Mujeres y Liderazgo

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Dossiers

F e m i n i s t e s

22
Mujeres y liderazgo
Dossiers Feministes 22

Mujeres y liderazgo
Dossiers Feministes és una publicació anual que apareix en forma de monogràfic.
NOTA: Adjuntem al final de cada número les normes de redacció per a l’enviament dels treballs i de les obres originals.

Edició del monogràfic a càrrec de: Maria Medina-Vicent i Sonia Reverter-Bañón. Universitat Jaume I.
Directora: Dora Sales Salvador (Universitat Jaume I).
Secretària: Rosa Monlleó Peris (Universitat Jaume I).
Comité de Redacció: Isabel Asensio Andrés (Artista); Laia Climent i Raga (Universitat Jaume I); Josemi Lorenzo Arribas (Universidad
Complutense de Madrid); Miren Llona González (Euskal Herriko Unibertsitatea); Llum Sanfeliu Gimeno (Universitat de València); Olga Salido
Cortés (Universidad Complutense de Madrid); Íngrid Vendrell Ferran (Freie Universität Berlin).
Consell Assessor: Ana Aguado Higón (Universitat de València); Capitolina Díaz Martínez (Universitat de València); Rosa de Diego
Martínez (Euskal Herriko Unibertsitatea); Mónica Moreno Seco (Universitat de Alacant); Roberta Quance (The Queen’s University of Belfast);
Meri Torras Francés (Universitat Autònoma de Barcelona).
Redacció: Dossiers feministes. Institut Universitari d’Estudis Feministes i de Gènere Purificación Escribano. Universitat Jaume I de Castelló.
Facultat de Ciències Humanes i Socials. Despatx: HC2S29DL. Avgda. Sos Baynat, s/n. 12071 – Castelló de la Plana.
Telèfon: +34 964 729 971. E-mail: if@uji.es. Pàgina web: www.if.uji.es.
Imatge de portada: Fotografia de Wenceslao Rambla Zaragozá.
Dossiers Feministes no s’identifica necessàriament amb els continguts dels articles firmats.
Dossiers Feministes es troba indexada en la base de dades de l'ISOC del CINDOC, en CARHUS Plus+ 2014, en el MIAR i en Latindex.
Disseny i maquetació: Drip studios s.l.
Publicacions de la Universitat Jaume I
Realització: Drip studios S.L.
Impressió: Algrafic S.L.
Dip. legal: CS-55-2011
ISSN: 1139-1219
e-ISSN: 2340-4930
DOI de la revista: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers
DOI del monogràfic: DOI número revista: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22
http://www.e-revistes.uji.es/index.php/dossiers

Aquest monogràfic ha rebut el suport de la Unitat de Suport Educatiu de la Universitat Jaume I.

BIBLIOTECA DE LA UNIVERSITAT JAUME I. Dades catalogràfiques


DOSSIERS feministes. -21-. -Castelló: Institut Universitari d’Estudis
Feministes i de Gènere Purificación Escribano: Publicacions de la Universitat
Jaume I.
Bianual
ISSN 1139-1219
1. Feminisme - Revistes. I. Universitat Jaume I (Castelló). Institut Universitari
d'Estudis Feministes i de Gènere Purificación Escribano, ed. II. Universitat
Jaume I (Castelló). Publicacions de la Universitat Jaume I, ed. 296(05)
ÍNDEX / TABLE OF CONTENTS

Sonia Reverter-Bañón y Maria Medina-Vicent


Intersecciones entre liderazgo y feminismo
Intersections Between Leadership and Feminism ............................................................ 5

Jose María Biedma-Ferrer


La mujer directiva. La presencia de la mujer en los Consejos de Administración
de las Compañías del IBEX 35
Women in Management. The Presence of Women on the Boards of Directors
of IBEX 35 Companies ............................................................................................ 13

Laura Martínez Álvaro


La digitalización del patriarcado: retención del talento femenino
en las empresas tecnológicas
Patriarchy Digitalization: Female Talent Retention in ICT ............................................... 29

Silvia Martínez Cano


Procesos de empoderamiento y liderazgo de las mujeres
a través de la sororidad y la creatividad
Empowerment and Leadership Processes of Women through Sorority and Creativity ........ 49

María Amparo Calabuig Puig


La universidad como espacio de empoderamiento. Los seminarios de oratoria y debate,
una oportunidad para el fomento del liderazgo femenino
The University as a Space of Empowerment. The Seminars of Oratory and Debate,
an Opportunity for the Promotion of Female Leadership ............................................... 73

Eva Margarita García


Hacia los partos empoderados: recuperando nuestros cuerpos secuestrados por la biomedicina
Towards the Empowered Births: Recovering our Bodies Kidnapped by the Biomedicine ........... 87
María Dolores Pérez Bravo y Amparo Moreno Hernández
Dando voz a las mujeres: representaciones sociales y experiencias sobre la lactancia
Giving Voice to Women: Social Representations and Experiences of Breastfeeding ............ 107

Elena Martínez Pérez


Aliances feministes en el treball sexual
Feminist Alliances in Sex Work ............................................................................... 119

Meysis Carmenati González y Andrea Carolina González


Desencanto y desafío de las agendas de igualdad: el caso del aborto en Ecuador
Disenchantment and Challenge of Equality Agendas: The Case of Abortion in Ecuador ...... 139

Daniel Peres Díaz


Feminismo poscolonial y hegemonía occidental: una deconstrucción epistemológica
Poscolonial Feminism and Western Hegemony: An Epistemological Deconstruction .......... 157

CURRICULA
NOTES ON CONTRIBUTORS.................................................................................. 178
INTERSECCIONES ENTRE LIDERAZGO Y FEMINISMO
INTERSECTIONS BETWEEN LEADERSHIP AND FEMINISM

Sonia Reverter-Bañón1
Universitat Jaume I

Maria Medina-Vicent2
Universitat Jaume I

MUJERES Y LIDERAZGO
En el volumen Mujeres y liderazgo que aquí presentamos3, ofrecemos una reflexión
sobre el liderazgo de las mujeres en un sentido amplio, ya que la relación de aportaciones
que conforman este número de Dossiers Feministes es variada en el enfoque, y ello, lejos de
dispersar el concepto de liderazgo nos ayuda a comprenderlo de una forma más completa.
Este monográfico nos permite, así, ver cómo en el liderazgo están interrelacionados aspectos
como el talento, el empoderamiento identitario, la creatividad, o la cultura de comunicación y
de conocimiento entre otros. A su vez, el recorrido sobre nuestra temática se hace transitando
áreas de pensamiento y realidades muy distintas: desde los ámbitos empresarial, económico,
educativo y tecnológico hasta los ámbitos de reflexión sobre el cuerpo.
En este recorrido intentamos reflexionar sobre una de las consignas feministas más
claras y urgentes desde los años setenta: acabar con la ruptura dicotómica de los espacios
público y privado. Son los conceptos de liderazgo, talento y empoderamiento estudiados
en este número los que abren dicha posibilidad. Por ejemplo, el empoderamiento de una
mujer a la hora de ejercer su liderazgo en una empresa puede estar conectado con las
representaciones y experiencias de lactancia cuando acaba de ser madre. Como vemos, lo

1  Sonia Reverter-Bañón y Maria Medina-Vicent se encuentran dentro del Proyecto de Investigación Científca y Desarrollo Tecnológico
FFI2016-76753-C2-2-P, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España. Contacto: reverter@
uji.es / medinam@uji.es
2 Además, Maria Medina-Vicent también trabaja dentro del Proyecto de Investigación Científca y Desarrollo Tecnológico UJI-
A2016-04, fnanciado por el Plan de Promoción de la Investigación de la Universitat Jaume I.
3  Este trabajo se enmarca dentro del Proyecto de Innovación Educativa 326/16 de la Universitat Jaume I.
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Dossiers Feministes, 22, 2017, 5-12 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.1
privado y lo público se entremezclan; no se confunden, pero están claramente imbricados. Y
ello es más claro si cabe en el caso de las mujeres, como se encargó de argumentar Carole
Pateman (1988) cuando nos desveló el contrato sexual como subtexto del contrato social.
El objetivo principal de este monográfico es, por ello, ayudar a ofrecer una visión
que nos acerque a comprender la complejidad de entender el liderazgo desde la dimensión
del género, a la vez que aportar elementos críticos que nos permitan desmontar los mitos
simplistas que de forma inapropiada surgen de una valoración del liderazgo como una
capacidad individual a «entrenar» derivada de los discursos actuales del management
(Fernández-Rodríguez y Medina-Vicent, 2017).
En el análisis del concepto de liderazgo nos encontramos con reflexiones clásicas,
SONIA REVERTER-BAÑÓN Y MARIA MEDINA-VICENT
INTERSECCIONES ENTRE LIDERAZGO Y FEMINISMO

como las de Platón, Sun Tzu, o Maquiavelo, o ya en el siglo XX, Max Weber, quienes
nos han hablado de las funciones del líder (así, en masculino), e incluso de los diferentes
tipos de líder (también claramente masculinizados). Este modelo de liderazgo sin adjetivos,
nos habla, sin embargo, de un líder adjetivado: un líder masculino (y podríamos añadir
blanco, occidental y enriquecido). Este discurso pretendidamente universal de liderazgo
no será cuestionado hasta hace unas décadas. Si bien los tipos de liderazgo ya habían
sido relacionados a veces con la feminidad y la masculinidad respectivamente, lo habían
sido desde la perspectiva de valores femeninos o valores masculinos según una percepción
totalmente acrítica de reunir los aspectos de debilidad, delicadeza, escucha, emotividad,
como femeninos (Rosener, 1990; Helgesen, 1995; Helgesen y Johnson, 2010); y los aspectos
de fortaleza, agresividad, asertividad, racionalidad, como masculinos; aproximación que
reproduce los viejos estereotipos de género (Medina-Vicent, 2015a).
En todo caso el líder, que habrá de emplear estratégicamente esas características
catalogadas como femeninas o masculinas, es siempre un varón. La feminidad o masculinidad
se han ofrecido usualmente como características identitarias de mujeres u hombres (vinculadas,
por tanto, al sexo), que pueden en cierta dosis ser imitadas por los líderes en beneficio de
mejorar estratégicamente sus liderazgos. Hasta hace bien poco las mujeres no han sido
propuestas como líderes, aunque algunas de sus características se han podido ofrecer como
ayuda para gestionar y llevar adelante el rol de líder, sobre todo en contextos de crisis,
cuando el think manager-think male se transforma en think crisis-think female (Ryan y Haslam,
2007). Es decir, cuando las cosas se ponen feas, lo más probable es que las capacidades
asociadas al estereotipo de género femenino sean las que más rápidamente se considere
que puedan cambiar el rumbo de la empresa hacia el éxito, y sacarla de la situación de
crisis. Por esta razón, muchas empresas en crisis optan por situar a una mujer en cargos de
responsabilidad, con la esperanza de que cambie el estilo de liderazgo previo y así puedan
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Dossiers Feministes, 22, 2017, 5-12 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.1
recuperarse. Cabe señalar que dichas cualidades suelen asociarse a un tipo de liderazgo de
corte más transformacional, a diferencia del que se asocia al estereotipo masculino, que sería
transaccional. Tal y como señalan los trabajos de Barberá, «la investigación psicológica ha
tendido a relacionar el estilo transaccional con los estereotipos y roles masculinos, mientras
que las características del estilo transformacional presentan mayor correspondencia con los
roles estereotipados femeninos» (Barberá et al., 2011: 176).
Es típico, por tanto, hablar de forma acrítica en algunos estudios de gestión del
liderazgo de la conveniencia de «feminizar» aspectos para potenciar un liderazgo más
provechoso, o más efectivo (Medina-Vicent, 2015b). Sin duda el objetivo de la inclusión
de las características «femeninas» que el patriarcado dictamina es, normalmente, servir a
los intereses de la productividad de un sistema neoliberal que mercantiliza incluso aspectos
identitarios (Scharff, 2016). Así, lo femenino o lo masculino circulan en muchos discursos de
liderazgo como mercancía que pueda usarse para incrementar la productividad. Al hablar
hoy de nuevos liderazgos no deberíamos caer en esa trampa.

MUJERES Y LIDERAZGO
El concepto de género que la segunda ola del feminismo ofreció para entender
y desenmascarar la desigualdad entre mujeres y hombres proporcionó a todas las áreas
del conocimiento una posibilidad de integrar una reflexión crítica sobre cómo producen
conocimiento y cómo organizan el mismo. Así, la introducción de la perspectiva de género
en la economía y el trabajo permitió valorar hasta qué punto el conocimiento que producen
y que vertebra nuestras vidas está diseñado para producir y mantener la desigualdad entre
individuos, y muy especialmente entre mujeres y hombres. La inclusión de la perspectiva de
género en estos ámbitos en concreto ha permitido transformar no sólo cómo entendemos la
economía y el trabajo, sino cómo afectan a nuestras vidas. Y es que, la economía y el trabajo
no son los mismos si se conciben desde el modelo desarraigado del «homo economicus» o
desde el modelo de «homo socialis», que promueve dar valor de igualdad a las personas y
sus interrelaciones frente a la mercancía.
De la misma manera, la introducción de la perspectiva de género en los espacios
educativos puede servir para hacernos conscientes de la oportunidad que el espacio
educativo, en todos sus niveles, ofrece como espacio privilegiado de cambio: de ensayarlo
en sus estructuras propias y de promoverlo a través del proceso de enseñanza-aprendizaje
con el estudiantado. Estas transformaciones han terminado por afectar cómo entendemos y
proponemos el liderazgo, el talento o el empoderamiento.
Ahora bien, si desde la teoría feminista la introducción de la perspectiva de género
a todos los campos posibles de conocimiento ha permitido visualizar desigualdades e
injusticias, no es menos cierto que la solidificación del concepto de género ha permitido al
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patriarcado seguir instalando su tiranía hacia el colectivo de mujeres. Hablar de liderazgo
y talento según características «femeninas» o «masculinas» es producto de esa solidificación
del género que aquí criticamos. La razón última es que impide la promoción de valores que
desde una renovada visión de lo que entendamos por liderazgo (o talento) pueda transformar
las circunstancias de opresión, desigualdad e injusticia.
Por todo ello, desde la teoría feminista se vienen proponiendo modelos críticos de
liderazgo que puedan superar estas argucias conceptuales del patriarcado en el uso del
concepto de género (Due Billing y Alvesson, 2000; Lipton, 2015; Bierema, 2016). Aunque
en las últimas tres décadas los llamados «Leadership Studies» han integrado de forma clara
la perspectiva de género, sigue siendo usual la falta de una perspectiva crítica que promueva
SONIA REVERTER-BAÑÓN Y MARIA MEDINA-VICENT
INTERSECCIONES ENTRE LIDERAZGO Y FEMINISMO

mayores implicaciones con la igualdad de género en las empresas y organizaciones. Como


bien señalan algunas voces (Learmonth y Morrell, 2016) la transformación exige prácticas
discursivas más críticas que las que gran parte de los estudios de liderazgo proponen. El
riesgo de no hacerlo es acabar reproduciendo el modelo de liderazgo que condenamos, y
que no es otro que el del «homo economicus» al que nos hemos referido. Teniendo en mente
esta alerta abordamos la reflexión que nos congrega en este volumen.
Para comenzar, José María Biedma Ferrer nos alerta de la aún baja presencia de las
mujeres en los consejos de administración de las compañías del Ibex 35. El problema no es
el incumplimiento, una vez más, del porcentaje recomendado (no obligado) en la normativa
española vigente, que es del 40%, sino la pérdida de talento que ello pueda suponer. Si
bien, y como ya hemos comentado, no se trata de buscar la «beneficiosa» diversidad que el
género puede ofrecer a un mundo en el que la competitividad es creciente, sino de acometer
las brechas que la escasa presencia de las mujeres en las estructuras de poder revela. Más
que una cuestión de representación es una cuestión de justicia. Por ello, el autor nos alerta en
su conclusión que habrá que estar atentas a la evolución de la presencia de las mujeres en
puestos de responsabilidad en empresas del Ibex 35.
Así pues, son los sectores de más concentración de poder en los que de forma
visible se percibe esa brecha en los puestos de toma de decisión y liderazgo. El sector
de las tecnologías de la información y la comunicación es un claro ejemplo de dicha
infrarrepresentación de las mujeres, como nos cuenta Laura Martínez Álvaro en su artículo.
La autora, en busca de las causas que lo puedan explicar, no tiene duda en denominar esta
situación como «digitalización del patriarcado», dando así por obvia la razón principal
de la desigualdad de poder en el sector de las TIC. Ello muestra que los estereotipos de
género tienen buena alianza con una cultura organizacional que es claramente opuesta a
la estrategia de retención del talento femenino e igualdad de oportunidades. Como nos dice
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Dossiers Feministes, 22, 2017, 5-12 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.1
la autora «la cultura organizativa promueve una única medida, un único modelo, el de los
hombres, como referencia de éxito en la organización».
De ahí la importancia para los feminismos de comprender los posibles procesos
de empoderamiento y liderazgo. La necesidad de transformación social pasa por cambios
culturales que desplacen los rasgos patriarcales (y coloniales) de las culturas. Silvia Martínez
Cano nos propone estrategias de sororidad y creatividad para superar las alianzas de
«fratriarquía», que establecen los varones. Este «gobierno de los hermanos», como nos
cuenta la autora, controla social y culturalmente nuestras vidas: los comportamientos, las
creencias y pensamientos, los cuerpos, las relaciones. Como resistencia Silvia Martínez Cano
nos ofrece las estrategias que ya en la mitología griega encontramos: autoestima, asertividad,
autonomía personal, insumisión... Todo ello nos ha de guiar hacia un liderazgo más solidario
y creativo que sea capaz finalmente de llevarnos a pensar el concepto de política desde otros
parámetros nuevos para la convivencia e interrelación social.
La responsabilidad de las universidades en este empoderamiento es crucial, ya

MUJERES Y LIDERAZGO
que en sus objetivos está la formación para la libertad. Si bien la universidad se presenta,
de nuevo, como un espacio de concentración de poder y de toma de decisiones de una
sociedad determinada, también se nos presenta, como nos cuenta María Amparo Calabuig
Puig en su artículo, «como esfera privilegiada desde la cual debemos proyectar los valores
del empoderamiento en igualdad de condiciones al resto de la sociedad. Teniendo la misma
una especial responsabilidad como agente socializador, trasmisor de valores y referente del
pensamiento crítico». En este sentido, la autora nos relata la experiencia del «Taller Permanente
de Oratoria y Debate», que realizaron en la Universidad Miguel Hernández de Elche el curso
2015/2016, como muestra de acciones de empoderamiento de las mujeres conducentes a
un liderazgo que supere los roles tradicionales de género y permita la transformación social
para un mundo más justo e igual. La universidad se revela como un lugar de poder, no sólo
para reproducir patrones sexistas y de cultura patriarcal, sino también para subvertir estos
patrones y crear modelos de progreso social, respeto e igualdad.
Desde las estructuras de poder y a través de jerarquías y liderazgos patriarcales se
ejerce un control y sometimiento no solo sobre la consciencia, sino también en el cuerpo y con
el cuerpo. Por ello, y como Foucault (2007) indicó, para la sociedad capitalista la biopolítica
se convierte en una forma de gobierno prioritaria. El gobierno de los procesos biológicos,
o biopolítica, es esencial para forjar la expansión del capitalismo liberal. Ese control es
ejercido de manera desaforada sobre el cuerpo de las mujeres (Repo, 2016). En el presente
volumen nos acercamos también a la biopolítica sobre el cuerpo de las mujeres en diferentes
manifestaciones: gestación, parto, lactancia, aborto y trabajo sexual.
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Dossiers Feministes, 22, 2017, 5-12 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.1
Eva Margarita García nos cuenta en su artículo precisamente cómo la patologización
y medicalización del cuerpo de las mujeres es una forma de «secuestro» por parte de la
biomedicina. Ésta, con protocolos médicos que aseguran a los profesionales médicos como
los únicos sujetos agentes en relación a los cuerpos de las mujeres, los cuáles son visto como
cuerpos pasivos, desapropian a las mujeres de uno de los procesos más significativos y más
personales en sus vidas: el parto. Este secuestro, origen de un verdadero relato de violencia
obstétrica, apunta a un desempoderamiento en el mismo cuerpo de las mujeres. La vida y
el cuerpo de las mujeres se convierten en objetos administrados y gestionados desde una
ideología patriarcal dirigida por poderes, talentos y liderazgos formateados en la hegemonía
androcéntrica, represora e impositiva.
SONIA REVERTER-BAÑÓN Y MARIA MEDINA-VICENT
INTERSECCIONES ENTRE LIDERAZGO Y FEMINISMO

No sólo la gestación y el parto están altamente controlados y medicalizados por la


biomedicina, sino que, como nos relatan Mª Dolores Pérez Bravo y Amparo Moreno Hernández,
la lactancia también está secuestrada por un discurso bio-social que decide e impone a las
mujeres, según el contexto histórico, social y cultural, si hay que amamantar o no a infantes y
hasta cuándo y cómo hacerlo. Esta des-territorialización del cuerpo de las mujeres es sintomática
y extrema en el caso de la violación que además produce un embarazo en las mujeres violadas.
En este caso, y como nos cuenta Meysis Carmenati González a propósito del
aborto en Ecuador, la penalización del aborto supone la negación de cualquier derecho
y reconocimiento a la mujer. Como menciona la autora, en este caso se da «la existencia
de dispositivos políticos sobre los cuerpos de las mujeres, junto a la obligatoriedad de la
maternidad como filtro por donde se reconoce, especialmente, la identidad de las mujeres
y su deber en la reproducción social». La violencia como forma de control y anulación del
sujeto se desarrolla así en un cuádruple escenario de desapropiación y alienación sobre el
propio cuerpo: violación, embarazo, aborto y penalización del aborto. La degradación de
la vida en estas circunstancias apunta a sistemas de gobierno de la vida (jurídicos, médicos,
políticos, culturales…) que conllevan prácticas cotidianas de violencia contra las mujeres.
En este campo de ruina humana, y como las diferentes autoras de los textos
presentados nos explican, resulta interesante entender los procesos que acarrean una labor
de desmantelamiento de esta hegemonía: la sororidad, los lazos entre los sectores sin poder,
el asociacionismo de grupos de mujeres que permitan visibilizar la opresión y desarticularla.
Resulta interesante en este contexto el análisis que Elena Martínez Pérez hace en relación a las
trabajadoras sexuales y cómo estas han podido articular un discurso de empoderamiento en
el espacio público a través de diferentes estrategias y alianzas con otros colectivos sociales.
Las soluciones individuales a la opresión, son, como Zillah Eisenstein (2007) nos dice, un
camino que nos llevará antes a aliarnos con el capitalismo que a derribarlo.
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Dossiers Feministes, 22, 2017, 5-12 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.1
Esta tarea de creación de alianzas y redes supone, no sólo la posibilidad de contestación
a la hegemonía patriarcal que colapsa los sentidos transformadores de liderazgo, sino una
revisión de los propios presupuestos feministas, muchas veces co-optados por un capitalismo
neo-liberal que ha convertido la «perspectiva de género» en una aliada en la gobernación
de la vida. La alerta de feminismos «periféricos», como nos relata Daniel Peres Díaz en su
artículo, nos puede servir como aviso para pensar un feminismo que no sea hegemónico y
etnocéntrico. Lo que algunas autoras llaman la «neo-liberalización del feminismo» (Prügl,
2014) nos puede llevar a un feminismo que se ocupe de entrever los aspectos provechosos
de un sistema económico que necesita integrar a las mujeres, también como líderes, para
poder explotar su producción. En este camino el derribo por parte de mujeres individuales de
los muros patriarcales ha sido muy visible en las últimas décadas; pero cuando la opresión
y dominación de la mayoría sigue latente es porque las estructuras de dominio siguen, no
se han relajado, sólo han abierto pequeños intersticios por los que, muchas veces a base
de «negociar» los mandatos de género, se ha podido penetrar. La contestación de algunas

MUJERES Y LIDERAZGO
mujeres visibiliza que el objetivo de llegar a ciertas metas es posible, pero también deja en
evidencia que las estructuras que oprimen a la mayoría siguen estando ahí.
El escenario de transformación de las sociedades sólo es posible desde el nosotrxs.
Si queremos que la transformación sea ética, es decir, asegurando la igualdad en dignidad
de los seres humanos, es necesario trabajar y luchar desde la conexión que en la opresión
y la precariedad podamos tener nosotros, vosotros, lxs de aquí, lxs de allá, lxs próximxs,
lxs distantes. Como nos dice Judith Butler no tenemos elección: «Vivimos juntos porque no
tenemos elección» (Butler, 2015, 122). Y en ese no tener elección se produce el esperanzador
acontecimiento de poder luchar juntxs en un contexto globalizado que precisa repensar las
dinámicas combativas del feminismo (Reverter-Bañón, 2017a, 2017b).

Bibliografía

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Dossiers Feministes, 22, 2017, 5-12 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.1
LA MUJER DIRECTIVA. LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LOS
CONSEJOS DE ADMINISTRACIÓN DE LAS COMPAÑÍAS DEL IBEX 35
WOMEN IN MANAGEMENT. THE PRESENCE OF WOMEN ON THE BOARDS OF

DIRECTORS OF IBEX 35 COMPANIES

Jose María Biedma Ferrer


Universidad de Cádiz

MUJERES Y LIDERAZGO
RESUMEN
La presencia de las mujeres en los puestos directivos ha mejorado con el paso del tiempo. No
obstante, como demuestra la literatura, la representación de la mujer en puestos de responsabilidad
no es suficiente, a pesar de los efectos beneficiosos que la misma podría tener. En este trabajo se
estudian diversas cuestiones, tales como los beneficios que puede generar la incorporación de la mujer
a las organizaciones, así como las principales barreras existentes para acceder a puestos directivos
o de responsabilidad. También se aborda la evolución de la presencia de la mujer en los consejos
de administración de las empresas del IBEX 35 en el período de 2009-2013, y la tipología de las
consejeras de dichas empresas. Los resultados del presente estudio vienen a confirmar que, si bien la
presencia de la mujer en los consejos de las empresas cotizadas se ha incrementado, aún es insuficiente,
quedando por debajo del porcentaje recomendado en la norma. Con respecto a la tipología de
las consejeras de dichas empresas, y de acuerdo con la recomendación del Código Unificado de
Buen Gobierno Corporativo de las Sociedades Cotizadas, se observa un notable crecimiento de las
consejeras independientes, mientras que las consejeras ejecutivas y las dominicales descienden de
forma considerable.
Palabras clave: mujer directiva, IBEX 35, consejera ejecutiva, desigualdad de género, empresas
españolas.

13
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ABSTRACT
LA MUJER DIRECTIVA. LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LOS CONSEJOS DE ADMINISTRACIÓN DE LAS COMPAÑÍAS... The presence of women in management positions has improved over time. Notwithstanding, as literature
shows, there are still insufficient number of women in responsibility positions, despite the beneficial effects
this fact may have. A variety of issues are studied in this paper, such as the benefits of women incorporation
can involve concerning organizations and the main barriers that prevent women from gaining access to
responsibility positions. This paper also deals with the study of women presence on the Boards of Directors
of IBEX 35 between 2009 and 2013 and the type of director that listed companies has. The results
obtained from this study confirm that although the presence of women on the boards of listed companies
has increased, it is still insufficient, being under the rate recommend in the standard. Concerning the type
of female directors of these companies, and in accordance with the recommendation of the Unified Code
of Good Corporate Governance of Listed Companies, we appreciate a notable growth of independent
directors; meanwhile female executive directors and dominical directors decrease considerably.
Keywords: Female Director, IBEX 35, Executive Directors, Gender Inequality, Dominical Directors,
Spanish Companies.
JOSE MARÍA BIEDMA FERRER

Introducción

Es preciso partir de la idea señalada por Grosser y Moon (2005) acerca de que,
en general, el valor que la sociedad ha concedido al rol masculino es superior al femenino,
provocando una posición socioeconómica que discrimina a las mujeres y lleva a una
situación asimétrica de poder respecto de los hombres. En el mismo sentido, y refriéndose a
la presencia de la mujer en el trabajo asalariado, la Comisión Europea (2009) destaca la
asimetría existente, siendo más importante cuanto más alto es el puesto. En sentido general,
Ponce (2007) incide en la importancia de que la sociedad haga un esfuerzo por continuar el
proceso de transformación del modelo tradicional de división sexual del trabajo.
En la sociedad se han producido cambios decisivos relacionados con la incorporación
de la mujer al trabajo. Entre ellos se pueden destacar la existencia de una corriente positiva
hacia la igualdad entre hombres y mujeres; el acceso de la mujer a la formación media
y superior es mayor; el deseo de la mujer de desarrollar sus capacidades intelectuales y
profesionales en el ámbito laboral, y el aumento del nivel de vida (Gómez y Martí, 2004). La
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha manifestado que
las economías crecen cuando se incrementa el número de mujeres ocupadas (OCDE, 2012).
En este sentido, los estudios realizados en países de la OCDE indican que una disminución
de diferencia entre la participación de mujeres y hombres en dicha fuerza favorece un
crecimiento económico más rápido.
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Si bien el acceso de la mujer al mercado laboral es una realidad, otra cuestión es la
presencia de la mujer en puestos directivos. Por ello, este trabajo se plantea dos objetivos: por
un lado, realizar una revisión de la literatura sobre la mujer en puestos directivos, los efectos
beneficiosos de dicha presencia y las barreras para el acceso a dichos puestos; y, por otro
lado, estudiar la evolución de la presencia de la mujer en los consejos de administración de
las empresas del IBEX 35, durante el período de 2009-2013, y la tipología de las consejeras
de dichas empresas.
La estructura del trabajo se divide en los siguientes apartados: en primer lugar, se
realiza una revisión acerca de la mujer en puestos directivos, incluyendo una breve referencia
al marco normativo español; posteriormente, se estudian las principales barreras de acceso
de la mujer a puestos directivos o de responsabilidad; otro apartado se dedica a la presencia
de la mujer en los consejos de las empresas del IBEX 35. Finalmente, se establecen unas
conclusiones y recomendaciones.

MUJERES Y LIDERAZGO
1. La mujer en puestos directivos. Breve referencia al marco normativo español

Como señala Moragas (2012), la mujer actual tiene una buena preparación técnica,
pero no está presente de forma adecuada en los órganos directivos de las organizaciones. Con
respecto a la preparación técnica, se puede indicar que los datos más recientes publicados
por el Ministerio de Cultura, Educación y Deporte (2016), referidos al curso 2015-2016,
señalan que el porcentaje de alumnas que supera los estudios universitarios es superior al de
alumnos. Concretamente, el 57,31% de las mujeres frente al 42,69% de los hombres. Por
otra parte, en lo referido a la inadecuada presencia de la mujer en los órganos directivos
cabe señalar, siguiendo a Moragas (2012), que ello impide la realización de modificaciones
precisas en el funcionamiento de la empresa, con el fin de promover su permanencia y
retención en la misma, y al mismo tempo rentabilizar la inversión realizada en ellas.
Siguiendo con la importancia de contar con mayor presencia en las organizaciones,
las investigaciones realizadas acerca de las ventajas de la igualdad de oportunidades en el
ámbito laboral han señalado beneficios tales como el incremento de la motivación (Chatman
et al., 1998) y del nivel de autoestima de los empleados y empleadas (Miner-Rubino et al.,
2009). También se ha evidenciado el aumento de la satisfacción laboral (Boada et al., 2005)
y del bienestar general (Burke y Mckee, 1996). Finalmente, se observa una disminución del
absentismo laboral (Tsui et al., 1992) y de los estereotipos sexistas (Konrad, et al., 1992).
Otra cuestión conectada con el tema que nos ocupa se refiere al hecho de que si se
crea un entorno laboral que promueva la diversidad de género, se favorece la incorporación
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a las organizaciones de mujeres altamente cualificadas (Carrasco y Laffarga, 2007). Así, se
LA MUJER DIRECTIVA. LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LOS CONSEJOS DE ADMINISTRACIÓN DE LAS COMPAÑÍAS... ha considerado en un estudio realizado (Ramos, 2005) que la incorporación de la mujer a
puestos de responsabilidad, además de suponer una cuestión de justicia social e igualdad, es
fundamental para las empresas y un valor en alza muy interesante para las organizaciones.
Entre los beneficios de la diversidad de personas, cabe destacar el referido a la mejora de la
calidad de la resolución de problemas, por cuanto en la literatura se ha evidenciado que la
pluralidad de perfiles supone un mayor número y diversidad de soluciones posibles (Barberá
et al., 2002; Carrasco y Laffarga, 2007).
Así pues, en la literatura se han estudiado los motivos por los que es positivo el
reclutamiento de las mujeres para puestos directivos. Kochan y otros autores (2003) han
establecido una serie de motivos que se indican a continuación:
La escasez de talentos fuerza la búsqueda y utilización de las habilidades de todos
los empleados, con independencia del género. En este sentido, Jimeno y Redondo (2005)
defienden la importancia de que, ante el escenario de creciente competitividad de los
JOSE MARÍA BIEDMA FERRER

mercados, las empresas creen las condiciones para favorecer el desarrollo de las diversas
potencialidades ofrecidas por los miembros de la organización (hombres y mujeres). Por ello,
entienden que entrar en la batalla de los sexos carece de sentido porque el talento puede
estar en cualquier lugar.
Con respecto a las situaciones de crisis económicas, diversos estudios señalan
que habitualmente tras las crisis se produce una intensificación del trabajo de las mujeres,
especialmente el que no está remunerado (Gálvez y Rodríguez, 2011). Un informe reciente de
la Organización Internacional del Trabajo (2015) ha señalado que en el ámbito empresarial
se observan prácticas y experiencias que persiguen la atracción y conservación del talento
de la mujer, así como el ascenso de la misma a niveles superiores, dentro del escalafón. No
obstante, dicho informe considera necesario seguir con acciones de promoción.
La existencia de equipos de trabajo heterogéneos también suele mejorar los resultados
de las organizaciones. La sinergia creada entre la perspectiva masculina y la femenina es de
gran valor para la elaboración de estrategias empresariales innovadoras y efectivas. En este
sentido, Escapa y Martínez (2010) señalan la importancia de compartir en las organizaciones
sinergias entre colaboradores y colaboradoras, para lograr objetivos comunes. Al respecto,
el estudio realizado por Castaño (2009) señala que es necesario fomentar la participación
de las mujeres en los Consejos de Administración por medio de la estructura empresarial
española, con el fin de lograr, por un lado, una mayor igualdad de oportunidades y, por
otro lado, un incremento de la diversidad en dichos consejos que contribuyan a la mejora del
gobierno corporativo.
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Otro motivo señalado por Kochan (2003) es valorizar la capacidad de las mujeres
para el conocimiento de las necesidades de potenciales clientes femeninos, porque ello puede
facilitar la comprensión y comunicación con ellos.
Pese a los argumentos señalados a favor de una mayor diversidad de género, y si bien
es cierto que la ocupación de puestos directivos por las mujeres en las organizaciones se ha
incrementado en los últimos años, la presencia femenina en órganos de dirección de empresa aún
no es suficientemente representativa. Ello también se ha puesto de manifiesto en el caso de la gran
empresa (Charlo y Núñez, 2012). Los resultados del reciente estudio del Grant Thornton International
Business Report (2015) referidos a España vienen a corroborar lo anteriormente comentado, porque
el porcentaje de cargos directivos ocupados por mujeres en España ha mejorado, pero aún es
insuficiente. Concretamente, este informe señala dos cuestiones de interés para este trabajo: por
un lado, indica que sólo el 26% de los cargos directivos están ocupados por mujeres; y, por otro
lado, que el 31% de las empresas españolas no tienen ninguna mujer directiva. Al respecto, se ha
señalado en la literatura que aborda dicha temática que es un proceso lento (Castaño et al., 2010;

MUJERES Y LIDERAZGO
Escribano, 2015) que lleva a mantener una posición pesimista (Castaño et al., 2010).
A nivel mundial, los estudios también confirman la escasa representación femenina
como un fenómeno global (Bilimoria, 2000; Tejersen et al., 2009, y Tejersen y Singh, 2008).
Así, por ejemplo, en el sector inmobiliario sueco, una investigación reciente corrobora esta
infrarrepresentación femenina (Pauli, 2013).
En lo que respecta al marco normativo español, cabe señalar que se han producido
modificaciones legislativas encaminadas a lograr la igualdad de género tanto en las
estructuras organizativas como en los procedimientos operativos de las empresas. En este
sentido, cabe citar la Ley 39/1999 de 5 de noviembre, para Promover la Conciliación de la
Vida Laboral y Familiar de las Personas Trabajadoras, y la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de
marzo para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres (LOIMH).
Es interesante el llamado principio de presencia o composición equilibrada al que
hace referencia la exposición de motivos de la citada Ley Orgánica 3/2007. Con este
principio se trata de asegurar una representación suficientemente significativa de ambos
sexos en órganos y cargos de responsabilidad. De acuerdo con la Disposición adicional
primera de dicha Ley, se entiende por composición equilibrada «la presencia de mujeres y
hombres de forma que, en el conjunto a que se refiera, las personas de cada sexo no superen
el sesenta por ciento ni sean menos del cuarenta por ciento».
Finalmente, cabe citar el Código Unificado de Buen Comportamiento de las
Sociedades Cotizadas aprobado en 2006, donde se reclama la presencia femenina en los
consejos. Sin embargo, no establece mínimos al respecto.
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2. Principales barreras al acceso de la mujer a puestos directivos o de
LA MUJER DIRECTIVA. LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LOS CONSEJOS DE ADMINISTRACIÓN DE LAS COMPAÑÍAS... responsabilidad

La escasa presencia femenina en puestos de liderazgo ha atraído la atención


de los/as investigadores/as psicosociales, cuyo objetivo fundamental ha sido tratar de
identificar los factores que podrían explicar las barreras que dificultan el progreso
profesional de las mujeres, en general, y el acceso a los puestos de liderazgo, en particular.
En la literatura se han establecido diversas barreras u obstáculos al acceso de la mujer a
puestos directivos. En este apartado, de forma aproximativa, se resaltan algunas barreras u
obstáculos significativos, de acuerdo con los estudios realizados.
Con respecto al reclutamiento y selección, en el estudio realizado por Molero (2009),
se puso de manifiesto que el sexo del evaluador es importante para la valoración de los
directivos y directivas. Ello supone que los hombres y las mujeres valoren mejor a los directivos
de su mismo sexo. Dado que el número de varones directivos es mayor que el número de
JOSE MARÍA BIEDMA FERRER

mujeres directivas, este aspecto constituye una barrera. En la misma línea se ha manifestado
que en el proceso de selección, la igualdad de cualificación, la empresa se inclina por
seleccionar a varones, partiendo de la idea de que hombre tiene más necesidad de trabajar
que la mujer (Fitzgerald y Weitzman, 1992).
La investigación realizada por Poelmans y otros investigadores (2003) señala que en
los procesos de selección la mujer se encuentra discriminada, aunque es preciso ser cauto en
las generalizaciones y matizar que esta discriminación depende del tipo de trabajo. Así, por
ejemplo, los autores señalan que en el supuesto de que las candidatas sean mujeres jóvenes
se produce discriminación a favor del hombre. No obstante, dichos autores matizan que si son
trabajos que requieren niveles de formación medio altos y la asunción de responsabilidades
es fundamental que la mujer se encuentre soltera. En el caso de que las mujeres jóvenes se
encuentren casadas, resultan discriminadas independientemente del tipo de trabajo.
Posteriormente, se ha firmado que, si bien no se observa que las mujeres son
discriminadas en el acceso a las entrevistas, los resultados ponen de manifiesto que existen
conductas que se relacionan con el llamado fenómeno de segregación ocupacional de
género. Ello evidencia que, entre los empleadores, existen visiones estereotipadas sobre la
mayor idoneidad para la realización de determinadas tareas (Escot et al., 2008).
En lo referido a los estereotipos de género que producen discriminación, se ha
investigado la existencia de creencias que perjudican el acceso de la mujer a puestos
directivos. Así, por ejemplo, se ha puesto de manifiesto que existe la creencia de que los
rasgos que caracterizan a un buen directivo se corresponden con los propios del hombre
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(Ramos et al., 2002). En la misma línea, se percibe al hombre como empresario exitoso
(Hopkins y O´Neil, 2007), no considerando a la mujer adecuada para la asunción de tareas
de responsabilidad o liderazgo (Collins, 2005).
También resulta de interés el efecto de las responsabilidades familiares en la mujer
para el acceso a puestos de responsabilidad. En este sentido, Albert y otros (2008) plantean
la importancia del hecho de la autolimitación profesional de la mujer, con el fin de tratar
de lograr la conciliación entre la vida laboral y la familiar. No obstante, todo ello se debe
relacionar con la ausencia, en muchas ocasiones, de políticas laborales consolidadas que
posibiliten la conciliación del trabajo con la vida familiar (Agut y Martín, 2007).
Otra cuestión es la relacionada con las redes informales y la exclusión de la mujer.
Al respecto, cabe señalar que existen diversos estudios que respaldan esta idea (Giosa y
Rodríguez, 2010; Albert et al., 2008; Hopkins y O’Neil, 2007).
También ha sido objeto de atención en la literatura la falta de mentoring entre las
mujeres profesionales (Bilimoria et al., 2007). Acerca de esta carencia, Medina-Vicent

MUJERES Y LIDERAZGO
(2015) señala la importancia de promover el mentoring entre las mujeres profesionales como
herramienta educativa, con el fin de conseguir la igualdad de género en la alta dirección.
En resumen, la revisión de la literatura realizada permite plantear hasta qué punto
es representativa la presencia de la mujer en los consejos de las empresas del IBEX 35 en un
determinado período de tiempo. A esta cuestión se dedica el siguiente apartado.

3. La presencia de la mujer en los consejos de las empresas del IBEX 35

El IBEX 35 se considera como el índice oficial de la bolsa española. Se compone


de 35 empresas, constituyendo un indicador que mide las subidas o bajadas del precio de
las acciones. Las empresas que componen este índice se caracterizan porque son las más
negociadas. Es decir, aquellas que son más líquidas. Ello significa, entre otras cosas, que no
siempre tienen por qué estar las mismas empresas, pero aquellas que forman parte de dicho
índice tienen importancia.
En este apartado se estudia la evolución de la presencia de la mujer en los consejos
de empresas del IBEX 35 durante el período de 2009-2013. La justificación de la elección
de los datos radica en comprobar la evolución de la presencia de la mujer en un período
relativamente largo, así como estudiar si el período de crisis ha afectado al número de
mujeres consejeras. En la tabla 1 se puede observar, por un lado, el número de empresas
cotizadas que contaban con la presencia de alguna mujer en el consejo de administración y,
por otro lado, el número total de consejeras del IBEX 35.
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Tabla 1. Presencia de la mujer en los consejos de las empresas del IBEX 35
LA MUJER DIRECTIVA. LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LOS CONSEJOS DE ADMINISTRACIÓN DE LAS COMPAÑÍAS...

Presencia de
mujeres en los Sociedades % Consejeras %
consejos

2004 11 31,4 18 3,4


2005 12 34,3 17 3,3
2006 19 54,3 26 5,1
2007 21 60 30 6
2008 26 74,3 44 8,7
2009 27 79,4 50 10,2
2010 29 82,9 53 10,6
JOSE MARÍA BIEDMA FERRER

2011 32 91,4 61 12,1


2012 31 88,6 66 13,5
2013 32 91,4 75 15,6

Fuente: Elaboración propia a partir de los Informes anuales de Gobierno Corporativo de las compañías del IBEX 35(Años 2004-2013).

Del análisis de los datos contenidos en la tabla1, se pueden extraer algunas


conclusiones de interés para nuestro trabajo:
• Desde 2004 a 2013, salvo en el ejercicio de 2012, se observa un crecimiento
del número de empresas que cuentan con alguna mujer en el consejo de
administración. Dado que en el año 2013 el 91,4% de las empresas cotizadas
contaba con alguna mujer, es evidente que desde el año 2004 el dato se ha casi
triplicado, siendo en este sentido positivo el avance que se ha llevado a cabo.
• En lo que respecta al número de mujeres consejeras desde que se inició la crisis
económica, se observa un incremento porcentual significativo cercano al 75%.
De ello puede deducirse que la crisis, en términos porcentuales, no ha afectado
negativamente a la presencia de mujeres en los consejos de administración de
las empresas del IBEX 35. El Informe ADD TALENTIA (2015) recuerda que las
mujeres están contribuyendo a salir de la crisis.
• También resulta significativo el incremento del número de mujeres en el período
comprendido. Se ha pasado de tener a 18 mujeres en 2004 como consejeras
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de las empresas cotizadas a un total de 75 mujeres en 2013. Ello supone un
incremento del 12,2%. A pesar de este incremento, el porcentaje de mujeres
consejeras en 2013 se sitúa en el 15,6%. Pese a todo, el porcentaje está aún
lejos del 40% recomendado.

Todo lo anteriormente señalado sigue constatando la escasa presencia de la mujer


en puestos de responsabilidad. Ello conecta con lo señalado por Castaño (2010) cuando
afirma que la incorporación de las mujeres a los puestos directivos en las empresas
españolas supone un proceso lento que no permite ser demasiado optimistas al respecto.
La recomendación 13 del Código Unificado de Buen Gobierno de las Sociedades
Cotizadas (2013), además de recordar la necesidad de alcanzar una adecuada
diversidad de género en los Consejos de Administración, llama la atención sobre el
hecho de que desaprovechar el talento empresarial de las mujeres, que suponen más
del 50% de la población, no puede ser económicamente racional en el conjunto de

MUJERES Y LIDERAZGO
las grandes empresas españolas. El citado código invita a que se realice un esfuerzo
adicional para que aumente la presencia de la mujer en los puestos de alta dirección
y a los Consejos de Administración. Por ello, y como complemento a los requisitos de
transparencia señalados en la Orden ECC/461/2013, el Código insta a las sociedades
que tienen una escasa presencia femenina en sus Consejos a que se esfuercen de forma
deliberada para buscar posibles candidatas, con el fin de cubrir las vacantes que surjan
en el Consejo, poniendo especial atención en los puestos de consejeros independientes.
Conviene recordar que el Código Unificado (2006) establece cuatro tipos
de consejeros: ejecutivos, dominicales, independientes y otros. En este sentido, tal y
como resume Fernández et al. (2009), el primer tipo se refiere a los consejeros con un
desempeño en la alta dirección, ya sea en su propia empresa o en la de otro grupo
empresarial; el segundo tipo hace referencia a accionistas importantes; el tercer tipo
engloba consejeros que no tienen ningún tipo de relación personal o profesional con
la sociedad, con directivos o con accionistas significativos, cuya misión es la defensa
teórica de los intereses del accionariado minoritario; finalmente, se encuentran los
denominados «otros consejeros», que son aquellos que no se encuadran en ninguno de
los tipos señalados anteriormente.
Para comprobar en qué grado se ha cumplido la recomendación anteriormente
señalada, la tabla 2 establece la tipología de las consejeras en el período estudiado.

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Tabla 2. Tipología de consejeras
LA MUJER DIRECTIVA. LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LOS CONSEJOS DE ADMINISTRACIÓN DE LAS COMPAÑÍAS...

Tipología de consejeras

Presencia de mujeres
Ejecutiva Dominical Independiente Otras
en los consejos

2004 22,2% 50,0% 27,8% 0,0%


2005 11,8% 47,1% 41,2% 0,0%
2006 15,4% 42,3% 42,3% 0,0%
2007 6,7% 36,6% 56,7% 0,0%
2008 4,5% 29,6% 63,6% 2,3%
2009 4,0% 32,0% 64,0% 0,0%
JOSE MARÍA BIEDMA FERRER

2010 3,8% 26,4% 67,9% 1,9%


2011 3,3% 27,9% 65,6% 3,2%
2012 4,5% 25,8% 66,7% 3,0%
2013 4,0% 22,7% 72,0% 1,3%

Fuente: elaboración propia a partir de los Informes anuales de Gobierno Corporativo de las compañías del IBEX 35(Años 2004-2013).

Los datos estudiados apuntan un notable crecimiento de las consejeras independientes,


mientras que las consejeras ejecutivas y las dominicales han tenido un descenso notable. En
el caso de las consejeras independientes, durante el período estudiado, el incremento ha
supuesto más del 150%.
En este caso, se han seguido las recomendaciones del Código Unificado de Buen
Gobierno Corporativo de las Sociedades Cotizadas [CUGC] (2006), sancionado por la
Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Dicho Código recomienda que el
número de consejeros independientes sea el mínimo posible, con el fin de que los consejeros
externos dominicales e independientes supongan una amplia mayoría del Consejo. No
obstante, como recuerda Mateu de Ros (2007), el mínimo al que se hacía referencia con
anterioridad se suaviza al tener en cuenta el grado de complejidad del grupo societario, así
como el porcentaje de participación que tengan los consejeros ejecutivos en el capital social.

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Conclusiones y recomendaciones

La realización del presente trabajo permite extraer las siguientes conclusiones.


El acceso de la mujer al mercado laboral es una realidad incontestable. No obstante,
en lo que respecta a la presencia de la mujer en puestos directivos, sigue siendo escasa e
insuficiente, pese a haber mejorado.
Para las organizaciones, la existencia de beneficios debido a la presencia de la mujer
en puestos de responsabilidad ha sido puesta de manifiesto en diversos estudios (Kochan et
al., 2003; Jimeno y Redondo, 2005). Sin embargo, existen todavía diversas barreras que
dificultan de forma notable el acceso de las mujeres a puestos directivos (Albert et al., 2008;
Molero, 2009; FitzGerald y Weitzman, 1992; Escot et al., 2008).
En el caso de la presencia de la mujer en los consejos de las empresas del IBEX 35,
durante el período estudiado (2004-2013), la presencia de las consejeras ha aumentado,
pero no de modo suficiente. Sin negar la importancia de estos avances, el porcentaje de

MUJERES Y LIDERAZGO
presencia de la mujer en puestos de responsabilidad está aún lejos del 40% recomendado en
la normativa española vigente.
Con respecto al número de consejeras independientes de las empresas cotizadas en
el IBEX 35, se ha reducido de forma considerable durante el período estudiado, de acuerdo
con las indicaciones del Código Unificado de Buen Gobierno Corporativo de las Sociedades
Cotizadas (2006).
En este sentido, son múltiples las recomendaciones que se pueden realizar, con
el fin de incrementar la presencia de la mujer en puestos de responsabilidad. Una de las
más importantes pasaría por concienciar a las organizaciones de los beneficios que puede
generar la mujer directiva. La existencia de estudios al respecto (Castaño, 2009; Ramos,
2005; Kochan et al. (2003) avalan esta idea.
También es necesario realizar avances en la legislación que favorezcan la mayor
presencia femenina en puestos de responsabilidad. El problema es que, con la legislación
vigente, España sólo recomienda, pero no obliga. La elaboración de normas que constriñan a
las organizaciones a contar con un porcentaje adecuado de mujeres directivas podría ayudar
a paliar la situación existente.
Para futuros trabajos de investigación, se propone continuar estudiando la evolución
de la presencia de la mujer en puestos de responsabilidad en empresas que del IBEX 35, con
el fin de poder observar las posibles mejoras en este tema.

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LA MUJER DIRECTIVA. LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LOS CONSEJOS DE ADMINISTRACIÓN DE LAS COMPAÑÍAS...

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Recibido el 26 de febrero de 2017


Aceptado el 9 de mayo de 2017
BIBLID [1139-1219 (2017) 22: 13-27]

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Dossiers Feministes, 22, 2017, 13-27 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.2
LA DIGITALIZACIÓN DEL PATRIARCADO: RETENCIÓN DEL TALENTO FEMENINO
EN LAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS
PATRIARCHY DIGITALIZATION: FEMALE TALENT RETENTION IN ICT

Laura Martínez Álvaro


Universidad Complutense de Madrid

RESUMEN
En una sociedad cada vez más tecnológica, las mujeres continúan infrarrepresentadas en el sector TIC
y, muy especialmente, en los puestos de toma de decisión. La investigación se centra en identificar las
barreras subyacentes a la presencia femenina en los entornos tecnológicos corporativos a través del

MUJERES Y LIDERAZGO
análisis del marco teórico existente y, especialmente, desde el punto de vista de las autoras de referencia:
Rosabeth M. Kanter, desde la teoría de comportamiento organizacional, y Judy Wajcman, desde la
teoría feminista. El estudio se complementa con un trabajo de campo, todavía en curso, donde se
contextualizan los resultados con la realidad del sector TIC en España a través de un análisis cuantitativo
y cualitativo centrado en entrevistas en profundidad a una muestra representativa de directivos/as del
sector. Como conclusiones preliminares, se observa una digitalización del patriarcado y la necesidad
de abordar las intervenciones de forma estructural.
Palabras clave: tecnología, género, STEM, empleo, digital, retención.

ABSTRACT
In an increasingly technological society, women remain underrepresented in the ICT sector and,
especially, in decision-making positions. The research focuses on identifying the underlying barriers to
female presence in technological corporations through the analysis of the existing theoretical framework
and, especially, from the point of view of the reference authors: Rosabeth M. Kanter, from the theory of
organizational behavior perspective, and Judy Wajcman, from the feminist theory perspective. The study
is complemented by a field work, still ongoing, where the results are contextualized with the reality of
the Spanish ICT sector through a quantitative and qualitative analysis focused on in-depth interviews with
a representative sample of ICT managers. As preliminary conclusions, we observe the digitization of
patriarchy and the need to address interventions in a structural way.
Keywords: ICT, Gender, STEM, Employment, Digital, Retention.

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Dossiers Feministes, 22, 2017, 29-48 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.3
1. Introducción

Los avances tecnológicos de los últimos tiempos han supuesto una cuarta revolución
LA DIGITALIZACIÓN DEL PATRIARCADO: RETENCIÓN DEL TALENTO FEMENINO EN LAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS

industrial marcada por la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas que


está cambiando el mundo a gran escala y a toda velocidad. El Internet del Todo (Internet of
Everything) permite que personas, procesos, objetos y datos estén conectados las 24 horas
los 365 días del año. Dicha transformación digital aumentará de forma significativa y tendrá
una importancia mayúscula en la forma de entender el mundo que nos rodea y los avances
de la humanidad. La tecnología es y será, en mayor medida, un importante motor de empleo.
En este contexto, la participación de las mujeres es decisiva a la hora de visibilizar y
priorizar los problemas existentes y sus posibles soluciones en esta sociedad del conocimiento.
Existe evidencia empírica que demuestra cómo la marginación de las mujeres de la
comunidad tecnológica ha influido en el diseño, el contenido técnico y el uso de artefactos
como el microondas (Cockburn y Ormrod, 1993), el teléfono (Martin, 1991), la robótica
LAURA MARTÍNEZ ÁLVARO

y el software (Suchman, 2008). Si bien la investigación destaca los fines sociales, cabe
mencionar que, desde un punto de vista empresarial, existen diversos estudios que muestran
cómo una organización más paritaria tiene unos mejores resultados de negocio (Catalyst,
2004; McKinsey, 2011), así como una mayor capacidad de innovación y creatividad (Tyson,
2003). No obstante, las mujeres aparecen infrarrepresentadas en el sector TIC, tanto a nivel
horizontal como vertical, de forma crónica.

1.1 Contexto laboral, género y Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC)

Las mujeres tienen una representación inferior a los hombres en el tejido de empresas
tecnológicas españolas y un papel muy reducido en los puestos de toma de decisión. En
2014, un análisis de la distribución por sexo del número de afiliados y afiliadas al sistema
de la Seguridad Social1 en el sector de servicios informáticos avanzados2 constata que éste
es un sector eminentemente masculino. A partir de los datos de 2014 de la Tesorería General
de la Seguridad Social (TGSS), la Figura 1 muestra gráficamente cómo los hombres alcanzan
el 68,33% de la afiliación frente al 31,67% de las mujeres en este sector. En cambio, la
afiliación total para hombres y mujeres en España está más equiparada (53,38% y 46,62%

1  Estudio Prospectivo del Sector de Servicios Avanzados a las Empresas en las Tecnologías de la Información y Comunicación,
Servicio Público de Empleo Estatal, 2015.
2  Servicios informáticos avanzados son aquellos servicios incluidos en los epígrafes de actividades económicas de la CNAE 2009
que se describen a continuación: 62. Programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática y 63. Servicios
de información.
30
Dossiers Feministes, 22, 2017, 29-48 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.3
respectivamente) concluyendo que la representación de las mujeres en servicios informáticos
avanzados es quince puntos porcentuales más baja que en el total de afiliados y afiliadas en
España. Respecto a la contratación y el desempleo, el mismo estudio recoge una cuota de
participación femenina sobre el total de contratos contabilizados de 38,48% y un 51,45%
sobre el desempleo de larga duración en el sector TIC.

MUJERES Y LIDERAZGO
Figura 1. Afiliación, contratación y paro por sexo, TGSS 2014.

Dentro de la Unión Europea3, los datos no son diferentes ya que las mujeres aparecen
infrarrepresentadas entre los especialistas TIC en todos los Estados miembros (Figura 2) donde
los hombres representan un 80% de los especialistas. Cabe destacar el contraste entre la
proporción de hombres y mujeres en empleos TIC con los hombres y mujeres en el empleo
total, donde aparecen más igualados/as (53,9 % de hombres y 46,1 % de mujeres).

Figura 2. Especialistas TIC por género, Eurostat 2014.

3  Datos de Eurostat, 2014.


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Dossiers Feministes, 22, 2017, 29-48 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.3
Además, solo un 19,2% de los puestos de responsabilidad son ocupados por mujeres4
y se trata de puestos de carácter funcional (Finanzas, Marketing, Recursos Humanos, etc.)
y no de aquellos puestos asociados a la estrategia de negocio o comercial, puestos desde
LA DIGITALIZACIÓN DEL PATRIARCADO: RETENCIÓN DEL TALENTO FEMENINO EN LAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS

donde se accede, de forma natural, a puestos de alta dirección. En Estados Unidos solo
un 26% de los profesionales TIC son mujeres, la misma proporción que en 1960; el dato
empeora para las ingenieras que representaban solo el 12% en 20135.
En España, la evolución de la representación femenina entre los profesionales TIC no
ha mejorado de forma significativa en los últimos años. Según datos del Instituto Nacional
de Estadística6, se puede observar una representación relativamente estable en torno al 30%
según se representa en la Figura 3:
LAURA MARTÍNEZ ÁLVARO

Figura 3. Evolución por género y rama de actividad TIC, 2008-2016, INE 2016.

Los resultados de una encuesta7 realizada en España a los profesionales TIC sobre
las barreras que perciben para la escasa presencia femenina en su sector, señalan el techo
de cristal como principal barrera, así como los salarios poco atractivos al inicio (91,89% y
89,81% respectivamente). Un 86% opina que existe una imagen masculina de la profesión
y el peso de los estereotipos de género durante la educación secundaria también juega un
papel importante (76%), así como el hecho de que haya poca información de casos de éxito
de mujeres (88%).

4  Women active in the ICT sector, Comisión Europea, Directorate-General for Communications Networks, Content and Technology,
2013.
5  Solving the Equation: The Variables for Women’s Success in Engineering and Computing, 2015.
6  Encuesta de Población Activa para población ocupada en Programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la
informática (de acuerdo con la Clasificación Nacional de Actividades Económicas 62. Programación, consultoría y otras actividades
relacionadas con la informática y 63.Servicios de información), valor absoluto, por sexo. INE 2016.
7  Encuesta «Opinión de profesionales de TIC sobre la escasa presencia femenina en el empleo tecnológico» realizada a partir de
1370 respuestas válidas a través de cuestionario on-line (58,1% hombres y 41,9% mujeres) de personas que trabajan o desarrollan
su actividad en España (98,5%). Asociación de Técnicos de Informática (ATI) (European Centre for Women and Technology), 2013.
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Dossiers Feministes, 22, 2017, 29-48 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.3
A continuación, la Figura 4 refleja el total de los factores y opiniones recogidas entre
los y las participantes:

MUJERES Y LIDERAZGO
Figura 4. Factores que influyen en la baja presencia femenina en TIC, ATI 2013.

Por el contrario, una encuesta8 realizada a 246 empresas del sector TIC en España
señala, como causa principal, la escasez de profesionales en las ocupaciones señaladas: la
falta de especialización para realizar los cometidos requeridos por las empresas (28,44%),
la carencia de experiencia (25,93%), así como la insuficiente formación (19,11%) para
desempeñar las funciones del puesto.

1.2 Teorías feministas sobre la relación de las mujeres con la tecnología

Inicialmente las teorías feministas mostraron un profundo escepticismo ante la


masculinidad inherente a la tecnología y cómo ésta se había acentuado con conceptos
dicotómicos y antagónicos de tipo la razón/la emoción o lo artificial/lo natural para
caracterizarla (Harding, 1986). Una extensión de la idea de asociar las máquinas a lo

8  El cuestionario fue contestado por 246 empresas que se pueden agrupar de acuerdo con la Clasificación Nacional de Actividades
Económicas (CNAE-2009) en su mayoría del grupo 62. Programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informáti-
ca y 63. Servicios de información (65,85% y 6,91% respectivamente).
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Dossiers Feministes, 22, 2017, 29-48 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.3
masculino desde la prehistoria, cuando los seres humanos empiezan a elaborar sus propias
herramientas (Castaño, 2005). Cabe destacar la existencia de múltiples investigaciones que
han demostrado que la exclusión de las mujeres de la tecnología ha sido una consecuencia de
LA DIGITALIZACIÓN DEL PATRIARCADO: RETENCIÓN DEL TALENTO FEMENINO EN LAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS

la especialización de los oficios por hombres durante la revolución industrial (Bradley, 1989;
Cockburn, 1983; Milkman, 1987). Esta tendencia fue remplazada a principios de los noventa
del siglo XX por un optimismo inesperado acerca del potencial liberador de la «tecnociencia»
para las mujeres y su poder para transformar las relaciones de género (Castells, 1996; Kemp
y Squires, 1998; Green and Adam, 2001). Las ciberfeministas describen la era digital como
un espacio donde las diferencias sexuales se diluyen, donde las mentes se liberan de sus
cuerpos, donde su identidad no está sujeta ni determinada por su físico (Millar, 1998; Plant,
1998). Surge la metáfora del cyborg - ser que no es ni humano ni máquina, ni hombre ni
mujer - como la posibilidad de transformar las relaciones entre las mujeres y las tecnologías
(Haraway, 1997) o el ciberfeminismo de Sadie Plant en su obra «Ceros y Unos» como
reacción al sistema patriarcal en las relaciones tecnológicas. La socióloga feminista Judy
LAURA MARTÍNEZ ÁLVARO

Wajcman manifestó la ingenuidad inicial del movimiento feminista en relación a la tecnología


y las posibilidades que ofrecía un mundo sin identidades asignadas, neutro y por construir
(Wajcman, 2004). En esta misma línea, Wendy Faulkner afirma que «la tecnología ha sido
socialmente construida, o coproducida, junto con el género» (Faulkner, 2001: 79).

1.3 Incorporación de las mujeres al mundo corporativo

La incorporación de las mujeres al mundo corporativo está ligada a la máquina de


escribir, inventada a finales del siglo XIX. En 1880, las mujeres representaban un 4% del trabajo
administrativo, es decir, de las tareas asociadas con mecanografía, registro, contabilidad,
etc. Diez años más tarde, en 1890, su participación ascendía a un 21% de dichas tareas
administrativas. En 1920, las mujeres ocupaban el 91.8% de los puestos de mecanografía y un
48.8% de los puestos de contabilidad, registro y caja9. De esta forma, las tareas administrativas
-que habían sido ejercidas mayoritariamente por hombres- se feminizaron. Si bien las escuelas
de mecanografía estaban abiertas a mujeres y hombres, las clases incluían aspectos de imagen
personal, manicura, vestimenta y conducta esperada (Kanter, 1977). Las corporaciones
modernas iban evolucionando con la incorporación de nuevas funciones y nuevos roles; junto
con la figura del manager (gerente), surgen los roles de secretaria y esposa de manager
retratados por Kanter en su obra Men and Women of the Corporation de 1977.

9  Los cálculos están basado en los datos de Hill, Joseph «Women in Gainful Occupations 1870–1920» y Margery Davis «Woman’s
Place Is at the Typewriter: The Feminization of the Clerical Labor Force», Radical America, 8 (July-August 1974) (Kanter, 1977).
34
Dossiers Feministes, 22, 2017, 29-48 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.3
Durante la mayor parte del siglo XX, impera en las corporaciones una «ética
masculina» dominada por el espíritu de racionalidad y contrapuesto con la emoción asociada
a lo femenino. Esta asunción implicará en los años venideros, y hasta nuestros días, una
creciente presencia de las mujeres en puestos relacionados con las personas y la comunicación
(Lynch, 1973). Precisamente, esta asociación de mujer-emoción ha apartado a las mujeres de
los puestos de toma de decisión hacia puestos más funcionales y administrativos que se han
visto feminizados, mientras que la gestión de manager se ha masculinizado.

2. Líneas de investigación

El punto de partida y justificación de la investigación realizada se centra en


determinar qué factores ralentizan la representación de las mujeres en el sector TIC, así como
su participación en la toma de decisiones de las empresas tecnológicas españolas, dando
por sentado que una representación más paritaria redefiniría las prioridades y necesidades

MUJERES Y LIDERAZGO
actuales de la sociedad de forma más efectiva. Para ello, la investigación se basa en las
siguientes líneas de análisis:
• Analizar comparativamente las investigaciones realizadas por Rosabeth Moss Kanter
en EEUU (1977) y Judy Wajcman en Reino Unido (1998) en relación a la situación
de las mujeres en las corporaciones: ¿qué barreras existen de carácter aparente y
qué barreras existen de carácter profundo?,
• Analizar cualitativamente el empleo femenino en el contexto de las corporaciones
tecnológicas españolas e,
• Identificar las claves de las barreras reales que perciben las mujeres para alcanzar
puestos de responsabilidad en el sector TIC.

La investigación se centra en los trabajos que realizaron las académicas sociólogas


Rosebeth Moss Kanter y Judy Wajcman, la primera a finales de los años 70 y la segunda a
finales de los años 90 del siglo XX. Ambas académicas centraron sus estudios en el empleo,
así como en el entorno de trabajo de las corporaciones de cultura anglosajona, si bien
desde perspectivas diferentes. Kanter utiliza un marco conceptual basado en las teorías del
comportamiento organizacional, mientras que Wajcman centra sus investigaciones en el
marco de la teoría feminista. Ambas resultan complementarias a la vez que continuistas en
sus hallazgos. Cabe destacar dos aspectos fundamentales por los que son las académicas
elegidas para la realización de este análisis comparativo: un primer aspecto se centra en el
enfoque de igualdad entre trabajadores y trabajadoras, es decir, las autoras no se centran
35
Dossiers Feministes, 22, 2017, 29-48 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.3
en ningún momento en diferenciar los estilos, características o aptitudes de los trabajadores
y trabajadoras por su género. En este sentido, ambas manifiestan su interés en obviar las
diferencias que se atribuyen a las mujeres, por el hecho de ser mujeres, diferencias que
LA DIGITALIZACIÓN DEL PATRIARCADO: RETENCIÓN DEL TALENTO FEMENINO EN LAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS

no entran a valorar. El segundo aspecto se centra en que ambas autoras buscan factores y
barreras culturales inherentes a la organización, aquellas de carácter estructural e institucional
y, no aquellas que forman parte de las personas de la organización.
Estos dos aspectos constituyen el eje predominante de la presente investigación, es
decir, se analiza un escenario donde se parte de la igualdad de las personas en cuanto a
aptitudes, actitudes, capacidad de trabajo, conocimiento, etc. y centrado en los factores
de naturaleza organizacional. Tal y como manifestaba Crozier, todas las personas de la
organización son racionales, independientemente de lo apropiadas o no de sus manifestaciones
o comportamientos que, por otra parte, suelen ser el resultado de su particular situación en la
organización con el fin de preservar su dignidad, control y reconocimiento (Crozier, 1964).
LAURA MARTÍNEZ ÁLVARO

2.1 La cuestión del liderazgo femenino

Existe abundante literatura científica y divulgativa centrada en las diferencias de estilos de


liderazgo corporativo en función del género asignado; estos estudios otorgan a las mujeres una
mayor capacidad de escucha, de comunicación, de empatía y de consenso que los hombres, pero
también menor seguridad, confianza, riesgo, ímpetu, que sus compañeros. Recuerda, salvando
las distancias, al feminismo de la diferencia que surge como pensamiento político reivindicativo
a finales de los 60 del siglo pasado. Un feminismo basado en la exaltación de las cualidades
femeninas frente a las masculinas y alejado de una sociedad formada por individuos más allá de
los géneros asignados. La pensadora Betty Friedan señala los obstáculos que han supuesto para
la participación de la mujer en la sociedad esas cualidades femeninas atribuidas (Friedan, 1963).
La filósofa Celia Amorós insiste en su obra en que esa diferencia de identidad no existiría si no
hubiera habido un sistema de patriarcado de dominación (Amorós, 1994).
En los últimos años, ha surgido el movimiento corporativo Lean In de la mano de
la directiva ejecutiva de Facebook, Sheryl Sandberg. Este movimiento justifica la falta de
presencia femenina en el sector tecnológico por las limitaciones de tipo cultural autoimpuestas
por las propias mujeres. La autora insta a las mujeres del mundo corporativo a ser más
ambiciosas, a involucrarse más en las decisiones y asumir retos nuevos (Sandberg, 2013).
En definitiva, la igualdad efectiva es una carta que debe jugar cada mujer desde su propio
territorio. Este movimiento cuenta con muchos adeptos y adeptas que han centrado la
problemática de la igualdad de oportunidades en las mujeres y no en la organización. Fruto
36
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de este razonamiento, las organizaciones más sensibilizadas con la igualdad, han lanzado
programas dirigidos exclusivamente a mujeres con el objetivo de suplir estas supuestas
carencias a través de charlas motivacionales, formación de liderazgo femenino, iniciativas
de mentoring, redes internas de mujeres, entre otros. En este sentido, la segregación entre
hombres y mujeres en este tipo de programas, lejos de fomentar la igualdad de oportunidades,
contribuye a fomentar las diferencias. De hecho, en palabras de la académica Wajcman, «la
construcción de las mujeres como diferentes de los hombres (tomados como el estándar) es
uno de los mecanismos por los que se mantiene el poder masculino» (Wajcman, 1998: 23).
Por otra parte, existen experimentos científicos que muestran cómo características
habitualmente atribuidas a las mujeres en el trabajo (falta de ambición o motivación, intereses
fuera del ámbito profesional, etc.) son identificadas igualmente en varones sometidos a entornos
donde las estructuras de poder y oportunidad les excluyen (Cohen, 1958; Kanter, 1977).
Por último, destacar las últimas tendencias que centran la igualdad de oportunidades en la
diversidad como acicate del talento. Lejos de disolver las diferencias, esta tendencia se centra

MUJERES Y LIDERAZGO
en valorarlas. Gestionar las diferencias no implica cambiar el orden hegemónico establecido
por el patriarcado, al revés, anima a que un número más diverso de personas puedan encajar
en puestos convencionalmente estructurados. En definitiva, tal y como diría Kanter:

La efectividad de las mujeres líderes, como la de los hombres líderes, es una respuesta a las
oportunidades de poder, tener una posición de favor en una estructura de poder. De esta
forma, tanto hombres como mujeres ejercitan su autoridad de forma más productiva y con
mejores resultados cuando tienen poder detrás (Kanter, 1977: 343).

2.2 El estigma de la conciliación

El contexto laboral de las mujeres trabajadoras es distinto al de los hombres


trabajadores. El hecho de que no compartan el mismo contexto, tiene un impacto negativo en
la igualdad de oportunidades entre empleados y empleadas de una empresa. Dentro de este
contexto, las empresas se han sentido muy cómodas con el discurso de la carga que supone
para las mujeres el cuidado de los/as hijos/as y de las tareas del hogar y, por ello, su falta de
disponibilidad para acceder a puestos de toma de decisión. Un discurso que centra el origen
de las diferencias en la división sexual del trabajo en la familia y no en aquellas que se dan
en el entorno de trabajo, en el seno de la organización. Independientemente de su rol en la
esfera pública, las mujeres sufren la sistemática estigmatización del rol asumido socialmente
en la esfera privada, es decir, se les atribuyen las responsabilidades propias del hogar,
así como el cuidado de los familiares dependientes. Esta estigmatización se incrementa en
37
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función de la edad de la mujer y su cercanía a dichos eventos vitales independientemente de
la situación particular de cada mujer (Wajcman, 1998).
En este sentido, la aprobación de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo,
LA DIGITALIZACIÓN DEL PATRIARCADO: RETENCIÓN DEL TALENTO FEMENINO EN LAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS

para la igualdad efectiva de mujeres y hombres recogía, entre otras, medidas destinadas
a mejorar la conciliación familiar que, si bien se establecían para todos los trabajadores y
trabajadoras, se acogieron a ellas en su gran mayoría las mujeres trabajadoras dando paso
a una carrera con menos oportunidades, menos salario y menos horas trabajadas. Casi una
década después, la presencia de las mujeres en el sector TIC y en puestos de dirección no
se ha visto impactada de forma importante. Cabe pensar que las cuestiones de igualdad, y
no las de conciliación, podrían ser más efectivas para aumentar la presencia de mujeres en
puestos del sector (Castaño, 2010).
La investigación plantea identificar las barreras que encuentran las mujeres, más allá
de las asociadas a la conciliación del trabajo doméstico y familiar. No hay duda de que es
un factor importante e interrelacionado, pero se cuestiona hasta qué punto es decisivo en la
LAURA MARTÍNEZ ÁLVARO

falta de presencia femenina en el sector TIC.

3. Metodología

La metodología seleccionada para la investigación se basa en los mismos métodos


de estudio empleados por las autoras de referencia (Kanter y Wajcman), desde un marco
de referencia basado en los resultados del análisis comparativo entre ambas. Tras un primer
análisis cuantitativo de las organizaciones analizadas, se recoge información, lo más
desagregada posible, sobre la participación de la mujer y las características específicas de
las organizaciones seleccionadas. Posteriormente, y todavía en curso, se realizará un análisis
cualitativo con la inclusión de encuestas, grupos de discusión, entrevistas semi-estructuradas
y de entrevistas en profundidad.
La observación, como herramienta de análisis cualitativo, ha sido descartada por
la dificultad que entraña en un sector, de estas características donde la mayor parte de las
decisiones se toman en reuniones y el día a día transcurre en proyectos de consultoría fuera
de las oficinas.

3.1. La entrevista en profundidad

La entrevista en profundidad será la herramienta principal de investigación. Existen


múltiples investigaciones de carácter cuantitativo y cualitativo en este ámbito de investiga-
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ción, no obstante, el análisis del discurso de las personas entrevistadas puede arrojar informa-
ción relevante que, de otra forma, no sería posible rescatar. Una perspectiva de las personas
entrevistadas donde la información se sitúa en un contexto multidimensional, atendiendo al
entorno familiar, socioeconómico y cultural de la persona entrevistada; donde se analiza el
significado de las palabras empleadas y se adentra en la intimidad con objeto de compren-
der la individualidad de la persona entrevistada. La entrevista en profundidad sigue el mode-
lo de conversación entre iguales, «encuentros reiterados cara a cara entre el investigador y
los informantes» (Taylor y Bogdan, 1975: 101), reuniones orientadas hacia la comprensión
de las perspectivas que tienen los informantes respecto de sus vidas, experiencias o situacio-
nes, tal como las expresan con sus propias palabras. Es importante crear un vínculo cercano,
de confianza y sólido con las personas entrevistadas. Las entrevistas se realizarán fuera del
entorno de trabajo y en un lugar donde la persona entrevistada se sienta cómoda. Las entre-
vistas serán encuentros programados y concluirán cuando se llegue a un punto de saturación
donde ya no se incorpore nada nuevo a la información existente (Blasco y Otero, 2008).

MUJERES Y LIDERAZGO
El guión de la entrevista girará en torno a la hipótesis de la investigación y contendrá
las temáticas a investigar, principalmente destacadas por las académicas de referencia:
análisis de roles, estilos gerenciales, estereotipos de género, expectativas de carrera,
relaciones de oportunidad y poder, sexo, diversidad y, por último, vida doméstica. El número
de las entrevistas en profundidad dependerá del nivel de información que se obtenga, se
iniciará realizando un par de entrevistas por cada uno de los perfiles ya delineados al
principio de la investigación (Patton, 1990), y conforme se cubran las categorías de análisis
del guión, se evaluará qué información hace falta todavía.
Las entrevistas se dividirán en dos fases: una de correspondencia (la base de la información
es la conversación con la persona entrevistada) y una fase de análisis donde se trabajarán las
conversaciones por categorías de análisis, las trascripciones y las codificaciones de las mismas. Las
entrevistas serán grabadas con permiso de las personas entrevistadas y se empleará el software
Atlas.ti para el tratamiento de las mismas10. Adicionalmente, y de forma complementaria, se
realizarán entrevistas semi-estructuradas, así como grupos de discusión con grupos de interés que,
aunque no son objeto directo del estudio, son personas cuyo trabajo se desempeña en las oficinas
y tiene acceso a múltiples informaciones y situaciones relacionadas, en concreto, se trata de los
puestos administrativos y de asistentes personales. Estas técnicas cualitativas de investigación serán
complementadas por encuestas, de software libre, al mayor número de personas de los grupos
profesionales objeto del estudio (de dirección, negocio y apoyo) en las organizaciones analizadas.

10  Se preservará la identidad de las personas entrevistadas bajo un pseudónimo, así como la privacidad y confidencialidad de las
informaciones obtenidas.
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3.2. Tipología de empresa

Las investigaciones de dichas académicas se centraron en acotar el análisis a


LA DIGITALIZACIÓN DEL PATRIARCADO: RETENCIÓN DEL TALENTO FEMENINO EN LAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS

organizaciones con un componente tecnológico importante y de cultura anglosajona11, que


cumplían con ciertos criterios: por una parte, un reconocido interés por estar a la última en
políticas y mejores prácticas de igualdad de oportunidades; además debían ser empresas
del sector privado, dado que contaba con un menor número de investigaciones que el sector
público, y finalmente del sector TIC.
La presente investigación centra su análisis en las organizaciones que cumplen
con estas características, destacando aquellas donde la atracción y retención del talento
es un factor estratégico fundamental para la organización. Adicionalmente, se trata de
empresas que forman parte del modelo flexible formalizado según la clasificación de culturas
empresariales en la implementación de políticas de conciliación e igualdad (Castaño, 2010)
donde se describe en torno a los siguientes elementos:
LAURA MARTÍNEZ ÁLVARO

Figura 5. Elementos culturales del Modelo flexible formalizado/diversidad. Elaboración propia.

Las empresas que forman parte de este modelo consideran que la baja presencia de
las mujeres constituye un problema para el negocio, entienden que el origen de esta baja
representación está en el contexto sociocultural y en la elección de estudios por parte de las
mujeres. No obstante, se trata de empresas que realizan actuaciones dirigidas a mejorar

11  En todos los casos, las organizaciones analizadas se mantuvieron en el anonimato.


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esta situación, bien a través de actuaciones de carácter interno y/o actuaciones en el ámbito
universitario y centros escolares.
La empresa seleccionada para dicha investigación, es de origen anglosajón, con
sus servicios centrales en Estados Unidos y con más de 350.000 empleados/as en el mundo.
Establecida en España, cuenta con varias oficinas en el territorio y con una facturación anual entre
500 y 1.000 millones de euros. Cuenta con más de 8.000 empleados y empleadas, de los cuales
más del 85% cuenta con titulación superior. Dicha organización, centra su negocio en los servicios
de consultoría, así como los servicios de externalización. Actualmente, su Comité de Dirección está
formado solo por hombres, su Comité Ejecutivo cuenta con un 9% de mujeres y un 25% en sus
mandos intermedios. La compañía cuenta con un Plan de Igualdad y con diversos reconocimientos
institucionales a nivel nacional e internacional. Las iniciativas de igualdad se lanzan desde los
servicios centrales al resto de oficinas en el mundo y son complementadas, a nivel local, por el
departamento de Recursos Humanos.

MUJERES Y LIDERAZGO
3.3 Perfil de análisis

La investigación incorpora la percepción de las personas de la organización en función de


su formación y experiencia laboral, independientemente de su sexo y categoría profesional. Se ha
considerado necesario analizar la percepción de las personas que ocupan otros puestos dentro de la
empresa (por ejemplo, los puestos de apoyo), así como aquellos puestos de menor responsabilidad
(asistente de dirección o administrativos) puesto que disponen de una perspectiva diferente,
como observadores constantes, para identificar posibles sesgos de género en la organización.
Es importante destacar que, en la corporación analizada, la selección de personas para puestos
internos o de apoyo, se hace a partir de las personas que fueron seleccionadas inicialmente para
puestos de negocio, es decir, las personas que han desarrollado su trayectoria profesional desde la
línea de actividad principal y con mayor potencial de crecimiento. La representación femenina en
esta categoría suele ser más elevada y, por ello, se consideran de interés para la investigación las
personas que ocupan estas direcciones funcionales o de apoyo y su trayectoria profesional. Una
adecuada estructura de la entrevista en profundidad requiere construir perfiles específicos de estudio
ya que las características van a definir la estrategia de vinculación con la persona entrevistada.
El trabajo empleará unos criterios específicos de selección de las personas a entrevistar
donde se consideren los siguientes aspectos: estudios universitarios, años de experiencia laboral,
puesto ocupado, antigüedad en el cargo y antigüedad en la empresa. Cada uno de estos aspectos
tendrá una horquilla que definirá su adecuación o no como sujeto investigado, como se muestra en
la Figura 6.
41
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LA DIGITALIZACIÓN DEL PATRIARCADO: RETENCIÓN DEL TALENTO FEMENINO EN LAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS

Figura 6. Requisitos necesarios para las entrevistas en profundidad. Elaboración propia.

Todas las personas entrevistadas, salvo las que formen parte de los grupos de
LAURA MARTÍNEZ ÁLVARO

discusión, deberán cumplir con estos requisitos de forma que el análisis pueda ser comparativo.
Junto con estos requisitos, se entrevistará a personas que ocupen puestos de responsabilidad
en distintos ámbitos de la empresa: profesionales de dirección, profesionales de negocio y
profesionales de apoyo; para cada uno de estos grupos, se entrevistará a profesionales con
hijos/as a cargo y sin hijos/as cargo en la misma proporción como se muestra la Figura 7.

Figura 7. Criterios de selección de la muestra. Elaboración propia.

Inicialmente, se realizará un total de 24 entrevistas, con un número equitativo entre


mujeres y hombres y con la misma proporción de personas a su cargo. Estas entrevistas serán
de carácter semi-estructurado que servirá de filtro inicial para la selección de las personas para
la entrevista en profundidad.
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4. Resultados

Si bien la investigación no ha concluido, cabe destacar unos primeros resultados de


la misma para indagar acerca de las barreras aparentes y de aquellas más profundas que
explican la escasa presencia de las mujeres en el sector TIC. Según las académicas estudiadas,
las mujeres siguen siendo intrusas en una cultura laboral dominada por hombres. Un mundo
corporativo que refleja las estructuras de poder del patriarcado, que concede privilegios a los
hombres - en forma de oportunidades, poder, salario, tipo de contratación, participación en la
toma de decisión, entre otras – e invisibiliza a las mujeres. Los tentáculos del patriarcado son
muchos, existen varios factores que influyen y que pueden ser señalados: la gestión de opor-
tunidades y poder, el tokenismo, la falta de masa crítica, los club de hombres, los sesgos de
géneros implícitos y, por último, la cultura organizativa.

4.1 Gestión de oportunidades y poder

MUJERES Y LIDERAZGO
Las investigaciones de Kanter se centraron mucho en las relaciones de poder y oportunidad
como continuación a los trabajos realizados por Crozier durante los años 60. Ambos académicos
apuestan por la racionalidad implícita en las personas, que reaccionan en función de las presiones
existentes en la organización para sobrevivir en su situación particular. En este sentido, los resultados
de los experimentos llevados a cabo muestran que personas sin expectativas de promocionar o cre-
cimiento, buscarán sus intereses fuera de la organización. Las oportunidades definen la motivación
de las personas y la falta de ellas producirá unas reacciones a menudo atribuidas a las mujeres: falta
de motivación, interés, ambición… De la misma forma, las personas expuestas al poder tendrán
un comportamiento similar independientemente de su género. En este sentido, concluyeron que las
mujeres en puestos de dirección tenían un comportamiento similar al de un hombre con poder.

4.2 Club de hombres

Se trata de un término anglosajón «clubbiness» acuñado para designar esa jerga,


intereses y aficiones que comparten los hombres que forman parte de los centros de poder.
Wajcman destaca en su investigación que las mujeres, especialmente aquellas en mandos
intermedios, perciben este factor como una de las barreras más importantes en su progre-
sión. En este sentido un 76% de las mujeres encuestadas los sitúan como uno de los factores
principales, mientras solo un 43% de sus compañeros creen que pueda suponer una barrera
para el progreso de sus compañeras. El British Institute of Management confirmó que dicho
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factor continuaba siendo la barrera más significativa para las mujeres (Charlesworth, 1997).
Cabe destacar que la académica norteamericana Shere Hite tuvo la oportunidad de estudiar
en profundidad la psique de algunos de los principales líderes de las corporaciones a finales
LA DIGITALIZACIÓN DEL PATRIARCADO: RETENCIÓN DEL TALENTO FEMENINO EN LAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS

de siglo XX. A través de su informe basado principalmente en entrevistas, describe los guetos
femeninos dentro de las empresas en yuxtaposición al fenómeno de los clubs de hombres
(Hite, 2000).

4.3 Tokenismo/masa crítica

El tokenismo, del inglés token, es la práctica de hacer un gesto superficial para


la inclusión de las minorías. Debido a la falta de representación de mujeres en centros de
poder, las mujeres que han conseguido situarse en éstos, sienten la presión de no ser tratadas
como una persona más, sino representar su grupo social, en este sentido, «la mujer». Es una
situación controvertida para ella puesto que será juzgada tanto si se comporta de acuerdo
LAURA MARTÍNEZ ÁLVARO

a «lo esperado socialmente» por el hecho de ser mujer, como si se comporta de una forma
más parecida a los hombres. Independientemente de cuál sea su comportamiento, no será
vista como una persona más sino en relación al grupo social al que pertenece generando una
situación Catch-22 (Castaño, 2010)12.

4.4 Estereotipos de género

Los estereotipos de género implícitos son un factor importante y difícil de gestionar.


Existe una notable evidencia empírica que muestra cómo los estereotipos de género afectan
a nuestra forma de juzgar y relacionarnos y cómo, en concreto, perjudican negativamente a
las mujeres en el sector TIC. De hecho, la Universidad de Harvard desarrolló un programa
informático que calcula, en función de la rapidez de respuesta del usuario, los estereotipos
que mantiene el usuario respecto a las mujeres y las carreras técnicas13. Más del 75% de
los más de un millón de usuarios que han participado en el test, han demostrado tener estos
estereotipos de género. Estos estereotipos de género afectan en todas las fases de la carrera
profesional de las mujeres: desde el colegio -a la hora de considerar su futuro profesional-
durante la carrera universitaria, en el proceso de selección de la empresa, en las evaluaciones
de desempeño y finalmente en las promociones a puestos de mayor responsabilidad y

12  Las situaciones Catch-22 se producen cuando surge un dilema en la comunicación porque una primera respuesta positiva gene-
rará una respuesta que deniegue la primera respuesta.
13  https://implicit.harvard.edu
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compensación económica. Estudios científicos documentados14, para cada una de estas
fases, reflejan la importante desventaja de las mujeres en el sector de la tecnología.

4.5 Cultura organizativa

La cultura organizativa no es un factor más ya que aúna los factores descritos


anteriormente. La cultura organizativa tiene efecto en el comportamiento de las personas que
forman parte de la organización, marcan el espíritu y directrices de la misma de una forma
implícita y aceptada por los trabajadores y trabajadoras. Esta cultura es transmitida por las
personas que ostentan el poder en la organización, son las personas que lanzan los mensajes
necesarios con sus actos y con sus decisiones actuando como verdaderos gatekeepers –
guardianes de las esencias- de la organización. Este factor incide de forma crítica en la
retención del talento. La cultura corporativa asumirá el comportamiento de estos gatekeepers
como el modelo de liderazgo estándar y éste hecho afectará a los procesos de carrera,

MUJERES Y LIDERAZGO
así como el ascenso a puestos de dirección (Webster, 2005). En este sentido, la cultura
organizativa es garante del predominio masculino en las organizaciones.

Conclusiones preliminares

Si bien la investigación está en curso, a raíz de los resultados que se extraen de


las revisiones teóricas de las autoras de referencia, podemos identificar como conclusión
preliminar, la necesidad de realizar intervenciones de carácter estructural desde la
organización que puedan transformar la cultura corporativa desde su base. La retención del
talento femenino en las corporaciones tecnológicas continúa siendo un reto y las barreras
profundas parecen inamovibles. Las estrategias implantadas para la retención del talento en
el sector TIC han fracasado en términos generales. Las soluciones basadas en modelos de
apoyo individual - como la formación, mentoring, permisos transferibles, entre otros -, deben
dar paso a soluciones basadas en modelos de cambio estructural.
El problema no reside en los departamentos de Recursos Humanos o Responsabilidad
Social Corporativa, el problema es inherente a la organización y, especialmente a su cultura
organizativa. Los valores y creencias que propugna la organización son incompatibles con
la supuesta estrategia de retención del talento femenino e igualdad de oportunidades. La
cultura organizativa promueve una única medida, un único modelo, el de los hombres, como

14  «Resolviendo la ecuación: Las variables para el éxito de las mujeres en la ingeniería y la computación» AAUW, 2015.
45
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referencia de éxito en la organización. Las organizaciones que consideran el talento como factor
estratégico tienen que dejarse permear no sólo por los valores de igualdad de oportunidades, si
no ser proactivos para superar las barreras existentes para que el talento femenino se exprese,
LA DIGITALIZACIÓN DEL PATRIARCADO: RETENCIÓN DEL TALENTO FEMENINO EN LAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS

se desarrolle de forma exitosa y se quede en la organización. En este sentido, los valores deben
ser incorporados a la misión de la organización, a su estrategia de negocio, a los programas
y proyectos, a los presupuestos, a las campañas de marketing y comunicación, a la formación,
a las relaciones con proveedores y con asociaciones, entre otros componentes, para que la
estrategia de retención de talento sea efectiva dentro de la organización.
La Figura 8 recoge un esquema comparativo entre las características de las
intervenciones basadas en modelos individuales y aquellas basadas en modelos estructurales.
LAURA MARTÍNEZ ÁLVARO

Figura 8. Modelos individuales vs. Modelos estructurales. Elaboración propia.

En definitiva, las estrategias de retención del talento femenino deberán plantearse


desde un enfoque basado en modelos estructurales que permitan una transformación cultural en
el conjunto de la organización de cara a eliminar las barreras profundas que subyacen como
resultado de nuestra sociedad patriarcal. No se trata de una utopía, incrementar la presencia
femenina en el sector TIC es posible, pero requiere un importante esfuerzo transformador
desde la propia esencia de la organización. Los cambios organizativos son probablemente
los más complejos pero los beneficios son incalculables, tanto para la organización, como
para sus personas y la sociedad en general ya que, como apuntó Kanter, «si el trabajo
hace a las personas, entonces las corporaciones son las productoras contemporáneas, por
excelencia, de las personas» (Kanter, 1977: 3).

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Recibido el 20 de marzo de 2017


Aceptado el 6 de junio de 2017
BIBLID [1139-1219 (2017) 22: 29-48]

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PROCESOS DE EMPODERAMIENTO Y LIDERAZGO DE LAS MUJERES A
TRAVÉS DE LA SORORIDAD Y LA CREATIVIDAD
EMPOWERMENT AND LEADERSHIP PROCESSES OF WOMEN

THROUGH SORORITY AND CREATIVITY

Silvia Martínez Cano


Universidad Pontificia de Comillas

RESUMEN
Los desarrollos de los feminismos en la pluralidad nos retan a buscar nuevos procesos de empoderamiento
y liderazgo para descentralizar los lugares de poder de las sociedades, donde las mujeres puedan liderar
también la construcción de las culturas futuras. Se hace necesario, entonces, explorar algunos lugares
donde las mujeres se sitúan en los márgenes de la realidad fratriarcal y proponen nuevas formas de existir

MUJERES Y LIDERAZGO
tanto para las mujeres como para los hombres a través de liderazgos integradores y transformadores.
Desde el análisis de las dificultades que se plantean en los procesos de empoderamiento de las mujeres,
podemos acceder a estrategias como la gestión de la potencialidad de las mujeres, la generación de
prácticas sostenibles en relación con la vida cotidiana y la preservación de las relaciones y los procesos
nómadas enfocados a la construcción creativa de relaciones e identidades. Estas estrategias que pueden
iluminar unas buenas prácticas feministas para la transformación de nuestros muchos mundos.
Palabras clave: liderazgo, empoderamiento, sororidad, sostenibilidad, nomadismo, circularidad.

ABSTRACT
The development of feminisms in plurality challenge us to seek new processes of empowerment and
leadership to decentralize the places of power of societies, where women can also lead the construction
of future cultures. It is necessary to explore some places where women are situated on the fringes of
fratriarcal reality and are proposing new ways of existing for both women and men through integrating
and transformational leadership. From the analysis of the difficulties that arise in the processes of
empowerment of women, we can access approaches to strategies based on sorority circularity and
creative nomadism: management of women’s potential, the generation of sustainable practices in
women. Relationship with daily life and the preservation of relationships and nomade processes focused
on the creative construction of relationships and identities. These strategies can illuminate good feminist
practices for the transformation of our many worlds.
Keywords: Leadership, Empowerment, Sorority, Sustainability, Nomadism, Circularity.

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Introducción. ¿Tenemos autoridad las mujeres?
PROCESOS DE EMPODERAMIENTO Y LIDERAZGO DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LA SORORIDAD Y LA CREATIVIDAD

Para hablar de liderazgo de mujeres, es necesario preguntarnos si las mujeres


tenemos autoridad que pueda articular un liderazgo comunitario. La cuestión me lleva a
una respuesta ambigua y a una toma de conciencia de las dificultades de las mujeres para
hacerse un espacio en los lugares de participación y decisión.
Quisiera explicar esta ambigüedad mediante un ejemplo de la rica mitología griega,
con la historia de Perséfone, hija de Zeus y de Deméter. Perséfone, también llamada Coré, es
una joven doncella que vivía con su madre Deméter alejada de los dioses. Un día mientras
ella recogía flores con otras diosas y algunas ninfas, Hades, dios del Inframundo, emergió
de la tierra por una grieta y la raptó1. Cuando Deméter se dio cuenta de su ausencia,
desesperada, cambió su ropa por la vestimenta de luto y comenzó a buscarla. Eran tales sus
lamentos, que toda la tierra se estremecía. En esta búsqueda se encontró con Hécate, diosa
de las encrucijadas2, que la consoló y decidió acompañarla. Ambas confirmaron gracias a
SILVIA MARTÍNEZ CANO

Helios, que «todo lo ve», que había sido Hades. Deméter dejó de sostener la vida, impidiendo
que ésta floreciera. Zeus pretendía convencerla con regalos para que cambiara de actitud,
pero ella seguía lamentándose y exigía a Zeus la devolución de su hija antes de volver a
hacer florecer la tierra. Cuando Zeus se cansó de aguantar sus lamentos, obligó a Hades
a devolver a Perséfone. Hades puso una condición para su liberación. Perséfone no debía
comer nada en el trayecto de vuelta a su casa. Sin embargo, el mismo Hades la engañó
para que comiera seis granos de granada. Por este error ,fue obligada a volver un mes por
cada grano de granada. Por eso, cuando Deméter y su hija estaban juntas, la tierra florecía
hermosa de vegetación. Y durante los otros seis meses al año, cuando Perséfone volvía a los
infiernos, la tierra se convertía de nuevo en un erial estéril. Hécate acompañaba a Perséfone
al Inframundo, convirtiéndose en su compañera íntima.
Los griegos también cuentan otra faceta de Perséfone. Ella también era la más terrible
Reina de los muertos, cuyo nombre no era seguro pronunciar en voz alta y a la que se referían
como «La Doncella». En la Odisea3, cuando Odiseo viaja al Inframundo, alude a ella como

1  Deméter, diosa de la agricultura y diosa nutricia de la tierra verde y joven, ciclo vivificador de la vida y la muerte, y protectora
del matrimonio y la ley sagrada. Cfr. Jean-Pierre Vernant (1991) Mito y religión en la Grecia antigua, Barcelona, Ariel, pp. 65-67.
2  Una diosa de procedencia no griega pero que se adscribe el panteón griego como hermana de Artemisa y Apolo. Diosa de los
páramos salvajes y de los partos y más tarde diosa de la hechicería y los fantasmas, adquiere también el atributo de la diosa de las
fronteras, también entre las del mundo y el inframundo. Se ponían imágenes de Hécate en las fronteras como protección frente al
peligro. También en las puertas de las casas y ciudades. Con el tiempo, al estar asociada al alejamiento de espíritus malignos llevó
a la creencia de que ofender a Hécate también los atraía. Así surgieron las invocaciones a Hécate como gobernadora suprema de
las fronteras entre el mundo normal y el de los espíritus. Cfr. Burkert, Walter (2005) Cultos mistéricos antiguos, Madrid, Trotta (1987).
3  Homero, La Odisea, Madrid, Gredos, capítulo IX.
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«Reina de Hierro». Ella escondía extraños ritos iniciáticos de regeneración de los misterios
eleusinos4, que prometían la inmortalidad a los participantes: una inmortalidad en el mundo
subterráneo de Perséfone, en un banquete con los héroes bajo su aterradora mirada.
Lejos de hacer un análisis de la mitología griega, lo que intento mostrar es que las
artes de las mujeres para obtener autoridad pasan normalmente por otros lugares que no son
los masculinos. Las mujeres tenemos poder, tenemos autoridad, pero de una forma ambigua,
desde lo desesperado, desde lo escondido, desde las periferias.
La desesperación de Deméter de no tener quién la escuche nos recuerda nuestros
lamentos cuando vivimos oprimidas, silenciadas o violentadas. La desesperación de Perséfone
de tener que vivir y servir con el que nos somete, nos humilla, nos ignora o simplemente no
nos comprende nos recuerda la gran cantidad de situaciones que ponen a las mujeres en
situaciones de pasividad ante un sistema opresor masculino. Nuestro mundo está hecho para
palabras masculinas, que hablan del poder, de la fuerza o de las alianzas entre poderosos.
Normalmente las mujeres no tienen el poder para decidir sobre sus vidas, y este poder, se va

MUJERES Y LIDERAZGO
conquistando a duras penas a lo largo de la vida, como un proceso lento, de autoconciencia
de las propias limitaciones y dificultades. Algunas ni siquiera son conscientes de esta realidad.
Se hace a través de la protesta y la denuncia, a través de los lamentos y denuncias, como
Deméter. Deméter no paró hasta conseguir que los dioses se movilizaran para ayudarla,
aunque fuera por aburrimiento. Así son las mujeres coraje, las madres de la Plaza de Mayo,
las mujeres que defienden a sus hijos, o aquellas que defienden a otras compañeras y salen
a la calle a manifestarse.
Otras veces las mujeres conquistan el poder sacando lo más oscuro de sí mismas,
su mirada terrible, como Perséfone. Se hacen con el poder moviéndose en territorios
invisibilizados, en segundas filas, desde conspiraciones indirectas, donde nos convertimos en
fieras terribles, obligando a los hombres y a otras mujeres a pasar por nuestros deseos como
Perséfone, y así obtener derechos y beneficios.
Por último, las mujeres en estos momentos de desesperación, establecen ciertas
alianzas entre ellas que las permiten sobrevivir en un mundo adverso a sus problemas, y que
muchas veces les niega la ayuda que necesitan. Cómo Hécate se solidarizan unas con otras,
empatizando recíprocamente con el propio ajeno.

4  Los misterios eleusinos eran ritos de iniciación anuales al culto a las diosas Deméter y Perséfone que se celebraban en Eleusis
(cerca de Atenas), en la antigua Grecia. De todos los ritos mistéricos celebrados en la antigüedad, estos eran considerados los más
importantes. Los ritos de culto se guardaban en secreto, incluyendo promesas de poder divino y recompensas en la otra vida. Cfr.
Burkert, Walter (2005) Cultos mistéricos antiguos, Trotta, Madrid, pp. 59-62.
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SILVIA MARTÍNEZ CANO

Imagen: Demeter y Perséfone. British Museum, Londres, ca.100 a.C.

Considero que esta no es la mejor manera de obtener el poder, porque es un poder


desesperado, poco reflexivo, agresivo, que viene de las necesidades que surgen de las
experiencias de dolor y no de la propia experiencia liberadora de los cuerpos y las vidas
de las mujeres. Vamos, por tanto, a realizar un pequeño recorrido por las dificultades que
tienen las mujeres a la hora de conquistar su propia autonomía para luego detenernos en los
procesos que las empoderan de forma liberadora, haciéndose sujetos de su propia historia.
Con ello localizaremos aquellas estrategias que las empoderan y aquellas actitudes que
favorecen los liderazgos femeninos sociales, enfocados a una transformación estructural de
nuestros lugares de co-habitación.

1. El liderazgo desde las periferias. Dificultades

En unas sociedades como las nuestras, plurales, diversas, los liderazgos de las
mujeres pueden quedar ocultados por la estructura patriarcal social. Pero también pueden ser
germen de transformación, pues quedan alejados de los núcleos de poder y establecen unas
relaciones dinámicas evitando, en muchas ocasiones, los elementos normativos.
La visión patriarcal de la vida sólo entiende de normas y leyes. Necesita de un
sistema de dominación/sumisión para sobrevivir. Y en él se entrelazan las alianzas entre
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los poderosos, normalmente hombres blancos, para justificar y sostener el «orden» social y
cultural. Se establecen fratriarquías, «el gobierno de los hermanos» (Rodríguez, 2015: 22-
23), que controlan social y culturalmente nuestras vidas: los comportamientos, las creencias y
pensamientos, los cuerpos, las relaciones.
Las mujeres están normalmente fuera de estos círculos de alianzas. Establecen otros
pequeños círculos de relaciones que están ligados normalmente con la resolución de las
cuestiones pragmáticas de la vida cotidiana, pero difícilmente tienen espacio para entrar
en círculos más amplios de participación social. No tienen tiempo, lo emplean en los hijos,
el marido, la familia, el trabajo… Habitan en las periferias de las sociedades y del poder
que se ejerce en esas sociedades. Son cuerpos que se encuentran en los «no lugares»,
esta expresión de Michel Foucault (1967) que denomina los lugares que no interesan,
que son ocultados: cárceles, burdeles, hospitales, cementerios… se podría añadir desde
una perspectiva feminista otros «no lugares», como los hogares rotos por la violencia o en
situación de precariedad, los trabajos sin contrato, los barrios empobrecidos, los trabajos no

MUJERES Y LIDERAZGO
cualificados, etc. En todos ellos, las protagonistas son las mujeres como sujetos receptores de
gran cantidad de problemáticas que limitan su situación y su capacidad de decisión y acción.
Estos lugares se ocultan, porque son diferentes de una realidad construida idealmente, a
través de una política patriarcal mediática y agresiva, que representa una imaginería social
sin dolor, sin conflictos, sin problemas.
Los «no lugares» no existen en nuestra globalización, quedan en los rincones más
oscuros y olvidados, son periferias sin capacidad de liderazgo, sin autoridad para intervenir
en el desarrollo social. Salirse de nuestros pequeños círculos y querer decidir por nosotras
mismas conlleva no pocos sacrificios por un lado y no pocos sufrimientos por otro. Somos
castigadas como Perséfone, ninguneadas como Deméter. Así sucede con los cuerpos de las
mujeres que son ignorados, insultados, incluso maltratados o violentados.
Para el sistema de alianzas fratriarcales, la única vía es que las periferias soporten
este entramado de problemáticas de una forma pasiva, como única forma posible de existir.
Su estrategia consiste en debilitar a los sujetos femeninos de estas periferias, para que no
desarrollen autoridad sobre sus vidas y sobre la vida de los demás. Es frecuente encontrar
a mujeres que repiten como un mantra «yo no puedo», «no es posible para mí», «no me
siento capaz», «no lo haré bien», … creencias que se interiorizan formando un sustrato
identitario femenino que anula nuestras potencialidades en lo personal y lo comunitario.
Estas herramientas biopolíticas (Hardt y Negri, 2002: 20) han sido progresivamente puestas
al servicio del poder patriarcal: «El control de la sociedad sobre los individuos no se efectúa
solamente a través de la consciencia o de la ideología, sino también en el cuerpo y con el
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cuerpo. Para la sociedad capitalista, es la biopolítica lo que más cuenta: lo biológico, lo
PROCESOS DE EMPODERAMIENTO Y LIDERAZGO DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LA SORORIDAD Y LA CREATIVIDAD somático, lo corporal» (Foucault, 1999: 210). Estamos ante una red compleja de justificaciones
y dominaciones corporales que también entre nosotras nos imponemos, contribuyendo a
nuestra invisibilidad. El control de las distintas facetas de la vida, administrando lo que somos
y lo que decidimos, dificulta distinguir lo que es verdad y lo que pertenece a lo construido
socialmente, especialmente para las mujeres y su invisibilización. Vela las injerencias del
sistema en la propia vida (cuerpo/identidad) y normativiza lo biológico creando categorías
corporales e identitarias a las que ajustarse. De esta manera, se administra a los sujetos
marcándolos, definiéndolos y discriminándolos. A las mujeres las fragmenta porque debilita
las relaciones que establecen, y ello contribuye a construirlas como sujetos vulnerables y
frágiles en espacios de marginalidad (Fernández, 2010: 53).
En el ámbito del liderazgo, quisiera mencionar dos mecanismos de exclusión que,
entre otros, dañan y justifican este ocultamiento de las mujeres en los espacios de decisión.
El primero es el uso de la palabra en el espacio público y privado. Se trata de un poder
SILVIA MARTÍNEZ CANO

ejercido en formas institucionalizadas, donde se establecen unas jerarquías en cuanto a


la articulación y la veracidad de la palabra, como capacidad de describir e interpretar el
mundo y los sujetos que viven en él. El lenguaje, desde una lógica fratriarcal, construye su
propio discurso de «segundas clases» donde la palabra de las mujeres «vale menos» que la
palabra de los hombres. Así, establece servidumbres y marca lo que las mujeres pueden o
no pueden decir. Excluidas de la posibilidad de describir el mundo, se silencia a las mujeres.
El uso del lenguaje es un privilegio y un reconocimiento en la participación pública y en
la elaboración de las normas de convivencia social (Fraser y Honneth, 2006). El hecho de
negar a las mujeres este privilegio, ya sea por su silenciamiento o por la minusvaloración de
la palabra dicha, implica un recorte de la identidad propia y un desplazamiento hacia los
«no lugares» sociales.
El segundo mecanismo de exclusión que va a estar implícitamente en este texto es
la organización del espacio (Vianello y Caramazza, 2002: 38-40), como un constructo
histórico, que sitúa y clasifica a los sujetos otorgándoles mayor o menor dominio sobre la
esfera social en función del lugar ocupado. En el reparto territorial las mujeres ocupan espacios
más pequeños y menos significativos en la cartografía social. Las mujeres al ocupar pocos
espacios relevantes, tampoco desarrollan la capacidad de apropiarse de otros espacios ni
de controlar los espacios propios con propuestas creativas de gestión y visibilización de
los mismos. La escasez de espacio y tiempo propio y social (Woolf, 2003) desprovee de
derecho a disentir y a intervenir en las decisiones sociales, desarticulándose el binomio
poder/libertad, a la vez que limita la interacción social, por lo que reduce la visibilidad y el
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reconocimiento social de las mujeres. Así, los modelos de liderazgo reconocidos de mujeres
son menores y su influencia también, tanto para hombres como para mujeres.
Para combatir este control y ocultamiento de las mujeres, al igual que Perséfone,
Deméter y Hécate, las mujeres han desarrollado procesos de resistencia y de empoderamiento
que contribuyen a denunciar las estrategias de opresión de las mujeres en sociedades
fratriarcales y a generar procesos creativos de apropiación de espacios tanto personales
(corporales/identitarios) como sociales. Por ejemplo, el activismo en asociaciones feministas
o pertenencia a colectivos de barrio con fines sociales o culturales que abren espacios de
dialogo e intercambio en mujeres adultas o el cuidado del tiempo personal y de amistad al
que dedican las mujeres jóvenes con otras mujeres...
En estos ejemplos u otros, el empoderamiento debe protagonizar la reflexión
sobre los estereotipos femeninos y masculinos, su crítica y desconstrucción. Pero no solo
eso, sino avanzar repensando el concepto de política desde otros parámetros nuevos para
la convivencia e interrelación social (Harcourt, 2011: 254). Para ello, es necesario una

MUJERES Y LIDERAZGO
búsqueda de un lenguaje propio que articule la diversidad femenina y sus relaciones sororales
como alternativa a los discursos dominantes (Fernández, 2010: 49), un lenguaje que pueda
incorporarse a las categorías del diálogo social y articule una nueva cosmovisión cultural.
La búsqueda de espacios de diálogo donde se contrasten las necesidades y las demandas
de unos y otras será, entonces, prioritario para la activación de la producción de consensos
políticos en lo social, que a la vez los legitime y los visibilice.

2. Procesos de empoderamiento desde la autonomía personal

Vamos, pues, a analizar los procesos de adquisición de autonomía personal, que


pasan por el descubrimiento de una interioridad rica. Esto solo puede suceder si realizamos
un trabajo personal de conocimiento, pero también de transformación de ciertas rutinas
adquiridas que nos dificultan el tener el control sobre nuestra vida.

2.1. Hacia la autonomía personal

En los procesos de empoderamiento, el horizonte está puesto en la adquisición de


la «autonomía personal». La autonomía personal es una consciencia personal de que mi
persona es algo valioso, no sólo para una misma, sino como sujeto activo en la sociedad.
Esta consciencia reconoce la propia autonomía personal en el territorio de las emociones y
de las decisiones. Es decir, ejercer la propiedad sobre el cuerpo, la psicología, las decisiones
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y sobre la vida propia en general. De esta autonomía emana un poder interior que me
PROCESOS DE EMPODERAMIENTO Y LIDERAZGO DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LA SORORIDAD Y LA CREATIVIDAD impulsa a tomar el control no sólo de mi vida. Esto supone independencia de otros, separada
del condicionamiento que ejerce el poder fratriarcal en las mujeres (Gil, 2011: 45). Por
tanto, autonomía también es poder, un poder interno que se construye poco a poco, a través
de la reapropiación de la vida, pero también en cooperación con las personas que nos
rodean (Gil, 2011: 46), porque supone un reordenamiento y creación de relaciones sociales
satisfactorias y enriquecedoras.
Para ello, hace falta un aprendizaje de ese ejercicio de poder sobre la vida misma que
no está exento de una lucha cotidiana por el espacio personal, como decía antes haciendo
referencia a Virginia Woolf (2003). A este proceso complejo y profundo, lo llamamos proceso
de empoderamiento. Si en décadas anteriores, la autonomía personal se centraba en adquirir
una autonomía colectiva frente a los sistemas políticos (años 70) y en adquirir una autonomía
sobre el propio cuerpo y su identidad (años 80-90), hoy preocupa una autonomía que movilice
la capacidad de los sujetos de desear, cooperar y crear más allá de las normas económicas y
SILVIA MARTÍNEZ CANO

culturales que nos someten y desarticulan como protagonistas de la propia historia (Rodríguez,
2015: 44-49). No cabe duda que la autonomía pasa por la propia identidad y el aprendizaje
de sus relaciones con los otros y otras. Por eso, el proceso se inicia en la autoestima personal
y pasa por una asertividad práctica que articula, junto con la anterior, la autonomía propia.

a) Autoestima

El primer paso del empoderamiento es la construcción de la autoestima en la vida


cotidiana. Sin una autoestima trabajada no es posible ser autónoma. Es el elemento principal
que articula los procesos de empoderamiento. La podemos definir como la valoración que
hacemos de nosotras mismas a partir de las experiencias que hemos vivido a lo largo de la
vida. En palabras de Marcela Lagarde es «una experiencia ética de fidelidad a una misma:
una experiencia que fluye y se transforma en permanencia (…). Construir la autoestima es
vivir, de hecho, bajo las pautas éticas del paradigma feminista, es ser libre» (Lagarde, 2000:
32). Aprender a valorarse, amarse, aceptarse tal como una es, requiere un entrenamiento.
Este ejercicio no es fácil. Está en relación directa con el entorno en el que una vive. A veces
la autoestima viene disfrazada de otras actitudes. A veces hay mujeres que parece que tienen
una autoestima muy elevada, sin embargo, esa máscara esconde una autoprotección, ya que
la persona fue dañada o manipulada anteriormente, y preserva de este modo su intimidad
para impedir que otras personas o situaciones vuelvan a causarle dolor (Lagarde, 2000: 23).
Son más frecuentes las mujeres que muestran una autoestima baja en el día a día. Tienen
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interiorizada su condición de inferioridad con respecto a los hombres. Esto tiene que ver
con la organización cultural de género donde prevalecen las jerarquías y minusvaloraciones
de lo tradicionalmente femenino, entorpeciendo el crecimiento interior de las mujeres y su
reconocimiento público (García-Mina, 2003: 60).
Las mujeres alimentan la baja autoestima repitiendo afirmaciones que reciben de
la cultura fratriarcal: «no me lo merezco», «no soy suficientemente buena», «es demasiado
para mí», «no me veo capaz de…». Estos «autodiálogos» obstaculizan las iniciativas de las
mujeres, haciéndolas más pasivas, menos arriesgadas y más conformistas. Las principales
creencias en los autodiálogos de las mujeres son la necesidad de aceptación, la indefensión,
la irresponsabilidad emocional y el autosacrificio (Cardeñoso, 2007: 36-37). Todos ellos
contribuyen a una baja autoestima que merma las posibilidades de autonomía personal. El
proceso de cuidar la autoestima conlleva crear mecanismos personales que desbloqueen de
lo negativo que le impide a la persona hacerse con el control de sí misma. Primero, aceptarse
tal como es con sus luces y sombras, siendo consciente de las limitaciones que puede tener;

MUJERES Y LIDERAZGO
estas limitaciones pueden ser educadas para mejorar en la autonomía cotidiana; y las virtudes
que se tengan se deben desarrollar y mostrar para beneficio personal y de los que la rodean.
Segundo, aprender a amarse con comprensión, sin autocompadecimiento, con alegría, sin
resentimiento. Esto permite ir realizando cambios permanentes que liberan a la persona del
sentimiento de incapacidad que la lleva al miedo y a la frustración.

b) Asertividad

Entre la autoestima y la autonomía personal hay un paso intermedio que permite


acceder a la autonomía personal. Ese paso es la asertividad, es decir, adquirir la capacidad
de decir las opiniones o sentimientos propios sin miedo o culpabilidad y de enunciar las
propias opciones. La asertividad influye profundamente en las relaciones sociales. Las personas
asertivas son más alegres, más resolutivas, interaccionan mejor con las personas que tienen
alrededor. Adquieren una determinación que les hace desarrollar una autoconfianza más
sólida. La clave para una asertividad sana es la empatía, es decir, ser capaces de distinguir
entre lo que la persona dice y nuestras propias reacciones o juicios. En este sentido una
buena empatía construye una relación asertiva donde es fácil comunicar las diferencias entre
personas, respetando la heterogeneidad también en el ámbito del comportamiento.
La asertividad devuelve a las mujeres el derecho a ser tratadas con respeto y dignidad.
Con ella pueden expresar sus sentimientos y emociones sin miedo a sentirse atropelladas por
la creencia masculina de que deben ser corregidas o influenciadas. Y al encontrarse de nuevo
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con estas situaciones desarrollan la capacidad de ejercer el derecho a cambiar, y a decir
PROCESOS DE EMPODERAMIENTO Y LIDERAZGO DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LA SORORIDAD Y LA CREATIVIDAD «no» sin sentir culpabilidad por romper el silenciamiento que se las impone. Así adquieren
independencia y, por otro lado, responsabilidad, es decir, se hacen cargo de sus problemas,
sin esperar la aprobación de otros o que alguien venga a «rescatarlas».

c) Autonomía personal

Autoestima y asertividad completan un proceso personal que puede situar a las mujeres
en contextos de nuevas relaciones sociales y personales. En él se adquiere independencia,
libertad, autodeterminación, autogobierno y libertad personal (Shinoda Bolen, 2014: 61).
Ser autónoma es ocupar un lugar en el mundo, como algo propio, necesario, desde la
singularidad personal. Vivir consciente de que los condicionamientos a los que viven
sometidas las mujeres no están por encima de lo que sienten, viven y deciden. Esto visibiliza
las propias limitaciones, pero también los objetivos que se desean. Obliga, así, a revisar las
SILVIA MARTÍNEZ CANO

creencias personales. ¿Es necesario la aprobación de otros? ¿Es posible una articulación
entre el espacio personal y el espacio de los otros? ¿Y es posible en otros círculos sociales?

2.2. Estrategias en el empoderamiento

Los procesos de empoderamiento llevan a las mujeres del «no puedo» al «soy capaz». Es
decir, ayudan a entrenar la autoestima y la asertividad para aprender a vivir desde la autonomía
personal. En ese proceso se adquiere poder no solo sobre la propia vida, sino también sobre el
entorno que circunda e interactúa con la persona. Se ensancha el espacio ocupado tanto físico
como subjetivo. Se manifiesta el atrevimiento de salir a otros espacios de participación con la
seguridad de que las aportaciones que se puedan hacer no sólo benefician lo personal, sino
también a las dinámicas sociales. «Empoderamiento» es un anglicismo que tiene que ver con la
adquisición del poder y no con la imposición del poder. El empoderamiento es la adquisición de
la conciencia de «ser capaz de», o sea, salir de la sumisión del autocompadecimiento y tomar la
iniciativa en las problemáticas de los entornos sociales que nos rodean (Rowlands, 1995: 103).

a) La insumisión como estilo de vida

Los procesos de empoderamiento conllevan abandonar ciertos hábitos para obtener


cierta autonomía personal y empoderarnos. Estos hábitos, entendidos como la práctica
del «hacer» foucaultiano (Meloni, 2012: 224), están arraigados en la imaginería cultural,
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interiorizados en la disciplina de la socialización, y son consecuencia de creencias que
nos someten y subordinan a los hombres. Un gasto de energía inicial en los procesos de
empoderamiento debe ir orientado a cultivar una actitud de no sometimiento, es decir, adoptar
la insumisión como estilo de vida (Yániz, 2007: 214-215). Esta actitud de vigilancia ante lo
que nos rodea nos ayuda a identificar aquellos roles o actitudes impuestas que no queremos,
pero asumimos bajo la presión del entorno. Los hábitos debilitan la visibilidad de las mujeres
en el medio social y las restan poder. Algunos de estos hábitos son:
• Disculparse frecuentemente: disculparse demasiado o cuando es innecesario
disminuye el poder y nos subordina a la otra persona.
• No asumir el mérito de las propias ideas o creatividad: defender la creación de ideas,
acciones, etc., favorece la visibilidad femenina en los grupos humanos y muestra sus
capacidades y habilidades. En este sentido, es importante desterrar la idea de que la
autopromoción es vanidad. Al contrario, en su justa medida, es una habilidad para
el liderazgo y ayuda a cambiar la mirada de la comunidad.

MUJERES Y LIDERAZGO
• El rechazo a usar influencias propias: el poder viene en relación a los objetivos,
las propuestas y las relaciones que se establecen entre sujetos. Construir relaciones
beneficiosas entre los que comparten actividades favorece una reciprocidad más
igualitaria y sitúa a las mujeres en lugares más visibles en el mundo.
• No aprovechar las relaciones: las mujeres tienden a hacer favores a los demás, pero
en muchas ocasiones ven mal pedirlos o pedir algo a cambio. Como si no fueran
dignas de recibir de los demás. Esta estrategia, en su justa medida, es una habilidad
que fomenta el intercambio y el liderazgo. Favorece a equilibrar el pedir y el dar,
exigir lo que se quiere y lo que se necesita y dar desde una mirada solidaria.
• Desear ser queridas por todos: es imposible caer bien o satisfacer a todo el mundo.
La amabilidad con las personas debe ir acompañada de la eficacia para poder
empoderar a las mujeres. Si las mujeres se centran en agradar a otros, estarán
sometidas a sus deseos. Al combinar amabilidad con eficacia, se trazan caminos
propios que dialogan en la diferencia y enfrentan los conflictos cuando se producen
desencuentros o desprecios por las decisiones tomadas.
La estructura fratriarcal social considera que si una mujer usa este tipo de estrategias
es egoísta, ya que «la mujer» debe poner su vida al cuidado de los demás. Los círculos
en los que vivimos promueven muchas veces este imaginario, situando las decisiones de
las mujeres en una encrucijada de indefinición y culpabilidad (Sáenz de la Fuente, 2006:
88). La culpabilidad las presiona para que se sometan al rol femenino fratriarcal de los
cuidados. Sin embargo, cuando una mujer se abre a sus potencialidades y talentos, y se hace
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presente en los espacios de participación social, colectivos culturales y sociales, activismo,
PROCESOS DE EMPODERAMIENTO Y LIDERAZGO DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LA SORORIDAD Y LA CREATIVIDAD asociacionismo, etc., el empoderamiento se transforma en un beneficio social.

b) Romper para liberar

Cada mujer debe buscar sus propios procesos de empoderamiento. Es un trabajo


personal que conlleva un esfuerzo de autoconocimiento de la propia subjetividad, de cómo se
construye e interacciona con el entorno (Brah, 2004: 133). También de un devenir autoconsciente
que traspase las fronteras más allá de lo que impone la sociedad (Braidotti, 2005: 111). Valorar
sus intereses, que no tienen por qué estar solo centrados en ella misma, sino que pueden tener que
ver con el compromiso con otras personas o acciones.
El empoderamiento personal puede empezar por la liberación de multitud de cargas
personales. Son cargas psicológicas, afectivas, sociales y personales que se le han adjudicado
históricamente a las mujeres, entre ellas la distribución de roles, las funciones en el cuidado
SILVIA MARTÍNEZ CANO

de la comunidad y la familia, los esquemas antropológicos en el discurso y en la praxis de la


identidad, los prejuicios en las relaciones personales y hasta las limitaciones que las articulaciones
del género (en perspectiva fratriarcal) se les imponen.
Por tanto, un trabajo fundamental es localizar experiencias y cargas que se llevan encima
y dificultan una confrontación personal positiva. Maltratos, humillaciones, relaciones disfuncionales
de pareja; sentimiento de soledad, autoestima deteriorada; presión de los reclamos de la familia,
amigas, amigos; competencia y enfrentamiento con otras mujeres; logros que no satisfacen o que
no se sienten como propios sino como obligados; sensación de estar en deuda con todos; vacíos
permanentes en el proyecto vital…
Detectar estas problemáticas puede ayudar a romper con algunas de ellas. Esto
quiere decir que se acepta que estas situaciones estén en la vida personal, pero sin dejar que
monopolicen lo cotidiano, sin dejar de ser ese sujeto que se construye y modela en la interacción
(Meloni, 2012: 224). El rompimiento implica rechazar el chantaje psicológico y emocional de
los discursos interiorizados de estar al servicio de todos sin condición ninguna. El rompimiento
significa proteger la propia vida para encauzarla hacia una identidad propia, construida desde
la crítica, pero también desde la propuesta y el diálogo (y no la imposición) con otras y otros.

c) La afirmación y el liderazgo interno

Un ejercicio interesante es, también, otorgarse poder y legitimidad a una misma,


sin esperar la aprobación de otros, sobretodo de los hombres que creen tener el poder. Con
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ello, se crea un poder no opresivo que puede ser compartido con otras mujeres y que puede
influir en sujetos que ejercen el poder entendiéndolo como dominación. En la interacción se
visibiliza una negativa ante el control de la vida de las mujeres. Se rechaza, así, la obligación
de soportar todo tipo de sufrimientos en la vida cotidiana, que invalidan la subjetividad
personal dejando a las mujeres en minoría de edad (Barroso, 2007: 184).
Para llegar a esta autoridad personal es importante comprometerse en determinados
cambios personales en la autopercepción, estabilidad, control, fortaleza y sociabilidad. Cambiar
en la forma de verse a una misma, ordenar y dar prioridad a unos deseos frente a otros, contrastar
las expectativas de los demás con las expectativas propias y el principio de realidad, renovarse
cada cierto tiempo, conocer la personalidad propia y disfrutar de ella, hacer valer la voz individual
en las situaciones que lo requieran, entrenar la asertividad en las relaciones personales...
Otorgarse poder implica recuperar el control y el poder sobre la vida cotidiana y
reivindicar que «lo personal es político». Esto quiere decir que en los ámbitos comunitarios
habrá que deconstruir aquellos hábitos que no reparten el poder de forma ecuánime entre los

MUJERES Y LIDERAZGO
participantes y proponer nuevas relaciones democráticas.

3. Prácticas de liderazgo creativo

Las mujeres empoderadas pueden constituirse como líderes de su comunidad, haciendo


una contribución de dignidad, de acto de justicia que restituye lo postergado en la historia
en contra de las mujeres. En cada logro que obtiene una mujer subyace una conquista. Una
conquista que es una gota en un todavía océano de iniquidad laboral, violencia doméstica,
explotación de menores, pobreza, analfabetismo, discriminación social… Para las mujeres
que alcanzan el liderazgo comunitario, un objetivo imprescindible es ayudar a otras a no ser
víctimas. La solidaridad entre mujeres obliga a la sororidad, acompañar a otras.
La práctica de un liderazgo creativo significa promover en las mujeres la capacidad
de asociar ideas, liberando miedos y apostando por sus derivas, de tal manera que obtengan
soluciones más originales y contextualizadas para las problemáticas a las que se enfrentan.
Si las mujeres recorren procesos de empoderamiento, personalizando en un estilo propio
de participación e influencia social en sus barrios o entornos, estamos ante una diversidad
creativa de cauces de comunicación social. Un liderazgo creativo tiende a trazar redes de
participación, en función de los contextos y las necesidades. Construye puentes de diálogo,
descubre necesidades y denuncia desigualdades… impulsa la cultura de la equidad y la
sororidad. Y a la vez construye un entendimiento recíproco entre hombres y mujeres para
forjar equilibrios incluyentes, en distintas direcciones, que transformen la sociedad.
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3.1. El cómo del liderazgo de mujeres
PROCESOS DE EMPODERAMIENTO Y LIDERAZGO DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LA SORORIDAD Y LA CREATIVIDAD

Vamos por tanto a revisar los distintos elementos que conforman el liderazgo femenino,
es decir, la formación de una masa crítica de mujeres que piensa como sujeto colectivo activo
que se reúne en círculos sociales, empoderando a otras mujeres para su participación en las
redes sociales. Este liderazgo se realiza desde un trabajo colectivo, pero también desde un
acompañamiento de las unas a las otras soñando en un futuro. Es decir, implica una «ética de
la solidaridad» (Valcárcel, 1997), un apoyo mutuo para aquellas que estén llevando a cabo
acciones por la emancipación feminista en cualquier ámbito social o económico.

a) De la minoría grupal a la masa crítica

Normalmente en los lugares de participación públicos suele haber minorías de


mujeres. A veces se da lo que llamamos minoría simbólica, que es la presencia de una o
SILVIA MARTÍNEZ CANO

dos mujeres, en las que se focalizan todas las cuestiones que tienen que ver con «la mujer»,
generalizando de tal manera que se convierte en un remanente teórico.
Otras veces la minoría es algo mayor, pero no tiene un peso significativo en la
parte operativa del grupo. La posición de estas mujeres en los distintos grupos sociales está
muy influida por otros factores que determinan las condiciones de las mujeres en general:
la división del trabajo por sexos, la socialización de los niños y de los adultos, las actitudes
hacia las mujeres, la distribución del poder entre los sexos en la vida social y familiar, etc.
Esto nos dice que su presencia está dificultada por una cantidad de problemas a los que las
mujeres se enfrentan en tales posiciones. La tensión de las relaciones en un grupo de iguales
dominado por varones, influye en la participación y liderazgo de las mujeres y su capacidad
para efectuar cambios, tanto personales como grupales. Algunos de los problemas que
podemos mencionar son:
• Baja visibilidad en las discusiones y tareas del grupo. Frecuentemente ignoradas en
sus aportaciones.
• Estereotipamiento de las mujeres.
• Conflictos de papeles a la hora de liderar una acción o un grupo en general.
• Carencia de autoridad legitimada.
• Exigencia mayor en las mujeres para ser aceptadas en el grupo. Pero si la mujer es
demasiado competente, se vuelve una amenaza.
• Adaptación inconsciente de las mujeres al dominio de varones.
• Carencia de aliados en los espacios de poder.
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• No consideración de las obligaciones familiares, maternidad, hijos, etc., como algo
a tener en cuenta en el grupo.
• Acoso sexual.
• Tensión psicológica en las relaciones y las decisiones.
• Alta tasa de deserción de los lugares de decisión.

Cuando una o varias mujeres son capaces de incorporar a otras mujeres a la minoría
y comienzan a reforzarse unas a otras, la minoría se va volviendo suficientemente fuerte como
para empezar a influir en la cultura del grupo. Las alianzas en el interior del grupo minoritario
pasan de posibilidad a realidad. Se comienzan a ver como sujetos individuales, diversos y
respetados.
Hasta entonces el objetivo había sido la visibilidad, ante la frecuente indiferencia de
los varones. Pero en este momento es cuando se comienza a tener como objetivo un cambio
en las relaciones de poder. Es aquí cuando podemos hablar de «masa crítica».

MUJERES Y LIDERAZGO
El concepto de «masa crítica» no solo tiene que ver con el aumento de mujeres que
establecen alianzas entre ellas, normalmente en torno a un 30%, sino de un salto cualitativo
en las relaciones sociales, que influyen en las decisiones y operatividad es de los grupos o
comunidades, monopolizadas por una mayoría masculina. Las influencias de una minoría
critica permiten a otras del grupo sometido usar recursos grupales para mejorar su propia
situación y la de la minoría a la que pertenece.
La minoría es capaz ahora -si lo desea- de acelerar los cambios personales y grupales
y de hacer frente a los problemas que antes enunciábamos. Porque hay que ser conscientes
que no siempre una gran minoría, desde el punto de vista cuantitativo (más del 30%), es una
masa crítica, es decir, se constituye como grupo y lucha por la transformación comunitaria.
Que la masa de mujeres se convierta en crítica depende a veces de los factores externos y de
las estructuras y su capacidad de diálogo (Flesher, 2015: 7-8).
En algunas ocasiones las mujeres se enfrentan unas a otras, en una colaboración
con las alianzas fratriarcales que las restan apoyos. Sólo involucrando a mujeres y hombres
en alianzas que apoyen los liderazgos y la visibilidad de las mujeres, podemos conseguir
cambios en las estructuras sociales.

b) Características del liderazgo femenino

El liderazgo femenino surge frecuentemente dentro de la masa crítica. A veces una


masa crítica de mujeres surge en torno a una mujer que ha hecho un proceso personal de
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empoderamiento y ha ido aliándose con otras mujeres y ayudándolas a hacer procesos
PROCESOS DE EMPODERAMIENTO Y LIDERAZGO DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LA SORORIDAD Y LA CREATIVIDAD similares. Otras veces un grupo de mujeres, a veces muy pequeño, comienza a caminar por
el proceso de empoderamiento apoyándose las unas a las otras. Y en este espacio cuidado,
surgen liderazgos femeninos que después tendrán repercusión no solo en el propio grupo
sino también en otros espacios sociales o eclesiales.
Las teorías sobre el liderazgo del sociólogo Robert House (1971) fueron el punto de
partida para un estudio a fondo de los liderazgos en los distintos grupos humanos. House
y su colega Mitchell distinguieron cuatro modelos de liderazgo: el liderazgo de apoyo, el
liderazgo directivo, el liderazgo participativo y el liderazgo orientado al logro. Reflejaban
tipos de conductas que adoptaban los líderes eficaces. Sin embargo, son modelos que están
basados en los comportamientos masculinos. En los años noventa estos modelos clásicos
comenzaron a tener en cuenta otros aspectos que no sólo los puramente directivos, incluidas
las diferencias entre géneros (House y Mitchell, 1974). Según Mª Amparo Ramos, las mujeres
desarrollan más su liderazgo trazando vínculos relacionales y emocionales, incrementando
SILVIA MARTÍNEZ CANO

la potencialidad del grupo e introduciendo cambios y diseñando acciones para afrontar los
acontecimientos sociales. Parece que las mujeres se ajustan más al modelo de liderazgo
«transformacional», esto es, un liderazgo que potencia la iniciativa y promueve cambios en
cada miembro del grupo, para que se desarrolle como persona (Ramos, 2005: 100-103). Se
produce una relación de respeto y admiración, que potencia el liderazgo de otros. Y todos
los miembros del grupo aumentan su compromiso con el quehacer del grupo, al experimentar
un incremento de la autoestima y de apoyo.
El liderazgo femenino es un liderazgo que tiende a trabajar desde lo cooperativo y lo
sororal (Ramos, 2005: 108-114) aunque no debemos generalizar esta afirmación (Medina-
Vicent, 2014: 277), siendo conscientes de que los matices en el liderazgo de mujeres
superan una afirmación ontológica del liderazgo femenino. Sin asociarlo de forma natural a
las mujeres, podemos decir que es un liderazgo:
Más asertivo, porque conecta con flexibilidad las capacidades empáticas y las
habilidades de comunicación interpersonal. La colaboración y el consenso son claves para
la consecución de objetivos.
Más abierto al cambio y a la innovación, porque suele ser menos rígido o dogmático
que los modelos tradicionales masculinos y, por tanto, está más dispuesto a adoptar nuevas
prácticas y puntos de vista originales.
Más dialogante, porque escucha los distintos puntos de vista de los miembros del grupo,
para luego tomar la mejor decisión posible. Las mujeres han sido educadas para escuchar, aprender
y reflexionar, y utilizan estas herramientas de forma natural en las interacciones del grupo.
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Más dispuesto a compartir información, porque entiende las interconexiones como
recursos para mejorar y responder mejor a la realidad.
Las mujeres suelen alentar la participación, y frecuentemente comparten el poder. Esto
estimula los grupos donde lideran mujeres, propiciando un clima más positivo y más creativo
y una mejor gestión de los conflictos (Medina-Vicent, 2014: 773). Se trata en definitiva, de
un liderazgo inclusivo, que está más abierto a recibir ideas y propuestas de otras y otros, y
que busca sumar fuerzas e incorporar potencialidades y habilidades. Sin embargo, tiene sus
riesgos, como tener menor control sobre los acontecimientos y estar abierto a las críticas, y
esto puede suponer conflictos.
En definitiva, hemos de ser conscientes de que la realidad no es tan idílica. Muchas
mujeres se adaptan a los modelos masculinos de independencia, control, competición,
racionalidad y objetivad para poder continuar con su liderazgo y no ser rechazadas en los
ámbitos de poder. Esto supone conflictos entre ellas y críticas a aquellas que proponen modelos
de relación diferentes, que son comparadas con las que asumen los modelos masculinos y por

MUJERES Y LIDERAZGO
eso, rechazadas, criticadas o invisibilizadas.

3.2. La práctica de los liderazgos

Para combatir este conflicto entre mujeres es fundamental trazar círculos de mujeres,
espacios comunitarios donde poder desarrollar nuestras capacidades y potencialidades, para
luego liderar cambios personales y entornos locales. De esta forma se tejen relaciones nuevas,
desde la diversidad de la propia subjetividad en interacción con la alteridad de la otra.

a) Trazar círculos igualitarios en la diversidad: todas importan

Los círculos habilitan a las mujeres para utilizar dos herramientas robadas a lo
largo de la historia patriarcal: la memoria y la capacidad de pensar (Barroso, 2007: 183).
El círculo es, además de una forma simbólica, un principio político (en el sentido literal de
política, la que se hace en la vida cotidiana), que se opone al orden social patriarcal que
es vertical y jerárquico. Cuando las mujeres se reúnen y se sientan en círculo la propia
ubicación física del círculo nos está dando la pauta de comportamiento. Todas y cada
una de las mujeres que se reúnen son iguales, todas pueden hablar con el mismo nivel de
autoridad, porque se reconoce su experiencia y se acepta su diversidad (Donoso et al.,
2011). Unas hablan y otras escuchan y entre todas se interpelan para acompañarse en el
proceso de empoderamiento.
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De esta manera se adquiere una visión estratégica que incluye a mujeres y hombres
PROCESOS DE EMPODERAMIENTO Y LIDERAZGO DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LA SORORIDAD Y LA CREATIVIDAD en la construcción de comunidades activas y participativas. La circularidad reestablece el
deseo de reaprender a comprender la realidad y a desarrollar nuevos modos de percibirla
(Gil, 2011: 88). Empodera a las mujeres como agentes críticos de la realidad comunitaria y
las capacita para ser constructoras de nuevos significados sociales y culturales. La circularidad
es la que posibilita la práctica cotidiana de la reciprocidad, de relaciones democráticas y
flexibles que evitan la jerarquía y la exclusión. Por último, la circularidad permite experimentar
una identidad plural y mestiza, donde las diferencias se gestionan como riqueza y no como
amenaza (Brah, 2004: 124-125).

b) Alianzas entre mujeres

Para que exista intercambio en la diversidad debe haber también voluntad de


encuentro. No es fácil considerarse como un colectivo con los mismos intereses siendo
SILVIA MARTÍNEZ CANO

conscientes de la diferencia de cada sujeto. Es un desafío poder constituirlo. Las relaciones


entre mujeres deben tener un sentido comunitario afectivo y efectivo, tanto en lo social como
en lo identitario, para poder aceptar la alteridad de los discursos y desde ahí, encontrar
consensos después de haber sido interpelada por su discurso (Eskalera Karacola, 2004: 27).
No es una casualidad que las mujeres hagan pactos cuando se encuentran en lo
público. Los pactos protegen y ayudan. Las alianzas establecidas se deben trazar desde
criterios de reciprocidad donde quede clara que la diferencia lleva también a un lugar común.
La reciprocidad exige apertura, juega con las condiciones para el diálogo, defiende los
espacios personales y con ello, reelabora las identidades de las que negocian, reordenando
sus intereses y prioridades como una riqueza colectiva que respeta y potencia el espacio
propio (Gil, 2011: 220).
El pacto de mujeres es transgresor para el imaginario fratriarcal, es insurrecto, porque
desmonta el mito de que las mujeres no tienen capacidad de organización ni liderazgo. Las
alianzas se construyen por tanto desde un «nosotras» en construcción, y no un colectivo
preexistente. Así se puede actuar sobre las necesidades y urgencias, derechos y deseos de los
sujetos que participan en esa construcción. No existen sujetos definidos para una necesidad
única, sino sujetos en proceso que conectan en sus luchas y forman «coaliciones» (en el
sentido de la definición de Judith Butler5) que diseñan y proponen nuevas formas sociales
de participación y reivindicación (Gil, 2011: 221). Con ello se mejora la convivencia,

5  Coalición como desarrollo de propuestas políticas de coalición que no presupongas una única categoría «mujeres» sino como
encuentros dialógicos que articulan distintas identidades (Butler, 2001: 46).
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se potencia la singularidad, las nuevas subjetividades, y las acciones creativas para los
problemas cotidianos. No hay que olvidar la complejidad de este trabajo (Valcárcel, 1997),
que implica un esfuerzo de comprensión de las subjetividades femeninas y de sus procesos
de desarrollo y empoderamiento. Sin embargo, su práctica, refuerza las búsquedas y derivas
personales en cuanto que son compartidas e interpeladas grupalmente a través del respeto
y la aceptación.

c) Acompañamiento o mentorización de otras mujeres

Por último, el pacto entre mujeres lleva a analizar las relaciones intergeneracionales.
En los entornos urbanos y mercantilizados se potencia el deseo de independencia como
una negación de la necesidad de los otros (Gil, 2011: 224). Se niega la vulnerabilidad y
la interdependencia entre seres humanos. Esto sitúa a cada sujeto en una lucha individual
por sus derechos como conquista personal y no común y abre la puerta a nuevas sumisiones

MUJERES Y LIDERAZGO
sociales. Para empoderarse las mujeres necesitan que se tracen relaciones interpersonales
con otras mujeres de más experiencia que puedan establecer diálogos de contraste y consejo.
Estos diálogos son la consecuencia de asumir una ética de la justicia intergeneracional, que
responsabiliza en el cuidado y preparación de las generaciones posteriores para una vida
que hay que transformar. La ética de la justicia intergeneracional la podemos definir como el
desarrollo de la capacidad de mirar a nuestras hijas y nietas y soñar futuro con ellas y para
ellas, donde sean sujetos activos de su propia historia.
Transmitir una herencia multiforme, sororal y centrada en las potencialidades, y no
en los condicionamientos, desarrolla prácticas creativas en las nuevas generaciones. De
esta forma, lo que el sistema de consumo de la vida individualizado fragmenta y fragiliza,
queda de nuevo enlazado a través del mentoring de otras mujeres más jóvenes. Se trata de
soñar en futuro más allá de la propia vida. De participar sororalmente en los procesos de
empoderamiento de otras mujeres, compartiendo las derivas personales como sustrato de
construcción identitario de otras. Favorece el aprendizaje sororal y a la vez la diferenciación
como clave personal. Aunque esta práctica sea más propia del mundo empresarial que del
medio social, lo cierto es que su exportación a las prácticas políticas y sociales cotidianas
puede promover el liderazgo de mujeres en espacios sociales, estableciendo lenguajes y
dinámicas comunes e igualitarias dentro de la comunidad social (Puleo, 2013: 296).
Los vínculos que se establecen en el acompañamiento entre mentora y mentorizada,
ejercen sobre las mujeres jóvenes un movimiento de su singularidad saludable, que les permite
analizar, criticar y derribar muchas de las barreras del imaginario mercantil y patriarcal actual,
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y a superar aquellos elementos del propio sistema fragmentario que pretende convencerlas
PROCESOS DE EMPODERAMIENTO Y LIDERAZGO DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LA SORORIDAD Y LA CREATIVIDAD de que la igualdad se ha conseguido ya y no es necesario luchar ni por la igualdad ni por
la propia identidad. En definitiva, la mentorización o acompañamiento de mujeres jóvenes
recorta la soledad en las luchas de las mujeres y mejora las redes de sororidad entre mujeres
como caminos adecuados para la transformación social (Puleo, 2013: 299), no como una
relación jerárquica, sino como un aprendizaje colectivo donde todas tienen algo que aportar.

4. Prácticas de liderazgos desde lo potencial y lo nómada. Conclusiones.

Hemos visto que los procesos de empoderamiento de las mujeres desencadenan


liderazgos, no sólo en los espacios políticos invisibles como alternativa a las categorías
de las fratriarquías sociales, sino que refuerza los liderazgos de mujeres en la política de
participación social cotidiana, sin negar el hecho diferencial de cada mujer, en su propia
subjetividad.
SILVIA MARTÍNEZ CANO

En este sentido, solo puede emerger autoridad femenina en las interacciones sociales
si se produce, a través de los liderazgos creativos, una apropiación de espacios e identidades
(Alexander y Tapalde, 2004: 143), no de forma definitiva, sino como cartografías nómadas
de la organización social. Es decir, que se construyan espacios de participación y decisión
de mujeres y hombres donde, no solo se den nuevos modos de organización (Alexander y
Tapalde, 2004: 148), sino que se reconozcan y acepten las transformaciones que producen
las luchas cotidianas en la propia política de liderazgo. La aceptación de la vulnerabilidad y
fragilidad del sujeto diferenciado que me interpela nos recuerda nuestra condición nómada
(Meloni, 2011: 178), de una cierta diáspora, que nos obliga en cierta manera a confiar en el
cultivo de la potencialidad de cada sujeto, no de forma aislada, sino en cooperación sororal
en el aquí y ahora.
Este cultivo del ámbito sororal a través los pactos entre mujeres y el acompañamiento
o mentorización se convierte en estrategias políticas y educativas en la transformación de
sociedades más igualitarias pero más sostenibles. Lo son, en la medida en que sirven para
que las mujeres tanto maduras como jóvenes no sólo se apropien de los «no lugares» sociales,
sino que desdibujen las fronteras de los círculos sociales a favor de redes interrelacionadas
que reduzcan la exclusión de las mujeres en las culturas (Posada, 2002: 336-337).
La sororidad, que en palabras de Marcela Lagarde es una «dimensión ética, política
y práctica del feminismo contemporáneo» (Lagarde, 2006: 126), es un crisol de experiencias
de mujeres que conduce a la búsqueda de relaciones positivas de empoderamiento y liderazgo
de mujeres. Sororidad y empoderamiento están directamente relacionados. Sostiene la
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creación de vínculos, el cuidado de la relación y el acompañamiento personal y grupal entre
mujeres.
Por otro lado, del empoderamiento colectivo desde sujetos activos que tratan de
constituirse compartiendo su diversidad (Meloni, 2012: 225), emerge la autoridad que insta
a la práctica social a tener en cuenta la presencia y acción de las mujeres. Se trata de una
autoridad que surge del reconocimiento, del diálogo y de la acción comunitaria. No viene
del poder vertical ni de la opresión de unos sobre otros.
Es inevitable, entonces, repensar las relaciones de poder en los liderazgos cotidianos.
Desarrollar en las mujeres una nueva cultura del ejercicio del poder a través de relaciones
empáticas, que favorezcan el encuentro con el otro en su singularidad. Focalizar el poder en
el intercambio con el otro desde sus necesidades y no desde las propias.
Esta dinámica social evita las clasificaciones, aceptando la realidad diversa de las
mujeres a la vez que preserva la identidad colectiva que las hace más fuertes en las tensiones
frente a los liderazgos excluyentes. De esta manera, la identidad subjetiva armoniza con la

MUJERES Y LIDERAZGO
colectiva aportando herramientas de autoempoderamiento que se descubren y se comparten
con otras mujeres (Lagarde, 2006). Este nomadismo creativo, nos sitúa en una posición de
continua búsqueda, desde una conciencia crítica que se resiste a establecerse estáticamente
en los códigos de una red social, sino que explora y transgrede constantemente las distintas
redes para poder construir estrategias de resistencia a las heteronormatividades fratriarcales.
Introduce así, redes u otros elementos novedosos que rompan los códigos de los liderazgos
de los hombres con poder (Jasso, 2008: 88-89).
El desarrollo de liderazgos feministas pasa por una des-fronterización del poder
en las culturas y sociedades. Construir liderazgos de mujeres que abran puertas. A veces
simplemente practicar pequeños huecos en los muros que nos separan y nos excluyen. Y,
recuperando la historia de Perséfone, Deméter y Hécate también «conspirar» para establecer
pactos con los hombres que provoquen emergencias en las formas diferentes de relación y
de subjetividad desde marcos comunes de transformación social. Y con ello, ejercitar las
prácticas locales de la justicia y la conciliación.

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Recibido el 4 de marzo de 2017


Aceptado el 14 de mayo de 2017
BIBLID [1139-1219 (2017) 22: 49-72]

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LA UNIVERSIDAD COMO ESPACIO DE EMPODERAMIENTO.
LOS SEMINARIOS DE ORATORIA Y DEBATE,
UNA OPORTUNIDAD PARA EL FOMENTO DEL LIDERAZGO FEMENINO
THE UNIVERSITY AS A SPACE OF EMPOWERMENT. THE SEMINARS OF ORATORY AND

DEBATE, AN OPPORTUNITY FOR THE PROMOTION OF FEMALE LEADERSHIP

María Amparo Calabuig Puig


Universidad Miguel Hernández de Elche

MUJERES Y LIDERAZGO
RESUMEN
El presente trabajo pretende plasmar la implementación de una experiencia piloto en materia de ora-
toria y debate llevada a cabo en la universidad Miguel Hernández de Elche, planteándose dicho
proyecto desde los valores de la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Y es que la Universidad se
presenta como una esfera privilegiada desde la que debemos proyectar los valores del empoderamiento
en igualdad de condiciones al resto de la sociedad, teniendo dicha institución educativa una especial
responsabilidad como agente socializador, trasmisor de valores y referente del pensamiento crítico.
Palabras clave: universidad, empoderamiento, liderazgo, igualdad efectiva, oratoria y debate.

ABSTRACT
The present work aims to reflect the implementation of a pilot experience in the area of speech and
debate, carried out at the Miguel Hernández University of Elche. This project is based on the values of
effective gender equality between women and men. After all, the University presents itself as a privileged
sphere from which we must project the values of empowerment in equal conditions to the rest of society,
having a special responsibility as socializing agent, transmitter of values and referent of critical thinking.
Keywords: University, Empowerment, Leadership, Gender Equality, Speech and Debate.

73
Dossiers Feministes, 22, 2017, 73-85 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.5
1. Introducción

A pesar de los incuestionables avances sociales, culturales y legales, aún perviven –de
LA UNIVERSIDAD COMO ESPACIO DE EMPODERAMIENTO. LOS SEMINARIOS DE ORATORIA Y DEBATE,...

un modo más o menos evidente- determinados estereotipos y roles tradicionales, intensamente


conectados con la perenne infravaloración de la actividad femenina. Muestra de ello es la
segregación horizontal y vertical del trabajo, los diferentes usos del tiempo, la asimetría entre
la maternidad y la paternidad, la consecuente brecha salarial, la discriminación en materia
de cotización o pensiones y un largo etcétera. Así lo reflejan los datos que arroja el informe
Mujeres y hombres en España (2015) del Instituto Nacional de Estadística de España, pues,
entre otras cifras de interés, indica que el 91,9% de las mujeres -de10 años o más- realizan
tareas domésticas y se ocupan del cuidado de personas dependientes durante 4 horas y
29 minutos diarios, frente al 74,7% de los hombres que dedican en promedio 2 horas y 32
minutos (INE, 2015: 384). Fenómenos intensamente conectados que, sin embargo, aún no
MARÍA AMPARO CALABUIG PUIG

son tan evidentes para el alumnado inmerso en el «oasis universitario», pero que sin lugar a
dudas han limitado y limitan en la práctica las vidas y por ende las carreras profesionales de
las mujeres, coartando en definitiva sus posibilidades para ejercitar de forma efectiva, eso
es plenamente y en igualdad con los varones, los derechos de los que ambos son titulares
(Collado, 2014: 186).
En este sentido, si hay un ámbito en el que aún se hace más patente la permanente
desigualdad de género es el del poder1 –entendido y ejercicio mayoritariamente desde
la construcción de lo masculino-. Los puestos de dirección y de toma de decisiones han
estado tradicionalmente –y están-, vinculados mayoritariamente a los hombres. Y si bien
parece que la participación de las mujeres avanza progresivamente, en realidad continúa
presentando resultados aún peores que los correspondientes al mercado laboral en su
globalidad (Figueruelo, 2014: 243). Situación que encuentra sus raíces en la construcción
social patriarcal.
En relación a lo expuesto los datos no dejan lugar a dudas, según el informe del INE
citado anteriormente, en el año 2015, el porcentaje de mujeres en el conjunto de Consejos
de Administración de las empresas que forman parte del Ibex-35 era del 19,4%. Si se
considera el cargo ejercido en los consejos de administración, los porcentajes de mujeres
entre quienes ostentaban la presidencia -5,7%- o vicepresidencia -2,4%- eran aún más bajos.
En el año 2015 las mujeres representaban algo menos de la tercera parte del total de quienes
ocupaban los órganos superiores y los altos cargos de la Administración General del Estado.

1  Max Weber en su obra Economía y sociedad, esbozo de la sociología comprensiva (1922), define el poder como la probabilidad
de que un actor dentro de un sistema social esté en posición de realizar su propio deseo, a pesar de las resistencias.
74
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En el ámbito de la representación política, tras las elecciones generales del 26 de
junio de 2016, en el Congreso de los Diputados, el porcentaje de mujeres electas fue del
39,4%. Y en agosto de 2016, el porcentaje de mujeres en el conjunto de cargos ejecutivos
de los partidos políticos se sitúa en un 37,5%. Pudiendo observar un lógico aumento de la
presencia de mujeres en aquellos ámbitos en los que se aplica, obligatoriamente, el sistema
de «cuotas» de la Ley 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres
y hombres2 y un estancamiento en aquellos en los que la misma norma optó por la mera
recomendación –soft law-, un claro ejemplo de ello son los consejos de administración de las
empresas3.
Antes de continuar cabe poner la lupa en el ámbito que nos ocupa, la universidad,
que a pesar de lo deseable no escapa a dicha situación. Pues en su propio seno se da
el denominado «efecto tijera», es decir, a pesar de contar con una mayoría de alumnas
-54,9%- su presencia va descendiendo considerablemente a medida que asciende la escala
universitaria, encontrando en el curso 2014/2015 un 20,8% de catedráticas en el conjunto

MUJERES Y LIDERAZGO
del Estado español (Pastor y Acosta, 2016: 252). Por no hablar de su baja presencia como
decanas de facultades y escuelas, y ya anecdótica como rectoras.
Al respecto, cabe destacar que el fenómeno de la baja presencia de mujeres en
el vértice de las organizaciones, y de los elementos que interactúan para perpetuarlo a
pesar de estar presentes en las bases y puestos intermedios, ha sido acuñado de diferentes
modos a lo largo del tiempo. A partir de los años ochenta del término «techo de cristal»
-glass ceiling-, haciendo una alusión metafórica a «las barreras invisibles que impiden a
muchas mujeres con elevada cualificación y capacidad personal y profesional acceder a
los niveles de dirección y responsabilidad más elevados y promocionar en ello» (Segerman-
Peck, 1991: 243). Estas barreras invisibles son obstáculos implícitos derivados de prejuicios
psicológicos y organizativos (Ramos, 2005: 47). Posteriormente se consideró más apropiado
el término «laberinto de cristal» (Barberá, Ramos y Candela, 2011: 174). Esta metáfora trata

2  A través de la Disposición Adicional 1ª de la Ley de Igualdad se modificaron diferentes preceptos de la Ley 5/1985, de 19 de
junio, del Régimen Electoral General, destacando la nueva redacción del artículo 44 bis, relativo a la composición equilibrada
de mujeres y hombres en las elecciones al Congreso, al Senado, a los ayuntamientos, al Parlamento Europeo y a los parlamentos
autonómicos, de tal modo que, en el conjunto de la lista, los candidatos de cada uno de los sexos supongan como mínimo el 40
por 100 y no más del 60 por 100. Además esta proporción mínima de cada uno de los sexos deberá mantenerse en cada tramo
de cinco puestos de la lista electoral en el caso de que el tramo de la lista no alcance el número de cinco puestos, o que el número
de puestos a cubrir sea inferior a cinco, la proporción de hombres y mujeres será lo más cercana posible al equilibrio numérico En
todo caso, deberá mantenerse la proporción exigible en el conjunto de la lista. Asimismo deberá aplicarse la misma regla numérica
a las listas de suplentes.
3  Artículo 75 de la Ley de Igualdad: «Participación de las mujeres en los Consejos de administración de las sociedades mercantiles:
1. Las sociedades obligadas a presentar cuenta de pérdidas o ganancias no abreviada procurarán incluir en su Consejo de Ad-
ministración un número de mujeres que permita alcanzar una presencia equilibrada de mujeres y hombres en un plazo de ocho años
a partir de la entrada en vigor de esta Ley».
75
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de explicar que no existen barreras imposibles de atravesar para llegar a la cúspide y que,
además, éstas no son totalmente invisibles. Las mujeres no tienen denegado el acceso a los
puestos más altos, sino que, a diferencia de los hombres, deben sortear una mayor cantidad
LA UNIVERSIDAD COMO ESPACIO DE EMPODERAMIENTO. LOS SEMINARIOS DE ORATORIA Y DEBATE,...

de obstáculos para poder llegar a ellos. En definitiva, responde a la idea de que para ellas
los caminos correctos para poder avanzar resultan más difíciles de hallar (Lupano, 2009:
73). Desde las ciencias sociales se han desarrollado diferentes hipótesis explicativas sobre
los elementos que conforman dicho fenómeno, coincidiendo la mayoría en la interrelación
de factores externos a las mujeres -estructura y cultura organizacional y los estereotipos
de género-, internos -rasgos motivacionales y de personalidad-, y explicativos interactivos
-responsabilidades familiares y promoción profesional- (Ramos, 2005: 39).
En consecuencia, y atendiendo al trascendente impacto social que tiene, la universidad
no puede obviar dicha problemática, que va mucho más allá de la cantidad de egresadas
y egresados, o de sus correspondientes calificaciones, comprometiéndose como formadora
MARÍA AMPARO CALABUIG PUIG

de las personas que serán el motor de la transformación. Avanzando del mero cumplimiento
de la letra, bajo mínimos en la mayoría de ocasiones, de la Ley de Igualdad, y de la Ley
Orgánica de Universidades 6/20014, a la consecución de su espíritu. Y en definitiva, en aras
del cumplimiento del principio de igualdad de oportunidades y no discriminación -artículo
14- reconocido en nuestra Carta Magna y del mandato que la misma hace a los poderes
públicos para que pongan los medios necesarios en vistas de garantizar el goce efectivo de
los derechos en condiciones de igualdad –artículo 9.25-. Por no olvidar el artículo 35.16 que
garantiza el derecho a la promoción en el trabajo y prohíbe la discriminación laboral por
razón de sexo.
Para ello, como punto de partida deberá incorporar la perspectiva de género
de un modo transversal, teniendo siempre presente la existencia del problema y lo más
importante, de dónde viene. Y luego, implementar medidas concretas para la deconstrucción

4  La Ley de Universidades contiene reiterados mandatos relativos al fomento de la enseñanza y la investigación sobre el significado
y alcance de la igualdad entre mujeres y hombres, la inclusión en los planes de estudio de enseñanzas, la creación de postgrados
específicos y la realización de estudios e investigaciones especializadas en dicha materia.
5  Artículo 9.2 de la Constitución Española: «Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la
igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su
plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social». Y en definitiva con el ob-
jetivo de dar efectividad al artículo 14 de la Carta Magna: «Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discrimi-
nación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social».
6  Artículo 35.1 de la Constitución Española: «Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre
elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y
las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo».
76
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de los roles tradicionales, el fomento en las aulas del empoderamiento en igualdad7 y el
desarrollo de liderazgos transformacionales8. En ese sentido los seminarios de «oratoria y
debate» se nos presentan como una oportunidad para el fomento del liderazgo femenino
y la deconstrucción de los estereotipos que lo limitan –por ser un entorno encaminado
a la toma de la palabra, a la gestión de decisiones, a la dirección de grupos, etc. -.
Además de apostar por un trabajo en equipo y un liderazgo transformacional9 (Ramos,
2011: 79-88), que supere las clásicas rémoras. La presente propuesta consiste en un relato
de la implementación de una experiencia piloto y la correspondiente evaluación de sus
resultados, pudiendo servir, no solo de reflexión, sino también de ejemplo o inspiración
para nuevas dinámicas en otros centros.
Por ende, la universidad se nos presenta como esfera privilegiada desde la cual
debemos proyectar los valores del empoderamiento en igualdad de condiciones al resto de
la sociedad. Teniendo la misma una especial responsabilidad como agente socializador,
trasmisor de valores y referente del pensamiento crítico.

MUJERES Y LIDERAZGO
2. La experiencia del Taller Permanente de Oratoria y Debate en la Universidad
Miguel Hernández de Elche (TOD UMH)

La Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de Orihuela y el Departamento de


Ciencia Jurídica de la Universidad Miguel Hernández10 han puesto en marcha durante el
curso académico 2015/2016 y el presente 2016/2017 el Taller Permanente de Oratoria
y Debate (TOD) UMH11. Un proyecto que ha buscado ofrecer formación continuada y de
calidad en materia de oratoria y debate al alumnado de dicha universidad.

7  El término empoderamiento referido al aumento de la participación de las mujeres en el acceso al control de recursos materiales,
intelectuales e ideológicos hasta llegar a una contribución plena para la construcción de la sociedad, permitiendo su participación en
igualdad de condiciones a todos los niveles. Ello supone para las mujeres ganancias en autoestima, educación, información y dere-
chos: y por lo tanto, poder. En los últimos tiempos este término ha ido adquiriendo un nuevo sentido, entendiendo que hace también
referencia a la toma de conciencia del poder que, de forma individual y colectiva, ostentan las mujeres, y que tiene que ver con la
recuperación de su propia dignidad como personas. En definitiva, la dignificación, la autonomía, para que puedan sentirse dueñas
de sus decisiones, y vivir en paz, justicia e igualdad. En este sentido atendemos a la conceptualización y desarrollo de estrategias
planteadas por la Organización de Naciones Unidas, a través, principalmente de sus Conferencias Mundiales.
8  Orientado a la innovación, el trabajo cooperativo en equipo, la puesta en valor de las potencialidades de todas las personas que
componen el grupo y el aprovechamiento de todos los recursos disponibles.
9  Liderazgo basado en las relaciones horizontales, superando las verticales de subordinación; la implicación efectiva de todos los
miembros del equipo y el reconocimiento de su potencial, fomentando el desarrollo personal y colectivo; la motivación orientada a
objetivos comunes y las relaciones basadas en el respecto.
10  En adelante UMH.
11  En adelante TOD UMH.
77
Dossiers Feministes, 22, 2017, 73-85 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.5
Su primera puesta en práctica, llevada a cabo en el curso 2015/2016,12 contó con
una excelente acogida entre el alumnado de titulaciones como Ciencias Políticas y Gestión
Pública, Derecho, Periodismo, Dirección y Administración de Empresas e incluso programas de
LA UNIVERSIDAD COMO ESPACIO DE EMPODERAMIENTO. LOS SEMINARIOS DE ORATORIA Y DEBATE,...

doctorado. Un nutrido grupo de alumnas y alumnos que trabajaron, tanto de forma individual
como en equipo, en talleres que abordaron el desarrollo de discursos, argumentación,
búsqueda de información, uso de fuentes, proyección de la voz, comunicación no verbal,
miedo escénico, etc. Cuestiones todas de gran trascendencia para el desarrollo personal
y profesional, que también fueron puestas en práctica a través de una liga interna -Liga de
Debate TOD UMH- y otra externa -Lliga de Debat Universitària de la Xarxa Vives-.
Pero si algo ha caracterizado al TOD UMH ha sido la aplicación de la perspectiva
de género durante todo el proceso de planteamiento e implementación, es decir, de un modo
transversal.
MARÍA AMPARO CALABUIG PUIG

La incorporación de la perspectiva de género como herramienta conceptual o metodológica


ha permitido centrar la intervención en la construcción social del sexo (el género) y, por tanto,
señalar aquellos aspectos ideológicos o culturales y, por tanto, reinterpretables y mutables que
explican o son el origen de la situación de vulnerabilidad (Nuño, 2014: 393).

Primero en la elaboración del proyecto, luego como criterio básico e imprescindible


en el personal docente, en las formaciones, materiales, cartelería, publicidad (…). En
definitiva, como elemento presente tanto en todas y cada una de las sesiones de formación
como a través del desarrollo de módulos específicos sobre: lenguaje inclusivo, conceptos
básicos en materia de igualdad, diferentes usos del tiempo de mujeres y hombres, Violencia
de Género (…).
A continuación, realizaremos un análisis y evaluación de las medidas llevadas a cabo
desde la perspectiva de género -en base a la programación ya cerrada, correspondiente al
curso 2015/2016-.

2.1 Programación del curso TOD UMH (2015/2016)

• Taller I: Formación básica en oratoria y debate, 12 y 19 de diciembre de 2015, (16


horas).
• Taller II: El arte de comunicar, 20 y 27 de febrero de 2016 (8 horas).

12  Blog del TOD UMH 2015/2016: http://tod.edu.umh.es/programacion2015_2016/


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• Programa de debate Derribando Muros en la Radio UMH sobre la «brecha salarial»13,
7 de marzo de 2016. Programa de 1h. Participación de alumnado del TOD UMH.
• Taller III: La elaboración de un BUEN DISCURSO, 12 de marzo de 2016 (4 horas).
• Taller IV: Sexo, Género…Hoy, en el marco del TOD UMH. Seminario teórico-
práctico sobre conceptos básicos en materia de igualdad efectiva –sexo, género,
roles, estereotipos-. Especialmente aplicado a los roles que jugamos en una clase,
en una exposición o en un debate –tanto en su preparación como en la puesta en
práctica-.13 de abril de 2016 (4 horas).
• Taller V: El acceso de la mujer a la participación política. Debate a raíz del visionado
de la película «Clara Campoamor, la mujer olvidada»,8 marzo de 2016 (4horas).
• Taller VI: Formación en lenguaje inclusivo y no estereotipado La importancia de
tratarse bien en el discurso, 17 marzo de2016 (4horas).
Al finalizar el taller, el equipo de dirección del TOD UMH, representantes de la Unidad
de Igualdad y del Centro de Investigación de Estudios de Género (CIEG) de la universidad,

MUJERES Y LIDERAZGO
así como del Ayuntamiento de Orihuela inauguraron la muestra ¡No tiene nombre! Lenguaje
para la Igualdad. La exposición de la artista Diana Raznovich, compuesta por 30 carteles
relacionados con el lenguaje inclusivo, se enmarcó dentro de las actividades que la UMH
organizó para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. La muestra se pudo visitar en el
vestíbulo de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de Orihuela.
• Taller VII: Cómo convertir tus debilidades en fortalezas, 9 de abril de 2016 (4 horas).
• Liga de debate TOD UMH14. La primera fase se llevó a cabo el 12 de abril(5horas) y
la final el 14 de abril 2016 (2horas).
• Participación en la XII Lliga de Debat Universitària de la Xarxa Vives, celebrada en
la Universitat Politècnica de Valènica del 25 al 29 de abril de 2016.Los criterios de
selección, preparación y funcionamiento del equipo representante de la UMH en
dicha liga de debate fueron los correspondientes al TOD UMH. Estando compuesto
el mismo por 4 alumnas y 4 alumnos del Grado en Ciencias Políticas y Gestión
Pública15.

13  Enlace del programa de radio: http://radio.umh.es/2016/03/07/debate-sobre-el-dia-por-la-igualdad-salarial-derribando-muros-


7-de-marzo-de-2016/
14  Los vídeos de los debates están disponible en elcanalYOUTUBEUMH,enlalistadereproducción TOD UMH:https://www.youtube.
com/playlist?list=PLClKgnzRFYe7GNtaPeGl5-XTLtepzz7w-
15 Más información sobre dicha liga en:http://www.vives.org/serveis/lliga-de-debat/lliga-de-debat-universitari/lliga-de-debat-uni-
versitaria-2016/
79
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2.2 Participación del alumnado y profesorado

En todos los talleres se aplicó como criterio de admisión la presencia/participación equilibrada


LA UNIVERSIDAD COMO ESPACIO DE EMPODERAMIENTO. LOS SEMINARIOS DE ORATORIA Y DEBATE,...

de alumnas y alumnos16, atendiendo en base a ello al orden de inscripción. Del mismo modo se aplicó
dicho criterio en lo relativo al profesorado y al jurado de las ligas.
En este punto se hace imprescindible aclarar el concepto presencia/participación
equilibrada por ser uno de los ejes fundamentales de la presente experiencia. Desde el TOD UMH
hemos considerado imprescindible hacer hincapié en la diferencia entre la presencia –cuantitativa-
y la participación –cualitativa- equilibrada considerando ambos requisitos indispensablemente
complementarios. Pues en demasiadas ocasiones se tiende a cumplir con el requisito numérico
dejando al lado la participación efectiva. Siendo al fin y al cabo la combinación de los dos aspectos,
el cuantitativo y el cualitativo, el camino para el empoderamiento femenino, orientado al aumento de
la participación de las mujeres en el acceso al control efectivo de recursos materiales, intelectuales e
MARÍA AMPARO CALABUIG PUIG

ideológicos permitiendo su participación en igualdad de condiciones a todos los niveles. Pretensión,


la de la presencia/participación equilibrada sustantiva, que sin lugar a dudas aporta beneficios, tanto
individuales como colectivos, no solo al alumnado universitario, sino a la sociedad en su conjunto,
además de ser una exigencia inaplazable, en términos de justicia social y de puesta en valor del
conjunto de los recursos humanos.
Finalmente, los datos expuestos a continuación, basados en el criterio meramente cuantitativo,
pretenden ofrecer una visión nítida de cómo se ha cumplido con la presencia equilibrada. Sim
embargo, en base a lo expuesto, no podemos dejar de entenderlos desde la óptica de la participación
efectiva de hombres y mujeres, pues así lo ha intentado garantizar la organización en todo momento:
ASISTENCIA TOTAL ALUMNOS ALUMNAS

TALLER I 46 52% 48%

TALLER II 43 51% 49%

PROGRAMA DE RADIO 4 50% 50%

TALLER III 25 64% 36%

TALLER IV 35 54% 46%

TALLER V 45 44% 56%

TALLER VI 29 55% 45%

TALLER VII 22 59% 41%

LIGA DE DEBATE TOD UMH 34 53% 47%


LIGA DE DEBATE XARXA VIVES 8 50% 50%

16  Cada uno de los sexos representará como mínimo un 40%, basándonos en su configuración en la LOI.
80
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PROFESORADO PROFESOR PROFESORA

TALLER I 1 1

TALLER II 1 1

PROGRAMA DE RADIO 0 1

TALLER III 1 0

TALLER IV 1 1

TALLER V 1 1

TALLER VI 0 1

TALLER VII 1 1

LIGA DE DEBATE TOD UMH 7 7

TOTALES 17
13 14
17

3. Criterios y objetivos de actuación del TOD UMH desde la perspectiva de


género

MUJERES Y LIDERAZGO
Criterio 1: Identificación y supresión de contenidos sexistas visuales y escritos
(ejemplos, imágenes…) en los materiales de los talleres de formación y publicidad.
a. Reunión con el profesorado.
b. Control de contenidos.
c. Cartelería con presencia de referentes femeninos y masculinos (Clara Campoamor,
Enma Watson, Michelle Obama, Martin Luther King, Miguel Hernández y
MalalaYousafzai).
d. Lenguaje inclusivo en toda comunicación con el alumnado.
e. Taller sobre conceptos básicos en materia de igualdad efectiva -sexo género,
estereotipos, roles, etc.- para el alumnado.
f. Taller de especialización en lenguaje inclusivo e identificación de contenidos
sexistas orientado al alumnado.
g. Incorporación como criterio de evaluación de los debates por parte del jurado.

Criterio 2: visibilización de ejemplos de empoderamiento femenino.


a. En cartelería.
b. En los ejemplos del contenido.

17  No se han incorporado los datos relativos al profesorado/jurado de la XII Lliga de Debat Universitària de la Xarxa Vives por no
depender su gestión de la UMH.
81
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c. En la utilización de discursos de referencia.
d. Visionado de la película de Clara Campoamor.
Criterio 3: sensibilización.
LA UNIVERSIDAD COMO ESPACIO DE EMPODERAMIENTO. LOS SEMINARIOS DE ORATORIA Y DEBATE,...

a. Seminarios especializados sobre conceptos básicos y de identificación de


elementos sexistas.
b. Programas de radio de debate sobre: brecha salarial, violencia de género e
igualdad efectiva.

Criterio 4: exigencia de la presencia/participación equilibrada en los equipos,


entre el profesorado, jurado y en la composición de los equipos formados por el alumnado.
a. Como requisito de admisión.
b. Exigencia en el reglamento, requisito obligatorio para optar a la participación
en las ligas de debate.
MARÍA AMPARO CALABUIG PUIG

c. En el desarrollo de cada sesión práctica.

Criterio 5: Redistribución de roles internos en los equipos.


a. Rotación de las funciones de: oradora/orador principal; refutador/refutadora y
documentalistas.

Objetivo 1: Ofrecer un aprendizaje transversal basado en la comunicación


inclusiva–tanto oral como visual- y a la vez dotar al alumnado de las herramientas necesarias
para identificar contenidos sexistas.
Objetivo 2: Visibilizar entre el alumnado referentes femeninos en el ámbito del
poder y la toma de decisiones.
Objetivo 3: Transmitir al alumnado los conceptos básicos en materia de género
e igualdad, además de abordar los fenómenos que derivan de los mismos, haciéndoles
conscientes del impacto que provoca en sus vidas y de cómo nos afecta de modo diferente a
mujeres y a hombres.
Objetivo 4: Incorporar en el alumnado de los valores de participación/presencia
equilibrada, atendiendo a las raíces y motivaciones de la misma. En consecuencia, hacerles
capaces de identificar y experimentar del proceso de empoderamiento femenino que supone.
Objetivo 5: Fomentarla superación de los roles de género tradicionales desde las
propias dinámicas de grupo en el aula e impulsar el liderazgo femenino y en definitiva
transformacional.
Objetivo 6: Promover el trabajo cooperativo en equipo, la puesta en valor de las
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potencialidades de todas las personas que componen el grupo y el aprovechamiento de todos
los recursos disponibles.
Objetivo 7: Concienciar sobre la necesidad del desarrollo efectivo de los anteriores
objetivos y de la importancia de su proyección en el resto de ámbitos de la vida del
alumnado. Además de visibilizar el beneficio que puede aportar en sus vidas dicho cambio
de paradigma.

4. Resultados, logros y retos

I. Desde el punto de vista de la presencia/participación equilibrada la organización del


TOD UMH se muestra satisfecha, pues generalmente se ha cumplido, tanto en la admisión del
alumnado, como en la selección del profesorado, la configuración de los grupos de debate y
jurados. Sin embargo, debemos seguir trabajando en este sentido, pues la tendencia mayoritaria ha
sido a contar con un pequeño margen a favor de la cantidad de alumnos. De hecho, si atendemos

MUJERES Y LIDERAZGO
a los datos de solicitud de matrícula, la cantidad de alumnos que a priori se han inscrito ha sido
generalmente superior al de alumnas, debiendo esforzarse la organización por atraer en mayor
medida a las alumnas.
II. El TOD UMH ha logrado la participación de un nutrido grupo de alumnado, sin embargo,
debe establecer mecanismos para su completa fidelización. Pues lo óptimo para lograr la formación
integral es la asistencia a la mayoría de los talleres, y sin embargo en algún caso la asistencia ha
sido intermitente.
III. En esta primera puesta en práctica hemos contado con alumnado, principalmente, de los
Grados en Ciencias Políticas y Gestión Pública, Derecho y Administración y Dirección de Empresas.
Sin embargo, resulta necesario ampliar el abanico de titulaciones implicadas en el TOD UMH. Por
ser dicha formación de transversal de vital importancia para el alumnado de cualquier titulación.
IV. Todos los seminarios y talleres han tenido una potente carga práctica que ha recaído en
el alumnado -individualmente y en grupo-, siempre tutelado por el profesorado. No obstante, resulta
necesario un mayor grado, que durante esta primera experiencia ya ha sido alto, de dinámicas
de trabajo en equipo. En todo caso las mismas deberán atender al criterio de rotación de roles
por ejemplo la función de documentación recaiga siempre en uno de los dos sexos, así como el
rol de orador/oradora –pasando de la mera presencia equilibrada a la idea de participación
equilibrada efectiva-. El profesorado siempre deberá dar directrices de trabajo orientadas al
liderazgo respetuoso, dialogante y constructivo.
V. A raíz de la insistencia durante las formaciones y correspondientes feedback con el
alumnado, el jurado y la organización valora muy positivamente la ausencia de contenidos sexistas
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o actitudes irrespetuosas. No obstante, dicha exigencia debe de continuar muy presente en próximas
programaciones.
Durante el curso académico 2016/201718se está desarrollando una nueva
LA UNIVERSIDAD COMO ESPACIO DE EMPODERAMIENTO. LOS SEMINARIOS DE ORATORIA Y DEBATE,...

programación basada en la analizada en el presente trabajo, intentando incorporar las


propuestas aquí planteadas.
En definitiva, la Universidad como poder público no solo tiene el deber de abanderar
y respetar los valores de la igualdad en su seno, sino que tiene el compromiso social de hacerlo
de forma proactiva, trabajando desde dentro hacia fuera, con el objetivo de transformar las
estructuras sociales. Para ello, por una parte, cuenta con la autonomía que se le reconoce a
su favor, puesto que le permite crear unas estructuras y una conciencia no predeterminada
por el resto de poderes públicos. Y por otra cabe considerar su especial naturaleza, que
le obliga a estar en constante contacto directo con la esfera privada. Por estos motivos, el
ámbito universitario acumula todos los ingredientes para constituir un enclave estratégico a fin
MARÍA AMPARO CALABUIG PUIG

de proyectar principios los principios de la igualdad efectiva al resto de la sociedad.


Por ello, no solamente debemos formar superando los clásicos roles y estereotipos,
haciéndoles capaces de identificarlos y de entender sus repercusiones –en sus vidas y en
las de su entorno–; sino que también debemos esforzarnos en mejorar su empleabilidad
en igualdad de condiciones, atendiendo a los condicionamientos previos que puedan traer
consigo, y dándoles las herramientas para superarlos. Todo ello en base a un concepto de
liderazgo que supere al clásico, cargado de los valores del diálogo, la cooperación y el
respeto. De este modo contaremos con egresadas y egresados mejor formadas/os, pero
además con profesionales que esperemos apliquen y trasladen dichos valores a sus entornos
–o como mínimo tendrán las herramientas para hacerlo-. No obstante, esta experiencia
no puede quedar aislada, sino que debe ir acompañada de toda una red de medidas y
estrategias a desempeñar en la universidad, en sentido amplio. Es aquí donde radica el reto.

La sociedad reclama a la universidad del futuro una activa participación en sus procesos
vitales. Por esta razón, la acción de la universidad no debe limitarse a la transmisión del saber;
debe generar opinión, demostrar su compromiso con el progreso social y ser un ejemplo para
su entorno.
La igualdad entre hombres y mujeres, los valores superiores de nuestra convivencia, el apoyo
permanente a las personas con necesidades especiales, el fomento del valor del diálogo, de
la paz y de la cooperación entre los pueblos, son valores que la universidad debe cuidar
de manera especial (Preámbulo de la Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se
modifica la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades).

18  Se puede consultar la programación 2016/2017 del TOD UMH aquí: http://tod.edu.umh.es/2016_2017/
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Web Radio UMH: http://radio.umh.es
Web Xarxa Vives d’Universitats: http://www.vives.org/serveis/lliga-de-debat/lliga-de-debat-universitari/

Recibido el 19 de marzo de 2017


Aceptado el 19 de mayo de 2017
BIBLID [1139-1219 (2017) 22: 73-85]
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HACIA LOS PARTOS EMPODERADOS:
RECUPERANDO NUESTROS CUERPOS SECUESTRADOS POR LA BIOMEDICINA
TOWARDS THE EMPOWERED BIRTHS: RECOVERING OUR BODIES KIDNAPPED BY THE BIOMEDICINE

Eva Margarita García


Universidad Autónoma de Madrid

RESUMEN
A lo largo de la historia de Occidente las mujeres han ido perdiendo paulatinamente el poder sobre sus propios

MUJERES Y LIDERAZGO
cuerpos, viendo cómo se patologiza y medicaliza todo lo que en ellos sucede: el embarazo y el parto se hallan to-
talmente en manos de la biomedicina, sujetos a unos protocolos médicos destinados a la comodidad de los profe-
sionales y que tratan en demasiadas ocasiones a las mujeres como a niñas incapaces de decidir por sí mismas, lo
que constituye un caldo de cultivo idóneo para la violencia obstétrica. Pero en los últimos tiempos están surgiendo
diversas formas de activismo que cada vez toman más fuerza, con el objetivo de informar, formar y presionar a
nivel social para que las mujeres vuelvan a ser las protagonistas de sus propios partos. Porque el derecho a decidir
es un derecho sexual, y por ello, los partos empoderados resultan una reivindicación profundamente feminista.
Palabras claves: biomedicina, empoderamiento, maternidad, partos, sexualidad, violencia obstétrica.

ABSTRACT
Throughout the western History, women have gradually lost the power over their own bodies, noticing
how everything, which is happening inside them, become pathologized and medicalized. Pregnancy
and labor are totally in the hands of biomedicine, subject to medical protocols intended to the comfort
of the medical professionals, and which treat women many times as little girls incapable of making their
own decisions, constituting an accurate breeding ground to obstetric violence. Recently there are some
activism rising up and gathering strength intending to inform, educating and putting pressure to make
women recovering the leading role on their own labors again. As the right to decide is a sexual right,
that’s why the empowered births turn out to be a deeply feminist concession.
Keywords: Biomedicine, Birth/Labor, Empowerment, Maternity, Obstetric Violence, Sexuality.

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Introducción
HACIA LOS PARTOS EMPODERADOS: RECUPERANDO NUESTROS CUERPOS SECUESTRADOS POR LA BIOMEDICINA

Hasta el siglo XVI aproximadamente, el conocimiento obstétrico resultaba un misterio


femenino y un saber exclusivo de comadronas expertas que formaban a nuevas profesionales
a la par que se iba perfeccionando su conocimiento de la fisiología del parto. Pero con el
avance de la biomedicina, no sólo se fue desplazando paulatinamente el parir en casa por
el parir en los hospitales (todo lo relativo al embarazo y el parto comenzó a llevar la etiqueta
de «enfermedad» o «estado patológico»), sino que además la asistencia a los partos fue
arrebatada de las manos de las comadronas para pasar a las manos de los obstetras.
El exceso de medicalización resulta cada vez más preocupante en Occidente (Sánchez
et al., 2011; Gérvas y Pérez-Fernández, 2016), y en el caso de las mujeres contiene además
un importante sesgo de género, mediante el cual todos los momentos propios de la sexualidad
femenina (menstruación, menopausia, embarazo, parto…) se convierten en patológicos,
antinaturales, necesitados de ayuda para sobrellevase. Es más, las mujeres crecen dentro
EVA MARGARITA GARCÍA

de una domesticación de perpetuo terror y desconocimiento respecto a sus cuerpos, con lo


que el vello corporal (éste está tan mal visto que en los anuncios de depilación, se muestra a
una mujer ya depilada depilándose), la celulitis o la menstruación (azul en los anuncios de
compresas, no lo olvidemos) han de quedar ocultos en el fondo del cajón, porque resultan un
tabú que no puede mostrarse en público.
A pesar de que el parto es un estado natural que forma parte de la sexualidad
femenina, hoy en día en los hospitales se halla sujeto a unos protocolos médicos destinados
a la comodidad de los profesionales y que tratan en demasiadas ocasiones a las mujeres
como meras máquinas portadoras de bebés, como cuerpos de los que hay que extraer una
criatura, considerándolas como menores de edad con necesidad de tutela, incapaces de
tomar decisiones (Bellón, 2015). El problema está en que esto bebe inevitablemente de la
violencia obstétrica, forma de violencia de género que se encuentra totalmente invisibilizada,
pues con la excusa de que lo importante es que el bebé esté bien, se manipula, medicaliza
y patologiza a las mujeres sin ningún miramiento, desoyendo las recomendaciones de la
Organización Mundial de la Salud, que lleva más de 30 años alertando sobre el exceso de
medicalización e instrumentalización en los partos.
Pero en los últimos tiempos están surgiendo diversas formas de activismo que cada
vez toman más fuerza, con el objetivo de informar, formar y presionar a nivel social para que
las mujeres vuelvan a ser las protagonistas de sus propios partos, para que los protocolos
médicos no resulten tan invasivos y los partos se humanicen y se traten con el respeto que
merecen, dejando que sean las parturientas quienes se responsabilicen y decidan sobre su
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Dossiers Feministes, 22, 2017, 87-106 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.6
propia salud, y contemplando los nacimientos asistidos fuera del entorno hospitalario como
una opción perfectamente válida y segura, como así lo demuestra la evidencia científica
(Chamberlain et al., 1994).
Vamos a realizar un recorrido en torno a los recursos propios del activismo en pos
de un parto más respetado que existen hoy en día, tanto virtuales (foros de internet, redes
sociales…) como presenciales (grupos de madres, asociaciones como El Parto es Nuestro
que se reúnen en diversos puntos de la geografía española…) para intentar dilucidar si éstos
están funcionando, si la respuesta social es la adecuada, si se está consiguiendo algo o
cuánto camino queda aún por recorrer, si éste fuera el caso. Para ello, hemos buceado entre
las páginas web que existen sobre estas temáticas, participando durante nueve años en foros
sobre maternidad y partos respetados, y hemos asistido igualmente a reuniones presenciales
de varias asociaciones.

1. La caza de brujas y el secuestro de la sexualidad femenina

MUJERES Y LIDERAZGO
Hasta el siglo XVI aproximadamente, todo lo relativo al embarazo, parto y demás
estados propios de la sexualidad de las mujeres eran considerados un misterio femenino,
por lo que la atención recaía en manos de comadronas expertas cuyo saber empírico se
transmitía de generación en generación, que iban perfeccionando según aumentaban sus
conocimientos sobre la materia, por lo que resultaban muy apreciadas por las comunidades
cuyos problemas cotidianos atendían (García Martínez et al., 1996).
Pero con la transición del feudalismo al capitalismo, las mujeres fueron desterradas
de sus propios cuerpos, fundamentalmente en cuanto a la sexualidad y al ámbito reproductivo
se refiere. Así, con el conocido término «caza de brujas» se esconde en realidad una
apropiación y privatización de recursos comunes (a lo que las mujeres se opusieron con
gran fiereza), por un lado, y una apropiación de los cuerpos femeninos y de su trabajo, por
otro. La primera máquina desarrollada por el capitalismo no fue sino el cuerpo humano. La
caza de brujas ahondó las divisiones entre mujeres y hombres, fue una iniciativa política de
gran importancia, un ataque a la resistencia que las mujeres opusieron a la difusión de las
relaciones capitalistas y al poder que habían obtenido en virtud de su sexualidad, su control
sobre la reproducción y su capacidad de curar. Porque éstas planteaban un desafío absoluto
a las estructuras ocultas de poder, de dominación y de explotación.
Más del 80 % de las personas juzgadas y ejecutadas en Europa en los siglos XVI y
XVII por el crimen de brujería fueron mujeres. En menos de dos siglos, cientos de miles de
mujeres fueron quemadas, colgadas y torturadas. Silvia Federici habla de esta devaluación
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de la posición social de las mujeres con el advenimiento del capitalismo, exponiendo en
HACIA LOS PARTOS EMPODERADOS: RECUPERANDO NUESTROS CUERPOS SECUESTRADOS POR LA BIOMEDICINA
Calibán y la bruja (2010) como tesis principal la relación entre la caza de brujas y el
desarrollo contemporáneo de una nueva división sexual del trabajo que confinaba a las
mujeres al trabajo reproductivo; la caza de brujas no fue sino el eje central de la acumulación
y la formación del proletariado moderno.

Existe un acuerdo generalizado sobre el hecho de que la caza de brujas trató de destruir el
control que las mujeres habían ejercido sobre su función reproductiva y que sirvió para allanar
el camino al desarrollo de un régimen patriarcal más opresivo.
La caza de brujas fue también instrumental a la construcción de un orden patriarcal en el que
los cuerpos de las mujeres, su trabajo, sus poderes sexuales y reproductivos fueron colocados
bajo el control del Estado y transformados en recursos económicos (Federici, 2010: 26).

Casi todas las acusaciones contra las brujas se centraban en su supuesta perversión
sexual y/o en prácticas de infanticidio (anticoncepción), dado que se criminalizaba cualquier
EVA MARGARITA GARCÍA

actividad sexual que amenazara la procreación, puesto que el útero era visto como una
máquina de reproducción del trabajo. Muchas de las supuestas brujas eran comadronas,
depositarias tradicionales del saber y control reproductivo de las mujeres. Dice Federici:

El Malleus les dedicó un capítulo entero, en el que sostenía que eran peores que cualquier otra
mujer, ya que ayudaban a la madre a destruir el fruto de su vientre, una conjura facilitada,
acusaban, por la exclusión de los hombres de las habitaciones donde las mujeres parían. Al
ver que en todas las cabañas se le daba pensión a alguna partera, los autores recomendaron
que no se le permitiera practicar este arte a ninguna mujer, a menos que antes demostrara que
había sido una «buena católica». Esta recomendación fue escuchada (Federici, 2010: 251).

Así que los partos dejaron de estar en manos de las comadronas —actividad que
hasta entonces había sido su misterio inviolable— para pasar a manos de los obstetras; a
partir de finales del siglo XVI, a pocas mujeres se les permitió que practicaran la obstetricia. A
principios del siglo XVII comenzaron a aparecer los primeros hombres parteros y, en cuestión
de un siglo, la obstetricia había caído casi completamente bajo control estatal.

El continuo proceso de sustitución de las mujeres por hombres en la profesión es un ejemplo del
modo en que ellas fueron excluidas de todas las ramas de trabajo profesional, al negárseles la
oportunidad de obtener un entrenamiento profesional adecuado (Clark, 1968: 265).

En el siglo XVIII, la reproducción de las mujeres se convirtió en obligatoria y el crecimiento


poblacional pasó a ser asunto de Estado. De hecho, en los códigos penales europeos se
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Dossiers Feministes, 22, 2017, 87-106 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.6
castigaba duramente a las mujeres culpables de supuestos crímenes reproductivos, con pena
de muerte por el uso de anticonceptivos. Desposeyendo a las mujeres de sus propios cuerpos
y del saber sobre los mismos, quedaron confinadas a una tarea meramente reproductiva,
siempre bajo la mirada escrutadora del hombre obstetra. Los cuerpos femeninos quedaron así
convertidos en meros instrumentos para la reproducción del trabajo, en máquinas naturales
de crianza, que a partir de entonces funcionarían según unos ritmos fuera del control de las
mujeres. Sus cuerpos ya no les pertenecían.
A finales del siglo XVIII, los hospitales europeos comenzaron a establecer
departamentos de obstetricia, por lo que las familias más pudientes dejaron en manos de
cirujanos hombres la asistencia al parto. La biomedicina ya estaba completamente asentada
como ciencia «seria», y los partos en casa se consideraban casi primitivos y propios de las
clases más bajas (Lemay, 2010).
Persiguiendo a las curanderas y a las comadronas, se les expropió de su patrimonio
de saber empírico (fitoterapia1 y fisiología del parto) que habían transmitido de generación

MUJERES Y LIDERAZGO
en generación. Esta gran pérdida allanó el camino al ascenso de la medicina profesional
que, a pesar de sus pretensiones curativas, realizó un auténtico epistemicidio, erigiendo una
muralla de conocimiento científico indisputable, inasequible y extraño para las «clases bajas»
en general y para las mujeres en particular. Al separar, de un lado, la medicina hegemónica
(la «científica») y, de otro, la medicina empírica (la «tradicional»), siendo esta última la
practicada por las matronas, quedaba claro que la masculinidad iba a alzarse victoriosa
también en este ámbito: sólo lo científico, la biomedicina, sabía cómo traer niños al mundo.

2. Patologizando todos los momentos de la vida de las mujeres

Hemos visto cómo la patologización del parto en Occidente atravesó dos procesos:
primero, cuando pasó de las manos de las comadronas a las manos de los obstetras. Y
segundo, cuando pasó de desarrollarse en un entorno familiar a realizarse sistemáticamente
en un entorno hospitalario. La institucionalización de los procesos reproductivos eliminó de
un plumazo el protagonismo de las mujeres en su embarazo y parto, desposeyéndolas de sus
propios cuerpos. Porque las mujeres, desde el nacimiento de la medicina moderna, han sido
pensadas como objetos y no como sujetos: la biomedicina es quien deberá decidir siempre
sobre los cuerpos.

1  La fitoterapia es el uso de las plantas medicinales con fines médicos y curativos.


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Se considera que la hegemonía de la también llamada medicina occidental, científica o alopática,
HACIA LOS PARTOS EMPODERADOS: RECUPERANDO NUESTROS CUERPOS SECUESTRADOS POR LA BIOMEDICINA tiene menos que ver con progresos técnicos que con estrategias corporativas llevadas a cabo por
los profesionales médicos en los dos últimos siglos (Esteban, 2003: 27).

Y esto implica la manipulación en torno a su sexualidad, no limitándose al embarazo y al


parto, sino a todos sus momentos, de principio a fin: menstruación, menopausia, uso de anticon-
ceptivos, etc. Éstos se han patologizado, medicalizado, y pasado por un filtro de «enfermedad»
para desnormalizar lo que deberían ser considerados estados naturales de la vida de las mujeres.
Y, sobre todo, y a causa de esto, existe un gran desconocimiento sobre cómo funciona nuestro
cuerpo y cómo trabajar con él, lo que no ayuda precisamente a salir de este estado subyugado.
Si las mujeres son sometidas a continuos tratamientos y consideradas como enfermas en
todas las etapas de su sexualidad y su vida reproductiva, el empoderamiento y la recuperación
de sus propios cuerpos puede resultar una tarea ardua, porque se encontrarán aterrorizadas,
indefensas y eternamente infantilizadas. En palabras de Valls-Llobet:
EVA MARGARITA GARCÍA

Otra forma de control han sido los partos medicalizados, con las mujeres atadas de piernas, en
posición antinatural, con rasurado inútil, y con episiotomías que dejan la pelvis condicionada para
sufrir incontinencia de orina y de heces en la vida adulta. El miedo y la situación de ser torturada
no deja espacio para el deseo y el placer del encuentro con el ser que ha llevado dentro durante
meses (Valls-Llobet, 2009: 340).

Por otro lado, existe una tendencia inconsciente por parte del personal sanitario a no
diagnosticar las patologías de las mujeres (Valls-Llobet, 2002), y sin embargo a medicalizar en ex-
ceso los procesos fisiológicos (embarazo, parto, menopausia), en una especie de compensación
retorcida. Es como si las mujeres sólo existieran en tanto que seres destinados a la reproducción,
como si sólo hubiera que hacerles caso en ese sentido (no hay más que ver cómo las «unidades
de la mujer» de los hospitales sólo se refieren a ellas en un sentido ginecológico y obstétrico); pero
además, al ser la otredad, las raras, las «no-hombres», se las mantiene en un estado perpetuo de
enfermedad, y por ello han de ser medicadas para huir de su propia naturaleza (enfermiza, pato-
lógica), porque es un modo de dominarlas mediante el miedo, la fragmentación de sus cuerpos,
y el fomento del desconocimiento sobre éstos.

3. Protocolos médicos y violencia obstétrica

La violencia obstétrica hace referencia a un conjunto de prácticas que degradan,


oprimen e intimidan a las mujeres de distintas maneras dentro de la atención a la salud
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reproductiva, fundamentalmente en el período del embarazo, parto y postparto. Se trata de
una violación de los derechos humanos y reproductivos de las mujeres, y puede ser tanto
física (uso de procedimientos innecesarios en el embarazo y el parto, falta de respeto en los
ritmos naturales del parto) como psicológica (infantilización de las mujeres, trato despectivo
y humillante, insultos y vejaciones) (Bellón, 2015: 93).
En los países en los que se ha legislado la violencia obstétrica (Venezuela, Argentina,
México…), se ha realizado en tanto que forma de violencia de género. Se trata de una
forma de control social: sigue el patrón de subordinación de las mujeres y de dominación de
lo masculino, en paralelo con el patrón de subordinación del paciente y de dominación del
profesional de la salud. Hay, por lo tanto, una doble dominación y una doble subordinación,
con lo que las mujeres se encuentran doblemente desprotegidas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) da una definición de salud reproductiva
(OMS, 1985: 23) indicando que ésta es «un estado de completo bienestar físico, mental y
social, y no solamente la ausencia de afecciones y enfermedades». Según el Triángulo de

MUJERES Y LIDERAZGO
la Violencia de Galtung (2003), lo que normalmente observamos es únicamente la punta
del iceberg: la violencia directa, que se halla firmemente asentada en la violencia cultural
y la violencia estructural, que la arropan y legitiman. Así, la violencia obstétrica se asienta
peligrosamente sobre las dos violencias menos visibles: una violencia cultural muy fuerte en
la que los pacientes en general se sitúan en un papel de indefensión aprendida respecto a
los profesionales de la salud (y las mujeres doblemente, por pacientes y por mujeres) y una
violencia estructural donde no se está ofreciendo a las mujeres lo que ellas necesitan, no se
está respetando su poder de acceso a la información, su poder de decisión.
Si se impide que las mujeres tengan información, que ejerzan el control sobre sus
propios cuerpos... entonces esos cuerpos están manipulados, son meros objetos del poder
hegemónico: no podrán elegir libremente si desean o no un embarazo, cómo llevar a cabo su
seguimiento, cómo parir y dónde, por quién(es) estar acompañadas en esos momentos, etc.
La violencia obstétrica, además, se asienta en protocolos médicos no revisados con
la frecuencia con que se debiera, porque la ritualización de los partos supone para los
profesionales de la salud una manera de sentir que controlan la situación: la rutina en el
trabajo hospitalario puede dar seguridad ante la incertidumbre y la posible emergencia.
Considerando a las parturientas como pacientes, aunque no estén enfermas, se convierte
rápidamente el embarazo en un proceso patológico. De ese modo, los hospitales establecen
protocolos estándar que se aplicarán a todas las parturientas que entren: sueros intravenosos,
enemas, rasurado, posiciones anti-fisiológicas (litotomía), etc.

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En profesiones como la medicina, donde el caos invade la práctica diaria, quedar adheridos
HACIA LOS PARTOS EMPODERADOS: RECUPERANDO NUESTROS CUERPOS SECUESTRADOS POR LA BIOMEDICINA a las rutinas ritualistas, en las cuales pueden demostrar claras competencias, pueden mantener
el miedo a raya y darles a los médicos una sensación mayor de confianza y control sobre lo
que suelen ser resultados muy inciertos. Los médicos insisten en que esas rutinas son necesarias
para el eficiente funcionamiento de la institución. La verdad más profunda es que muchos de
ellos se sienten perdidos sin la confianza que tienen en las funciones de la estandarización de
las rutinas (Davis-Floyd, 2004: 42).

Así, ritualizando los protocolos hospitalarios, tratando a todas las «pacientes» del
mismo modo aunque su estado de salud resulte excelente, obligando a las mujeres a ser
obedientes, a acatar las órdenes que los profesionales de la salud den en todo momento,
sin rechistar… éstas quedarán finalmente convertidas en meros objetos al servicio de la
biomedicina (masculina, androcéntrica, «objetiva»), obviando que el parto es un proceso
fisiológico, obviando el hecho de que el mantenimiento de protocolos obsoletos va en contra
de la evidencia científica más actual, que muestra cómo el excesivo intervencionismo es
EVA MARGARITA GARCÍA

demasiado determinante dentro de la morbilidad2 materna (Hodnett et al., 2008).


Cambiar un protocolo hospitalario, fuertemente asentado en un ritual casi siempre
inconsciente, es algo que lleva muchísimo tiempo. La medicalización del parto, en este contexto
protocolario y de profesionales (casi) cómodamente asentados en su día a día estandarizado,
finalmente puede acabar autojustificándose a sí misma, ya que, a más intervencionismo,
tanta más medicalización será necesaria: si a una mujer se le administra oxitocina sintética,
por ejemplo, puede sentir tanto dolor que necesitará la epidural, pero entonces el parto se
parará, por lo que finalmente puede terminar en cesárea. En palabras de Olza (2014: 81):

Si los profesionales no tienen un espacio de apoyo donde abordar este aspecto iatrogénico3
de los cuidados pueden entrar en una espiral de medicalización creciente como única
estrategia defensiva. Entonces el parto se percibe como un suceso muy peligroso, «una bomba
de relojería a punto de estallar», sin que los que lo atienden lleguen a ser conscientes de cómo
la cascada de intervenciones innecesarias desencadena la iatrogenia dando lugar a más
intervencionismo, más riesgo y más dolor.

Así, los profesionales cumplen un rol fundamental en este proceso de medicalización


y patologización: ejercen un control social sin ser agentes de dicho control, porque no
cuestionan sus propias prácticas, viéndolas como lo apropiado, lo necesario, lo objetivo, lo
científico (Basaglia, 1972). Lo que siempre se ha hecho. Lo protocolario, en definitiva. De

2  Morbilidad: proporción de personas que enferman en un sitio y momento determinado.


3  Iatrogenia: patología causada por la intervención médica.
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ese modo, los profesionales tendrían un mandato «invisible», del que no son conscientes,
que es enmascarar la violencia propia de una sociedad desigual. Así, ejercen la violencia
legitimándola en un supuesto saber técnico-científico, cosificando en el proceso a las personas
con quienes trabajan.

4. Cuando las voces se alzan

Uno de los principales problemas al considerar cualquier cuestión de índole médica


es partir de la premisa de que ésta es una ciencia neutral, objetiva y libre de prejuicios,
cuando la medicina está repleta de género, de sesgos y de androcentrismo: «La ciencia
médica ha sido construida durante siglos, y casi hasta nuestros días, por varones de estratos
sociales medio-altos en países de Occidente» (Ortiz, 2002: 32). La medicina hegemónica
deja fuera sectores exentos de poder como las mujeres, personas con pocos recursos, o las
de determinadas razas.

MUJERES Y LIDERAZGO
La relación entre el cuerpo femenino, la reproducción biológica y la medicina es claramente
opresiva y la mujer se pierde en ella. […] El simple control médico de la reproducción femenina
contiene relaciones de género, clase y raza (Wilkinson, 1996: 108).

Si en la medicina el patrón por defecto es el masculino, porque la visión resulta


profundamente androcéntrica, si no consiste en una institución neutral, objetiva y libre de
influencias ideológicas, si en realidad está repleta de «valores sexistas y metáforas que
remiten a la discriminación de las mujeres» (Ortiz Gómez, 2002: 32), es lógico que se
establezca como una reivindicación feminista el recuperar el espacio que nos pertenece,
el no dejarnos amedrentar por discursos donde se reprime la sexualidad femenina, donde
persevera la visión de las mujeres en tanto que inferiores y dependientes. Aceptar que se
perpetúe el orden social de este modo sólo conseguirá que las madres aparezcan como
abnegadas y sacrificadas, como obedientes y sumisas con los controles médicos, víctimas sin
saberlo de un paternalismo flagrante.
Dentro del modelo médico hegemónico se prioriza el concepto de enfermedad,
el curar, sobre la prevención de dicha enfermedad, situándose siempre el profesional por
encima del paciente, que se convierte en un ente subordinado de las prácticas médicas (la
propia palabra «paciente» alude a la pasividad de éste), incapacitado para tomar decisiones
sobre su propia salud. En este modelo médico, mujeres y profesionales no pueden establecer
un diálogo adecuado, porque la propia desigualdad lo imposibilita, y además al tratarse
de mujeres la desigualdad es doble: en tanto que pacientes, y en tanto que género en una
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posición social de inferioridad. El médico siempre saldrá más reforzado, más poderoso, y las
HACIA LOS PARTOS EMPODERADOS: RECUPERANDO NUESTROS CUERPOS SECUESTRADOS POR LA BIOMEDICINA
mujeres más incapacitadas, con una supuesta mayor necesidad de tutela y de guía.
Y es como reacción a este modelo de salud en el que las mujeres no son consideradas
como sujetos con un criterio propio donde han empezado a surgir, primero tímidamente,
pero cada vez con más fuerza, diversas formas de activismo que pretenden alzar la voz y
reivindicar la recuperación del parto por sus protagonistas, el derecho a decidir sobre nuestra
propia salud y el derecho a la información; en definitiva, el derecho a un parto respetado
donde las mujeres puedan actuar como seres responsables de su propia salud, porque están
plenamente capacitadas para ello.

5. El activismo en España

Supuestamente en España el embarazo y el parto deberían estar protegidos por:


• La legislación específica sobre violencia de género, teniendo en cuenta que ésta sólo
EVA MARGARITA GARCÍA

parece estar dirigida en el ámbito de la pareja o expareja, por lo que a menos que se
produzcan hechos muy graves, será difícil demostrar que la mala praxis en un parto
tenga motivaciones ideológicas de género.
• Los derechos humanos, porque desde hace más de treinta años se vienen dando
conferencias dentro del ámbito de los derechos humanos sobre la importancia del
respeto a los derechos sexuales y reproductivos, definiendo éstos como una parte
inalienable, integral e indivisible de los derechos humanos universales.
• La Constitución Española, que en su artículo 43.1 reconoce el derecho a la protección
de la salud.
• La Estrategia de Atención al Parto Normal, que veremos en el siguiente apartado.
• El Consentimiento Informado y el Plan de Parto, protegidos por la Ley de Autonomía
del Paciente, y que suponen la obligación de respetar a las pacientes como individuos
y hacer honor a sus preferencias en cuidados médicos en general y al tratamiento
del parto en particular.
• Los hospitales IHAN o «Iniciativa Hospital Amigo de los Niños», acreditación concedida
por la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia
de la OMS y Unicef, que debe renovarse cada poco tiempo y que actualmente sólo
16 hospitales españoles poseen. Un hospital IHAN debe ofrecer una asistencia al
parto acorde con la Estrategia de Atención al Parto Normal del Sistema Nacional
de Salud, es decir, que en los partos hay que respetar continuamente el criterio de
la parturienta, no realizar maniobras sin su consentimiento, permitirle adoptar las
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posturas que ella desee, respetar sus ritmos, minimizar el uso de instrumentos, y
favorecer el contacto piel con piel desde un primer momento.
• La Guía de práctica clínica de atención en el embarazo y puerperio, publicada
por el Ministerio de Sanidad recientemente, cuyo objetivo es sentar las bases
de los protocolos hospitalarios para lograr que los partos sean cada vez menos
invervencionistas, menos medicalizados y que la atención resulte más respetuosa.
A pesar de todo esto, los partos instrumentalizados siguen produciéndose en el
territorio nacional y la violencia obstétrica también. Porque no existe una ley específica que
proteja a las mujeres contra la violencia obstétrica (como sí sucede en México o Venezuela),
todo depende de la interpretación que se le dé dentro de una legislación generalista que
además no siempre considera la violencia obstétrica como violencia de género. En este
contexto inmovilista y desprotegido, el activismo está emergiendo para hacer presión desde
el ámbito de las interesadas: las mujeres que quieren decidir, que tienen derecho a decidir.

MUJERES Y LIDERAZGO
6. Observando los partos en España: los datos sobre la mesa

Hoy por hoy existe un gran vacío de estadísticas públicas en materia obstétrica en
España, a pesar de que cada vez más voces demanden unos datos fiables de esta índole.

Debe existir un seguimiento regular de los indicadores obstétricos, tales como cesáreas de
urgencia e indicadores neonatales, retrasos o fracasos en la reanimación y sistemas para
documentar y registrar las decisiones clínicas e incidentes (González Salgado, 2011: 48).

La gran mayoría de centros hospitalarios no miden sus prácticas, ni las evalúan ni


hacen autocrítica alguna. Sí existen distintos observatorios del Ministerio de Salud a nivel de
comunidades autónomas, y en éstos se recogen algunas estadísticas de los hospitales que se
han prestado ella. El problema de esto es que la información está sesgada, ya que al no resultar
obligatorio el ofrecer estos datos, sólo unos pocos hospitales participan voluntariamente,
aunque sin un servicio de auditoría por detrás que verifique que el procedimiento de recogida
de datos sea el correcto.
Para evitar la excesiva instrumentalización —y deshumanización— del proceso del
parto, y gracias sobre todo a la presión de asociaciones como El Parto es Nuestro, de la que
hablaremos en el último apartado, en 2007 se aprobó en España la Estrategia de Atención al
Parto Normal en el Sistema Nacional de Salud, una propuesta del Ministerio de Sanidad que
se ha convertido en la referencia de actuación en la materia para todo el territorio español.
Su objetivo es la humanización del parto, para lo cual desea potenciar la atención al parto
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normal en el Sistema Nacional de Salud, mejorando la calidad asistencial y manteniendo
HACIA LOS PARTOS EMPODERADOS: RECUPERANDO NUESTROS CUERPOS SECUESTRADOS POR LA BIOMEDICINA
los niveles de seguridad actuales como objetivo general, revisando las prácticas actuales y
eliminando intervenciones innecesarias, como la episiotomía, el rasurado o el enema.
Las recomendaciones que se proponen en dicha estrategia están basadas en las
mejores evidencias científicas disponibles (De la Cueva Barrao, 2014) y constituyen una
excelente herramienta para mejorar la atención, facilitar la participación de las mujeres en
sus partos y apoyar las iniciativas de mejora en los servicios obstétricos de los hospitales
españoles.
Respondiendo a la primera evaluación de la Estrategia de Atención al Parto Normal,
se realizó un informe en 2011 (revisado en 2015) sobre la atención al parto y al nacimiento
en el sistema nacional de salud (OSM, 2012). Dicho informe recoge la información sobre
los resultados de las prácticas clínicas, la participación de las mujeres, la formación de
profesionales y la investigación, innovación y difusión de buenas prácticas, que representan
las cuatro líneas estratégicas que configuran la EAPN.
EVA MARGARITA GARCÍA

Según este informe, sólo un 15,5 por ciento de los protocolos hospitalarios incluyen
TODAS las recomendaciones de atención al parto normal.
A día de hoy, el 53 % de los partos se estimulan con oxitocina y en casi el 42 % se
realiza episiotomía. Entre ocho y nueve partos de cada diez son en posición de litotomía,
que resulta mucho más cómoda para el personal sanitario, pero no así para la parturienta. Y
sólo en un 60 % de los nacimientos se favorece el contacto piel con piel entre madre y bebé
(OMS, 2012).
En cuanto al porcentaje de cesáreas, aunque la OMS aduce que éste debería estar
siempre entre el 10 y el 15 %, en España sigue subiendo alarmantemente: ahora mismo está
situado en torno al 22 %. Esto significa que al menos la mitad de las cesáreas que se realizan
en España están injustificadas, que hay 50.000 mujeres sometidas a una intervención de
cirugía mayor cada año sin ningún motivo médico auténtico. Lo curioso de los datos es que
generalmente los porcentajes aumentan drásticamente en las clínicas privadas. Y no es que
las mujeres que acuden a la sanidad privada tengan el periné menos elástico, dilaten peor,
o directamente no sean capaces de parir, sino que quizá esto tenga más que ver con los
protocolos obsoletos (y también cierto afán pecuniario) de determinadas clínicas privadas.
Como no todos los hospitales atienden de igual forma los partos (a veces, depende
incluso del equipo que toque en ese momento), el Ministerio de Sanidad ha puesto a
disposición de las gestantes los llamados «planes de parto», basados en la Estrategia de
Atención al Parto Normal, que permiten expresar sus preferencias: si quieren o no epidural,
episiotomía, rasurado y enema, en qué posturas desean parir, por quién(es) quieren estar
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acompañadas, etc. También se indica cómo deben transcurrir los días de hospitalización,
si no quieren que se lleven al bebé en ningún momento de la habitación, por ejemplo. Se
recomienda elaborar este plan a partir de la semana 28 de gestación, y entregarlo en el
servicio de atención al usuario del hospital donde se vaya a parir, conservando siempre
copia sellada del mismo. De todas formas, en España, hoy por hoy, el hecho de que la futura
madre presente un plan de parto suele poner en guardia a los profesionales de los hospitales
(López, 2015), que ven cuestionado su buen hacer profesional, y la mayoría de las veces no
se respetan los deseos de las madres, con lo que todo se queda en papel mojado, de ahí las
tasas tan altas de instrumentalización aunque exista un plan de parto de por medio.

7. Partos no hospitalarios

Parir en casa es una opción perfectamente válida que está adquiriendo cada vez mayor
visibilidad. Aún existe mucho desconocimiento sobre cómo funciona, porque los prejuicios de

MUJERES Y LIDERAZGO
muchas personas impiden comprender que no se trata de una «vuelta al pasado», ya que los
adelantos actuales de la medicina y los controles adecuados en el embarazo lo convierten
en una opción perfectamente lícita. En Holanda, por ejemplo, hasta el 30 % de los partos se
dan en el domicilio, y resulta además el país con menor tasa de mortalidad perinatal4 (Long,
2009), hay en torno a un 8 % de cesáreas, un 8 % de episiotomías y la epidural se usa en
el 10 % de los casos. Curiosamente, el Estado se gasta mucho menos dinero en la atención
al embarazo y parto y la satisfacción general es, como media, mucho mayor. Los partos en
casa son tan seguros como los hospitalarios, siempre y cuando se realicen bajo la asistencia
de un profesional médico cualificado (matrona, ginecóloga), cuando el embarazo sea de
bajo riesgo, y cuando el domicilio no esté a más de media hora del centro hospitalario más
cercano, por si hay alguna emergencia.
En un parto en casa, no se dará la cascada de intervencionismos propia de un
hospital, con lo que los riesgos de sufrir complicaciones, de partida, son ya mucho menores
(Chamberlain et al., 1994). Sólo el 4 % de los partos en casa terminan en cesárea y sólo el
1 % necesita de fórceps o ventosas. En el año 2010 se publicó un metaanálisis de estudios
(Wax et al., 2010: 243) que comparaban partos planificados en casa con partos planificados
en hospital entre mujeres sanas, de bajo riesgo, en países desarrollados. No se encontraron
diferencias en mortalidad perinatal ni en mortalidad materna. Por lo tanto, el parto en casa
es tan seguro como el parto hospitalario, siempre y cuando se cumplan los requisitos de

4  Perinatal: término que se emplea para referirse a todo lo inmediatamente anterior o posterior al nacimiento del bebé, desde la
semana 28 de gestación hasta la primera semana tras el parto aproximadamente.
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seguridad antes mencionados, pero sin los inconvenientes y los protocolos de los hospitales.
HACIA LOS PARTOS EMPODERADOS: RECUPERANDO NUESTROS CUERPOS SECUESTRADOS POR LA BIOMEDICINA
Hoy por hoy, al contrario que en otros países, la Seguridad Social no lo cubre, por lo que
ha de ser costeado totalmente por la madre, y su precio oscila entre los 1500 y los 4000
euros, lo que no está al alcance de todo el mundo.
El Equipo Educer (profesionales que atienden partos en casa en Alicante) publicó en
2014 un informe llamado Observatorio del Parto en Casa en España, cuyo objetivo es poner
a disposición de profesionales, familias e instituciones, información veraz, contrastable y
actualizada sobre la práctica del parto en casa en España. Según estos informes (Educer,
2014: 3), en 2013 la cifra probable de partos en casa en España fue de uno de cada 500,
siendo Cataluña la comunidad autónoma donde más se eligió esta opción (en Girona, por
ejemplo, uno de cada 140 partos transcurre en el domicilio).
Así, aunque aún estamos muy lejos de las cifras que se dan en los países del
norte de Europa (Save The children, 2010), la asistencia del parto en el domicilio es una
posibilidad cada vez más conocida y que poco a poco va haciéndose un hueco como una
EVA MARGARITA GARCÍA

opción no sólo válida, sino segura y muy respetuosa. Según la comadrona Cristina Triviño,
«el parto en casa es una opción imprescindible, necesaria, válida y segura» (Velasco,
2016).
Porque si las mujeres sienten que no encuentran su espacio en los lugares donde se
practica una medicina hegemónica androcéntrica, represora e impositiva, es normal que
busquen nuevos/viejos lugares donde sí puedan llevar a cabo sus partos con la naturalidad
que debería caracterizarlos, siempre y cuando no exista ningún problema de salud. Es
lógico que, en este contexto, se esté efectuando una tímida vuelta al parto en casa, sobre
todo entre mujeres de nivel medio-alto y con alto nivel cultural (Grupo Néixer, 2016).

8. Principales asociaciones españolas

En España existen diversas asociaciones cuya meta es reivindicar la inclusión de


una legislación específica para penalizar la violencia obstétrica, así como para fomentar la
atención respetuosa para con las mujeres y sus bebés mediante una labor tanto informativa
como formativa para usuarias y profesionales. Veamos cuáles son las más importantes y
qué modo de trabajar tienen.

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8.1 El Parto Es Nuestro5

Creada en 2003, es una asociación sin ánimo de lucro y la referencia indiscutible


para apoyar e informar a las mujeres respecto al embarazo, parto y postparto. Su intención
inicial fue proveer de apoyo psicológico a las víctimas de violencia obstétrica y partos
traumáticos, aunque fue ampliando su cometido al ofrecimiento de información, que es la
base de todo: más vale prevenir que curar. Se trata de que se comprenda que el modelo
actual de atención al parto no se sostiene, está desaconsejado por los principales organismos
médicos, como la OMS, y que en los países donde la atención al parto resulta mucho más
respetuosa, los beneficios son mucho mayores para todos, a todos los niveles
Además, EPEN ha colaborado en la redacción de la Estrategia de Atención Al Parto
Normal, guiándose siempre por la máxima de que los partos han de estar mínimamente
intervenidos, que pertenecen a las parturientas y por lo tanto ellas son quienes deben decidir,
y que se trata de actos sexuales, íntimos, y como tales han de ser respetados al máximo.

MUJERES Y LIDERAZGO
Organiza reuniones periódicas en distintos puntos de la geografía española, y se
mantiene a base de donaciones y de las cuotas de sus socias, entre los cuales cuenta con
usuarias y profesionales de todo el territorio. Contiene además un grupo específico llamado
Apoyo Cesáreas para atender a las mujeres víctimas de cesáreas traumáticas y una web
denominada episiotomia.info donde se informa de las consecuencias de la episiotomía, y
otra llamada quenoosseparen.info, donde se informa del beneficio de la no separación de la
díada mamá-bebé en el postparto inmediato, amparado en artículos científicos. Por último, es
responsable de la creación de un joven aún Observatorio de Violencia Obstétrica (noviembre
de 2014), cuyo objetivo principal es recoger los casos de violencia obstétrica en España,
realizar informes sobre éstos, y ponerlos en conocimiento de las instituciones sanitarias, tanto
nacionales como internacionales.

8.2 Dona Llum6

La Associació Catalana per un Part Respectat Dona Llum tiene su sede en Cataluña,
y está constituida por usuarias y profesionales del sistema de salud. Su objetivo principal es
mejorar la atención a las mujeres en el embarazo, el parto y el postparto en todo el territorio
catalán. Reivindica que los nacimientos son momentos cruciales y que por ello afectan a

5  http://www.elpartoesnuestro.es/
6  (http://www.donallum.org/)
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toda la sociedad, por lo que han de tratarse con un absoluto respeto. También ofrece apoyo
HACIA LOS PARTOS EMPODERADOS: RECUPERANDO NUESTROS CUERPOS SECUESTRADOS POR LA BIOMEDICINA
psicológico a las mujeres que han pasado por partos traumáticos, así como apoyo jurídico
para quienes quieran iniciar demandas por violencia obstétrica. Se trata de conseguir un
cambio en la legislación actual y que la sanidad pública sea capaz de ponerse en materias de
atención al embarazo y el parto en los mismos niveles que países europeos como Inglaterra,
Holanda o Suecia.

8.3 Plataforma Pro Derechos del Nacimiento7

Plataforma formada por diversas asociaciones, tanto de madres y padres como


de profesionales y de centros de orientación infantil, que creen en una nueva cultura del
nacimiento, para proporcionar a los bebés una mejor bienvenida a la vida. Su objetivo
principal es conseguir que en los hospitales se respeten las recomendaciones de la OMS,
del Ministerio de Sanidad y de la propia Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.
EVA MARGARITA GARCÍA

8.4 Asociación Nacer en Casa8

Asociación de profesionales que trabajan en favor de recuperar el nacimiento


domiciliario como una alternativa segura y más respetuosa con los ritmos del parto. Desde
1988, su objetivo es dar a conocer el parto domiciliario como modelo asistencial válido,
fomentando también el cuestionamiento del modelo asistencial imperante. Por lo tanto, se
trata tanto de normalizar el parto domiciliario como de contribuir a mejorar las condiciones
del parto hospitalario. En esta asociación se encuentra aproximadamente el 90 % de los
profesionales de asistencia al parto domiciliario (ginecólogas, matronas).

9. Estrategias del activismo

Actualmente, por medio de asociaciones como las anteriormente descritas, y sobre


todo gracias a las redes sociales, hay diversos frentes abiertos para luchar contra la violencia
obstétrica y para lograr partos respetados y empoderados. Veamos algunos de ellos:
• Del 19 al 25 de mayo se celebra a nivel internacional la semana mundial del parto
respetado. Para ello, suelen organizarse marchas, mesas informativas y actividades

7  http://pdn.pangea.org/
8  http://www.nacerencasa.org/
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lúdicas, para dar a conocer los beneficios del parto humanizado y la problemática
del intervencionismo excesivo.
• Internet es la plataforma absoluta en la unión, cohesión e impulso de nuevas iniciativas
por todo el mundo, campañas en las redes sociales, información a futuros padres,
etc. Cuando en el año 2011 la revista de la SEGO publicó unas caricaturas que
ridiculizaban la figura de las mujeres que asistían a consultas de ginecología, fue
gracias a la presión que se ejerció por las redes sociales como se consiguió su
retirada.
• Existencia de grupos presenciales de apoyo al embarazo, parto, crianza y procesos
traumáticos (grupos de duelo tras un aborto, grupos de víctimas de violencia obstétrica,
etc). Dichos grupos suelen ser gratuitos y abiertos a quienes estén interesados.
• Presión desde las asociaciones para conseguir cambios en las legislaciones
relacionadas: así es como El Parto es Nuestro ha logrado que se lleve a cabo la
Estrategia de Atención al Parto Normal, en cuya redacción ha colaborado.

MUJERES Y LIDERAZGO
• Cambios laborales con la existencia de nuevas profesiones: doulas, salus, asesoras
de lactancia, asesoras de porteo, etc… Dichas nuevas profesiones intentan llenar un
hueco, cubrir varios ámbitos que hoy por hoy se encuentran bastante descuidados.
• Cursos de preparación al parto natural, enfocados a las mujeres como protagonistas
y parte activa del parto en vez de como meros contenedores que sólo han de recibir
órdenes de los profesionales.
• Iniciativas artísticas, como «Puja violencia obstétrica», grupo de artistas audiovisuales
que organizan exposiciones y proyecciones de denuncia y que invitan a la reflexión.

9.1 Mejoras en la atención sanitaria

Gracias a la presión de las asociaciones, al reciclaje de profesionales teniendo


en cuenta las nuevas evidencias científicas (De la Cueva Barrao, 2014), al aumento de
conocimiento entre usuarios del sistema de salud, y sobre todo al empoderamiento gradual
de las mujeres, la atención sanitaria está mejorando en España, aunque son necesarios aún
grandes cambios para situarnos al nivel de los países donde la atención al parto es mucho
más humana (Save the children, 2010). Por ello, hay que seguir luchando activamente por:
• Que se fomente una buena comunicación entre profesionales y pacientes, basada en
la igualdad y en el respeto.
• Que se normalice la incorporación de los planes de parto como una práctica
destinada a favorecer dicha comunicación.
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• Que se realicen campañas de sensibilización social en favor de un parto más
HACIA LOS PARTOS EMPODERADOS: RECUPERANDO NUESTROS CUERPOS SECUESTRADOS POR LA BIOMEDICINA
humanitario y sin ningún tipo de violencia.
• Que se abra un diálogo constructivo entre los diversos colectivos, tanto de usuarios como
de profesionales, para lograr alcanzar esa meta común: la mejora en las relaciones.
• Que se ofrezcan propuestas de mejoras en la atención al parto en la línea de trabajo
que se inició en 2007 con la Estrategia de Atención al Parto Normal.
• Que se incluyan propuestas legislativas para penalizar la violencia obstétrica, como
otros países ya han hecho, tipificándola como un tipo de violencia de género que
hay que erradicar.

Conclusiones

Hemos visto cómo la biomedicina logró arrebatar el control de las mujeres sobre sus
propios cuerpos, cayendo los partos en las manos de los varones obstetras, y de celebrarse en
EVA MARGARITA GARCÍA

la intimidad del hogar pasaron a llevarse a cabo en los hospitales. Tratar los estados propios
de la sexualidad femenina como patológicos no es sino el mecanismo patriarcal de control
definitivo, pues de ese modo se consigue que las mujeres teman a su propia naturaleza y en
el momento de sus partos se dejarán manipular, aterrorizadas e internamente bloqueadas,
para tomar decisiones sobre su propia salud. Y aquí aparece la violencia obstétrica como
forma de violencia de género unida a mala praxis médica.
Afortunadamente, con el advenimiento de los feminismos, se están reivindicando los
partos empoderados, conscientes, respetados e informados. Porque si los protocolos médicos
hospitalarios están acomodados y las leyes se quedan cortas, siempre se puede ejercer
presión social para que esto cambie. Y porque si las mujeres deciden parir en sus hogares
de manera segura, como sucede en países escandinavos, deberían poder hacerlo sin ser
blanco de críticas. Por lo tanto, el activismo es imprescindible para devolver el parto a sus
protagonistas, las mujeres, para que que éstas puedan actuar como seres responsables de su
propia salud, porque están plenamente capacitadas para ello. Porque tienen el poder.

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Recibido el 27 de febrero de 2017


Aceptado el 29 de mayo de 2017
BIBLID [1139-1219 (2017) 22: 87-106]
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DANDO VOZ A LAS MUJERES: REPRESENTACIONES SOCIALES Y
EXPERIENCIAS SOBRE LA LACTANCIA
GIVING VOICE TO WOMEN: SOCIAL REPRESENTATIONS AND EXPERIENCES

OF BREASTFEEDING

Mª Dolores Pérez Bravo


Amparo Moreno Hernández
Universidad Autónoma de Madrid

RESUMEN
La lactancia materna, como una cuestión central en la investigación desde una perspectiva de géne-

MUJERES Y LIDERAZGO
ro, constituye un proceso biopsicosocial, diverso y plural, que genera experiencias ambivalentes en las
madres. Nuestra investigación tenía como objetivo comprender los pensamientos y experiencias de las
madres sobre la lactancia. Hemos entrevistado individualmente a diez mujeres, madres primíparas y no
primíparas, en dos momentos distintos. Los resultados muestran que las mujeres participantes tuvieron
lactancias inferiores al tiempo recomendado por las organizaciones sanitarias, mencionaron razones
relacionadas con el bienestar de sus hijos/as como principales motivos para amamantar y sus parejas
aparecían como los principales apoyos sociales.
Palabras clave: lactancia materna, maternidad, género, feminismo.

ABSTRACT
Breastfeeding is a central issue in research from a gender perspective. We consider breastfeeding as a
biopsychosocial, diverse and plural process, which generates ambivalent experiences in mothers. Our
research was aimed to increase the understanding of thoughts and experiences of mothers. Ten women,
primiparous and non-primiparous mother, were interviewed at two moments in time. The results showed
that the breastfeeding period was shorter than the time recommended by health organizations, the re-
asons to breastfeed were related to the well-being of their children and women´s social support came
from their partners.

Keywords: Breastfeeding, Motherhood, Gender, Feminism.

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Dossiers Feministes, 22, 2017, 107-117 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.7
Introducción

Nuestro estudio sobre las representaciones de la lactancia se originó dentro de un


DANDO VOZ A LAS MUJERES: REPRESENTACIONES SOCIALES Y EXPERIENCIAS SOBRE LA LACTANCIA

proyecto más amplio que relacionaba las concepciones sobre la maternidad y la lactancia.
Partimos de la idea de que ambas cuestiones deben abordarse desde una perspectiva de
género. De hecho, una y otra han sido objeto de numerosas reflexiones desde el ámbito
social, político, científico o filosófico y han dado cabida a diferentes planteamientos teóricos
a lo largo de la historia. Cuatro son los núcleos fundamentales que hemos utilizado como
organizadores de estas discusiones teóricas: la identificación entre identidad femenina y
Mª DOLORES PÉREZ BRAVO, AMPARO MORENO HERNÁNDEZ

maternidad, la mitificación o idealización de la maternidad y los estereotipos de «buena»


y «mala madre», la existencia o ausencia del instinto maternal y «amor materno» (Moreno,
2009) (Ver Tabla 1).

Tabla 1. Los debates sociales dicotómicos de la maternidad


Presencia de la maternidad en la identidad femenina: Identidad femenina no vinculada a la maternidad:
Ser Mujer = Ser Madre Ser mujer =/= Ser madre
Maternidad idealizada: Maternidad real:
El Ideal de madre Experiencias maternales reales
Felicidad plena Ambivalencia de sentimientos
Maternidad natural: Maternidad cultural:
Instinto materno y amor materno Construcción social de la maternidad
Maternidad dicotómica: Categorías de madre Multiplicidad de maternidades:
Estereotipos de «Buena» y «Mala» madre Pluralidad y diversidad de madres

De igual forma, podemos analizar la lactancia materna tomando como referencia


estos cuatro puntos (Ver Tabla 2).

Tabla 2. Los debates sociales de la lactancia materna: Posturas dicotómicas


Presencia de la lactancia materna en la identidad materna: Identidad materna no vinculada a la lactancia: Amamantar
Amamantar = Ser madre = Ser mujer. =/= Ser madre =/= Ser mujer.
La lactancia materna en la representación de la «buena» y la «mala Pluralidad de lactancias: Diversidad de experiencias de
madre». lactancia.
La lactancia como instinto biológico. La lactancia materna como construcción social.
Idealización de la lactancia materna Experiencias reales maternas con la lactancia.

Nuestra propuesta teórica entiende la lactancia materna y la maternidad como


procesos biopsicosociales, diversos y plurales, que generan experiencias ambivalentes en las

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mujeres y cuya idealización social es digna de reflexión. Por ello, entendemos que hay que
indagar, a través de investigaciones de género, sobre las opiniones femeninas acerca de estas
cuestiones. Consideramos clave el «dar voz» a las mujeres para que cuenten abiertamente
sus experiencias maternales y lactantes y de este modo aproximarnos a sus representaciones
personales. Esperamos obtener, con esta metodología cualitativa, un conocimiento más
profundo de la diversidad maternal, de sus demandas y necesidades como mujeres, madres
lactantes o no lactantes.
Tal y como plantean Díaz, Catalán, Fernández y Granados (2011: 488) «son
necesarias futuras investigaciones para lograr una visión amplia del fenómeno de las
necesidades de las madres». Realizar investigaciones centradas en este aspecto nos ayudará
a desarrollar líneas de trabajo en la promoción de la lactancia materna, que nos guíen
en la articulación de un adecuado apoyo social, cultural, político, sanitario y familiar, al
acercarnos más a la realidad vivida por las madres que amamantan, basándonos en sus
propias circunstancias personales e idiosincráticas. Además, evitaremos la transmisión de

MUJERES Y LIDERAZGO
una visión idílica de la maternidad y la lactancia y se contribuiría a no generar en las mujeres
sentimientos de culpabilidad y/o ansiedad por no ajustarse a la demanda social y al ideal
de «buena madre».
Hasta el momento, la mayoría de las investigaciones sobre lactancia materna,
realizadas desde el campo sanitario, se han centrado en reforzar el papel beneficioso y
saludable del amamantamiento obviando el papel de la mujer principalmente. Tal es así, que
León-Cava, Lutter, Ros y Martín (2002) hicieron una extensa revisión bibliográfica con los
artículos científicos que mostraban los beneficios de la lactancia materna. Por tanto, llevar
también a cabo estudios con un enfoque de género para conocer cuáles son las vivencias y
las experiencias de las mujeres con la lactancia materna, así como sus conocimientos, sus
opiniones personales, sus creencias y sus actitudes se erige como una tarea prioritaria. En
esta misma línea, consideramos imprescindible averiguar qué sentimientos y pensamientos
les genera a las mujeres el amamantamiento o la incapacidad para lactar y cuáles son los
beneficios, ventajas y los inconvenientes que creen que tiene la lactancia materna.
Resulta igualmente necesario analizar cuáles son las complicaciones y las dificultades,
tanto a nivel social como personal, a las que éstas se enfrentan cuando optan por la decisión
de dar el pecho a sus criaturas o, por el contrario, eligen la lactancia artificial, ya sea por
decisión personal o por recomendaciones médicas en las que se desaconseja la lactancia
materna tales como la galactosemia, la infección por VIH o HTLV, medicación materna que
podría poner en riesgo al bebé, etc.

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Dossiers Feministes, 22, 2017, 107-117 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.7
1. Objetivo de la investigación

El estudio que hemos llevado a cabo va encaminado a examinar qué pensaban,


DANDO VOZ A LAS MUJERES: REPRESENTACIONES SOCIALES Y EXPERIENCIAS SOBRE LA LACTANCIA

sentían y opinaban las madres sobre la lactancia materna, con qué inconvenientes y
dificultades personales y sociales se enfrentaban cuando tenían que dar el pecho a sus hijos
o hijas, cómo valoraban esa conducta y a qué presiones sociales se habían visto sometidas
en sus decisiones maternas. En definitiva, nuestra investigación se centraba en conocer el
punto de vista de la mujer sobre varios aspectos de la lactancia materna e indagar en sus
sentimientos y pensamientos al respecto.
Mª DOLORES PÉREZ BRAVO, AMPARO MORENO HERNÁNDEZ

2. Aspectos metodológicos

Desde un punto de vista metodológico, la investigación que presentamos es un estudio


fenomenológico, con un diseño descriptivo y una metodología cualitativa. Confeccionamos
una entrevista semiestructurada, con preguntas abiertas sobre tres grandes bloques temáticos
(Datos sociodemográficos, maternidad, lactancia materna). En concreto, nuestro guión de
entrevista sobre la lactancia incluía preguntas relacionadas con la duración de la lactancia,
las razones para dar el pecho, los beneficios y los inconvenientes, etc. (Ver Tabla 3).
Se entrevistó a un grupo de diez mujeres con diferentes características individuales.
Cinco de las mujeres participantes eran madres primíparas y las otras cinco ya tenían un
hijo/a previamente y podían tener o no tener experiencia previa con el amamantamiento.
Una aportación significativa de nuestra investigación reside en que las entrevistamos en dos
momentos distintos: una primera entrevista fue realizada en el tercer trimestre de embarazo
y una segunda entrevista a los 4 – 5 meses del parto (ver Tabla 4). Una vez realizadas y
grabadas en voz, las entrevistas se transcribieron literalmente. Posteriormente, con la ayuda
del programa informático de análisis cualitativo Atlas.Ti (Versión 6.0), se codificaron las
citas textuales con mayor interés para el estudio y el posterior análisis e interpretación de los
resultados, intentando identificar algunas diferencias entre los dos momentos de la entrevista y
entre las madres primíparas y no primíparas, sobre todo, con respecto a las representaciones
sociales de las madres en relación con la maternidad y la lactancia materna. Entendiendo
que estas representaciones, aunque residan en la persona, suponen un conocimiento
socialmente elaborado y compartido, que ha surgido de las prácticas que la persona lleva
a cabo en contextos de relación y, por tanto, están influidas por las condiciones sociales
en que se desarrollan las personas. Como afirma Delval (2011), las personas tenemos la
capacidad de elaborar representaciones sobre la realidad que nos permiten actuar sobre
110
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la misma y anticipar lo que puede suceder. En concreto, Ibáñez (1988: 55) plantea que las
representaciones sociales sirven para que las personas describan, clasifiquen y expliquen
los fenómenos de las realidades cotidianas y producen los significados que necesitan para
comprender, actuar y orientarse en su medio social.

Tabla 3. Preguntas de investigación sobre el tema de la Lactancia Materna

LACTANCIA MATERNA PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN


RAZONES DE DAR EL PECHO 1. ¿Cuáles son las razones de dar el pecho de las madres primíparas y las madres con
hijos/as previos/as?
2. ¿Existe algún tipo de relación entre las razones de dar pecho y los beneficios de
amamantar?
DURACIÓN DE LA LM 1. ¿Cuáles son las expectativas de duración de LM que tienen las madres y las razones
de dar el pecho hasta esa edad de sus criaturas?
2. ¿Cuál es la duración media de la LM que dan las madres del estudio y las razones
de haber destetado/abandonado la lactancia a esa edad?

MUJERES Y LIDERAZGO
FUENTES DE INFORMACIÓN 1. ¿Cuáles son las fuentes de información sobre la LM que tienen las madres primeri-
zas y las madres con hijos/as previos/as?
BENEFICIOS Y VENTAJAS DE LA 1. ¿Cuáles son los beneficios y las ventajas de la LM que manifiestan las madres primí-
LACTANCIA MATERNA paras y con hijos/as previos/as?
2. ¿Existe alguna relación entre los beneficios y las razones de dar teta o con tener una
visión idealizada de la lactancia?
INCONVENIENTES Y DIFICULTA- 1. ¿Cuáles son los inconvenientes y las dificultades de la LM que manifiestan las ma-
DES DE LA LM dres primerizas y con hijos/as previos/as?
2. ¿Existe alguna relación entre los inconvenientes y las razones de abandonar o
finalizar la lactancia?
APOYOS SOCIALES Y TOMA DE 1. ¿Cuáles son los apoyos con los que cuentan las madres en sus decisiones de dar
DECISIONES pecho/biberón y en sus vivencias con la LM?
2. ¿Las madres sufren o sienten algún tipo de presión social a la hora de decidir dar el
pecho a sus criaturas?
3. ¿Cómo toman las decisiones sobre lactar o no lactar las madres primerizas y con
hijos/as previos/as?
REPRESENTACIONES SOCIALES 1. ¿Qué opinan las madres sobre la lactancia prolongada, el amamantamiento en
DE LA LM público, la recomendación de la OMS?
2. ¿Qué opiniones creen que hay en la sociedad sobre dichos temas?
VIVENCIAS PERSONALES CON 1. ¿Qué manifiestan las madres sobre sus vivencias y experiencias personales con la
LA LM lactancia materna?
2. ¿Hay diferencias entre sus expectativas previas y la experiencia que tienen?
SENTIMIENTOS POSITIVOS vs 1. ¿Cuáles son los sentimientos positivos y negativos hacia la LM que manifiestan las
NEGATIVOS HACIA LA LM madres primíparas y con hijos/as previos/as sobre los sentimientos positivos y negati-
vos hacia la LM?
2. ¿Cuáles son los sentimientos que les genera a las madres la incapacidad de dar teta
o el abandono de la lactancia materna?

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Tabla 4. Número de entrevistas realizadas

1ª entrevista 2ª Entrevista
DANDO VOZ A LAS MUJERES: REPRESENTACIONES SOCIALES Y EXPERIENCIAS SOBRE LA LACTANCIA

(Tercer trimestre de gestación) (4 – 5 meses posparto) Total de Entrevistas


Mujeres embarazadas primíparas Madres primíparas
(N = 5) (N = 5) N = 10
Madres embarazadas con hijos/as Madres con hijos/as
(N = 5) (N = 5) N = 10
N = 10 N = 10 N = 20
Mª DOLORES PÉREZ BRAVO, AMPARO MORENO HERNÁNDEZ

3. Resultados

Desde el marco general de las relaciones entre lactancia y maternidad, los resultados
mostraron que las participantes entendían la maternidad como una parte fundamental de la
identidad femenina y mantenían una visión generalmente estereotipada de este proceso. En
mayor medida, las madres primíparas expresaban que no concebían la vida sin hijos/as y
que es una experiencia por la que las mujeres deberían pasar, por ejemplo, R.G.O. (44 años,
primípara, 1ª entrevista) dijo textualmente: «algo muy grande que todas las mujeres tenían
que experimentar» y C.P.M. (38 años, con hijos/as previos/as, 1ª entrevista) declaró: «algo
como que una mujer tiene que pasar porque yo creo que si no lo pasas, no puedes saber
qué es». Las madres participantes hablaban también de la maternidad como un proceso de
cambio vital que conlleva una gran responsabilidad y expresaron sentimientos ambivalentes
en torno a la maternidad y la lactancia. De hecho, mencionaban sentimientos tanto positivos
como negativos, siendo algunos negativos comunes tales como el miedo, la culpabilidad
o la preocupación. Para nosotras, este dato es crucial ya que resulta fundamental respetar
la expresión emocional ambivalente de las madres, para ayudar a mostrar socialmente la
verdadera realidad de la maternidad y la lactancia.
La lactancia materna no apareció espontáneamente al referirse a la maternidad, al igual
que en el estudio de Castilla (2005). Tan sólo cuando se les preguntaba de forma explícita, la
mayoría verbalizaba que el amamantamiento no revaloriza a las madres aunque creían que las
madres que dan teta parecen ser mejor consideradas socialmente. Tanto es así que algunas de las
participantes narraban cómo se habían sentido juzgadas socialmente como «malas madres» cuando
abandonaron precozmente la lactancia materna y reflejaban haber experimentado cierta presión
social, sobre todo desde el ámbito sanitario, para continuar amamantando a sus hijos/as. Así
M.A.S. (26 años, primípara, 1ª entrevista) verbalizó «creo que en la sociedad está visto pues como
que si no le das el pecho a tu hijo, pues no eres buena madre. Pero yo a nivel mío, personal, pienso
112
Dossiers Feministes, 22, 2017, 107-117 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.7
que no eres mejor madre». Y, C.P.M. (38 años, con hijos/as previos/as, 2ª entrevista) manifestó: «te
crean un sentimiento de culpabilidad… de decir: […] ¡que no es que yo no se lo quiera dar!, ¡que
es que no me sale! […] Llega un momento en que es una frustración, es un sentimiento de….bueno
es que rompes a llorar diciendo que es que pareces que eres una mala madre».
En cuanto a los resultados obtenidos sobre los motivos para amamantar algunos
coinciden con estudios previos (Llorens et. al, 2007; Marcos y Zapata, 1998; Martín-Pérdiz,
2008; Martínez, 2010). En nuestro estudio, las madres participantes han argumentado
diferentes razones para amamantar centradas fundamentalmente en los beneficios que la
lactancia materna tiene sobre el bebé, obviando prácticamente sus propias necesidades.
La mayoría aluden a cuestiones nutricionales considerando la leche materna como el mejor
alimento para la criatura, a cuestiones saludables y beneficiosas para el bebé, y a la creación
del vínculo afectivo entre madre-hijo/a. Desde nuestro punto de vista, creemos que esto se
deriva de la representación que tienen de la buena madre como aquella que atiende las
necesidades de sus hijos/as y se preocupa por su bienestar. Por lo tanto, basándonos en esta

MUJERES Y LIDERAZGO
representación, sus razones para lactar deberían ir enfocadas a satisfacer las necesidades
de sus criaturas, pues hemos comprobado a través de sus discursos cómo eran conocedoras
de los innumerables beneficios que tiene la lactancia materna (y que son claramente
defendidos desde el terreno sanitario). En definitiva, podríamos plantear que la promoción
social y sanitaria de la lactancia materna centrada únicamente en los beneficios que tiene
para la criatura, parece impedir que las madres manifiesten argumentos personales para
lactar centrándose en ellas mismas, sus necesidades o beneficios propios y refuerza que sean
argumentos enfocados principalmente en el bienestar del propio hijo/a. Tanto es así que solo
dos de todas ellas son las que hacen referencia al beneficio propio, expresando «también,
por el beneficio mío […]. Es muy bueno para la madre en el sentido de la recuperación»
(C.M.S., 29 años, 1ª entrevista) y «dicen que para el pecho es bueno también, que reduce
el cáncer de mama, que te ayuda a coger el peso pronto» (N.E.V., 38 años, 1ª entrevista).
Creemos, pues, que sería importante conseguir que las madres también fueran
capaces de argumentar en mayor medida razones personales para amamantar; de decidir
libremente no dar el pecho o de abandonar la lactancia cuando les resulta imposible,
insoportable o insufrible, sin sentirse juzgadas, presionadas o menos valoradas en su papel
materno. En ese sentido, compartimos la idea de González sobre que

Las madres no pueden convertirse en rehenes o víctimas de la lactancia materna. El bebé es


muy importante, pero también lo es la madre y apenas se tiene en cuenta sus necesidades
como persona y como mujer. A veces, una lactancia artificial satisfactoria y placentera es
mejor que una mala lactancia materna (González, 2015: 36).
113
Dossiers Feministes, 22, 2017, 107-117 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.7
Por otro lado, hemos encontrado que las madres participantes calificaban sus vivencias
maternales como satisfactorias aunque hubieran tenido experiencias complicadas con la lactancia
y muchas de sus expectativas previas con la misma no se cumplieran. En sus experiencias
DANDO VOZ A LAS MUJERES: REPRESENTACIONES SOCIALES Y EXPERIENCIAS SOBRE LA LACTANCIA

lactantes, han identificado algunos inconvenientes (dolores físicos, hipogalactia) de la lactancia


materna. Algunas de ellas planteaban que no habían recibido información suficiente sobre las
complicaciones que pueden surgir durante la lactancia y la manera de superarlas. Por ejemplo,
M.A.S. (26 años, primípara, 2ª entrevista) planteaba «también debían informar que sí te pasan
estas cosas […] pienso que deberían hacer más hincapié en la madre, decir: ¡mira, pues os
puede pasar este tipo de cosas! […] debían informar así en los cursillos y las clases que dan,
Mª DOLORES PÉREZ BRAVO, AMPARO MORENO HERNÁNDEZ

tanto lo positivo que tiene, que lo tiene…si yo las sigo viendo a pesar de la experiencia mala
que he tenido». Además, consideraban que la reincorporación al mundo laboral, la conciliación
entre la vida familiar y personal, las repercusiones en la trayectoria profesional son dificultades,
inconvenientes y/o aspectos negativos a tener en cuenta tanto de la lactancia materna como de
la maternidad. Tal es así que M.A.S. (26 años, primípara, 1ª entrevista) declaraba «me preocupa,
pues eso, a la hora de irme a trabajar […] el sentimiento de culpa cuando lo tenga que dejar
para ir a trabajar y tenga que dejarle […] eso es lo más negativo que veo: el día que me tenga
que incorporar, pues supongo que será un valle de lágrimas». R.L.M. (32 años, primípara, 1ª
entrevista) decía «el mayor impedimento que existe para la lactancia materna, para una mujer
que quiere realmente […] dar leche es sobre todo laboral».
Ante este resultado, nos gustaría poner de manifiesto la necesidad de formar e
informar adecuadamente a las mujeres desde el ámbito sanitario. Es preciso instruir y apoyar
a las madres en las dificultades, inconvenientes y complicaciones que pueden producirse en
el establecimiento y proceso de la lactancia, así como en la manera de superarlas. No resulta
suficiente ofrecerles información sobre las ventajas del amamantamiento e insistirles en que
lacten, sino que deberíamos contarles las complicaciones que pueden surgir, los obstáculos
a los que podrían enfrentarse y las posibles soluciones. Es inevitable tener que aportarles
recursos personales y lugares a los que acudir para recibir el mejor apoyo emocional y
asesoramiento profesional. Observamos, pues, la necesidad de un seguimiento sanitario
más respetuoso, más individualizado y personalizado en función de las características
y circunstancias personales de las madres. De la misma forma, que a nivel más general,
abogamos por una revisión de las actuales políticas sociales y laborales para establecer
medidas más adecuadas de apoyo a la maternidad y lactancia.
Por último, al igual que en otros estudios (Belintxon et. al, 2011), hemos encontrado
que los principales apoyos para las madres participantes en la toma de decisiones son sus
parejas. En nuestro estudio, también, nombraban a otras mujeres cercanas (madres, tías,
114
Dossiers Feministes, 22, 2017, 107-117 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.7
abuelas, grupos de apoyo) de las que decían haber obtenido alguna información concreta
sobre la lactancia. El apoyo del padre solo aparece reflejado en nuestra investigación
cuando las madres participantes tenían que tomar la decisión de abandonar la lactancia por
resultarles muy dolorosa físicamente. Sin embargo, el apoyo del padre no se ha visto reflejado
en otros aspectos planteados durante la entrevista. Este hecho hace de nuevo patente que la
responsabilidad del cuidado de los hijos/as sigue recayendo en gran medida en las mujeres.
Por el contrario, entendemos que el padre desempeña un papel crucial en la lactancia y la
maternidad, que incluye acompañar emocionalmente a las madres y corresponsabilizarse
en la crianza y cuidado de los hijos/as y de todas las tareas domésticas. Olza (2013: 24)
plantea que, cuando se habla de lactancia, «a los padres casi nadie les pregunta qué opinan
ni cómo llevan ellos la lactancia, y tampoco se les suele informar de cómo ayudar a sus
compañeras durante la lactancia». Ante este resultado, nos hemos planteado que sería muy
interesante conocer también cuáles son las creencias y representaciones masculinas en torno
a la lactancia materna, la maternidad y la paternidad en futuros proyectos de investigación.

MUJERES Y LIDERAZGO
Conclusiones

En conclusión, los resultados hallados refuerzan nuestro planteamiento teórico sobre


la lactancia materna como un proceso que entremezcla lo biológico, lo psicológico y lo
social, que se muestra muy heterogéneo y variado, que origina experiencias ambivalentes
en las mujeres y cuya idealización merece una reflexión profunda en nuestra sociedad
actual. A las autoras nos queda pendiente, en un futuro, ampliar y mejorar nuestro proyecto
en diferentes direcciones. Pretendemos acceder a una muestra mayor, incorporar nuevos
métodos de recogida de información (por ejemplo, a través de grupos de discusión, blogs
de madres, observación en grupos de apoyo a la lactancia,…) o tener en cuenta otras
variables importantes en la selección de las mujeres (por ejemplo, mujeres lesbianas, mujeres
que hayan acudido a grupos de apoyo a la lactancia, madres acogedoras o adoptivas, …).
En definitiva, intentaremos seguir ampliando la muestra de mujeres (y por qué no, también
de hombres) para continuar profundizando en esta diversidad de la realidad femenina y
conseguir un mayor conocimiento teórico siempre desde la propia voz de las mujeres.

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Recibido el 10 de marzo de 2017


Aceptado el 6 de junio de 2017
BIBLID [1139-1219 (2017) 22: 107-117]

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ALIANCES FEMINISTES EN EL TREBALL SEXUAL
FEMINIST ALLIANCES IN SEX WORK

Elena Martínez Pérez


Universidad de Castilla - La Mancha

RESUMEN
Aquesta investigació analitza els actors socials i discursos que estan intervenint en la controvèrsia que
envolta al treball sexual en l’esfera pública, per tal d’entendre com s’articulen els conflictes d’interessos
i visions i quins actors o punts de vista inclou, exclou, reforça o debilita eixa articulació. Controvèrsia a
la qual s’han sumat, en els últims anys, l’emergència d’un sector fonamental: les treballadores sexuals.
Mitjançant l’aproximació etnogràfica a l’espai de l’activisme en el treball sexual i les entrevistes en profun-

MUJERES Y LIDERAZGO
ditat, comprovarem si s’estan construint com subjectes apoderats, amb una identitat política definida, de
quina manera, si estan introduint les seues reivindicacions en el discurs públic, a través de quines estratè-
gies i quines aliances han establert amb altres col·lectius socials.
Palabras clave: treball sexual, prostitució, activisme feminista, apoderament, etnografia virtual.

ABSTRACT
This research analyzes the social actors and discourses in the controversy around sex work in public sphere, in
order to understand how conflicts of interests and visions are articulated and which actors or views, strengthened
or weakened, are included in this joint. In recent years, one fundamental sector has emerged in this controversy:
sex workers. Through ethnographic approximation to sex workers’ activism space and depth interviews, we’ve
checked if they are being built as subjects with a defined political identity, in which way, if their demands are
being introduced in public discourse, through which strategies and which alliances have done with other social
groups.
Keywords: Sex Work, Prostitution, Feminist Activism, Empowerment, Virtual Ethnography.

Introducció

Quan parlem de treball sexual no podem deixar de banda la forta controvèrsia


que aquest ha suscitat des de sempre i que ha transcendit a diferents sectors socials. Avui

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en dia, encara és un debat candent, tant als moviments feministes com a les mateixes
institucions. I perquè la prostitució ha estat sempre un tema controvertit? Com assenyala
l’antropòloga Debora Daich (2012: 71), la prostitució «és problemàtica en si mateixa perquè
condensa diversos significats, perquè parla d’un divers mercat sexual en què diferències de
classe, ètnia i gènere, es conjuguen en diferents combinacions, donant lloc a innombrables
escenaris». Per comprendre aquesta circumstància en la seua complexa totalitat, s’han
analitzat, primerament, els actors socials i discursos que estan intervenint en la controvèrsia
que envolta al treball sexual en l’esfera pública, per determinar com s’articulen els conflictes
d’interessos i visions i què actors o punts de vista inclou, exclou, reforça o debilita aquesta
articulació. A aquesta controvèrsia s’ha sumat, en els últims anys, com explicàvem,
l’emergència d’un sector social fonamental: les treballadores sexuals. A causa d’això, des
ALIANCES FEMINISTES EN EL TREBALL SEXUAL

de les perspectives que advoquen pel reconeixement del treball sexual, hem plantejat una
investigació que indaga en una de les estratègies utilitzades per defendre aquesta posició i
que sorgeix des d’aquelles treballadores sexuals que es troben en un procés d’apoderament,
ELENA MARTÍNEZ PÉREZ

mitjançant la seua participació en els moviments feministes. Concretament, tractarem com


es teixeixen les xarxes de  sororitat  entre les mateixes treballadores sexuals i els diversos
grups i col·lectius implicats dins dels feminismes, els quals, gràcies a aquestes aliances, han
permès a ambdós la construcció i implementació de les seues reivindicacions en el discurs
públic i han aconseguit una gran incidència en la configuració de l’agenda política. Aliances
que han facilitat la deconstrucció dels imaginaris sobre els modes d’organització, estructures,
funcionament i dinàmiques dels moviments feministes; construint un nou model històric
d’organització d’espais i xarxes de solidaritat, amb pautes de cures i dinàmiques diferents
de treball i col·laboració, integrat per treballadores sexuals: el feminisme puta, com elles
mateixes l’han batejat en les entrevistes.
D’aquest mode, hem treballat amb la hipòtesi de que les treballadores sexuals de
diferents punts de l’Estat espanyol s’estan construint com a subjectes apoderats, amb una
identitat política definida i estan aconseguint introduir les seues reivindicacions en el discurs
públic. A més a més, ens vam plantejar aquesta investigació amb un ferm objectiu: enriquir
els arguments del debat i la controvèrsia que envolta la prostitució, oferint un nou enfocament
desestigmatitzant sense prejudicis, victimitzacions i qüestions morals, centrant-nos en els drets
humans; prioritzant les veus de les protagonistes: les treballadores sexuals i els col·lectius pro-
drets que treballen al seu costat.
Així doncs, per a l’elaboració d’aquesta investigació ens hem basat en una
combinació de tècniques de tipus qualitatiu. Durant anys, s’ha utilitzat l’observació activa
del debat i dels posicionaments públics de les organitzacions i activistes pro-drets en l’esfera
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digital. Ens hem servit de l’esfera digital, com a novetat, perquè «el fenomen d’Internet i de les
xarxes socials ha obert un nou escenari, on la representació de la prostitució està donant lloc
a altres narratives [...] en primera persona de la lluita pels drets humans, laborals i socials»
(Clua, 2015: 142). D’aquest mode, des de finals de 2015 a mitjans del 2016, s’han realitzat
entrevistes en profunditat, tant a treballadores del sexe com a portaveus de col·lectius pro-
drets. Les entrevistes s’insereixen en una aproximació etnogràfica a l’espai digital (xarxes
socials) de l’activisme feminista en el treball sexual, en la qual l’observació participant ha
funcionat com a vincle amb les protagonistes. Així, hem comptat amb els testimonis de
María Palomares (Calala Fon de les Dones, Barcelona), Montse Neira (treballadora sexual,
investigadora i politòloga), Clarisa Velocci (Genera Derechos, Barcelona), Paula Ezkerra
(treballadora sexual i ex-consellera de Ciutat Vella per la CUP -Candidatura d’Unitat Popular-
en Barcelona) i Rafa Ruiz (Col·lectiu Lambda, Valencia).
Mitjançant aquestes tècniques, hem pogut contactar amb treballadores sexuals per
tal de conèixer si existeixen xarxes feministes, com és la seua autoorganització i autogestió,

MUJERES Y LIDERAZGO
les seues formes de relació entre elles i si existeix realment l’organització de base en aquests
grups; determinar quina és la relació amb les institucions i altres lobbies; conèixer quins són els
instruments de projecció pública dels que es fan servir per a penetrar en el discurs públic, com
es posicionen en el mateix, veient la recepció que tenen a la societat, i esbrinar quins temes
són els protagonistes en l’agenda de les diferents lluites que s’estan lliurant en el treball sexual.

Com s’insereix el treball sexual dins dels contexts feministes?

Apropar-se al treball sexual, en el seu eix d’intersecció amb els feminismes, és


conèixer diversos escenaris històrics, com comentàvem a l’inici de l’article. Jean-Luis Güereña
(2003: 15) ho explica així:

La història de la prostitució, com la història de la sexualitat, forma part d’aquests nous territoris,
del qual coneixement és imprescindible per apropar-nos a una comprensió de les realitats
socials, dins de la història del Dret (reglamentació i administració), de la història de la Medicina
(higiene) sense oblidar la història de les dones i la història social, en la mida en què aquesta
pretén ser a la mateixa vegada, història de les costums i de les mentalitats. La història de la
prostitució va molt més enllà de la història de les poblacions marginades com, de vegades, se
la redueix.

En eixe sentit, el terme treball sexual suposa un concepte molt nou en comparació
al temps que porta existint com a realitat. Quan parlem de treball sexual, ens referim a
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la prostitució exercida de forma lliure i voluntària, un fenomen que ha suscitat una forta
controvèrsia social i que, en moltes ocasions, ha estat el centre de les crítiques des de diferents
àmbits de la societat. Avui en dia, els posicionaments sobre el treball sexual continuen
protagonitzant els debats, fins i tot tenint la capacitat de configurar l’agenda pública, modelar
les lleis que regulen el seu exercici i determinar el finançament dels projectes acadèmics.
Celeste Arella (2007: 8) assenyala, a més a més, que es tracta d’una qüestió social molt
present en l’esfera pública:
Es cada vegada més present als debats polítics, socials i mediàtics; s’organitzen
protestes i manifestacions en l’àmbit europeu; es promouen accions policials adreçades
expressament contra les possibles molèsties que genera aquesta activitat als veïns; es creen
estratègies per desterrar a les treballadores sexuals del perímetre urbà i relegar-les a zones
ALIANCES FEMINISTES EN EL TREBALL SEXUAL

quasi desertes.
Històricament, el debat sobre la prostitució comprèn una llarga genealogia, tot i que
el seu punt d’inflexió, tal com es concep actualment, es troba en la dicotomització a partir
ELENA MARTÍNEZ PÉREZ

de les posicions adoptades en els diferents moviments feministes respecte al mercat del sexe:
el moviment antisex i el moviment prosex. Així, com explica Wendy Chapkis (1997), les
feministes radicals (antisex) són aquelles que es manifesten hostils a les relacions sexuals, ja
que les troben com font de l’opressió femenina en un ordre patriarcal, i les feministes llibertàries
(prosex), que entenen les relacions sexuals com positives, en tant que les comprenen com a
lloc de plaer i poder per a les dones.
Aquesta divisió dels dos estereotips antagònics del rol sexual femení, són els que
originen els rols de víctima o disruptiva que cada posició atorga a la relació dona-sexualitat-
gènere. A causa d’això, des dels anys 80, la qüestió de la prostitució ha estat dicotomitzada
entre l’abolicionisme (antisex) o la defensa del treball sexual (prosex), ja que, com assegura
Carolina Justo «la polarització existent entre perspectives [...] del treball sexual serien
impensables sense l’existència d’aquesta distinció d’origen entre els modes de concebre la
sexualitat i en particular la sexualitat de les dones»(2013: 8). Com a conseqüència d’aquestes
implicacions en les concepcions sobre la sexualitat femenina, el treball sexual suposa una
problemàtica social que genera punts de vista oposats, encara que tradicionalment ha romàs
oculta i invisibilitzada durant molt de temps.
D’altra banda, observem com el moviment feminista es troba en un moment històric,
en què s’està posant com mai en pràctica la capacitat d’acció col·lectiva de les dones, el ens
volem vives1 com paradigma actual, la sororitat en el seu màxim esplendor, el pacte entre

1  Ens volem vives és el nom de lema de la campanya feminista internacional que s’ha fet en els darrers anys, en contra del feminicidi.
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dones del qual parlava Marcela Lagarde, una «dimensió política que cerca la confluència
i la sintonia [...] l’aliança feminista entre les dones per tal de canviar la vida i el món amb
un sentit just i llibertari» (2006: 128); amb la seua consegüent incidència política: s’estan
transformant les estructures, dinàmiques i formes d’organització, així com els continguts, el
caràcter i les finalitats de les lluites. Les xarxes de solidaritat entre dones està provocant la
deconstrucció de les dinàmiques i modes de fer tradicionals i, de vegades masculinitzats, i
s’estan imposant les xarxes de cures i d’afecte. L’organització de les treballadores sexuals i
la seua incidència a tots els nivells socials, és l’exemple més representatiu d’aquest canvi de
paradigma dels moviments feministes. De la mateixa manera que van néixer els feminismes
negres, islàmics, gitanos, etc., assistim al naixement del feminisme puta (batejat d’aquest mode
per elles mateixes als seus testimonis), un dels moviments polítics més importants del moment,
perquè responen a una sèrie d’opressions (interseccionalitat) que no solen contemplar-se als
corrents tradicionals (l’estigma en tots els seus nivells). Unes opressions que, com explica
Clarisa Velocci, haurien d’estar incloses en les agendes polítiques de tots els feminismes, en

MUJERES Y LIDERAZGO
tractar-se d’una qüestió transversal i no un element aïllat, que ens afecta a totes:

Hem de deixar de pensar que són dues agendes completament diferents, hem de començar a
compartir, ja que el moviment feminista més apropat ha de començar a posicionar-se. Ja no
val pensar en el treball sexual com un tema a part, ja que com que hi ha un conflicte intern
en els feminismes, ningú diria això en temes igualment vitals, per exemple, com l’avortament,
seria impensable. Hem de reflexionar com a dones i feministes sobre les nostres pràctiques
polítiques, hem de posicionar-nos i hem de demanar a les companyes que ja formen part de tot
un moviment feminista aliat que eixe posicionament siga més fort [...] així que li posarem nom
per poder reivindicar-lo: el feminisme puta. (Clarisa Velocci)

Per tant, també des dels feminismes es torna necessari projectar una mirada
integradora cap al treball sexual, que s’encarregue de fixar com a prioritat la conformació
d’un espai en què siga fomentada l’aliança entre dones, en què mitjançant l’esberlament del
model de les santes i les putes, les bones dones i les dolentes, es puga atacar i acabar amb
l’estigma que ens classifica d’acord a la nostra sexualitat i suposa un dels fonaments més
poderosos sobre els que s’erigeix el patriarcat.

Activisme i aliances feministes en el treball sexual

Les treballadores sexuals són les protagonistes en els canvis socials que estem veient,
construint-se com a subjectes amb una identitat política definida en la lluita pels seus drets i

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una veu pròpia, gràcies a l’apoderament feminista. Apoderament que no arriba a totes les
dones per igual, ja que no sempre som conscients del, com assegura Magdalena Lleó (1997:
152), «control masculí sobre els nostres cossos i la nostra psique», de l’esfera del «poder
invisible» que ens envolta. Un concepte de Lukes (1986) que concerneix a allò «natural»,
«obvi», «indiscutible», el lloc «on els desequilibris del poder de gènere només poden ser
avaluats mitjançant la indagació dels anhels de canvi, els desitjos i els somnis dels menys
poderosos». Per tant, és necessari aclarir, també, que no totes les treballadores sexuals es
troben apoderades i que, degut a això, la majoria no es concep com eixe subjecte polític
i apoderat de treballadora sexual. Una circumstància que, com dèiem, és comú a totes les
dones i en totes les professions, doncs el feminisme no cala de la mateixa manera en totes
i tots i no es poden fer generalitzacions, ja que a cada persona l’envolta una realitat i
ALIANCES FEMINISTES EN EL TREBALL SEXUAL

circumstàncies personals particulars:

Tenim la idea que hem de demanar-li més a les treballadores sexuals que a la resta de dones.
ELENA MARTÍNEZ PÉREZ

Estem realment en la major part de les situacions que la resta de dones en el feminisme. També
hi ha gent que és feminista però que no li agrada categoritzar-se com a tal. Allò més important
és que el feminisme puga tindre incidència en la vida de les dones, no que totes ens diguem
feministes i participem dels moviments feministes en si. (Clarisa Velocci)
El feminisme no cala en totes les dones, però les accions i els actes de moltíssimes dones
valentes, fortes i lluitadores, que, dia a dia, segueixen endavant i lluiten pels seus fills, sí [...].
Sempre som les dones les que estem tirant endavant. Si això no és feminisme... Ja em diràs què
és [...]. Feminisme és lluitar per tirar endavant, per reivindicar, fer-s’hi un lloc en aquest món
patriarcal. (Paula Ezkerra)

Tanmateix, el referent actual en la lluita pels drets de les treballadores sexuals el


podríem situar a Barcelona, entre altres; on existeix una gran xarxa de solidaritat feminista
entre les treballadores del sexe i diferents col·lectius. De fet, com comentava María Palomares,
l’organització de treballadores sexuals en espais polítics està vivint el millor moment de tota la
seua història, ja que veiem com estan aflorant organitzacions només de treballadores sexuals,
per dialogar amb els actors polítics i institucions, per reclamar drets i perquè milloren les
seues condicions laborals, acompanyades per organitzacions amb una llarga trajectòria en
la lluita pels drets de les treballadores.

Nosaltres vam començar al carrer, fent manifestacions, parlant amb els veïns, cridant,
preguntant-li a la Policia perquè venien a molestar-nos, perquè la quinta o la sexta batuda en
el dia, en un carrer de 100 metres. El primer pas directe n’ha sigut eixe, el contacte directe
amb els veïns, el reclam de prou, el crit de l’espai quotidià en el barri en què vius i et coneix
tot el món. La gent n’ha entès molt bé això, que ens estaven llevant l’opció que nosaltres
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triàrem per sobreviure. Després, a poc a poc, utilitzàrem les xarxes socials i interactuàrem
amb organitzacions pro-drets del treball sexual, però en aquest sentit, no buscàvem un suport
assistencialista, no volíem que ens digueren el que havíem de fer, només que ens recolzaren
en la part jurídica, en l’acompanyament institucional, però que nosaltres portarem les regnes i
finalment, ho trobàrem, mantenint reunions, parlant amb les associacions i dient-les: nosaltres
volem fer això, però sense que vosaltres tingueu la paraula, només acompanyar-nos. El següent
pas després de tot això va ser la premsa escrita, programes de ràdio i televisió. (Paula Ezkerra)

Les xarxes de sororitat entre les mateixes treballadores sexuals i els diversos grups
i col·lectius implicats dintre dels feminismes, han generat unes aliances que han permès a
ambdós la construcció i implementació de les seues reivindicacions en el discurs públic, amb
la incidència en la configuració de l’agenda política, com la presència de treballadores
sexuals en les institucions (com Paula Ezkerra) i l’elaboració del programa de propostes de
regulació del treball sexual per part d’elles mateixes. Aquestes aliances han permès deconstruir
els imaginaris sobre els modes d’organització, estructures, funcionament i dinàmiques dels
moviments feministes; donant pas a un nou model històric d’organització d’espais i xarxes de

MUJERES Y LIDERAZGO
solidaritat, amb pautes de cures i dinàmiques diferents de treball i de col·laboració, integrat
per treballadores sexuals:

El sindicalisme de les treballadores sexuals existeix, igual que el cooperativisme, però no en


els mateixos termes que en altres col·lectius. Hem de deconstruir els imaginaris sobre com
organitzar-se i les estructures, funcionament i dinàmiques de les organitzacions. Quan pensem
en un sindicat, tenim una idea tradicionalment masculina i ho relacionem amb un mode molt
determinat d’associar-se [...]. En canvi, estem menyspreant o invisibilitzant les formes de
cooperatives de treball que ja existeixen entre les treballadores del sexe, és a dir, la manera en
què organitzen els espais i les xarxes de solidaritat des de fa anys [...], però, a més a més, des
del feminisme i incloent pautes de cures, amb dinàmiques diferents de treball i col·laboració.
(Clarisa Velocci)

Les aliances feministes hi són fonamentals per combatre eixa estigmatització social tan
potent que encotilla la sexualitat femenina. Com assegura Clarisa Velocci, les treballadores
sexuals han d’ocupar el lloc de portaveus, protagonistes i primera línia, malgrat que les
aliades no poden abandonar i amb les aliances podem construir i generar una transformació
real. Aquestes aliances amb les diferents organitzacions, han estat fonamentals per tal de
crear un moviment sòlid i unes reivindicacions amb capacitat de calat social. Però, amb
qui s’alien per tal de construir-les? Les aliances van des dels grans col·lectius com Hetaira i
Genera, fins a les organitzacions més petites que han sorgit al ritme que han anat posicionant
les seues demandes en l’espai públic, com és el cas de AFEMTRAS, consolidada l’any 2014
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i format per treballadores del polígon Villaverde/Marconi, les quals han sabut situar-se com
interlocutores en la negociació d’espais públics i reclamar els seus drets.
Però el feminisme puta també està trobant altres formes d’aliar-se per lluitar contra les
diferents opressions sistèmiques que pesen sobre les dones, amb la finalitat de ser d’allò més
inclusiu possible, en tant a les diferents realitats socials.

El que intentarem és acostar-nos cap a altres formes d’autoorganització de gent que també hi
és oprimida, com podrien ser les treballadores domèstiques, les mestresses de casa, col·lectius
d’immigrants, dones musulmanes, col·lectius antipsiquiatrització... Gent que està treballant
des de les seues realitats i que també hi són en col·lectius, tot i que no criminalitzats, però si
discriminats. Creiem que ens podem acostar a aquests col·lectius per tal de crear aliances,
no només des dels feminismes. També intentar apropar-nos a les dones que romanen alienes
ALIANCES FEMINISTES EN EL TREBALL SEXUAL

al debat, perquè no el coneixen o perquè treballen en clubs, que no arriben ni ONG ni


informació, perquè si no serem ben poques i tampoc podrem ser representatives de les realitats
de totes les prostitucions. (Montse Neira)
ELENA MARTÍNEZ PÉREZ

D’aquest mode, veiem com les reivindicacions originàries de l’àmbit del treball sexual,
no són una lluita única pel reconeixement de la professió, els seus drets i de les treballadores
sexuals com a ciutadanes i subjectes de dret; sinó que és, a més a més, una lluita contra el
control social sobre la sexualitat de la dona, contra la moral que estableix la dignitat d’una
dona i una professió en l’ús que es faça del cos i de la genialitat, més enllà dels discursos
trafiquistes, que, com explicàvem, no fan més que simplificar la realitat i revictimitzar a les
treballadores, alimentant l’estigmatització. En paraules de Carolina Justo von Lurzer:

Hi ha dos aspectes de la divisió sexual del treball que són importants per pensar en
l’estigmatització específica que comporta la prostitució, en tant articulació explícita entre
sexualitat i diners: la inequitativa distribució dels instruments de treball (Tabet, 2005) i la des-
sexualització productiva del cos (Marcuse, 1984). És a dir, no només existeix una situació
històrica de «subequipament de les dones i l’existència d’un  gap  tecnològic entre homes i
dones» (Tabet, 2005:70) en virtut de què elles, en ocupar-se de les cures dels xiquets i les
tasques domèstiques, realitzarien tasques més simples que requereixen instruments simples,
sinó que, a més a més, no totes les parts del cós han estat socialment configurades com a
elements de treball; penis, anus i vagina –per exemple- n’han quedat exclosos. Des d’una
perspectiva marcusiana, aquesta exclusió s’explica per la necessitat de des-sexualització del
cos, per tal d’orientar les seues energies a l’esfera de la producció; en aquest procés el sexe
genital es torna no només el lloc de concentració de la libido que habilita que la resta del
cós puga ser utilitzada com a eina de treball, sinó també (i pel mateix) el sexe constitueix
l’espai del «no treball» (Marcuse, 1984) i de la reproducció. De la combinació dels dos
aspectes sorgeix no només la desigualtat de les dones en enfrontar-se a tasques productives
sinó també a l’impossibilitat de considerar productives les tasques realitzades mitjançant zones
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del cos laboralment vedades. En el marc del sexe comercial s’opera un doble desplaçament:
els genitals són també utilitzats com a eina i les pràctiques sexuals es converteixen en un
instrument productiu. (Von Lurzer, 2013:26).

Però, altrament, suposa una lluita contra l’arma més poderosa del sistema: l’estigma
puta. Per tal de comprendre la profunditat de l’estigmatització en la prostitució, ens hem
fet servir de l’interaccionisme simbòlic d’Erving Goffman (1998), que explica com cada rol
social té assignat uns ritus d’interacció comunicativa i com aquests es van construint en funció
de quin siga el seu rol en la societat. L’estigma puta, simultàniament, es divideix en altres tres
estigmes: puta, com a dona que gaudeix de la seua sexualitat, puta com a mala dona i el de
fill/a de puta, en el qual es combinen el ser puta com «la pitjor professió que puga existir per
una dona» i l’estigma social de la mala mare, que pesa entre totes les dones.

Nosaltres realment donem i busquem un altre context sobre reflexions socials, sobre el que
és el treball, no el sexual, sinó l’assalariat en general i la problemàtica al no ser reconegut el

MUJERES Y LIDERAZGO
nostre dins del sistema capitalista, que no tens els beneficis que qualsevol altra treballadora
té reconeguts [...] Nosaltres ara estem amb la lluita pel reconeixement d’un treball, però és un
treball que ve acompanyat pel gran estigma de la humanitat sobre la dona i la seua sexualitat,
que és la paraula puta. Aleshores, aquest gran estigma fa que siga més difícil, ja que les putes
som considerades com a objectes, com una cosa a utilitzar per llevar-se les ganes, sense dret a
reclamar... Tot això, augmenta la violència exercida cap a les treballadores sexuals i legitima
aquest estigma. De vegades no la violència directa des de l’Estat, però si la violència de no
reconèixer-te com a subjecte de drets, perquè les putes no podem pretendre cotitzar, cobrar,
tindre fills, etc. Si trencàrem amb l’estigma puta, ens ajudaria a totes les dones del món i als
homes també, perquè seria esfondrar un mur d’aquesta construcció social que tenim sobre la
sexualitat. (Paula Ezkerra).

En primer lloc, l’estigma de puta, entès com a dona que gaudeix lliurement de la seua
sexualitat, és el que es refereix a l’estigmatització que actua com a instrument de control de la
sexualitat femenina, posant-li límits i unes pautes de com ha de ser; provocant així que la dona
es puga sentir avergonyida, senta culpa pel seu comportament i s’acabe amagant (Osborne,
2004). És aquell que es refereix al «perillós» que és el plaer sexual per les dones, a què «si
no es té un comportament sexualment moderat, és normal que et passen coses dolentes». El
treball sexual posa tota eixa construcció en escac, ja que dessacralitza la vagina, l’entén com
a element de lliure ús i apoderament econòmic i trenca amb la idea patriarcal de la virginitat
com allò que determina la vàlua d’una dona. L’exemple més representatiu d’aquest estigma
és el fenomen de la justificació social de la cultura de la violació, amb la pregunta del com
anava vestida, si anava «provocant», etc... Un estigma de tall exclusivament femení, ja que,
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per exemple en el cas dels homes el dir puto no té la mateixa sèrie de connotacions negatives
pel que fa a les dones.
El segon estigma que comentàvem és aquell que es refereix a la dicotomia de les
bones i males dones, que enllaça amb l’anterior, pel fet que, en funció del nostre comportament
sexual, se’ns va categoritzant. Aquesta concepció es remunta a les escriptures de la Bíblia,
en la qual ja s’assenyalava a Eva com la mala dona, aquella que condueix al pecat i causa
de tots els mals de la humanitat i en Maria, com la bona dona, innocent i submisa, és a dir,
com el model de dona a seguir. Un mecanisme de creació d’identitats i separació entre dones
que, com assenyala Dolores Juliano (Abad, 2014), actua com un «element de control social
important i d’estabilitat del sistema».
En últim lloc, el tercer estigma, el de ser un fill/a de puta, és en el que es barregen
ALIANCES FEMINISTES EN EL TREBALL SEXUAL

dos elements molt significatius: el de puta com l’última professió que cap dona volgués exercir
(el famós «cap dona neix per puta») i el de la puta com mala mare, que és una emulsió
dels estigmes femenins que parlàvem anteriorment. Perquè malgrat que gran part de les
ELENA MARTÍNEZ PÉREZ

treballadores sexual siguin mares, la societat patriarcal segueix considerant el ser mala mare
i ser un/a fill/a de puta com els insults més greus de tota la llengua castellana. La combinació
de tots els estigmes, que encara pesen sobre les treballadores sexuals, però també entre les
dones que no es dediquen a aquesta professió, es visibilitza a la perfecció en la valoració que
fa la societat de les prostitutes. Una valoració que es plasma en l’elaboració de les polítiques
públiques que tenim al nostre abast, en les quals es discrimina, criminalitza i vulneren drets
i en les quals no es tenen en compte totes les realitats del treball sexual (Arella et al., 2007),
com havíem assenyalat.

Les aliances amb els col·lectius pro-drets

Altres aliances fonamentals dins de l’activisme en el treball sexual són les que
s’estableixen amb els col·lectius pro-drets del treball sexual. La trajectòria d’organització de
les treballadores del sexe en l’Estat espanyol es remunta a mitjans dels noranta, moment en
què van gestar-se els col·lectius referents a l’actualitat, com Hetaira a Madrid; Lícit, Àmbit
Dona, Lloc de la Dona i Genera en Barcelona, el Comité de Apoyo a las Trabajadoras del
Sexo (CATS) a Múrcia i altres dins d’organitzacions de defensa dels drets humans, LGTBIQ+,
etc. Aquests col·lectius neixen com resposta a les vulneracions de drets en el treball sexual.
Però, de què tracten aquestes vulneracions, concretament? Segons assenyala l’organització
Amnistia Internacional en la seua web, podem ver diferents vulneracions de drets fonamentals
sota diferents aparences en els mecanismes de regulació social. Aquests hi són la discriminació
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en les lleis penals i lleis d’ordre públic, les detencions arbitràries de treballadores sexuals per
les lleis anti-tracta, les lleis i polítiques de salut pública que no tenen en compte les realitats de
l’estigma i la discriminació de les treballadores del sexe, el dret laboral al no reconèixer-se com
una professió i no permetre’ls la sindicalització, cotització, jubilació, assistència mèdica...;
les lleis d’immigració, les lleis tributàries especials (en cas que hi haja) pel treball sexual, les
lleis tradicionals o religioses, les lleis internacionals que, de vegades, poden contribuir a la
justificació de les violacions de drets humans en el treball sexual i la vulneració dels articles
2, 3, 6, 7, 22, 23 i 25 de la Declaració Universal dels Drets Humans.
Així doncs, són aquests col·lectius els que treballen al costat de les treballadores sexuals
per tal de garantir els drets d’aquestes, com Hetaira (Madrid), Genera Derechos (Barcelona),
Col·lectiu Lambda (València), APROSEX (Barcelona), El Lloc de la Dona (Barcelona), Àmbit
Dona (Barcelona), Calala Fon de les Dones (Barcelona), Asociación Pro Derechos Humanos
de Andalucía (APDHA), l’Asociación de Mujeres, Transexuales y Travestis como Trabajadoras
Sexuales en España, AMTTTSE, a Málaga i el Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo,

MUJERES Y LIDERAZGO
CATS, a Mùrcia, entre altres. Aquests estan integrats en una xarxa de suport internacional
formada per altres moviments del mateix tarannà, però amb un major àmbit d’actuació, com
són l’European Network for VIH/STI Prevention and Health Promotion among Migrant Sex
Workers (TamPeP), Global Network of Sex Work Projects (NSWP) i el International Comitte
on the Rights of Sex Workers in Europe (ICRSE).
Les organitzacions pro-drets dins de l’Estat espanyol són molt diverses entre síi
comprenen un ampli espectre d’atenció a diferents realitats socials: des de, per exemple,
El Lloc de la Dona, amb monges procedents de l’Església catòlica, fins a Genera que són
feministes i de tall anticapitalista. Evidentment, no totes es troben sotmeses al mateix nivell
d’institucionalització, ni es relacionen del mateix mode amb els agents socials del seu voltant.
Però sí que totes tenen uns objectius i reivindicacions comuns: la lluita per millorar les condicions
de l’exercici de la prostitució, és a dir, per garantir uns drets laborals, descriminalitzar la
professió, evitar les vulneracions dels drets humans i realitzar una tasca de conscienciació
social contra l’estigmatització de les treballadores sexuals. Un cas representatiu d’aquesta
qüestió és el Col·lectiu Lambda a València, l’únic que treballa conjuntament amb entitats
marcadament abolicionistes com Médicos del Mundo, amb la que tenen un informe molt
complet sobre el seu treball conjunt: Identificación sobre la realidad de la prostitución en
el área metropolitana de Valencia (2015). Mitjançant aquest, es realitza una exhaustiva
radiografia de la situació de la prostitució a la capital valenciana. Precisament Lambda,
és el col·lectiu que ha exercit una històrica lluita pel reconeixement de les realitats de les
persones transsexuals a València, resultant en la nova Llei de transsexualitat. La Llei Integral de
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Transsexualitat, a l’estil d’altres recents com les de Madrid, Andalusia, Córdoba (Argentina),
la Llei d’identitat de gènere aprovada el passat any a Colòmbia ,etc.; es troba encara en
procés de tramitació i inclourà la cirurgia de reassignació genital dins de la sanitat i la
despatologització de la transsexualitat, entre altres. Una llei que, sens dubte, és un avanç
en els drets del conjunt dels transgèneres, però, especialment, en el cas de les treballadores
sexuals transsexuals que realitzen una recerca d’ocupacions alternatives a la prostitució:

El fet que no existisquen unes polítiques d’atenció a dones i persones transsexuals en general,
es podria veure com una violència institucional [...], el fet de denegar el desenvolupament de
les persones transsexuals perquè puguen portar endavant un procés transsexualitzador, el que
no hi haja campanyes de sensibilització [...] Jo crec que la violència institucional s’origina per
la ignorància, el no conéixer com són els processos que una persona transsexual pot portar a
ALIANCES FEMINISTES EN EL TREBALL SEXUAL

l’esquena durant tota la seua vida. A banda de l’estigma que puga resultar de la candidatura
d’una dona transsexual a certs llocs de treball perquè, evidentment, tenen en compte l’aspecte
i si la dona n’ha fet el canvi de registre o no. Si ens trobem amb un DNI amb un nom masculí,
probablement l’empresa pose dificultats perquè una dona puga accedir a un lloc de treball.
ELENA MARTÍNEZ PÉREZ

[...] Entorn d’un 47% de les dones que atenem són immigrants. Moltes d’aquestes no hi tenen
la nacionalitat i com que no han pogut accedir a un DNI en què poder canviar el seu sexe
i nom, es troben amb una doble trava, que és el no poder accedir al lloc de treball per la
seua condició de dones transsexuals i el fet de no poder accedir a certs programes d’inclusió
que es dediquen al treball sexual perquè si no té el canvi de registre fet, no pot accedir-ne.
Aleshores, ens trobem amb la lluita perquè es facen accions o polítiques inclusives de les
dones transsexuals en programes d’accés al treball de dones que es dediquen al treball sexual.
Altre problema que ens trobem d’accés a un lloc de treball diferent del treball sexual és la
remuneració. El treball sexual per moltes dones i en el cas de les dones transsexuals [...] dels
20 als 40 anys, aconsegueixen uns beneficis amb facilitat i quantitat, diferent a eixos llocs que
són de 600-700 €. [...] Parlem d’uns ingressos mensuals de 2.000- 3.000 € en època bona.
Aleshores el nivell de vida, fins i tot les despeses que suposen tot el procés transsexualitzador
d’hormonació, cirurgies, doncs és una despesa excepcional per elles. (Rafa Ruiz)

La incidència política del feminisme puta

L’efervescència dels col·lectius de treballadores sexuals, les seues reivindicacions i el


fet de haver sabut posicionar-se estratègicament, ha influït en les agendes polítiques del seu
voltant. Això ha suposat que alguns partits polítics s’hagin apropat a elles per tal de conèixer
les seues prioritats, com és el cas de Barcelona en Comú i la Candidatura d’Unitat Popular
(CUP), que han cedit l’elaboració de les seues propostes sobre prostitució a les mateixes
treballadores sexuals.

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Des de la CUP portem un programa sobre treball sexual fet per nosaltres [...] ens van cridar
perquè totes escriguérem el programa que volíem sobre treball sexual. I això és el que han de
fer tots els partits polítics, no crear alguna cosa perquè penses que és el millor per elles, no pots
saber-ho. Has de comptar amb la seua opinió i escoltar a aquestes persones. I això és el que
ha fet la CUP, hem creat un programa amb tots els nostres reclams. Hem fet un debat públic,
hem convidat a la gent i després, hem creat una estructura de com ens agradaria que fos la
regulació del treball sexual. (Paula Ezkerra)

En aquest sentit i en altres casos, com el de València, la pressió dels col·lectius


LGTBIQ+, concretament del Col·lectiu Lambda, ha permès que s’estiga elaborant una Llei
Integral de Transsexualitat, que, indubtablement, afavorirà la desestigmatització de gran part
de les treballadores sexuals transsexuals del País Valencià.

És un tema complex pel desconeixement que existeix sobre la realitat de les persones transsexuals
i sobre les dones transsexuals i encara més, dintre del col·lectiu de dones transsexuals. El
treball sexual de les dones transsexuals no és el mateix que les dones cisexuals, és un món

MUJERES Y LIDERAZGO
prou diferent. [...] La priorització dels partits polítics és la que és, aleshores sí que informem i
parlem de la realitat de les dones transsexuals, s’ho comuniquem, però ja cada partit polític és
el que decideix. (Rafa Ruiz)

En l’Ajuntament de Barcelona, l’adquisició d’un gran espectre de representació de


les conegudes popularment com a «forces del canvi», ha anat acompanyat de la irrupció
de les treballadores sexuals, per primera vegada, en les estructures polítiques, sembrant un
precedent contra l’estigmatització del treball sexual en les institucions.

Jo estic dins de les institucions, això marca una pressió política i un pes a l’hora de votar una
llei [...] Hi ha una relació de respecte general i de canvi de perspectiva de l’imaginari social
d’allò que és una treballadora sexual. Jo no sóc una pobra puta que no sé el que vull [...]
es trenca amb eixe discurs de la pobra puta a la qual hem d’ajudar i la que s’ha d’adaptar
a la societat. Com diu una companya: «no vaig estar mai exclosa, jo sempre n’he estat a la
societat. Jo sóc mare, els meus fills van a escola». L’exclusió és real, és el sistema capitalista
el que ha creat tota eixa xarxa d’estructures d’opressió perquè no pugues visibilitzar-te si no
encaixes. (Paula Ezkerra)
De moment, el que ha fet l’Ada Colau és dir que no està d’acord amb aquesta ordenança
que ens multa, que intentarà eliminar-la, però no ho ha fet encara. Però com que tenim la sort
de tenir a la Paula Ezkerra, que és consellera del districte de Ciutat Vella, sí que la CUP està
fent una mica de força i el que hem aconseguit és reconéixer el 17 de desembre com Dia
Internacional del Treball sexual i sí que s’ha posat sobre la taula llevar l’ordenança. Ja veurem
si la lleven o no, però el que sí que s’ha reduït és la pressió, sobretot per part de la Guàrdia
Urbana. (Montse Neira)
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Veiem així, com les institucions, ja sigui mitjançant l’elaboració de polítiques públiques
o els programes d’intervenció social, tenen un gran pes sobre les condicions d’acompliment
del treball sexual. Unes polítiques públiques que no s’ajusten, en aquest cas, a les diferents
realitats socials que envolten a la prostitució, provocant, de vegades, vulneracions de drets
bàsics i/o discriminació, com veiérem en la nota d’AI. Per aquest motiu, els/les nostres
informants situen que el centre de les intervencions públiques han de ser la perspectiva de
gènere, ja que, segons ells/elles, els programes socials solen tindre un caràcter assistencialista,
sense donar veu a les preferències de les treballadores que acudeixen a gaudir dels serveis.

El prisma de la prostitució té molts colors i molt diversos. Té una relació més institucional, en
el sentit d’intervenció, d’anàlisi de polítiques públiques, que és el que les institucions valoren
més, el que dota de capacitat per posicionar, de vegades, el seu discurs [de les treballadores
ALIANCES FEMINISTES EN EL TREBALL SEXUAL

sexuals] des d’un lloc de legitimitat [...] Una legitimitat mitjançant el treball col·lectiu de
les nostres aliades principals, que són les treballadores sexuals. Nosaltres hem de fer en
aquells espais on encara elles no han pogut arribar, perquè desgraciadament encara hi ha.
ELENA MARTÍNEZ PÉREZ

Ser aquelles que, d’alguna manera, estiguen recordant que han d’estar i almenys portant
les seues reivindicacions. Amb el nostre mètode de treballar amb la intervenció directa sí
que hem sigut capaces d’arribar a aquestes companyes més aïllades socialment, ja que els
programes d’intervenció directa des d’una perspectiva feminista i de drets són fonamentals per
l’apoderament col·lectiu [...] perquè en eixos espais, de vegades, no es compren la globalitat i
s’enfoca des d’una perspectiva capitalista i patriarcal, resultant en què la majoria dels projectes
institucionals siguen assistencialistes. (Clarisa Velocci)

Conclusions

En primer lloc, hem pogut veure que el treball sexual és una qüestió molt complexa, que
implica un conjunt de realitats molt dispars, pel que, per intentar comprendre-la en tota la seua
complexitat, és necessari beure de diferents disciplines teòriques com el Dret, Antropologia,
Història, Filosofia, Geografia, Literatura, Filologia, Història de l’Art i Medicina. En eixe sentit,
l’aproximació etnogràfica a l’espai de l’activisme en el treball sexual, en les xarxes socials,
trobades i jornades i les entrevistes en profunditat, a més del marc teòric antropològic, han
demostrat ser mètodes adequats per tal de complir els objectius proposats en la investigació i
poder confirmar la nostra hipòtesi. En termes d’investigació social, la prostitució és un camp
molt estigmatitzat, en què l’accés és molt lent, el que implica submergir-se en un procés llarg
i costós econòmicament. Per això, el mètode de mostreig de bola de neu de Goodman,
també ha estat efectiu per contactar amb els subjectes d’estudi. Tanmateix, per tractar-se
d’una realitat tan polaritzada i antagonista, hem vist com la majoria de les fonts d’estudi són
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parcials i esbiaixades, pels interessos oposats dels diferents posicionaments sobre prostitució.
Això es deu al fet que el debat social sobre el treball sexual encara continua dicotomitzat i
inserit en un maniqueisme abolicionisme/legalització (amb els seus accents diferents dins de
cada postura), atorgant un major espai a la diferència i deixant una bretxa que sembla no
haver-se estret en els últims 30 anys. Del mateix mode, encara s’està prioritzant l’argumentació
teòrica de les postures del debat, redundant en les mateixes fins a l’enfrontament, en vegada
de donar veu a les treballadores sexuals, que són les protagonistes de les realitats socials
abordades i les que més poden aportar a aquestes.
Respecte a les actuacions institucionals, dins dels programes d’intervenció social,
hem detectat tres fenòmens importants. El primer és que les treballadores se senten alienades,
perquè s’opera de la mateixa forma amb les víctimes de tracta que amb les treballadores
del sexe, pel que acaben acudint als programes dels col·lectius pro-drets. El segon és que,
en ser considerades totes com a víctimes de tracta, es produeix un falsejament estadístic, ja
que no es distingeix i s’engloba a totes en la mateixa realitat. En últim lloc, el tercer, és que,

MUJERES Y LIDERAZGO
en l’oferta d’ocupacions alternatives a la prostitució, es reprodueixen la feminització de la
pobresa i els treballs de cures i la precarització laboral femenina; ja que la mitjana del sou
d’aquests treballs és de 687€ (segons ens va explicar Montse Neira), el que provoca que es
torne a l’exercici de la prostitució.
A banda d’aquestes institucions, dins de la controvèrsia que suscita el treball sexual
en l’esfera pública, trobem alguns agents amb un pes fonamental en la configuració de les
realitats socials de la prostitució: els mitjans de comunicació, els partits polítics i l’acadèmia.
En el cas de la política, cada partir ha anat elaborant el seu posicionament de manera aliena
a la seua ideologia, si tenim en compte el tradicional espectre esquerra-dreta, com es podria
pensar de forma apriorística, sent majoritàries les posicions abolicionistes (per part de PP,
PSOE i IU), deixant la legalització als programes de Ciutadans (amb els seus matisos de
beneficis cap als empresaris i no cap a les treballadores sexuals) i la CUP (els/les únics/es
que han parlat amb elles, cedint-les les seues propostes de treball sexual del partit) i quedant
Podemos com l’únic que no s’ha definit completament en aquest aspecte. Tot això, ens ajuda
a entendre la naturalesa abolicionista del marc jurídic de l’Estat espanyol pel que fa a la
prostitució, doncs PP i PSOE són els que solien ocupar, tradicionalment, les majories absolutes
dels espais d’influència i configuració del poder legislatiu.
D’altra banda, les xarxes de solidaritat entre les mateixes treballadores sexuals i els
diversos grups i col·lectius implicat dintre dels feminismes, han generat unes aliances que han
permès a ambdós la construcció i implementació de les seues reivindicacions en el discurs
públic, amb la seua incidència inevitable en la configuració de l’agenda política. Per tant, els
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instruments de projecció pública dels que es serveixen les treballadores sexuals són aquestes
aliances que estableixen amb altres col·lectius, els veïns i veïnes, l’ús estratègic que fan dels
mitjans de comunicació i el seu posicionament dins de les institucions, ja siga amb la seua
participació directa (com Paula Ezkerra en la CUP) o indirecta, mitjançant la implementació
de les seues reivindicacions en els col·lectius pro-drets, que les traslladen i situen en les
institucions. L’organització de les treballadores sexuals i la seua incidència a tots els nivells
socials és l’exemple més representatiu del canvi de paradigma dels moviments feministes, en
què les xarxes de solidaritat entre dones estan provocant la deconstrucció de les dinàmiques i
modes de fer tradicionalment masculinitzats, i s’estan imposant les xarxes de cures i d’afecte.
Aquestes xarxes sorgeixen com resposta a una sèrie d’opressions (interseccionalitat) que no
solen ser tingudes en compte pels corrents feministes tradicionals (l’estigma a tots els nivells),
ALIANCES FEMINISTES EN EL TREBALL SEXUAL

les quals seria interessant incloure en les agendes polítiques de tots els feminismes, ja que
tenen un caràcter social transversal. Així, un dels reptes dels feminismes que encara queda
pendent, seria projectar una mirada integradora cap al treball sexual, en la que es fomente
ELENA MARTÍNEZ PÉREZ

l’aliança entre dones i amb la que esbiaixe l’estigma, que ens classifica d’acord a la nostra
sexualitat i suposa un dels fonaments més poderosos sobre els que s’erigeix el patriarcat.
En aquest sentit, les principals organitzacions pro-drets del treball sexual dins de l’Estat
espanyol són Hetaira (Madrid), GeneraDerechos (Barcelona), Col·lectiu Lambda (València),
APROSEX (Barcelona), El Lloc de la Dona (Barcelona), Àmbit Dona (Barcelona), Calala Fons de
les Dones (Barcelona), Asociación Pro Derechos Humanos Andalucía (APDHA), l’Asociación
de Mujeres, Transexuales y Travestis como Trabajadoras Sexuales en España, AMTTTSE, en
Málaga i el Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo, CATS, en Múrcia. Aquestes són
molt diverses i comprenen un ampli espectre d’atenció a diferents realitats socials. A més a
més, no totes estan sotmeses al mateix nivell d’institucionalització, ni es relacionen del mateix
mode amb els agents socials del seu voltant. Allò que tenen en comú és la lluita per millorar les
condicions de l’exercici de la prostitució, és a dir, garantir uns drets laborals, descriminalitzar
la professió, evitar les vulneracions dels drets humans i realitzar una tasca de conscienciació
social contra l’estigmatització de les treballadores sexuals.
Altrament, existeixen tres qüestions fonamentals que han motivat aquesta investigació
i que queden pendents de resoldre en l’esfera pública, respecte al treball sexual. La seua
resolució ens ajudaria a poder integrar, de manera horitzontal i respectuosa, les realitats
del treball sexual dins de l’agenda pública: la lluita contra l’estigmatització, l’elaboració de
lleis integradores per la protecció dels drets de les treballadores del sexe i la visibilització
dels diferents tipus de prostitució. Per això, necessitem solucions integradores per part dels
partits polítics, en conjunt amb els moviments pro-drets, ONG i treballadores, la formació de
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la Policia en matèria de gènere, la descriminalització de la prostitució, l’eliminació de les
sancions als clients, perquè encareix les condicions de seguretat de les treballadores; i la
visibilització dels diferents tipus de prostitució, en la qual hi ha tantes realitats com persones i
el paper fonamental que tenen en aquesta els mitjans de comunicació i l’acadèmia.
Consegüentment, els mitjans de comunicació, que són els que projecten la imatge
de les realitats de la prostitució, han de canviar els seus discursos, ja que estan basats en
la reproducció d’estereotips que estigmatitzen a les dones que exerceixen la prostitució i
que afavoreixen la vulneració dels seus drets de ciutadania, en àmbits com les lleis penals,
les lleis d’ordre públic, les lleis anti-tracta, polítiques de salut pública, el dret laboral, lleis
d’immigració, lleis tributàries, lleis tradicionals i religioses i les lleis internacionals. El treball
sexual s’ha d’abordar en tota la seua complexitat social, sent les mateixes treballadores
sexuals qui gestionen i elaboren els seus discursos; assumint els/les periodistes la tasca de
donar veu als/les que no la tenen, mitjançant de forma responsable en les controvèrsies i
respectant el codi deontològic, però, sobretot, a les treballadores sexuals.

MUJERES Y LIDERAZGO
En eixe sentit, també l’acadèmia juga un paper molt important, deconstruint els
imaginaris socials sobre la prostitució, però el seu abast és molt limitat, ja que són poques les
persones que es posicionen dins d’ella. Encara, els enfocaments trafiquistes de la prostitució
són els que tenen més pes en la subvenció de projectes d’investigació social, el que provoca
que la producció d’investigacions amb un discurs de defensa de drets del treball sexual
queden relegades a l’autogestió econòmica de les investigadores que formem part de
l’acadèmia i multiplica l’estigmatizació de les treballadores sexuals en l’espectre de projecció
social en què l’acadèmia té influència. És necessària la creació d’aliances feministes sòlides
també en l’espai acadèmic, per tal d’evitar les apropiacions del discurs, trencar amb els
estatus socials elitistes derivats de la mateixa (que no permeten l’accessibilitat integral de la
societat al coneixement) i entendre la conquista de drets de les treballadores sexual i la seua
visibilització social com una tasca col·lectiva, però en les que elles siguin les protagonistes.

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Recibido el 13 de marzo de 2017


Aceptado el 19 de mayo de 2017
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DESENCANTO Y DESAFÍO DE LAS AGENDAS DE IGUALDAD:
EL CASO DEL ABORTO EN ECUADOR
DISENCHANTMENT AND CHALLENGE OF EQUALITY AGENDAS:

THE CASE OF ABORTION IN ECUADOR

Meysis Carmenati González


Universidad Central del Ecuador
Andrea Carolina González
FLACSO (Sede Ecuador)

MUJERES Y LIDERAZGO
RESUMEN
En el 2008 se presentó en la Asamblea Nacional del Ecuador una propuesta legislativa para despenali-
zar el aborto en caso de violación. Actualmente, éste sigue siendo penalizado con prisión de entre seis
meses a dos años, dependiendo del caso. Pese al esfuerzo de grupos feministas, fundaciones y movi-
mientos, el tema aún no ha logrado el impacto deseado en la opinión pública del país sudamericano,
y apenas se ha introducido en los espacios tradicionales de debate público o mediático. Este artículo
analiza algunas de las dificultades que enfrentan las mujeres que viven el aborto en condiciones de
criminalización e ilegalidad.
Palabras clave: violencia de género, aborto, hegemonía patriarcal, derechos reproductivos.

ABSTRACT
In 2008, for the first time, a legislative proposal to decriminalize abortions in case of rape was presented
to the Ecuador’s National Assembly. Nowadays (2016), these are still punishable with imprisonment
of six months to two years, depending on the case. Despite the efforts of feminist groups, foundations,
and social movements, this issue has not made the desired impact on the public opinion of this South
American country, and it has barely been introduced to the public or media debate. This paper analyzes
several of the social conditions that women face due to the criminalization and illegality of abortion in
the country.
Keywords: Gender Violence, Abortion, Patriarchal Hegemony, Reproductive Rights.

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Introducción

En los últimos años en Ecuador se impulsaron numerosas políticas de inclusión y leyes


contra la violencia de género. Además de la Constitución del 2008 (arts.11, 66, 70 y 81), la
DESENCANTO Y DESAFÍO DE LAS AGENDAS DE IGUALDAD: EL CASO DEL ABORTO EN ECUADOR

legislación secundaria cuenta con la Ley Contra la Violencia a la Mujer y la Familia (1995);
el Plan Nacional para la Erradicación de la Violencia de Género contra las Mujeres, Niñez
y Adolescencia (2007), el Plan Nacional de Lucha Contra la Trata (2004), el Plan Nacional
Integral de Delitos Sexuales en el Ámbito Educativo, el Código Orgánico de la Función
MEYSIS CARMENATI GONZÁLEZ, ANDREA CAROLINA GONZÁLEZ

Judicial (2009) y el Código Orgánico Integral Penal (2014). A la par se crean espacios de
justica especializada en los gobiernos autónomos descentralizados como las Ordenanzas de
Igualdad para Personas de Diversa Condición Sexo Genérica y las Unidades Judiciales para
casos de Violencia Contra la Mujer y la Familia.
Además, la Fiscalía General del Estado tipificó el femicidio como un delito consecuencia
de la expresión extrema de la violencia de género y definió la violencia psicológica como
otra forma de agresión. A la par, se aprobó la Ley Orgánica de los Consejos Nacionales
para la Igualdad y la Ley de Justicia Laboral y Reconocimiento del Trabajo No Remunerado
del Hogar. No obstante todo lo alcanzado, el contexto de producción de las desigualdades
entre hombres y mujeres, y directamente el índice de violencia de género, no parece haber
cambiado mucho en el país.
El debate sobre la inclusión de las políticas de género en las instituciones
gubernamentales resultó mucho más complejo de lo que en principio se pensó. Esta
problemática se evidenció con lo sucedido en enero del 2014, cuando se discutió en la
asamblea nacional la legalización del aborto bajo dos supuestos: si el embarazo pone en
peligro la vida de la mujer y si es consecuencia de la violación en una mujer que padece
discapacidad mental. Todo lo demás permanece castigado con penas de cárcel de uno a tres
años para la persona que practique el aborto y de seis meses a dos años para las mujeres
que consientan la interrupción.
Lo interesante, sin embargo, fue la reacción suscitada en el órgano parlamentario
cuando la asambleísta Paola Pabón intentó introducir una moción para legalizar el aborto
en casos de violación, para todas las mujeres por igual, y no solo aquellas que padezcan
discapacidad. No solo se provocó una polémica, sino que el propio presidente Rafael Correa
frenó la propuesta alegando que si el legislativo la aprobaba, él renunciaría a su cargo.
Este artículo quiere analizar las contradicciones de un contexto de inclusión del género
en la agenda política con numerosas legislaciones alcanzadas frente a la normalización
de un sistema de desigualdad de género que exige acciones mucho más radicales en el
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país sudamericano, condicionado por una hegemonía patriarcal articulada al colonialismo
y la dependencia. En específico, se analizan las condiciones de violencia y vulnerabilidad
alrededor de las prácticas de interrupción de los embarazos, un tema que permanece
incuestionado dentro de la agenda política del Ecuador.

1. Legalidad y penalización del aborto en Ecuador

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos del Ecuador (INEC) afirman que
en el 2015 hubo alrededor de 18.746 abortos no especificados, lo que representa el 5,71%
de la cifra total de embarazos registrados.
En el código Penal Ecuatoriano de 1971 el aborto no estaba penalizado solo bajo
dos causales: cuando corre riesgo la vida de la madre y cuando el embarazo es producto
de la violación de una mujer con discapacidad mental. En los últimos diez años el país
sudamericano experimentó amplios procesos de cambio, y gran parte de los esfuerzos de la

MUJERES Y LIDERAZGO
administración pública se ubicaron en una transformación de orden legislativa, que derrocó
algunos de los cimientos de las prácticas tradicionales en cuestiones de legalidad.
Esta reforma del sistema legislativo incluyó la aprobación del nuevo Código Integral
Penal (COIP), el 10 de febrero de 20141.Pero la nueva normativa no revisa ni amplía el tema
de la penalización del aborto; sin tomar en cuenta que la mera intención de hacerlo, como se
mencionó, enfrentó un rechazo directo por parte del ejecutivo, y cierta conformidad cómplice
en la opinión pública.
Y aunque la Constitución del 2008 significó un progreso significativo hacia el
reconocimiento de la salud sexual de la mujer, en el caso del aborto la ley aún se interpreta
de otra forma. La Constitución Nacional y la Ley Orgánica de Salud establecen que las
mujeres tienen derecho a decidir libremente sobre su salud sexual y reproductiva, así como
cuántos hijos quieren tener. Hasta ese punto avanza la discusión sobre la salud sexual de la
mujer, asunto que antes nunca fue tema de preocupación del Estado.
Pero la normativa establece que cuando una mujer está embarazada, pierde sus
derechos de decisión sobre su cuerpo, ya que tiene una vida dentro de él. En ese sentido, pesa
el artículo 45 de la Constitución, donde se indica que «el Estado reconocerá y garantizará

1  El Código Integral Penal (2014) sobre el aborto: Artículo 147: Si el aborto trae como consecuencia la muerte de la madre la pena
será de 7 a 10 años de cárcel para quien lo practicó, si es que el procedimiento fue consentido y de 13 a 16 años si no lo fue. Artí-
culo 148: Si el aborto no fue consentido por la mujer, la pena será de entre 5 y 7 años de prisión para quien se lo practicó. Artículo
149: Si el aborto fue consentido por la mujer, la pena será de entre 1 y 3 años para quien se lo practicó y de entre 6 meses y 2 años
para la madre. Artículo 150: El aborto no será punible cuando se quiere evitar una situación de peligro a la mujer embarazada y
cuando se trata de una mujer con discapacidad mental (COIP, 2014). 
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la vida, incluido el cuidado y protección desde la concepción» (Constitución de la República
del Ecuador, 2008). El problema, sin embargo, posee décadas de índices y estadísticas que
lo evidencian, y ha sido denunciado en incontables ocasiones, aunque sin llegar a provocar
un debate sustantivo en la arena pública.
DESENCANTO Y DESAFÍO DE LAS AGENDAS DE IGUALDAD: EL CASO DEL ABORTO EN ECUADOR

Tomando en cuenta el subregistro existente en la estadística oficial, debido a las


condiciones de ilegalidad y el mercado clandestino, sólo se tienen cifras parciales, pero
igualmente preocupantes. Ya desde el año 2006 «se presume que, en el Ecuador, cada día,
260 mujeres abortan en condiciones de riesgo» (Cevallos, 2012: 11). Un año después se
MEYSIS CARMENATI GONZÁLEZ, ANDREA CAROLINA GONZÁLEZ

activa el Plan Andino de Prevención del Embarazo en Adolescentes (2007), donde se manejan
las siguientes cifras. En Ecuador, 2 de cada 3 adolescentes de 15 a 19 años sin educación
son madres o están embarazadas por primera vez. La tendencia del incremento del Embarazo
en menores de 15 en la década anterior a ese año fue del 47%. La tendencia de fecundidad
adolescente fue la más alta en la región andina llegando a 100 por cada 1000 nacidos vivos.
Según el Censo de Población y Vivienda realizado en el año 2010 por el Instituto
Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC), por cada 1.000 niñas de 12 a 14 años, 9 son
mamás y la cifra para las adolescentes entre 15 y 19 sube a más del 17 %. De acuerdo a la
misma encuesta, el 37% de mujeres habría querido postergar por más tiempo su embarazo.
Paralelamente, los grupos más pobres, de menor nivel de educación, rurales e
indígenas, son los que presentan mayor tasa de fecundidad (INEC, 2010). De acuerdo con el
Censo, los Cinco principales grupos de ocupación de las mujeres que vivieron un embarazo
adolescente eran: comerciantes de tiendas, limpiadoras y asistentes domésticos, peones de
explotaciones agrícolas, calificados de cultivos extensivos y ayudantes de cocina. De las
encuestadas, el 75,2% se consideró población económicamente inactiva.
En ese contexto de desigualdad y restricción de acceso, el mismo censo (INEC,
2010) afirma que el nivel de instrucción al que asiste o asistió la población de mujeres de
entre 12 y 19 años con al menos un hijo nacido vivo era del 56,7% para el nivel secundario,
mientras solo el 0,8% alcanzó el ciclo post-bachillerato y apenas un 3,4 % llegó al nivel de
la educación superior, de más de 122 mil encuestadas.
Entiéndase además que el propio Código Orgánico Integral Penal (2014) en los artículos
148, 149 y 150 establece que cualquier relación sexual con una menor de 14 años, por más
que haya sido consentida, se considera violación. Estas violaciones terminaron en embarazo,
proveyendo a la sociedad civil con un índice que ya no puede considerarse como problema
doméstico o particular, o un hecho aislado. Sin embargo, ni esta constatación de violencia
sistemática ha logrado activar en la opinión pública un rechazo sustantivo a la penalización del
aborto. En estas condiciones el marco legislativo es abiertamente contradictorio.
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En síntesis, Ecuador aún ocupa el primer lugar de embarazos adolescentes en
la región andina, y el segundo, después de Venezuela, en América Latina, según el Plan
Andino de Prevención del Embarazo en Adolescentes (2007). Entretanto, hasta el 2012, las
estadísticas vigentes aducían que los abortos clandestinos causaban el 18,1 % de las muertes
maternas, siendo la segunda causa de muerte materna en el país. Asimismo, 72 de cada mil
embarazos terminaban en abortos y se realizaban aproximadamente 95 mil interrupciones
al año (Cevallos, 2012: 11).
El 24 de febrero del 2012, el Diario El Universo, uno de los más importantes del país,
reproducía una nota de la agencia EFE donde se informaba que el 20% de los partos en
Ecuador fue de adolescentes quienes dieron a luz a más de 60.600 niños. A la par, menores
de entre 10 y 14 años tuvieron cerca de 1.100 hijos en el 2010:

A nivel general, 37 de cada 100 embarazos en Ecuador son no deseados, lo que Doris Soliz,
la ministra del ramo, achacó el jueves a la falta de información y al miedo o la vergüenza a
hablar abiertamente de la sexualidad. Soliz dijo a la prensa que para una joven con escasos

MUJERES Y LIDERAZGO
recursos estar encinta «supone quizá estar condenada a no poder salir de la pobreza». Los
embarazos adolescentes son más comunes en la zona amazónica, la más pobre, y la costa.La
tasa de fecundidad en Ecuador es de 2,4 hijos por mujer, pero es más alta entre los indígenas,
las personas con poca educación y los pobres, según los datos oficiales (EFE, 2012).

El diario transparentaba las bases de una política pública de gobierno que tenía
como meta reducir para el 2013 en un 25% el número de embarazos adolescentes y, en
la misma medida, los no deseados. La inversión para este rubro alcanzaría 29 millones de
dólares el 2012 y 28 millones el 2013 como parte de la campaña «Habla Serio. Sexualidad
sin misterios». Este programa incluía la distribución gratuita de métodos anticonceptivos en
centros de salud junto a información sobre planificación familiar, y reunía los ministerios de
Salud, Educación, Inclusión Económica y Social, y el Ministerio Coordinador de Desarrollo
Social de Ecuador, junto a la Secretaría Nacional del Migrante.
El proyecto fructificó aún con grandes contradicciones. Sin embargo, en el 2015,
según datos del propio Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, de un total de 327,884
embarazos estadísticamente considerados, 18,746 terminaron en aborto no especificado.
Asimismo, del total de embarazos 3.295fueron de niñas y adolescentes, de entre 10 y 14
años, de los cuáles 231, más del 7% terminaron en aborto.
A esto se suma que más de 67 mil de los embarazos, durante el 2015, correspondieron
a jóvenes entre 15 y 19 años, lo que representa más del 20% del total de embarazos
registrados en el país durante ese año. De esta cifra, 3.314, casi el 5 %, terminó en aborto
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registrado. Por supuesto, estas cifras poseen un margen amplio de error, pues es imposible
saber cuántos abortos clandestinos de embarazos no registrados se realizan en el país.
Al respecto, el Diario El Tiempo afirmaba el 26 de febrero del 2015 que 1 de cada
10 mujeres que muere en Ecuador es madre adolescente, mientras dos de cada diez niños
DESENCANTO Y DESAFÍO DE LAS AGENDAS DE IGUALDAD: EL CASO DEL ABORTO EN ECUADOR

que fallecen después del parto son hijos de una adolescente, y aproximadamente el 19,48 %
de las mujeres que están dando a luz tienen entre 10 y 19 años. Además, a nivel nacional,
hay alrededor de 1.600 embarazos anuales en adolescentes menores a 15 años (El Tiempo,
2015).
MEYSIS CARMENATI GONZÁLEZ, ANDREA CAROLINA GONZÁLEZ

Sin embargo, en esta nota no se mencionaba la articulación de este problema con


la penalización del aborto, como suele pasar en la mayoría de informaciones mediáticas
que tratan el embarazo adolescente como un aspecto social, vinculado a los derechos
reproductivos, pero no directamente asociado a la criminalización de las mujeres que deciden
abortar. En el diario El Comercio, en la fecha más reciente del 11 de noviembre de 2015,
se publica otra nota donde se expone que, entre el 2010 y 2013, Ecuador logró un récord
internacional en la disminución de embarazos adolescentes:

Las cifras indican que se redujo un 10,2%, en mujeres de 10 a 14 años; y 12,9%, en mujeres
de 15 a 19 años. Estos datos se extrajeron del análisis de los indicadores oficiales establecidos
por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), comparados con datos del Fondo
de Población de las Naciones Unidas y del Banco Mundial (…) Este logro, según información
detallada por el Ministerio de Salud Pública (MSP), en su portal web, obedece a varias
estrategias empleadas por diversos sectores del Estado ecuatoriano (González, 2015).

El diario expresa la relevancia del reglamento para regular el acceso y la


disponibilidad de métodos anticonceptivos, así como las opciones de asesoría de salud
y el acceso a los métodos anticonceptivos. «De esta manera, todas las unidades médicas
adscritas al MSP cuentan actualmente con al menos cinco métodos anticonceptivos modernos,
como preservativos, implantes, dispositivos intrauterinos, pastillas hormonales combinadas
y anticonceptivos orales de emergencia» (El Comercio, 2015). De nuevo, no se encuentra
mención sobre el aborto. Pese a que se menciona que el «embarazo en adolescentes de 10
a 14 años es mayoritariamente ocasionado por abuso sexual. Según el Servicio de Atención
Integral de la Fiscalía, de cada 10 víctimas de violación, seis corresponden a niñas, niños y
adolescentes» (González, 2015).Y continúa:

Es por esto que el Ministerio de Salud Pública y la Fiscalía General del Estado, con el apoyo
del Ministerio Coordinador de Desarrollo Social, crearon la Norma Técnica de Atención
Integral en Violencia de Género, en abril de este año (2015). Esta norma tiene como objetivos
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fundamentales normar la atención integral en salud en casos de violencia de género; dotar
herramientas técnicas que faciliten la atención a pacientes que sufren violencia de género;
implementar acciones básicas de coordinación, articulación y mejoramiento de recursos
interinstitucionales; y facilitar el acceso de las víctimas de violencia al Sistema de Justicia
(González, 2015).

Nada se menciona sobre el aborto, que sigue manteniéndose ausente de la mayoría


de informaciones en prensa, con contadas excepciones. Según datos de la presente
investigación y tomando como referencia los portales virtuales de dos diarios, desde el 2013
hasta la fecha el Diario La Hora, de tirada nacional fundado en 1982 y conocido como
el diario con más ediciones regionales en Ecuador, publicó alrededor de 1.900 noticias
relacionadas con el aborto en los casos de violación. A su vez, El Comercio, diario nacional
fundado en 1906 que actualmente pertenece a Teglovisión S.A., solo publicó 76 noticias
desde el 2009 hasta la fecha2. El tema, por tanto, no puede considerarse prioritario de
acuerdo con la poca visibilidad que adquiere dentro de la agenda mediática.

MUJERES Y LIDERAZGO
Asimismo, su representación mediática es también síntoma de la naturalización del aborto
como un crimen. En una entrevista realizada al Presidente Rafael Correa del 18 de octubre del
2013 en el programa online «Ecuador en Vivo», él indica: «Yo como principio, por mi formación
y visión, prefiero irme a la casa antes que despenalizar el aborto» (Ecuador en Vivo, 2013).
Poco después, el 6 de septiembre del 2015, se publica en el Diario La Hora el artículo
titulado «El aborto y los casos de violación».En este se menciona la historia de Paula, una
joven colombiana de 23 años con una hija de dos que llegó a Ecuador después de escapar
de la guerrilla. El testimonio de la joven afirma que, al llegar al país andino, fue violada por
tres hombres mientras tenía a su hija de dos años en brazos. Asesorada por el Frente por los
Derechos Sexuales y Reproductivos, abortó sin complicaciones. No obstante, si «alguien le
hubiera denunciado, ‘Paula’ se habría podido enfrentar a una pena de entre seis meses y dos
años de prisión» (Serrano, 2015).
Según la nota, «15.783 mujeres que decidieron abortar en 2014 tuvieron
complicaciones y fueron a parar a un hospital». En el cuerpo de la información se citan datos
del INEC que revelan que, según el Anuario de Estadísticas Hospitalarias, durante el 2014
«hubo 17.882 abortos no espontáneos, lo que representa el 5,31% del total de embarazos
registrados. De esos, la gran mayoría (15.783) tuvieron alguna complicación por tratarse de
abortos clandestinos» (Serrano, 2015).
No existe una cifra sobre cuántos de esos embarazos fueron productos de una violación, pero

2  Estos datos se obtuvieron como parte de un estudio sobre representaciones de género en la prensa ecuatoriana, realizado entre
julio y octubre del 2016.
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las activistas Ana Cristina Vera, de la fundación Surkuna, y Virginia Gómez de la Torre, del
Frente por los Derechos Sexuales, coinciden en que es un porcentaje alto. Para ellas, la cifra
entregada por el INEC puede al menos triplicarse en la vida real porque hay quienes abortan
y no sufren complicaciones y sus casos pasan desapercibidos (Serrano, 2015).
DESENCANTO Y DESAFÍO DE LAS AGENDAS DE IGUALDAD: EL CASO DEL ABORTO EN ECUADOR

Seguidamente, el diario expresa lo siguiente:

La entrada a la maternidad Isidro Ayora, en Quito, está llena de corredores largos, fríos y
oscuros. Al mediodía de ese miércoles, el lugar se convierte en un desfile constante de niños
MEYSIS CARMENATI GONZÁLEZ, ANDREA CAROLINA GONZÁLEZ

cargando niños. Una de las doctoras que trabajan en el lugar asegura que más del 40% de los
partos que allí se dan es de adolescentes menores de 19 años y calcula que casi una de cada
10 mujeres ha quedado embarazada producto de una violación, aunque no es un dato oficial.
Estas víctimas suelen llegar con una autoestima muy baja y hasta con tendencia a sentirse
culpables. A pensar que no se supieron cuidar bien, o que estuvieron en el lugar equivocado3.
La doctora agrega que es común que vinculen al bebé con el trágico momento que debieron
pasar (Serrano, 2015).

Resulta evidente que la criminalización del aborto está amparada por un conjunto de
estereotipos y prácticas discursivas que pueden identificarse aún en los breves esfuerzos de
la prensa por desarrollar el tema. Aquí se culpa a la mujer reduciendo el tema a un asunto
particular y representando el derecho de una mujer sobre su cuerpo no como un asunto de
violencia patriarcal estructural y expropiación de derechos reproductivos, sino como una
cuestión moral y personal, susceptible de crítica en cuanto a-moral. La mujer es la que se
expone a ser violada, y su embarazo es un problema que ella misma ocasionó.

2. La sociedad civil ecuatoriana frente al aborto

Durante décadas, diversas organizaciones sociales han defendido los derechos


reproductivos al interior de la sociedad civil ecuatoriana. Entre estos casos sobresalen
esfuerzos sostenidos como el del Frente Ecuatoriano por los Derechos Sexuales y Derechos
Reproductivos, la organización Surkuna, la Fundación Esquel, el Colectivo Nosotras, ONU
Mujeres, la Coordinadora Política Juvenil por la Equidad de Género, entre otros grupos que
defienden esta preocupación social y pública.
Una de ellas fue la propuesta «Yo soy 65», cuyo nombre se refiere a una cifra, de la
Encuesta Nacional de Opinión sobre Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos realizada
entre el 2012 y 2013 por CEDATOS (Centro de Estudios y Datos de Ecuador) que indica que

3  El subrayado es de las autoras.


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el 65% de la población ecuatoriana está a favor del aborto en caso de violación4. «Yo soy 65»
nace el 3 de enero del 2014, luego del problema suscitado en la asamblea ante la negación
del presidente Correa de extender la despenalización del aborto a otras circunstancias que
no fueran las reconocidas en el Código Integral Penal. La iniciativa mantuvo su enfoque
informativo en Facebook donde alcanzó más de 11.000 personas que apoyaban la causa.
No obstante, como muchas otras de estas acciones, la participación no fue más allá de la
acción de compartir el contenido y optar por el «me gusta» en sus publicaciones.
Sus productos comunicacionales incluían videos con los siguientes datos: Cada
hora una mujer o niña es violada. El 80% de estas violaciones se producen en los círculos
más cercanos: casa, escuela, trabajo. Existe aproximadamente un 30% de posibilidades de
embarazo en una violación. Por lo que al menos 6 mujeres por día quedan embarazadas por
violación. La ley permite abortar por violación cuando la mujer tiene discapacidad mental;
lo que responde al 1% de mujeres, discriminando al 99% que también sufre violencia. El
embarazo en adolescentes ha aumentado 78% en la última década; y todo embarazo en

MUJERES Y LIDERAZGO
menores de 14 años es producto de una violación según la ley. El suicidio es la primera causa
de muerte en adolescentes. La violencia y el embarazo no deseado son las dos principales
causas de estos suicidios (Yosoy65.com, 2016).
Datos como estos circulan constantemente en los sitios de la sociedad civil movilizada
como un recordatorio más efectivo que la representación mediática del problema de la
criminalización del aborto.
Así también, en América latina y el Caribe se realiza, desde 1990, la «Campaña
por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito» que moviliza a casi todos los países de la
región cada 28 de septiembre. Lo mismo sucede el 28 de noviembre, Día de La No Violencia
Contra la Mujer. En algunos, como Argentina, también se organizan movilizaciones los 28 de
mayo, Día Mundial de la Salud de la Mujer (Checa, 2006: 21). Estas campañas regionales
se suman al esfuerzo de grupos de la sociedad civil, eventos académicos, encuentros
internacionales contra todas las formas de violencia de género y marchas alrededor del
continente, etc.

3. El aborto en la agenda política

Es necesario reflexionar sobre hasta qué punto, en Ecuador, el que una mujer no
pueda decidir sobre su cuerpo es parte de un sistema patriarcal naturalizado, de control

4  La encuesta ha sido citada por los diarios: El Tiempo y El Mercurio, la información se cita dentro de entrevistas a voceros de la
propuesta «Yo soy 65». Hasta el momento la encuesta no ha sido publicada por la encuestadora mencionada.
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político-moral, fundado en la centralidad de las normas religiosas y legitimado, en este caso,
a través de ley, aunque en esencia ilegítimo.
Cuando el presidente Rafael Correa afirmó, de forma rotunda y públicamente, que
no iba a permitir que se tratara en la asamblea el tema del aborto en todos los casos de
DESENCANTO Y DESAFÍO DE LAS AGENDAS DE IGUALDAD: EL CASO DEL ABORTO EN ECUADOR

violación, lo que se expresó no fue un simple rasgo de autoritarismo, como se ha intentado


presentar en los medios opositores al gobierno.
Como ha dicho Bourdieu sobre «la cuestión del origen de las acciones políticas […]
si deseamos comprender lo que hace un político, debemos por supuesto averiguar quién
MEYSIS CARMENATI GONZÁLEZ, ANDREA CAROLINA GONZÁLEZ

votó por él, cuál es su base electoral» (Bourdieu, 2001: 15). En estricto sentido se pudiera
arriesgar una afirmación, según la cual, Correa estaba siendo igualmente populista. Para el
sentido común convencional, el tema del aborto, en Ecuador, sigue siendo un tabú que se
analiza desde criterios más cercanos al dogma religioso que a la defensa de los derechos a
la autonomía y a la vida. ¿Hasta qué punto la actitud de Correa fue criticada o generó una
reacción de protesta en la opinión pública? Sobresalía el problema de la imposición ante la
asamblea o la evidencia de coartar la libertad del órgano parlamentario. No obstante, la
cuestión del aborto se abordó como un aspecto secundario. Eventualmente, las asambleístas
retiraron la petición y se retractaron públicamente.
El tema, luego de esa evidencia pública de rechazo, identificó tanto al grupo en el
poder, que uno de los candidatos a las elecciones presidenciales de febrero del 2017, Paco
Moncayo, exalcalde de Quito y representante del partido Izquierda Democrática (ID), ha
presentado la despenalización del aborto por violación como parte de su plan de gobierno.
La propuesta en concreto del candidato es «despenalizar el aborto en caso de violación o
incesto, sin la necesidad de que la mujer tenga una discapacidad mental» (El Comercio,
2016). El diario ecuatoriano El Comercio defiende esta postura de la siguiente forma:

Lo que propone Paco Moncayo es jurídicamente factible, posible y en cuanto a


convencionalidad internacional no nos acarraría ningún problema. Tampoco es
abogado, pero veo que está muy bien asesorado, afirma el penalista Rodríguez.
El especialista aclara que jurídicamente cuando una mujer aborta no está lesionando la vida,
porque conforme al Código Civil la vida de una persona en el Ecuador empieza «cuando el
feto es separado de forma completa del claustro materno, ahí empieza la vida para el derecho
ecuatoriano». De manera que el delito de aborto lo que protege es el derecho de llegar a
existir y no la vida. «Al no ser lo mismo que vida, no tendría ningún problema ni siquiera con
convenios internacionales», menciona el abogado. La reforma establecería que una mujer que
ha sido violada pueda abortar en casos de abuso sexual (Redacción política, 29 de noviembre
de 2016).

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Este tratamiento sigue objetualizando el cuerpo de la mujer, presentado el asunto
como un problema social que reflexiona sobre la preocupación religiosa de si se pierde una
vida. En ningún momento se ha defendido el derecho de las mujeres sobre su cuerpo ni su
libertad para decidir. Asimismo, vale sospechar de hasta qué punto el tema estaría en el plan
de gobierno de este candidato si no hubiese provocado una reacción en la opinión pública
sobre la imposición del presidente Correa. Hablar sobre este tema durante la campaña
ayudaba a recordar el eco de ese hecho y avivar al electorado a favor del candidato opositor.
Detrás de esta razón instrumental, ¿acaso se esconde una defensa de los derechos de las
mujeres como sujetos? ¿O se trata nuevamente del carácter instrumental de la política?

4. La razón pública

Según Fernández y Tajer (2006) los imaginarios en torno a la interrupción voluntaria del
embarazo en países donde es ilegal el aborto configuran dimensiones subjetivas articuladas al

MUJERES Y LIDERAZGO
peligro del castigo y la clandestinidad, junto al rechazo social y, a veces, familiar. En resumen, el
texto defiende la siguiente premisa: «el hecho de que una mujer decida abortar y cuente con las
condiciones materiales para hacerlo en un país donde dicha práctica se encuentra penalizada
y debe realizarse en circuitos clandestinos produce efectos psíquicos que no necesariamente
son consecuencia del aborto en sí, sino de su penalización y clandestinización», por tanto,
estos efectos conciernen a «las estrategias biopolíticas de disciplinamiento sobre los cuerpos y
subjetividad de las mujeres» (Fernández y Tájer, 2006: 35). Desde este enfoque las diferencias
en cuanto a la particularización de los abortos se establecen en torno a la clase, edad, etnia o
grupo social, opción sexual, tipo de vínculo con su pareja:

Estas diferencias en las significaciones sociales establecen argumentos particulares desde


los cuales las mujeres que habitan estas diferencias significan sus prácticas y a su vez son
juzgadas por ellas por parte del entorno al cual pertenecen (Fernández y Tajer, 2006: 35).

La cuestión por ejemplo de los modos de nominación que adquieren dichas prácticas,
y que en contextos de ilegalidad están atravesadas por las significaciones centrales de culpa
y muerte (Fernández y Tajer, 2006: 34). Las autoras presentan una diferencia en dos modelos
de nominación: «quitar una vida» y «regulación de la menstruación». Este último se usa en
Cuba desde los años ´90 para brindar el servicio público y gratuito de la interrupción antes
del mes de gestación, según políticas de salud que hoy ya llevan décadas.
De ahí que en Fernández y Tajer (2006) se concluya una primera relación entre
políticas públicas y producción de subjetividad alrededor del tema, lo que apunta a la
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producción social de sentido y la conformación de condiciones objetivas distintas para las
mujeres que optan por una interrupción legal ya naturalizada como un «derecho» y que no
forma parte de un debate activo para la opinión pública, excepto en temas relativos a la
prevención de embarazos adolescentes.
DESENCANTO Y DESAFÍO DE LAS AGENDAS DE IGUALDAD: EL CASO DEL ABORTO EN ECUADOR

Aquí se reflexiona sobre un aspecto central: uno de los argumentos más frecuentes
en contra de la despenalización es la oposición de la Iglesia Católica, aun cuando «en Italia,
sede del Vaticano, el aborto es legal. Irlanda, país de tradición católica (…), si bien mantiene
la penalización dentro de su territorio nacional» garantiza la cobertura del traslado y la
MEYSIS CARMENATI GONZÁLEZ, ANDREA CAROLINA GONZÁLEZ

interrupción en Inglaterra, mientras en los países donde hace mucho tiempo está legalizado
el aborto (como los nórdicos) no hay indicios de que esto incentive su uso como método
anticonceptivo, «lo cual remarca la necesaria articulación entre derechos de las mujeres y
construcción de ciudadanía» (Fernández y Tajer, 2006: 34).
Todo esto sin entrar a analizar las sujeciones propias de la construcción sociopolítica
del mito de la mujer-madre, la invisibilización del erotismo, la preeminencia de la reproducción
y la crianza (Pauluzzi, 2006) sobre el derecho y el acceso al placer y a la autonomía sobre
el cuerpo, la libertad y la salud sexual. El que los cuerpos de las mujeres sean pensados
desde «una óptica masculina y patriarcal» fue crucial en la conformación de un sistema de
valores que sustentan «una moral sexual y una represión social» (Pauluzzi, 2006: 47). Aquí
la autora apela por «la sustitución de la educación sexual del silencio» por una que incentive
el pensamiento crítico, «permitiendo la apropiación y valoración del cuerpo y la libertad de
decidir sobre él» (Pauluzzi, 2006: 47), frente a la representación de la mujer reducida a la
sexualidad para otros y con la función específica de procrear (Pauluzzi, 2006: 58).

Los derechos reproductivos suponen los derechos de todas las personas a controlar sus
propios cuerpos, a tener sexo consensuado, sin violencia ni coerción(…) incluyendo el
derecho a gozar de la salud reproductiva (…) Esta categoría de derechos está arraigada a
los principios más básicos de los derechos humanos y los intereses que protege son diversos
(Chiarotti, 2006: 92).

Con todo, parece necesario enfocar de una vez la reflexión sobre el tema desde
una premisa fundamental: el derecho al aborto legal, gratuito y seguro forma parte de los
derechos sexuales y reproductivos, que a su vez están dentro de los derechos humanos
(Checa, 2006). Actualmente, las exigencias más comunes de los movimientos y grupos de
la sociedad civil organizada pueden resumirse en el derecho de las mujeres a decidir sobre
su cuerpo y sus proyectos reproductivos, una «maternidad elegida, sin coerción y libre de
riesgos, como la elección de no ser madres, ya sea como opción de vida o ante coyunturas
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específicas que les impidan física o subjetivamente continuar un embarazo no planificado o
en ocasiones forzado» (Checa, 2006: 20).
La razón pública, por tanto, tiene ante sí la urgencia de comprender éste como un
problema estructural patriarcal colonial e inhumano, que debe ser enfrentado mediante la
implementación universal de un control de la fecundidad eficaz y seguro y el desarrollo con
libre e igual acceso a «programas de salud sexual y reproductiva gratuitos» (Checa, 2006: 20)

5. ¿Qué significa abortar en Ecuador?

Para entender el aborto es necesario partir de las condiciones objetivas en que


se da este problema social y a través de las cuales también se construyen socialmente los
imaginarios a su alrededor. Entre estos condicionantes se puede mencionar la existencia
de dispositivos políticos sobre los cuerpos de las mujeres, junto a la obligatoriedad de la
maternidad como filtro por donde se reconoce, especialmente, la identidad de las mujeres y

MUJERES Y LIDERAZGO
su deber en la reproducción social.
Es central reflexionar sobre la degradación de los derechos sexuales y reproductivos
que afecta más a mujeres pobres y doblemente si pertenecen a comunidades indígenas o afro
descendientes, así como acerca de las incoherencias de una razón pública sustentada en el
conflicto entre estado laico, democracia y penalización del aborto. A la par, el desarrollo de
un mercado clandestino, la poca calidad de la atención médica en condiciones de ilegalidad
y el castigo provocan innumerables complicaciones postabortivas y otros daños a la salud
física y mental; junto al problema articulado del embarazo adolescente (Checa, 2006).
A todo esto se suma una realidad chocante y que ya forma parte del sentido común
en los países con penalización al aborto: la evidencia de que este mecanismo de control-
coerción no reduce el número de embarazos no deseados, y menos impacta sobre las
interrupciones clandestinas. En ese contexto, la criminalización del aborto promueve una
industria informal genocida, la cual, en países como Ecuador, resulta en una sistemática
expropiación del derecho a la vida y la autonomía sobre el cuerpo de las mujeres, entre
otros males. En específico, de aquellas que no pueden pagar un pasaje para acceder a una
interrupción legal en países sin penalización del aborto, o no tienen para pagar altos costos
en clínicas privadas exclusivas que «se hacen de la vista gorda», un contexto que amplía y
naturaliza aún más la desigualdad social entre mujeres de diferentes clases o culturas:

Por un lado, las pertenecientes a estratos sociales económicamente pudientes, que acceden
a la interrupción del embarazo en un circuito de atención clandestino, costoso y discreto que
permite evitar riesgos para su vida y, en el otro polo social, el amplio mundo de las mujeres
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pobres, con escasos recursos materiales y simbólicos, que recurren a esta práctica de manera
auto-administrada o a través de personas no idóneas, poniendo en grave riesgo su salud y su
vida (…) la práctica del aborto en las condiciones mencionadas expresa con notable fidelidad,
además de la desigualdad ante la vida y la muerte entre las mujeres según su ubicación social,
DESENCANTO Y DESAFÍO DE LAS AGENDAS DE IGUALDAD: EL CASO DEL ABORTO EN ECUADOR

la vulneración de los derechos (Checa, 2006: 20-21).

Este problema es de conocimiento común, aunque es frecuente encontrar a las


personas comentando tal aspecto clasista y racista-colonialista como un problema de orden
puramente «moral» o «económico», mediante frases como: «si no quiere tener el niño para qué
MEYSIS CARMENATI GONZÁLEZ, ANDREA CAROLINA GONZÁLEZ

se embaraza». La reducción de la cuestión de la despenalización del aborto a estas alusiones


propias del sentido común patriarcal responde, en primer lugar, a una postura ideológica
antihumana y específicamente violenta, en cuánto reproduce una hegemonía patriarcal
genocida, que suma víctimas cada año en el país sudamericano. Ello, sin tener en cuenta
el aspecto, central e ineludible, de la restricción de acceso a los derechos, legítimamente
inalienables, a la salud sexual y reproductiva de todas las mujeres:

La sistemática oposición a una educación sexual integrada, a la información de los métodos


anticonceptivos y al derecho al aborto legal muestra el desprecio que estos sectores –se refiere
a los fundamentalistas e intolerantes con el aborto– tienen por la vida humana, especialmente
por la humanidad de las mujeres. Aunque, paradójicamente, sus argumentaciones dicen estar
a favor de la vida (Pauluzzi, 2006: 48).

En segundo lugar, estas prácticas discursivas reproductoras de violencia social no


sólo reflejan un sistema legal ineficiente y patriarcal, sino también las contradicciones de un
sentido común hegemónico que naturaliza altas cuotas de misoginia, exclusión-diferenciación
de acceso de acuerdo a la clase social y racismo colonialista (el estereotipo de las indígenas
y afro descendientes como mujeres irresponsables que tienen muchos hijos y no los pueden
atender-mantener adecuadamente).
Finalmente, el orden discursivo patriarcal que sustenta tales representaciones se
justifica en la preservación de un tipo específico de familia, identificada con la clase media
alta burguesa, urbana, heteronormativa y mestiza, que expresa los más altos valores morales
en concordancia con la tradición religiosa del catolicismo o el cristianismo. En ese sentido,
temas como el del aborto quedan silenciados si, como explica Narváez (2005), para
alcanzar niveles de debate público se requiere entender «la relación estructural que existe
entre grupos sociales», en tanto el poder y las desigualdades sociales están integradas al
sistema de valoración socialmente aceptado y apenas sobrepasan el sentido común en casos
de abierta polémica (Narváez, 2005: 219).
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Esto hace que la organización de la protesta al interior de la sociedad civil se
debilite, por la imposibilidad de acceder incluso a cifras reales. Junto a esta dificultad está la
invisibilización y reducción del problema a casos de la mal llamada violencia doméstica, que
impide considerar estos como un problema estructural.
En ese sentido, la visibilidad está condicionada por las formas en que se naturaliza
la criminalización de la mujer y su cuerpo desde un régimen patriarcal. Aspectos todos que
se expresan con fuerza en las representaciones sobre el tema en los medios. El discurso
hegemónico sobre el aborto en Ecuador es el resultado de un profundo discurso moralista,
machista, apegado a normativas sobre sexualidad y control del cuerpo, sobre todo de las
mujeres, que se reproduce tanto en la sociedad como en los ámbitos de la administración
pública. Las mujeres y los temas relacionados a la reproducción cumplen un rol que
históricamente ha sido relegado a los espacios privados.
En síntesis, la ilegalidad del aborto está relacionada con «razones políticas,
ideológicas y de control social» y como resultado «las muertes son castigadas y criminalizadas»

MUJERES Y LIDERAZGO
(Checa, 2006: 20). Se puede deducir que, en Ecuador, esta circunstancia está fuertemente
relacionada a la hegemonía de un código de sustrato religioso, moral intolerante, conservador
y profundamente naturalizado, que funda las bases de la comprensión del aborto, al interior
de una sociedad cuya concepción predominante del mundo se articula a un discurso misógino
y patriarcal objetivado históricamente, lo mismo que en sus instituciones legislativas.

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FEMINISMO POSCOLONIAL Y HEGEMONÍA OCCIDENTAL:
UNA DECONSTRUCCIÓN EPISTEMOLÓGICA
POSCOLONIAL FEMINISM AND WESTERN HEGEMONY:

AN EPISTEMOLOGICAL DECONSTRUCTION

Daniel Peres Díaz


Universidad de Granada

RESUMEN
El objetivo del presente artículo consiste en presentar las líneas maestras del feminismo poscolonial,

MUJERES Y LIDERAZGO
el cual se articula hoy como una alternativa teórica de carácter crítico al feminismo hegemónico o
etnocéntrico. Se analizan los principales avances conceptuales y epistemológicos que han cristalizado
en dicho feminismo poscolonial, con especial atención en el feminismo africano. La crítica a la lógica
bivalente, al etnocentrismo metodológico y al espíritu colonialista de la Modernidad ilustrada europea
vertebra la exposición sistemática que se hace de las diversas propuestas nacidas de los «feminismos
periféricos». En última instancia, se propone una resignificación de las categorías fundamentales del
pensamiento feminista, bosquejándose así una visión alternativa de la política, los Derechos Humanos
y la emancipación social.
Palabras clave: feminismo, colonialismo, poscolonialismo, poder, género, raza.

ABSTRACT
The aim of this article is to present the main lines of postcolonial feminism, which is articulated today
as a theoretical critical alternative to the hegemonic or ethnocentric feminism. We analyze the main
conceptual and epistemological advances that have crystallized in this postcolonial feminism, paying
particular attention to African feminism. Criticism of bivalent logic, methodological ethnocentrism and
colonialist spirit of the European Enlightenment Modernity articulates the systematic exposition of the
various proposals derived from the «peripheral feminisms». Ultimately, a redefinition of the fundamental
categories of feminist thought is proposed, while broadly outlined an alternative view of politics, human
rights and social emancipation.
Keywords: Feminism, Colonialism, Post-Colonialism, Power, Gender, Race.

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Introducción

¿Qué es el feminismo o los feminismos? ¿Qué se entiende por feminismo fuera de


FEMINISMO POSCOLONIAL Y HEGEMONÍA OCCIDENTAL: UNA DECONSTRUCCIÓN EPISTEMOLÓGICA

Occidente? ¿Qué significa que el feminismo occidental se ha convertido en hegemónico?


¿Qué implicaciones tiene para el feminismo la lucha de las mujeres desde la periferia? Estas
preguntas articulan algunas ideas clave del presente artículo. Sabemos que la historia de las
ideas feministas está marcada desde sus inicios por la tensión conceptual que caracteriza
a todo proyecto incompleto, histórico o contingente. El hipercriticismo característico del
feminismo es un arma de doble filo, ya que, si bien posibilita la emergencia de un pensamiento
combativo contra las estructuras de poder, no es menos cierto que con el «exceso» de crítica
se corre el peligro de debilitar la unidad en la lucha por los derechos y la emancipación de
la mujer al cuestionarse incluso los fundamentos más elementales del propio feminismo.
Así, al estar el feminismo en un proceso constante de reformulación y crítica, conviene
deconstruir la idea de que el feminismo es solamente uno. Y es que la riqueza de feminismos es
un valor en sí mismo para la propia crítica feminista. En verdad, la diversidad y pluralidad de
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feminismos no debe verse como un elemento negativo o limitador del potencial transformador de
la lucha por la igualdad de las mujeres, sino como la consecuencia lógica de la inclusión de la
crítica feminista en diversos contextos sociales, económicos, políticos, culturales, institucionales,
demográficos, etc. Cabe reseñar que el valor del feminismo está en «los feminismos», esto
es, en su capacidad para generar distintas respuestas ante situaciones que, de facto, son
diferentes. Por lo tanto, la «unidad» del feminismo debe cifrarse en la no universalización del
modelo de resistencia de las mujeres ante la opresión que sufren, pues en los diferentes lugares
donde existe dicha opresión las respuestas van a variar en función del contexto.
En cualquier caso, la propia evolución de los movimientos feministas es una prueba
clara de lo expuesto en el párrafo anterior. Tal y como establece la filósofa Ana de Miguel
(2011), existen en la historia feminista occidental tres olas o generaciones, a saber:
a. Primera ola feminista ilustrada que se inicia con la Revolución Francesa (1789) y
cuyas autoras de referencia serían Poullain de Barre, Olympe de Gouges y Mary
Wollstonecraft.
b. Segunda ola sufragista, que arranca con la Declaración de Seneca Falls (1848)
y que está representada por autoras como Emmeline Pankhurst o Sojourner Truth.
c. Tercera ola, que inaugura el feminismo contemporáneo y que se centra en la
crítica a la idea de que existe un modelo de mujer. Las autoras más relevantes en
esta tercera ola serían Simone de Beauvoir (El segundo sexo) y Betty Friedan (La
mística de la feminidad).
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En el transcurso de las sucesivas olas se observa un movimiento de fractura y
reconstrucción constante de los postulados feministas, movimiento que convierte al pensamiento
feminista en un espacio genuino de reflexión y debate. Por ello, no es de extrañar que haya
surgido en nuestros días el feminismo poscolonial, que se sitúa en la periferia del feminismo
europeo (Mohanty, 2008), es decir, que critica los postulados analíticos y conceptuales del
feminismo europeo u occidental desde la experiencia de las mujeres negras. En efecto, el
feminismo occidental ha sido predominantemente reivindicado por mujeres blancas, de clase
media-alta, que ejercen profesiones liberales en un marco de economía de mercado y que
reproducen sobre determinados colectivos, a veces inconscientemente, las mismas relaciones
de dominio patriarcales que buscan eliminar (Mignolo, 1995).
En este marco, alcanza forma el objetivo del presente trabajo, que consiste en presentar,
tal y como se adelantaba en el resumen, las líneas maestras del feminismo poscolonial, el cual
se articula hoy como una alternativa teórica de carácter crítico al feminismo hegemónico o
etnocéntrico. La exposición sistemática de los feminismos poscoloniales nos va a ofrecer las

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condiciones de posibilidad de una crítica de las nociones fundamentales del pensamiento
categorial y binario de la filosofía occidental (Medina Martín, 2014). Con ello, podremos
conectar los feminismos poscoloniales con un proyecto más amplio de reconceptualización
de la política, la lucha por los derechos humanos y la emancipación social de los pueblos,
pues la propia crítica que los feminismos poscoloniales dirigen hacia el feminismo occidental
implica una forma decolonial de entender la organización política de la comunidad.

1. Una exposición del feminismo poscolonial

La primera tarea que nos ocupa consiste en esbozar las líneas teóricas del «feminismo
poscolonial»; tras esto, podremos diseccionar sus elementos más fundamentales y dar cuenta
de los avances epistemológicos que se derivan de la crítica al feminismo occidental. Así pues,
podemos decir que:

Los «feminismos poscoloniales» son movimientos político-sociales complejos y dinámicos que


pretenden transformar las relaciones asimétricas de opresión entre los sexos, a partir del
cuestionamiento de categorías, conceptos e ideas en relación al género, con la finalidad de
proponer nuevos significados que consideren las experiencias de mujeres provenientes de
realidades invisibilizadas (Ron Erráez, 2014: 40).

Desde esta perspectiva, se entiende que la opresión ejercida sobre la mujer por
las estructuras del poder fluctúa en virtud del contexto social y cultural, de suerte que las
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eventuales soluciones institucionales, políticas, económicas, educativas y de otra índole a
esa discriminación no pueden, en modo algo, ser universalizables; es decir, no pueden
exportarse fuera de cada uno de esos marcos concretos. En la medida en que el feminismo
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hegemónico ha intentado universalizar su análisis, estaría operando como otra fuerza más
de discriminación hacia aquellas mujeres que habitan en contextos de marginación no
representables en los términos del pensamiento filosófico feminista occidental1.
Conviene aclarar que el término «poscolonial» no ha de entenderse aquí exclusivamente
como la etapa política e histórica que sucede al proceso de descolonización, sino también
como un modo de narración –un relato– que cifra su núcleo teórico en el cuestionamiento
de la herencia colonizadora, de sus experiencias y sus saberes. El colonialismo es, desde
esta perspectiva, un conjunto de corrientes teóricas y analíticas, firmemente enraizadas, que
penetran en el sustrato cultural y que tienen como rasgo común el otorgar primacía a las
relaciones desiguales entre el Norte y el Sur en la explicación del mundo contemporáneo
(Sousa Santos, 2006).
La clave está en comprender que el fin del colonialismo no implica necesariamente
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el fin de la colonialidad del poder (Quijano, 2005), toda vez que la ausencia de un poder
colonial «macropolítico» a nivel estatal no tiene su correlato material directo en la eliminación
de todas las formas de discriminación, a veces más difusas, subrepticias, incardinadas en
eso que Foucault (1976) llamaba «microfísica del poder»2. A este respecto, las palabras de
Sousa Santos son esclarecedoras:

La dificultad de imaginar la alternativa al colonialismo reside en que el colonialismo no es solo


ni principalmente una política de Estado, como sucedía durante el colonialismo de ocupación
extranjera; es una gramática social muy vasta que atraviesa la sociabilidad, el espacio público
y el espacio privado, la cultura, las mentalidades y las subjetividades. Es, en resumen, un modo

1  Nos es imposible tratar aquí, por razones de brevedad, el surgimiento de las nuevas teorías críticas en oposición al feminismo
tradicional en el seno de los países occidentales, sobre todo en los Estados Unidos. Algunas propuestas como la teoría queer, el ciber-
feminismo, el transfeminismo, el feminismo de la diferencia, el feminismo postestructural y el movimiento Girlie, entre otras, hacen un
énfasis explícito en la idea de que no existe un único modelo de mujer. De este modo, atacan la metafísica esencialista tradicional en
Occidente al proponer, bien desde una propuesta constructivista/culturalista, bien desde una propuesta de transformación científico-
tecnológica del cuerpo, un sujeto nómada, un Cyborg o híbrido que ya no sería una «mujer» en el sentido estricto de la palabra, sino
una «alteridad» (Peres Díaz, 2016). Dada la enorme profusión de literatura en relación a este enfoque, nos limitamos a hacer una
breve referencia para dejar claro que la crítica al feminismo tradicional no es patrimonio exclusivo de los feminismos poscoloniales,
si bien su invisibilización académica constituye un motivo suficientemente relevante en términos metodológicos como para ocupar el
centro de la reflexión de este artículo.
2  No podemos entrar a analizar en profundidad los vínculos entre la propuesta de Quijano (2005) y la de Foucault (1976). Sí cabe
decir, no obstante, que ambos autores comparten una concepción no orgánica y dispersa del poder, «biopolítica», en la medida
en que tanto para Quijano como para Foucault el fin del colonialismo no implican el fin del racismo instaurado en la «gramática»
de gobernabilidad de los países colonizados. Así, el poder, según esta perspectiva, se trasmite mediante dispositivos de control y
vigilancia, dispositivos que se materializan en una colonialidad institucional que no es visiblemente macropolítica o estructural.
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de vivir y convivir muchas veces compartido por quienes se benefician de él y por los que lo
sufren (Sousa Santos, 2010: 15).

Por lo tanto, no basta con la emancipación política de un país cualquiera, a priori


alcanzable mediante la liberación nacional y la constitución de un pueblo soberano, sino
que es necesario, en paralelo, cuestionar y deconstruir el imaginario, el relato, esto es,
los conceptos legados por los países colonizadores. Ese imaginario se «dispersa» mediante
prácticas sociales cotidianas, que reproducen una hegemonía cultural que no es fácilmente
identificable (López Souto, 1999). Así, la perspectiva poscolonial «parte de la idea de que
a partir de los márgenes o de las periferias, las estructuras de poder y de saber son más
visibles» (Sousa Santos, 2006: 39).
En términos generales, las aproximaciones poscoloniales lo que buscan es reinterpretar al
sujeto y la historia coloniales, tal y como estos han sido representados tradicionalmente por Occidente.
Así, «sus distintos autores tratan de explicitar la relación entre la formación de conocimiento sobre
las colonias y excolonias, el ejercicio de poder hacia ellas, y los distintos tipos de interpenetración

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que existen entre sociedades colonizadas y colonizadoras» (Arreaza y Tickner, 2002: 22-23). En
consecuencia, un análisis poscolonial tiene como objetivo último lograr que el sujeto colonizado se
convierta en un sujeto genuino con capacidad de ser agente de su propio destino.
Profundizando un poco más en esa distinción entre colonialismo y colonialidad,
podemos afirmar que el primero remite a un sistema de dominación político-administrativo
correspondiente a determinados períodos históricos y lugares concretos donde se ejerció un
dominio imperial. En cuanto a la colonialidad, es una:

(…) categoría que debemos a Aníbal Quijano, [y] remite a la estructura de dominio subyacente
al control ejercido durante la colonización española y lusitana; que permanece y se extiende
– en múltiples dimensiones y regiones – una vez acabada ésta. Esta distinción es nodal ya que
nos permite distinguir que el pensamiento poscolonial opera en el marco de problematización
abierto por el colonialismo (Ivanna Gigena, 2009: 5).

Por todo ello, algunos autores como Pérez Flores (2014) entienden que lo «poscolonial
es postestructural, [pues] cuestiona ya la lista de categorías, deconstruye el edificio colonial
desde los cimientos. Y es al tiempo edificación, proliferación de identidades transcategoriales,
creación semiótica de un universo poshumanista» (Pérez Flores, 2014: 112). He aquí la
crítica al binarismo propio del pensamiento occidental como un pilar fundamental de la teoría
poscolonial, en general, y del pensamiento feminista poscolonial, en particular. Tendremos
ocasión de analizar esta idea del binarismo con más profundidad en el apartado tercero.
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Así, podemos plantear la hipótesis de que el «patriarcado» no es una estructura
social, política y económica común, sino una realidad que se adapta y modula según diversas
circunstancias y condiciones culturales. De este modo, si hay distintos patriarcados (Rodríguez
FEMINISMO POSCOLONIAL Y HEGEMONÍA OCCIDENTAL: UNA DECONSTRUCCIÓN EPISTEMOLÓGICA

Martínez, 2011), entonces ha de haber, por fuerza, distintos «modos de resistencia», es


decir, distintos modos de respuesta.
Si los significados se entretejen en contextos culturales diversos, se infiere entonces
que es totalmente inútil el intento de pretender «emancipar» a la mujer con base en una
estrategia con pretensión de validez universal. Es decir, el feminismo poscolonial parte de
la premisa de que no hay un único sistema patriarcal o un único modelo de racionalidad,
por lo que «este tipo de feminismos se orienta a visibilizar las realidades, conocimientos
y experiencias de las mujeres de contextos no occidentales, con objeto de que estas sean
reconocidas como productoras de racionalidades y fuentes de reivindicación de derechos»
(Ron Erráez, 2014: 43).
El caso es que las diferentes perspectivas del pensamiento feminista clásico – liberal,
marxista-socialista, psicoanalítico – giraban en torno al análisis crítico sobre las relaciones
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entre hombres y mujeres en las familias de clase media nucleares, marginando de esta manera
aquellos lugares en los cuales la industrialización no había impactado con un mismo grado
de intensidad y dejando al margen a las mujeres de las clases sociales más bajas (Rodríguez
Martínez, 2011; Medina Martín, 2013, 2014). Por eso, estas autoras hablan del feminismo
poscolonial en términos de «feminismos periféricos», ya que entienden que estos nuevos
feminismos vienen marcados por la descontextualización geográfica y cultural del propio
análisis feminista, lo que significa que todo feminismo poscolonial es tal porque no quiere ni
pretende generalizar dicho análisis.
En consecuencia, no se puede entender el feminismo como una categoría analítica
con validez universal (Rodríguez Martínez, 2011; Medina Martín, 2013, 2014; Ron Erráez,
2014), pues detrás de cada teoría y práctica feminista hay una génesis y una evolución
histórica, sociopolítica, económica, cultural, institucional y simbólica determinada. Y esa
génesis y evolución dan lugar a realidades singulares, es decir, no subsumibles bajo esquemas
universalistas. No es lo mismo, obvia decirlo, vivir en una economía postindustrial que en una
economía agrícola; en una sociedad de fuerte diferenciación étnica y lingüística que en una
sociedad relativamente homogénea; o en país democrático que en país autoritario.
Sea como fuere, la genealogía que emprenden los feminismos periféricos viene
marcada por la idea de que se debe superar una lectura de las subordinaciones de las
mujeres que solamente se acota a la diferencia sexual. En este sentido, las lógicas clásicas
de las luchas feministas se superponen con otras lógicas de diversa índole, y lejos de
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tener que optar entre luchas identitarias culturales y luchas feministas, o entre luchas por
la redistribución o el reconocimiento, «los feminismos poscoloniales o periféricos exigen
conjuntamente reconocimiento y redistribución tanto en lo global como hacia dentro de sus
propias colectividades identitarias» (Medina Martín, 2014: 93), apostando de este modo
por la variedad de identidades en la estela de una «epistemología de la frontera» (Rodríguez
Ortiz, 2014).
En este marco, autoras como Chandra Mohanty (2008) u Oyeronke Oyewumi
(2002) han acuñado las expresiones «feminismo del tercer mundo» y «feminismo africano»
respectivamente para hacer referencia a ese feminismo poscolonial practicado desde la
periferia y que incorpora la experiencia de los países colonizados, víctimas del capitalismo y
las sucesivas guerras de dominación.
En particular, el análisis crítico-discursivo de Mohanty puede ofrecer algunas
coordenadas válidas para que el lector o lectora entienda de un modo genuino el espacio
epistemológico en el que se sitúa el feminismo poscolonial. A pesar de las dificultades de

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entender «Occidente» como un bloque monolítico, compacto y homogéneo, y sin perjuicio
de las excepciones que pudieran darse, los análisis feministas de la situación de la mujer
realizados en y desde Occidente presuponen toda una serie de representaciones colectivas
cuyos efectos políticos son innegables, en la medida en que ese modelo teórico construido
sobre la base histórica de Occidente extrapola un modo de entender a la mujer como sujeto
y categoría política, y afectan, por tanto, a la manera de organizar la convivencia y la
comunidad política.
A partir de esta idea fuerza, Mohanty (2008) deconstruye las tres premisas analíticas
fundamentales del feminismo occidental. La primera presuposición analítica –señala la
autora– involucra la ubicación estratégica de la categoría «mujeres» insertada en el contexto
de análisis. El feminismo occidental parte de la presuposición de que la categoría «mujeres»
responde a un grupo «ya constituido y coherente, con intereses y deseos idénticos sin
importar la clase social, la ubicación o las contradicciones raciales o étnicas» (Mohanty,
2008: 5), lo que implica una noción de diferencia sexual o de género, o incluso una noción
de patriarcado, que puede aplicarse de forma universal y a todas las culturas. En términos
concisos, el feminismo occidental es un feminismo universalista y con aspiración de validez
ahistórica.
La segunda presuposición analítica, dice Mohanty (2008: 5), se refiere a que es
«evidente a nivel metodológico, en la carencia crítica con la que se presenta la ‘evidencia’
que sustenta la universalidad y la validez para todas las culturas». Estaríamos, pues, ante un
segundo nivel, que sobrepasa el plano conceptual y se adentra en el metodológico, esto es, en
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las formas concretas de investigación, teórica y empírica, que en último término dan soporte a
las publicaciones, conferencias y prácticas sociales feministas en el mundo occidental.
Y la tercera presuposición analítica tiene que ver con el modelo de poder y lucha
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que sugieren e implican los dos presupuestos anteriores, de suerte que la noción de mujer
oprimida que se maneja es homogénea y se aplica al grupo, dando lugar, también, a una
«mujer promedio del tercer mundo» que atrofia la singularidad específica de cada contexto
geográfico y cultural.
Así pues, deconstruyendo estos tres presupuestos analíticos, Mohanty (2008)
concluye que «conceptos tales como la reproducción, la división sexual del trabajo, la
familia, el matrimonio, el hogar, el patriarcado, etc. se usan a menudo sin especificarlos en
contextos culturales e históricos locales» (Mohanty, 2008: 13-14). Este enfoque universalista y
etnocéntrico estructura una dicotomía entre hombres y mujeres, los «preconstituye» o prefigura
como grupos dotados de coherencia, de tal modo que los intereses de esos grupos les son
dados con anterioridad. Así, el patriarcado adquiere una significación hegemónica en todo
contexto, denotando el simple y burdo dominio del hombre sobre la mujer, lo que impide una
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genuina comprensión de los fenómenos complejos de países no occidentales, en los cuales


se interrelacionan e imbrican elementos que a su vez engloban conocimientos, experiencias
y marcos simbólicos muy dispares más allá de la simple variable de género.
A fin de cuentas, hay una construcción de la «otredad» que es superficial y poco
precisa, entendiendo por la misma la operación de subsumir bajo categorías con aspiración
de validez universal realidades culturales complejas no reductibles a una arquitectura
conceptual maximalista. Frente a esta visión universalista, propia de la Modernidad ilustrada
y de claro corte colonial, conviene revitalizar un enfoque interseccional, es decir, un enfoque
que se haga cargo de los puntos de conexión entre los conceptos de raza, clase, género y
sexualidad para denunciar, con ello, las diferentes fisonomías de la pobreza y de la violencia
a la que se ven sometidas las mujeres negras, víctimas de un patriarcado de diferente
naturaleza y caracterizado por el inseparable vínculo entre colonialidad del poder y género
(Lugones, 2008).
La interseccionalidad, como uno de los conceptos fundamentales en la articulación
del feminismo poscolonial, debe ponerse en relación con la propia idea de la colonialidad
del poder. Y es que, frente al análisis de género, el enfoque interseccional surge como
consecuencia de la superposición de exclusiones de matriz colonial. A este respecto, una
genealogía interesante del concepto de colonialidad del género es la que da Lugones (2011),
la cual, a pesar de su extensión, no puedo evitar reproducir:

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Concibo la jerarquía dicotómica entre lo humano y lo no humano como la dicotomía central
de la modernidad colonial. Comenzando con la colonización de las Américas y del Caribe, se
impuso una distinción dicotómica, jerárquica entre humano y no humano sobre los colonizados
al servicio del hombre occidental. (…) Los pueblos indígenas de las Américas y los africanos
esclavizados se clasificaban como no humanos, como animales, incontrolablemente sexuales
y salvajes. El hombre moderno europeo, burgués, colonial, se convirtió en sujeto/agente, apto
para gobernar, para la vida pública, un ser de civilización, heterosexual, cristiano, un ser
de mente y razón. La mujer europea burguesa no era entendida como su complemento, sino
como alguien que reproducía la raza y el capital mediante su pureza sexual, su pasividad,
y su atadura al hogar en servicio al hombre blanco europeo burgués. La imposición de estas
categorías dicotómicas quedó entretejida con la historicidad de las relaciones, incluyendo las
relaciones íntimas (Lugones, 2011: 106).

Es decir, la colonialidad del poder tiene su raíz en una organización total de la vida
de los sujetos colonizados. Por eso, tal y como afirma Lugones en la cita, la mujer europea
era entendida como parte de ese sistema completo y de explotación y opresión. El hecho

MUJERES Y LIDERAZGO
de que las relaciones dicotómicas penetraran hasta la profundidad de las relaciones íntimas
conduce a la idea de que la deconstrucción de toda esa matriz colonial es el paso previo a
la emancipación de la mujer. De ahí la necesidad del enfoque interseccional.
Se puede, así, conectar el feminismo poscolonial – como idea articuladora del presente
artículo – con las prácticas políticas y sociales de la lucha antirracista. Esta convergencia se
expresa de un modo claro en el Black Feminism y el feminismo chicano de los Estados Unidos,
así como en todos los movimientos feministas indígenas de América Latina y el Caribe (Curiel,
2007), asumiendo que descolonizar supone registrar producciones teóricas y prácticas
subalternizadas, racializadas, sexualizadas, por lo que es importante reconocer a tantas
mujeres cuyas luchas sirvieron de antecedente para construir luego estas teorías. Es decir, el
feminismo poscolonial, como teoría, bebe directamente de prácticas antirracistas claramente
políticas y reivindicativas de derechos.
Se suele situar como un antecedente importantísimo del Black Feminism el texto Mujeres,
raza y clase (2005), de Angela Davis, autora que realiza un recorrido histórico por las diferentes
implicaciones y singladuras del movimiento antiesclavista, poniendo el énfasis central en el
racismo presente en el «movimiento sufragista de las mujeres3, la violación y el racismo bajo el
mito del violador negro o el trabajo doméstico de las mujeres negras, todo ello, en los análisis
feministas de las mujeres negras sobre una nueva feminidad» (Medina Martín, 2013: 65).

3  No podemos entrar a analizar en profundidad este punto, pero sí decir que, para Angela Davis (2005), el movimiento sufragista
es racista porque arroja a la mujer negra a una nueva forma de esclavitud, a saber, aquella en la que el hombre negro tiene derecho
al voto pero no se garantiza los derechos individuales de la mujer negra. Como dice Angela Davis (2005), citando irónicamente
a Elizabeth Cady Stanton, «es mejor ser esclava de un hombre blanco educado que de un negro degradado e ignorante» (p. 77).
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Con base en ello, urge la necesidad de modificar los discursos feministas en los
centros de producción de conocimiento y saber en el Norte global. El objetivo ha de ser la
visibilización académica de otros enfoques, metodologías y contextos de estudio. Puesto que:
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Si los feminismos occidentales no aceptan que han reproducido diferentes formas de «racismo/
sexismo epistémico», no habrá descolonización de los feminismos (entiéndase, eliminación de
cualquier tipo de jerarquía donde unas mujeres decidan qué es lo mejor para el resto de las
mujeres), no será posible emitir valoraciones desprejuiciadas sobre los aportes en términos
emancipatorios hechos por las mujeres desde posiciones distintas a la línea ilustrada (Limic,
2015: 153).

Es imprescindible, asimismo, realizar una reflexión crítica sobre la deslocalización


de las epistemologías y metodologías feministas, que han sido históricamente invisibilizadas,
y de su conveniencia o no de importarlas, usarlas y reapropiarlas en otros contextos.
La experiencia demuestra que cuando se intenta representar la totalidad de un grupo y
se inscriben desde posiciones de privilegio «generan un ‘equívoco’ que es el del discurso
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universalizador. Este equívoco puede producir y, de hecho produce, una violencia conocida
desde hace siglos, que es la violencia colonial» (Ruiz Trejo y Betemps, 2015: 179).
Así las cosas, una vez expuesto en términos muy generales el marco epistémico en el
que opera el feminismo poscolonial, podemos emprender algunas matizaciones centrándonos
en las particularidades del feminismo africano como subtipo de feminismo poscolonial.

2. Breve excursus al feminismo africano

En consonancia con lo expuesto en el apartado anterior, y acotando el espacio al


continente africano, autoras como Oyewumi (2002) problematizan sobre las dificultades
de las «epistemologías africanas» para conceptualizar el género desde las coordenadas
ofrecidas por el feminismo occidental. Este punto de partida nos puede servir para emprender
un breve excursus al feminismo africano como paradigma de feminismo poscolonial, toda vez
que su eje vertebrador es la incapacidad de asumir las categorías binarias del pensamiento
feminista occidental por ser inservibles para explicar en términos adecuados las dinámicas
emancipatorias del continente.
El caso es que Oyewumi (2002) va a criticar el binarismo inherente al pensamiento
occidental que, sobre el presupuesto del cuerpo como dato evidente, establece dicotomías
tales como hombre/mujer, masculino/femenino, biología/cultura, bien/mal, etc. Estas
dicotomías son ajenas a muchas realidades africanas, en algunos casos inconmensurables,
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por lo que no será posible articular estrategias de emancipación prescindiendo de los
estudios antropológicos, sociológicos y culturales de muchas regiones que, en el fondo, son
prácticamente desconocidas para el mundo occidental. Sin tener en cuenta la cultura como
elemento modulador de las prácticas sociales, toda construcción discursiva no será más que
un simple refrito ideológico de una corriente dominante (Ros, 2002).
Así las cosas, hay que advertir que el término «feminismo africano» no está exento
de controversia, ya que su empleo es «tanto insuficiente para reflejar la complejidad de la
realidad que pretende describir como contradictorio, en la medida en que supone definir
a quien ha manifestado su deseo de autonombrarse y autodefinirse» (Zirion Landaluze e
Idagarra Espel, 2015: 41). En todo caso, el punto de partida conceptual y epistemológico
del feminismo africano es su heterogeneidad, pues los feminismos africanos son un fenómeno
trasnacional, desarrollado en África pero también en otros lugares, a causa de las migraciones
y de los movimientos forzosos (Zirion Landaluze e Idagarra Espel, 2015: 42). Ello hace que
en ocasiones el feminismo africano pueda verse identificado bajo la rúbrica de «diaspórico»;

MUJERES Y LIDERAZGO
en otras ocasiones, el término empleado es «feminismo negro» (Angela Davis, 2005; bell
hooks, 2004).
A efectos de delimitación cronológica, habría que situar el origen del feminismo
africano como tal en el año 1981, cuando la sierraleonesa Filomena Chioma Steady (1981)4
establece una relación entre los feminismos africanos, de un lado, y la autonomía y la
cooperación femeninas, del otro. Así, podemos entender el feminismo africano como aquel
que enfatiza las discriminaciones que sufren las mujeres africanas en virtud no solo del sexo/
género, sino también, y sobre todo, de la esclavitud, del colonialismo y del racismo (Zirion
Landaluze e Idagarra Espel, 2015: 43).
Años más tarde, en 1994, Molara Ogundipe-Leslie introduce el término stiwanism
(acrónimo de Social Transformations Including Women in Africa) para hacer hincapié en
una propuesta de creación de una sociedad armoniosa. Para ello, es necesario, según esta
óptica, que la transformación venga de la colaboración, prescindiendo de la oposición entre
hombres y mujeres, lo que implica que la mujer no debe renunciar a su maternidad, ni
centrarse únicamente en las cuestiones sexuales, sino, al contrario, incidir en la intersección
de las dimensiones de su marginación, como son la pobreza, la falta de educación o la

4  Existe una larga tradición de resistencia de las mujeres en África que no está lo suficientemente tematizada y documentada. Por
supuesto, el marco temporal elegido en este artículo es ficticio en la medida de que es imposible establecer una fecha determinada.
Con todo, se elige la obra de Steady por situar un mínimo antecedente que posibilite el análisis de las manifestaciones contem-
poráneas del feminismo africano. No se pretende en este apartado llegar a un análisis exhaustivo de todo el feminismo africano, su
origen, su evolución y, en definitiva, estudio histórico; un trabajo así requeriría de una extensión que desborda por mucho los límites
del presente artículo.
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ausencia de horizontes. A este respecto, se enfatiza la necesidad de desarticular las causas
que impiden la participación de las mujeres en la transformación social, a saber, la raza, la
opresión exterior, los roles neocoloniales, el imaginario colectivo y las dificultades económicas
FEMINISMO POSCOLONIAL Y HEGEMONÍA OCCIDENTAL: UNA DECONSTRUCCIÓN EPISTEMOLÓGICA

(Ogundipe-Leslie, 1994).
A partir de ahí, llegan a nuestros días las obras de otras autoras –Oyewumi (2002),
Mekgwe (2006), Nnaemeka (2004), etc.– que, conscientes del peso de los legados coloniales,
reflexionan sobre cómo esa herencia ha influido en la configuración del pensamiento feminista
africano. La conclusión a la que llegan es que conviene deconstruir el pensamiento feminista
occidental y analizar las relaciones de poder, superando con ello la «trampa colonial» que
implica estar constantemente definiéndose como la «otra» no occidental (Mekgwe, 2006).
De este modo, se asume una perspectiva interseccional en la que el género se
cruza con la clase, la raza, la etnia, en un ejercicio de deconstrucción epistémica de mayor
alcance, que implica un ejercicio de autodenominación –Politics of naming– para visibilizar
un conocimiento «diferentemente situado» y poner rostro a la riqueza interna del debate
feminista africano de cara a la consolidación de nuevas subjetividades no hegemónicas
DANIEL PERES DÍAZ

(Nnaemeka, 2004).
En síntesis, nos encontramos ante diferentes y nuevas corrientes feministas, las
cuales van tomando nombre, a saber, womanism, african womanism, stiwanism, motherism
y nego-feminism5, entre muchas otras. Su conjunto dibuja una cartografía de los feminismos
africanos plural y diversa que comparte la convicción de que estos deben basarse en las
especificidades africanas (Zirion Landaluze e Idagarra Espel, 2015: 51). El motherism, por
ejemplo, ofrece una alternativa al feminismo occidental a partir de la construcción de un
modo de vida basado en los valores centrales de la forma de vida africana, y centrados en
la maternidad y la experiencia femenina africana (Obianuju Acholonu, 1995). Así las cosas,
la corriente motherism considera como fundamental la maternidad, que es la matriz de la
existencia y de la participación de la mujer en la vida comunitaria, al tiempo que critica el
rechazo del feminismo occidental al rol reproductivo; tanto es así que rechaza el uso del
término patriarcado, y no aborda las desigualdades en clave de género, sino en términos
de colonización (Obianuju Acholonu, 1995). Es decir, se entiende que las desigualdades
entre hombres y mujeres en las sociedades africanas no existían con anterioridad al
proceso colonizador, por lo que la causa de la discriminación de las mujeres no se debe

5  Hemos dado algunas características de la corriente womanism y motherism, pero no de las otras citadas. Así, cabe destacar
que el nego-feminism se basa, fundamentalmente en la negociación y la cooperación, mientras que la corriente stiwanism enfatiza
la participación de las mujeres africanas y tiene como objetivo el rechazo de la imitación del feminismo occidental. Por su parte, la
corriente african womanism se centra en el abordaje de las especificidades africanas en relación a la maternidad como eje central
(Zirion Landaluze e Idagarra Espel, 2015).
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a la articulación de un sistema que diferencia sexos, sino a la imposición de un modelo de
dominio por parte del mundo occidental.
Pero no es exactamente lo mismo el feminismo africano que el feminismo negro, en
la medida en que este último hace referencia a la lucha de las mujeres negras en países
industrializados y occidentales, y cuyo máximo exponente es bell hooks (2004), quien pone
de relieve la ligazón entre género y raza (Jabardo Velasco, 2008). Ilustrativa del feminismo
negro es la siguiente cita de Avtar Brah (1992):

En la medida en que ‘mujeres negras’ conformaba una categoría altamente diferenciada en


términos de clase, etnicidad y religión, e incluía a mujeres que habían migrado desde África, el
subcontiente asiático y el Caribe tanto como a nacidas en Inglaterra, lo negro en el ‘feminismo
negro’ implicaba una multiplicidad de la experiencia a la par que articulaba una posición
de un sujeto feminista particular. Más aún, al poner en un primer plano una amplia gama
de experiencias diaspóricas tanto en su especificidad local como global, el feminismo negro
representaba la vida negra en toda su amplitud, creatividad y complejidad (Brah, 1992: 134).

MUJERES Y LIDERAZGO
En este marco, un proceso emancipatorio que quisiera imprimir desde el plano
educativo una política más inclusiva e igualitaria debería, al menos, tomar como referencia
los siguientes cuatro ejes de articulación (Martínez Martín, 2015: 165):
a. Entendimiento e inclusión de las diferencias.
b. La interseccionalidad con otras formas de desigualdad de clase, etnia, formación
o ubicación geográfica.
c. La comprensión de saberes contra-hegemónicos y diversificación de saberes,
experiencias y poderes de las mujeres africanas frente a la imposición de lógicas
dominantes.
d. La ruptura de estereotipos donde las mujeres africanas son sujetos pasivos sin
protagonismo en su desarrollo.
Por todo lo dicho, y sin ánimo ni mucho menos de alcanzar una caracterización
exhaustiva, puede observarse en esta cartografía del feminismo africano su carácter bifronte.
Por un lado, se presenta como un movimiento revitalizador del discurso feminista a escala
mundial, toda vez que abre el marco epistemológico e incorpora nuevos procesos sociales,
políticos e históricos al objeto de estudio del feminismo; por el otro, se constituye como un
elemento de crítica sin paliativos de muchos de los presupuestos del feminismo occidental.
En tanto que cara visible del feminismo poscolonial, el feminismo africano abre un surco que
nos obliga a replantear algunas categorías relativas al pensamiento político y la lucha por la
emancipación y los derechos humanos.
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3. Hacia un cambio en la hegemonía cultural

Hemos visto cómo el feminismo poscolonial deconstruye gran parte de los presupuestos
FEMINISMO POSCOLONIAL Y HEGEMONÍA OCCIDENTAL: UNA DECONSTRUCCIÓN EPISTEMOLÓGICA

epistemológicos del feminismo occidental, combatiendo el pensamiento binario y oposicional,


al tiempo que pone de relieve la necesidad de repensar categorías sociopolíticas fundamentales
e ir más allá de un análisis de género. En este sentido, el feminismo poscolonial implica
un cambio de tendencia en la hegemonía global, esto es, supone una reconfiguración a
escala planetaria de diferentes dimensiones de la organización humana como son la política,
la economía, la sociedad, la reproducción, la ecología, la paz y otro sinfín de cuestiones
de importante relevancia. Esa hegemonía es, ante todo, cultural, pues impone un «modo
correcto» de entender los conceptos que vertebran las sociedades y que, en todo sistema
político, son disputados por los diferentes grupos que integran esas sociedades.
En este contexto, la hegemonía debe ser entendida en términos de la capacidad
que tienen ciertos sectores –élites mundiales y nacionales– para imponer la interpretación
correcta de los conceptos que están en disputa. Por lo tanto, la lucha por la emancipación
DANIEL PERES DÍAZ

social6 deberá desplegar sus esfuerzos en luchar por la reinterpretación de esos conceptos. Y
es que la hegemonía, por medio de representaciones e ideas colectivas sobre el trabajo, la
vida, la comunidad, etc. articula la diferencia colonial (Castro-Gómez y Grosfoguel, 2007)
de formas de gubernamentalidad que actúan precisamente con base en una «otherizacion»
y subalternización, «reproduciendo de diferentes maneras la búsqueda por ‘civilizar/incluir’
a un sujeto que se construye como símbolo de la alteridad, y que suele ser considerado como
débil y carente de conocimientos» (Vargas-Monroy y Pujal i Llombart, 2013: 1264).
De este modo, el primer paso consiste en deconstruir las categorías, las creencias
y los valores que actúan como pilares de esa cultura excluyente y diferenciadora que es la
hegemonía cultural. La historia de las mujeres, como también la de las personas homosexuales,
esclavas, inmigrantes, negras y, en definitiva, marginadas es la historia de individuos y
colectivos víctimas de un sistema opresor, que emplea las ideas para atacar, aislar y someter
las identidades que cuestionan el orden hegemónico (Peres Díaz, 2015). Un primer punto de
ruptura con esa hegemonía ha de ser la transformación de la economía, tal y como defiende
Vargas Soler (2009). En efecto, la economía se constituye como una herramienta de control
de los recursos y la redistribución de la riqueza, una herramienta que se ha construido sobre

6  Por «hegemonía» se entiende el conjunto de ideas y representaciones (cultura) que constituyen la base de interpretación de la vida
y la sociedad, que son altamente compartidas y cuya imposición corresponde a una élite (Sousa Santos, 2010). Así, la emancipación
social consistiría en deconstruir esa hegemonía y establecer caminos de liberación de la opresión desde epistemologías elaboradas
por los propios sujetos históricamente excluidos y victimizados (Sousa Santos, 2006).
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un modelo capitalista occidental fundamentalmente impregnado por los valores masculinos
de dominación y explotación (Herrero, 2012)7.
En esa línea, la descolonización del saber y del ser son las condiciones de posibilidad
para poder liberar la subjetividad e intersubjetividad del control eurocéntrico y del dominio
moderno, colonial y capitalista. Con ello, esas subjetividades descolonizadas y esas otras
formas de conocer también «pueden contribuir a la configuración y desarrollo de prácticas
económicas no capitalistas o a la liberación de las prácticas económicas del patrón de poder
moderno/colonial/capitalista» (Vargas Soler, 2009: 61).
Por lo tanto, debemos superar el paradigma del beneficio capitalista y enfatizar la
economía social, «lugarizando la economía» y articulando:

Una matriz heterárquica de poder (en una estructura común) que trasciende lo económico y lo
capitalista y en reconocer la existencia de una diversidad de formas económicas (indígenas,
campesinas, populares, comunitarias, urbanas, estatales, capitalistas, no capitalistas, etc.)
con singularidades históricas y sustantivas a partir de las cuales pueden desarrollarse prácticas

MUJERES Y LIDERAZGO
económicas alternativas (Vargas Soler, 2009: 62).

Estas nuevas formas de economía pueden coger fuerza desde los feminismos
poscoloniales y, al mismo tiempo, esbozar un nuevo paisaje mental a la hora de entender los
derechos humanos. En efecto, los derechos humanos, al menos en su versión occidentalista,
son expresión de ese sujeto hipostasiado europeo, formalista hasta el extremo, universal
y ahistórico. Por eso, el feminismo poscolonial puede contribuir a deconstruir la idea de
que nacemos libres e iguales con una serie de derechos inherentes e inalienables; es decir,
puede poner de relieve la necesidad de acompañar esa formalidad de los derechos humanos
con una propuesta real por la justicia social de los pueblos. Así, se puede apostar por un
yo histórico, una subjetividad arraigada en la facticidad de una experiencia histórica de
explotación y opresión, una experiencia que, en última instancia, dé lugar a una noción
diferente de los derechos humanos.
El caso de las mujeres indígenas es clarividente. Las mujeres indígenas, sus
experiencias de marginación por todo el mundo, encarnan en toda su completud el principio
dialógico entre lo universal y lo particular, porque su exigencia de reconocimiento, en tanto
que sujetos portadores de una cultura e historia específicas, se inscribe en la reivindicación

7  La propuesta de Herrero (2012), desde una perspectiva ecofeminista, se basa en tres ejes. En primer lugar, el decrecimiento de
la esfera material de la economía, como principio para la sostenibilidad; en segundo lugar, la interdependencia económica, que
debe hacer de los pueblos colectivos más solidarios y conscientes de que la labor de sostenimiento de la vida es la base de toda
economía; y en tercer lugar, un reparto de la riqueza más equitativo sobre la premisa de que la acumulación de propiedad y capital
ha sobrepasado todos los límites.
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de las normas comunes de derecho, ciudadanía y justicia (Masson, 2011: 168). En esa línea,
la lucha indígena, su reconocimiento social y político, puede contribuir a poner de manifiesto
la tensión entre la aspiración de validez universal de los derechos de la mujer y la necesidad
FEMINISMO POSCOLONIAL Y HEGEMONÍA OCCIDENTAL: UNA DECONSTRUCCIÓN EPISTEMOLÓGICA

de articular propuestas que respeten la cultura concreta en que cada mujer o grupo de
mujeres instala sus experiencias y saberes.
Así, la dignidad humana aparece desde el feminismo poscolonial sustentada sobre
unos pilares sólidos, a saber, «las condiciones materiales y vivenciales de las subjetividades
oprimidas y explotadas. Esa carencia de justicia implica la toma de conciencia y el primer
paso en la lucha por la reparación de la dignidad atacada» (Rodríguez Prieto, 2015: 99). En
consecuencia, los derechos humanos son producto de los procesos que la autoconciencia de
opresión y explotación de humanos como ellos generan, y no meras declaraciones pomposas
basadas en intuiciones universalistas.
En último término, el feminismo poscolonial es un feminismo de la emancipación social y
la cultura de paz desde la resignificación de los conceptos y las prácticas hegemónicas (Castillo
Herrerra y Mayela Josefina, 2014). La experiencia de las mujeres en América Latina y África8
DANIEL PERES DÍAZ

revela la existencia clara de este feminismo dialógico, toda vez que plantea una posición
inclusiva, de igualdad en la diferencia, y de sumar voces y experiencias. En ese sentido, un
feminismo de tales rasgos constituye una propuesta política necesaria para la acción, pues
permite el disenso y la pluralización desde la diferencia, con la meta última de la paz.
Así, la lucha por la paz desde el feminismo poscolonial arranca a partir de un programa
de acción en el que «valore y se dé a la mujer espacios de participación en igualdad por tanto,
una sociedad comprometida con la cultura de paz requiere trabajar para que exista acceso a la
educación, salud, justicia social, equidad de género, derechos humanos, entre otros» (Castillo
Herrera y Mayela Josefina, 2015: 49). En esta línea, es menester generar una solidaridad
transnacional, bajo términos no universalistas, sino de cooperación a partir de la diferencia, lo
cual implica de suyo una producción de conocimientos decoloniales y un reconocimiento de la
legitimidad de otras formas de pensar el feminismo. Estos conocimientos han de conducirnos
inexorablemente hacia nuevas visiones de reapropiación de la lógica del poder colonial-
patriarcal. Se trata «no de (re)construir lógicas de poder hegemónicas, monolíticas y subjetivas,
sino de construir políticas feministas intersubjetivas y pluralistas» (Cuesta, 2016: 65).
En ese sentido, los aportes del feminismo poscolonial sirven no solo para articular
propuestas de cara a la emancipación de las mujeres en África o América Latina, sino,
también, para abrir el marco de reflexión en torno al feminismo. Así, paradójicamente, el

8  Véase, por ejemplo, la lucha de las mujeres indígenas en Chiapas (Masson, 2011).
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feminismo poscolonial, en su lucha contra el feminismo hegemónico, ofrece herramientas
para que el propio feminismo hegemónico pueda ser reformulado.

Conclusiones

El objetivo principal del artículo residía en analizar las líneas maestras del feminismo
poscolonial en un intento de deconstrucción del pensamiento feminista occidental. De este
modo, hemos podido realizar una exposición de los principales avances teórico-epistémicos
del feminismo poscolonial, mostrando su potencial crítico y vertebrando con ello una crítica
del etnocentrismo, tanto metodológico como conceptual, del feminismo occidental. A este
respecto, hemos podido constatar cómo el feminismo poscolonial reviste de una especial
intensidad interna de discusión, variedad y propuestas.
En línea con ello, se han visto también las posibilidades que ofrece el feminismo
poscolonial para resignificar, más allá de las categorías de sexo o género, conceptos como el

MUJERES Y LIDERAZGO
de raza, clase o cómo poder dar algunas líneas para articular formas diferentes de entender
la economía o la lucha por la emancipación social. En última instancia, la dualidad entre
poscolonialismo y poscolonialidad, esto es, la divergencia entre la historia posterior a la
descolonización y la permanencia del trasfondo colonial en forma de legado cognoscitivo,
permite poner de relieve la existencia de un poder opresor a escala social y epistémica,
de suerte que la primera tarea de las mujeres feministas del Sur ha de consistir en una
reapropiación de sus propias experiencias, realidades y saberes, deconstruyendo así la
hegemonía y eliminado la «otredad» occidental en que son tematizadas.
Como conclusión final, tan solo recordar al lector o lectora que el presente trabajo no
es ni puede, por mor de la verdad, ser exhaustivo, sino constituir, a lo sumo, una aproximación
teórica al feminismo poscolonial y algunas de sus claves. Por todo ello, las investigaciones
futuras sobre esta cuestión deberán incardinarse en un espectro académico-social más amplio,
De forma que se pueda dibujar un mapa de mayor alcance que el que, muy modestamente,
se ha expuesto aquí.

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Vargas-Monroy, Liliana y Pujal i Llombart, Margot (2013): «Gubernamentalidad, dispositivos
de género, raza y trabajo: la conducción de las mujeres trabajadoras», Universitas
Psychologica, vol. 12, nº 4., pp. 1255-1267.
Vargas Soler, Juan Carlos (2009): «La perspectiva decolonial y sus posibles contribuciones a
la construcción de Otra Economía», Otra Economía. Vol. III, Nº4, pp. 46-65.
176
Dossiers Feministes, 22, 2017, 157-177 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.10
Zirion Aandaluze, Iker e Idagarra Espel, Leire (2015): «Los feminismos africanos. Las mujeres
africanas ‘en sus propios términos’», Relaciones Internacionales. Nº 27, pp. 35-54.

Recibido el 27 de febrero de 2017


Aceptado el 5 de mayo de 2017
BIBLID [1139-1219 (2017) 22: 157-177]

MUJERES Y LIDERAZGO

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Dossiers Feministes, 22, 2017, 157-177 - ISSN: 1139-1219 - DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Dossiers.2017.22.10
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CURRICULA / NOTES ON CONTRIBUTORS

Sonia Reverter-Bañón
Profesora Titular de Filosofía en la Universitat Jaume I, y miembro desde su fundación del Instituto
Universitario de Estudios Feministas y de Género Purificación Escribano, de la misma universidad.
Actualmente es vicedecana para la coordinación del grado de Humanidades: Estudios Interculturales.
Su docencia, tanto en grado como en máster, se centra en la filosofía contemporánea y la teoría
feminista. Su investigación trata temas de teoría feminista, en especial de las posibilidades políticas de
transformación social de los feminismos. Contacto: reverter@uji.es

Maria Medina-Vicent
Becaria Predoctoral FPI-UJI en el Departamento de Filosofía y Sociología de la Universitat Jaume I.
Licenciada en Humanidades (2014, Premio Extraordinario Final de Carrera) y en Publicidad y
Relaciones Públicas (2012, Premio Extraordinario Final de Carrera) en la misma universidad. Máster
Interuniversitario en Ética y Democracia (2013), Máster Universitario en Igualdad y Género en el
Ámbito Público y Privado (2016), Máster Universitario en Investigación Aplicada en Estudios Feministas,
de Género y Ciudadanía (2017). Sus principales líneas de investigación son la filosofía feminista, los
Critical Management Studies y la ética empresarial. Contacto: medinam@uji.es

Jose María Biedma-Ferrer


Profesor del Departamento de Organización de Empresas de la Universidad de Cádiz. Ha presentado
numerosas ponencias y comunicaciones en congresos nacionales e internacionales relacionadas con
los recursos humanos, la creación de empresas y los sistemas de información. Es autor de numerosos
libros, capítulos de libros y artículos en revistas nacionales e internacionales de reconocido prestigio
sobre estos tópicos.

Laura Martínez Álvaro


Licenciada en CC de la Información, Máster en Relaciones Internacionales y doctoranda en el programa
de doctorado de Investigaciones Feministas y de Género del INSTIFEM (UCM). Actualmente ejerce
como consultora en temas de retención del talento femenino en las empresas tecnológicas. También
realiza auditorías de género certificadas por la Organización Internacional del Trabajo.
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Silvia Martínez Cano
Profesora asociada de Artes Visuales y Educación en la Facultad de Humanidades de la Universidad
Pontificia de Comillas. Profesora asociada de la Universidad Pontificia de Salamanca. Doctora en
Educación. Máster en Artes Visuales y Educación. Además es conservadora y restauradora de Bienes
Culturales, y arquitecta técnica.

María Amparo Calabuig Puig


Politóloga, profesora de Derecho Constitucional de la Universidad Miguel Hernández de Elche
(UMH), doctoranda en el programa de doctorado en Ciencias Sociales y Jurídicas de la UMH.  Sus
líneas de investigación principales son: democracia paritaria, teoría del poder desde la perspectiva de
género y el principio de igualdad y no discriminación. Integrante del Centro de Investigación de Estudios
de Género UMH, colaboradora de la Unidad de Igualdad UMH, coordinadora del Taller permanente
de Oratoria y Debate (TOD) UMH, y componente de la Red Feminista de Derecho Constitucional.

Eva Margarita García


Licenciada en filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid, Máster en estudios feministas, de
género y ciudadanía en la Universitat Jaume I de Castellón (premio de la categoría Trabajo de Fin de
Máster, dentro del II Congreso de Investigación y Género de la UJI). Actualmente es doctoranda en el
área de antropología en la Universidad Autónoma de Madrid, continuando con su investigación en
torno a la violencia obstétrica en España, actividad que compagina con su trabajo como editora.

María Dolores Pérez Bravo


Doctora en Psicología. Psicóloga colegiada CM1017. Máster en Necesidades y Derechos de la Infancia
y de la Adolescencia. Profesora Asociada del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación
de la Facultad de Formación del Profesorado y de la Educación de la Universidad Autónoma de
Madrid. Docencia habitual en asignaturas del Grado de Primaria e Infantil de la Facultad de Formación
de Profesorado y Educación de la UAM. Presidenta de la Asociación de Mujeres Arte-Terapia ALCE de
El Casar (Guadalajara). Líneas de investigación: desarrollo de la identidad de género: Maternidad; y
educación inclusiva y género. Contacto: dolores.perez@uam.es
Amparo Moreno Hernández
Doctora en Psicología. Profesora Titular del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación en
la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid. Docencia habitual en las asignaturas:
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“Desarrollo cognitivo y lingüístico”, “Género y psicología”, “Psicología de la adolescencia” del Grado
de Psicología. En Postgrado, “Género e Igualdad” del Máster en Psicología de la Educación y “Género
y desarrollo evolutivo”, del Máster en Estudios Interdisciplinares de Género, ambos de la UAM, además
del Doctorado asociado a ambos Máster. Líneas de investigación: desarrollo intelectual a lo largo de
la vida: representaciones infantiles del mundo físico y social, desarrollo de la identidad de género:
maternidad, memoria, teoría de la mente y sugestionabilidad en preescolares, competencia de aprender
a aprender. Contacto: amparo.moreno@uam.es

Elena Martínez Pérez


Periodista e investigadora en la Universidad de Castilla-La Mancha, diseñadora gráfica, profesora,
agente de igualdad y género y música. Actualmente, se encuentra, entre otros, en un proyecto público
de investigación sobre la prostitución en Argentina, en el Instituto de Ciencias Antropológicas de la
Universidad de Buenos Aires.

Meysis Carmenati González


Doctora en Ciencias Filosóficas por la Universidad de La Habana. Máster en Ética y Democracia por las
universidades de Valencia y Castelló de la Plana, España. Licenciada en Periodismo. Actualmente realiza
estudios en el Doctorado Ética y Democracia de las universidades de Valencia y Castellón de La Plana.
Profesora titular de la Universidad Central del Ecuador. Profesora invitada de la Universidad Andina
Simón Bolívar (UASB) y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). En el año 2012
ganó el Premio Nacional de Ensayo Calendario para jóvenes escritores cubanos. Durante 9 años trabajó
como periodista, guionista y realizadora en prensa y televisión. E-mail: meysisc@gmail.com

Andrea Carolina González


Licenciada en Comunicación por la Universidad San Francisco de Quito. Ha trabajado en temas
relacionados con Internet, política y género en instituciones privadas, públicas y ONGs. Actualmente es
becaria y maestrante en la Maestría de Investigación en Comunicación y Opinión Pública en la FLACSO
(Sede Ecuador). Sus temas de investigación son: comunicación, internet, género y sexualidad.

Daniel Peres Díaz


Licenciado en Filosofía, Graduado en Derecho (finalizando estudios) y Máster en Cooperación al
desarrollo, gestión pública y de las ONGDs por la Universidad de Granada con calificación Matrícula
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de Honor. Ha sido Becario de Colaboración e Iniciación a la Investigación en la Universidad de
Granada (2014-2015). Profesor visitante en la Universidad Alas Peruanas y Universidad Nacional de
Huancavelica (Perú).

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183
NORMAS DE PUBLICACIÓN DE DOSSIERS FEMINISTES

1.- Presentación de originales


Los artículos han de ser la exposición de trabajos de investigación rigurosos y científicos que aporten datos
originales sobre aquellas temáticas relacionadas con las mujeres, la investigación feminista y los estudios de
género.
Podrán ser redactados en español o catalán. Su extensión por escrito no deberá ser superior a 20 páginas (con
el formato abajo indicado), incluyéndose figuras, tablas, notas y bibliografía.
Acompañará al texto un resumen de un máximo de 10 líneas, palabras clave en el idioma original del trabajo
y en inglés. Se incluirá también un breve esquema del artículo que sirva de sumario.
Los/as autores/as omitirán su nombre, así como también la universidad o el organismo al que pertenecen,
para asegurar la revisión ciega por pares.

2.- Formato
El tipo de letra a utilizar será Times New Roman, 12, interlineado 1’5.
Para las notas a pie de página se utilizará el mismo tipo de letra (Times New Roman), 10, interlineado sencillo.
Los márgenes serán de 2’5 (derecha e izquierda) y 3 (superior e inferior).

3.- Imágenes
Las imágenes serán incluidas en el texto a modo de guía. Además se enviarán en formato JPG fuera de texto,
como archivos independientes.

4.- Citas
Se utilizarán comillas angulares («») cuando el texto citado no supere las tres líneas, y se dejará dentro del
texto con el mismo tipo de letra Times New Roman, 12.
Para las citas superiores a cuatro líneas es obligatorio copiarlas, sin comillas ni cursiva, en un párrafo, con
el margen más centrado que el texto (a 1, derecha e izquierda), y letra Times New Roman, 11, interlineado
sencillo.
Se utilizará el sistema Harvard: (Llona, 1999: 209). Se debe poner siempre el año de la primera edición.

5.- Bibliografía
La bibliografía se habrá de presentar al final de los artículos, ordenada alfabéticamente por autores/
as, comenzando por los apellidos en letra versal. Tipo de letra Times New Roman, 11, sangrado francés,
interlineado sencillo.
Se seguirán las Normas de citación APA 6ª Edición.
Por compromiso feminista se citará el nombre de las/os autoras/es.
Amb el suport de la Unitat de Formació i Innovació Educativa
de l'Unitat de Suport Educatiu de la Universitat Jaume I

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