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La Literatura y El Arte Modernistas El Erotismo Mortificante en M Xico
La Literatura y El Arte Modernistas El Erotismo Mortificante en M Xico
To cite this article: Alba H. González Reyes (2014) La literatura y el arte modernistas: el erotismo
mortificante en México, Journal of Iberian and Latin American Research, 20:2, 267-277, DOI:
10.1080/13260219.2014.939253
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At the end of the nineteenth century, the naked body was the aesthetic representation of
a moribund era. Pleasure took on special meaning as modernity forced the artist to enter
the commercial and industrial world. The modernists portray the most disturbing
aspects of modern life: sex-temptation and death are intertwined; Eros and Thanatos
become sides of the same coin. Bernardo Couto Castillo (poet) and Julio Ruelas
(painter), two Mexican modernist artists, use allegory and irony to express their
revulsion for a dictatorial regime in decline. From literature and the arts, Mexican
modernismo symbolizes the decline of the era by utilising feminine sensuality as the
aesthetic representation of uncertainty and the negative transformation of existence: the
gloomy, the hideous, the demonic, disease, transgression, death.
Keywords: Modernism; Eroticism; Mexico; poetry; art; visual culture; gender
A fin de siglo XIX el cuerpo desnudo fue la representación estética de la belle époque
moribunda. El placer adquirió un significado especial a medida que la modernidad
forzaba al artista a ingresar al mundo mercantil e industrial. Los modernistas modelan
los aspectos más inquietantes de la vida moderna: sexo-tentación y muerte se
entrelazan; Eros y Tánatos serı́an las partes de una misma moneda. Bernardo Couto
Castillo (poeta) y Julio Ruelas (pintor), dos creadores modernistas mexicanos que
utilizan la alegorı́a y la ironı́a para expresar su malestar por un régimen dictatorial en
decadencia. Desde la literatura y las artes, el modernismo mexicano simboliza ese
declive a través de la sensualidad femenina como la representación estética de la
incertidumbre y la transformación de la existencia desde el lado negativo: lo tenebroso,
lo horrendo, lo demonı́aco, la enfermedad, la transgresión, la muerte.
Palabras clave: modernismo; erotismo; México; poesı́a; arte; cultura visual; género
La Belle Époque es, como se sabe, el perı́odo que comprende la última etapa del siglo XIX
y los primero años del XX con el ambiente cosmopolita y de grandeza que Francia, como
capital de Europa, tuvo en esa época. También se le conoce bajo el nombre ‘el cambio de
siglo’ o de ‘fin de siglo’, frase adoptada para decir de las expresiones de la red de sucesos
que se estaban sucediendo en la vida cultural de varias partes del mundo. Hacia 1890 la
vida cultural de México tuvo su Bella Época como efecto del desarrollo de la industria
pesada. La inversión económica que Francia, Inglaterra y Alemania tuvieron hacia la
segunda mitad del siglo XIX estaba vinculada a la industrialización ferroviaria, textil y
minera que era el trasfondo económico de los cambios culturales.1 Los beneficios del
capitalismo industrial propiciaron el enriquecimiento rápido de un sector de la población
que participaba en el concierto de modernización y de desarrollo económico-cultural.
Las formas de producción se materializaron, por ejemplo, en empresas que abrieron
importantes vı́as comerciales que conectaron a México con los mercados del Atlántico y
*Email: estenoposlit@gmail.com
excitada muchas veces por la bohemia y los paraı́sos artificiales – ajenjo, éter y opio-.
El sentido religioso à rebours13 o a contracorriente de los modernistas mexicanos estuvo en
sintonı́a con creadores modernos del mundo al menos de dos maneras: la afinidad con la
fantası́a y los paraı́sos artificiales, simulando la frialdad monástica con materiales
suntuosos; asimismo la idea de la belleza se altera, la naturaleza de lo refinado que les
parecı́a tedioso se redescubre en los sueños crueles y dulcemente enfermos.
Se admira a la mujer bajo el perfil del mal triunfante y se le desea por pecadora.
También se ama en la mujer la naturaleza convertida en flor tal como Oscar Wilde la
representa en su Retrato de Dorian Gray (1891) o Emile Zolá en La caı́da del abate
Mouret (1875) o Narciso de Paul Valéry (1890); mujer que altera su naturaleza y se
convierte en joya elogiada por Baudelaire en Spleen e ideal (1866) o Al revés de Joris-Karl
Huysmans (1884).
Bernardo Couto Castillo reconoció y vivió la bohemia tanto como las influencias
estéticas del modernismo por su juventud, el bajo mundo, el estilo de vida errante y
despreocupada de las normas sociales y tornó su vida hacia el arte con las consecuencias
que ello envolvı́a. Apenas un adolescente de diecisiete años escribió en 1897 su único libro
de cuentos titulado Asfódelos, obra reconocida dentro del modernismo mexicano.
Nieto de José Bernardo Couto Pérez, destacado jurista, senador, miembro de la
Academia de la Lengua, director de la Academia de San Carlos y autor del célebre Diálogo
sobre la historia de la pintura en México, [Couto Castillo estudió en el Colegio Francés y
como buen descendiente de familia acomodada decidió abandonar sus estudios formales a
los catorce años. Para 1893 ya habı́a publicado su primer cuento en el periódico El Partido
Liberal. Como cuentista, traductor y articulista El Nacional, El Mundo y La Revista Azul
recibieron con interés sus cuentos. Su inquietud lo llevó a Europa que recorre entre 1894 y
1896; ahı́ conoció a Edmond Goncourt.
Hacia 1897, Ciro B. Ceballos escribe sobre Couto Castillo: ‘Era un pequeño
prostituido [ . . . ] Un vástago adoptivo de Alfonso de Sade hartado aun por los calostros de
alguna rabelesiana nodriza [ . . . ] Aunque su estilo es lamentablemente desaliñado ha
llegado a poseer como ninguno las elegancias naturales que tanto han singularizado de los
de otros paı́ses a los escritores y poetas de Francia’.14 Otro modernista, Rubén M. Campos,
escribió sobre Asfódelos de Couto Castillo:
[ . . . ] es un libro malsano Asfódelos y también un libro consolador [ . . . ] Yo, que medito
solitario y hastiado que es fatal, hallo este libro bienhechor. Para otros temperamentos no lo
será, ya lo he dicho. Pero para mı́, esta haz de Asfódelos envenenados, me embriaga con el
sopor de la muerte. Me produce una somnolencia exquisita, me entristece con la pensativa
tristeza de las cosas sin alma que esplenden al sol, a mı́, panteı́sta, a mı́, apasionado amador de
los nacarados cuerpos desnudos de mujeres en flor, y me adormece cantándome la balada de la
muerte, porque después de haber apurado todos los placeres no queda más que soñar en la
contemplación de las cosas bellas . . . ¡Y morir!15
Representante del temperamento bohemio, Couto Castillo plasmó en sus cuentos las
grandes disyuntivas en cuestión de luz o sombra de vida o muerte; apasionado y atraı́do
por lo mı́stico, lo exaltado y tenebroso, su atracción a los relatos del pánico a la soledad y a
la muerte le proporcionaba un gusto de seductores éxtasis. Su única ansiedad fue ‘¡la de
apurar todos los placeres para destrozar la copa vacı́a porque sabe que no hay nada en las
heces! Y habrı́a de soñar los espectros de la noche y de la muerte, su alegrı́a será la de la
danza macabra [ . . . ] su anhelo infinito dormir en un sueño que no tenga despertar’.16
Producto de una burguesı́a que negaba y escritor maldito Bernardo Couto Castillo
buscó en la plástica y la locura, la obsesión por la angustia, la desdicha, el hastı́o y la
muerte. En su cuento ‘Una obsesión’,17 el personaje femenino es un ángel del hogar:
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Conclusión
Al interior del Modernismo la corporalidad constituye un medio para interpretar la forma
en que se concibió el cuerpo desnudo femenino y ası́ la sensibilidad y/o la sensualidad
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desde una tradición y un horizonte cultural especı́fico, a saber, el México finisecular del
Porfiriato. En el panorama modernista, Bernardo Couto Castillo y Julio Ruelas
cohabitaron en los bordes entre la escasez y la esperanza, el arte y la ilusión, el amor y el
remordimiento, el trabajo, la alegrı́a, el coraje, la difamación, la necesidad, la enfermedad
y la muerte. Tanto la literatura como el arte modernistas son altamente visuales, donde las
imágenes tanto narrativas como pictóricas son fundamentales para la representación de un
mundo que iba feneciendo. Expresaban el debilitamiento de las normas sexuales
tradicionales, tanto como las resistencias y las debilidades sobre el sexo, señalándolos bajo
la marca de la concupiscencia y el pecado. La alegorı́a en el arte modernista en México
serı́a una forma de expresar las inconformidades de una autoridad decadente a la vez que
una expresión autóctona de una naciente modernidad periférica. El cuerpo femenino
erótico se vuelve el leitmotiv para desafiar los patrones moralistas establecidos hasta
entonces por la sociedad porfiriana.
Los ı́conos del modernismo español fueron la belleza y la naturaleza y las mujeres se
representaban como diosas, unas veces envueltas en sus trajes de época, otras desnudas
ensalzando su figura. La naturaleza eclosiona en elementos forales o jardines frondosos,
temas que sin duda reflejan algo vivo, puro, erótico y lleno de esplendor.32 En el caso del
modernismo en México, en la pintura con Julio Ruelas y en la narrativa con Bernardo
Couto Castillo, se entrelazan los opuestos: la belleza y el horror, la naturaleza viva con el
toque de la muerte, lo sensual con lo tenebroso, la inocencia con lo demoniaco y la
sumisión con la transgresión. La imagen femenina erótica serı́a una transgresión a la moral
católica. El surgimiento de esa representación estética fue también un móvil provocador
ante las censuras impuestas por un puritanismo dominador con las sujeciones,
sufrimientos, secretos y silencios en torno al sexo enlazado al placer.
La sensualidad femenina fue también una representación estética de la incertidumbre y
la transformación existencial con una marca negativa y contradictoria para los artistas
modernistas mexicanos. La tendencia hacia una universalidad que los entusiasmaba para
incorporarse a niveles de valores y modelos estilı́sticos europeos, naufragaba en un
ambiente que les ofrecı́a pocas posibilidades para ganarse la vida de su arte. A lo largo de
las tres últimas décadas del siglo XIX la modernización e industrialización en el México
porfiriano hicieron que el arte dejara de ser privilegio de aristócratas y grandes burgueses
para volverse accesible a las demás clases de la sociedad.33 Sin embargo, las
oportunidades de crecimiento como artistas con óptimo desarrollo artı́stico se iban
quedando en pequeños trabajos en periódicos y revistas. La bella época iba cediendo paso
a una modernización cuya transformación social se cubrı́a de desconfianza y
presentimientos de muerte.
Notas
1. Luis González, ‘La sociedad mexicana de 1910’, Crisis del Porfirismo. Ası́ fue la Revolución
Mexicana, Tomo 1, México, CONAFE, 1985, p. 40
2. Isabel Fernández Tejeda, Recuerdo de México. La tarjeta postal mexicana. 1882– 1930,
México, BNOSPSNC, 1994, p. 21.
3. Alba H. González Reyes, Concupiscencias de los ojos, Xalapa, Veracruz, Mexico,
Universidad Veracruzana, 2009, p. 104.
4. Carlota Solé, ‘La exigencia de una definición’, Modernidad y modernización, Barcelona,
Editorial Labor, 1998, p. 18.
5. Adriana Zapett Tapia, Saturnino, Colección Cı́rculo de Arte, México, CONACULTA, 1998, p. 20.
6. Jeffrey Weeks, El malestar en la sexualidad, Madrid, Talasa Ediciones, 1993, p. 129.
7. Marshall Berman, Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad,
México, Siglo XXI Editories, 14a. edición, 2003, 27.
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8. Sobre la relación entre placer y horror en el arte modernista, consúlteses Bram Dijkstra, Ídolos
de perversidad, Estados Unidos, Debater Cı́rculo de Lectores Universidad de California 1994.
9. José Emilio, Pacheco, Antologı́a del Modernismo, 1999, p. XLII.
10. Teresa del Conde, ‘El genial ilustrador de la Revista Moderna’, El viajero lúgubre Julio
Ruelas Modernista, 1870– 1907, México, Museo Nacional de Arte, 2007, p. 75.
11. José Juan Tablada, “Misa Negra” en Los mejores poemas, México, 2da. edición, UNAM,
1993, p. 22.
12. Octavio Paz ‘El lucero del Alba’, La llama doble. Amor y erotismo. México, Seix Barral,
Biblioteca Breve, 1999, pp. 139.
13. Umberto Eco, ‘La religión de la belleza’, Historia de la Belleza, Barcelona, Random House
Mondadori, 2010, p. 341.
14. Ciro Ceballos, ‘Bernardo’, México, Revista Moderna. Arte y Ciencia, Vol I, Núm. 1, 1897, p. 14.
15. Ceballos, ‘Bernardo’, p. 15.
16. Campos, Rubén M. ‘Asfódelos’, México, Revista Moderna. Arte y Ciencia, Vol I, Núm. 1,
1897, p.22.
17. Este cuento fue escrito por Bernardo Couto Castillo en el Mundo, Semanario Ilustrado en 1896.
18. Bernardo Couto Castillo, Asfódelos y otros cuentos, Selección y estudio de Marı́a Cervantes,
edición y notas Marı́a Guadalupe Correa y Tadeo Pablo Stein, Rosario Argentina, Editorial
Serapis-FONCA, 2011, p. 108.
19. Couto, Asfódelos, pp. 116– 117.
20. Seigel, Jerrold, ‘Temperament, narcissism and provocation’, Bohemian Paris, culture,
politics and the boundaries of bourgeois life. 1830– 1930, EUA, Virginia, 1987, p. 11.
21. Jerrold, ‘Temperament’, p. 142.
22. Couto, Asfódelos, p. 148.
23. Erika Bornay, Las hijas de Lilith, Ensayo Arte, Madrid, Cátedra, 2008, p. 114.
24. Bornay, Las hijas, p. 115.
25. Ceballos, ‘Bernardo’, p. 13.
26. Pacheco, Antologı́a, 1999, pp. 165, 166.
27. Carmen Alberú, Iconologı́a, Hubert Gravelot, Hubert Franc ois, Cochin, Charles, 1699– 1773,
México, Universidad Iberoamericana, 1994, p. 16.
28. Eco, ‘La religión de la belleza’, 2010, p. 371.
29. Saborit, Antonio, ‘El amigo Ruelas’, El viajero lúgubre Julio Ruelas Modernista, 1870– 1907,
México, Museo Nacional de Arte, 2007, p. 43.
30. Eco, ‘La religión de la belleza’, 2010, p. 369.
31. Velázquez Martı́nez del Campo, Roxana, ‘Los reflejos del espejo simbolista’, El espejo
simbolista, Europa y México, 1870– 1920, México, CONACULTA-INBA-IIE-UNAM-
MUNAL, 2005, p. 17.
32. Losa Gema, ‘Barcelona capital del Modernismo’, Catálogo del Museo del Modernismo
Catalán, Barcelona, 2010, p. 18.
33. González, Concupiscencia, 2.