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4 Lenguaje y comprension El problema de la comprensién ha ido adquiriendo actualidad en los ultimos afios, en parte al compas de la situacién politica y social del mundo y de la agravacién de las tensiones que caracterizan nues- tro presente. Se constata en todas partes que los esfuerzos de enten- dimiento entre las regiones, las naciones, los bloques o las genera- ciones parecen fracasar ante la falta de un lenguaje comin, y que los conceptos en uso hacen de estimulos que refuerzan los contrastes y sudizan las tensiones que se trata de eliminar. Baste recordar lo que ocurre con palabras como «democracia» o «libertad». Asf, no necesita demostracién la tesis de que todo entendimiento es un problema lingiiistico y que su éxito 0 fracaso se produce a tra- vés del uso del lenguaje. Todos los fenémenos de entendimiento, de comprensién e incomprensién que forman el objeto de la denomina- da hermenéutica constituyen un fenémeno de lenguaje. Pero la tesis que intentaré desarrollar aqui es, si cabe, mas radical. Afirma que no. s6lo el proceso interhumano de entendimiento, sino el proceso mismo de comprensién es un hecho lingiifstico, incluso cuando se dirige a al- g0 extralingiifstico, o cuando escuchamos Ia voz apagada de la letra escrita, un hecho lingiifstico del género de ese didlogo interno del al- ma consigo misma, como definié Platén la esencia del pensamiento. La tesis de que la comprensisn tiene siempre un cardcter lingii tico parece una afirmacion provocativa. Nos basta observar nuestras Propias experiencias para encontrar una serie de aparentes ejemplos €n contra que muestran cémo el comprender mudo, silente, es el modo supremo e intimo de comprension. El que se esfuerza en es- Cuchar el lenguaje, tropieza inmediatamente con tales fendmenos, como por ejemplo el «acuerdo tacito» o la «lectura del pensamien- to». Pero cabe preguntar si no se trata, en cierto sentido, de diferen- tes modos de lingiiisticidad. Espero aclarar por qué tiene sentido afirmar esto. 100 Sobre la hermenéutica Por otra parte, {qué decir de otros fendmenos a les que apunta ef lenguaje, como «el asombro que deja estupefactow o la smuda ad- miracién»? Son fendmenos de los que podemos decir: tal cosa nos deja sin palabras. Nos falta el lenguaje ante algo, justamente por ser tan evidente su excesiva grandeza respecto de nuestra mirada -cada vez mas penetrante- para que las palabras puedan agotarlo, exagerado decir que el quedar sin palabras es una forma mus de line gilisticidad?, ,no estamos ante ese absurdo dogmatismo de los tilé- sofos que se empefian una y otra vez en poner las cosas boca abajo cuando se encuentran en realidad de pie? Pero cuando alguien se queda sin palabras, significa que ese alguien quisiera decir tanto que no sabe por dénde empezar. El fracaso del lenguaje demuestra su ea- pacidad de buscar expresiOn para todo -y la expresién «quedarse sin palabras» es precisamente un modismo-, una forma de lenguaje con el que el individuo no acaba su discurso, sino que lo inicia. Intentaré mostrarlo, sobre todo, en el primero de los ejemplos lingiifsticos en contra: hablamos de un «acuerdo tacito». {Qué valor hermenéutico tiene esta expresién lingiifstica? La problemiitica de la comprensién, objeto de multiples debates especialmente en todas kas ciencias que no ofrecen una exacta metodologia de la verificacisn, consiste en que s6lo se da una mera evidencia interna de la com- prensiOn, que aparece de pronto, por ejemplo, cuando entiendo te- pentinamente una unidad fraseolégica, un enunciado de alguien pro- nunciado en una determinada situacin; es decir, cuando veo claro y percibo con qué razén dice el otro lo que dice, © con qué sinrazsn. Tales experiencias de comprensién presuponen siempre las dificul- tades de] comprender, la perturbacién del consenso,{El esfuerzo de comprensién empieza asi cuando alguien encuentra algo que le re- sulta extrafio, provocador, desorientador. Los griegos utilizaban una palabra muy bella para expresar lo que paraliza nuestra comprensién: el atopon. Signitica algo a-tpi- Co, ilocalizado, algo que no encaja en los esquemas de nuestra eX- Pectativa de comprensién y que por eso nos desconcierta, La célebre teoria platénica segiin Ja cual la filosofia empieza con el asombro hace referencia a este desconcierto, a esta incompatibilidad con las expectativas pre-esquemiticas de nuestra orientacién en el mund® Mee oe ee pestis sefiala muy acertadamente en un pee que esperamos depende del grado de conocimient® Wes tanto que Ha Ste “datse in aj con cjcmnplos (Jué valor itica dela ) todas las ificacidn, ¢ la com: jiendo re- sUiEN pro" co claro y sinraz6n. 1s dificul fuerZ0 de que lee Fenguatie vcamparmsien (1970) Jor que poscamios, ¥ pone ef ejemplh wando alguien se admira de que ta nalz de dos sea ittavional y que por tanto ka relacién entre ta dia. ronal y La longa de tos fados de un euadrado no sea expresable fracronalmente, delita que ne es matemtico: un matematico se ex- tranatta de que alguien considerase racional esa relacién. Tal des- concierto ex relative y hace referencia a un saber y a una penetra- cion mas profunda de las cosas. Todo este desconcierto, sombro e incompatibilidad en la comprensién invita siempre a avanzar, a un conocnmiento nas profindes Por eso alirme que dcbemos destigar el fenémeno del comprender preferencia por los tt de tornos de la comprensién, si no queremos. perder de vista su ugar en el conjunto de nuestra realidad humana, in- cluso de nuestra realidad social. Ll entendimiento es el presupuesto cuando hay un trastorno de él Los obstéculos para el entendimien- toy el consenso, relativamente raros, plantean la tarea de la voluntad, de comprensign, que debe Hevar a la superacién del malentendido. En otros términos: lejos de ser el ejemplo del «acuerdo tacito» una objecién contra la lingilisticidad del comprender, es lo que le garan- tiza a esa lingilisticidad su amplitud y universalidad. Esto me parece una verdad fundamental que conviene recordar de nuevo, después de ber absolutizado durante algunos siglos el método de la ciencia moderna para nuestra propia autocomprensién, La ciencia moderna es la ciencia nacida en el siglo XVI, que se funda en la idea del método y de la garantia metodolégica del pro- greso en el conocimiento, Ella ha cambiado radicalmente nuestro planeta privilegiando una forma de acceso al mundo que no es la Unica ni la mas completa que poseemos. Es el acceso que prepara nuestra accién, mediante el aislamiento metédico y la encuesta ex- plicita ~en el experimento-, los 4mbitos particulares abordados con ese aislamiento, Tal fue la gran aportacién de las ciencias matemé- ticas, especialmente de la mecdnica galileana en el siglo XVI. Co- mo se sabe, cl descubrimiento de las leyes de Ia libre caida y del pla- ho inclinado no se obtuvo por la mera observacién. No existe el vacio, La libre caida es una abstraccién. Todos recordamos nuestra extrafieza ante el experimento que presenciamos en el aula escolar, viendo caer con la misma celeridad, en el vacio relativo, la mina de plomo y la pluma de ave. Cuando Galileo hizo abstraccién de la Fesistencia del medio, partié de unas condiciones que no se dan en la 102 Sobre la hermenéutica naturaleza. Pero sélo esa abstraccién permite la descripcién mate- maticamente exacta de los factores que dan un resultado en la reali- dad natural y, con ello, la intervencién controlada del hombre. La mecdnica construida por Galileo con ese procedimiento es la madre de nuestra civilizaci6n técnica. Asi surgié un modo de cono- cimiento met6dico muy definido, que ha provocado la tension entre nuestro conocimiento no-metédico del mundo, que abarca todo e] Ambito de nuestra experiencia vital, y los logros cognoscitivos de la ciencia. La gran contribuci6n filos6fica de Kant fue haber encontra- do una solucién conceptual convincente para esa tensién del pensa- miento moderno. Porque la filosoffa de los siglos XVII y XVIII se habfa agotado intitilmente en la tarea de conciliar el saber universal de la tradicién metafisica con la nueva ciencia, un intento que no pu- do alcanzar el verdadero equilibrio entre la ciencia racional basada en los conceptos y la ciencia empirica. Kant, en cambio, encontré la solucién. Su limitaci6n critica de la raz6n —haciendo suya la critica ingle- saa la metafisica— a lo dado en la experiencia significa la destruc- cién de la metafisica como ciencia racional dogmatica; pero el «des- tructor universal», como calificaron los contempordneos al dulce profesor de Kénigsberg, fue también el gran fundador de la filosofia moral sobre el estricto principio de la autonomia de la raz6n prdcti- ca. Al defender la libertad como un hecho singular de la raz6n hu- mana, y ante la imposibilidad de concebir sin el postulado de la li- bertad la raz6n practica y la existencia moral y social del hombre, dio una nueva legitimacién al Pensamiento, bajo el signo de la liber- tad, frente a todas las tendencias deterministas que derivan de la ciencia natural moderna. Su impulso filoséfico-moral, en efecto, so- bre todo en la versin de Fichte, subyace a los grandes pioneros de 'a «cosmovisi6n hist6rica»: Wilhelm von Humboldt, Ranke y, sobre todo, Droysen. Pero también Hegel y todos los pensadores influidos Por él, en sentido positivo o negativo, estén nic Sol ma Pre me Coy Cig ale sio Pre Lenguaje y comprension (1970) 03 investigador un territorio extrafio e impenetrable al que fuerza a ha- plar mediante el calculo y la coaccién, mediante el acoso del experi- mento. asf también las ciencias que emplean la comprension se ajus- taron cada Vez mas a un concepto metodolégico de este género. ¥ por ¢s0 concibieron la comprension preferentemente y en primer término como eliminacién de malentendidos, como mediacion de la distancia entre el yo y el tu. Pero, 4es el td tan distante y ajeno co- mo loes por definicion el objeto de la investigacion experimental de Ja naturaleza? Hay que reconocer que el entendimiento es mas ort- ginario que el malentendido, de suerte que la comprension desem- oca siempre en el entendimiento restablecido, Esto confiere. a mi juicio, su plena legitimacion a la universalidad de la comprensién. Pero, ;por qué es el fendmeno de la comprensi6n un fenmeno lingiistico?, {por qué el «acuerdo taécito» al que llega tantas veces nuestra orientaci6n en el mundo ha de significar una lingt isticidad? La pregunta asf formulada lleva implicita la respuesta. Es el lenguz je el que construye y sustenta esta orientacién comin en el mundo. Hablar unos con otros no es primariamente discutir entre si. Me pa- rece significativo para las tensiones que se producen dentro de la mo- dernidad que ésta utilice tanto el verbo «discutir». Hablar unos con otros tampoco es primariamente hablar sin entenderse. El hablar unos con otros pone de manifiesto un aspecto comin de lo hablado. 4La verdadera realidad de la comunicacién humana consiste en que el didlogo no impone la opinién de uno contra la de otro, ni agrega la opinién de uno a la de otro a modo de suma. El didlogo transforma una y otra. Un didlogo logrado hace que ya no se pueda recaer en el disenso que lo puso en marcha. La coincidencia, que no es ya mi opi- nidn ni la tuya, sino una interpretacién comin del mundo, permite la: solidaridad moral y social. Lo que es justo y se considera tal, recla- ma de suyo la coincidencia que se alcanza en la comprensién rec mete is rezone, La opinién comin se va formando constante- mente cuando hablan unos con otros y desemboca en el silencio del Consenso y de lo evidente. Por eso me parece justificada la afirma- in de que todas las formas extraverb: i Q sié : ala comprensién que s s extraverbales de comprensién apuntan Siyo parto ie enel habla y en la conversacion- Sidn haya una referen a lea, eso no significa que en toda compren- Pre Sea posible ~tal cia potencial al lenguaje, de suerte que siem- es el orgullo de nuestra raz6n-, cuando surge roe Sobre la hermenéutica un disenso, alcanzar el acuerdo mediante la conversacién, IN siempre lo conseguiremos, pero nuestra vida soci al descansa enel presupuesto de que la conversaci6n, en su entido nds amplio, deshace el bloqueo producido por el aferramiento a las propias opiniones: De ahf que sea también un grave error afirmar que la universalidad de la comprensi6n, de la que yo parto y que intento hacer crefble, implica una actitud armonizadora 0 conservadora hacia nuestro mundo social."E] «comprender» las circunstancias y las estructuras de nuestro mundo, el comprendernos unos a otros en este mundo, presupone tanto la critica e impugnacién de Jo an- quilosado 0 lo enajenado como el reconocimiento o la defensa del orden establecido. Este aparece una vez mas en el modo de conversar y de Hegar a un entendimiento. Se puede observar en el paso de una generacién aotra. Cuando la historia universal camina con botas de siete leguas, como ha ocurrido quiz4 especialmente en el tiltimo siglo, el hombre es testigo de cémo nace un nuevo lenguaje. Lenguaje nuevo no sig: nifica aqui totalmente nuevo, pero si m4s que un mero cambio cx- presivo respecto del anterior. Con nuevos aspectos y nuevos objeti- vos se elabora y alumbra un hablar nuevo. El lenguaje nuevo dificulta el entendimiento, pero en el proceso comunicativo produ- ce también una superacién del obstdculo. Este es, al menos, el obje- tivo ideal de toda comunicacién. Este objetivo podré resultar inal- canzable en ciertas condiciones; entre ellas destaca la ruptura patolégica del consenso interhumano que se caracteriza por la neu- rosis, y cabe preguntar si en la vida social el proceso comunicativo no puede servir también para la disfuncién y el mantenimiento de una «falsa» conciencia. Esta es al menos la tesis de la critica a la ideologia: el enfrentamiento de intereses en situaciones sociales im- pide practicamente el hecho comunicativo, como en el caso de la en- fermedad psiquica. Pero asf como en este ultimo caso la terapia con- Siste en insertar de nuevo al enfermo en la comunidad consensual de la sociedad, el sentido de la crftica ala idcologya es justamente el de corer aig Mme de me on sree pueden enirienes aoe ee len de consenso perturbado un conocimiento explicito ‘del reo es icl trastorno, Pe fi ero tales casos vienen 4 confirmar la va anaes firmar la funcién constitutiva del consenso como tal. ‘Ny re Mie, Whig Wag rity Woy WW y ay ain Viel van a ction aN, bie iy xe jeti- evo valu bje- nal- turd ro tive re ma im- en one {le je ClO ado yen na Lenguaje y comprension (1970) 104 fs obvio ademas que el lenguaje se desarrolla siempre en eb an laponismiy entse Lo Convencional y ka ruptura revolucionarta, Hadas hemos tenide un primer adiestramiento lingitstico en el pertoda es: colar, Lo que en Ja escuela no estaba permitido, nuestra sana tanta pia Hngufstica lo encontraba correcto. Oro tanto ocurre con la cise: nanza de los caracteres graficos, que hace a menudo que el nine ulquiera el gusto por el dibujo. (En realidad, la escuela suele ser una institucidn de conformismo social. Una institucion mus, obviamen- te, No quiero que se me malentienda como si tratara de senalur con el dedo a un acusado concreto. Mi idea es que eso es ha sociedad, asf acta la sociedad, siempre en sentido normative y conformista, to no significa en modo alguno que toda educacidn social sea sic pre un proceso represivo ni que la formacién lingilistica seu un mes ro instrumento de esa represion. Porque el lenguaje vive, pese a todos los conformismos. Nacen nuevas situaciones y nuevos modos: enunciativos derivados de los cambios de nuestra vida y nuestra ex~ periencia. El antagonismo, que hace del lenguaje algo comin y ori- gina no obstante nuevos impulsos para la transformacién de ese cle- mento comdn, persiste siempre» Habra que preguntar si esta relacion entre el conformismo natu- ral de la sociedad y las fuerzas que lo deshacen y que derivan de un conocimiento critico no se ha modificado cualitativamente en una civilizacion técnica altamente industrializada. Siempre ha habido. cambios imperceptibles en el uso y la vida del lenguaje, un nacer y morir de palabras y expresiones de moda; y la observacién del cam- bio lingiiistico ha permitido conocer las épocas especialmente criti- cas en su proceso de decadencia, como mostré Tucidides en la fa- mosa descripcién de las secuelas de la peste en la ciudad sitiada de Atcnas4Pero en nuestras circunstancias actuales se trata tal vez de algo cualitativamente nuevo y heterogéneo, cosa que no ocurrié en- tonces, Me refiero a la regulacin lingiiistica dirigida, Parece una si tuacion creada por la civilizacién técnica. Lo que Hamamos regula- Cin lingiifstica no es ya la imposicién espontanea del maestro de escucla o de los érganos de la opini6n publica, sino un instrumento de politica, manejado deliberadamente. Utilizando un sistema de Comunicacién de control central, puede ejercer influencia creando fepulaciones lingiiisticas por una via técnica, por decirlo asi, Un SJemplo actual que volvemos a encontrar precisamente ahora, abo- ine — 1h ~ cados a. un movimiento Tingilistco que se transforma, es la designa. cin de la otra mitad de Alemania como Deutsc fe Demokratische Republik, DDR (Republica democritica alemana). Como se sabe, esta denominaci6n estuvo prohibida durante decenios por una regu- lacion linguistica oficial y nadie podrd olvidar que la denominacién Mittel Deutschland (Alemania central), recomendada para sustituir. Ja. tena un fuerte acento politico. Namos a prescindir aqui de todas Jas cuestiones de contenido para cefiirnos al hecho en si. La técnica de formacion de la opinién publica otorga hoy a la reglamentacién lingiifstica mediante control central una influencia que distorsiona extrafiamente el conformismo natural de la sociedad Uno de los problemas de nuestro presente es el de armonizar la politica de for- macion de la opinion publica mediante control central con las exi- gencias, planteadas por la razon, de orientar la vida de la sociedad partiendo del pensamiento libre y del juicio critico* Conviene tener presente para la solucién de este problema que justamente la caracteristica de la ciencia es la de permitir la inde- pendencia respecto a la formacién de la opinién publica y respecto a la politica, y educar la formacién del juicio desde el libre conoci- miento. En su 4mbito mas propio, esto puede considerarse realmen- te como la caracterfstica de la ciencia. Pero {significa ello que la ciencia tiene influencia publica por su propia fuerza? Por mucho que Ja ciencia se empefie en evitar todas las manipulaciones, la enorme estima publica de que goza lo impide. Esa estima limita constante- mente la libertad critica que tanto se admira en el investigador, invo- cando Ja autoridad de la ciencia cuando en realidad se trata de luchas politicas por el poder. iHay un lenguaje propio de la ciencia que sea preciso escuchar? La expresion es ambigua, evidentemente. Por una parte, la ciencia forja sus propios medios lingiisticos para la fijacién y el entendi- miento comuni ativo en el proceso de la investigacién, Por otra pat ese ee de la frase, la ciencia utiliza un lenguaje que Uligibilidad dela ciencia, Pes ence SUpeTaT la legendaria init” desurrollados dentro de la ae Wes cwemas Sone lenguaje propio? Cuando se Perea cientifica el cardcter de ‘ Ciencia, se hace referencia a esos sistemas fe cones a derivan del lenguaje cotidiano, El Rae ace ee i iejor ejemplo es la matematica ¥ m cui tar los len pre nos ne: per que car nic: vo, enc téry Uso mer que Lenguaje y comprensién (1979) wor su papel en las ciencias naturales. Lo que la matematica sea en si 2s un asunto privado suyo. Eso no lo saben ni siquiera los fisicos. Lo que ella conoce, Jo que sea su objeto, lo que sean sus cuestiones_ to do eso es algo singular. Uno de los grandes milagros de la razon bu mana es que la matematica se desarrolle por su cuenta. se consudere como razon y permanezca fiel a sf misma; pero, en tanto que len- guaje para hablar sobre el mundo, la matematica es uno mas Ge ios sistemas de simbolos de nuestra situacion lingiistica, y no un len- guaje propio. El fisico que, como se sabe, siempre se desconciert cuando, fuera de sus ecuaciones, quiere explicar a otros 0 expiic: se a si mismo los calculos que hizo, sufre la tensién propia de esza tarea de integracién. Los grandes fisicos se expresan a veces come los poetas. Todo lo que hacen los étomos, cémo capturan electrones y realizan otras operaciones honestas y astutas, todo eso parece en lenguaje de cuento de hadas con el que un fisico intenta hacer com- prensible para sf mismo y, hasta cierto punto, también para todos nosotros eso que él traduce exactamente en ecuaciones. Pero esto significa que la matematica con la que el fisico obue- ne y formula sus conocimientos no es un lenguaje propio, sino que pertenece al instrumental lingiiistico plural con el que expresa lo que quiere decir./Significa, en otros términos, que et habla cient: ca es siempre el enlace de un lenguaje técnico o de expresiones téc: nicas -terminologia especializada— con un lenguaje que en si es vi- vo, evolutivo y cambiante.|Esta tarea de integracién y mediacién encuentra en el fisico su culminacién més especifica porque él es. de todos los investigadores de la naturaleza, el que mds habia en términos matematicos. Justamente porque es el caso extremo de uso de un simbolismo ampliamente matematico resulta especial- mente aleccionador. Ese metaforismo poético pone de manifiesto que, para la fisica, la matematica no pasa de ser una parte del len- guaje, mas no una parte auténoma. El lenguaje es auténomo cuan- do nutre su realidad de una u otra visién del mundo segiin las di- Versas culturas, como ocurre en las lenguas desarrolladas. Ahora bien, la cuestion es saber cudl es la relacién entre el lenguaje o el Pensamiento cientifico y el lenguaje o el pensamiento extracienti- fico. jLa libertad y flexibilidad de nuestra habla cotidiana es una Mera aproximacién al lenguaje cientifico? Al que lo niega se le pue- de objetar que, si bien hoy parece que los lenguajes desarrollados 108 Sobre la hermenéutiia son imprescindibles, todos tendremos que aplicarnos un poco may y Ilegaremos a entender las ecuaciones de Ta fisica sin utilizar Pala. bras, y quiz4 seamos capaces de caleularnion a nosotros, Miismos y nuestros actos a base de ecuaciones; enlonces NO Necesitarenos otro lenguaje que el de la ciencia, De hecho, ef e4loulo de la l6gica moderna tiene por meta ese lenguaje artificial unfvoco, Pero es un tema debatidof Vico y Herder consideraron, en cambio, la poesia como cl lenguaje primigenio del género humano y Ja intelectuali- zaci6n de los idiomas modernos como un triste destino y no como la perfeccién del lenguaje hablado, Este es ef momento de formular esta pregunt: correcto afirmar que todo lenguaje busca, como su perfecci6n, una aproximacién gradual al lenguaje cientifico? } Para poder responderla voy a contraponer dos fenémenos, El primero es el enunciado y el otro la palabra. Analizaré primero am- bos conceptos. Cuando digo das Wort (la palabra), no me refiero al vocablo cuyo plural es die Wérte (palabras), que figuran en el dic cionario; tampoco me refiero a la Wort cuyo plural es die Worte (las expresiones) y que forman con otras el complejo de la oracién; me refiero a la Wort (palabra) que se le puede dirigir a uno, la palabra que dicta sentencia en un determinado y preciso contexto vital y que recibe su unidad de esa comunidad del contexto vital. Conviene re- cordar que detrés de este singular, «la palabra», est4 también el uso lingiifstico del nuevo testamento. Pues al margen de lo que signifi- que el empezar con «la Palabra», que hace meditar profundamente a Fausto a la hora de traducir el evangelio de Juan..., esa palabra vigo- rosa y activa no es para Gocthe una palabra magica, sino que apun- ta (sin alusién al hecho de la encarnacién) mds alld de lo unificador de la razén humana, a su «sed de existencia», Cuando yo contrapongo en este sentido «la palabra» al «enun- ciado» es para dejar en claro también el sentido del segundo. Nos re- ferimos al enunciado en combinaciones como «l6gica enunciativa» © «calculo enunciativo» dentro de la formalizaci6n mateméatica moderna de la ldgica, Este modo expresivo que nos es familiar ¢ remonta a una de las opciones mas decisivas de nuestra cultura 0¢- cidental, que es la construccién de la légica partiendo de la enun- ciaci6n. Aristételes, el fundador de esta parte de la légica, el gran analitico del proceso argumentativo del pensamiento légico, utiliz6 Para ello una formalizacién de los enunciados y de sus nexos COM 8, EI 0 am ero al | dic. te (las in; me alabra |y que ne Fe e] uso ignifi- rented a vigo” , apul Lenguaje v comprension (1970) 149 clusivos. Son bien conocidos los ejemplos silogisticos: todos los hombre, luego Dario es mortal. -Cual es la abstracci6n que aqui se opera jCudle hombres son mortales, Dario es ? Evidentemente, aquella en virtud de la cual s6lo cuenta aqui lo enunciado, Todas las otras formas de lenguaje y de habla no son objeto de undlisis; Gnicamen- te lo es el enunciado. La palabra griega es apophansis, logos apo- phantikés, es decir, el discurso, la proposicion, cuyo Unico senudo ¢s realizar el apophainesthai, la automanifestacién de Jo dicho. Es una proposicidn teérica, en el sentido de que abstrae de todo Jo que no dice expresamente. Sdlo aquello que ella misma manifiesta con su enunciacion constituye aqui el objeto de andlisis y el fundamen- to de la conclusiOn légica. Cabe preguntar ahora si se dan esas frases enunciativas puras, cuando y dénde*En cualquier caso, cl enunciado no es la Gnica for- ma discursiva que existe. Arist6teles habla de ello en el contexto de su teoria del enunciado, y esta claro el punto de referencia: por ejemplo, la siplica y la peticién, la maldicidn o el mandato! Hay que considerar también uno de los fenémenos intermedios mas enigma- ticos: la pregunta, que implica esencialmente estar tan proximo al enunciado como ninguno de estos otros fenédmenos lingiifsticos, y que no admite evidentemente ninguna Iégica en el sentido de la 16- gica enunciativa. Quizd se dé una légica de la pregunta. Esa légica podria implicar, entre otras cosas, que la respuesta a una pregunta suscita necesariamente nuevas preguntas. Quizd se dé también una I6gica de la peticién que implicara, por ejemplo, que la primera pe- ticién nunca sea la dltima. Pero gcabe llamar a eso «I6gica»?, 40 és- ta sélo concierne a la estructura de los enunciados puros?, ¢c6mo deslindar entonces lo que es un enunciado?, {se puede aislar un enunciado de su contexto motivacional? En la metodologia de la ciencia moderna no es frecuente tocar estos puntos. Porque lo esencial de la metodologia de la ciencia es que sus enunciados son una especie de tesoreria de verdades meto- dolégicamente garantizadas. Como cualquier casa del tesoro, la de a ciencia Posee un caudal para el suministro discrecional. La esen- comnts moderna consiste, efectivamente, en que enriquece cional, Los mee oud de Conocimientos para su empleo discre- Gon gue pre lemas de responsabilidad social y humana de la © pesan en nuestra conciencia desde Hiroshima se uo Sobre lu hermencutivw uidizan como consecuencia del proceso inetodoligicn de la cien. cia moderna, que no puede doniinar los fines a Jon que se aplicnn sing conocimientos como domina sus propiian telaciones logins. Bg fy abstraccién metodolégica de la clenein modern ta que te hi propor. cionado los éxitos, al permitir la aplicacion prichcn que Hamamoy técnica. Por eso, la técnica como aplicacion de la ciencta ho es a su vez controlable. Yo no soy un fatalisia ni un profeti de cilamidades por dudar de que la ciencia pueda autolimitanne, Lo que creo es que no seré la ciencia, sino nuestra capacidad humana y politica global la que pueda nlizar la aplicacion razonable de nuestro saber o, en todo caso, hacer que evitemos las catistroles exttemian, Bato equie vale a reconocer que el aislamiento de la verdad enuneiativa y de la logica basada en la frase enunciativa son perlectamente leyitimos en la ciencia moderna... pero hemos tenido que pagar el alto precio que esa ciencia no puede ahorrarnos: la imposibilidad de poner coto, me= diante la raz6n teérica y con los recursos de la ciencia, a la univer- salidad de las posibilidades de transformacidn que ésta nos depara, Es indudable que rigen aqu/ los enunciados «purose: pero eso signi« fica que en ellos se expresa un saber capaz de ser utilizado para to- dos los fines posibles, Yo me pregunto si este mismo ejemplo, en el que las frases enun- ciativas aisladas aparecen como fundamento de} poder de la técnica configuradora del mundo, no denwuestra en realidad que lox enuncia- dos nunca se presentan totalmente aislados. {No sera que también los enunciados estén siempre motivados? La ubstraccién y la concentra- cién en la posibilidad transformadora, que Hevé en el siglo XVI al gran esquema metodolégico de la ciencia moderna, supone una rup- tura con las concepciones religiosas del mundo medieval y la opeién por la modestia y Ja emancipacién. Tal es la base motivacional de un afin de saber que es a la vez capacidad productiva y que, por eso mis- mo, desprecia cualquier limitaci6n 0 control, Ein las grandes culturas orientales, en cambio, el saber se caracteriza por el control de su apli- cacién técnica por parte de las fuerzas aplutinantes de ta raz6n social. hasta quedar irrealizadas las posibilidades de la propia capacidad. Qué fuerzas, de las que nosotros carecemos, hacfan posible esa situa- cidn, es una pregunta para el investigador religiosa, para el historia dor cultural y, en definitiva, también para el filésofo, atin inexisten te, que esté realmente familiarizado con la lengua y la cultura china’. ci€ ci! pre re ex co de Jar él est cal fro sat me cia sig lay day ser me qu de qu qui int Pu 06; univers | depara, ) para to- ses enn a técnica -enunci Lenguaje y comprension (1970) we En cualquier caso, creo que el ejemplo extremo de ta cultura eientifica y Wenica moderna muestra que el aistamiento det enun- ciao, su independen de todo contexto moti vacional parece algo, problematica si se considera el conjunto de la ciencia. F recto afirmar que To gue entendemos por enunciado nunca esti exento de motivaciones. Hay fendmenos especialmente potivatentes, como el interrogatorio o ta declaracién de los testigos. Por razones dle jurisprudencia o de necesidad de biisqueda juridica se te formu- Jan al testigo ~al menos en ciertos casos— algunas preguntas, sin que &l sepa por qué se le formulan. El valor de la declaracidn del testige estriba (inicamente en que éste no puede hacerla como descargo 0 cargo del acusado, porque no conoce el contexto que debe aclararse. Ahora bien, el que ha sido alguna vez testigo o victima de un inte- rrogatorio sabrd lo terrible que es tener que contestar a preguntas sity saber por qué se formulan, La ficcién del enunciado «pure» sc co- rresponde en ese tipo de declaraciones de testigos con el no menos ficticio «atenerse estrictamente» a los hechos, y es justamente est limitacién ficticia a lo féctico lo que da su oportunidad a los aboga dos. El ejemplo extremo del tribunal nos ensefia, pues, que hably mos siempre motivados y que no hacemos una declaracidn o enun- ciado, sino que respondemos. Pero responder a una pregunta significa percibir el sentido de la pregunta y con él el trastondo que la motiv6, Se sabe que nada es tan dificil como tener que contest a preguntas «necias», esto es, preguntas que se formulan tan sesga- damente que no sugieren ningtin sentido preciso. Esto pone en evidencia que un enunciado nunca posce su pleno sentido en si mismo. En légica esto se conoce desde hace tiempo co- mo el problema de la ocasionalidad. Las expresiones socasionaless que aparecen en todos los lenguajes se caracterizan por carecet por sf mismas de pleno sentido, como las otras expresiones. No se puc- ee comprender lo que significa «aqui» por lo dicho 0 escrito, sino eee donde es dicho o escrito, «Aqui requicte. pa ein Fare peer cnerecien Por la ocasidn, la occasio on interés especial cn io. Las expresiones de este tipo oftecian ut ° para el anal ~ pues, co- isis I6gico-fenomenoldgico, porque se Puede co stne eionif; _ ie alae que estos significados incluyen la situacidn y la lis coon U propio contenido semantico. El problema especial de sio sionales ones «Ocasionales» parece necesitar de Una ampliacion en r i ( | ue Sobre la hermencution muchos aspectos, Ast lo hizo Thins Lipps en sus Untersuchungen sur hermencutischen Logik (slavestigaciones de logica hermenéutican)!, y algo similar ocurre en la analitiga inglesa moderna; por ejemplo, en los «austinianos» o seguidores de Austin hay una problematica importante a la que este dio expresion; «how to do things with words» (como hacer cosas con palabras) 2, Son ejemplos de formas de Lenguaje que involucran por si mismas la accién y que difieren con especial nitidez del concepto puro de enunciado, Contrapongamos a este concepto de enunciado aislado, con sus limites difusos, la «palabra», pero no como unidad minima del len- guaje. La palabra que alguien dice o a alguien se le dice no es ese elemento gramatical de un anilisis lingiiistico, cuyo cardcter secun- dario frente a la melodia de la frase se puede mostrar en fendmenos coneretos de aprendizaje de idiomas. La palabra que cabe considerar realmente como una unidad minima de sentido no es Ia palabra en la que se produce la articulacién de un discurso como ultimo compo- nente. Pero esta palabra tampoco es el nombre, y hablar no es nom- brar, concretamente porque el nombre y el nombrar, como hace ver el relato del Genesis, encierran la falsa implicacién de la imposicién de nombres, Nuestra relacion lingiiistica fundamental no consiste en poscer la libertad de imponer nombres: la primera palabra no exis- te. El hablar de una primera palabra es contradictorio. El sentido de cada palabra presupone siempre un sistema de palabras. Tampoco puedo decir que «introduzco una palabra». Hay muchas personas que lo dicen, pero exageran enormemente. No son ellas las que in- troducen la palabra. En el mejor de los casos, proponen una expre- sin o acufian un término que definen. Pero no depende de ellas que ese término sea una palabra. La palabra se introduce a sf misma. S6- lo se convierte en palabra cuando ha pasado al uso comunicativo, Esto no ocurre en virtud del acto introductor de alguien que la ha propuesto, sino que se produce cuando y porque la palabra «se ha introducido». La expresién «uso lingiifstico» evoca representaciones que estan al margen de nuestra experiencia lingiifstica del mundo. La expresin sugiere que tenemos guardadas las palabras en el bol- sillo y echamos mano de ellas cuando las necesitamos, como si ¢l Uso lingtifstico estuviera al arbitrio del que utiliza el lenguaje. El 1. Tibingen 1938, ahora en Werke II, Frankfurt 1976, 2. J..L. Austin, Cémo hacer cosas con palabras, Barcelona 1990. ay

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