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Vicente Francisco Torres ” “Los errores: Un sistema de vasos comunicantes Dentro de la produccién novelistica de Revueltas, Los errores (1964) es su trabajo técnicamente mas ambicioso y equilibrado. Siguiendo la tipologia de la novela que nos da Vargas Llosa,’ podemos decir que la técnica de Los errores es muy semejante a la de los vasos comunicantes: dos historias paralelas, que respiran una misma atmésfera aunque su desarrollo sea independiente y que, “al fundirse en una sola realidad narrativa cada situacién aporta sus propias tensiones, sus propias emo- ciones, sus propias vivencias, y de esa fusién surge una nueva vivencia que es Ja que (...) va a precipitar un elemento extrafio, inquietante, turbador...”.? Las dos historias, los dos mundos que hacen la novela que tratamos, no son propiamente paralelos, pues con frecuencia se jun- tan para trenzarse y concluir en lo que el autor llama “nudo ciego”. Esta forma, ayudada por la divisién capitular, resulta desbordada como es costumbre en Revueltas. Es tal el barroquismo de] texto —abundan- cia de historias, de personajes, de incidentes, de digresiones— que au- nado al exuberante lenguaje con que esta elaborado, termina por pre- cipitarse abrumadoramente sobre el lector. Las dos esferas de la novela son igualmente ricas e independientes, con sus propios problemas: el bajo mundo de] Mufieco, enajenado y de- gradado por la miseria y la prostitucién, frente al P.C.M. como institu- cién, como conciencia enajenada que enajena. Mientras que en la historia de los militantes se plantea la inexistencia histérica de] P.C.M. (proble- ma que casi absorbe la segunda mitad del libro), en la del grupo lumpen- proletario s6lo se maneja muy ligeramente (por boca de Lucrecia), el recurrente asunto revueltiano de estar presos en la vida, de estar en la 1 Mario Vargas Llosa y José Maria Arguedas, La novela. La novela y el problema de la expresién literaria en el Perit (América Nueva, c. 1974), p. 41. ® Ibidem,, pp. 41 y 42. Vicente Francisco Torres (México) se licencié en la U.N.A.M. con una tesis titu- lada Visién global de la obra literaria de José Revweltas (1978); es profesor de educacién primaria y en el Colegio de Ciencias y Humanidades ‘de la U.N.AM. Colabora en Uno mds uno y en Tiempo. Este trabajo sobre Los errores pertenece & uu is. 211 Revueltas: Los errores existencia como en una carcel dado que uno no elige ser hombre, pie- dra o cualquier otra cosa. ses a Detengamonos primero en la esfera de los militantes comunistas. La inexistencia hist6rica del P.C.M. es un problema muy complejo ques st gin se desprende del Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, <6 Pp bar: no sélo del dogmatismo del P.C.M. sino del patriarcado ideo! eS ines gués que ha permitido medrar al Partido Comunista en México. uu ine xistencia histérica consiste en que no desempefia las funciones para las que ha sido creado: para dar una lucha politica auténtica, tan distante del activismo loco como del dogmatismo ciego. Si el Partido no asume una praxis, su existencia no es mas que membretaria, como muerta sec- cién de la Internacional, pues encuentra todo su sentido en ser apéndice de esa organizacién burocratica. Este es el planteamiento tedrico que va a desarrollarse literariamente. . En Ja novela, la enajenacién del P.C.M. aparece como consecuencia de los fusilamientos ordenados por Stalin en su purga contra el trots- kismo y los viejos militantes leninistas. Pero no es en forma mecanicista como las purgas y los asesinatos repercuten en el P.C.M., sino bajo una relacién histérica real y objetiva. Cuando Revueltas viaja a la U.R.S.S. para asistir al VIL Congreso Mundial de la Internacional ( 1935), se en- cuentra con Evelio Vadillo, compafiero de prisién en las Islas Marias, y estudiante entonces en la Escuela Leninista de Mosc. Afios mas tarde, debido a su discrepancia con el stalinismo, fue mantenido durante vein- titin afios en distintas carceles de la Unién Soviética. Este personaje, que en Los errores aparece con e] nombre de Emilio Padilla, es quien esta- blece Ja candente relacién entre los crimenes soviéticos y los sacrificios “chichimecas” del P.C.M. Cuando el personaje Jacobo Ponce —tedrico consciente que, ademas de intentar el esclarecimiento de las vagas noti- cias que ocultan el paradero de Emilio Padilla, imparte clases en las que sin la menor vergiienza se duermen los dirigentes— es expulsado por su revisionismo y su posicién “antipartido”, nos damos cuenta de Ja anestesia cerebral que padece el P.C.M. Sobre este particular se in- siste de dos maneras fundamentales: Primera. Con el recurso literario de la metonimia. Por ejemplo, la insistente reflexi6n de Jacobo sobre una Ilave dentro de una caja de cerillos: el Partido, clave de la apertura hacia la libertad, estd preso en la marafia de silogismos dementes de los lideres. Segunda. Transcribiendo la jerga stalinista, ya sea rusa o mexicana. Por ejemplo, e] caso de Eladio Pintos (que en Ja vida real es e] terro- rista Casanellas que ultimara al ministro espafiol Dato) y la defensa’ que hace de Olenka Delnova cuando la someten al santo tribunal porque 8 Dice Du Marsais: “las metonimi i por el nombre de otro objeto que forma ‘como €l un tous eg ene Obseto Pero que le debe, o a quien él debe, m&s o menos, o por su existencia o por su manera de ser”. Citado por Michel Le Gu matonini drid: Ediciones ‘CAtedra, 1973), p. 13," ™etdfora y la metonimia (Ma- 212 Vicente Francisco Torres retira a su madre alcohdlica de un nosocomio del Estado. Se la acusa de no confiar en las instituciones soviéticas cuando lo unico que quiere es mantener a su madre en casa para aminorar su ya pesado sufrimiento, Las purgas se presentan no como extirpaciones saludables sino como ver- daderos actos irracionales. Dice Eladio Pintos ante estos desvarios: Debemos sefialar, condenar por fuerza a quienquiera que sea, alguien a quien hayamos escogido ‘al azar, con los ojos vendados, tinicamente por el inconce- bible temor de comparecer ante la Comisién Central de Control, y vernos en la necesidad de decirle que en nuestro organismo no tenemos contrarrevolu- cionarios, ni trotskistas, ni saboteadores, ni espias de las potencias extranjeras? (...), Yo no Namo vigilancia revolucionaria a descubrir trotskistas donde no los hay y saboteadores y espias donde se le ocurre imaginarlos a un intrigante o escalador cualquiera. ;A eso yo le llamo caceria de brujas e infamias sin nombre que no pueden tolerarse jamas en nuestro Partido! 4 Esta irracionalidad crimina] pasa a México cuando, mintiéndole a Eladio Pintos, lo envian para que aqui sea eliminado por traidor y conspira- dor, Es entonces que, parodiando las palabras con que principia el Ma- nifiesto del Partido Comunista dice Revueltas: “Un fantasma recorria el mundo: e] fantasma de la matanza de los inocentes”. Para cumplir el oraculo stalinista es preciso engafiar a la masa de] Partido y, con mayor safia, inyectar odio en el militante escogido para ser el brazo ejecutor. Al engafiar y anestesiar las conciencias con toda premeditacién, los di- rigentes comunistas estén deshumanizando a los militantes, los estan reduciendo a simples activistas. Hacia este problema esta dirigida la re- flexi6n metonimica de Jacobo Ponce sobre un embotellamiento de autos causado por la interferencia de un torpe camién (el P.C.M.): El movimiento-pensamiento de la geometria (la verdadera inquietud, la realidad nacional, la Gnica en esencia) permanecia quieto, obstruido, parali- zado por algo ilégicamente letal y perverso. En cambio, el movimiento-ruido (a forma con remate esferoidal, que era una negacién constante de algo) actuaba, ejercla su accién innecesaria, vacia en plena, abrumadora, desqui- ciante libertad; una libertad insensata, desoladora: la libertad a que estén condenadas las formas ciegas e inferiores.5 El Partido deja de ser una inofensiva ficci6n politica para convertirse en un crimen histérico, en un terrible fraude humano. Luego de obnu- bilar las conciencias de sus miembros, los enfrasca en luchas sin sentido, en hechos sin importancia que tienden al crimen y al sacrificio inttiles. Es el caso conmovedor de] taxista tuberculoso que antes de morir quiere dar lo que le queda de vida al servicio de una causa, al servicio de su verdad. Pero la verdad que le han entregado no es tal debido a que el ataque a la Asociacién Mexicana Anticomunista no trae ningun bene- ficio, es un artilugio para asesinar a Eladio Pintos, ae Revueltas, Obra Literaria, México, Empresas Editoriales, 1967, t. U, * Ibidem., p. 152,

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