(Studies in Feminist Philosophy) Laurie J. Shrage (Editor) - You'Ve Changed - Sex Reassignment and Personal Identity (Studies in Feminist Philosophy) - Oxford University Press, USA (2009)
COPERNICO Y EL INICIO DE LA MODERNIDAD
Sail Rengifo Vela
El 24 del pasado mes de mayo, se cumplieron 445 afios de Ja muerte de
Nicolas Copérnico asi como de Ja primera edicién de su obra capital, Dé
Revolutionibus Orbium Coelestium. Fecha y ocasién propicias para recordar
el decisivo aporte del astrénomo polaco en la conformacion de una nueva
etapa de la humanidad en sus conocimientos del universo, de su mundo y de
si misma.
1, Copérnico
Miklas Koppernigk nacid el 19 de febrero de 1473 en Torun, pequefia
ciudad distante hacia el norte unos 600 kms. de Cratovia, por entonces centro
politico y cultural de la dinastia de. los Jagellone que did forma, por espacio
de dos siglos, a un extenso y respetado imperio que representa una como
época dorada de la historia de Polonia. En su universidad, que data del siglo
XIV y era muy afamada por entonces (gracias precisamente a su cdtedra de
Astronomia y Matematicas) el joven Copérnico inicié sus estudios superio-
res, los que continué entre los Ultimos afios del siglo XV y los primeros del
siguiente en diversas universidades italianas —Bolonia, Padua, Ferrara, todas
fundadas entre los siglos XII y XILI— que vivian por entonces el apogeo de su
temprano renacimiento. En ellas, atin cuando cursé estudios de medicina y
derecho candénico, Copérnico tuvo oportunidad de alternar con estudiantes
de muchas naciones que se matriculaban en bloque y sobre todo con célebres
maestros de la época, como los astrénomos Gidcomo di-Pietramellara y
Doménico Maria de Novara —de quien llegé a ser amigo personal— con quie-
nes reafirmé y consolidé su educacién y conocimientos astronémicos. Apro-
veché también su estancia en Italia para registrar una serie de observacionés
astronémicas que tuvo oportunidad de hacer, como el eclipse de luna del 6
de noviembre de 1500.
De regreso a Polonia permanecié unos afios con un tio suyo, obispo,
que lo habia tomado a su cargo a Ja muerte de su padre, cuando Nicolas con-
taba 10 afios. A la muerte de su tio.en 1512, se traslad6 a una canonjia que le
consiguiera su tio en Frombork, en donde permanecié hasta su muerte.65
Sus dilatados afios de estudiante proporcionaron a Copémico ‘una vaste
erudicién en diversos campos del saber. Incursioné en la geograffa,ien 1a €co-
nomia y en la diplomacia, enfrentando a la Orden de los Caballeros Templa-
rios. También estudié a los clasicos griegos y latinos y entre los suyos fue'éspe-
cialmente conocido como médico, todo esto sin descuidar jamas sus deberés
como candnigo. Desde 1515 en adelante —tenia entonces 42 afios— trabajard
en la preparacién de la obra que expresa sus puntos de vista sobre el cosmos.
Tras quince afios de incesante trabajo concluye por fin su obra, ala
que titula “‘De revolitionibus orbium coelestium” —sobre las revoluciones de
las esferas celestes—. Ese mismo afio —1530— hace circular un breve manus-
crito, el “Pequefio Comentario”, donde, a modo de resumen de su obra prin-
cipal, expone sucintamente su teoria heliocéntrica del universo. Luego de su
elaboracién todavia han de transcurrir trece afios de espera en el escritorio del
autor antes de ser Ievado a la imprenta. Asi, la primavera de 1543, vid final-
mente la primera impresién de la obra de Copérnico; lamentablemente, éste
recibiria el primer ejemplar impreso de la obra en su lecho de enfermo donde
moriria victima de una penosa enfermedad dias después, a los 70 afios de
edad, el 24 de mayo de 1543.
2. La Astronomia de Copérnico.
Ahora bien, la visidn con que la humanidad Ilegé a los albores de la
edad moderna estaba tomada de Jos cldsicos griegos, en particular de la astro-
nomia de Claudio Ptolomeo y de la fisica de Aristételes transmitidas por los
arabes. Segiin esta tradicion, el universo no era otra cosa que una gran esfera
inmensa, pero no infinita, compuesta por un conjunto de esferas que tenian
en comin un centro, la tierra inmovil.
Para los més avisados, la tierra no estaba en el centro mismo, pero se
hallaba muy proximo a él; no cabfa dudar, sin embargo, de la inmovilidad de
Ta tierra (geoestatica).
El movimiento aparente de los planetas, tanto el directo como el retré-
grado, lo concebfan como uniforme y circular y lo procuraban explicar con
ayuda de recursos geométricos, que habian asimilado los medievales como
parte de la estructura real del universo. Estos recursos asimilados —ciclos,
epiciclos y deferentes— que exigian el uso de multiples y complicados dibujos
para explicar el movimiento de los astros, aumentaron por supuesto la
complejidad que tenfael universo para el astronomo. El profano se contentaba
aparentemente con recibir su imagen del cosmos tal como lo asumfa la iglesia
al finalizar el medioevo, un cosmos donde el centro era ocupado por la tierra
inmovil y alrededor suyo giraban en drbita circular determinado nimero de66
esferas que contenian, unas, los demds cuerpos celestes (movidos en la imagi-
neria popular por. angeles), y. otras, las mds alejadas, el conjunto. de. seres
espirituales. que aceptaba el dogma catdlico, hasta Iegar.por fin. a la.esfera
Ultima (el Empireo para Dante) que englobaba.todas las demas y. que era
asiénto. de} trono de Dios para el religioso y el hombre comin y el lugar.de las
estrellas para e] astronomo.
Copérnico por su parte, lejos de pretender ser un innovador radical,
asume muchos.elementos de este cosmos, e] de su tiempo. En primer lugar,
coincide también en afirmar Ja existencia ‘de un universo esférico, compuesto
por sucesivas esferas que contenfan a su vez cuerpos celestes que, como la
tierra, eran también de naturaleza esférica. Todos estos ; cuerpos obedecian.a
una cinematica circular uniforme. Hasta aqui habia ‘seguido fielmente. Ja
tradicién, pero animado por la misma motivacion de los antiguos, esto, 8,
deseando salvar o explicar satisfactoriamente las apariencias —léase el movi-
miento aparente de los astros— decide transferir al sol una serie de propieda-
des que hasta entonces a ojo cerrado se atriburan a la tierra:
Comienza por plantearse nuevamente el heliocentrismo (idea que habia
adelantado en quince siglos Aristarco de Samos), afirmando que no es la tierra
sino el sol- el centro del uniyerso —o, para ser més. precisos, dirernos que,
siguiendo la nocién del excéntrico, Copérnico postula como ‘céntro del
cosmos un punto muy proximo al sol—; y que no es la tierra'sino el sol el que
se mantenia inm vil en su hugar (heliofijismo). La tierra, al igual que todos lds
demas planetas en sus respectivas esferas, a excepcion de Ja de Jas estrellas, a
las que consideraba fijas, se mueven circular y uniformemente-alrededor del
sol, y registra ademas una rotacién completa en un dia sobre su propio ejé,
movimiento éste necesario para poder explicar el movimiento ‘aparente de las
estrellas. fijas. El movimiento retrégrado de Jos planetas lo atribufa-a: una
distorsién. 6ptica del movimiento directo de éstos contra el fondo: de las
estrellas fijas.
Con estas innovaciones Copérnico logré simplificar: el esquema’ de
esferas reduciendo el mimero de éstas que se’ suponia' conformaban ‘el
universo. (que los. drabes contabilizaban en’ mds de cincuenta) designando un
total de nueve esferas, una para cada uno de los siete ~planetas entonces
conocidos, una para la luna y otra para las estrellas fijas‘que en Jos confines
del universo completaba la imagen que tenia de éste:
Con todo, la: versién de Copémico atin estaba lejos de poseer la
simplicidad que por lo general se le atribuye.-A fin de explicar adeciladamente
el movimiento de los planetas salvando la idea del movimiento circular de67
éstos, tuvo que echar mano del sistema de ciclos, epiciclos y deferentes intro-
ducido en la época clasica por Apolonio de Rodas y retomado por Hiparco de
Nicea primero y por Ptolomeo después, quien origind precisamente por el uso
de este sistema la gran complejidad que caracterizé a la astronomfa antigua y
medieval. Con Copérnico se redujo el ntimero de esferas, pero el movimiento
de los planetas, por considerarlo todavia de trayectoria circular, era aun
bastante complejo.
Este problema recién serfa resuelto sesenta afios después, con la
aparicién,en 1609, del “Astronomia Nova” del cientifico alemén Johann
Kepler consagrando 1a cinemética elfptica como 1a propia de los planetas.
Basado en las observaciones de Tycho Brake, con sus leyes Kepler le did
nueva forma a la tesis de Copérnico y preparé el camino para su consagracion
definitiva, tarea que llev6 4 término el genio de Galileo en la primera mitad
del siglo XVI.
3. Significado de la Astronomia de Copérnico.
Como facilmente se podrd desprender de lo resefiado sobre la vida y la
obra de Copérnico, la verdadera importancia del astronomo y clérigo de
Frombork no se puede limitar a una referencia, por muy minuciosa que sea, de
Jos setenta afios de su vida. Su obra sdlo se entiende a Ja Juz de una tradicion
que por siglos se mantuvo invariable, y en funcién del espiritu que animé
a toda una época de la que Copémnico es uno de sus mas conspicuos represen-
tantes.
La significacion de su obra, andlogamente, se entiende sdlo en relacion a
las influencias que tuvo sobre las mentes mas esclarecidas de 1a Edad Moderna
y por las polémicas que, sélo mucho después de su muerte, surgieron con
fuerza y Ilegaron incluso a formularse en un tono por demés encendido.
Pero no se reduce-a influencias sobre astrénomos posteriores y a polé-
micas entre ellos el aporte del canénigo polaco a la ciencia moderna. A
pesar de que jamds fue esa su intencién, y atin dirfamos a pesar quizd de su
propia actitud personal, la importancia de su aporte informa incluso el esp{ri-
tu y la actitud cientifica moderna, espiritu cuya mas temprana formacién em-
pieza unas tres centurias antes con la peculiarfsima obra —para su tiempo—
del inglés Roger Bacon y de su maestro Robert Grosseteste, y que se va a ver
coronado y conformado.en su sentido que hoy conocemos en la obra de
Galileo y posteriormente en la de Newton.
Copérnico, sin imaginarselo ni proponérselo, senté las bases para que el
hombre moderno rompiera por fin de una vez por todas con la tirania de lo
que Mird Quesada amé el dogmatismo sensorial —la limitacién estrecha y68
agobiante a Jo percibido directamente por los. sentidos—, en pro del caréc-
ter racional y. explicativo de la. nueva ciencia, aun cuando este cardcter fuera
contra las explicaciones dadas por el sentido comin sobre los fenémenos
aparentes.
Ahora bien, la significacion de la obra copernicana no se limita al
campo cientifico, aunque con-esto fuera ya bastante. De ser asi, no'se expli-
caria el tono virulento de las criticas que de diversos sectores —atin de los
Progresistas en su momento, lideres de la reforma alemana, por ejemplo— se
dirigieron contra la idea de un sistema césmico heliocéntrico. En este punto
debemos decir que las tesis de Copérnico, cuando pudieron ser difundidas y
vulgarizadas, trascendieron el campo cientifico Megando a tener un valor
filos6fico y sobre todo vivencial_ para.el hombre comin, referido con el natu-
tal problema de éste de asimilarse a un nuevo cosmos, extrafio para él. De
ahi las reacciones polarizadas que provocaron.
Por supuesto que de esto no fue Copérnico la tnica causa. Desde su
gestacién la Epoca Moderna fue una etapa de grandes y decisivas transforma-
ciones. En el plano fisico, el mundo se ensanchaba y dejaba de ser solo Euro-
pa y lejanas y confusas referencias orientales para devenir en un mundo
nuevo, amplio, desconocido, allende los mares. En el campo politico y cultu-
ral, las grandes naciones se cohesionaban ‘interiormente y una conciencia
nacional cada vez més clara sentaba las bases para la formacién de los Esta-
dos moderos. A nivel filos6fico, el hombre descubrié que podia pensar por
si mismo y no en funcién de una autoridad dogmitica y opresiva. El sentido
de la dignidad de la persona y de la raza humana es quizd lo més caracteris-
tico de esta etapa de Ja historia de la humanidad, cuyo coronamiento va a
ser precisamente la Declaracion de los Derechos Humanos consagrados por la
Revoluci6n Francesa hacia el final del periodo:
A todo esto, y sobre todo a la conformacién del espiritu ciéntifico
moderno, como queda ya indicado, contribuy6 decisivamente nuestro cané-
nigo de Frombork. EI no tuvo conciencia de lo que se avecinaba, y hasta cabe
especular que si alguien se lo hubiera adelantado, el fiel catélico polaco se
habria escandalizado de s6lo imaginar lo que su obra Hegarfa a significar sobre
todo para el desmoronamiento del poder politico de la Iglesia, cuyo detrimen-
to ya se hacia notar siglos antes. del nacimiento de Copérnico.
Con todo, pues, en su justa dimensién-acaso quepa’ dudar del cardcter
revolucionario de Ja persona de Copérnico (por lo demds, un hombre compro-
metido con su tiempo, que did muestras-de su elevada calidad humana al
compartir largas horas de trabajo con un protestante, su discipulo Réthicus,69
en una época cuando las diferencias de credo comenzaban a hacer comunes
los enfrentamientos cruentos). No cabe dudar sin embargo del carécter
revolucionario de su obra. Aunque para precisar mejor debemos decir que las
imprevisibles consecuencia de su obra, antes que ella misma, si tuvieron ese
cardcter que permite designar a ese fendmeno cientifico—cultural que originé
una imagen del universo mas proxima a la actual y ayud6 a conformar el espi-
ritu moderno de la ciencia, con el nombre de “revolucién copernicana”.
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