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Manuel Alejandro Mendoza Valencia

La red como barrera y puente

Articulo de respuesta 1

El siguiente artículo de respuesta se articula en torno al prólogo del texto de Manuel

Castells “La sociedad red” (2000). En este capítulo Castells nos da la introducción a la

hipótesis que desarrolla a lo largo del texto, la cual nos enuncia que “todas las tendencias de

cambio que constituyen nuestro nuevo y confuso mundo están emparentadas y que podemos

hallar sentido a su interrelación”. (Castells, 2000: 29). A partir de esta hipótesis Castells

estructura a la sociedad como una red conformada por nodos, en la que los diferentes agentes,

ya sean económicos, políticos, sociales, etc, se relacionan e intercambian información. Dentro

de las diferentes redes se crean agentes que tienen mucha importancia y poseen una gran

cantidad de conexión, esto debido a los intereses que buscan alcanzar y las similitudes con

otros nodos. Así mismo se crean nodos que carecen de relevancia en el sistema debido a sus

singularidades, ya que son nodos con características muy concretas y poco comunes y cuyos

intereses no son compartidos en gran medida por otros nodos, no obstante cuando la red se

extiende a nivel global y no solo local, con la ayuda de internet, estos nodos tienen la

oportunidad de conectarse con otros, que aunque distantes, comparten intereses y

características. Visto de este modo podemos decir que la red puede tener un carácter de

barrera y puente a partir de la escala de la red, ya que se pueden excluir nodos muy singulares

de las grandes conexiones pero a su vez extender la red les permite conectarse con otros

similares a ellos. Es esta idea la que se analizará a lo largo de este artículo de respuesta.
A partir de los diferentes cambios acontecidos en la morfología social resultados de

las transformaciones económicas y tecnológicas “se deduce una re definición fundamental de

las relaciones entre mujeres, hombres y niños y, de este modo, de la familia, la sexualidad y

la personalidad.” (Castells, 2000: 27). Podemos notar pues que se dan cambios que van desde

la estructura social hasta aspectos personales que re definen la personalidad de los individuos,

creando personalidades más localizadas y que se extienden más allá de los estatutos sociales,

esto hace que las personas organicen su significado, como nos dice Castells, en torno a lo que

son o creen ser y no a lo que se hace. (Castells, 2000: 28). Es a partir de las identidades que

las personas se agrupan, ya sean a partir de identidades religiosas, territoriales, étnicas, etc.

Esta conexión entre personas con intereses afines se da, en una primera estancia, en el plano

de lo local, como es el caso de las identidades religiosas alrededor de las cuales se crean

comunidades que se reúnen para llevar a cabo los cultos de su religión, así mismo tenemos

como ejemplo los clubes deportivos que se agrupan para practicar el deporte que les es afín.

En estos dos ejemplo nos encontramos con comunidades que generalmente tiene una

conglomeración de personas grande ya que son intereses que son afines para un gran número

de gente, no obstante también podemos encontrarnos con identidades cuya singularidad de

interés las lleva al borde de la irrelevancia dentro de la lógica de los sistemas debido a la

escasa cantidad de personas que comparten dichos intereses. Como un ejemplo de esto

podemos pensar en las personas que encuentran interés en las formaciones de espirales en las

caracolas de mar, en una comunidad local será muy limitado el número de personas que

tengan entre sus intereses estas formaciones llevando a la comunidad interesada en este tema

a ser incluso un agente aislado. Estos ejemplos son vistos desde una escala local donde la

red, aunque compleja, es pequeña comparada con una red a escala global como la que internet

posibilita, dentro de una red tan grande existen nodos cuya importancia es monumental
debido a que tienen una enorme cantidad de conexiones por lo común de sus intereses y si

bien, pudiésemos pensar que un nodo tan pequeño y singular como el de los interesados por

las formaciones de espirales en las caracolas de mar se encontraría aún más aislado dentro de

la vorágine de conexiones de la red planetaria, es este aumento exponencial en el tamaño de

la red lo que le permite conectarse con otros nodos, que aunque distantes, comparten esos

intereses tan singulares con la posibilidad de generar así una comunidad virtual donde

conglomerarse.

De este modo podemos entender a la red como un espacio que a partir de su tamaño

permite o disminuye la posibilidad de que nodos con intereses singulares se relacionen dentro

de ella ya que “las redes globales de intercambios instrumentales conectan o desconectan de

forma selectiva individuos, grupos, regiones o incluso países según su importancia para

cumplir las metas procesadas en la red, en una corriente incesante de decisiones estratégicas”

(Castells, 2000: 28). Pero a su vez estas redes globales permiten que estos pequeños agentes

singulares interaccionen entre si, en el espacio de la red. No obstante esta posibilidad solo la

tienen los nodos que se pueden conectar a una red de tamaño planetaria como la que es

internet por lo tanto agentes o nodos singulares que no tenga acceso a esta red se ven

delegados a la posibilidad de volverse irrelevantes ante el sistema.

Bibliografia

Castells, M. (2000). ​La era de la información: economía, sociedad y cultura. La sociedad

red.​ España: Editorial Alianza.

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