Russian Endings /american End1Ngs

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la falsificación de una letra de cambio.

De Londres es trasladada
a la prisión de Paramatta, en Australia. Su amado, a quien ella
salvó de la cárcel, ha sido ascendido a mayor y transferido tam-
bién a Australia. No tiene tiempo para una visita en la cárcel. Está
enredado en affaires con ricas herederas. Se ocupa de su ascenso
social. Miss Vane, que al comienzo de la película estaba en la cum-
bre del éxito gracias a su chanson
" M e llaman Miss Vane
La famosa, célebre
¡Yes, Sir!"
ve pasar las estaciones del año desde su celda en prisión. Sólo a
través de la enrejada mirilla de la celda alcanza a ver ese cambio
del tiempo. D e b e ponerse de pie sobre el camastro para tener los
ojos a la altura de la ventanita. No es que vea las estaciones en sí,
sino el cambio de las señales que las connotan (en un time-lapse).
Gloria solicita el perdón pero su pedido es rechazado. Las cartas
al amado le son devueltas.

"¡Tristeza, tristeza
cuando uno mira!
Y si uno no mira,
¡tristeza, tristeza!"

RUSSIAN ENDINGS /AMERICAN END1NGS

E n 1 9 2 1 , durante la NEP,4 el empresario Vladislav L e s c h e n k o ,


hermano del famoso rey del tango, alquiló en el Scheunenviertel 5
del oeste de Berlín varios departamentos de pequeñas dimensiones y
sus respectivos sótanos. Hizo derribar los muros contra incendio para

4. NEP: abreviatura de Novaya Ekonomicheskaya Politika, N u e v a E c o n o m í a Política,


el programa e c o n ó m i c o introducido por Lenin en 1 9 2 1 .
5. A n t i g u o barrio j u d í o situado al norte de las viejas murallas de la ciudad. [ N . del T.]
que las casas pudieran transformarse en un único atelier de cine. En
esa SALA DE C O R T E Y C O N F E C C I Ó N se especializó en retocar películas
rusas para su exportación a los Estados Unidos, y cintas norteameri-
canas para su evaluación en la Gran Rusia. No pagaba impuestos.
Numerosas futuras estrellas de la UFA6 aprendieron su oficio
en esa esclusa dramatúrgica. Dentro de la historia del cine un mon-
taje de Leschenko tiene el valor de una rareza. Sus películas no se
consideran armoniosas, pero tampoco alternan de la forma ma-
nierista de Eisenstein entre secuencias largas y breves. Son consis-
tentes y aprovechables.
Películas rusas: esto no se limitaba a las pocas obras de la
ÉPOCA R E V O L U C I O N A R I A sino que abarcaba la herencia de melo-
dramas, tragedias e historias de amor anteriores a 1917. Todas
tenían, siguiendo la moda, un final melancólico, desdichado.
Para ser exportadas a los Estados Unidos necesitaban un happy-
end que lógicamente debía desprenderse de la acción principal.
En Rusia, a su vez, gustaban las películas norteamericanas,
a u n q u e no sus muchas veces superficiales happy-ends. Ningún
censor les cerró el mercado, pero habría sido imposible imponer
películas contra la tendencia del público a lo largo y ancho de se-
mejante país. 7 Si en un melodrama ruso los hermanos y herma-
nas terminan yaciendo muertos a golpes, en el final norteameri-
cano debe aparecer un salvador que en el último minuto ponga
en fuga a los criminales. El salvador, los hermanos y las herma-
nas se abrazan. Si en el final norteamericano se asoma la alegría,
para la distribución en Rusia hay que añadir una parte que ponga
después del final feliz el cierre cruel que haga correr las lágrimas.

6. Universum Film AG. El más importante estudio cinematográfico de Alemania


durante la República de Weimar y el Tercer Reich, con el cual colaboró produ-
ciendo films de propaganda. [N. del T.]
7. La conducción soviética consideraba al cine un medio intrínsecamente eman-
cipador, un medio de masas. Sobre esto Walter Benjamin, "La obra de arte en la
época de su reproductibilidad técnica".
—En las películas mudas muchas cosas se pueden arreglar con in-
tertítulos, ¿no es cierto?
-Sí.
—¿Pero usted debía rodar de nuevo las escenas finales? Digo, ya no
disponía de los actores originales. Entretanto también la técnica
de filmación y la iluminación de moda habían cambiado.
—Eran películas de dos décadas.
—Prácticamente en ningún caso tuvo usted a su disposición al
mismo actor.
—No en Berlín. Y aunque hubiera sido así, los actores no habrían
tenido la misma edad.
—¿Se los podría haber transformado con el maquillaje?
—Con la iluminación se puede hacer mucho.
—¿Pero de hecho qué hizo?
—Fotografiar por la espalda a personas parecidas a los actores. Poner
en primer plano una persona alta. Los otros, los que interpretan
el final triste, sólo se ven en segundo plano. Son películas en blan-
co y negro. Alcanza con que algunos detalles, c o m o el color de
pelo, coincidan vagamente.
—¿No es una lástima, en lo que hace a la congoja, que no se vean
primeros planos?
- E n gran primer plano, por ejemplo cuando se ve sólo la parte de
los ojos, es fácil que vuelva a surgir un parecido entre las perso-
nas. Lo hicimos así. Tampoco debe olvidar el acompañamiento
musical que siempre está presente en las películas mudas.
—Desde el punto de vista artístico, ¿sería un taller de falsificación?
—Un negocio de importación y exportación.
- Q u e los finales norteamericanos y los finales rusos hayan gusta-
do tanto en cada público indicaría cierta superficialidad en la mi-
rada de los espectadores de cine. ¿Es correcto?
—El espectador perdona. Acompaña. Completa.
—Walter Benjamin dice que el espectador proletario "testea" las
imágenes "con la pericia de un experto".
—No es algo que hayamos notado en nuestra práctica.
Al momento de esta entrevista, marzo de 1 9 4 1 , Leschenko,
que tenía pasaporte finlandés, poseía un taller en Hamburgo y
desde allí proveía a Suecia de películas kitsch italianas y ruma-
nas retocadas. Los contactos comerciales con Rusia se habían
interrumpido en 1 9 3 7 . Para el público sueco era necesario aña-
dir, c o m o refuerzo en el primer tercio de la película, escenas
pornográficas de valor artístico.
Señor Leschenko, ¿a qué atribuye que, siempre dando por sen-
tado que la película se acomoda al gusto del espectador, éste se
encuentre mucho más predispuesto a imaginarse algo en la oscu-
ridad del cine que en la vida real?
-Lo único que sé es que funciona, por qué no sé.
-¿En Rusia como en Suecia?
-También en los Estados Unidos.
-¿ También en Shangai?
Supongo que también allí funciona, pero el gusto no es el mismo.

Leshchenko no consideraba las adaptaciones de las películas ni


una falsificación ni un engaño. Hablaba de una INERVACIÓN, como
si el espectador mismo fuera celuloide listo para ser expuesto a la
luz. Rechazaba categóricamente las películas de propaganda que
apelaban a la conciencia despierta. No estaba dispuesto a adaptar
ni a exportar siquiera una sola de esas películas.

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