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AGUSTIN PANIKER Los sikhs constituyen una comunidad social y religiosa con un senti- do de identidad muy acusado. No en vano, en sus cinco siglos de his- toria el sikhismo ha sabido desmarcarse del hinduismo y del islam. Todo el mundo reconoce al sikh var6n, de luenga barba y prominente turbante. ;Y quién no ha oido hablar del extremismo sikh, que no hace tanto perseguia el establecimiento de una nacién independiente en el Punjab? Los sikhs forman una parte esencial del complejo entra- mado de la India actual. Ahora bien, para poder aproximarnos a la rea- lidad de los veintitantos millones de sikhs, resulta imprescindible OO eer TMC e rm OSB ue Reet lo Ke CST Kel ra Con el rigor que le caracteriza, pero asimismo con soltura y ani- mo divulgativo, Agustin Paniker nos adentra primero en la dinaémica hist6rica de los sikhs: desde los origenes con Gurti Nanak (siglo xvi), la expansi6n y transformaci6n de la comunidad, el establecimiento de la orden militante de la Khalsa por el décimo Guri, los movi- mientos reformistas y politicos de finales del siglo x1x 0 principios del xx, hasta la problematica contempordnea. Acontinuaci6n, Paniker analiza los rasgos esenciales de la doctri- na sikh, la centralidad de su Libro sagrado, el Gurii Granth Sahib, sin dejar de lado las practicas esenciales del sikhismo. También se tocan las cuestiones candentes de la sociedad: las castas, el género 0 la diaspora. En definitiva, una obra amena y completisima para intro- ducirnos en el rico universo de los sikhs, de la mano de uno de los PETC Mee eet e em ENE OC One er Agustin Paniker es editor y escritor. Es experto en temas relaciona- dos con el Sur de Asia. Ha publicado (siempre en Kairés) El jainis- TOMI Ta 21 SOON OR eR CL CORAL) eat ee ae eee + eet eee eet sR es 'SBN: 978: 9 | 2 III Ensayo Agustin Paniker LOS SIKHS Historia, identidad y religién editorial airos Numancia, 117-121 08029 Barcelona www.editorialkairos.com © Agustin Péniker, 2007 Primera edicién: Mayo, 2007 1S.BN.: 978-84-7245-654-9 Depésito legal: B-28.057/2007 Fotocomposicién: Beluga y Mleka, s.c.p. Cércega 267. 08008 Barcelona Impresién y encuademnacién: Romanya-Valls. Verdaguer, 1.08786 Capellades ‘Todos los derechos reservados. No est4 permitida la reproducci6n total ni parcial de este libro, ni la recopitacién en un sistema informatico, ni la transmisi6n por medios electré- nicos, mecénicos, por fotocopias, por registro o por otros métodos, salvo de breves ex- tractos a efectos de resefia, sin la autorizacién previa y por escrito del editor 0 el propie- tario del copyright. SUMARIO Prefacio. 16... eee eee ec ete eee teen tence eee e ees 7 I. Dindmica hist6rica .....................0055 13 El contexto .. 0... cece eee cece een eee eee La tradicién de los sants Gurti Nanak ...........- La expansién del sikhismo . La transformacién del sikhismo .. . La Khalsa Hacia el Khalsa Raj . EI factor colonial . El espiritu de reforma wee 10. La politizacién del sikhismo 11. Las particiones del Punjab ..... 12. El Khalistan y el extremismo sikh OC RPAAMPYDNS II. Estructura religiosa y social .............. 217 13. Las Escrituras de los sikhs ...........+0-e esses 219 14. Doctrina ............4- 15. La prdctica interna .. 16. Las formas externas . 17. Las sectas ....... 18. La sociedad sikh 19. La diaspora sikh 6 SUMARIO Glosario Bibliografia ........ {ndice de cuadros y mapas findice oo... eee e cece cece eee e ee tence eee e eee e ees PREFACIO Todo el mundo reconoce a un sikh por la calle. Al menos, al sikh var6n. Su luenga barba y prominente turbante lo delatan. Ademas, no pocos sikhs destacan por su envergadura. Como algunos sabrdn, una de las normas que todo sikh que se precie sigue a rajatabla consiste en nunca cortarse el cabello. Este distintivo se llama kes, que literalmente signifi- ca “cabello” —sin cortar, claro—. No obstante, una generalizacién de este tipo no hace jus- ticia a la compleja realidad del sikhismo. Porque lo cierto es que la obligacién del kes técnicamente s6lo afecta a aquella seccién de la comunidad que ha decidido iniciarse en una fra- ternidad conocida como Khalsa. A los bautizados en esta or- den se les conoce como amritdhari-sikhs, 0 séase, sikhs que han recibido el bautismo del amrit, el néctar de la inmortali- dad. Y, si las estimaciones de Hew McLeod (1997: 219) son correctas, apenas un 15% de los sikhs es amritdhari. Ocurre que los ideales de esta fraternidad han calado tan hondo en la comunidad, que existe otro némero indeterminado de sikhs (tal vez el 70%) que, si bien no se ha iniciado en la Khalsa, se ajusta a muchas de sus recomendaciones, en especial al tabi del kes. A esta mayoria de sikhs se les conoce, con légica, como kesdhari-sikhs; es decir, sikhs que mantienen el cabello sin cortar. Por su apariencia externa es imposible distinguir- los de los amritdharis. Finalmente, tenemos a otra minoria de sikhs, que deberia representar al 15% restante. Una minoria 8 PREFACIO que ni ha tomado la iniciacién en la fraternidad de la Khalsa ni secunda muchos de sus preceptos; siquiera el de mantener el pelo sin cortar. Son los Hamados sahajdhari-sikhs, los sikhs que optan por la espontaneidad (0, mas despectivamen- te, sikhs que han tomado la senda de la facilidad). Generalizando, éstas son las tres macrosecciones de la comunidad. Por tanto, ni todos los varones sikhs dejan el ca- bello y la barba sin cortar, ni todos portan turbante, ni mucho menos pertenecen a una fraternidad militante. Ademés, si mi- ramos el asunto diacrénicamente, tendremos que aceptar que hasta principios del siglo xIx quizd la mayoria de sikhs era sahajdhdari. ¥ ain tenemos a una infima categoria de sikhs que la ortodoxia ha considerado apéstata (patit). Las cosas asi, uno se pregunta: {qué es el sikhismo?, ,quién es un sikh? Como esto de responder acerca de lo que una reli- gi6n es no tiene muchos partidarios en estos tiempos, siguien- do una recomendacién de Hew McLeod (1989: 4), uno de los mejores eruditos en el sikhismo, voy a concentrarme en el se- gundo interrogante. Por respuesta me basaré asimismo en la tentativa que McLeod ofrece en otra parte (1997: 225-226). éQuién es un sikh? A modo de exordio deberiamos aclarar qué significa el tér- mino sikh, con frecuencia castellanizado “sij”.* La palabra procede del verbo punjabi sikhna que quiere decir “apren- der”. A su vez, sikhna viene de la voz sanscrita sisya, que sig- * — Castellanizacién un tanto apresurada ya que el sonido punjabi “kh” no se co- tresponde con la “j” castellana (como sf sucede con el fonema “kh”). Acostum- brados a transcribir el sonido “kh” del drabe por la “j” hemos aplicado indiscri- minada ~e incorrectamente a mi juicio— este mismo criterio con el punjab. PREFACIO 9 nifica “discfpulo”, “alumno” (Pujol 2005: 952). Un sikh es, por tanto, aquel devoto o discipulo que venera a los diez Guriis del sikhismo y aprende el camino de liberacién que proclamaron.* Dicho linaje comenzé con Gurti Nanak, un mistico del Punjab (Norte de la India), al albor del siglo xvi; y finaliz6 con Gurii Gobind Singh, a principios del xvi. Las ensefianzas sobre la liberacién (mukti) a través de la meditaci6n en el Nombre Divino (Nam) ofrecidas por Gurii Nanak y sus sucesores se encuentran en las Escrituras sagra- das de los sikhs, reunidas en un volumen conocido como Adi Granth o Gurii Granth Sahib. La autoridad que para cual- quier sikh posee este texto es incuestionable. El Libro sagra- do ha otorgado coherencia a la comunidad y suturado sus dis- tintas sensibilidades, en especial desde que cesé la institucién del Gurii personal, a comienzos del siglo xvi. Aquellos que se declaran seguidores de Gur Nanak y sus sucesores constituyen la comunidad (Panth), originalmente conocida como Nanak-panth. Desde que el décimo Guri, Gobind Singh, declaré que no le sucederia ningtin otro maes- tro humano, la autoridad del sikhismo recae en el Libro (Granth) y en la propia Comunidad (Panth).** El edificio 0 templo que alberga ritualmente el Adi Granth es llamado gurduara. Todo sikh reconoce el rol de las gurduaras en expresar los ideales igualitarios de los Guriis, especialmente a través de la institucién de una comida colec- tiva llamada langar. El papel de las gurdudras en cohesionar a la comunidad ha sido y es asimismo fundamental; todavia més si hablamos de los sikhs que viven fuera de la India. * Nétese que en punjabé la ultima vocal del término Guri es larga. Por su cardc- ter semi-hipostatico mantengo la “G” mayiiscula y la letra redonda. ** Para Panth y para Granth utilizo la maytiscula, al modo como los cristianos se sirven de “Iglesia” y de “Biblia”. 10 PREFACIO Durante la época del tiltimo Guri algunos devotos opta- ron por iniciarse en la fraternidad de la Khalsa y, desde en- tonces, se guian por su cédigo de conducta (rahit). Entre las exigencias que se mencionan en el moderno cédigo de la Khalsa (el Sikh Rahit Maryada), sobresale la obligacién de seguir las “cinco Ks”: el cabello sin cortar (kes), un peine que lo sujeta (kangha), un calz6n corto (kachh), una pulsera de acero (kara) y un puiial (kirpan). Estos cinco simbolos co- mienzan en lengua punjabi por la letra “k”, de ahi que sea co- miin designarlos como las “cinco Ks” (pafij-kakke). Aunque, como decia antes, la mayoria de sikhs no ha to- mado la iniciacién en dicha fraternidad, muchos son los que siguen sus requerimientos basicos. Ello se traduce en mante- ner las insignias de las “cinco Ks” y evitar el tabaco. Estos emblemas diferencian claramente a la mayoria de —varones— sikhs de otros colectivos indios. Bien que el origen de la en- sefianza y de la comunidad sikh fue claramente hindi, los avatares de la historia y las experiencias de la comunidad en sus cinco siglos de existencia han ido generando un claro sen- tido de identidad separado. La mayoria de sikhs es punjabi o de ascendencia punjabi. No obstante, y a pesar de que la comunidad desconoce el pro- selitismo, cualquiera puede convertirse al sikhismo. KK Obviamente, una sinopsis de dos paginas no pretende plas- mar la complejidad del sikhismo. Pero fijense que al abordar esta candente cuestidn de la “‘identidad” ya han sido mencio- nados los nombres propios mds singulares (Guri' Nanak, Gur Gobind Singh, Adi Granth, Sikh Rahit Maryada, Pun- jab), algunos términos clave (sikh, Guri, Panth, Nam, Khalsa, rahit, gurdudrda) o practicas extendidas y reconoci- das (kes, kirpan, meditaci6n en el Nombre, largar). PREFACIO ll Ocurre que cada uno de estos conceptos, nombres y prac- ticas tiene su genealogia, aparece en un contexto determina- do y esta entrelazado en la dindmica histérica del sikhismo. Esto quiere decir que, a mi entender, la identidad no puede definirse en términos de homogeneidad. Flucttia. Como ten- dremos ocasién de comprobar, la identidad “sikh” (como, en realidad, cualquier identidad religiosa, étnica, nacional 0 lin- giiistica) no es una categoria inmutable, sino una que ha ido —y sigue— tomando variadas formas en su vasto abanico de relaciones y transformaciones y en muy diversos contextos. Esta apreciacién cobra todo su sentido en el Sur de Asia, don- de hasta la segunda mitad del siglo x1x las fronteras religio- sas habian sido extremadamente volatiles y porosas. Los in- dios participaban en peregrinaciones, festivales o rituales que se saltaban a la torera las modernas categorizaciones de “hin- du’, “musulman”, “sikh” y similares. De ello que haya considerado apropiado seguir en esta obra un doble hilo narrativo. En la I* Parte abordaré principal —aunque no exclusivamente- la dindmica histérica del sikhis- mo. En la II* entraremos en la estructura religiosa y social de sus formas contempordneas. Los propios sikhs recomiendan un enfoque de este estilo (Mann 2004: 16). También los aca- démicos (McLeod 2004: 31). El discurso histérico me permi- tira intercalar consideraciones mas amplias y, asi, podremos contextualizar los rasgos caracteristicos del sikhismo como religion y realidad social. Aunque dicha historia apenas tiene quinientos afios, es una francamente intensa. Y bien que haya estado muy ligada al Punjab, trasciende con creces el 4mbito local. No obstante, esta juventud y su supuesta localidad —dicho sea de paso— han motivado que el estudio del sikhismo haya sido menosprecia- do en los departamentos universitarios. Y que esta religion sea una de las grandes desconocidas del ptiblico general. 12 PREFACIO Es posible que los connaisseurs hayan abandonado ya los viejos estereotipos que pintaban a los sikhs como gente ro- busta y sencilla (incluso de luces), gente trabajadora anclada en una ética “mundanal” -d la Weber-; una ética que, de buen principio, habria buscado combinar lo mejor del hin- duismo y del islam. Como comprobaremos, la realidad del sikhismo es, evidentemente, mucho mas interesante y cromé- tica. Pero hoy nuevos clichés (menos benignos) asoman en nuestras representaciones del sikhismo. Ahora el sikh tam- bién puede ser el fundamentalista que pone bombas en avio- nes, el fandtico que asesina a una primera ministra 0, simple- mente, un insolidario nacionalista que pide la secesidn del Punjab. Siguiendo este desafinado tropo, los académicos se devanan los sesos para averiguar cémo la tradicién sikh pudo transitar -tal y como critica Joseph O’Connell (1993: 270)— del quietismo a la militancia, de la tolerancia al dogmatismo, de] universalismo al etnicismo o de lo religioso a lo politico. Una transicién que me temo yo no es mas que otro caso de esencializacién académica y apreciaci6n parcial. Les invito a paliar estas lagunas y —en la medida que me sea posible- ir ms alla de los estereotipos y los prejuicios que nublan el en- tendimiento. Adéntrense, si gustan, en los intrincados vericuetos que ha seguido el Sikh-panth y conozcan el universo religioso y social de una de Jas tradiciones mas profundas y enérgicas de nuestros tiempos. I. DINAMICA HISTORICA 1. EL CONTEXTO El sikhismo es una tradicin intimamente ligada al Punjab: la Tierra de los Cinco Rios.* Esta fértil regidn comprende un vasto territorio (mas 0 menos del tamaiio de Espaiia) de Ila- nos interfluviales (dodabs) en el curso medio del rio Indo y sus afluentes (Sutlej, Beas, Ravi, Chenab y Jhelum). Al Norte, los montes Shivalik lindan con Cachemira y los Himalayas. Al Sur, las zonas dridas préximas al desierto de Thar. Al Oes- te, las cadenas montafiosas penetran en Afganistén y Balo- chistan. El limite Este, donde se abren los valles de la cuenca del Ganges, ha sido siempre el més fractal y fluctuante. En la actualidad, esta regién —o pais— esta repartido entre los esta- dos indios de Punjab y Haryana y el estado paquistani de nombre también Punjab [véanse los MAPAS 1 y 2]. Todavia hoy un 76% de los sikhs del mundo vive en los estados indios de Punjab y Haryana. Y del 24% restante, una inmensa mayoria es de origen punjabi. El sikhismo es inse- parable de la tierra, la sociedad y la cultura punjabies. El censo de la India de 2001 registré 19,2 millones de sikhs; lo que representa el 1,87% de la poblacién de la India (Krishan 2005: 239). Se calcula que el numero de sikhs fuera de la India ronda los 2,2 millones. Por tanto, a principios del * La transcripcién correcta seria Pafijab (proviene de la farsi pafij, agua"), pero he preferido omitir los diacriticos en todos los topénimos la usanza vigente. También dejo en castellano el gentilicio y la lengua (panjabi). 15 Mapa 1: El “Gran Punjab” en el Sur de Asia }-".''+#, CHINA ° ’ TIBET EL CONTEXTO 17 siglo xxi, la poblacién mundial que se ha declarado sikh su- peraba los 21 millones [véase CUADRO 4]. EI Punjab en los siglos xv y xvI Desde hace milenios el Punjab ha formado uno de los nticle- os de eso que hemos convenido en llamar civilizacién indica, 0, por utilizar un término menos gastado, continente indico (Paniker 2005: 71). No en vano junto al rio Ravi se encuentra el yacimiento de Harappa, que hace cinco mil afios fue una de las “capitales” de la civilizacién del Indo, contempordnea de las de Mesopotamia, Egipto o la antigua China. Y tan avan- zada como aquéllas. Probablemente fue también en el Punjab donde tuvo lugar la sintesis védica; esto es, la religiosidad de las capas nobles (Gryas) de la India de entre el -1500 y los al- bores de nuestra era. Los textos védicos (Vedas), custodiados y transmitidos oralmente hasta nuestros dias por las castas de liturgistas y sacerdotes —que genéricamente Ilamamos brah- manes (brahmanas)-, se refieren una y otra vez a esta regién como la Tierra de los Nobles. Paulatinamente, el centro de gravedad de la cultura védica y brahmdnica irfa desplazando- se hacia el Este, hacia los Ilanos del Ganges (tierra de la mis- tica de las Upanisads, del origen del budismo y del jainismo, y la tierra que daria a luz a los primeros imperios indios), pero el Punjab se mantendria como uno de los focos cultura- les mds importantes del Norte de la India. Fue en esta zona donde el sdnscrito adquirié su forma clasica. Alli fue donde arribaron los griegos en el siglo -Iv y alumbrarian culturas hi- bridas. Desde los centros de ensefianza del Punjab el budismo se propagaria hacia Afganistan y, por la ruta de la seda, al- canzaria China. Dada su proximidad con Persia y Asia Central, desde

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