Camine hasta la entrada de la feria ya cansada, de hacer la misma rutina los
mismos días de la semana, voy hasta donde estaba el casero donde siempre compraba frutas y verduras, pero como nunca lo había hecho ¡subió los precios de las frutillas y manzanas! Algo indignada me aleje de su puesto con la misión de buscar otro puesto con los precios por lo menos un poco más decente pero no encontré nada. Me devolví al lugar de mi casero y compre, me conto que su hijo quería entrar a la universidad.