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I Lo maravilloso en el fiidente medieval Me parece que el problema de lo maravilloso en una civilizaci6n, en una sociedad, debe abordarse ante todo en un nivel que, sin ser el mas im- portante, es primordial, el nivel del vocabulario. Creo que no se puede lle- var a cabo un estudio serio sin tener en cuenta el campo semantico de lo maravilloso, Aqui solo puedo limitarme a hacer algunas consideraciones elementales a las cuales creo empero que hay que prestar atenci6n. La pri- mera es la de que, como siempre en las ciencias histéricas, debemos cotejar el vocabulario del que nos servimos con el vocabulario de las sociedades histéricas.que estudiamos. El término maravilloso me parece muy bien ele- gido. Por un lado, se trata de saber lo que nosotros entendemos por mara- villoso y, por otro lado, de discernir cémo los hombres de la Edad Media entendian y expresaban lo que hoy llamamos maravilloso. En el Occidente medieval existia un término correspondiente. En los ambientes cultos era de uso corriente durante el medioevo la palabra mirabilis que tenia mas o menos el mismo sentido que tiene nuestro adjetivo “maravilloso”. Observe- mos sin embargo que los letrados de la Edad Media no posetan propiamen- te una categoria mental, literaria, intelectual que correspondiera exacta- mente a lo que nosotros Ilamamos lo maravilloso. Lo que corresponde a nuestro “maravilloso” es la palabra en plural, mérabilia. Si existe pues una continuidad de interés por un mismo fenémeno entre la Edad Media y no- sotros, un interés por “lo maravilloso”, hay que considerar que si nosotros vemos en ella una categoria del espiritu o de la literatura, la gente culta de la Edad Media y quienes recibian de ella su informacion y eran formados por ella, veian en tal categoria un universo, lo cual es muy importante, sdlo que un universo de objetos, un conjunto de cosas antes que una categoria. Por otra parte, est el problema de la etimologia. En primer lugar, con los mirabilta tenemos una raiz mir (méror, mtrart) que implica algo visual. Se trata de una mirada. Pero, naturalmente, los mirabilia no son sélo cosas que el hombre puede admirar con la mirada, ante las cuales abre tamafios ojos; sin embargo desde un comienzo se da esta referencia al ojo que me parece importante, porque todo un mundo imaginario puede ordenarse alrededor de esa apelaci6n a un sentido, el de la vista, y alrededor de una serie de imagenes y de met4foras que son met4foras visuales. Si pensamos en la obra tan citada de Pierre Mabille Le Miroir du merveilleux (1962) y tan bien utilizada por Tzvetan Todorov, nos vemos inducidos a establecer una relacion, particularmente pertinente en el Occidente medieval, entre mirart, mirabilia (maravilla) y miroir (por mas que esto en latin se traduz- ca por la palabra speculum); pero la lengua verndcula restablece los pa- rentescos con todo lo que un mundo imaginario y una ideologia del espejo (miroir) pueden representar. Después del nivel del vocabulario y en algu- nos aspectos, como hemos visto, partiendo de este nivel nos encontramos ante un gran problema: detras de la lengua de los letrados, la lengua doc- ta, el latin, y cronolégicamente después de ella, estan las lenguas vulgares. Una exploracién de lo maravilloso en el mundo medieval no debe pasar por alto lo que aportan las lenguas vulgares. También aqui me limitaré a hacer una observaci6n elemental pero que tiene gran importancia: cuando afloran las lenguas vulgares y se hacen lenguas literarias, la palabra mara- villa aparece en todas las lenguas romances y también en inglés. En cam- bio, no existe en las lenguas germAnicas en las que en torno de la palabra Wunder se construira todo el ambito de lo maravilloso. No creo que los fi- lélogos —pero puedo equivocarme por ignorancia— hayan explorado es- tas pistas. Una vez considerada la cuestién del vocabulario creo que se plantean tres grandes cuestiones relativas a lo maravilloso en el Occidente medieval. El primer problema es el de las actitudes de los hombres de la Edad Media respecto de las herencias de lo maravilloso que recibieron. Esta cuesti6n es particularmente importante. De manera general sabemos que en una civi- lizacion, en una cultura, se plantea el problema de esas herencias (concep- to que prefiero al de fuente o al de origen porque en la fuente o el origen esta implicita de alguna manera una idea de desarrollo obligado, diria yo, casi automatico, que no me parece corresponder a lo que fueron las si- tuaciones hist6ricas concretas). En [a “herencia” veo en cambio un conjun- to que en cierto modo se nos impone (uno encuentra una herencia, no la crea); y esa herencia obliga a un esfuerzo para aceptarla o modificarla 0 rechazarla tanto en el nivel colectivo como individual. En efecto, a pesar de la presién que ejerce la herencia uno puede rechazarla y en todo caso utilizarla, servirse de ella, adaptarla de una manera u otra. Esto es particu- larmente cierto en el caso de la sociedad cristiana y supongo que también musulmana, pues estas religiones se extienden a mundos que les legan di- versas culturas, antiguas y ricas, y lo maravilloso, mas que otros elementos de la cultura y de la mentalidad, corresponde precisamente a los estratos antiguos. Toda sociedad segrega —m4s 0 menos— algo de lo maravilloso, pero sobre todo se nutre de lo maravilloso precedente en el sentido baude- lairiano de viejas maravillas. Se trata de un elemento muy importante de la herencia. Anticipandome un poco a la exposicién de otro problema, decla- ro ya ahora mi convicci6n de que el cristianismo creo muy poco en el do- minio de lo maravilloso. He procurado (no digo definir, porque habria si- do demasiado ambicioso) discernir lo maravilloso cristiano, que indu- 10 dablemente existe, pero que en el cristianismo no representa algo esencial; y tengo la impresi6n de que se form6 sélo porque ya estaba esa presencia y esa presién de lo maravilloso anterior, frente a lo cual el cristianismo no podia dejar de pronunciarse, de asumir una posicién. Lo sobrenatural y lo milagroso que son lo propio del cristianismo me parecen diferentes por su naturaleza y funcién de lo maravilloso, aun cuando hayan marcado con su sello lo maravilloso cristiano. Lo maravilloso de la época cristiana me pare- ce, pues, sustancialmente circunscrito a esa herencias de las cuales en- contramos elementos “maravillosos” en las creencias, en los textos, en la hagiograffa. En la literatura casi simpre se encuentra algo de lo maravillo- so cuyas raices son precristianas. Como esas herencias son herencias continuadas, el cristianismo me- dieval las encontr6 frente a si durante el curso de toda su existencia. Me parece que, como hipotesis de partida, una periodizacién de las actitudes dominantes de las figuras rectoras intelectuales y espirituales del Occidente medieval permite distinguir la evolucién de las actitudes respecto de lo ma- ravilloso. Durante la alta Edad Media, mas o menos desde el siglo v al siglo x1, nos resulta extremadamente dificil determinar una cronologia precisa en el dominio de la cultura. Me parece que en general se registré una especie de, si no de repudio, por lo menos de represién de lo maravilloso. Yo estu- dié un poco la hagiografia de la alta Edad Media, en particular la mero- vingia, aproximadamente en la misma época en que nuestro colega che- coslovaco, que se encuentra ahora en Basilea, Frantisek Graus, la explora- ba en un estudio mucho mas profundo,' y ambos llegamos mas 0 menos a las mismas conclusiones. Para quien investiga el folklore, los textos ha- giograficos de la alta Edad Media son, al menos en un primer anAlisis, muy decepcionantes y si pretendemos hacer aqui una cosecha de hechos etnolé- gicos el balance resulta a primera vista magro. Lo que en definitiva vemos es la preocupacién de la Iglesia por transformar profundamente lo mara- villoso dandole una significacién tan nueva que ya no nos encontramos fren- te al mismo fenémeno; o bien, la preocupaci6n de ocultar y hasta destruir lo que para la Iglesia representa uno de los elementos quiz4 més peligrosos de la cultura tradicional, a la que llama pagana, en la medida en que lo maravilloso ejercié en los espiritus evidentes seducciones que son una de las funciones de lo maravilloso en la cultura y la sociedad. En cambio, en los siglos xiI y XIII, creo ver una irrupcién de lo mara- villoso en la cultura erudita. No intentaré dar aqui una apreciacién del fe- némeno ni intentaré explicarlo, Pienso que en general se pueden decir dos cosas. Por una parte, me remito a las hipétesis de Erich Kohler sobre la li- teratura cortesana ligada a los intereses sociolégicos y culturales de una ca- pa social que se hallaba en ascenso y a la vez ya amenazada: la pequefia y la mediana nobleza, la caballeria. Lo que la hace recurrir a un acervo cul- | Volk, Herrscher und Heiliger im Reich der Merowinger. Studien zur Hagiographie der Merowingerzeit. Praga, 1965. 11 tural existente, es decir, a esa cultura oral en la que lo maravilloso es un elemento importante, es el deseo de esa capa social de oponer a la cultura eclesiastica vinculada con la aristocracia, no una contracultura, sino otra cultura que le pertenezca més y con la que pueda hacer lo que quiera. No es casual que lo maravilloso desempefie un papel tan importante en las no- velas cortesanas. Lo maravilloso esta profundamente integrado en esa bus- ca de la identidad individual y colectiva del caballero idealizado. La cir- cunstancia de que las pruebas por las que pasa un caballero entrafian toda clase de maravillas, de maravillas que lo ayudan (como ciertos objetos ma- gicos) o de maravillas que debe combatir (como los monstruos) llevé a Erich Kohler a escribir que la aventura misma, que consiste en esa proeza, en esa busca de la identidad del caballero en el mundo cortesano es, en de- finitiva, ella misma una maravilla.* Por la otra parte, lo que me parece explicar esta irrupci6n de lo mara- villoso no es s6lo la fuerza de su presién, sino también el hecho de que la Iglesia ya no tiene las mismas razones que tenia en la alta Edad Media para oponerse a esta irrupcién de lo maravilloso. Lo maravilloso es ahora menos peligroso para la Iglesia que, por lo dem4s, puede dominarlo mejor y recu- perarlo. Es esta convergencia de la presi6n ejercida por cierta base laica y de la tolerancia relativa de la Iglesia lo que explica esta irrupci6n de lo ma- ravilloso en la época gética. La tercera fase es un poco distinta en la medida en que, si bien conti- nia siendo siempre fundamental una explicacién de tipo sociologico, lo que en principio permite definirla son consideraciones mas propiamente li- terarias e intelectuales. Es lo que he llamado la estetizacién de lo mara- villoso. El segundo problema que me planteo es el papel de lo maravilloso en el seno de una religi6n monoteista. En este campo la investigaci6n dista mucho de haber concluido. Queda todavia mucho trabajo por hacer si- quiera para obtener una buena base estadistica de los datos. Sin embargo creo percibir, especialmente en este perfodo central de los siglos x11 y XII y en el plano del vocabulario, una diversificacién en el mundo de lo sobrena- tural que permite situar mejor lo maravilloso en relacién con la religion cristiana. Quienes hasta ahora se han pronunciado sobre lo maravilloso parecen a menudo influidos por la obra, por lo dem4s muy interesante, de Todorov sobre literatura fantastica,* y en particular por la diferencia que él estable- ce entre lo extrafio y lo maravilloso: lo primero, lo extrafio, puede resolver- se mediante la reflexion, en cambio lo maravilloso conserva siempre un re- siduo sobrenatural que nunca podr4 explicarse sino por lo sobrenatural. Nos encontramos pues en el mundo de lo sobrenatural, pero me parece *E. Kohler, Ideal und Wirklichkeit in der hofischen Eptk, primera edicin 1956; se- gunda edicién 1970. Observaciones historias y sociolégicas sobre la Poesia de los trovadores en Cahiers de Civilisation Médtévale, 1964, reimpreso en Esprit und arkadische Fretheit — Aufsatze aus der Welt der Romania. Francfort, 1966. 3 Véase el apéndice. 12 que en los siglos x11 y x11 lo sobrenatural occidental se divide en tres domi- nios que designan aproximadamente los tres adjetivos, mirabilis, magicus, meraculosus. ' Mirabilis. Es nuestro maravilloso con sus origenes precristianos. Abar- ca el dominio cuyo inventario intenté hacer en el apéndice a este articulo. Magicus. Es sabido que el término en si podria ser neutro para los hombres del Occidente medieval, puesto que en teoria se reconocia la exis- tencia de una magia negra relacionada con el diablo pero también habia una magia blanca que era licita. En realidad, el término magzcus y el 4m- bito por él designado se orientaron rapidamente hacia la parte del mal, hacia la parte de Satanas. Magicus es lo sobrenatural maléfico, lo sobrena- tural satanico. Lo sobrenatural propiamente cristiano, lo que se podria llamar justa- mente lo maravilloso cristiano, es lo que se desprende de lo miraculosus, s6lo que el milagro, el miraculum, me parece anicamente un elemento, y diria yo, un elemento bastante restringido del vasto dominio de lo mara- villoso. He intentado, sin dar detalles, indicar en qué sentido lo miraculo- sus era s6lo una parte de lo maravilloso y cémo hasta tenia la tendencia a hacer desvanecer lo maravilloso. En primer lugar, porque una de las caracteristicas de lo maravilloso es, desde luego, el hecho de ser producido por fuerzas o por seres sobrena- turales, que son precisamente miltiples. Y creo que algo de esto encontra- mos en el plural mirabilia de la Edad Media. No s6lo tenemos un mundo de objetos, un mundo de acciones diversas, sino que por detras hay una multiplicidad de fuerzas. Ahora bien, en lo maravilloso cristiano y en el milagro hay un autor, pero un Gnico autor que es Dios. Y precisamente aqui es donde se plantea el problema del puesto de lo maravilloso, no sélo en una religi6n, sino en una religién monoteista. Después, hay una regla- mentacién de lo maravilloso en el milagro. Hay un control y a la vez una critica del milagro, el cual en dltima instancia hace desvanecer lo mara- villoso; y por fin esta lo que yo llamo una tendencia a racionalizar lo mara- villoso y en particular a despojarlo més o menos de un caracter esencial, se- gan me parece, el caracter de lo imprevisible. Si nos atenemos etimolégica- mente a las raices visuales de lo maravilloso, comprobamos la existencia de un rasgo fundamental, la idea de aparicién. Si el milagro s6lo depende del arbitrio de Dios (lo cual justamente lo diferencia de los acontecimientos naturales, desde luego, también queridos por Dios, pero que Dios decidi6é de una vez por todas, creando asi una cierta regularidad en el mundo) no €scapa, por su parte, al plan divino y a una cierta regularidad. En la medi- da en que el milagro se realiza por obra de los intermediarios que son los santos, estos estan colocados en una situacién tal que la aparicién del mi- lagro por obra suya es previsible. A pesar de las variaciones y de los artifi- cios de la literatura hagiografica, me parece discernir una especie de cre- ciente cansancio en los hombres de la Edad Media respecto de los santos en la medida en que, desde e] momento en que un santo aparece, se sabe lo que va a hacer. Desde el momento en que el santo se encuentra en una si- 13 tuaci6n dada ya se sabe que va a multiplicar panes o que va a resucitar a alguien o que va a exorcizar a un demonio, Dada una situaci6n, se sabe lo que habra de ocurrir. Hay aqui todo un Proceso de vaciamiento de lo ma- ravilloso. Agregaré que, en lo que se refiere al cristianismo, cierta dificul- tad para aceptar lo maravilloso proviene, me parece, del hecho de que, si bien se lo mira, en la Biblia no se dedica mucho espacio a lo maravilloso. Hay que distinguir, como hicieron los hombres de la Edad Media, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. En el Nuevo Testamento hay na- turalmente més milagros que cosas maravillosas. En el Antiguo Testamen- to, tal como lo leian o lo entendian Jos hombres de la Edad Media, la parte de lo maravilloso me parece relativamente reducida, Desde luego, existen los clasicos estudios de Frazer, de Saintyves y otros sobre el folklore del An- tiguo Testamento. En el Antiguo Testamento hay episodios que abarcana veces libros enteros y que fueron grandes inspiradores de lo maravilloso del Occidente cristiano. En particular, hay que poner aparte, si se me permite saltar del Antiguo al Nuevo Testamento, al Apocalipsis. El Antiguo Testa- mento, tal como fue leido, sentido y vivido por los hombres de la Edad Me- dia, contiene poco de maravilloso. Pero la Biblia es, sino la fuente de to- do, por lo menos la referencia para todo. Eso explicara que cuando resurja lo maravilloso tenga cierta independencia puesto que le sera mucho mAs dificil que a otros elementos encontrarle lo que los hombres de la Edad Me- dia buscaban siempre, la referencia biblica. El tercero y altimo problema es la funci6n que cumple lo maravilloso, ya que después de haberlo descrito, tal como lo hemos intentado caracteri. zar y analizar, no habremos dicho gran cosa si no tratamos de saber por qué fue producido y consumido, para qué sirvié, en suma, cual fue su fun- cion. Una primera observacién indica la evidente funcion compensadora de lo maravilloso. Lo maravilloso compensa la trivialidad y la regularidad cotidianas. Pero hay que ver cémo se manifiesta esto, En el Occidente me- dieval los mirabilia tienden a organizarse en una especie de universo al re- vés, Los principales temas son: la abundancia de comida, la desnudez, la libertad sexual, el ocio. Entre algunas de las grandes banderas y de las grandes fuerzas mentales de ese mundo, no por azar justamente en el do- minio del folklore y de lo maravilloso una de las raras creaciones del Occi- dente medieval es el tema del pais de Cucajia, que aparece en el siglo xInly que antes no existia. Podria encontrarsele raices anteriores y equivalencias mas remotas, pero el tema mismo de Cucaiia es una creacién medieval. Mundo al revés, mundo trastrocado, y es aqui donde el Génesis (pero justa- mente un Génesis en el que se buscar4n los elementos precristianos antes que los elementos propiamente cristianos) habré de ejercer su Prestigio en los hombres de la Edad Media. Se trata de la idea de un Paraiso terrestre y de la “Edad de Oro”, que no estan por delante, sino por detrés, y si se tra- ta de reencontrarlos en un millenium uté6pico, no se los busca en un hori- zonte futuro sino en una especie de retorno al Pasado. Mundo al revés, mundo trastrocado que establece la distincién entre lo méraculosus, lo magicus, lo mirabilis. Me Parece que, sin forzar las co- 14 sas, lo maravilloso (y ésta no es su Gnica funcién pero constituye una de sus funciones m4s importantes) fue en definitiva una forma de resistencia a la ideologia oficial del cristianismo. Quisiera referirme un instante al inven- tario del apéndice sobre un punto que me parece especialmente esencial. No creo que al hacerlo ponga arbitrariamente el acento en ciertos domi- nios de lo maravilloso medieval en detrimento de otros. Enel universo de las bestias, de las plantas, de los objetos, de los animales maravillosos se descubre casi siempre alguna referencia al hombre, como ocurre por ejemplo en lo maravilloso musulman. En el Occidente medieval veo exac- tamente lo contrario. Asistimos a una deshumanizaci6n del universo que se encamina hacia un universo animalista, poblado por monstruos 0 anima- les, hacia un universo mineralégico, vegetal. Hay aqui un cierto tepudio del humanismo que fue una de las grandes banderas del ristianismo me- dieval fundado en la concepcién del hombre hecho a imagen de Dios. Frente al humanismo que se llamé cristiano 0, segan las épocas, carolin- gio, rom4nico, gético, frente a un humanismo que se apoya en una cre- ciente visién antropomérfica de Dios, hubo en el campo de lo maravilloso cierta forma de resistencia cultural. Para terminar insistiré en lo que llamo fronteras de lo maravilloso. Como muchos fenémenos y categorias, lo maravilloso no existe en estado puro, sino que tiene fronteras permeables. Esta respiracion de lo mara- villoso medieval depende de un desarrollo interno en el cual lo maravilloso de algan modo se excita, se distiende y asume proporciones penetrantes y a veces extravagantes. Es este, por ejemplo, el caso de dos sectores que me parecen mas caracteristicos del medioevo que de otras €pocas: lo mara- villoso cotidiano y lo maravilloso politico, Las apariciones de lo maravillo- so se producen frecuentemente sin vinculo con la realidad cotidiana aun- que se manifiestan en el seno de ella (un elemento que volver4 a descubrir a veces lo fantastico del romantico 0 el moderno surrealismo). Siempre esta ese movimiento de admiraci6n de los ojos que se abren, pero la pupila se dilata cada vez menos y lo maravilloso, aun conservando su caracter de imprevisible, no parece particularmente extraordinario, ; Hace poco lei un exemplum de Cesario de Heisterbach en el Dialogus Miraculorum (principios del siglo x1). Un joven noble que se hizo cister- ciense guarda ganado en un campo de la abadia cisterciense y ve aparecer frente a si a un primo muerto recientemente. Con toda sencillez el joven le Pregunta: “:Qué haces aqui?”; el otro le responde: “Me he muerto yhe ve- nido porque estoy en el purgatorio y es menester que oréis por mi”. “Asi lo haremos”. El difunto se aleja por el prado y desaparece por un extremo del campo, como si formara parte del paisaje natural y sin que el mundo haya sido realmente turbado por semejante aparicién. En un texto anterior, aunque siempre de principios del siglo x11, los Otéa Imperialia, entre otros numerosos registros de mirabilia, el autor, Gervasio de Tilbury, cuenta que en las ciudades del valle del Rédano (en aquel momento el autor vive en Arles) hay seres maléficos, los dracos, que atacan a los nifios pequeiios aunque no son, salvo excepciones, ogros. Por las noches estos seres se intro- ducen en las casas aunque las puertas estén cerradas, se apoderan de los bebés que est4n en la cuna y los llevan a las calles y a las plazas donde se los encuentra por la majiana siguiente. E] rastro del paso de los dracos es casi imperceptible y aqui lo maravilloso turba lo menos posible la realidad coti- diana; y probablemente sea este el hecho mas inquietante de lo maravilloso medieval, es decir, que nadie se interroga sobre la presencia que no tiene vinculo con lo cotidiano y que sin embargo est por entero inmersa en lo coti- diano. Otra frontera de lo maravilloso se da en lo maravilloso politico. Los jefes sociales y politicos de la Edad Media utilizaron lo maravilloso con fi- nes politicos. Esta es una de las formas de recuperacién de lo maravilloso, pero se trata de una forma extrema. Es bien sabido y hasta normal que las dinastias reales tratan de hallarse orfgenes miticos. Familias nobles y ciudades las imitaron. Pero lo més sorprendente es que tales origenes miti- cos tienen a veces, si no frecuentemente, sus raices en un elemento mara- villoso inquietante y ambiguo. Todo el mundo conoce la historia de Melu- sina y sabe que esa mujer maravillosa medieval, que es probablemente un avatar de una diosa madre, de una diosa de la fecundidad, fue reivindica- da como antepasada, como una especie de tétem, por diversas familias nobles. Una de ellas (los Lusignan, que acapararon a Melusina) logré darle su nombre de familia, pues Melusina no era mencionada antes de que, por decirlo asi, se empleara con los Lusignan. De esta manera lo maravilloso se convierte en instrumento de politica y de poder. El ejemplo mAs hermoso de lo maravilloso politico y ambiguo se en- cuentra en Giraud de Cambray o Giraud de Barri, de comienzos del siglo Xi. Se trata de la ascendencia “melusiana” de los Plantagenet convertidos en reyes de Inglaterra. Segan Giraud, la dinastia de los Plantagenet habria tenido por antepasada en el siglo x1 a una mujer demonio. Por otros testi- monios sabemos que esa leyenda era bien conocida y que Ricardo Corazon de Leén se referfa a ella y se servia de ella en su politica para explicar la manera, que parecia escandalosa, en que él obraba y para encubrir aspec- tos a veces extravagantes de su politica y lo que habia de escandaloso en esa familia, en la que los hijos se armaban contra el padre y se combatia sin tregua. Al rey le gustaba decir: “Nosotros, los hijos de la mujer demonio...” Menos conocido es el hecho de que Felipe Augusto trat6 de utilizar ese mito de los origenes maravillosos contra los Plantagenet, sobre todo contra Juan sin Tierra y, en particular, cuando preparé el fallido de- sembarco de su hijo Luis en Inglaterra y desarroll6 una verdadera campa- iia psicolégica en la que los emisarios y partidarios de los franceses decian que habia que terminar con los hijos de la mujer demonio.* Fronteras de lo maravilloso que en altima instancia amenazan lo ma- ravilloso, pues éste corre el riesgo de perderse, son las diferentes formas de ‘ Bradford B. B. Broughton, The Legends of King Richard I Coeur de Lion: A Study of Sources and Variations to the Year 1600. La Haya-Paris, 1966. 16 recuperacion. Considerareé slo tres: la recuperacion cristlana en genera}, Ja recuperacién cientifica y la recuperaci6n histérica. . La recuperaci6n cristiana arrastr6 lo maravilloso, por un lado, hacia el milagro y, por otro, hacia una recuperacién simbélica y moralizante. Existe un ejemplo muy hermoso. Se trata de la evolucién de las versiones jatinas del Physologus. Al principio tenemos versiones que nos cuentan maravillas sin dar significaciones ni explicaciones simbélicas. Luego, cada vez mas las explicaciones simbélicas y moralizantes comen, por decirlo asi, la sustancia del Phystologus y le quitan vida. Una segunda forma de recuperaci6n, muy interesante, es la recupera- cién cientifica de algunos intelectuales, letrados, que tenian realmente eso que en nuestra €poca lamariamos espiritu cientifico. Esos hombres quieren hacer de los mirabilia fenémenos marginales, casos limites, excep- cionales, pero no fuera del orden natural, y los admiten como verdaderos aun cuando no tengan la sancién de la Biblia. Me parece que el mejor ejemplo de esta mentalidad es precisamente aquel Gervasio de Tilbury que en los Prefacios de los Otia Imperialia desarroll6 ampliamente (en textos apasionantes para la historia del espiritu cientifico) esa tendencia a relegar los mirabilia al mundo natural y por lo tanto cientifico. Mirabilia vero dt- cimus quae nostrae cognitioni nos subjacent etiam cum stint naturalia. 5 Con esta recuperaci6n cientifica corre pareja una recuperacion hist6- rica. Se trata del deseo de vincular los mirabilia con acontecimientos y fechas. De manera que en virtud de esta actitud los mirabilia que s6lo flo- recen en una detencién del tiempo y de la historia vienen a desvanecerse. Tengo la impresi6n de que en todo esto se manifiestan tendencias que, si bien son comunes a religiones como el islamismo y el cristianismo, parecen més propias del cristianismo: tendencias al simbolismo y a la mo- ralizacion, tendencias a la racionalizaci6n cientifica e histérica. ¢Pueden descubrirse aqui y alla las corrientes de fondo enemigas ocultas de lo maya- villoso? Esta podria ser una linea para ulteriores investigaciones. 5 Debo a mi amigo el profesor Franco Alesio haberme sefialado un pasaje muy hermoso sobre las “maravillas tecnologicas” en el De Secretis de Roger Bacon 17 APENDICE Introducci6én Definiciones a) actual: Segan T. Todorov, Introduction a la littérature fantasti- que, 1970, lo maravilloso se opone a lo extrafio por cuanto “permanece sin explicaci6n” y supone “la existencia de lo sobrenatural”. Pero esta definicion no puede aplicarse a lo maravilloso medieval. Vé- ase P. Zumthor, Essai de poétique médzévale, 1972, pag. 137 y siguientes. En efecto, tanto en el caso de lo extrafio como en el de lo maravilloso la de- finicién de Todorov requiere un “lector implicito” que se incline hacia la explicaci6n natural o sobrenatural. Ahora bien, lo maravilloso medieval excluye a un lector implicito puesto que se da como algo objetivo en textos “impersonales”. Nota: Todos los textos en que se apoya T. Todorov son textos del siglo XIX y del siglo xx con excepcién de los Cuentos de Perrault y de las Mil y una noches. b) medieval: la palabra maravilloso pertenece al vocabulario me- dieval. Figura tanto en latin (mirabila, en latin vulgar mzribzléa) como en las lenguas vulgares romances y en inglés —pero no en aleman (Wunder, wunderlich)— y especialmente en francés (Siglo x1, Chanson d’Alexts; ad- jetivo merveiillos de la Chanson de Roland, mervetller = admirar) (Wace, hacia 1155). Pero: 1. El adjetivo mervezllos no se emplea con valor substantivo como el actual Jo maravilloso. 2. el término que mejor corresponde a la significacién actual de Jo mara- villoso es el plural mirabilia. c) obras medsevales: cuyo titulo se refiere a lo maravilloso y en las que hay un intento de definir el dominio medieval de los mérabilia. 1, lo maravilloso antiguo y urbano: Mirabilia Romae (mediados del siglo x11) Véase A. Graf. Roma nella memoria del Medio Evo, 1915 (Véase los Mtrabilia Neapolis en Gervasio de Tilbury). 18 g. Lo maravilloso geografico y monstruoso: Gervasio de Tilbury, Ota Impertalia (hacia 1210), tertia decisto: Mi- rabilia uniuscutusque provinciae. Marco Polo: Ltbro de las maravillas del mundo (hacia 1305). 3, Lo maravilloso y la ideologia cristiana: Raimundo Lullo, Lzbro de las maravillas (hacia 1288) d) un punto de referencia: la literatura popular. El relato marauillo- so, véase M. L. Tenéze, “Du conte merveilleux comme genre” en Approche de nos traditions orales, Paris, 1970. Lo maravilloso en el cruce de lo popular y lo docto. I. Maravilloso, mAgico, milagroso Lo maravilloso y el cristianismo El sistema cristiano segrega lo maravilloso como sobrenatural, pero lo maravilloso cristiano se cristaliza en el milagro que, en realidad, reduce lo- marauilloso: a) porque lo remite a un solo autor: Dios; b) porque lo reglamenta: control y critica del milagro; ¢) porque lo ractonakza: el caracter imprevisible, esencial de lo mara- villoso, es sustituido por una ortodoxia de lo sobrenatural. Frente a lo milagroso, lo magico (por mas que se distinga entre magia negra y blanca) se inclina por lo sobrenatural ilfcito o engajioso, de origen satanico, diabédlico. Entre ambos, se desarrolla un mundo maravilloso que es neutro, tole- rable para el cristianismo pero que en realidad procede de un sistema precristiano tradicional que se refiere al folklore, aun cuando ya haya sido recuperado por la cultura erudita. Lo sorprendente de lo maravilloso, para los hombres de la Edad Me- dia, es la tolerancia del cristianismo que le permite existir y manifestarse. La cristianizaci6n de lo maravilloso: Dios autor de lo maravilloso (véase Oberén). Las milicias cristianas de lo maravilloso: Santos, dngeles demonios. Deformacién y cambio de funcién: El Grial. El cristianismo medieval se asimila una parte de lo maravilloso (véase Keith Thomas, Religion and the Decline of Magic, 1971). La resistencia de lo maravilloso. 19 II. Inventario de lo maravilloso medieval a) Paises y lugares: Paises y lugares “naturales”: la montafia (y sobre todo la montafia hueca) y las rocas (Gargantza), las fuentes y manantiales, los 4rboles (“el Arbol de las hadas” de Juana de Arco), las islas (las islas afortunadas. Las insulas en la cartografia medieval). Paises y lugares debidos a la accién humana: ciudades, castillos, torres, tumbas. Véase A. Graf “Las maravillas del paraiso terrestre” en Mi- ti, leggende e superstiziont del medio evo b) Los seres humanos y antropomorfos Los gigantes y los enanos (Oberén) Las hadas, véase A. Maury, Les fées du Moyen Age, 1847. Los hombres y las mujeres con particularidades ‘fisicas (Berthe de grandes pies, Henno de grandes dientes, los hijos de Melusina; etc.) Los monstruos humanos. c) Los animales Animales “naturales” (el leén de Yvain, el caballo Bayardo, los cuatro hijos Aymon, el pelicano). Animales imaginarios (unicornio, grifo, dragon, etc.); considérense los animales en los suefios de Carlomagno en la Chanson de Roland. d) “Mischwesen” Seres medio hombres, medio animales: melusinas y sirenas, Yonec © (véase el Oxseau bleu) en Marie de France, lobizones (pero sobre esto véase mas abajo metamorfosts), etc. El grifo Los autématas Término de la evolucién de los seres medio vivientes medio cosas (véa- se J. Bosch). ¢) Los objetos Los objetos protectores: el anillo que hace visible. Los objetos productores: la copa (considérense Oberén y el Grial), desde el cuerno de la abundancia al cuerno de caza (véase Chanson de Ro- land, Oberén). Los objetos corroborativos: la espada, el cintur6n. El lecho como “espacio sagrado” (considérese el jardin). f) Véase C. Settis —Frutoni, Historia Alexandri Elevati per Griphos ad abrem. Origene, Iconografia e fortuna di un tema, Roma 1973. 20 III. Fuentes y repositorios de lo maravilloso medieval Vease E. Faral, Le maravilleux et ses sources dans les descriptions des romans frangais du XII stécle. A — Fuentes a) Lo maravilloso biblico E] folklore del Antiguo Testamento Génes?s: El paraiso, el Arca de Noé, la torre de Babel, el paso del Mar Rojo. El Apocalipsis. b) Lo maravilloso antiguo : Los personajes mitolégicos: Vulcano, Minerva, las parcas, Venus, Alejandro, Virgilio, las siete maravillas. c) Lo marauilloso bérbaro: Plinio, Solino. La mitologia germa4nica ; Véase H. Krappe, Etudes de mythologie et de folklore germantques, 1928. E] material de Bretafia, constiltense los estudios de J. Marx. Ejemplo de Merlin. d) Lo maravilloso oriental Las Mil y una Noches El Pantchatantra, véase el estudio reciente de J. Batany. Disciplina Clericalis, de Pierre Alphonsi. Calila y Dimna. e) El folklore : : Véase la introducci6n a P. Delarue, Le Conte populaire frangais; I, 1957; véase la investigacion sobre los exempla dirigida por Jacques Le Goff. B — Repositorios a) El reposttorzo celta Material bretén y de corte La aventura como maravilla (E. Kohler). b) El reposttorio oriental . . El Oriente, y en particular la India, como horizonte maravilloso. / Véase J. Le Goff, “L’Occident Médieval et l'océan Indien”, en Medi- terraneo e Oceano Indiano, Florencia, 1970, pags. 243-63. _ El ejemplo de las localizaciones primitivas del purgatorio (fines del siglo x11 y pricipios del siglo x11): Irlanda y Sicilia. 21 IV. Las técnicas: Véas e instrumentos de lo maravilloso medieval. a) Suenos, apariciones, visiones La destruccién del sistema onimantico antiguo (Macrobio). Las inseguridades de la interpretacién de los suefios, véase J. Le Goff. Los suefios en la cultura y en la psicologia colectiva del Occidente me- dieval en Scolies, I, 1970: b) Metamorfosts Melusina. Los lobizones. ¢) Lo marauilloso mdgico La hechiceria, véase Malleus maleficarum (Le Marteau des Sorciéres, introduccién y traduccion de A. Danet, Paris 1973). Brujeria y herejia (Reims, 1176-1180). La hechicera segan Michelet. d) Lo marauilloso literario La hagiografia. Los viajes al mas alla (el imram irlandés — La Navigatio Sancti Bren- dant). Los bestiarios (el Phystologus: véase El Fisi6logo, Bestiario Medieval a cargo de M. Ayerra Redin y N. Guglielmi. Buenos Aires, 1971). La Imago Mundi ¢) Lo maravilloso arttstico Véase J. Baltrusaitis. Le Moyen Age fantastique — Antiquités et Exo- tésmes dans Vart gothique, Paris, 1955 — Réveils et Prodiges Le Moyen Age fantastique, Paris, 1960. V. Alcance y limites de lo maravilloso medieval Lo maravilloso invade campos inesperados en los cuales se deforma: a) Lo maravilloso cotidiano La irrupcién de lo maravilloso en lo cotidiano se verifica sin fric- ciones, sin suturas. El reconocimiento de lo maravilloso en lo cotidiano es natural, Ejemplos: Los dracos y la sociedad provenzal (Gervais de Tilbury, Otia Imperialia, tertia Decisio, cap. LKX XVI), el muerto aparecido en el prado (Cesario de Heisterbach, Dialogus Mrraculorum, Decisto 12, cap. XXXII). b) Lo maravilloso simbélico y moralizante. Véase el Physiologus. c) Lo marauilloso politico 22 La utilizaci6n politica de lo maravilloso se sita sobre todo en el nivel de los origenes miticos. | , Linaje y lo maravilloso: los Lusignan y Melusina. La monarquia y lo maravilloso: Ricardo Coraz6n de Leon y los Plan- tagenet, hijos de una mujer demonio (véase Giraud de Barri— De Instruc- tione Principts). d) Lo marauilloso cientéfico ; ; El ejemplo de Gervasio de Tilbury: la tendencia a considerar los mira bilia fenomenos raros pero no sobrenaturales, una realidad no explicada pero no inexplicable. / Lo maravilloso, mundo marginal, pero no del mas alla: Mirabilia ve- ro dicimus, quae nostrae cognitioni non subjacent, etiam cum sint natura- lia (Gervasio de Tilbury— Ota Imperialia). e) Lo maravilloso y la historia: el “exemplum” “Desde el momento en que el relato asume los rasgos de la historia... pierde parte de su fuerza. La localizaci6n historica y la fecha historica lo aproximan a la realidad inmoral y quebrantan el poder de lo maravilloso, natural y necesario”. (A. Jolles, Formes simples, traducci6n francesa, 1972, pag. 193). VI. Funciones de lo maravilloso medieval a) La compensacién El mundo al revés, El pais de Cucafia. La abundancia de comida La desnudez La libertad sexual El ocio El mundo retrospectivo: Paraiso terrenal, la Edad de Oro b) La oposicion a la ideologia cristiana El antihumanismo. El hombre salvaje. Los monstruos. Los Mischwesen o seres mixtos. Contra la idea del hombre ad imaginem Dei. El repudio del maniqueismo. Un mundo maravilloso que puede ser domefiado con éxito 0 sin él, pe- TO que. contin@a siendo ambiguo pues no est4 enteramente ni de parte del bien (Dios), nide parte del mal (Satanas). Ejemplo del dragén de San Mar- celo de Parts (véase: J. Le Goff en Mélanges Corrado Bartagallo). El optimismo Maravilloso y Happy end. 23 c) La realizacién Mrrart, Mirotr (espejo), Maravilla. E] tema medieval del miroir (espejo) Véase: D. Piron, Etude sur le Roman de la Rose, 1974, cap. 2. El relato maravilloso Lo maravilloso no como evasién, sino como realizacién: “Mas allé del placer, de la curiosidad, de todas las emociones que nos procuran las narraciones, los relatos y las leyendas, més alla de la necesidad de distraer- se, de olvidar, de vivir sensaciones agradables y aterradoras, el fin real del viaje maravilloso es... la exploracién m4s completa de la realidad univer- sal” (Pierre Mabille- Le mzrotr du merveilleux). Conclusién ¢Una coyuntura de lo maravilloso medieval? 1. La alta Edad Media y la represion de lo maravilloso 2. La irrupcién de lo maravilloso: siglos x11 — x11. 8. La estetizacién de lo maravilloso: siglos x1v — xv. 24

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