et francesa). Della Voip, Ronan ef Mars, 194 (Rouse J Mae Marines hoc, 1972}, U Coron, Mars e rite modern, Jott. Lalor, De feta, Sor en varios vlumeneseditadas pat Live lot. Con esto no quiet subestiar el lor dela obra do Labor, ciye tio lve en percsar,contiene anlns notable, En fin ena fina do iaventigaclon es trina de los trabajos oo Sanustiard 36 Nicos Poulanteas pposesién), ni el poder econémico real sobre los medios de Erabajo (relacién de propiedad econémica, distinta de Ia pro- piedad juridica): se trata de una estatizacion y no de una Yerdadera socializacién de la produccién. En el plano polit 0 se trata de una dictadura sobre el proletariado. Sea como sea, la discusién y la investigacién sobre el Estado y el poder, en Francia y en el extranjero, han avan- zado considerablemente desde entonces, de tal manera que la coyuntura ideolégico-tedrica ha cambiado parcialmente Pero algunos analisis recientes reproducen, me parece, los, inconvenientes y las Ingunas de los que fueron atacados por ‘mf en aquella época. Se han criticado a menudo mis anli- ais tachandolos de politicismo: intentando establecer el es acio politico propio del Estado y del poder capitalista a partir ssolamente> de las relaciones de produccion, yo no hhabria prestado suficiente atencién a la relaciones entre el Estado y la economia, La cuestién seria, por tanto, poner en relacién al Estado con lo que algunos designan como la ldgica del capital, 06 decir, su acumulacién y reproduccién ampliada, Problemé tica que se ha desarrollado particularmente en Alemania Fe- de la acumulacién del capital. Pero esta problematica cae ‘en una concepcién bastante tradicional del capital como en- tidad abstracta, con una logica intrinseca— las categorias econsmicas—, ¥ conduce a dos lineas de Investigacion, tan impotente la tia como la otra para dar razén de la espect- ficidad material de ese Estado. 0 bien, como ha mostrado J.-Blirsch eae precisamente en el espacio de los intercam- B5, Hlnsch, Statsapparat und Reprodustion dee Kapital 1974 y su'conteibuciin en ia obra colectiva, La rise de Thiet, 196, eat {ada bajo mit direccidn, La problemlica del Ablattung on Alemania ‘Federal es bastante antigua y algunos de sus representantes ee ‘coentran on a obra colectiva, LEtar comtamporain ef le marseme, 1975, eaitada bajo la direccion de J. Me Vincent. Eo mis relente La materiaidad institucional del Estado sr bios y de Ia cireulacién del capital Gntercambio equivalente, alo’ abstracto, moneda, ets.) y deduce aquellaespecificidad Us estas scategoriasy,o bien intenta dedueir dicha especitick Gedy las trancformaciones histéricas de este Estado de sus Famclones eonamica & favor de fa aewmacion ampiade Tet cepttal, Bota tendencia ve encuentra igualmente en Frat Gia, y oe traduce especialmente para el Estado actual— en Gkadeir cl eonjunio de sus transformaciones institucionales de su nuevo papel en la sobreacumulacion-desvalorizacion det capital ‘Aqui también a esta linea de investigacin se le escapa to eeencial Bs cierto que, al dirigirme esencialmente contra Sleconomicismo, en aquella época, force las cosas en el otro Sentido, Las funciones econdmicas (seria necesario ponerse Se acuerdo sobre el sentido preciso de este término) en fa- tor de la acummulacign del capital tienen efectos importantes "Seade la acumulacion primitiva hasta el capitalismo com- petitive y el capitalise monopolista actual sobre Ta es- Phucturecion del Estado, Sobre ello volveré ampliamente en le'eeara pate de ete text, donde mostrar aus son exc Ciales para explicar la forma actual del Estado, el estatismo ‘utoritarl, Pero, por el mgmento, digo simplemnente que dl ‘has funclones no son prigigenias y no permiten explicar, ined exalts lab ituciones politics, No respon Sen'a a cuestion fundamental: .por que son desempe precisamente por este Estado muy particular que es el Es: {ado representative, nacional-popular, moderno y no por otro? Planteamos una cuestion en apariencia parad6fi Spor qué este Estado no sp ha reproducido en su forma de ronarquia absolutista? ‘De la misina manera que no se puede responder a-esta ccucrtién refirlndose unieamente a la domninacion politica G@'in nataraleza de Ta burguesia o sdlo a la lucha politica Tglatera y en tos Estados Unidos: mumerosas coptrbucione pus Were Zs owttan Ketel, Insurgent Sotlogt Eat. $52 Gino Cpl ant lao Cintaterral tambon Tos Se ea cet hcloway, Posto, Hindess, Hse. Selo, bale cent aie as ven de “politicos cedicdas ato Sens 'Sin yenido sobre todo de lon autores agrupados ea foro & iroata Zoonome pola. 38 Nicos Poulenteas Durguesia/clase obrera), tampoco se puede responder refi- Fidndose a las funciones econémicas del Estado o a una con Juncién de las dos (funciones econdmicas + lucha politica). Mas exactamente: tales funciones econémicas estan articu. ladas y basadas en las relaciones de produccion y su espect Ficidad capitalista. Estas relaciones constituyen el basamen- to primero de la materialidad institucional del Estado y de su Separacién relativa de Ia economia, que caracteriza @ st larmazén como aparato: son la unica base de partida post ble de un andlisis de las relaciones del Estado con las clases ¥ la lucha de clases. Las mismas transformaciones del Estar ido remiten, en primer lugar, a transformaciones de las re- laciones de’produccion capitalistas que Inducen transforma: ciones de aquella separacién y, por esa via, a las luchas de Clases. Ah( es donde se inscriben las modificaciones del pa pel y de las actividades cconomicas del Estado que, induda. Dlemente, tlenen sus propios efectos sobre él. Es la linea de investigacion que segus en Pader politico y clases sociales, de la que indicaré, sin embargo, los limites: ‘se texto, escrito antes de mayo de 1968 (publicado en may del 68), pese a insistir sobre el papel de la division soci —capitalista— del trabajo, precisamente en la medida en {que tomaba como base de partida las relaciones de produc ign, no captaba atin el alcance considerable de esa divisién. Mayo de 1968 y las particularidades del movimiento obrero posterior rompieron toda una serie de frenos. Por mi parte he extraido las ensefianzas en Las clases sociales en el ca pitalismo actual? respecto a Ia importancia de In divisisn social del trabajo en la constitucién de las clases. Intentaré hacer lo mismo aqui en relacién con el Estado, tomando ‘unos casos tipicos a titulo de ejemplo. Al hacerlo tendré que tar cuestiones tedricas fundamentales: centrar Ia perspec- tiva y el eje de la investigacién en esa divisién plantea pro- bblemas nuevos, porque relacionar con ella al Estado no es tun problema simple, como se ha creido a menudo hasta hoy. 3 Le Seul, 1974. (Las clases soctates on ef capltaiomo actual, ‘Madrid, Siglo 23K, $e, 1918 1. EL'TRABAIO INTELECTUAL ¥ EL TRABAJO MANUAL: EL SABER Y EL PODER came no nn ee rues en eu snateratida de aparato. Aparato especiliea Sea aee ams meena cre Sees bre mime eatin Say maine ant toe mec Boor ateadae weg Sue ewig rons sees eee ered Sep eed eo cee ra ies & see a are locale personsies, en tn calco de ovo poder del poder Seitnne ae nies fae administrador, de jefe militar, en cuanto terrateniente), en ‘una jerarquia compuesta de poderes compartimentados (la misnwaayrorcgieas eerie Se gsm an ome tial. Eopeificidad, por tanfo, del Estado moderno, que re a re Se eee ae sector ch cpemec ee es Te creeeashangetane eas tad ‘srt eee aie on = a en en Exnatetancites,seorganiegeton que. conleva, la pasvalia eri cotati acon Hee Shinty papel eae Ee aie aan Freie Societies a Cie oi eed oe « ‘Nicos Poulanteas ‘una ruptura efectiva con relacién a los tipos precapitalistas de Estado (aslitico, esclavista, feudal), cosa que no logran ccaptar exactamente las concepciones que lo fundamentan so- bbre las relaciones mercantiles (las cuales han existido slem- Pre). No retengo aqui mas que un caso de esa division, el de In division entre trabajo manual y trabajo intelectual. Divi sign que no puede ser concebida, en absoluto, al modo em- iriconaturalista, como una escision entre los que trabajan fon sus manos y los que trabajan con su cabeza: remite di rectamente a las relaciones politico.deologicas tal como fxisten en unas relaciones de produccién determinadas. Aho- ‘a bien, como Marx lo puso de manifiesto con claridad, esta ‘division tiene una especificidad en el capitalismo, ligada a In desposesion total del trabajador directo de sus medios de trabajo. Lo cual tiene como efecto: a) la separacion carac- teristica de los aspectos intelectuales del trabajo realizado por el trabajador directo, trabajo que con esta diferenciacion Fespecto al trabajo intelectual (el saber) reviste I forma ca- Pitalista de trabajo inanval; b) la separacion entre la cien- Gia y el trabajo mantal, mientras la clencla, al «servicio del ‘capital, tende a convertirse en fuerza productiva directa; {) las Yelaciones particulares entre la cienciasaber y las ‘elaciones ideoldgicas, mas concretamente la ideologia do- minante, no en el sentido de un saber mis «ideologizados que en otro tiempo, ni simplemente en el sentido de una Utllizacion politico ideoldgica del saber por el poder (como ‘siempre ha ocurrido), sino en el sentido de una legitimacion deologica del poder instituido bajo la modalidad de la tée- nlea clentifiea, es deci, la legitimacién de un poder como derivado de una prictica cientifiea racional; d)' las relacio- hes orginicas establecidas en Io sucesivo entre el trabajo intelectual, aislado asf del trabajo manual, y las relaciones ppoliticas de dominacion, o sea, entre el saber y el poder ‘apitalistas, Es lo que Marx habfa demostrado ya a propésito “ Raplio lo que ye he dicho en la Advertenla v0 que los cite ‘expresaimente no baré referencias precisa los elsicos del mak ‘ime. Sobre este punto Tas hay envi texto Las clases sociales Trabajo intelectual y trabajo manual o del despotismo de la fabrica y del papel de la clencia en el proceso de produccion capitallsta, analizando las relaciones, Je orginicas, entre saber y poder, entre trabajo intelectual Gaberciencia Invertido en la ideoogia) y las relaciones po- liticas de dominacién, tal como existen y se reproduce ya en el proceso de extorsién de la plusvalia ‘Siesta separaciGn capitalista, absolutamente caracteris- tica, entre trabajo manual y trabajo intelectual, sélo es wn aspecto de una divisién social del trabajo mas general, resul fa decisiva en el cas0 del Estado. Una de las intuiciones fun- Samentales de los clésicos del marxismo es que el aspecto Inds importante, sin duda, de la divisin social del trabajo fen cuanto a la emergeneia del Estado como aparato «espe iale, consiste en Ta divisién entre trabajo manual y trabajo Intelestual. En el conjunto de sus apararos —es decir, no Solo cn sus aparatos ideologices sino también en sus apara- fos represivos o econdmlcos—, el Estado encarna el trabajo intelectual en cuanto separado del trabajo manual. Ello ape rece claramente a condicién de abandonar la distincién ns {uraliste positivista trabajo manual/trabajo intelectual. En cl Estado eapitalista es donde se realiza, de la manera més Completa, la relacién organica entre trabajo intelectual y Gominacin politica, entre saber y poder. Este Estado, sepa ado de las relaciones de produccion, se sitia precisamente Gel lado del trabajo intelectual, escindido a su vez del traba- Jo manual: es el corolarfo y el producto de esa divisién, al Ylempo que desempetia wn papel propio en su constitucién ¥y reproduceién. ‘Zaio se traduce en la materialidad misma del Estado. [Ante todo, en la especializeién-separacion de los aparatos cl Estado respecto al proctso de produccién: tal separacién Se realiza principalmente mpdiante una cristalizacién del tra- Bajo intelectual, Bajo su forma capitalista, esos aparatos “Nojereito, justicia, adminiftracion, policia ete., sin hablar Jade los aparatos ideolégicos— implican precisamente la titilizacion y el dominio de ln saber y de un discurso (dire: tamente inseritos en Ia ideologia dominante o erigidos a par- ti de formacones ideolégeas dominantes) de Tor que as Imasas populares estén exclyidas. Son aparatos cuya armazén festd basada en una exclusidn especifica y permanente de las @ ‘Nicos Poulanteas ‘masas populares, situadas del lado del trabajo manual y su- Jetas al mismo por medio del Estado. La monopolizacion Permanente del saber por el Estado-apientelocutor, por sus aparatos y sus agentes, es lo que determina igualmente las funciones de organizacién y de direceién del Estado, funcio- ‘es centralladas en su separacio eapeifica de Ie ma igura del trabajo intelectual (saber-poder) materializada en aparatos, frente al trabajo manual polarizado tendenclalmen- te en una masas populares separadas y excluidas de esas funciones organizativas. Es evidente, igualmente, que una serie de instituciones de la democracia representativa llama dda indirecta (partidos politicos, parlamentos, etc), de la re- lacién Estado-masas, obedecen al mismo mecanismo, Grams i lo habia presentido, cuando veta en el papel general de organizacién del Estado capitalista Ia realizacion por exce. Jencia de un trabajo intelectual separado, de modo earacte- ‘istico, del trabajo manual, De aht que Gramsci incluyera @ tos agsntes de los aparatos del Estado, Includes fos de lot aparatos represivos’(policias, gendarmes, militares), entre los tptlectunes (onginicos y raictonale) en sent ame Esa relacién saber-poder no concierne sélo a la ideologia y no reviste la simple funcién de legitimaciin del Estado, aunque la asegure, particularmente en el terreno del pensa: miento politico oficial. Incluso durante Ia transicion. del feudalismo al capitalisino, y después en el estadio del capi talismo competitive, ambos mareados por la constitueion del Estado burgués y por el dominio, en el seno de la ideo- logis burguess, de la esfera juridica politics, ésta (Ia polities, cl derecho) se ha legitimado explicitamente —de Maquiave- Joa Toms Moro y hasta sus ‘conceptualizaciones ulterio- res— al modo de la técnica cientifica y segin el modelo de los episteme apodicticos, como poseedora de un saber que contrapone a lo que ella designa como utopia, Esto no se limita, por otra parte, al discurso oficial y se extlende TELSebr to en Git intetettualt ¢ Forganizeacione delta cultura inaudi i96 tEos“iceletucery la organcocon dela Gaur Buenor‘Aien, Mra Vistas 23 Trabajo intelectual y trabajo manual “ ‘esas formas primordiales de ideologia segregadas por el Es- fado, que garantizan las relaciones internas del aparato (a ‘autolegitimacton interna) y la legitimacién de sus practicas hacia el exterior: legitimacién de las practicas del Estado y de sus agentes como portadoras de un saber particular, de luna racionalidad intrinseca, Todo esto, por lo demas, no hhace mds que reforzarse actualmente bajo las formas par- ficulares de la relacién ideologiasaberciencia, que implica la transformacién de la ideologia juridico-politica en ideolo- fa tecnocratica. Pero, insisto, esta relacién saberpoder no es sélo del orden de la legitimacién ideol6gica: la separacién capitalista entre el trabajo intelectual y el trabajo manual concierne también a la clencia misma y Ia engloba. La apropiacién de In elencia por el capital se efectda, ciertamente, en la fabrica, pero también por el Estado. Este Estado tiene de particular {que tiende a incorporar la clencla misma en la organizacién de su digcurso, cosa evidente en la actualidad. No se trata {de una simple instrumentalizacién de la ciencia y de su ma- nipulacién al servicio del capital. El Estado capitalista re- gimenta la produceldn de la clencia, que se convierte asf en tuna ciencia del Estado imbricada, en su textura intrinseca, én los mecanismos del poder. Esto sucede, como es sabido, no sélo con las llamadas sciencias humanas». De mancra més general, este Estado cuadricula el trabajo intelectual ‘mediante una serie de circuitos y de redes, gracias a los cum Tes ha reemplazado a Ia Tglesia, sometiendo y estipendiando al cuerpo de intelectuales-tapientes, el cual no existia en Ia Spoca medieval més que de forma proteiforme. Los intelec- tuales, como cuerpo especializado y profesionalizado, han sido constituidos en su funcionarizacién-mercenarizacién por ‘el Estado moderno, Estos intelectuales, portadores de saber- Giencia se han convertido (universidades, institutos, acade- ‘mias, diversas sociedades cientificas) en funcionarios del Estado, por el mismo mecanismo que convirtié en intelec tuales a los funcionarios dp este Estado. ‘Si Ia relacién saber-poder no es sélo del orden de la le- gitimacién, se debe tambign —insisto— a que el discurso ‘del Estado cristaliza, él mismo, esa relacidn; discurso que es fen este caso absolutamente especifico. No se trata, como en “ Nicos Poulanteas los Estados precapitalistas, de un discurso de revelactén, + fundado en la palabra (efectiva o supuesta) del Principe, que repite la inscripeién del cuerpo soberano en el cuerpo 50 ial. Discurso mitico en sentido propio, que tiende indefini- ‘damente a colmar con el relato Ia distancia entre los comiem- 08 del poder soberano y los origenes del mundo, El Estado ‘capitalista no funda su legitimidad en su origen: comporta tuna serie de fundaciones sucesivas en la soberania, constan- femente renovada, del pueblo-nacion. Este Estado afirma ast su papel organizativo particular con respecto a las clases dominantes y su papel de regulacién con respecto al conjun- to de la formacion social: su discurso es un discurso de Ia accion. Un discurso de Ja estrategia y de la téctica, imbrica- do ciertamente en la ideologia dominante, pero alimentado también por una clencia-saber acaparada por el Estado (los conocimientos econémicos, politicos, historicos), Este discurso, si bien realiza por excelencia la conexién| saber-poder, no tiene unidad propia e intrinseca. Se trata de un discurso segmentado y fragmentado segin los desig- los estratégicos del poder y de las diversas clases a las que te dirige. He tenido ocasion de hacer notar que incluso fe slenguaje totalitario» por excelencia que es el discurso fascista presenta una serie de desplazamientos, de torsiones de sentido en formulas idénticas (del termino corporativis: ‘mo, por ejemplo) segtin la diversidad de objetivos o de cl ses que tiene en cuenta. Este discurso debe ser slempre comprendido 9 escuchado, aunque no deba serlo de modo lunfvoeo y por todos: no basta con que #ea pronunciado de ‘manera cabaltitica. Ello supone, a travis de los diversos c6- digos discursivos, un supercddigo estatal, marco referencial de homogeneizacién de los segmentos discursivos y de los, aparatos que los transmiten, terreno de su funcionamiento diferencial, Este supercédigo es inculeado, por destilacién, caleulada, al conjunto de los sujetos. Es la unificacion de la Tengua que instaura el Estado capitalista, produciendo la, lengua nacional y aplastando las otras. Lengua nacional que fs necesaria, sin duds, para la creacién de una economia y de un mercado nacionales, pero mucho mas ain para el pa pel politico del Estado. Es misién, pues, del Estado nacional Organizar los procedimlentos discursivos que moldean la Trabajo intelectual y trabajo manual 6s ‘materialidad del pucblonacién y crear Ia lengua; ereacién situada, desde luego, en formactones ideolégicas, pero sin Teducirse en modo alguno a una operacién ideologica, Esta relacisn saber-poder, fundada sobre el trabajo inte- lectual que el Estado cristaliza separandolo del trabajo ma- ‘wal, se locall2a en la armazén organizativa del Estado. El Estado traza a su ver y Teproduce en su propio cuerpo la division social del trabajo. Asi, las relaciones entre poder y ‘saber son un caleo del modo como se reproducen en. mismo del trabajo intelectual. De las relaciones jerdrquicas, centralizadas y disciplinarias, a las relaciones de niveles y hnudos de decisidn/ejecucién, de los escalones de delegacisn dela autoridad a las formas de distribucién-ocultacion del saber segiin es0s escalones (secreto burocratico) y a las for- mas de calificacion y reclutamiento de los agentes del Estado (Calificaciin escolar y rechutamiento por concurso), la arma 26n del Estado capitalista encarna, en sus menores detalles, la teproduccién inducida e interiorizada, en el seno mismo dl trabajo intelectual, de la division eapitalista entre el trax bajo intelectual y ol trabajo manual. En sus menores deta- Hes: se propaga en toda la ritualidad material del Estado ‘como, por ejemplo —y en la medida en que ello sea un deta- le, en el caso de la escritura. No hay duda de que siempre ha habido una relacién es- trecha entre el Estado y la escritura, al representar todo Estado una cierta forma de divisién entre trabajo intelec- tual y trabajo manual, Pero el papel de la escritura es com: pletamente particular en el Estado capitalista, Escritura que, ‘mus ain que el discurso hablado, representa aqut la articue lacién y el desglosamlento del saberpoder en el seno de ese Estado, Del indicio escrito, de Ia nota, de los informes, a Jos archivos, nada existe, en clertos aspects, para este Es- ado, que no ests eserlto, y todo lo que se hace alli deja siompre una huella eserita en algin sitio, Pero la escritura ces muy diferente aqui que en los Estados precapitalistas: ya no es una escritura de retranscripcién, puro calco de la par Iabra (real o supuesta) del poberano, escritura de revelacién y memorizacién, escritural monumental. Se trata de una seritura andnima, que no|repite un discurso sino que se “6 Nicos Poulentras convierte en trayecto de un recorrido, que indica los lugares y los dispositives burocréticos, que surca y configura el ‘espacio centralizado-jerarquico ‘de este Estado. Escritura ue, a un tiempo, espacializa y crea compartimentos lineales ¥ reversibles en esa cadena consecutiva y segmentada que es in burocratizacion. Papeleo de la organizacion estatal moder- za, que no es un simple detalle pintoresco sino un rasgo ma- terial esencial de su existencia y funcionamiento, cimiento {interno de sus intelectualesuncionarios, que enearna Ia re- lacién entre este Estado y el trabajo intelectual. Este Es tado no monopoliza, no acapara para él Ia escritura, como ‘ocurre en el caso de los Estados precapitalistas o de la Igle- sia: Ia propaga (escuelas) para necesidades muy coneretas de formacion de la fuerza de trabajo, Pero al proceder asi la desdobla, tanto més cuanto que el discurso hablado del Es- tado debe ser comprendido y escuchado, Parece como si en este Estado de palabra abierta y lengua nacional unificada, el secreto respecto a las masas y la cristallzacién del saber: ‘poder hubiesen pasado, por excelencia, a la eseritura del Bs- tado, cuyo hermetismo para las masas populares, excluidas af cite cxcritun, es proverbial, Este Estado os el que sistematizad, sl ‘no descublerto, la gramética y Ia ortogra: fia, erigiéndolas en redes del poder. ‘En fin, esa relacién poder-saber se traduce en técnicas pparticulares de ejercicio del poder, en dispositivos precisos, Inseritos en la trama del Estado, de distanciacién permanen- ‘ede las masas populares de los centros de decision: en una serie de ritos, de formas de discurso, de modos estructurales de tematizacion, de formulacion y tratamiento de los pro- Dlemas por los aparatos del Estado, de modo tal (monopolt zacién del saber) que las masas populares (en este sentido, trabajo manual) se encuentran, de hecho, apartadas. Glerto, no se trata de reducir el nexo entre el Estado y las relaciones de produccién a la division trabajo intelec- tual/trabajo manual. No he pretendido més que ilustrar la direccién de la investigacién que nos hace abandonar la e=- fera de las relaciones mercantiles como fundamento del Es- tado capitalista (en este caso, por la burocracia, como ins tancia centralizadora necesaria frente a la anarquia compe- titiva de la sociedad civil). Aftado que, también en este caso, Trabajo ite 9 taboo manuat « at fstndo no etl simple resultado de ta divin entre trax SLES Seuel$ rubajo manual funda om Tas relaciones a groducclon, Tntervione ativamente en ie Teproduccon SB Ghat en ef sono mismo del proceso de produc Sr rs el ene conjanto dela sociedad, ia vor me San aparato especiales qucintervonen en la califeacooe formacion dela furs Ge trabajo (uel, frm, reder tore eccion proesionad malate cl conjante de TRertpacatos (partidos politicos burgueses y pequenbur Passe ems prlamentaio,aparatos calcein, prensa, weigh le comunteacion). Ext present ya en la constt aa acdiulion cn a sen de ins relciones de produc eon. fe vision trabajo ntleceal/manel ncavoada onl Ssiotamo de rica rem a a lactones otis de dominnclon/scbordiacion tal como exsten ‘en las relacio semetenpltacionycon ello, in presencia del Estado en ins lca, oe tmbién, ahora, que esta relacién saber-poder com cies Iguainonts, por algunos de ss sepecton capitalists, SIESEAEipaes Itmador del socalimo sen, rosea il tunsformtelcdes que han experiment alas relate ee mercendis a division tore ol trabajo intelectual y el trabajo ma- sual Fanlede sobte los saspocion capitalists de cu rl dhoges de produce, dys nino de up eaten Gc lisingult de una vevdaderasocalizacin) de a economia, { Seproftce boo una mucva forma, Foro fo sete solames- 12 FRc indicative, porque todo cto revate formas part Sikes donsidercblmente distnins que em macsras so Sedadec’dohido a muchas razoes, include las particu: Sidndos asec elasee sonics ye la lucha de clases que Glctertan exon peace Relacionar el Estado con la divisién trabajo inteleetual/ trabajo manual, ta como esta implicada on Tas relaciones Se producelon capitalistas, no es mas que un primer paso farm Telacionar el Estado Gon las clases la lucha de clases afe el captaliomo. Esto Estado, que representa el poder 22 i, Surguenta, romite' las paticuaridades de Ta consti “ Nicos Poulantzas tucién de esa clase en clase dominante. Creada sobre un te- reno que implica la especializacion earaeteristica de las Farr clones y del trabajo intelectual, la burguesia es la primera flase de la historia que tiene necesidad, para erigitse en clase dominante, de Un cuerpo de inielectuales orgdnicos. Estos wltimos; distintos formalmente de aquella pero reclu- tados por el Estado, no desempean un papel puramente instrumental (como era el caso de los sacerdotes para el fete dalismo) sino un papel de organizacion de su hegemonia, No es casual que la forma original de la revolucion burguesa fuera, en primer lugar, la de una revolucion ideolégica: pen- ssemos en el papel de la filosofia de las Luces y en el del apa- rato ideologico-cultural de la edicion y de la prensa en la organizacién de Ia burguesia ‘Més atin: si todo Estado capitalista presenta la misma armazén material, ésta se singulariza segtn las particular dades de la lucha de clases, de la organizacion de la burgue- Sia y del cuerpo de intelectuales en cada Estado y pais ca pitalista concretos. Nada més claro que el caso francés: In Burguesia francesa, en Ia trayectoria del Estado absolutista ya través de las formas de la Revolucion de 1789, ha logra- do con particular éxito su organizacién hegeménica y Ia creacién, bajo su égids, de la unidad nacional, anudando es: fgachos lazos con el cuerpo de intelectuales patentados, Se hha asegurado sus servicios permanentes integrandolos estre- cchamente en las redes institucionales del Estado jacobino sabiendo pagar, de miltiples maneras, el precio de sus servi: ios, Ello ha marcado no sélo a las instituciones culturales ya los aparatos ideoldgicos de este Estado sino, igualmente, ‘las notables particularidades de In intelligentsia francesa. ‘Apegada a las instituciones del Estado republicano, que cons. tituyen la trama de su poder delogado por la burguesia, fue y sigue siendo, a la vez, una intelligentsia refractaria a 1a ideotogia y a las formas fascistas de Estado, y una intel {gentsia masivamente aislada de las luchas populares cuando éstas revisten formas radicales susceptibles de poner en ‘entredicho su propio poder. Se encuentra permanentemente desgarrada entre el antifascismo radical-republicano y el Sindrome de los versalleses. En parte alguna se encuentran fencarnados, hasta tal punto, en los aparatos del Estado los Trabajo intelestuat y trabajo mara © fantasmas de Ia intelligentsia: unas veces consejera de los Drincipes otra, al mismo tiempo, fofluenclando a las ma- Zia eede‘riba; por encima de sus organizaciones propias Spor intermedi de los sparatos del Estado (prensa, inst aliones culturales, medion de comunicaci) en sua, In {entecn del populismo eltista A esta sed de podcr intelec- tun llmentado por el heat asignado a la intelligentsia en A Entade francés sponte —peuiia decrse que merecida- Shente-el antrintlecualismo bien conocido del movimlen- ‘rere francés y do sus organizaciones que, 34 Yee, mar So Sona sell coe Estado la desconfiansaearactritcn ab Tat inasas populares hacia us aparatos ideoldgices. 2. LA INDIVIDUALIZACION 1. LA anuazdn pat. Esravo ¥ Las TécNICAS pet PODER 1a especializacion y a centralizaciin del Estado capitalist, su funcionamientoJerdrquico-burocratlco y tus nsttuciones slectivas implican una atomizacion y pareclacion del cuerpo politico en eso que se designa coma sindividuoss, persones Juridicopoiticas y sajetos de las lbertades. Evie Estado fupone una organizacién particular del espacio politico al ue afecta el jercielo del poder. El Estado (centralizado, burocratizado, etc.) instaura esa atomizacion representa (Estado representativo) la unidad de ese cuerpo (pucblone. i) fractonado cn ménadasformalmente equivalence beranfa nacional, yoluntad poplar). Adem i materialised del Estado y de sus aparatos esta constituida aqui: cn let tos aspectos, como si deblera aplicarse ejercerse zarse en un cuerpo social fraccionado, homogenco eh su di vision, uniforme'en el aislamiento de sus tlementon, cout ‘uo en su atomizacion: del eféreito modemno a la adminis: tracién, Ia fustcia, la prisign, Ia escuela, Toe medion de comunicacién, ete, la lista seria larga. Tambien or sie cao eros faclonamientos no surgcn previamente de las relacioncs entre poseedores de: mirca Glas en la sociedad civil donde apareverian cous figuras int Sales. que serian los individuos-sujetos de relacioncs: con. tractuales, Si este mecanismo de individualiacion esté pre fente, desde luego, en los intercambios mercantile: genera: lizados, su fundamento ve encuentra en otra parte, Porgue dsbemos gunrdarnos de’ ira conceplén igualmente ert ea, que comparte los mismos presupucstos que le primers ‘aunque conduzca a resultados” opucstos. Esta, concepelda La individuatteacién n también localiza el citado proceso en las relaciones mercan- it‘ndividualizacion es terriblemente real. Pero el Fandamen to'tanto de esta instsurscon de las ménadas sociales eh IRalviduocsujetos on lu eofern de la cireulacton mercer como de la relacion iniial del Bstado con esos fracciona” {Renton se encuentra en in relaclones de produccien J la Avision social del trabajo que esas relacionesinstauran: La {eposesion total del trnbajador directo de sus medios de ttabajo da lagar a la emetgencia del trabajador eller» Y ‘Seenudon isla de in red Ge vinculos (personales, estate {tice terfiforales) gue To constitu en ia sociedad me- ieval. Esta desposeston imprint ast al proceso de trabajo tina estructura determinadar «Selo los productos de trabar privades autenornos, eciprocamenteindependientes, 5c ‘afrontan antre si come mnerennciean® Se frat, on rigor, de tin modo de articulacion de ow procesos de trabajo que pone limites estracturales a la dependencia veal de fos produc tores,introducida por la socalizacion del trabajo "En uh Inarco impuesio por las yelaciones de producldn, los tra balos son ejecutados indopendientemente los unos de los tron trabajos privdos—, 0 sea, ain que los productores Srgunicon prevismente su cooperacion, Entonces es cuando Slomina fa ey del valor Toa estructura de las relaciones de produce y de pro- ceso de trabajo no funda directamente desde luego, Js For Shas presinindividualzacion= que revsten exo Fracclo- ‘amentor, Induce un marco material referencia, unas ma {lees espaciles y tempore, que son los Presupuestos de Ie divsibe social Capitaliata del trabajo, ant todo en el pro“ ‘eso de producein, en el estado designado por Marx como P'S Tanguinismo y la gran industria: Este marco material 7K, Marx, Le capital, BA. Sociales, , p85. UE eapta, Madrid, ‘Siglo XXL, 115, ideo 1, vol. pp. 52 n Nicos Poulenteas inicial es el molde de la atomizacién y del fraccionamiento sociales, encarnandose en las practicas del mismo pr de trabajo. Ala vez presupuesto de las relaciones de rode ‘clon y encarnacidn de la division del trabajo, este marco co iste en la organizacién de un espaciotiempo simultinea. ‘mente continuo, homogéneo y parcelado, fragmentado, que es ol fundamento del taylorismo. Un espacio cuadriculado, segmentado y celular, en vl que cada parcela (individuo) tie: ‘e'su sitio, en el que cada emplazamiento corresponde a una parcela (individuo), pero un espacio que, al mismo tiempo, debe presentarse como homogéneo y uniforme. Un tiempo li zeal, Serial, repetitive y acumulativo, donde los diversos mo- imenios estén integrados los unos en los otros, y orlentado hacia un producto acabado: espacio-tiempo materializado, por excelencia, en la cadena de produccisn. En una palabra, €l individuo, mucho més que una creacion de Ia ideologis jurldico-politica engendrada por las relaciones mercantile, ‘aparece aqui como el punto de eristalizacion material, Foca: lizado en el mismo cuerpo humano, de una serie de’ pric: ticas en Ia division social del trabajo. La organizacion social completamente distinta en la Edad Media y bajo el capita. lismo (ndividualizacién) corresponde a corporeidades dile- renciales. La desposesion del trabajador de sus medios de produccién bajo el eapitalismo, que cren la fuerza de tra bajo como base de plusvalfa, desencadena todo un proceso, por el cual el cuerpo —como ya mostraba Mara— se con- Vierte en un «simple apéndice de la maquina», descompo- hlgndose en wesas pocas grandes formas fundamentales del ‘movimiento bajo las cuales transcurre necesariamente, pese ‘ala gran variedad de los instrumentos empleados, toda la Actividad productiva del cuerpo humano...=”. En esa individualizacién es donde se enraiza la materia lidad institucional del Estado capitalists, Este Estado ins. cribe en su armaz6n la representacidn de la unidad (Estado representative nacional) y la organizacién-regulacién (cen tralismo jerdrquico y burocritico) de los fraccionamientos Tei libro 1p. $80, Setalo, entre otras, I notables obras de J. M. Brohm. (Ibid, libro I, vol. 2, p. $92.1 La individuaicacton B constitutives de esa realidad que es el pueblo-nacién Al mis: mo tempo, los aparatos del Estado son moldeados para Gjercer el poder sobre este conjunto asf constituido: realizan l'misino marco material referencial, la misma matriz espa Cio/tiempo implicada por Iss relaciones de produccion. La Oryanizacion interna de las redes y de los dispositivos bur roeriticos supone ese marco que hace posible el encadena- Imiento de aus clementos, incluso si ese marco se concreta de modo diferente en Ia administracion burocratica y en el espotismo fabril, en el taylorismo y en la cadena de pro- Guccién, Es Ta reestructuracién del espacio politico y el re- ‘emplazamiento de los estatutes, privilegios y otros vineulos personales por el anonimato de una organizacién con vinew- Ios-a la ver continuos, homogeneos, lineales, equidistantes, y segmentados, fraccionadas, compartimentados. ‘Pero el Estado no es ol simple registrador de esa reali dad econémica-social: es un factor constitutivo de la orgs. hizacign de Ia divisién social del trabajo, produciendo per- Inancntemente fraccionamiento-individualizacion social, Elio se realiza también por los procedimientos ideoldgicos: el Es: fado consagra e institucionallza esa individualizacion me- ante la constitueién de las ménadas econdmico-sociales en Individuos-personaesujetos Juridicos y politicos. Y no hablo aqui del discurso oficial de la filosofia politica, ni tampoco del simple sistema juridico, sino del conjunto de las préct tas ideoldgieas materiales del Estado (la ideologia no reside Sélo en las ideas) y de sus efectos en la esfera econdmico- Social. Tdeologia de individualizacién cuyo papel no es s6lo enmascarar y ocultar Ing relaciones de clase (el Estado ca- pitalista no se presenta jamas como un Estado de clase) Sino también contribuir activamente a las divisiones y al ais Tamiento (individualizacién) de las masas populares. Por consiguiente, no se trata tanto de la ideologia constituida, SIstematizaca y fosmulada por los intelectuales orginicos de la burguesia que es siempre una ideologia en segundo ‘grado, como, més bien, de las formas iniciales y eespon- faneas» de ideologia secretadas por la divisién social del ‘trabajo, directamente encarnadas en los aparatos del Estado y en las pricticas del poder. ™ ‘Nicos Poutenteas Pero este papel del Estado no se reduce a inculcar Ia ‘eolopia dominant, ai siqulera materializada en practice no se trata simplemente de la conerettzacon de los dere ‘hos y las obligaciones, dela distincign entre fo privado y 10 ppblizo, etc, en la vida cotidlana, El Estado contribuye a Exbricar esa Individunlidad mediante un conjunto de oon. cas de saber (clencia) y de prictias de poder, enomina por Foucault disciplinas (cque se pueden esracterizr tina palabra diciendo que son una stodalidad de poder para lque la diferencia Individual es pertinentes). Procediaen. to designado con el termina de normaltzacion: «Como la ve silancia'y\con ella la normalizacién se torna uno de los grandes instrumentos de poder al final de la época clasien Se tiende a sustitulr, o-al menos a agregar alas marcas que traductan estatutos,privilegios, adseripciones, todo un ue: {0 de grados de normalidad, que son signos de adseripcion ‘Sun cuerpo social homogeneo, pero que tienen en st mismos \ya papel de clasficacion, de jerarquizacion y de distribu ion de los rangos. En clerto sentido: el poder de‘normallon ion obliga « in homogeneidad; pero individualiza al permt tis las desviaciones, determiner fos nivle,fijar In eopecta lidades y hacer ules las diferencias ajustardo unas a otras Momenio de ormlisacin, cen el que te plce una noc tecnologia del poder y otra anacomia politica del cucrpom, , En el segundo caso (Feferencia a la economia para refutar el marxismo) Foucault remite precisamente, y esto es inter Sante, a la sociedad mercantil de las relaciones de inteream- bio y cireulacién: «Suele decirse que el modelo de una so- iedad que tuviera por elementos constitutivos unos indi duos esta tomado de las formas Juridicas abstractas del contrato y del cambio, La sociedad mercantil se habria re- presentado como una agociacién contractual de sujetos ju Haieos aislados. Es posible... Pero no hay que olvidarse que hha existido en la misma época una técnica para constituir cfectivamente a los individuos como elementos correlativos Ue un poder y de un saber ®» Ahora bien, es evidente que no se puede, en absoluto, relacionar la materialidad de los aparatos del Estado y «lo econémicos —y Foucault comete ‘econdmicor ae entiende Ia demografia o la simple revolucién industrial, es decir, Ia técnica productiva, Tampoco puede acerse, y en ello Foucault tiene toda la razén, si por «lo econémico» se entiende sélo o principalmente la esfera de Ia cireulacién y de los intereambios mercantiles, cosa que tn cierto marxismo, verdad es, ha intentado hacer durante ‘mucho tiempo. La segunda condicién: captat Ia relacién del Estado con las relaciones de produceidn y la divisién social del trabajo Told, p 185. (p. 1983 Neen * Nicos Poulanteas en toda su complejidad, o sea, por ese aspecto esencial que Son las matrices espaciales y temporales cuyo andlisis des- arrollaré cuando trate de la nacion. Esas matrices primige- has, presentes en Ia organizacion material y en las técnicas de ejercicio del poder, reclbiran una explicacion muy dife- rente de la del diagrama misterioso y casi metafisico de Fou. Ccault, sobre todo en la version de Deleuze-Guattari: Ia de tuna sndquina original, Urstaai, Fstado-Déspota idealabstrac- to que recorre la historia de los diversos Estados y poderes fen busca de su encarnacién perfecta, en la més pura tradi eign espiritualista TT, Las nalces pet, ToraLrraRrswo Sen como sc a individualizacién del euorpo social sobfe tleual se ejetce el poder del Estado moderno remite a las felaciones de. produceion ya la division social capialista Sol tnbajo, El Estado dezempens aqut un papel deeisvo, Sue yo habia designado.en Poder polilco y clases socidles domo sefecto de alslamientor, Pero aun indicando que este efecto es sterriblemente resi» tenia tendencia a imitarlo, eno cacsclal, alos mecanismor de la ideologia jurdice- politica y al papel ideologico dal Estado. Mientras que aho- Fa pueda verse (y ésta er la aportacion original, en inl opt hién, de Foucault) que este papel del Estado se traduce en Ia‘ materialidad de sus téenicas de ejercicto del poder, com istancial con su propia estructura, téenieas que moldean aioe sujetos sobre fos cues se ejere ese poder, hasta en ‘ime corre, ‘proveché va ocasion para intentar ya! un primer plan- teamlento de exe problems, reslmente inédito, que es cl fotaltrismo moderno, del Gue el fascismo es s6lo una de lepexpenioncyProblma ge slo puede ser dived por una serie de aproximaciones sucesivas, y que en Poder Politico planted en términos que me siguen pareciendo vir Fidos, aunque restrictivs. Lo que yo perebia bien era que en exe doble movimiento mediante cl cual el Estado moder fo eres las indivivalizaciones y privatizaciones, constite Yendose como su unidad y homogenctzacion; on’ ese doble La individuatizacion ” ‘movimiento de creacién de aislamientos (de los que se com- Bune el pucblonacion) y de representacin de su unidad Pal Estado nacional popular moderno), no puede existir, por primera vee en la historia, ningun limite de derecho y de Principio a la actividad y las intromisiones del Estado en Beesfera de lo individual-privado, Lo individual-privado es tuna ercaci6n del Estado, concomitante a su separacién re- Tativa de la sociedad como espacio pablico, lo cual indica (gue esta separacion no es s6lo una forma especifica de pre- facia del Estado en las relaciones econdmico-sociales, sino También una omnipresencia sin precedentes del Estado en estas relaciones, Pero en ello yo s6lo veia el efecto, aunque ferriblemente material, de los mecanismos ideoldgicos. Ci fare como ejemplos dos pasajes, porque son significativos fen cuanto que plantean el problema pero de manera neta: ‘mente Timieativa, 1 TEl primero concierne precisamente al planteamiento de Ja relacion entre este fenémeno totalitario y e! principio de legitimidad del Estado moderno: \iMas particularmente, el Estado capitalista saca en efeo- to su principio de legitimidad del hecho de que se da por {8 tnidad del pueblo nacién, visto como un_conjunto de tentidades identicas, homogeneas y dispares, fijadas por é én cuanto individuos-ciudadanos politicos. En esto precisa. frente. difiere radicalmente de otras formas de despotis: mo, por ejemplo, del poder politico ‘absoluto’, formalmente Temigjante, eereido por formas de tirania fundadas sobre {a legitimidad divino-sagrada. Estas formas, tal como se presentan, por ejemplo, en las formas de Estado esclavista © feudal, ‘no dejaban, sin embargo, de encerrar el poder Gentro do limites estrictamente regulados. Dicho de otra manera, es muy exactamente el tipo de legitimidad del Es- {ado capitalist, que representa la unidad del pueblomacion, fo que permite tn fincionamiento especifico del Estado expresado por la palabra totalitarismo®.» El segundo ejemplo consiste en el planteamiento de la relacién del fendmeno tolalitario con la ideologia politica precisamente burgues 1 Pouvoir politique Led, p. 317 (Poder politico... pp. #03811 _ Nicos Poutenteas ‘La funcién particular de aislamiento y de cohesion de Ja ideologia politica burguesa conduce a una contradiceién interna sumamente notable, y que a veces ha sido temati- ‘ads, en las teorias del contrato social, por la distineién ¥ la relacion entre el pacto de asociacién civil y el pacto de dominacién politica. Esta ideologis instaura los’ agentes ‘como individuos-sujetos, libres e iguales, que en cierto modo. se representa en el estado presocial, determinando asi ese aislamiento especifico sobre las relaciones sociales, Este ay. ecto, al que se designs «individualismo burguéss, es sufi cientemente conocido. Lo que importa sefialar es el reverso, {que quizds es el anverso, de la medalla, Esos individuos, Personas, asi individualizados, no perecen, en un mismo movimiento tedrico, poder ser unifieados y tener acceso @ su existencia social mas que por mediacidn de su cxistencia politica en el Estado, Resultado: esa libertad del individuo rivado parece desvanecerse sibitamente ante la autoridad ddel Estado que encarna la voluntad general. Muy bien puede decirse que, para Ia ideologia politica burguess, no puede existir ningin limite de derecho y de principio a la. activi- dad y las usurpaciones del Estado en la llamada esfera de lo individual privado, Esa esfera no parece en definitive ‘asumir més funcién que la de constituir un punto de refe- rencia, que es tambien un punto de huida, a la omnipresen. cia y Ia omnisciencia de la instancia politica, Tan cierto es ue Hobbes aparece como la verdad anticipada de las teotias del contrato social y, sobre todo, Hegel coma su punto de. egada: el caso es aqui complejo, indudablemente, pero todos los casos tedricos lo son, Retordemos el caso carac teristico de Rousseau, para quien ‘el hombre debe ser lo mas independiente posible de todos los otros hombres y lo més dependiente posible del Estado’. El eato es aun més claro, en el ejemplo clésico de los fisiscratas, ardientes.partids- ios del laissezfaire en lo econdmica, y partidarios igual ‘mente ardientes del autoritarismo politico, que pedian ma nifiestamente el monarca absoluto que encatnase el interés ¥y Ia voluntad generales, Todo esto es también caracteristico de Ia ideologia politica liberal: nada més ejemplar a este especto que la influencia muy clara, y adn desconocida, de Hobbes sobre Locke, sobre la corriente clésica del liberalis: oo ‘ oaniegenlane sellers a siguen sien- Si, a mi parecer los, términos del problema siguen sen do vildon, fas races de su solcion se encwentan, =n Bamente en otra parte. La individualizacion ¥ le privat Scion del cuerpo socal residen en précticas técnicas del Serco del poder por un Estado que, en el mismo mov thicnto. totalln esas monadas divididas © incorpora en st Stmazdn tostituctonal Ia unidad de las mismas. Lo privado foes més que la replica de lo pdblico, precsamente porque Phay'detdoblamiento -ineerivo en ef Estado y ya presente Sas elaiones de production yen ln division socal del vabajon cs poraue el Estado trara sus coniomes. Lo itr ividealprivade ho es un obstéeulo intrnseco a la accion SEV Estado ino um rpc quel Extado modern Conny Je al rocorrerlo. es To que ae hace horizonte infinitamente Reatttsbie nel suse) 8 medida, de scion estat Lo inuividuatprivado forma parte Integrante del campo estar tUgice que al Eatado moderno,e& objetivo due et Es {ado se fija como punto de impacto de su poder; en una pulabra, solo crate por este Estado, Si llo es evident par Exc"punte de mirs, propiamente inaprehensible ens. que Se'individus privado ~supuesto aujeto de ibertades ne Scns y de erechos del hombre, de un habees corpus Saye cuerpo, justamente, st enteramente formado por el Enledo- tambien Io es’ para el conjunto de los focos, de privatiraciom:imitindonos a ee lugar privado por exes. Zi que ev in jamie moderns, tenemos que nose instaura mms qc en absolut conor com I erence fo lige que ee el Estado moderna: no como el exterior ne Trinsaco de un espacio publico con fronteras rigs, sino Lomo el conjunte de Ine practicas materiales del Estado que forma'al pate e familia irabsjador, educador, soldado 0 feconasto)y al ifoaelar en ets modern ye clare 5 podria decirse, cobre todo— a a madee. La familia ye ido moderno no son, hablando en propiedad, dos espe os (el privado el publica) equidistantes distintos, que Tod, p. 257. Ula, pp. 2812823 2 ‘Nicos Poulentzas limitan mutuamente,sendo uno —segtin los andisis ya lt sicos, de la Escuela de Franctort (Adorno, Marcuse.tc)-— el Seporte del oto (la farila, de! Estado). $i estas dos intr lonca no aon lnomorfas 9 tampoco iatenen simples rea tones de homelogi, no por elo dejan de formar parte de tina misma conlguracionen el seatido de gue no eal esp flo erteriors def familia moderna el su se cir rent Estado, sino el Estado quien, al mismo empo de crigirse lo pablo taza ol logar que ln aigna, mediante separ Stones ovis aoe deplca stado taerno no comport, puts, nngéin limite de principio y de derechos sus intromiatones eh To privada, For paradajco que ello pueda parecer, ela misma separ {itn publceprvado Instaurada por dl fo que le abre pers Dectiva ilimtadas de poder, Las'premiaas dl fendmeno to falitario en el sentido modem se encuentran ahi. yo conciernen sdlo a las sociedades occidentales sino, igual- tents, alos pases el Eat. Si en esos pulses el Esiado re Viste las formas que tabetnos, no.es porgue haya abolido al Inddio como Taree lina fete a poder. Agent species capitalistass des wacions de produce ¥'de la dvsion socal del trabajo, el proceso de fndivtdual Zaciénalslamiento, est all bien en marcha, aunque no. re ‘sta, al mucho ‘menos, fas misma formas’ Guridico pelt fas, en partic), y no se reales sepin los procediniete Sus conoeemos on las socedadesovsidetales. Ta tacit Sf el Entado tative entre lo puslce yo privado irae Sedores privados en Cunnto seprradon de a csfere publice Y del poder police) también existe ali stnque cl estat Jno allance proporciones considerables, Tampoco ese ete tismo signe I svanton por el Extado dena esfera prt ‘ada con fronterasintrinsceasfronteray queef Beta ey ‘ie tragpasado, sino que recibre un recorido mls largo. do eae heado nla perepestiva del Eotado moderna 9 de Si propia materialiad Claro e, estas obserraciones no son més qus prelimina zs, Porque slo individuslprivado no es un limite sino el nal mismo dl poder del Exado mono, loo sien ‘ue este poder nd tenga limites reales sino que estos limites fo promenen de ningun cargcter tural do lo individual a individualleacion 8 privado: provienen de las Iuchas populares y de fas relacio- hes de fuerzas entre las clases, porque el Estado es también a condensacién material y especifica de una relacién de fuerza, que es una relacién de clase. Lo individual-privedo ‘aparece, igualmente, como] resultante de esa relacion de fuerza y de su condensacigh en el Estado. Si lo individual- Privada no tene una esencia intrinseca, que plantee como fal, barreras exterlores absolutas al poder del Estado, sin ‘embargo limita este poder como una de las figuras privile- Biadas, en las sociedades modernas, de la relacidn de clase fel Estado, Este limite lo conocemos: se llama democracia representativa, que por muy mutilada que sea por las clases dominantes y por la materialidad del Estado, no deja de ser tuna inscripelén, en el reno de esa materialidad, de las lu- ‘chas y lay resistencias populares, Si no es el tinico Kmite al poder del Estado, noes por ello menos decisivo. Proba- blemente no tiene significacién absoluta, en el sentido de ‘que nace en el terreno capitalista, pero constituye también tina barrera al poder que conservara. su importancia, sin duds, mientras duren las clases y el Estado, Lo mismo su- ‘cede con los derechos del hombre y del ciudadano que no son una congulsta del individuo frente al Estado, sino wna ‘conquista de las clases oprimidas. Lo individualprivado ex: presa, en su extension y su reduccién, los avances y retro- Setos de sus luchas y resistencias cuado dees toman, pre tisamente, esa forma politica. No porque se labren, con ello, tin dominio fuera del Estado (lo individual-privado), sino porque se sittian en el terreno estratagico del mismo Estado, Que en su forma moderna existe como espacio publico-pri- Yado. Estos derechos, aqui como en el Este, pueden ser ast Darreras a un poder cuyas raices totalitarias existen, no ‘obstante, en el proceso mismo de individualizacién y en Ia Separacion, instaurada por el Estado moderno, entré lo pit bilco y lo privado. ‘De ahi derivan otras consecuencias: 4) El totalitarismo moderno, bajo la forma fascista 0 Gualguier otra, no es un simple «fendmeno» ligado ‘Solo a la coyuntura (ésta o la otra) de Ia lucha de ‘Clases, Si tales coyunturas pueden dar lugar al naci oy Nicos Poulantzas iento de esas formas de Estado que son los totali- farismos modernos es porque las raices del mal son mas profundas, estan ipcrustadas en el corazén mis. mo de las relaciones de produccién, de Ia division social del trabajo, del armazén material del Estado. 6) Bn cambio, contra todas las ideologias viejas 0 mule vas del totalitarismo, la emergencia electiva de las formas totalitarias del Estado no es una simple ex: pansién de esos gérmenes y no se puede explicar, en ‘modo alguno, de esi’ manera: depende de la lucha de clases en toda su complejidad, 2s lo que he intentado establecer, por mi parte, en Fas: cismo y dictadura'® y La ersis de las dictaduras ®, mostran do en qué sentido esas formas totaltarias, yao trate de inacismo, de dctaduras militares o'de bonaparimo, cont tituyen en las sociedades occidentales formas especificas que hee designado con el termino de Estadov de excopcion, bien distintas de las formas democrdtlcoparlamentafias des tado. Estas observaciones sirven igualmente, mutatis mutan- dis, para los aspectos totalitarios del poder en los paises del Este, Tampoco esos aspecios pueden ser explicados por t= ferencia tinicamente & las rafees del totaltarismo, que sin embargo existen evidentemente, y a los aspectos capitalistas fe sus Estados. Solo un analisis historico preciso puede lo- Brerlo, Esa forma de Extado presenta pardicuaridades con; Siderables y, por otro lado, no constltuye en esos pals luna excepeidn sino la regla Es sabido que este andliste hi {rico se esta iniclando en Francis, y no tengo mas que se falar los trabajos ~enfocados, ciertamente, en perspectivas diferentes de Jean Fllensteiny de Charles Bettelheim, por no hablar ya de lor andlisis tadicionales de le corriente frotskista, que aun no siendo satisfactorios, desde mi punto de vista, sin embargo nos hen ensehado mucho. Si los eto 1S Maspero, 1970, (Fascizmo y dictadura, La_ IT Internacional Arent at faseismo, Madtid, Siglo XI, 10" cd. 1977 WMtaspero, 11s Cla erists delay dicteduras” Portugal, Grecia ‘Espana, Madvid, Siglo KXI, 3° od. 1976 Le individuatieacion as tarse de anilisis basados, pre- Efamente, en el método marxista. No se trata, desde luego, ide que el marzismo pueda ppr si solo explicar todo, pero, en fin, ime gustaria ver cltado entre los santimaristas» prima ‘que sostienen actualmehte, mas o menos, que el marxis- mmo no puede explicar lo que sucede en los paises del Este, lino sole que haya hecho, 6 al menos Intentado, tan indi ponsable anslisis histérico. aquf conjuntamente és por Ese andlisis que fundamenta la materialidad del Estado nla relctones de produciony ola dvsn social el {Tabajo tampoco es aqut, por tanto, heterogéneo o comple nentario de up sndliss de'esa materialidad en términos de Eases y de lucha de clases, En lo conearniente a In individua- fizecién del cuerpo social sobre cl cual se elerce cl poder, bose trata de sdeducir Ia armazén organizativa del Estado Be ese proceso de individualizacidn, de relacionario a com wwacion com la lucha de clases ¥ 1a-dominacién, politica. Referido precisamente al proceso y a la divisiin del trabe- Jo capitalists, este proceso no ex mis que la configuracién del terreno en el que se constituyen las clases sociales y la {cha de clases en su especificidad capitalist, A diferencia Usrlas clasegcastas o estamentos estlavistas y medievales, lases cerradag a las que los agentes pertenecian definitive Snente, en funcion de su naturale, las clases bajo el capita Higme son clases sablertase, basadas en ln distribucion y ci Calncidn de los agentes individualizados en’ su seno, Ya se {fate de In burgucsia, dela clase obrera, de I. péquefia barguasia © de le class rurafes. Esas clases abieris ind fen un papel del Estado propiamente inédito hasta shora: ST desplosardistribuir los agentes individualizados a tr=- és de las clases, el de formar y adiestrar, calificar y some. {er a'loy agentes ce manera que puedan ocupar tal o cual ffucsto de else, al cual no estén vineulados por naturaleza Pitot nacimienio: papel propio de la escuela, pero tambien Sd cierto, de la piston o de la administracton. El mece ‘amo de individuaizaciOn es ya una InscripeiGn, en 18 ma {erlalidad del Estado, de la espeificidad de las clases bajo ‘FTeapitalismos la tenieas de ejericio del poder ena es 6 eos Poutantas suc 9 el elect (Salinas de norman ndvidalh ‘acién) son consustanelaies con su papel de adestramiento- _Hesplosedistribacién de los agentes indvidon entre fas cla Ses. Finalmente, ean individuslzacion,trazada en la corpo. Feldad capitalist, revise un sentido y unas mosalldades Ge ferenics sogun las diversas cines sociales: Exloe una ind Vidualizxcidn burgucta y una individusliacion obrera un Suerpo burgués y un cucr, nbrero, modalidades de ln ind Vidualizacian y de Ta corporsidad capitalitan de Ia misina manera que existe una familia burguesa y una familia ore Fa, modalidades de a familia capitalist fundada en el Pro. eso de indvigeaizacion, 3. LALEY I. Ley y TERROR El tercer ejemplo sobre ell que insistiré concierne al papel de Ia ley. Es un ejemplo que nos interesa en varios aspec tos: permite, en especial, plantear con precisién la cuestién Ge la represién en cl ejercicio del poder. También desde teste punto de vista el Estado capitalista representa una ver dadera ruptura con respecto a los Estados precapitalstas. En primer lugar, porque la ley no ba aparecido sino muy tardiamente, con el Estado capitalista y su constitucién his- térica, como limitacion de la arbitrariedad estatal, ¢ incluso como barrera a una cierta forma de ejereicio de la violencia, Este «Estado de derecho» fue concebido como optesto al poder ilimitado, creando la llusién de un binomio Ley/Te Prot. Porque la ey y Ia norma estuvieron siempre presentes fn la constitucidn del poder: el Estado asiatico 0 despético, cl Estado esclavista (Roma, Atenas), el Estado feudal, han fenido siempre como fundamento ei derecho y Ia ley, del derecho babilonico 0 asirio al derecho griego y romano y & las formas juridicas mediovales. Toda forma estatal, incluso Ja mas aanguinaria, se ha edificado siempre como organiza- cign juridiea, se ha concebido dentro del derecho y ha fun- Cionado bajo tna forma juridica: tal fue el caso también, Gemasiado lo sabemos, de Stalin y su Constitucién de 1937, Teputada como la «mas democrética del mundo». Nada més faleo, pts, que una presunta oposicién entre'lo arbitrario, los abusos, Ia voluntad del principe y el imperio de la ley. Vision que corresponde a la concepcién juridicolegalista del Estado. la de la filosofia politica del Estado burgués esta Diecido, contra la que se pronunciaron, a la vez, Marx y Max Weber, y de la que no se lamaron a engafio los tedricos de « Moos Poutetels la gestacién sangrienta del Estado, Maquiavelo y Hobbes. Esa supuesta escisién entre ley y violencia es falsa, de todas Imanerts, incluso —si no sobre todo— para el Estado moder- fo. Este Estado de derecho, el Estado de la ley por exce- Tencia, es el que tiene, contratiamente a los Estados precapi- talistas, el monopolio de Ia violencia y del terror supremos, ‘al monopolio de la guerra a ley, por tanto, forma parte integrante del orden repre: sivo y de Ia organizacién de la violencia ejercida por todo Estado. El Estado dicta la norma, proclama Ia ley, e instau- ra con ello un primer campo de mandates, prohibiciones y Ccensura, instituyendo asf el terreno de aplicacién y el ob: eto de la violencia, Més aun: Ia ley organiza las condiciones {de funcionamienco de la represién fisies, designa y significa fs modalidades, encuadra los dispositives que la ejercen. La ley es, en este caso, el cddigo de la violencia publica or- ganizada. La subestimacién del papel de la ley en la organi- zacién del poder se da siempre en los que subestiman el papel de la represién fisica en el funcionamlento del Estado, Darticularmente en Foucault, como puede verse en su ultimo texto La voluniad de saber, continuacion légica de sus di- -vagaciones en Vigilar y castigar De modo esquemitico se puede establecer la cadena de razonamientos de Foucault en este caso de la siguiente ma a) el binomio legalidaderror es falso, porque Ta ley hha acompafiado siempre al ejercicio de la violencia y de la represién fisica; b) el ejercicio del poder en las sociedades modernas esta mucho menos fundado sobre la violencia-re- resign abierta que eobre lor mecanismos, mas sutiles y con- Hiderados sheterogéneor= con la violencia, de las disciplinas: Si es verdad que lo juridico sirvié para representarse (de ‘manera sin duda no exhaustiva) un poder centrado esencial- ‘mente en la extraccién (en el sentido juridico) y la muerte, ahora, resulta absolutamente heterogéneo respecto de los _Buevos procedimientos de poder quo funcionan no ya por el derecho sino por la técnica, no por la ley sino por la norma lizacién, no por el castigo sino por el control, y que se ejer- cen en niveles y formas que rebasan el Estado y sus ape La tey © ratos.» Ejercicio del poder que implicaria, como dice R. Caste, despuss de Foucault, el paso de la autoridad-coer- ‘Sion a la manipulacién-perstasién ®, en una palabra, la fa- nose vinteriorizacion» de la represign en las masas domina- das, De ahi deriva inevitablemente en Foucault una subes- timacién del papel de la ley, al menos en el ejercicio det poder dentro de las sociedades modernas, y también una su- Bestimacion del papel del Estado, acompatiada de un des- conociiiento del lugar, en el seno del Estado moderno, de los aparatos represivos (ejéreito, policia, Justicia, ete.) fen cuanto dispositivos del ejercicio de la violencia ffsica. Estos aparatos no son considerados mas que como plezas de un dispositive disciplinario que moldea la interiorizaci6n {de le represion por la normalizacién, Sil primer razonamiento. acerca de ta relacion cons- titutiva entre la ley y' el elercicio de la violencia es exacto, tl segundo es erréneo con mucho. No es, ademas, exclusivo Ge Foucault sino que caracteriza a una corriente de pen- Samiento més amplia, muy diferente de la de Foucault por Ip demas, Este razonamiento tiene sus rajces en el binomio violencia/consentimiento, represién/ideologia, que durante Imuicho tiempo ha marcado a los andlisis del poder. El leit mmotiv es simple: el poder moderno no estaria fundado en {a violencia ffsica organizada sino en la manipulacién ideo- égico-simbéliea, en ia organizacion del consentimiento, en Ia interiorizacion de la represion («el policfa en la cabeza»). {os orfgenes de esta concepeign se encuentran en los prime os sndlisis de la filosofia politicouridica burguesa, Ia que Sponia, precisamente, violencia y ley, viendo en el'Estado @e derecho y en el Teino'de la ley la limitacion intrinseca de la violencia. Bajo formas diversas esa concepcién ha fenido prolongeciones actuales: de los andlisis de Ia Escuela de Franciort —los Famosos andlisis de sustitucién de Ia po fieta por Ia familia como instancia autoritaria— y de Marcu- se a los de P, Bourdieu sobre la llamada violencia simboli- fa, el tema de la interlorizacion de la represin —y més ge We volonté de savoir, pp. UTAIB, Historia de tx sexutidad 1. La solute da saber, Madea Siglo XXI, 25 1978, . 108.) “ft R Cantel, Le psychanalyse, 916, pp. 28885. * ‘Nicos Poulantzas neralmente, ol de wna «aminoracién, digamos, de Ia violen tla isea en el elerciio del poder se ha convertido en un téplco. Lo que, por consigiente parece esencal on ests aa ver, la subestimacion. del papel de Ta represion en el fentido inde fuerte, el de la cocreion mortfera y armada {Sobre los eutepos, 7 la concepeion del poder como binomlo Fepresinideologla, constitayendo los don terminos compo- entescantidades de guma cero, Esta sminoracion 0 retro. e210. de la violencia fisica no podria corresponder, cn faneionamiento y en el mantenlmiento del poder, més que ana acentuncion 0 aumento de ia Inculeacton deologicn ‘iolencia simbolicenteriorieaclon de in represion). Se trata, en To esenclal, de una concepelon del poder spo- tas diferente de Ia que prevalece en muchos anata, muy en Boga actualment, que fundamentan el consentimiento fn ol deseo de las masas (las masas habrian deseado el fas. Gis) onl amo al Ane Tene en conn com ae lente precedente que subestiman el papel de a violencia fisica organizada, reduciendo por otra parte el poder a Ia represiémprohibicign, De elo deriva una subjeivtencion del Cjerciio del poder bajo la forma de tna bisqueda de las “turones de obedecers en el asco och amor del Poder, que ‘gut desempetan el papel atribuido en las corrientes prese: antes a la idelogia como factor de interorizacion de Ta ‘spresin. Sila ley interviene au no ex munca en mt forma 4e cédigo de la violencia fsic, sino como figura del Amo, {que con au sola presencia, enunciacion v discurso induce el dssco:y cl amor de los suetor, El binomio represtin deo logis updo por el bina leyamor prehibiionds. seo, pero el papel dela violencia en el fandamento del poder Sr bibeitimed en toto momento: mina eb cussion mes {tue de las racones del consentinient. Lo inguietente, por consiguiente, en esos anslisis no os en absohito el contrario— que plantcen la cucstién. del onsentimento al poder: es, # aver, que subestiman el papel dela violencia fsica orgonizada en la represién y que (De Fr. Lyotard (L'économie tbidinale, 194) a P. Legendre (Eapote dccescur, 196, panda por R Scere, sa seria Latey 0 reducen el poder ala represién simbélicao interiorizada y a In prohibicton. No pueden asi eaptar las razones materiales povitivas (entre ottas concesiones del poder a las masts) Be ese consentimiento y To fundamentan en el amordeseo Ge in represion, cuando esas razones —ademis de la ideo. fogla dominante siempre presente— desempenan un. papel cisivo, Pero insislr en Te positividad del poder no puede Signifar, de otro lado, nf acultar Ia cuestln de ln repre Sion mi ocultar el papel de Ia ideologia que interviene tam ign en cl consentimiento, Sin embargo, esto es To que st fede con Foucault: se distingue de Tas corrientes preceden tes en que demuestra —y aqui reside su merito— uno de los Sspectos de las técnicas del poder que organizan material tment la stumisign de los dominados (ls disiplinas de nor. imallzacion), pero sis sndlisis se caracterizan también por In subestimacion constante del papel de la violencia fisica ableria, por la subestimacion del papel de la ley (no como inductor del amordesco sino. como codifieacion, precisa mente, de esa violencia) reducida solo a un sintomay ‘Ominifuncionalidad, pues, de las téenicas del poder, que ‘en Foucault absorbe no s6lo la euestion de la violencia fish £2 sino tambien 1a del consentimicnto, convertido en un no problema, es decir, un problema no tratedo tedricamente 0 Fecae en lor sniliis del Uipo sinteriorizacién de la repre Sone, ¢Cudles son, més alléde las disciplinas de normalize ion, ite erazones del consentimiento que, sin embargo, no {mpiden que siempre haya luchas? Si estas disciplinas bas taen pala explicr Ia sumisién, cpor qué permitiran la txistencia de luchas? Se llega aqui s esa aporia nodal de Ip andlsis de Foucault sobre la cual tendre que volver: la fausencla de fundamento en él de esas famosas sresistem- ase al poder alas que, sin embargo, es tan aficionado. En fealidady si debe haber violencia fisiea organizada es por Ia Inisma razén que debe haber consentimiento:.poraue, ante todo, hay sempre luchas basadas, en primer lugar, en la fexplotaciin, Si esta realidad primordial insoslayable —ra an de que las luchas sean siempre el fundamento del po- der s0olvida por una visi que hace del poder (la Ley el ‘hmo) el fundamento de las Iuchas, 0 de una relacién entre {érminos puramente equivelentes'spoderresistenciass, 00 2 Nicos Poulanteas hay més remedio que considerar el consentimiento como Ik Getiveclon del'amor o del deseo del poder, u ocultar UPonentimiente como problema. En los dos casos se da de lado al papel de In violencia, Se ete aeror en felled? El Estado capitalist, a diferen Ege os Edtados precapitalistas, tiene ef monopotio de la Slolenciafsicalegifma. Corresponde a Max Weber el nae de haber establecido este punto, mostrando, por otra igue la legitimidad de este Estado, en el que se concent 1 fuerza organizada, es la logitimidad «racional-legal» fun- dada sobre la ley: In acumulacién prodigiosa por el Estado ‘apltalista de lor medios de coercion corporal corre parejas SGhisu carscter de Estado de derecho. Esta situscién con Grete produce efector muy notables. El grado de violencia Hlsiea abierta cjercida en lag diversas situaciones de poder ‘sprivados, extoriores al Estado, desde la fabrica a las famo- Shs microsituaciones de poder, va reduciéndose en Ia medida ‘exacta on que el Estado se reserva el monopolio de Ia fuerza fisica legitima. Los Estados capitalistas europeos se han ‘constituido a través de la pacificacién de los territorios des {garrados por las guerras feudales, Después el poder politico {nstitucionalizado, en circunstancias regulares de doming- ceién, ha recurrido menos a esa violencia, pese a tener st ‘monopolio, que en los Estados precapitalistas. Si pasamos por allo: a) las formas de los Estados capitalistas de excep- Gién (fascismos, dictaduras militares, etc.) que infestan hoy rhuestro mundo (y que no conviene olvidar, con la memoria corta y Ia ligereza eurocentrista de nuestros tedricos, a ries. {g0 de no acordarse de la violencia mas que en relacién con {os regimenes del Este); b) los casos del terror supremo de Ia guerra (primera guerra mundial, segunda guerra mundial, Jas otras... y ahora la nuclear: gquien se atreveria a decir ue el poder moderno ya no funciona «matando»?) ; ¢) las Soyunturas de exacerbacién de las luchas de clases, el em- Pleo efectivo de la violencia abierta queda limitado en rela- cin al pasado, Parece como si este Estado tuviera que usar ‘menos de la fuerza en la medida en que tiene su monopolio legitimo. i ‘Saear de ah{ la conclusion de que el poder y la domina- eign modernos ya no estén basados en la violencia fisica La ley 33 ces una ilusi6n corriente, Pero si esa violencia no se actuall- za, en el ejercicio cotidiano del, poder, de la misma manera {ue en el pasado, sigue siendo, incluso mas que nunca, de- ferminante, Su monopolizacién por el Estado es lo que inds- fe las formas de tna dominacién en la que los maltiples pro- Cedimientos de creacién del consentimiento desempefian l papel principal, Para percibirlo hay que superar la meté- fora analdgica de una simple complementariedad entre vio- lencla y consentimiento, calcada de Ia imagen del Centauro (medio bestia, medio hombre) de Maquiavelo. La violencia fisica no existe sélo al lado del consentimiento, como dos ‘magnitydes mensurables y homogéness que manticnen Te Iaclones inversas, de manera que a més consentimiento co- rresponderia, menos violencia. Si la violenciaterror ocupa Siempre un lugar determinante no es sélo porque queda constantemente en reserva, no manifestindose abiertamente mas que en los casos eritices. Le violencia fisica monopol- tada por et Estado sustenta permanentemente las téonicas del poder y los mecanismos del consentimiento, estd insert fa en la trama de los dispositivos disciplinarios « ideologt- Cos,'y modela la materialidad del cuerpo social sobre el cual ‘actia la dominacton, incluso cuando esa violencia no se ejer ce directamente ‘Tampoco se trata, por consiguiente, de recmplazar el binomlo ley-ersor, represiénideologia, por un trinomio re- presinnormalizacin disciplinaria-ideologta, haciendo sitio 2 un terver término en wna Felacién cuyo funcionamiento no ‘cambia: magnitudes heterogéneas y distintas de un poder Guantificable o de tinas modalidades de ejercicio de un po- Geresencia, Se trata de captar Ia organizacién material del poder como relacién de clase, cuya condicién de existencia J garantia de reproduccign et la violencia fisica organizada, Lx'aplicacion de las téenicas del poder capitalists, Ia cons- titudién de los dispositivos disciplinarias (el gran sencie- Fron), la emergencia de las instituciones ideolégico-cultura- les (desde el Parlamento hasta el sufragio universal y Ia es. ucla), presuponen la monopolizacién de esa violencia por cl Estado, cubierta precisamente por el desplazamiento de Ta legitimidad hacia la legalidad, y por el imperio de la ley. La presuponen no sélo en su genealogia historica sino en su es Nicos Poutantzas existenciay reproduccién. Por limitarnos a un solo ejemplo: lh efrelto nacional es eonsustanclal con el Parlamento {a Ctouela capitalistas, Esta consustancialldad no reposn $5lo sobre unt materisiidad institucional comin, Gependien- te de la division social del trabajo que esos apafatos encar- tan Repowa tama sobre el bac de ao lets facional como piesa, precismente, del monopolio por el Estado dela violencia Fisica legitima, induce las formas de taistencia y de funcionamiento de iniituciones —parlamen- {o, escuela en las que la vilencia no tiene que atualzar- somo tal La existencia regular, la misma consttueion del Parlamento como promgador de leye, es impensgble din In instituclén del eéreto nacional moderno. 'Hablemos de nuevo, finalmente, st se quiere, dela muer- fe. ¢Como no ver la convergenla entre las transformaciones de fa manera de morir. mas prossicamente. cn Ia cama, Ia Suténtica probibicion que pess, en las sociedades moderna, Sobre tn inuerte, In dasposesion de los cludadanos «priva: dose e su propia muerte ®, y el monopolio por el Estado del terror publico legiimo? {Deja de funcionar el Estado tn el acto de Ia muerte? Inciuso cuando no ejecuta (pena de fuerte), no mata o no amenaza con mater, incluso si no bre tode-~ cuando impide mori, el Estado moderno ad- Iinisra Ia muerte y el poder médico esta insrito, tambien hen la ley moderna La monopolizacién por el Estado de Ia violencia legit sigue siendo, pues, el clemento determinante del poder, in cluso cuando esa violencia no se eerce directa ¥ ablerta- mente, Esa monopolizacién esti en la base de las nuevas formas de lucha bajo el capitalismo, a las cuales correspon de el papel de los dispositivos de organizacion del consentt- miento, corroborando esa verdad de que poder y luchas se teclaman y condicionan mutuamente. La concentracién de Ja fuerza armada por el Estado, el desarme y la desmilitari- zacion de los sectores privados, condicién del establecimien- to de la explotacién capitalista, contribuyen a desplazar la Ph Ares, Mistore de la mort on Oecident, 1978, y los trabajos ie L.'V. Thomas, La ley 95 lucha de clases de tina guerra civil permanente, en forma de conflictos armados perlédicos y regulares, hacia esas for- ‘mas nuevas que eon Ia organlzacién politica y sindical de las ‘masas populares, contra las cuales fa violencia fisica abler- ta no Uene, como es sabido, més que una eficacia muy rela- tiva, Un pucblo «privado» de la fuerza «publica» es ya un pueblo que no vive In dominacién politica bajo la forma de tuna fatalidad natural y sagrada, un pueblo para el cual el ‘monopolio de la violencia por el Estado sdlo es legitimo en In medida en que la reglamentacién juridica y la legalidad le dejan esperar, e incluso le permiten formalmente y en principio, el acceso al poder. En una palabra, el Estado com- {entra en aus cuerpos especializados la violencia cuando ésta ‘es ms insuficiente que nunca para la reproduccién de la ‘dominacién, A las guerras privadas y a los conflictos arma ddos en forma de teodiceas repetitivas, actualizadas sin cesar, ‘catarsis de la fatalidad del poder, a esas guerras pacificadas por la concentracién de Ia fuerza armada en el Estado, suce Se la contestacién politica permanente del poder, efecto tam biga de la monopolizacién de la fuerza fisica por el Estado, Los mecanismos de organizacié del consentimiento se ins talan en las avanzadillas del poder: precisamente el imperio de la ley capitalista es el que asigna dicho lugar a los mec rnismos del consentimiento, jncluso bajo la forma de incul- teacion ideoldgiea, en Ia medida exacta en que la ley coincide fon Ia monopolizacién de la fuerza fisica por el Estado. Si el papel de la Jey (al nivel general en que me coloco aqui no enteo en la distinején entre ley y derecho) se revela ‘como esenelal para el ejercicio del poder en cuanto orga hizador de la represién, de Ia violencia fisica organizada, ello rho quiere decir, sin embargo, que la logica de la ley en esa faccion sea Ia puramente negativa del rechazo, la barrera 0 fa obligacién de no manifestacion y de mutismo. Si el poder nunca es exclusivamente negativo no se debe sélo a que es algo distinto de la ley. En su mismo papel represivo la ley, Comporta uy aspecto de positividad eminente, porque la re- Dresion no se identifica nunca con una pura negatividad, La fey no es sélo un conglomerado de prohibiciones y censuras. 9% ‘Nlcos Poulantzas ‘Ya desde el derecho grecorromano, Ia ley emite también mandatos positives. No sélo prohibe o permite —segin la maxima de quc esté permitida lo que no esté prahibida por In ley-— sino que impone un hacer, obliga a acciones positi- ‘vas respecto al poder, a discursos dirigidos al poder. La ley zo se limita.a imponer silencio y a dejar hablar; a menudo es la que obliga ‘a hablar (a prestar juramonto, a denun- iar, ete), Mas generalmente, la ley institucionalizada no ha ‘ido nunca pura orden de abstencisn o pura censura, de tal manera que en la organizacién del Estado habria, de un lado, la ley-censura-negatividad, y de otro lado «otra cosam acclén-positividad. Esta oposicién es parcialmente falsa por ‘cuanto que la ley organiza el campo represivo no sélo como represién de lo que se hace, estando prohibide por la ley, ‘sino como represién de lo que no se hace cuando la ley dis- pone que se haga. Sila ley siempre esta ya ahi, en el orden social, en el sentido de que no llega sélo a posteriori, ps ordenar un estado natural preexistente, se debe a que es ‘constitutiva del campo politicesocial como codificaclén, & la vez, de probibiciones y de mandatos positivos.. La ropresién, pues, no es nunea pura negatividad: no se agota nl en el ejercicio efectivo de la violencia fisica ni en su interiorizacién, También hay otra cosa en la represién de Ia que s6lo se habla raramente: 1os mecanismos del te- ‘mor. Mecanismos materiales y no simplemente subjetivize- dos: ya he hablado de la teatralidad del Estado moderno, verdadero Castillo de Kafka. Teatralidad inscrita en Ia ley moderna, en los dédalos y laberintos en que se materiliza ‘esa ley, Para comprender por qué esto tiene su fundamento fen el monopolio de la violencia legitima hay que recurrir de ‘nuevo a Kafka, a su Colonia penitenciara, or sltimo, si Ia ley desempeia un papel importante (por sitivo y negativo) en fa organizacion de la represiéa, no se limita a aguél: Ia ley es igualmenteeficsz en los dspositivos, de ereacién del consentimiento. Materializa Ia ideologia do- Iminante que intervene en ellos, aunque no agote las T3- ones de dicho consentimlento. La ley-norma, por su misma iscursividad y textura, oculta las realidades'politico-econd-~ ‘micas, comporta lagunas y espacios en blanco estructurales, La ley 7 transpone estas realidades a la escena politica por un meca- rnismo propio de ocultaciém-inversidn. Traduce también la Fepresentacion imaginaria de la sociedad y del poder propia fe la clase dominante. Bajo este aspecto, y paralclamente @ su lugar en el dispositivo represivo, la ley es uno de los fac tores importantes de la organizacién del consentimiento de las clases dominadas, incluso si la legitimidad (el consen- tmiento) no se identifica y no se limita a la legalidad. Las clases dominadas no tropiezan con la ley s6lo como barrera e exclusion, sino igualmente como asignacién por su parte el lugar que deben ocupar. Lugar que es también un espa tio de insercign en la red politiee-social, creador de deberes- Obligaciones pero también de derechos. Su ocupactén ima Binarla tiene efectos reales sobre los agentes. Hay més: algunas de las acciones del Estado que rebasan su simple papel represivo e ideoldgico, como son sus inter snciones econdmicas y, sobre todo, los compromisos mate- Tales impuestos por las clases dominadas a las dominantes “Aina de las razones decisivas del consentimiento— se ine riben en el texto de la ley, formando parte, incluso, de su. Sstructara intern La ley no ella engaar 0 soma carar, nia reprimair, obligando a hacer algo o prohibiéndolo: ‘Organiza y consagra también derechos reales de las clases dominadas (investides, verdad es, en la Ideologia dominan- te, lejos de corresponder, en Ia aplicacién, a su forma ju- ridiea), comporta, inscritos en ella, os compromisos mate. Hales impuestos por las luchas populares a las clases do- No por ello es menos evidente, contr toda concepeién uric iegalsts o tambien prconoaiica tal. come oe. Jin actemanie en rae fnsrnantes, oma iw P. Le Bendre Sa que la actin, el papal lager del stadoy des Sandan con'nacho ala ley 0 eplamentacion juridie, 44) La accién del Estado, su funcionamiento concreto, no siempre toman, ni mucho menos, Ia forma de ley- 7B Touir du pouvoir, 1916. » [Nicos Poulenteas norma: slempre existe un conjunto de précticas y de técnieas estatales que escapan a la sistematizacién y al orden juridicos. Ello no significa que sean «andmi- cas», arbitrarias en ol sentido fuerte, sino que obede- ‘cen a jina logica relativamente distinta de la del or- den juridico, a la logica de Ia relacién de fuerzas e tre clases en lucha, de la que la ley no es més que la investidura a distancia y en un registro especifico. Bl Estado actia con frecuencia transgrediendo la pro- pia ley-norma que promulga, no solo actuando al mar- gen de Ia misma sino actuando contra su propia ley. ‘Todo sistema jurfdico autoriza, en su misma discurst vidad, formulandolo como una variable de las reglas ‘dol juego organizado por él, el no respeto por el Es tado-poder de su propia ley, Ello se llama razén de Estado, que en sentido estricto no solo significa, sim- pplemente, que la legalidad es compensada siempre por Emirgences de ilegalidad, sino que la llegalidad del Estado estd siempre inserita en la legalidad que ingti- tuye: el estalinismo y los aspectos totalitarios del po- deren los paises del Este no se deben, principalmente, fs violaciones de Ia legalidad socialistas. Todo siste- ‘ma juridico ineluye la llegalidad, en el sentido de que ‘comporta, como parte integrante de su discurso, var ‘fos y espacios en blanco, slagunas de la ley»: no se trata de simples coladuras y ofuscaciones debidas a la ‘operacién ideologica de ocultacién que es parte del de- echo, sino de dispositives expresamente_previstos, de brechas que permitan sortear la ley. Por no ha blar de las violaciones puras y simples por el Estado de su propia ley, violaciones que aun apareciendo co- ‘mo transgresiones salvajes, porque no estén previstas por In ley, no dejan de formar parte por ello del mis- ‘mo funcionamiento estructural del Estado. Todo Esta- do esté organizado, en su armazin institucional, de ‘manera que peda funcionar (y que las clases dom nantes funcionen), a la vez, segiin su ley y contra su ley. Muchas leyes no habrian existido nunca en su for- sma precisa si no te hubiera tenido en cuenta, es decir, latey eo * Inscrito en los dispositivos del Estado, un indice de violacién de las mismas por las clases dominantes, con el apoyo del conjunto’ de dichos dispositivos, NO ‘sélo, pues, In ilegalidad es frecuentemente parte de la ley, sino que, incluso cuando Hegalidedy legalidad son Aivtintas, no recubren dos organizaciones separadas, fn cleta forma un Estado paralelo (legalidad) y un Estado de derecho (legalidad), y todavia menos una distincion entre un Estado cadtico, un ao Estado (le fgalldad) y-un Estado (legalidad). tlegalidad y legal ded forman parte de una misma estructura institu. sional, ‘Asi es, en el fondo, como debe entenderse la frase de Marx segun la cual todo Estado es una adictadurae ds clase. No en el sentido ea que se Ia entiende por fo regular, es decie, en el sentido de un poder par em cima de toda ley, donde of término ley esta tomado leentido habitual de opuesto a violencia y fuera: no hay Estado, por dictatorial que ora sn ley. Y Ia exis | tencia de wna ley y de una logalidad jams ha timp dido el despotisinoo la barbarie. Debe entenderse esa frase en el sentido, preclsamente, de que adiciaduras designa la organizacion de todo Estado como orden funcional unico de legelidad y de leyalidad, de una fogalidad perforada de iegalidad. Por iltimo, la accién del Estado desborda siempre a In ley porque el Estado puede, dentro de ciertos limi- tes, modificar su propia ley. El Estado no es la sim ple figura de una ley eterna, ya sea del orden de una prohibicién universal cualquiera o de una ley natural La primacia supuesta y, hay que decirlo, la primacia de derecho de la ley sobre el Estado, es en el fondo la base misma de la concepetén juridica del Estado, ex: plicdndose s connivencia actual con la concepcién fanalitica (psicoanalitica de las Instituciones. Pero si todo Estado es consustancial con una ley, si la ley no es, hablando en propiedad, la creacién utilitaria de tin Estado que fuera antes pura fuerza, el Estado es fl que en una sociedad dividida en clases y bajo su 100 Nicos Poulanteas aspocto, precisamente, de violencia legitima —como dctentadory en una pelabra, de Ta fucren y-do ino. presidn- puma siempre sobre Im ley. Porque si es ordad que in ley orgeniza con violencia no hay 1ey derecho en est sociedad sin un apara Su apliacion y ssegure su cficaia, nu existencia so. Sinton sume: fa efcacia de Ta fey no es munca la del Suro discurso, a dela pelabra 9 fx norma emitde. Si fo hay violencia sin ley, In ley presupone Sempre la Fe oad ol sin el elder (Cl rae cults) Mig prosaicamente’ In furan sigue estando del lado de la ley. a TL La way wooo ‘Aunque toda ley o todo derecho presentan ciertos caracte- res comes, el derecho capitalist tiene s especificacion ae fe un ga “nematic, compas de onjunto de mormas abstractas,generales,formales estri tamente reglamentadas, ee ‘Un cierto marismo ha fundamentado también esta es pecificidad del sistema juridico capltalista en la esfera de Ie relain det capital y dels imerambios mereanig Sujetos juridicos sabstractos» en cuanto intercambistas. He bes de mercancias,individios , cic. Pero en el interior de esta esfera apenas se puede cap- far In especificidad de la ley y del derecho capialisas, Esa especificided (abstraccion, Universalidad, formalidad) jue, por otra parte, recubre ia monopolizacién de la vio- Teac legtima por el Estado y x opone al particularismo ju- ridico que recubre Ia difusion de osa violencia entre diferen- oriadores— debe ser buscada en la divisién social del ajo y las relaciones de produccién. Estas son las que tsignan & eta violencia su lugar y su papel en el capltalismo, Enis foe también mi caso, en mi primer texto: Nature des ‘hoses ef droit, uns, 1966, Texto sgotado’ desde bace tempo. Trae ‘Glicene: no fengo'l intenclon ds reeitrio. ta ty | io donde —en vrtad de la desposstn do los trabajadores sone ee tbbajo la violencia mo ert de roe ee Percaets ame fal (como stan entrees ramen Pres Je producion Dicho sistema Juric Sense Pree aye lt mare’ de cohesion formal de alidad y abstraccién de la ley estan en Felaci6n primordial fon los fraccionamlentos reales del cuerpo social en la divi- Sion social del trabajo, con la individualizacion de los agen- {es, actuantes en el proceso de trabajo capitalist, ‘ta ley moderna encarna asf el espaciotiempo, el marco referencial material del proceso de trabajo: espacio/tiempo Serial, acumulativo, continuo y homogéneo. Es una ley que juos en sujetospersonas juridico-poll- tdeas, representando su unidad en cuanto pueblonacién. Consagra, participando también en su instauracién, las frag- Mmentaciones diferenciadas, de los agentes (individualiza- ion), trazando el cédigo en que esas’ diferenciaciones s¢ Snscriben, a partir del cual existen sin poner en entredicho In unidad politica de la formacién social. Todos los sujetos ton Iguales y Ibres ante la ley: lo cual quiere decir, ya en el Ziscurso de la ley (y no simplemente oculto por él), que son fealmente diferentes (como sujetosindividuos) pero en Ia ‘medida en que esta diferencia puede inscribirse en un marco {e homogeneldad, La ley capitalista no se limita —como se ice frecuentemente— a ocultar las diferencias reales bajo Gn formalismo universal: contribuye a instaurar y consa- fgrar la diferencia (individual y de clase) en su estructura Iisa, al tempo que serge en sistema de cobeain en Organizador de la unidad-homogeneizacion de esas diferen- Clas, Aqui esté Ja fuente de los rasgos de universalidad, for- Gtatided y abstraccion de Ia axlomatica juridica. Estos ras- os suponen unos agentes sliberados» de sus evinculos» ferritorialespersonales de las sociedades precapitalistas, de In setvidumbre, basados en tin derecho compuesto esencial- Mente de estatatos, prvilegios y costumbres, por castas-es- tamentos, donde lo politica y Io econdmico estaba estrecha- ments unido, No es la ley quien libera a estos agentes: inter- instituye a los indi 12 Nicos Poulanteas viene en un proceso de desconexién y separacién de los agentes de los vinculos que los diferenciaban por castases- tamentos, clases cerradas en las que quedaban incluidos se- ‘gin su origen, fuentes de signos, simbolos y significaciones. {ia ley interviene en ese proceso contribuyendo a instaurar

You might also like