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Es
Es
4d Artes Eseénicas
ateca
Domingo en la noche, Maria escribe en una maqui-
na colocada sobre la mesa del comedor; va copiando
de un manuscrito que tiene a su lado. En un extremo
de la mesa se encuentra Salvador que termina de ce-
nar, mientras lee simulténeamente el diario LA PREN:
SA. Tiene a su lado una cocacola, una taza, platos,
tortillas y un recipiente con salsa picante. Toma una
a, le pone bastante salsa, a hace rollo y la come;
bebe cocacola directamente de fa botella. Termina de
comer y eructa repetidas veces. Toma un palillo y se
hurga entre los dientes. Maria lo mira y sigue escri-
biendo,
SALVADOR.—jPa-su-me-cha...!
MARIA.—;.Qué pas6?
SALVADOR.—Esto si fue robo, no chingaderas
MARIA.—(Sin dejar de escribir) {Otro bancazo?
SALVADOR.—No.
MARIA.—zEntonces?
SALVADOR.—Estan cabrones. Te imaginas? Mil
quinientos millones.
MARIA—Ya.ni la hacen, ;Que nunca se iré a aca-
bar eso?
SALVADOR.
tort
Ja coraje, de veras,
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PERSONAJES.
Maria
Ana Ol
REPARTO POR ORDEN DE APARICION
Salvador
‘Ana Ofelia
Marcos osé Manvel Hage
Asistente
itracion de programa y cartel
Praduecion
México, D. F. Epoca actual,
ESCENOGRAFIA: Interior de un pequerio departa-
mento. A la izquierda se ve una puerta que comunica
al pasillo de! edificio, A la derecha esta la puerta de la
cocina, Al fondo hay tres puertas: La de la izquierda
corresponde a la recémara de Marcos, /a de! centro al
bafio y la de la derecha a la recdémara de Maria y Sal-
vador. En Ia estancia se ve una mesa de comedor con
cuatro sillas y un mueble que sirve de vitrina, armario
y librero. En este mueble se alcanzan a ver vasos,
botellas, discos, un radio y pequenos objetos que
ven de adorno.
41MARIA.—zY ya los agarraron?
SALVADOR.—Ya estan consignados. Pero devuel-
ven una parte y luego los perdonan,
MARIA.—Ojala y que nunca ios dejaran sal
carcel. A ver de qué les servia el dinero ahi.
SALVADOR.—Esto no e8 justo, me cae. Uno chin.
gandose como idiota para ganarse unos pesos decen.
temente, y en cambio, otros con la mano en la cintura
se llevan lo que quieren,
MARIA.—Cuando menos, uno vive con la concien-
cia tranquila, ¢no?
SALVADOR.—Pues si, pero ya es un verdadero
abuso.
MARIA.—Antes no robaban tanto.
SALVADOR.—Era lo mismo, noms que lo haclan
més disimuladamente
MARIA—No te creas. Lo que pasa es que ahora si
les estén parando el alto, con eso de la renovacion
moral,
SALVADOR.—{Viendo_e/ periodico) Y todavia se
atreven a jurar que son inocentes. (Se fevanta)
MARIA.—A ver, préstame el periodico,
SALVADOR.—Después. Voy al ba‘io.
MARIA.—Si te metes con él ahi, ya no lo quiero,
Qué costumbrita, Préstame esa parte, cuando menos,
Salvador separa una pagina y se la da, Toma el
resto y se dirige ai bano, Cierra ta puerta. Maria lee
con avidez y mueve la cabeza reprobando los hechos
MARIA—GQué desgfaciados. Son una bola de rate.
fos. Quién los viera
Maria deja el periddico y sigue escribiendo. Termina
de_escribir ta pagina, saca el original y cinco copias,
separa el papel carbon y acomoda las hojas a un lado,
Coloca el mismo oapel carbén en hojas nuevas. Esor!.
de la
be. Se escucha el sonido del excusado al moverse Ja
palanca del agua. Salvador gale con el periddico en
Ia mano y un-cigarro-entre-los labios. Se dirige a la
cocina
SALVADOR.—Ya ni la friegas. No hay papel en el
bafo ni pasta para los dientes,
MARIA.—:Y yo qué quieres que haga?
SALVADOR.—,Cémo que qué?
Salvador entra a Ja cocina. Maria sigue escribiendo.
Pausa.
SALVADOR —(Desde dentro) La cocina esta hecha
un asco,
MARIA.—Limpiala,
SALVADOR.—Esa es tu obligacién,
Salvador sale de Ja cocina y se dirige hacia la recé-
mara.
MARIA.—(Mirando los trastes que han quedado so-
bre la mesa) Recoge eso siquiera, :no?
Salvador entra a la recémara y deja la puerta abier.
fa Se_desviste. Enciende ta tuz del burd. Se recarga
en el respaldo de Ja cama y lee el periddico. Maria ha
ferminado de escribir la pagina y repite la operacion
de sacar las hojas de la maquina, quitar ef papel car.
bon, colocar las hojas escritas sobre un montén y
Solocar atra vez Jas hojas nuevas y ef papel carbon
en la_méquina. Salvador apaga la luz y se mete bajo
Ja8 sdbanas. Maria sigue escribiendo. Pausa. Salvador
se Jevanta y se para en ta puerta.
SALVADOR.—No te piensas acostar?
MARIA.—(Sin dejar de escribir) Al rato,
SALVADOR.—Ya. Vente, Ya me quiero dormir
MARIA.—(Sin verfo) Duérmete,
SALVADOR.—Te estoy esperando
MARIA.—Tengo que terminar esto,
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