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EL SUFRAGISMO‘Q bien ings indviduo de
dbumana tene vendasers detesha
tedos tcnen lor mimes desehos y quien
vot contra el deci de otto seu cual ere
su religicn, es color 0 su'seee, reniega en ce
rmiams momenta de ls siyos
Connorerr
lo XIX tiene sello femenino. La novela descubre a
BS mujeres —las ensalza, las eatigmatiaa, las hace gozosas,
desnuda, las hace voluptuosas y sensuales las hace arpias
Ia naturaleza, las convierte en madres resignadas y abne-
sedas— para af final arrastrarlas por el Lodo, empujaclas
ps railes de un wren, convertirlas en degustacién
ier supo viscaso-a haccrlas pasar por los tintes violetas del
sénico, La novela convierte a las mujeres en espectros de
amor imposible. Las mujeres son musas de las artes:
nan altivas, por entre los muertos, con el sirabelo de la
pertad en sus manos; son alegres margaritas que deshojan
ss barreras de lo convencional en a campifia; son cortesa-
sin tapujos enseflando su desnudes; son paz y sosiego en
p eatidiano. La estética en tomo a la feminidad degrada a
las mujeres reales subordinindolas, como ya denunciara
Jollstoneeraft, al amor y la lujuria', Sf ef sigio 21x tiene ee
femening pero como contraimagen del poder.
Mary Walletonccrafi, Vinfnacita de sos Derechos
d, Creda, Pig 19524g,
El poder en cl siglo x1x se halla vinculado al concey
die individuatidad, propio de la tradicidn politica lib
al concepto de clase, propio de la tradicién politica p
post marxisea ‘Tanto las
lidad dela identidad eocial yx
ns
estzato inrermedio que tenix repartides aus temores
los sicos y el profetariads, era la pequena burguesia
Gional de maestros artesanos y pequefios tenderos. A
dos grupos deberlamos unr el trbaiadar ne reesucl ¥
administrativos. Toros ellos mantenfan parecido alin: di
tingutrse los unos de los otras. La aspiracidn de ta
burguesis cra no ser asimilada a la clase media baja,
consuelo-encontraba por ello cn la idea de ciudadans
fn el dinero que les daria e] ansiado estatus, coto es, ra
nocimiento de individualidad, Los obreros, por su parte,
sados en el proceso de dinamizacién y cambio de ly
dad, en Is erradicacién de los valores burgueses
quetiin saber nada de valotes individcalstas por el sab
mirese por don
pone Is exclusion de lax mujeres de
Tegorias, «Individuos y aclase> designin cn el siglo xne
tipo humano, moral y politica determinado, los varones. |
exclusign de Ins mujeres de los cauces democriticos Sh
gumenté neyindoles tanto su individuslidad como ea
Sle potencialidad como clase. Los conceptos sindivid
«clases pondrian nipidamente en desuso la vieja idea de
dadanta. Tanto cl uno como el otta pasaron a designer
solo libertad, sino poder. En este sentido el libro de Dar
Elarigen del Bombre, publicado en 1871, vendria 4 legit
Autcia Mian
Fevpluciones burguesas comp
Ponteriorex acontecimientos de Ia Comuna de Paris pu
ron de relieve la inevitable, que la democratizacion ef i
pavable. La accptacién de una forma de gobierno dist
al absolutismo.o Is revolucién puso dé manifiesto la def
aparccen «las mutase. Estas estaban formadas magql
fitariamente por la clase obrera, pero a ella se unta tl
‘Yas pautas para reconducir a las mujeres, un poco marisabi-
sa cepacio natural, Y aun cuando Darwin vino a
; inconsciencia originaria del hombre, sefialando
pe cele desu: aifeisp Srigmi en El origen def bom-
Jr se reconcilié con la moral barguess, al poner en la eis-
fide al hambre y los monos, mamiferos y dems vertebra
los por jo de él,
otc dea evlucion, poco fvrecedora aun to
igualitaria, por pra la lucha por la supervivencia y ri
selectidn natural, dio Iigicamente, en ste interpretacign
la seleccién en relacién al sexo, en una tcoria que funda-
Rrenaba de manor Holgi a se
fe ii hades e1 mujeres y varones.
Rn ae al sexo resultaba um nueva hiom-
hreinteligente y dominante, muy del gusto burgués, que
Gia mids respetable cl concepto de sindividuo» queel de acin-
La mujer parce diferir del hombre en. su condicién
smental, principalmente cn su rhayor ternura y tenor
vegoismo.». Lat mujer siguiendo sue instintos matemales,
espliega estas eualidades con sus hijos en un grado
niente; per consiguiente, es verosimil gue pueda exten
derlos 2 sus semefantes, El hombre es el rival de otros
hombres: gusta de la competencia y sc inclnua ala ambi~
cién, la gue con sobrach Tacilictad we ennvierte en exo-
‘amo. Estas dltimss caalidades parecen constitu la tal-
sera herencia natural. Estd generalmente admitido que
en la mujer las facultades de intuicién, de répida percep~
cin ¥ qui tambien de imitacin, eon rhe mis ia
sien el hombre mas algun cle ep aude, e~
fom fon props caution de as mae inform,
y por tante-cerresponden a un estado de cultura pasa
La principal distincidn en las frcultades intelectuales
de fos das sexo 4e manifiesta en que el hombre Hes en
‘indo lo que acomete & punto mis alt que la miu, ast
se trate de cosas en que se requiera pensamiente pro-