Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 4
Bernal Diaz del Castillo (c. 1492-1581), Conquistador en la expedicién de Cortés a México, escribid una voluminosa relacién de la Conquista de Tenochtitlan casi cincuenta afios después de los acontecimientos. Su relato ofrece una perspectiva de la conquista radi- calmente diferente de la de las crénicas oficiales det siglo XVI, ya que Bernal Diaz pretende representar las experiencias de los miembros de la expedicién que no consiguieron la fama de su lider, Cortés. Aunque escrita también en primera persona, su Historia verdadera de la conquista de Nueva Espaiia es muy diferente de las cartas de relacién escritas por Cortés. Por una parte, Bemat Di- az, al contrario que Cortés, no esctibe para el rey 0 sus oficiales con la esperanza de ser recompensado por sus servicios o defen- diendo sus decisiones. Tampoco escribe en el momento mismo de los acontecimientos que narra sino que presenta su crénica per- sonal como una respuesta a las crénicas oficiales y en especial a la de Francisco Lopez de Gémara, un historiador que ni siquiera habia viajado a ias Américas. Bernal Diaz no llegé a publicar su libro, aunque se publicé en 1623 tras el descubrimiento del manuscri- to. Los pasajes incluidos aqui son el prologo; un capitulo en el que Bernal Diaz se queja de los historiadores oficiales; la relacion del primer encuentro con Jerénimo de Aguilar, un ndufrago espafiol que se convierte en uno de los dos intérpretes de Cortés; Ia descrip- ti6n de dofia Marina (o “la Malinche’), la otfa intérprete; y una version del primer encuentro con Moctezuma y el didlogo entre Cortés y el hueyi tlatoani de Tenochtitian. NOTA PRELIMINAR Notando estado como los muy afamados coronistas antes que comien- cen a escrebir sus historias hacen primero su prdlogo y preémbulo con razones y ret6rica muy subida para dar luz y erédito a sus razones, porque los curiosos letvres jue las leyeren tomen melodia y sabor dellas, v yo, como no soy latino, no me atrevo a hacer preimibato wi peslago Jello, porque ha menester para sublimar los heroicos hechos y hazafias que hec. mos cuando ganamos la Nueva Espaifa y sus provincias en compafia del valeroso y esforzado capitan don Hernando Cortés, que después, el tiem- po andundo, por sus heroieus hechos tue Marques del Valle, y para pode- Ho escrebir tan sublimadamente coino es digno, fuera menester otra elo ‘cuenciay retdrica mejor que nu la miay;mas lo que yo of y me hallé en ello peleando, como buen testigo de vista, yo lo escrebiré, con el ayuda de Dios, muy llanamente, sin torcer a una parte ni a otra, y porque soy viejo de inds de ochenta y cuatro afios y he perdido la vista y el ofr, y por mi ventura no tenge otra tiqueza que dejar a mis hijos y descendientes, salvo esta mi verdadeta y notable relacién, como adelante en ella vesdn, no tocaré por agora en mas de decir y dar razén de mi patria y ddnde'soy natural y en qué aio sali de Castilla y en compaiia de qué capitanes andu- ve militando y donde agora tengo wii asiento y vivienda, CAPITULOL COMIENZA LA RELACIIN DELA HISTORIA Bernal Diaz del Castillo, vecino e regidor de la muy leal ciudad de Santiago de Guatemala, uno de los primeros descubridores y couquistado- res de la Nueva Espaia y sus provineias y Cabo de Honduras y de cuanto hay en esta tierra. natural de la muy noble e insigue Villa de Medina del Campo, hijo de Francisco Diaz del Castillo, regidor que fue della, [..] Fuente: Bernat Diaz del Castillo, Historia verdadera, CAPITULO XVI DE LOS BORRONES Y COSAS QUE ESCRIDEN LOS CORONISTAS GOMARA EMLLESCAS ACERCA DE LAS COSAS DE L.A NUEVA ESPANA Estando escribiendo en este mi cordnica, acaso vi i que escriben Gomara ¢ Iilescas y Jovio en las conyuistas de Mexico y Nueva Espait, y esque las lef yentendi y vide su policfa y estas mis palabras tan groseras y sin primor, dejé Ue escrebir en ela, y eando presentes tan buenas his- iorias, y con este pensamiento tomné a leer y a mirar muy bien las platicas y razones que dicen en sus historias, y desde el principio y medio ni cabo ‘no hablan We fo que pus6 en la Nueva Espaita y desque entraron a decir de las grandes ciudades tants nimeros que diven habia de vecinos en ellas, que tanto se les da poner ochenta mill como oelw mill fd lus verdaderos. conquistadores y curiosos letores que saben Jo que paso claramente les dirdu que si todo lo que escriben de otras historias va coo lode la Nueva Espa, ird todo errado, Y lo bueno es que easalzan a unos capivanes y abajam i otros, y los que n0 se hallaron vx tas conquistas dicen que Tueron en ellas, y tambign dicen muchas cosas y de tal calidad, y por ser tantas y en todo no aciertan, no lo declararé. Sl dy jemos esta plitica y valveré a aii materia, ue, después de bien minado fous To que ayut he dicho, que es todo burla lo que escriben acerca de lu ucaescidy en Ja Nueva Espaiia, tor- nea proseguit mi relacién, porque la verdadera pulica e agracado cot poner es decir verdad en lo que he escrito. Y hiraidy esto aconle de Seguir mi iteuto con el orate plticas que verdn para que sly luz, y halla las conqustas de la Nueva Espafa claramente como se han de ‘et. Quiero volver con la pluma en la man, coma el buen giloto [. ed. Carlos Pereyra (Madrid: Austral, 1992). (Bemal Diaz, p. 2) CAPITULO XXVIL ‘COMO CORTES SLBO DE DUS FSPANOLES QUE ESTABAN EN EL PUDER DE INDIOS EN LA PUNTA DE COTOCIE, ¥ LO QUE SUBRELLO SE IIZ0 {Cortés y sus hombres se enteran de la existencia de dos espafioles que habian logrado sobrevivir un naufragio ocho afios antes, cerca de las tierras del Golfo de Mexico donde camenzé la expedicién de Cortés. Este les manda una carta con mensajeros de la tribu local. Los espafioles todavia no tenian buenos interpretes (0 “lerguas’) que supieran castellano y los idiomas indigenas de ‘a zana.] fd Y escrita la carta, decia en ella: «Seftores y hermanos: Aqui, en Cozumel, he sabido que estdis en poder de un cavique detenides, y 0s pido por merced que luego os vengais aqui, a Cozumel, que para ello envio un navio con sokdadas, si los hobiésedes menester, rescate para dar a esos indios con quien esti ylleva el navio de plazo ocho dias para os aguardar; venios con toda bre- vedatl, de mf seréis bien mirados y aprovechados; yo quedo en esta isla con quinienios soldados y once navies; en ellos voy, mediante Dios, la via de un pucblo que se dice Tabasco o Potonchan.» E luego se embarcaron en los navivs con las cartas y los dos indios mercados de Cozume! que las, lievaban, y en tres horas atravesaron el golfete y echaron en tierra los, rmanisajet0s con las cartas y rescates; y en dos dias las dieron a un espatiol que se decia Jerénimo de Aguilar, que entonces supimos que ansi se lla maba, y de aquf adelante ansf lo nombraré, y desque las habo leido y res- cebido el rescate de las cuentas que le enviamos, él se holg6 con ello y lo Uevé a su amo el cacique para que le diese licencia, la cual luego se le dio ‘para que se fuese a donde quisiese. Y camin6 el Aguilar a donde estaba su. Compaiiero, que se deta Gonzalo Guerrero, en otro pueblo cinco leguas de alli, y como le ley6 las cartas, el Gonzalo Guerrero le respondi «Hermano Aguilar: Yo soy casado y tengo tres hijos, y tiénenme por caci- «que y capitén cuando hay guerras; fos vos con Dios, que yo tengo labrada la cara y horadadas las orejas. ;Qué dirén de mi desque me vean esos espafioles ir desta manera! E ya veis estos mis hijitos cuén boiticos son. Por vida vuestra que me deis desas cuentas verdes que traéis para ellos, y diré que mis hermanos me las envian de mi tierra.» Y ansimismo ta india mujer del Gonzalo hablé al Aguilar en su lengua, muy enojada, y le di «eMira con qué viene este esclavo a llamar a m: marido; fos vos y 20 curéis, de més piéticas» ¥ el Aguilar torn6 a hablar al Gonzalo que mirase que era cristiano, que por una india no se perdiese el énima, y si por mujer e hijos lo hacia, que la llevase consigo si no los queria dejar. ¥ por mas que le dijo y amonest6, no quiso venir; y parece ser aquel Gonzalo Guerrero era hombre de la mar, natural de Palos. Y desquel Jernimo de Aguilar vido que no queria venir, se vino luego con los dos indios mensajeros adonde habia estado el navio aguardandole, y desque lleg6 no le hall6, que ya era ido, porque ya se habfan pasado los ocho dias y aun uno més que llev6 de plazo ei Ordaz para que aguardase, porque desquel Aguilar no venia, se volvié a Cozumel sin llevar recaudo a lo que habia venido. Y¥ desquel Aguilar vio que no estaba allel navio, qued6 muy triste y se vol- vida su amo, al pueblo donde antes sola vivir. CAPITULO XXIX (COMO EL ESPANOL QUESTABA EN PODER DE INDIOS, [QUE] SELLAMABA JERONIMO DE AGUILAR, SUPO COMO HABIAMOS ARRIBADO A COZUMEL, YY SE VINO A NOSOTROS, ¥ LO QUE MAS PASO Cuando tuvo noticia cierta et espatial questaba en poder de indivs que habfamos vuelto a Cozumel con los navios se alegré en gran mane y dio gracias « Dios, y mucha priesa en se venir él y los dos indios que le lle- varon las cartas y tescate @ se embarcaf en uma canoa; y como la pags ‘bien, en cuentas Verdes del rescate que le enviamos, luego fa halié alguila- da con seis indios remeros con ela; dan tal priesa en remar, que en espa- cio de poco tiempo pasaron el golfete que hay de una tierra ala otra, que serian cuatro leguas, sin tener contraste de la mar. Y legados a la costa de Cozumel, ya que estaban désembarcando, dijeron a Cortés unos soldados que iban'a cazar, porque habia en aquella isla puercos de la tierra, que habia venido una canoa grande alli, junto del pueblo, y que venia de la punta de Cutoche. Y mandé Cortés a Andrés de Tapia y a otsos dos sol- dudos que fuesen a ver qué cosa nueva era venir alli junto a nosotros indios sin temor ninguno, con canoas grandes. Y luego fueron; y desque ls indios que venfan en la canoa que #rafa al Aguilar Vieron los espafoles, tuvieron temor y querfanse tornar a embarcar e hacer a lo largo con la y Aguilar les dijo en su lengua que no tuviesen miedo, que eran sus hermanos. ¥ el Andrés de Tapia, como los vio que eran indios, porque ‘Aguilar ni mas ni meutos era que indio, luego envi6 « decir a Cortés con ‘un espafiol que siete indios de Cozumel son Jos que alli llegaron en la canoa, Y después que hobieron saltado en tierra, ¢l espafiol, mal mascado Y peor pronunciado, dijo: «Dios y Santamaria ¢ Sevilla» Y luego le fue abrazar el Tapia; y otro soldado de los que habjan ido con el Typia a ver qué cosa era fue a mucha priesa a demandar albricias a Cortés c6mo era espuinol ef que venia en la canoa, de que todos nos alegramos. ¥ luego se vino el Tapia con et espatiol adonde estaba Cortés, y antes que llegasen ciertos soldados preguntaban al Tapia: «;Qués del espaiol?s, e aunque iban junto con él, porque le tenian por indio propio, porque de suyo era moreno y tresquilado a manera de indio esclavo, y trafa un remo al homn- bro, una cotara vieja calzada y la otra atada en la cintura, y uns manta vie- ja muy ruin, e un braguero peor, con que cubria sus verguenzus, y traia atada en la manta un bulto que eran Horas muy viejas. Pues desque Cortés los vio de aquelia manera también pic6, como los demas soidados, que pregunté al Tapia que qué era del espaol: y el espafiol, como le (Bernal Diaz, p. 3) entendid, se puso en cucilfas, como hacen los indios, ¢ dijo: «Yo soy.» ¥ luego le mandé dar de vestir camisa y jubdn y zaraglelles y caperuza y alpargatos, que otros vestidos no habia, y le pregunto de su vida, y como se lamba, y cudndo vino aquella tierra. Y él dijo, aunque no bien pro- nunciado, que se decia Jer6nima de Aguilar, y que era natural de Ecija, y que tenia drdenes de Evangelio; que habia ocho afos que se habfa perdi- do é1y otros quince hombres y dos mujeres que iban desde el Darién a la isla de Santo Domingo, cuando hobo unas diferencias y pleitos de un Enciso y Valdivia, y dijo que Hevaban diez mill pesos de ofo y los procesos de los unos contra los otros, y que el avid en que iban dio en los ‘Alacranes, que no pudo navegar, y que en el batel del misino navio se metieron él'y sus vompaiieros y dos mujeres, creyendo tomar la isla de Cuba o a Jamaica, y que las cortiemtes eran muy grandes, que les ech en aquella tierra, y que Jos calachiones de aquella comarcs las repartieron entre si, ¢ que habian sactiticado a los ¢dolos muchos de sus compaieros, y dellos se habfan muerto de dolencia, y las mujeres que poco tiempo pasado habia que de trabajo también’ se murieron, porque las hacian moler; € que a él que tenfan para sacrifcar, y una noche se huyé y se fue aquel cacique con quien estaba; ya no se me acuerda el nombre. que alle nombr6, y que n6 habian quedado de todos sino él © un Gonzalo Guerrero. Y dijo que le tue a lamar y no quiso venir, y dio muchas gracias a Dios por todo. ¥ le dijo Cortés que dél serfa bien mirado y gratificado, y a y pueblos. Y el Aguilar dijo que, como le tenfan sino servir de traer lef y agua y en cavar los maiza- Tes, que no habfaSalido sno hasta cuatro leguas™ qué le llevaron cou una carga, y que no la pudo llevar e cayé malo dello; e que ha entendido que hhay muchos pueblos. ¥ luego le pregunté por el Gonzalo Guerrero. Y dijo questaba casado y tenia tres hijos, ¢ que tenia labrada la cara y horadas las orejas y el bozo de abajo, y que era hombre de ta mar. de Palos. y aue los Indios le tienen por esforzado; e que habfa poco mas de un afio que cxan- do vinieron a la punta de Cotoche un capitén con tres navfos (parece ser 4que fueron cuando venimos los de Francisco Hernandez de Cérdoba) que él fue inventor que nos diesen la guerra que nos dieron, e que vino él alli juntamente con un cacique de un gran pueblo, segiin he ya dicho en lo de Francisco Herndndez de Cordoba. Y después que Cortés lo oy6, dijo: «En verdad que le querria haber a las manos, porque jamés seré bueno.» Y dejallo he y diré como los caciques de Cozumel, desque vieron al Aguilar que hablaba su lengua, le daban muy bien de coiner, y el Aguilar les acon- sejaba que siempre tuviesen acato y reverencia a la santa imagen de Nuestra’ Sefiora y a la cruz, y que conoscerian que por ello les venia mucho bien, ¥ los caciques, por consejo de Aguilar, demandaron una carta de favor a Cortés para que si viniesen aquel puerto otros espafoles, que fuesen bien tratadus y no les hiciesen agravios; la cual carta luego 3¢ la dio, y después de despedidos con muchos halagosy olescimientoy 1s hicimos a la vela para el rio de Grijalba. Y desta manera que he dicho se hubo Aguilar, y no de otra, como lo escribe el coronista Gomara, y no me maravillo, pues lo que dive es por nuevas. Y volvamios a nuestra relaci6n. CAPITULO XXXVIL ‘COMO DONA MARINA ERA CACICA, EIA DE GRANDES SERORES, ¥ SENORA DE PUEBLOS Y VASALLOS, Y DE LA MANERA QUE FUETRAIDA A TABASCO Antes que mas meta la mano en lo del gran Montezuma y su gran México y mexicanos, quiero decir lo de dofia Marina: cdmo desde su nifiez fue gran sefiora y cacica de pueblos y vasallos; y es desta manera: Que su padre y madre eran sefiores y caciques de un pueblo que se dice Paynala, y tenia otros pueblos sujetos a él obra de ocho leguas de la villa de Guazacualco; y murié el padre, quedando muy nifla, y la madre se casi, con otro cacique miancebo, y hobieron un hijo, y, segin pasescid, querfan- lo bien al hijo que habian habido: acordaron entre el padre y la madre de dalle el cacicazgo después de sus dias, y por que en ello no hobiese estor- bo, dieron de noche a la nifia dona Marina a unos indivs de Xicalango, porque no fuese vista, y echaron fama que se habia muesto. Y en aquella sazén murié una hija de una india esclava suya, y publicaron que era la heredera; por manera que los de Xicalango la dieron a los de Tabuseo, y los de Tabasco a Cortés. Y conosef a su madre y a su hermano de madre, hijo de la vieja, que era ya hombre y niandaba juntamente con la madre a su pueblo, porquel marido postrero de la vieja ya era fallescido. Y después de vueltos crstianos se lamé la vieja Marta y el hijo Lazaro, y esto sélo muy bien, porque en el aiio de mill e quinientos y veinte y tres aftos, des- pués de conquistado México y otras provincias y se habia alzado Cristobal de Oli en las Higueras, fue Cortés alli y pasé por ‘Guazacualcu. Fuimos con él aquel viaje toda la mayor parte de los vecinos de aquella villa, como diré en su tiempo y lugar; y como dofia Marina en todas las guerras de | Nueva Espatia y Tascala y México fue tan ecelente mujer y de buena len- ‘Bua, como adelante diré, a esta causa la trafa siempre Cortés consigo. Y en aquella saz6n y Viaje se cas6 con ella un hidalgo que se decta Juan Jaramillo, en un pueblo que se decfa Orizaba, delante ciertos testigos, que uno dellos se decfa Aranda, vecino que fue de Tabasco, y aquél cantaba el casamiento, y n0 como lo dice el coronista Gomara. Y la dota Marina tenfa mucho ser y mandaba asolutamente entre los indios en toda la Nueva Espafia. Y estando Cortés en la villa de Guazacualeo, envié a lla~ mar 2 todos los caciques de aquella provincia para hacerles un parlamento acerca de la santa dotrina, y sobre su buen tratamiento, y entonces vino la madre de dofia Marina y'su hermano de madre, Lézaro, con otros caci- ques. Dias habia que me habia dicho la dofia Marina que exa de aquella provincia y sefiora de vasallos,y bien lo sabfa el capitan Cortés y Aguilar, Ja lengua. Por manera que vino la madre e su hijo y el hermano, y se conoscieron, que claramente era su hija, porque se le parescia mucho. Tuvieron miedo della, que creyeron que los enviaba hallar para matallos, ylloraban. ¥ como ansi los vio lorar la doiia Marina, les consold y dijo

You might also like