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Psicologfa - Junio-Septiembre 1981 - Vol. VIII, Nos. 2 y 3 LA PSICOLOGIA EDUCATIVA EN NUESTRO MEDIO: PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS* Alfonso Orantes (Escuela de Psicologfa, UCV). Ante la tarea de abordar el tema del estado actual de la psico- logfa educativa, surgen varias alternativas. En primer lugar podria pensarse en pasar revista a lo que se hace en ese campo en aquellos paises en los cuales esta disciplina ha alcanzado un considerable desarrollo: Estados Unidos, Inglaterra, Francia —queriendo signi- ficar aqui mas bien lengua francesa— y la Unién Soviética. Una se- gunda alternativa seria revisar el estado actual de la psicologia edu- cativa en nuestro medio, en base al andlisis de los diferentes tipos de contribuciones relevantes a este vértice de confluencia interdis- ciplinaria que parece ser el area de la psicologia educativa. Por ulti- mo, podriamos preguntar qué es lo que un psicélogo interesado en los problemas de la aplicacién de la psicologia al terreno educativo considera como las tendencias actuales predominantes y cuales se- rian los desarrollos que ofrecerfan perspectivas mds fructiferas. Para considerar estas alternativas podriamos utilizar como criterios la expresién del contenido, la complejidad de la informa- cidn, la dificultad prdctica de realizar la tarea en cuestion y su atin- gencia. Tendriamos, entonces, que la primera opcién abarca un contenido sumamente amplio y de una gran complejidad por la diversidad de enfoques involucrados, pero en contra de lo que po- dria pensarse, seria relativamente facil, por cuanto estén a la mano revisiones sistemdaticas que aliviarfan este trabajo. Una vez conclui- do tendriamos un esbozo de lo que estdn haciendo aquellas perso- * Conferencia dictada el 20 de octubre de 1980 en el ciclo “Temas Basicos en Educacién”, organizados por el Area de Educacién de la Comision de Estudios para Graduados de la Facultad de Humanidades y Educacién. 179 Volumen VII Junio-Septiembre 1981 Nos.2y3 nas inmersas dentro de un contexto estructural muy ajeno al nues- tro y sometidas a presiones de trabajo y criterios sobre ta naturale- za de sus publicaciones que difieren mucho de los nuestros. Podria decirse que alli predominan dreas que no tienen nada que ver con nosotros y ofrecen muy poco que tengan que ver con lo nuestro. En base a este resultado podriamos ponernos al dia sobre lo que acontece en las metrépolis de los imperios cientificos. Pero entra- fia un grave peligro para el desarrollo de una disciplina que paradé- jicamente se inspira en los avances que han tenido lugar en esas la- titudes. Para aprovechar plenamente esos avances se requiere de una determinacién previa de nuestra problematica “psicoeducativa” y de una conceptualizacién autéctona de esa realidad; sdlo entonces podriamos utilizar en forma efectiva los conceptos y hallazgos pro- venientes de otras latitudes que poseen un nivel de desarrollo teé- rico, conceptual y técnico mucho mas refinado que el nuestro, lo cual les permite aproximaciones diferentes a sus problemas educa- tivos. Pero esta precaucién que deberia ser reglamentaria no la cumplimos. En consecuencia, al absorber directamente cuerpos de conocimientos que no encajan directamente en nuestra realidad, se van creando desajustes en nuestras escalas de prioridades que im- piden el desarrollo de una conceptualizacién y lfneas de trabajo atingentes a nuestros propios repertorios de problemas. Por eso no debe sorprendernos que constantemente nos veamos arrollados por jos problemas practicos; no se trata de que no podamos generar so- luciones sino que, en su momento, no supimos determinar cual era el problema, muy probablemente por haber estado absorbiendo conceptos, teorfas, técnicas y tematicas que para ese momento te- nian —o habian tenido— vigencia en otras latitudes. Por lo tanto, en las condiciones actuales, esta alternativa tan sélo fortalece nues- tra dependencia y sometimiento a otros pardmetros culturales. La segunda alternativa implica revisar aquellos trabajos apli- cados, investigaciones y planteamientos teéricos realizados en nues- tro medio, digamos, durante los dltimos diez afios. Naturalmente que representa un contenido de menor extensién, pero no exento de complejidad. Habrfa que analizar no sélo las contribuciones provenientes de las diferentes dreas que se han desarrollado en nuestro medio: Psicologia Social, Psicologia Industrial, Orienta- ci6n, Psicologia Clinica y Psicologia Escolar; pero, también, las di- ferentes tendencias que se pueden observar en este momento: And- 180 Volumen VIII Junio-Septiembre 1981 Nos. 2y 3 dos (Casalta, 1980). Se trata de precisar las connotaciones. Estas tergiversaciones de cuanto a significados generan intensas acometi- das contra “mujfiecos de paja” elaborados por el propio contendien- te, ante los cuales se desperdicia tiempo y esfuerzo para rebatir planteamientos que no han sido hechos o para criticar realidades inexistentes. Las revistas del drea educativa han tenido la iniciativa de abrir sus puertas a los psicdlogos que estén manejando tépicos de impor- tancia para la educacién,y es frecuente contar con la presencia de psicdlogos en eventos del drea educativa. Pero, asimismo, empieza a destacarse la contribucién de educadores en eventos organizados en el area de la psicologia y a contribuir en forma muy diferencia- da y eficiente en la formacién del estudiante. Otro indicador de la existencia de este clima de confluencia que propicia el intercambio de puntos de vista desde diferentes perspectivas, es el hecho de que ‘un tercio de los participantes en este ciclo de conferencias provie- ne del drea de la psicologia. Como lo es también el que una alta proporcién de psicdlogos venezolanos que han completado estu- dios de posgrado en el exterior, tanto a nivel de maestria como de doctorado, lo hayan hecho en e) drea de educacién. Pero en esta busqueda de confluencias resulta de singular im- portancia aclarar la naturaleza de estas relaciones, particularmente las que se refieren a las formas de interaccién que propicien la ob- tencién de resultados aplicables a nuestra realidad educativa. Esto implica fundamentalmente la determinacién del tipo de contribu- ciones que se esperan, pongamos el caso del psicélogo, en la bus- queda de soluciones a problemas que estén planteados en aquellos aspectos del proceso educativo en el cual los factores psicologicos sean relevantes. Se ha dicho que la psicologia educativa constituye una teorfa para la educacién y que, a su vez, ésta constituye el campo aplicado de la psicologfa (Alvaray, 1978). Pero también po- dria expresarse esta relacién viendo a la psicologia como una tec- nologia de la educacién, en la medida que pueda desarrollar solu- ciones a problemas especificos. En el primero de los planteamien- tos la funcién de la psicologia serfa de tipo tedrico, tanto desde el punto de vista descriptivo como explicativo. Proporcionaria los conceptos para analizar situaciones y los fundamentos a partir de los cuales se pueden basar las prescripciones. A la educacién le co- rresponderfa aplicar estos elementos descriptivos para el andlisis 182

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