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cnr Revista de Filosotia, n° 27,2002, 73.87 Republicanismo y dominacién. Una critica a Philip Pettit JOSE LUIS VILLACANAS BERLANGA* 1, Planteamiento En [os tkimos tiempos he venido trabajando en una linea argumental que pretende vineular el andlisis normativo det Estado, tal y como se conereta en la propuesta republicana!, con el andisis Sociologico y juridico dela legitimidad legal-racional, tal y como fue ofrecido por Max Weber y sus sucesores, Kelsen entre ellos®. La condicisn de esta sintesis, condicign de naturaleza metodol6gica, reclama que los argumentos seleccionados desde la norma y desde la faeticidad normativa, pura ser puestos en relacién, cumplan el requisito de su pertenencia al mismo tiempo histbrico, La idea de base de esta condicién es que una normutividad abstracta es poco significativa. La tesis podria expresarse diciendo que las normas tienen tanta historia como los procesos sociales. Las primeras evolucionan en su nivel de autoconciencia y fundamentacign tanio como los segundos lo hacen en si nivel de descripei6n, Una normatividad, para ser significativa y operativa, debe referirse « una rea- Jidad social que le sea afin de alguna manera, Esta condicin s6lo podia oftecerla una historia de Ia Conceptos activa y convincent, pues ella es la nica disciplina capaz-de organizar el tiempo hists- Fico y de mostrar la posible y probleméiica afinidad entre las categorias politicas republicanas ‘modemas y la sociedad democrtica de masas, Norma republicans, sociologta histérica weberiana y ‘control histérico-conceptual —no utilizar para ln sfntesis conceptas que no pertenezcan a la post- ‘Satelzeit— son los tes elementos te6ricos con los que Vengo trabajando. Hoy los pondré en movi- imiento en este ensayo de erftica a Petit. Fecha de recepin: 5 sepiombe 2002. Feha de aceptcidn: 2 septieme 2002. + Dpto, de Filosofia. Universidad de Murcia Ei. Luis Vives. Campus de Espinard, 30100, Mure E-mail: ilacanasi@iglobal es Ses tltimos libros son Romiro de Marz el Kea de Ta Burguesta en Expaa, Madrid, Eapest Calpe. 2000 y Lf sof de! idealism ale, 2 vols. Mat, Sines. 200, Es director de Rex publica, revs de a istoray del presente 4 los concepts polos. 1 Relativo al primer puma soria mi wabajo Res Publica, Lox fundamentos normative de fa pica (Maid Akal, 1999), ‘que recog a propestarepublicana al y come se puede esplegar en a Metafisic del Derecho de Kas yen ts exc {os psteioes, Complementario de ées sin dda el eset La nacion sla nerve, Conederacin y hezemnta como jor ‘mas de concebir Europ, Musca, Res Publics, 1999, Relacionago con e segundo panto estaria mi abajo Max Weber y la democracia», Debts (Valencian 57/58. 1996, ‘p. 97114: y algunos alconales sobre la personalidad demecratca en Ia obra de Kelsn como «(Que seo para que democracia, Un ans de a lustacin polities en Freud y Kelsen» en: Ear Bello y Antonio Rivera (el) La de ‘ud dastrada, Valencia, Biblctea Valenciana, 2002 pp. 31-85. 4 José aie VilacatesBertangs La finalidad de aquella triple confluencia no es erudita. Se tata, antes bien, de proyectar sobre los anilisis socio-historicos de Max Weber un filtro normative republicana que él no utilizé por razones obvias, entre las que se incluye su percepcisn del trabajo intelectual. Pero también deseo aplicara los argumentos ms abstractos de la filosofia del derecho y del Estado ciertos conceptos que han surgido de la ciencia de realidades que Weher construy6 con su heroice trabajo. La ereencia bésica de esta estrategia reside en que existe cierta afinidad te6rica entre el normativismo republicano y la teorfa de Ja legitimidad legal-racional, Los ajustes sociales y filtros normativos, en su juego recfproco atrave- sado por la historia conceptual: tienen como finalidad permitir que brille aquella afinidad teérica. El republicanismo, esta es la tesis, puede ser presentado como la mejor teorfa de la dominacién legitima racional-legal de las sociedades de masas actuales. Y viceversa: la legitimidad racional-legal encierra ‘componentes normativos que sélo pueden expresarse reactivando el espiritu republicano. Con ello, a ‘eorfa normativa se dotaria de un lenguaje realista y, quizas entonces, se podria avanzar por el camino . Eso es lo que ha de brindar una historia conceptual, Pues bien, esta estrategia argumental puede acreditarse no slo produciendo teoria, sino en sty dimension polémica contra otras versiones del republicanismo. Una de ellas, de cierta notoriedad, es Ja que nos ha ofrecido Philip Pettit en su libro Republicanismo, una teoria sobre el gobierno y la libertad. Por eso deseo exponer hoy algunas debilidades de este libro y mostrar cémo estas debili dades podrfan ser superadas desde los patrocinios tedricos ya sefialados. Sobre esto un aviso previo. No dudo que el espiritu de Pettit sea republicana, Tampoco niego que ‘estoy bisicamente de acuerdo con los fines de su libro, Creo, con él, que el republicanismo es el ideal capaz de ganar la adhesin de los ciudadanos de las sociedades desarrolladas y que responde un anhelo de paridad y dignidad [pp. 132-3]. Con Pettit, eteo que el republicanismo permite escapar al dilema liberalismo-comunitarismo y puede conducimos a una forma social que es liberal y repu blicana a Ia ver’. Pero, en filosoffa, a profesién de fe no es lo decisivo. La intencién de Pett: puede ser por entero convergente con la mia, pero si sus argumentos no logran acreditar esta inteneién, centonces nuestras filosofias seran diferentes. Adorno nos ensefié que lo determinante en filosofia es cl argumento y que fuera de él no hay nada, 2. Normativismo e historia La idea central del libro de Pettit reside en fomentar la libertad como no-dominacién, Nuestro autor define la nocién de dominacién como la interferencia arbitraria de los otras en nuestra vida, ‘eas el nimero monogréfco «El problema dela historia conceptual», Res Pubic (Murcia), |, 1998. Ahora des molado en «El problema dela obtividod en la Historia pollen, Una propuest nterdiscplinar en: Angel rir (e) Nuevos métodas ex ciencasiursanas, Batcelons Atop 2002, pp. 25-60 4 P.Petic Republicanismo. Barcelona, Psids. 19, pp. 163164, Cr sani Sovetas Civils sive res Publiea»,conferencia lea en el euro sobre Sociedad ii y uadiionrepubiicana dtigido por Antonio River. y de poxima aparece Res dic (Mura) 9, 2002, Repubicanism » doninacin, Una etice a Philip Pewir 5 Una vida organizada sobre la posifitidad de interferencia arbitraria de los otros se convierte en una existencia no libre, insegura y paralizada por la conciencia de la vulnerabilidad. Sentirse vulnerable ofrece la noticia de una inferioridad de posicin que promueve las estrategas indirectas del congra- Ciamiento, la adulaci6n [p. 22], la autocensura y el ocultamiento, ateraciones todas ellas incompat bles con el sentido de la dignidad. Todas esas acttudes van destinadas« lograr que la interferencia arbitraria no se dispare sobre nosotras. La base de esta dominacién, una distribucién desproporcio- nada de los pesos de poder entre los hombres, no seria alterada con esas estrategias que, a lo sumo, aspiran a que uno en concreto —yo en este caso—no sea la victima. Por el contrario, para Pettit y para nosotros, el republicanismo seria la organizacién de métodos politicos destinados. no a neutralizar las consecuencias de la posible interferencia arbitraia, sino & destruirla como posibilidad. Para eso se requieren las virtudes de la frangueza, de saber mirar de frente a los demas, de ejercer la libertad frente ala sumisisn y,legado el caso, empreneder el camino de la revolucién, La libertad como no- [p. 21]. Sin decirlo claro, su ideal gira también alrededor del Tema socieras civies sive res publica, shimo horizonte de todo republicanism, Su referencia teérica, su horizonte de fuentes, se expone en este pasaje: «Yo me atengo casi siempre a Jos hombres de la Commonwealth que dominaron el pensamiento politico inglés y americano a finales del sigho XVII y durante el siglo XVIII» [p. 23]. En otro lugar, confiesa atenerse alas fuentes que lian puesto en cireulacién Pocock y Q. Skinner. Naturalmente, él también desea introducir un filtto para que estas ideas devengan actuales. Para ello deben abandonar el tono aristocrdtico del ideal de emancipacién, previsto s6lo para «una elite de propietarios» y ofrecer un ideal universal aceptable para tode hombre de nuesiras sociedades. 3. Nill Jeralismo ni populismo Para localiza el punto focal de su republicanismo, Petit confiesa que sus propuestas no se pue- den confundir con el populismo ni con el liberatismo. Pettit lama populismo a la doctrina que reclama que el derecho de participacién demoerstica es hésico e inconmovible. El, sin embargo, no juzga asf Ia democracia, Para él, la democracia es conveniente porque «resulta necesaria para pro- ‘mover el disfrute de la libertad como no-dominacién» [p. 25]. La democracia no es ni el principio ni el fin del republicanism, sino el medio de la no-dominacién. En cierto modo, lo propio de la no- dominacién no es la democracia, sino el buen gobiemo [p. 26]. Sélo que no puede haber buen ‘gobierno sin que los interesados manifiesten sus opiniones y disensos, esto es, sin el momento ‘democritico. En todo caso, no hay vinculacisn entre buen gobierno y su medio democritico de for- macién, De esta manera, Petit se desmarca de Hannah Arendt, autora que hace de la participacién directa del pueblo en el autogobiemo el fin final del republicanismo,

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