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= 80s) Pe. LICENCIATURA EN DERECHO 4 DELITOS EN PARTICULAR TERCER SEMESTRE Licenciatura en Derecho FRANCISCO PAVON VASCONCELOS GILBERTO VARGAS LOPEZ DERECHO PENAL MEXICANO PARTE ESPECIAL VOLUMEN IV EDITORIAL PORRUA AV. REPUBLICA ARGENTINA, 15 MEXICO, 2004 CAPITULO PRIMERO Sumario: |.—Falsedad. Concepto. 2.—La fe ptiblica. 3.—Criterios sobre el bien juridico tutelado en los delitos de falsedad. 4—Diversa naturaleza de los tipos de false- dad en el Cédigo Penal Federal. 5—Denominacién del Titulo relativo a las falsedades en el Cédigo Penal del Dis- trito Federal. 6—Falsedad civil y falsedad penal; false- dad real y falsedad personal. 7—La fe publica y la segu- tidad publica, 8—Los concretos delitos de falsedad en los Cédigos Penales del orden federal y del Distrito Federal. 1. La denominacion “Falsedad” del Titulo Decimo- tercero del Libro Segundo del Cédigo Penal Federal, o bien el de “Falsedades” usada por otras legislaciones como la espa- fiola en su Titulo XVIII del Libro Segundo, articulos 386 a 403, han sido objeto de critica en atencidn a los delitos com- prendidos en ellos, afirmandose que tales términos tienen, 0 bien una significacién mas amplia a la que les corresponde en el lenguaje comtin,' 0 que poco aportan para comprender la naturaleza de las infracciones reguladas 0 sobre el bien Jjuridico objeto de tutela.? La critica resulta certera por cuanto en la legislacién espafiola se insertan, en el referido titulo, delitos como los de usurpacién del estado civil y otros en que resulta dificil, en atencién al bien juridico, incluirlos bajo ese epiteto. La falsedad, no otra cosa que la mentira o el engario, 0 el mudamiento de la verdad por accién 0 de obra como lo pre- cisaban las Leyes de Partida, constituye, como lo ha dejado ' PutG PeNa, Federico, Derecho Penal, vol. Il (Parte Especial), p. 155, Ed. Revista de Derecho Privado, Madrid, 1955. 2 CaoERON Cerezo, Angel, Derecho Penal, vol. Il (Parte Especial), Ed. Bosch, Barcelona, 1999 4 PAVON VASCONCELOS Y VARGAS LOPEZ acotado la doctrina un medio o forma de cometer delitos pero no un delito en si misma. La Jalsedad, como la violencia, escribié tiempo atrds SOLER, es un modo de conducta “gené- ticamente reprensible”, apto para cometer variados delitos,? bastando evocar la figura del fraude en la que la falsedad constituye un elemento inescindible, a la que se pueden sumar otras como la falsedad en declaraciones judiciales, el engafio propio del estupro, etcétera. La falsedad, segiin la opinién mas difundida, encuentra su antecedente mas remoto en el falsum romano recogido en la Lex Cornelia, la cual hacia referencia en un principio a la fal- sificacién de moneda y de testamentos, pero cuyo ambito se fue ampliando paulatinamente a una serie de delitos de false- dad, tales como la falsedad testimonial, la calumnia y otros. En opinion de ETCHEBERRY, el derecho germanico y el llamado derecho intermedio ampliaron ain més el campo de estos delitos con otras infracciones ligadas entre si por el elemento de false- dad, siempre vinculada ésta, como lo habia ya proclamado el derecho romano, a la existencia de un dafio o Perjuicio, dafio que inclusive podia ser simplemente potencial. 2. La evolucién de las ideas en torno a la falsedad llevé a los juristas a buscar un comin denominador en aquellos delitos comprendidos bajo ese rubro, encontrandolo en la idea de la fe publica, expresién que se consideré representativa de un derecho a la confianza 0 a la verdad. La distincién entre la estafa y la falsedad, dice SOLER, ha sido objeto de empefiosos esfuerzos doctrinarios; por una parte “se intenta aislar como derecho auténomo, ofendido por la falsedad, el derecho a la verdad (cocumus). Por otra, se entra al analisis de los objetos Protegidos por esa clase de infracciones, de manera que las falsedades no quedan definidas solamente como ofensas a la fe publica en general, sino en la medida en que la alteracion es ejecutada ‘sobre cosas u objetos cuya seguridad, impor- * Derecho Penal Argentino, vol. V (Parte Especial), p. 303, T.E.A., Buenos Aires, 1951, Primera reimpresidn. * ErcueoeRry, Alfredo, Derecho Penal, vol. IV (Parte Especial), p. 117, Carlos E. Gipss editor, Santiago de Chile, 1965. DERECHO PENAL MEXICANO 5 fante para toda la sociedad, esté garantizada con formas y reglas destinadas a satisfacer la confianza piblica’”s Federico PulG PENA pone en duda que el derecho a la verdad pueda ser tutelado en un cédigo penal, por tratarse de una expresién demasiado lata para tal fin, pues si tal fuere la intencién del legislador se deberian insertar en el mismo titulo hechos punibles constitutivos de falseamiento de la verdad, como ocurre en delitos tales como la calumnia, la estafa, la adulteracién de articulos, la quiebra fraudulenta, etc., conside- rando que debe buscarse otro contenido técnico “que actte de substratum digno de proteccién” en el titulo de las falseda- des, terminando por afirmar que es la fe publica, “creencia im- puesta y garantizada por el Estado en la verdad de ciertos signos, instrumentos de prueba 0 actos de los que derivan con- secuencias juridicas” (segtn apreciaciones de PESSINA y Garraup) a la que se refiere implicitamente el Cédigo espaiiol, aunque se permite aclarar que el contenido de algunos de los capitulos del titulo respectivo, concretamente el dedicado a la ocultacin fraudulenta de bienes e industrias, rompen con el sefialado criterio.® 3. Si bien autores que escribieron antes de\CARRARA, en la busqueda del bien juridico en los delitos de falsedad aptn- taban hacia la fe publica, fue precisamente el ilustre clasico quien en forma directa y clara'se ocupa de la cuestion, hacien- Jo la distincién entre la fe publica y la fe privada) dando a esta ultima s6lo relevancia cuando est4 de por medio un acto de autoridad al expresar que no tnicamente el derecho crea cierto tipo de funcionarios con facultades o funciones de dar autenticidad a ciertos actos juridicos, sino ademas precisa qué . medios sirven para dar dicha autenticidad a ciertas cosas u objetos para que las personas tengan fe en ellos, fe o confianza derivada no de los sentidos 0 de los juicios de un particular, sino “de una prescripcién de la autoridad que la impone”.? En la busqueda del bien juridico, objeto de tutela en Tos delitos que entrafian falsedad o falsificacién, la doctrina ha * Ob. cit, vol. V, p. 305. ® Ob. cit, vol. IIL, p. 156. ” Programa, parig, 3356, 6 PAVON VASCONCELOS Y VARGAS LOPEZ seguido criterios diversos, al igual que las legislaciones pena- les. Entre quienes se inclinan por la fe publica podemos citar, entre los autores argentinos, a SOLER, FONTAN BALESTRA ¥ Lave ANAYA para no citar sino a unos pocos, el primero por cuanto, en su opinidn, basta observar el conjunto de las incriminaciones comprendidas en el titulo respectivo del Cédi- go Penal “para ver que efectivamente se trata de tutelar la fe publica sancionada, es decir, las cosas, documentos y signos a los cuales el Estado vincula la idea de autenticidad y de veracidad, y por otra parte, de tomar en cuenta la alteracién de la verdad en la medida en que aparece como medio para causar ulteriores lesiones, induciendo a alguien en error acerca de un hecho en el cual fundard su juicio”;® FonTAN BALESTRA, al sefialar que la falsedad es frecuentemente un medio para la comisién de otros delitos, adhiriéndose por ello a la juiciosa opinion de CARRARA, subrayando como caracteristicas de la fe publica “una fe que no deriva de los sentidos, ni del juicio, ni de las meras atestaciones de un particular, sino de una dispo- Sicién de la autoridad que la impone”;® por Ultimo, LAE ANAYA comienza por afirmar que la falsedad, la mentira, es un medio de eecucién de delitos, porque en éstos las accio- nes “malas” se ejecutan con violencia © con astucia; que en muchos de los delitos previstos en el titulo relativo del Codigo argentino se lesionan los derechos de propiedad, la honesti- dad 0 el honor, pero “un interés superior al de un dafio causado a un particular es el que recibiré la ofensa de este delito: Ja manifestacion de verdad publica y forzosamente aceptada por todos, impuesta por ciertos signos exteriores del objeto que los eva, o por la condicién 0 funciones de la persona de quien emanan, Alguien es perjudicado cuando recibe en pago una moneda falsa, o se le opone un instrumento o certificado falso; pero al lado de este daiio privado aparece el dafio mayor que recibe la fe piiblica”.!? * Ob. cit., vol. V, p. 307. * Derecho Penal. Parte Especial, p. 943, duodécima edicién puesta al dia sobre la base del Tratado de Derecho Penal actualizado por Guillermo A. C. Lepesma, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1989, '° Aqui transcribe en Parte, Lag ANAYA, la exposicién de motivos del Proyecto de Cédigo Penal argentino de 1891, cn Jo relativo al titulo XI del mismo. Por otra parte, el uso de la denominacién de delitos contra la fe piblica se DERECHO PENAL MEXICANO 7 En Espafia, RoDRiGUEZ DEVESA considera a la fe publica el bien juridico tutelado en las figuras delictivas de falsifica- cidn, a virtud de la credibilidad garantizada por el Estado de ciertos actos, objeto 0 cosas para sus efectos juridicos. “El bien juridicamente protegido —dice el desaparecido juris- {a— no es una amplia y genérica ausencia de verdad, sino determinadas apariencias que ordinariamente Corresponden a la realidad, sea por hallarse garantizadas directamente por el Estado, sea la virtud de un comin consenso. La conformidad con la realidad de tales signos, que pueden ser documentos, Pero también nombres, trajes, distintivos u otros objetos a los que se atribuye un significado, genera su valor en el trdfico social y juridico, engendrando una confianza que facilita las telaciones de convivencia en ambos aspectos, Esa confianza es lo que se acostumbra a llamar Je piiblica, y se revierte sobre aquellos signos de valor, que asi adquieren en una serie de casos una posicién singular como medios de prueba 0 signos de autenticacién. Lo decisivo, sin embargo, desde el punto de vista en que se coloca el Cédigo, es la lesién de la fe publica a que queda hecha la referencia, no el ataque a estos signos © apariencias por lo que puede haber en ellos de medios de pruebas”."' Por su parte, CALDERON CEREZO precisa que lo realmente tutelado a través de las falsedades “es la seguridad del trafico juridico, entendido como ‘el conjunto de condicio- nes que facilitan la comunicacién entre los individuos y sus conserva en los proyectos de 1906, 1917 y de 1941, en lo concemiente ala falsificacién de documentos, de moneda y a la falsificacion de seliae y marcas, sndehde ie nttive 2 Ia materia de cheques sin provisiOn de fondos, los acing los negocios (Titulo VIII), en virtud de la confianza publica, ocurriendo algo similar en cl Proyecto de 1979. Tales antecedentes llevan al autor argentino a considerar probada la evolucién del concepto de fe publica, expresién que @.Su entender margina la idea de confianza publica, no sancionada por el Estado. “La imperfeccién del eédigo de 1921 —expresa— consiste, pues, en reunir bajo el titulo XII, atentados que carecen de esa significacién. Con esta salvedad, se puede decir que la fe puiblica es la confianza en la verdad de ciertos objetos, actos © instramentos, cuya veracidad y autenticidad son considerados necesarios para cl orden juridico (...)" Comentarios al Cédigo Penal (Parte Especial), vol, TV, pp. 177-178, Depalma, Buenos Aires, 1982. M Derecho Penal Espaiol (Parte Especial), Pp. 830-831. 6? ed., Ma- drid, 1975, 8 PAVON VASCONCELOS Y VARGAS LOPEZ relaciones de derecho’”, segtin lo ha sefialado FERNANDEZ Pantoia,!? haciendo la salvedad de que la heterogeneidad de las figuras tipicas comprendidas en el respectivo titulo del Cédigo espafiol, impide a todas ellas considerarlas bajo un mismo objeto de proteccién, “por lo que habré que buscar el bien especificamente tutelado en cada uno de los delitos a par- tir de la nocién basica (...) de que el sustrato comun viene representado por la veracidad que se considera inherente a determinadas apariencias con las consecuencias que de ello- derivan para el trafico juridica”.!° | Hemos de admitir, de las explicaciones dadas anterior- mente, que una fuerte corriente de doctrina rechaza la deno- minacién “Falsedad” (0 falsedades) empleadas en algunos cédi- gos e incluso se prefiere, en el mejor de los casos, aceptar la de “Falsificaciones”, en cuyo apoyo se invoca el sentido de miltiples figuras comprendidas en tales titulos, en los que se comprenden la falsificacién de firmas, documentos, sellos, marcas, monedas, billetes de banco, bonos del Estado, pape- les de instituciones bancarias, etc., que van mds acordes con las acciones constitutivas de tales delitos.'* Por ahora, sin embargo, la tendencia mayoritaria es considerar que en las figuras comprendidas dentro del titulo decimotercero del Cédigo Penal Federal, si bien implican en alguna forma una falsedad materializada en la falsificacidn de signos, valores 0 documentos al infringir la autenticidad de los mismos, las acciones que infringen tales normas atentan, ya contra su seguridad, la fe publica, o bien contra el trafico juridico. 4. El Titulo Decimotercero del Cédigo Penal Federal com- prende bajo el rubro “Falsedad” los siguientes capitulos y denominaciones: I. Falsificacidn, alteracién y destruccion de moneda; Il. Falsificacién y utilizacién indebida de titulos al portador, documentos de crédito piblico y documentos rela- Ob. cit., tomo II, p. 1023, 3 Capron Cerezo, Angel, idem. '4 A Ropricuez DEvesA, parécele que no existe coincidencia entre false- dad y falsificacién, pues el primero es mas lato que el segundo y “la sinonimia entre ambos es una razén mas que aconseja emplear el de delitos contra la fe publica, en cuyo seno se hallan aquellos en que el ataque se produce a través de la falsificacion de un objeto”, Ob. cit., p. 832. DERECHO PENAL MEXICANO. 9 tivos al crédito; Ill. Falsificacién de sellos, llaves, curios o troqueles, marcas, pesas y medidas; 1V. Falsificacion de documentos en general; V. Falsedad en declaraciones judi- ciales y en informes dados a una autoridad; V1. Variacién del nombre o del domicilio; VWI. Usurpacion de funciones publicas 0 de profesién y uso indebido de condecoraciones, uniformes, grados jerarquicos, divisas, insignias y siglas, y VIII. Disposiciones comunes a los capitulos precedentes. Ahora bien, el examen del contenido de tales capitulos y figuras delictivas en ellos comprendida revela que si bien en muchas de las mismas esta yacente, expresa o tacitamente, la falsedad, como en los casos de falsificacién descritos en algu- nos de tales capitulos, en otros no priva tal elemento para dar fisonomia a los tipos respectivos, y, como meros ejemplos que pueden multiplicarse, sefialamos la insercién de leyendas en las monedas de curso legal, “para divulgar mensajes dirigidos al publico” (Art. 235-ID), 0 el permitir el uso o enajenacién de “mdquinas, instrumentos o ttiles que unicamente sirvan para la falsificacién de moneda, a personas no autoriza- das para ello” (Art. 235-II): el aprovechamiento ilicito del contenido metdlico de monedas en circulacion mediante su fundicién o por cualquier otro procedimiento (Art. 238), etc. No obstante, como la mayoria de los tipos penales a que se refieren los diversos articulos del titulo decimotercero del Libro Segundo del Cédigo Penal Federal hacen clara referencia a actividades que implican falsificacién de valores y objetos, como lo son la moneda, los titulos al portador, documentos de crédito, sellos, llaves, cufios 0 troqueles, marcas, pesas y medidas en general, o bien a la falsedad en lo que se dice o se hace, segun ocurre en los tipos delictivos de falsedad en declara- ciones judiciales o en informes dados a una autoridad, en la simulacién de pruebas para inculpar a una persona, en la ocul- tacién del nombre o del domicilio al variarlos ante una auto- ridad judicial o para eludir la prdctica de una diligencia de la misma indole, bien pareciera que la denominacion del referido titulo no esta alejada del todo respecto a las actividades ili- citas recogidas en sus preceptos, y tan es asi que diversas legislaciones, siguiendo tal criterio de orden estrictamente mate- rial, emplean términos semejantes. Asi, podemos mencionar al 10 PAVON VASCONCELOS Y VARGAS LOPEZ Cédigo espafiol que da denominacién, a su titulo XVIII de su Libro Segundo, a través de la expresion “De las Jfalsedades . lo que ocurre igualmente en las legislaciones que siguen en este punto la tradicién espafiola. Otros, como el chileno, refigranse a los delitos contra la fe ptiblica y de falsedad, 0 el argentino que los denomina delitos contra la fe piiblica, titulo empleado igualmente por los Cédigos de Uruguay, Colombia, Panama y otros, siguiendo una corriente de gran aceptacién que ve, en tales delitos, a la fe publica como el bien juridico tutelado a través de sus normas penales. . Si se abandona la postura de calificar a las figuras delicti- vas agrupadas en una designacion genérica atendiendo sélo a la naturaleza de las acciones u omisiones que las configuran, para en cambio referirlas exclusivamente al bien juridico cuya tutela se pretende a través de ellas, puede justificarse en cierta medida la posicién adoptada por algunos cédigos y defendida por inntimeros autores de ver, como denominacién de los deli- tos en cuestion, la de delitos contra la fe publica. 5. Siguiendo la mencionada corriente de ordenar los tipos delictuosos denominados, originalmente en nuestro derecho positivo, delitos de “Falsedad”, en funcién del bien Juridico objeto de la tutela penal, la nueva legislacién punitiva del Distrito Federal publicada en la Gaceta Oficial del 16 de julio de 2002, designd su titulo vigésimo cuarto de su Libro Se- gundo como “Delitos contra la fe publica”, siguiendo asi, en nuestro medio, el camino antes recorrido por otros cédigos penales de entidades federativas, tales como los de Guanajua- to de 1977 y el de Michoacan de 1980, en algunos aspectos reformado en el afio de 1998. De tiempo atras los autores mexicanos habian conside- rado la tesis de que las figuras de falsedad, comprendidas en el titulo tantas veces citado, en realidad atentaban contra la fe puiblica.{CARRANCA Y TRUJILLO manifest6 que dichos delitos tenian coitio “objeto juridico” la fe publica o privada, adu- ciendo que si “la confianza puesta en las relaciones privadas origina la fe privada, la fe publica es la confianza ‘de toda la sociedad en algunos actos externos, signos y formas, a las que el Estado atribuye valor juridico’ {José MAcciorE, Derecho S DERECHO PENAL MEXICANO i Penal, Témis, Bogota, 1955. t. III, p. 506). La fe publica es ‘la expresién de la certeza juridica’ (PEssINA, Tratado, t. IIT, p. 129), que esta tutelada por el Estado, porque sin esa certeza juridica desaparecia el orden juridico, basado como lo esta en la fides populi, en la fides publica”.' Semejante parece ser la opinion de VIDAL RIVEROLL, como Iégica consecuencia de la exigencia de la comunidad para garantizar toda clase de relaciones jutidicas, segtin ocurre en lo relativo a la familia, a lo testamentario, etc.,'* lo cual lo lleva a coneluir que el bien juridico protegido en la voz falsedad “es la seguridad publica”, término éste por demas ambiguo por ser multiples las figuras tipo que atentan contra la seguridad publica en general. Para René GONZALEZ DE LA VEGA, de lo que se trata en este caso, como en otros similares, es el de mantener la seguridad juri- dica en los simbolos econdémicos de cambio, reflexion que si bien referida concretamente a la falsificacién de moneda, en sus comentarios, podria seguramente extenderse a las varia- das figuras comprendidas en el titulo de la falsedad.'” 6. De tiempo atras la doctrina ha distinguido, en relacion ala falsedad, entre la falsedad civil y la falsedad penal, siendo evidente que debe interesarnos aquella falsedad que origina sanciones penales, Asi, se ha afirmado que esta clase de fal- sedad requicre se satisfagan algunos elementos calificados necesarios, como son la alteracion de la verdad, lo cual im- plica “quebrantamiento de la fe publica” en razén de un deter- minado titulo delictivo, como podria serlo la falsificacién de documentos auténticos variando su contenido para hacer apa- recer en él, como verdadero, lo que esta alejado de la verdad; que dicha alteracién de la verdad produzca confusién respecto de un objeto determinado en otras personas, ello con relacién a su autenticidad, ya que al tener cierta semejanza con el ver- dadero induce a error, con lo que, se afirma, “se quebranta el crédito que la verdad real debe encontrar en el puiblico”; que 'S Cédigo Penal Anotado, pp. 627-628, 21* ed., Ed. Pornia, México, 1998. '© y. Falsedad, en Diccionario Juridico Mexicano, Ed. Porria-U.N.A.M., 1H ed,, 1998, " Comentarios al Codigo Penal, p. 315, 1* ed., Cardenas editor, Méxi- co, 1975, 12 PAVON VASCONCELOS Y VARGAS LOPEZ ademas, concurta en el acto de falsedad la intencién de cau- Sar en otros esa confusion que origina el quebrantamiento de la verdad.'* De igual manera se ha distinguido en la doctrina entre falsedad real y falsedad personal, al recaer la primera en objetos y cosas de naturaleza material, en tanto la segunda tefiérase a conductas “atributivas de cualidades persona- les, funcionariales o profesionales de las que el sujeto ca- tece (usurpacién de funciones publicas 9 de estado civil e intrusismo)”."? 7. Queda, no obstante lo explicado, cierta duda sobre si lo que se protege en todos los delitos de falsedad es precisa- mente la fe publica, o si hay algo mas que aiiadir a esa idea, porque la fe publica por si misma parece ser un término un tanto ambiguo, que puede ser interpretado de manera no del todo adecuada para justificar la Punicion de la falsedad que entrafia multiples conductas comprendidas en el titulo decimo- tercero del Codigo Penal Federal o del decimocuarto del Cédi- go Penal del Distrito Federal, dilema que por otra parte ha sido ya planteado anteriormente por otros autores. Nadie duda de que existen actos vineulados con la persona, la familia, las relaciones comerciales, etc., que el Estado garan- tiza por cuanto a su certidumbre 0 autenticidad a través de determinados formalismos legales: el estado civil de las per- sonas, a través de las actas del Registro Civil: la validez de ciertos contratos mediante la satisfaccién de las formalidades que la ley impone, ello en relacién a los particulares entre si, © igualmente respecto a la creacién de ciertos objetos indis- pensables en la vida econémica de los pueblos, como son la moneda metilica o en billetes, los bonos del Estado sobre la deuda publica, los sellos de identificacién de la correspon- dencia Oficial, etcétera, Lo que el Estado pretende es otorgarle un cierto valor de caracter juridico a determinadas especies de actos u objetos que por su decisién unilateral pero consensada, adquieren el " Puig PENA, Federico, ob, cit » vol. ITl, pp. 156-157, 4 ed. » Ed. Revista de Derecho Privado, Madrid, 1955 " CALDEREN CEREZO, Ob, cit, vol, Hl, p. 1023 DERECHO PENAL MEXICANO. 13 Tango de instrumentos con fe ptiblica para todo el mundo y que comprenda también aquellos actos de indole privada que por la decisién soberana del Estado adquieren valor y auten- ticidad respecto de su contenido, logrando asi la absoluta seguridad en los negocios juridicos que se practican entre tos signos, objetos, documentos, etc., relacionados con nego- cios juridicos, y nace aquélla “del valor que la autoridad publica impone a esos instrumentos y mecanismos, con in- dependencia de los juicios, reacciones o afirmaciones de los particulares; es una fe que se subjetiviza en cada uno de los asociados, pero que parte de esa realidad objetiva creada por el Estado. -en su funcionamiento delegado a la autoridad publica”.2® ) Para concluir, no debemos olvidar que toda conducta in- seta en el titulo de falsedad del Codigo Penal Federal, por su esencia y naturaleza tiende a inducir a alguien o a muchos a error sobre la autenticidad de un Signo, un objeto de variada indole, un testimonio escrito, etc., pues como lo expresa RopRiGuEz Devesa, apoyado en el pensamiento de PESSINA (Elementi, vol, II, p. 128, Ed. 1885), “aunque no sea inherente la lesion de un bien juridico distinto de la fe publica misma, la tutela de ésta descansa en que al defraudar la confianza que merecen los signos externos en que se apoya, nacé la posibi- lidad de la lesién de otros bienes juridicos, y no es buena politica criminal incriminar hechos en los que ab initio es imposible que de ellos se siga otro perjuicio: el formalismo esta en pugna con la naturaleza realista del derecho penal”?! 8. El Cédigo Penal Federal recoge, en su titulo decimo- tercero de su Libro Segundo, ocho capitulos que se refieren en su orden progresivo a lo siguiente: Capitulo I, a la Falsifiea- cibn, alteracién ¥ destruccién de moneda; Capitulo II, a la Falsificacion y utilizacién indebida de titulos al portador, ® David Batotin y Carlos A, Tozzint, La Falsedad documemal en la Juris- prudencia (Elementos comunes a todos los tipos), p. 10, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1992 "Ob. cit. (Parte Especial), pp. 831-832 14 PAVON VASCONCELOS Y VARGAS LOPEZ documentos de crédito piblico y documentos relativos al crédito; Capitulo III, a la Falsificacion de sellos, llaves, cuiios 9 troqueles, marcas, pesas y medidas; Capitulo IV, a la Fal- sificacién de documentos en general; Capitulo V, a la False- dad en declaraciones judiciales y en informes dados a una autoridad; Capitulo VI, a la Violacién del nombre o del domi- cilto; Capitulo VII, a la Usurpacion de Jfunciones piblicas 0 de profesién y uso indebido de condecoraciones, uniformes, grados jerérquicos, divisas, insignias y siglas, y Capitulo VIII, a Disposiciones comunes a los capitulos precedentes, cues- tiones que habremos de tratar en los capitulos siguientes de esta obra, Por su parte, el Codigo Penal del Distrito Federal se ocu- pa, en su titulo Vigésimo cuarto, de lo siguiente: Capitulo I, de la Falsificacién de titulos al portador y documentos de crédito publico Capitulo II, de la Falsificacién de sellos, marcas, llaves, cuftos, troqueles, contrasenas y otros; Capitulo III, a la Elaboracién o alteracién y uso indebido de placas, en- gomados y documentos de identificacion de vehiculos auto- motores; y Capitulo IV, a la Falsificacién @ alteracién y uso indebido de documentos. CapPiTULO SEGUNDO Sumario: 1,—Contenido del Capitulo I del Titulo Decimo- tercero del Libro Segundo del Codigo Penal Federal. 2.—Anilisis del articulo 234, referente a la falsifica- cién, alteracién y destruccién de moneda. 3.—El dolo en la falsificacién de moneda. 4.—La tentativa y la parti- cipacién delictuosa. 5.—Examen de las falsificaciones comprendidas en el articulo 235, en sus diversas frac« ciones, y las clasificaciones que aceptan. 6.—Estudio del articulo 236 del Cédigo Penal Federal, referente a la alteracién de moneda y a su circulacién. 7.—Examen de] articulo 238, que sanciona el aprovechamiento ilfcito del metal de monedas destruidas mediante su fundicién o por cualquier otro procedimiento, 1. El Capitulo I del Titulo Décimo tercero del Libro Se- gundo del Cédigo Penal Federal se ocupa de la falsificacién, alteracion y destruccién de moneda, aunque las acciones descritas en los diversos articulos que lo integran, van mas alla de los alcances que pudiera suponer la designacién aludida. Inicialmente el mencionado capitulo I se refirié a la falsi- ficacién y alteracién de moneda, conductas basicas de los delitos en él comprendidos, pero por decreto de reformas publicado en el Diario Oficial de la Federacién del 11 de junio de 1992 se amplié su contenido tipico para, bajo su actual denominacién, referirse a la JSalsificacién, alteracién y des- truccién de moneda, introduciendo en sus articulos 234 a 238 una variada serie de tipos penales relacionados con la pro- duccion, almacenamiento, distribucién e intraduccion a terti- torio nacional de monedas cuyas caracteristicas resulten idé- neas para engafiar al publico por ser confundibles con las (auténticas) emitidas legalmente, adicionando los anteriores tipos 15

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