> lqnto101 Fernando Savater
Lait de Prigero
Diccionario del ciudadano
sin miedo a sabersalustracion significa el abandono por
parte dl hombre de wna minora de edad
fyo responsable es dl mismo, Esta mino-
‘de edad significa la incapacidad para
fervise de su entendimiento sin verse
fuado por algin oto. Uno mismo es l
Culpable de dichaminova de edad cuando
ss eausa no reside en la falta de entend-
fie, sno en a flea de resolucién y
‘lor pra serviae del suyo propo sin a
i de pn on Seer uel Ten vot
pars sevirte de tu propio entendimiento!
{alesellema delallsstraién»
IhQWANUEL KANTtuna de las voces de este diccionario pretende ofte-
cer un punto de partida razonable yrazonadamen:
te claro para el necesario debate piural de a ciuda-
ania que compartimes.
Crupapanta,
La ciudadanfa democritica es la forma de
corganizacin social de los iguaes, frente alas anti-
suas sociedades tribales formadas por idéntcos y
las sociedades jerdquicas que imponen desigual-
dades «naturales» entre los miembros dela com
‘nidad. Los iguales lo son en derechosy deberes, no
en raza, sexo, cultura, capacidades fisicas o inte-
lectuales ni creencias religiosas: es decir, igual
titularidad de garantias politicas y asistencia
social asf como igual obligacin de acatar lasleyes
‘que la sociedad por medio de sus representantes se
Jha dado a sf misma. En una palabra, el ciudadano
eselsujeto dela libertad politica y dela responsa-
bilidad que implica su ejercicio, En la cindadanta,
son los cfudadanos quienes sustentan el sentidopolitico dela comunidad y no al revés, Por expre-
sarlo con las palabras de Paul Barry Clarke: «Ser un
ciudadano pleno significa participar tanto en la
direccién de la propia vida como en la definicién
de algunos de sus parsmetros generals; significa
tener conciencia de que se actia en y para un
‘mundo compartido con otros y de que nuestras
respectivasidentidades individuales se rlacionan,
-yse crean mutuamenten,
1a ciudadanta exige un espacio piblico de
ppreocupaciones y debate. Cuando los caberas de
familia en la antigua Grecia, dando de lado
‘momenténeamente sus asuntos privados y sus
negocios, se reunieron para hablar de igual igual
de cosas que les interetaban a todos por igual.
‘entonces comenzaron a convertiree en ciudads-
znos. Lo que cuenta en la ciudadanfaeslo que tene-
‘mos en comtin con los demés, no lo que nos dis-
tingue de ellos. Ahora est4 de moda insstir en que
lariqueza delos hombres estriba en su diversidad.
Falso: a riqueza de los humanos es nuestra seme-
janza, la cual nos permite comprender nuestras
necesidades, colaborar unos con otros y ear ins-
‘ituciones que vayan més all dela individualidad
+ peculiatidades de cada cual. La diversidad es mn
hecho, pero la igualdad es una conquista socal,
tun derecho: es deci, algo mucho més importante
desde el punto de vista humano. El Estado de Dere-
cho que permite el juego democrético reconoce el
plualismo de opciones, pero se funda en a univer
salad delo humana. No se progresa creando dife-
rencias sino igualando derechos: sufragio univer-
sal (para pobres y para ricos, para hombres y para
mujeres), educacién para todos, sanidad para
todes, pensiones de ubilacién pare todos, etc..No
dejade ser inquietante que en paises como Espaila
cada vez que se menciona la «diversidad» suene a
rogresista (aunque muchas diversidades sean del
tode reaecionarias) mientras que invocar la «ani-
dad», sin a cual no puede haber Estado de Derecho
ni por tanto ciudadania, parezea fascista o algo
parccido, Sin duda hay un derecho ala diferencia,
ccompartido por todos: pero eso no equivaleareco-
nocer una diferencia de derechos.
En la historia se han dado dos modelos de
ciudadanfa, hablando grosso modo: el griego y el
romano 0 si se prefiere el activo y el pasivo. La
ciudadanfa griega implicaba y exigia la actividad
politica, lacolaboracién en la toma de decisiones.
(Quisn no pasticipaba en politica era considerado
tun wiiota», es deci, alouien reducido simple-
‘mente a su particularidad y por tanto incapaz decomprender su condicién necesariamente social
y vivisla como una forma de libertad. E1 modelo
romano de ciudadanfa reconocfa derechos a quie-
nes la ostentabam (por ejemplo san Pablo, como
ciudadano romano, reclamé ser decapitado en
lugar de crucificado humillantemente como ua
Judo cualquiera), pero no el de participar en el
‘gobierno, que estaba restringido alos patricios, 0
sea, alas clases altas, Los romanos dea pie tenfan
derecho a ciertas garantfas juridicas, también a
‘pany citco..., pero no a participar en politica, En
1a actualidad, la mayorfa de los gobiemos prefie-
rem ciudadanos «a la romana» que «a la griegan.
Es decir, se alienta a reclamar beneficios y protec-
ciones por parte del Estado (también espectéculo,
diversién...), pero se desalienta la intervencién en
politica. El ciudadano favorito de las autoridades
selidiota, o sea, quien anuncia con fatuidad «yo
‘no me meto en politica», ;Coms si eso fuera posi-
ble, como si uno pudiera vivir en una sociedad
politica desentendido de esa actividad, como si
renunciara la politica no fuese también una act
tud politica y por cierto de las peores, porque
cede a otros sin saberlo la capacidad de tomar
decisiones sobre lo que antes o después va a afec-
tarnos!
2
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