Jacques
LE GOFF
Pensar la historia
AlfityaCAPITULO IT
Casi todos estan persuadidos de que la historia no es una cien-
cia como las demds, para no hablar de quienes consideran que no
es una ciencia én absoluto. No es facil hablar de historia, pero
estas dificultades del lenguaje llevan al centro mismo de las ambi-
gliedades de la historia.
En este capitulo vamos a esforzarnos, al mismo tiempo que
centramos la reflexién en la historia, en su duraci6n, por situar a la
ciencia histérica misma en las periodizaciones de la historia, y no
reducirlas a la visi6n europea, occidental, aun cuando por ignoran-
cia de quien escribe y del estado significativo de la documenta-
cién, habré que hablar sobre todo de la ciencia histérica europea.
La palabra «historia» (en todas las lenguas romances y en
inglés) deriva del griego antiguo 1otopin, en dialecto jénico
[Keuck, 1934]. Esta forma deriva de la raiz indoeuropea wid-,
weid- «ver». De donde el sanscrito vertas «testigo», y el griego
Yotwp «testigo» en el sentido de «el que ve». Esta concepcién de
la vista como fuente esencial de conocimiento Ileva a la idea de
que {otwp «el que ve» es también el que sabe: \otopetv, en
griego antiguo, significa «tratar de saber», «informarse». Asi que
Iotopin significa «indagacién». Tal es el sentido con que Hero-
doto emplea el término al comienzo de sus Historias, que son
«indagaciones», «averiguaciones» [véase Benveniste, 1969; Har- |
tog, 1980]. Ver, de donde saber, es un problema primordial.
ro en las lenguas romance (y en las otras) «historia» expresa
ando no tres, conceptos diferentes. Significa: 1) la indaga-
‘cidn Sobre «las acciones realizadas por los hombres» (Herodoto)
qué se ha esforzado por constituirse en ciencia, la ciencia histéri-
ca; 2) el objeto de la indagacion, lo que han realizado los hom-
bres. Como dice Paul Veyne, «la historia es ora la sucesién de
acontecimientos, ora el relato de esa sucesién de acontecimientos»
[1968, pdg. 423]. Pero historia puede tener un tercer significado,
precisamente el de «relato». Una historia es un relato que puede
ser verdadero o falso, con una base de «realidad hist6rica», o
méfamente imaginario, y éste puede ser un relato «histérico» o22 PENSAR LA HISTORIA
bien una fabula. El inglés elude esta ultima confusién en tanto dis-
tingue history de story, «historia» de «relato». Las dems lenguas
europeas se esfuerzan mds 0 menos por evitar esta ambigiiedad. El
italiano manifiesta la tendencia a designar si no la ciencia
hist6rica, al menos los productos de esta ciencia con el término
«historiografia»; el alemdn trata de establecer la diferencia entre
esta actividad «cientifica», Geschichtsschreibung, y la ciencia his-
t6rica propiamente dicha, Geschichtswissenschaft, Este juego de
espejos y equivocos se prolonga en el curso de los siglos. El siglo
| XIX, el siglo de la historia, inventa tanto las doctrinas que privile-
gian Ja historia en el saber, hablando, como veremos, de «historis-
mo» o de