LaCameliaT1 N03

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{VIVA LA CONFEDERACION ARGENTINA! ls Peviddion, so publen lar Domingos, Martes y Jueves por la DMPRENTA REPUBLICANA, Cello San Francicco Nam. 194— ‘endo se admiten susripeianes, como oa la Libreria do Ortiz, Calle do Senta Clara Néim.25 y medio, ——Sa Precio ea ol de 10 pesos men~ sles pogaderor& fin de onda mes—ntimeroseulton 2 peso LAS REDACTORAS. La negra nube que cubria el orizonte, ha de- saparecido de entre nosotras ; si, el sol de ‘Mayo, el sol de los libres, de nuevo ha venido a brillar sobre nuestras cabezas, y 4 iluminar el sendero por donde tenemos que transitar hasta el altar de Témis : hasta alli llegarin nuestros pasos, bien ciertas de que nuestra vou seria escuchada y nuestra libertad res- tituida, Si, un dia convencidas por la razon y acu- sadas por nuestras conciencias, nos imponen el deber sagrado de manifestar nuestros sen- timientos, los que han usurpado nuestra li- bertad nuestros derechos, Si, 4 nosotras nos fia Negado ese dia, y et este momento en que los manifestamos, nos Henamos de jabilo: el 4esi- torque ello tendra, 6 eualesquiera que sea, nos consolaremos con h»ber Ilenado este vacio, que por tanto tiempo lo hemos sofocado’& nuestro pesar, Un dia 1 ; un dia'de gloria sdlamente Prseomos en la vida, dia remareable'en la ec- sisteucia; dia.cn que todas las edades se hace notar como el inico de jabilo que el cofazén esperimenta ; dia en que razgandose el denso velo que oculta nuestra felicidad, se muestra risueiia la uaturaleza; dia en que disipando la idea incierta que asilaba nuestra imagifiacion, cortia nuestro pensamiento, pot el anchuroso espacio del entendimiento ; campeando la fe- licidad, de ese dia de gloria para nosotras, ‘Ah! en pos de ese dia hemos marchado, ven= ciendo los obsticilos que se nos han presenta do, y trillando una senda escabrosa, que solo el vivo interes de que iemas estado animada: nos ha hecho mirar con indiferencia los esco- Nos que debiamos veneer. La espéraniza ala= giiefia de ese dia, nos ha hecho sorportable nuestros padecimientos, mostrindonos en el porvenir, la justicia de nuestra inocente catisa” de igualdad y libertad. Confiadas’en que nuestras lectoras’nos serin’ indulgentes, no yacilamos en dar publicacion,’ una ingpiracion con. qne las musas nos hai querids favorecer ew estos momentos—~ #Qué’es la vida'del hombre en'’el mundo ¥. Es un sueiia, un letargo: fugaz, Que mil glorias, presenta. alagiiefias, ¥ en pos de ifs ves disipar: LA CAMELIA. Mas el hombre proyecta alhagado De futura esperanza en que espera Mil delicias cual larga carrera Siendo un soplo su vida fatal. Dictamina, emprende, prepara, Realizarlo le falta tan solo, Y un momiento lo destruye todo Y el viviente concluye con él. El poder, las riquezas, las ciencias, ¢Do estin el orgullo del fuerte Qué no imponen terror & la muerte; Y al destino le mandan cesar? El valiente guerrero que al frente, De enemigos mil veces ha estado: No le veis su valor eclipsado Sus proezas con él acabar? De qué sirven columnas grabadas Que perpetiien alli su memoria....? éSi para él han cesado la gloria, Y cual humo se vé disipar ? 2 Y esos sibios de Grecia y Atenas, Que ilustraron al mundo, 6 su suelo ; Los’Romanos que alzaron su vaelo, Hoy sus nombres resuenan & penas ? gSus escritos, do estin, sus desvelus, Sus sentencias, sus leyes dé estin ? Aht que al olvido sepultadas van : Y concluido con ellos, su celo, « ¥ ese rico avariento que emprende De surcar muchas veces los mares ; Que amontona, riqueza & millares: Qué le sirven despues -de espira No lo vé que legado el: momento, Sus afanes ya-son escusados ; Y que todo se.vé malograde. «- Con él, solo dejar de ecsistir *: Con et mayor placer hétnos leido el suple- mento & los Debates, referente a las Eleccio- nes.—Felicitimés al’ Seiior Mitre y sus dignos, coloboradores';"inida se pucde agregar: & lo qus han dicho: con -eseritores de este, temple Podemos augusar dias. alices. para-este-pais tan indebidameiite des 0. Hemos recibido un articulo comunicado fir- mado por un suscriptor é la Camelia—Ha- biendo Hegado en circnnstancias que ya te- niamos cerrado nuestro némero de hoy, Ia in- teresada nos disimulara que reservemos su pu- blicacion para el niimero inmediato, VARIEDADES. HISTORIA DE LA CAMELIA. (continvacton) vi. La escena tuvo lugar en Venecia, se dijo Stenio, uno puede hallarse lo mismo i -He hecho reedificar do nuevo lo antigua morada de mis padres: es un nido de seda, de terciopelo y de oro, en el cual mi paloma hallara bien; viviremos el uno para el otro; lejos del ruido, lejos del mundo, lejos de las tertulias.... ella me dara & mi solo los tesoros de su corazon. El dia de la egada, Imperia visite el palacio, andabo por todos los aposentos, y pareci6. satisfecha : el buen gusto y esplendidez que reinaba en ellos, le hizo mati tar en un sentido inequivoco, su satisfaccion & su marido. En fin esclamé 61, leno de alegria , Ella me ¢om- Ptende!.... Stenio como el lector lo habré conocido, ra uno de aquellos que creen, en una eesistencia silfida Ode talento, & una vida cuyos momentos se pasan en. el medio de la musica, de Ia poosia, y del cambio ma celestial de sentimientos los mas belios.—Segua él, ‘muger debia tenor las mismas ideas. Desgraciadamente él se engai tado 4 los pies de Ia bella Imperia, queria tomar la guis tarra para cantar una melodia de amot. Ella levaba Ta mano su frente, esclamando:. hay! que jaqueca !..+. Cuando procuraba leerle unos fragmentos de sus poe tas mas favoritos, sedejaba cacr bostexando sobre su eanapé ; quejandose del calor y del siroea, Cada vez que queria ser amable con ella, Imperia le interrumpia.—Oh me uoia amor, le dijo que es dulee 5 pero..., callaba luego; Imperia, desde el momento, que Stenio comenzaba 4 hablar, se lamentaba de sus da- lores do estémago, 6 de los peligros que hoy de tomur granitod &'la frezca despues de comer. Stonio se lenaba de, paciencia, y confabaen tiempos ‘mejores ; sus ilusiones le alhagaban solamente: Un gia-Fmperia le reeibié con una dulce sonrisa, y Namandole: mi quetido Sefior f Por esta’ vez pensd Sténio, qoé débiin’ coneluir’ aux recelos; en fin dij, vamos 4 reanir ndestray’ alanis, nial Cuando sen- LA CAMELI®. so equivocé! jNoes?.. ; Oh mi querido amor, el tho- mento dulce de. De dar convites, de recibir & los amigos, contesté Imperit: de vivir en el mundo.... No’piensa Vd. reunit proesimamente en una tertulia toda la flor de Venencia? Me parece contest6 Stenio, que,estando ca. sados debemos tener inuestro carieter. Fué como un rayo para Stenio, esta preposicion de Imperia, Unos dias despues eseribié & su amigo los siguientes renglones. (Continuard) MARIA LA LOCA, {Quien es ev pobre loca cuya mirada inmdvil y estra vinds parece manifestar el dolor do un alma desgarradat ‘No llora pero de tiempo en tiempo deja escapar hondos suspires, no s9 queja, poto su siledcio manifesta. la alma de un mal que no tiene remedio, La loca no pide nada al mundo ni 4 los hombres, ni el ftio ni el aire pueden distracrla de sus pensamientos. El viento hhelado del invierno sopla 4 traves de sus harapos en sus aja. dos hombros, ¥ en sus thejillas 90 ve la paliden mortal de la desesperacion, Y sia embargo, hasta hece poco tiempo, ta pobre Maria ‘era una muchacha dichosa y risuefia, I viajero que la ha visto en su posnda, se acuerda bien de que en toda Ia co ‘marea no habia una, joven maslinda ni mas alegre que ‘Maria ta loca, Su elegria era tan comunicativa, que todos los huéspe- des se ponian contentos cuando ella salia 4 roeibirlos al tumbral de In posnda. Xerrores pueriles propios de la iofancia, y Maria ee hubiera ‘tievido & pasar por la oche junto d la abadia cuando mas fuerte silbaba el viento & lo largo de sus sombrios muros. ‘Maria debia casarse con el joven Ricardo & quien amaba; veto Ricardo era un perezoso y un tunantuclo, y los que le ‘onocian, compadecian & Ia pobre Maria diciendo qui tina mujer demasiado buena para lo que é1 s0 merecia, Era una noche de otofio sombrin y tempestuoss; las puer= tos y ventanes estabin bien cerradus, y dos forasteros sen tados 4 Ia lumbre fumaban en silencio, escuchando con 10 gozo interior los silbidos det viento que se oian por la parte de afvera, Es muy grato el placer,—eselamé el uno de ell ste lumbre, y oir. el viento que silba en los campos. Buena noche para ir & 1a obadia,—repuso su camaras ‘doj--no creo que hubiera muchos que se atreviesen en ese. instante & pasearse un poco en esas ruinas, —Por lo que & mi toca, temblaria como va ia crédulo, y mo imaginaria que sealzaban en mi presencia las sombras blancas de los faite ‘que duermen en aus sepulcros, porque hace uit aire eapax do espertar g los difumtos, Su corazon no conocia ese miedo ni sentado con una buer Mo antes ‘ehacerlo, el miedo me hi —Apuesto una comide,— ria se atreve & —Pierdes ia epuesta,—contest8 el iro Goi vina soni ir6nica,—y sostongo que 4 cada peso creera ver una sombrd 4 su lado, y $e caerd muerti de miedo cos solo que distingd tuna vaca blanc Maria no suftiré que pongan ei diidasi ¥alors—escl 1mé su camarada éonriendo,—no, no pérderé porqie 66 muy bion quo eo halla dispuasia & hacerlo, y 4 ganar un socibre- To nuevo, trayéndonoé uaa Fima del aligo que ets justo la pared vieja. —Maria acept6 la prueba intrépidamente ¥ tomé el eamié no de la absdia; a noche estaba totalmente cibiorta, y el Viento soplaba con violencia barriendo las nubes Ia joven temblaba de fio en el eamino, Siguié el sendero que condice eh defechura a lad négras ruinas de la abadia; entr6 por Ia paerta abovedads, éin sen« tir el menor movimiento de pavor, y ein embargo las rai cstaban tristes y dosiertes, y la sombra que proyéctaban! parecia aumentar mas ¥ mas la oscuridad de Ia noche, ‘Todo estuba silencioso en sv derredor, excepto: custido ‘una réfaga de viento ponetraba jimiondo en el viejo edifivio; Maria, siempre firme, atravesé las ruinas cubiertes de mus. 0 y llegé hasta Io Gitimo de Ia abadia dotide érécia él also Junto & la pared vieja, : La joven le agerré con ale; rama, y ya estaba para arrancarla, cuando le pareci6 oir l sonido de una voz humana; sb detuvo y se” inclit & éscue char atentamiénte, y entOnces su corazon principié 4 latie de espanto, El viento’ silbaba fuertemente, conmoviendo. Ias sonoras hojas dela yedra..al cabo de un instante no voivi6 é oif cl viento ces6. .pero despues el corazon +0 comprimié ‘en su seno, porque oy muy claramente un tuido de pasos que se acercaban. Frin con el pavor y sin liento, se desliz6 detras de una ‘gruesa columna donde se ocult6. . En aque! momento brite Ja luna 4 troves de las espesas nubes, y 4 eu resplandor, dis- tingui6 dos avesinos con un cadaver que levaban en brazos. ‘Maria sintid ein aquel momento que si sahgro'se la helaba en las_venas; et viento volvié & soplar’con violencia, evan dose el sombraro de une de los asesinos quey. desgraciaday mente, fué & parar, rodando, & los pies, de la pobre Marine La joven cay6 esperanido la muerte, aldto sea el sombrero !—eaclamé us nsesino Déjalo,—repuso el otro,—y dnte todo enterremos: replies ol primero,—a que Me condavers “Maria lo vié pasar rozdndote coi dias ae apoders dst ‘sombrero; el miedo la infundi6 Valor, y echo # correr'&'mas dole sbadts. asta que legs fant a Ta, pers nas de do Ine eu ino poder, 6 tra Corrié como una insens taymiraba on su desrador_ con ojos eatraviadon y Il fexpanto; sus. cansades piers no’ pudiero mas tiempo, y sin fuerzas ni glionto, cay6 al proferir uno palabra, Anos de qu ss dexcloridce Inbios ubiapa EA CAMELIA. tar esta historia, sus ojos se dotuvieron un instanto’ en es «iGran Diost un movimiento convulsive recor- Fi6 los miembros de Ia jéven, y un terror frio desgerré su ipart6 el sombrero horrorizada, por que acabuba nombre de Ricardo, au prometio. ca de In antigua al y mo Iéjos de In casa de ta jéven, se v6 el lugar donde fue ojusticiado : el vinjero to v6 ¥ piensa, suspirando, en Ia pobre Maria la loca. sombrero. de leer en é R, Souruvs, Un joven & quien preguntaron que cuales eran, en su ‘opinion, las dos cosas mas hermosas del universo, res- pondid: La estrellada béveda del cielo sobre nuestras casas, y el sentimiento del deber en nuestros corazones. William Temple ha comparado la verdad con el cor- cho, que sobrenada siempre; por mas esfuerzos que se hagan para sumeriirlo. Bl abuso que se hace de !a palabra necesario, es caus sade la ruina de muchas familias, y aun de le de mu- chos Estados. Los nifios y los locos todo lo desean, to- do les es necesario, y nunca saben jair las cosas. Se da una prucba de poco jiicio, haciéndose una lista demasiado larga de cosas necesarias. Hanrss, Para gozar de la soledad no solo es necesrrio salir de la sociedad de los hombres sino del interior de las cas Cuando leo 6 escribo, no estay tan solitario que no hi ya.alguien cerea de mi. Si queréis estar solo, levantad ‘vuestros ojos al cielo. Los rayos que despiden los cuer- pos celestes elevardn vuestra intelijencia mas allé de las cosas vulgares. Podria creorse que se ha hecho trasps rente Ja atméfera para que el hombre, por el espect culo de Jos astros permanezca en relacion continua con lo sublime, | Cuan: hermosos parecen los astros vistos desde las calles de una ciudad populos: ‘Si Jas estrellas no se viesen mas que una sola vez 1 da opil aflos;; con cuanto fervor no ee veria al género hue iting Alorat y ¢reer! {Qué bien se eonservaria el re ‘cuerdosde ta ciudad de Dios de jeneracion en jeneracion ! Sin embargo todas las noches revelan a la tierra la belle- zaeterna con suhermoso y brillante resplandor ! 1 EMERSON, CORRESPONDENCIAS. Queridas Redactoras de ta Camelia— Hombre infiel y.sin constancia A qaien amo con delitio Ven suaviza el cruel martirio Que ti me hacer padecer. ‘Ven y contempla un instante A la que juraste amor, Que entre pena y sinsabor Que gusto podré tener. Ven y contempla si puedes A la que tanto te ha amado, Y saciate con agrado De su pena y su tormento. Y cuando mires ufano La hechura de tus desdenes Di que ta ni 4 Dios le temes— Ni a nadie tienes amor. Lavra. Sefivras Redactoras de Le Comelia— Oh! con cuanto placer tomo la piuma! Secso feo yo te perdono, por hoy, en remuneracion de tu conducta en los comisios piblicos...... seseenSi, te perdono y aun me arrojo a mas, te estrecho contra mi ‘corazon, aunque me esponga d que mamé me rifia por Jo que no dejaré de lamar mi desenvoltura ; pero yo te abrazo con toda la efusion de mi alma, pues veo no bias degenerado ; que eres hoy lo que siempre has sido ; que si un tiempo suftiste la tirania mas soez no fué por fal tade valor, de patriotismo ; fue si, porque la.relajacion legada & su colmo, te rodeaba de espias, de delatores, habias tocado el extremo de no poder farte de la auis- tad, ni del parentezco.—Todos los lazos se habian roto, la sociedad no ecsistia, solo el erimen prosperaba.—Se- uid, seguid compatriotas, en la nueva sonda de honor que acabais de trazaros; haceos dignos de nosotras, de vosotros mismos; que la libertad no sea, de hoy masy tuna palabra hueca de todo sentido; dadnos Patria; Le- yes, un porvenir feliz, y & pesar de lo mucho que abue ‘ais de nuestra debilidad, tendrémos-orgullo én deci ‘Son nuestros hermanos, nuestros esposos It Si asi nolo baceis exiga sobre vorotros la‘eoseera> ccion de todo mi deseo y el desprecio de— CLARAL

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