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El Impacto de la Filosofia de la Escisién en la Psicologia del Desarrollo Cognoscitivo The Impact of Split Philosophy in the Psychology of Cognitive Development José Antonio Castorina Universidad de Buenos Aires ‘Consejo Nacional de Investigaciones Cientificas y Tecnolégicas El presente artculo se proponedisetir, desde ol punt de vista eistemolgico, el modo en que los presupucsts de la ‘losofla de Ta escsign hn infuid sobre la historia de la psiclogia del deserllocognoscivo. En primer lugar, se ‘cxaminan los rasgos ontolégicosy epistemogios de dich filosoffa ene pensanicnto modemo, para lugo expicae su impacto en algunas de las tradiciones de investigacidn psicoldgie. Pundamentalmente se pone de relieve una Conscovencia en Ja tradicién cognitivis: Ia difcllod para pensar los problemas de Ia produccié de novedades ‘cognoschivas. También se examina a posicién reduccionita dela sicologiadscasiva Finalmente sesubrayalapertnencia de superar] obetivismo positivist ye elativismn, expresionescpstemoligices del pensamieno dc la estsion, ‘This paper intends to discuss, from an epistemological point of view, onthe waysin which split philosophy bas influenced the history ofthe psychology of cognitive development. Fis, the ontological and epistemological features ofthis piilorophy on modem thinking willbe examined, and then is impact on some of te tatons of psychological esearch ‘wllbeexplored. The main difficulty of cognitive views in exploring the production of cognitive novelties s emphasized, ‘The reductionism of discursive psychology i also examined. Finally, the nocd to overcome both positivist objectvimn ony 024 yan and relativism, which are epistemological expression of spit philosophy is highlighted En Ios tiltimos afios se han publicado diversos andlisis filos6ficos dirigidos a poner en evidencia In estructura y dindmica de las grandes teorias psi colégicas durante un periodo histérico (Estany, 1999). Asf, se ha comparado con relativo éxito el iiicleo te6rico 0 el tipo de explicacién vigenteen el clisico estructuralismo americano contrapuesto al conductismo, o a este tiltimo con el cognitivismo. Para ello se han utilizado los modelos del cambio cientitico, desde Kuhn hasta von Eckart. Mucho antes, y con otras herramientas epistemolégicas, Vigotsiy (1931/1991,1931/1995) examin con gran lucidez las dificultades de las corrientes psicol6gi- ccas de Ia década de los veinte para aleanzar su inte zgracién en una psicologia general Se presentan, sin embargo, maltiples dificulta- des cuando se intenta comparar “1as” teorias psico- égicas. Asi, es muy dificil vincular las corrientes anteriores y el psicoandlisis, al que con buenas ra- José Antonio Castorina, Facultad de Psicologia y Consejo Nacional de Investigaciones Cientiicas y Tecnol6picas (concen, [Lacorrespondencia relative west antculo debe se diigida laut Fano: O11-4774-0053, mail: cono@actzencomar zones se posiria considerar fuera del campo psico- 6gico, A nuestro juicio, resulta més factiblee inte- resante estudiar la competencia y los méritos de tas tradiciones de investigacién dentro de un mismo campo de fendmenos psicolégicos. De este modo, se puede examinar con mayor precisién los rasgos ¥ compromisos adoptados en las indagaciones em- piricas, asf como la indole de los problemas con ceptuales a resolver. Un buen ejemplo cs el estudio de las relaciones histéricas entre el conductismo y la teorfa gesttica a propésito del aprendizaje ex: perimental, enfocados como paradigmas (a la Kuhn), programas (a la Lakatos) o tradiciones de investi- gacién (a la Laudan), desde 1920 hasta entrada la década de los cincuenta (Gholson & Barker, 1985). Estd pendiente este tipo de andlisis para las teorfas psicolégicas del desarrollo cognoscitivo, incluidas las teorfas del cambio conceptual en situaciones ¢s- colares Por otra parte, en este campo aparecen problemas tedricos fundamentales vinculados a la prictica de la investigaci6n y que son irrelevantes cuando no hay interés en el desarrollo, como los niveles de interrelacién entre sistemas cognoscitivos, mundo social y organizacién biolégica, la indole de las 16 CASTORINA explicaciones genéticas, 0 el modo de indagar empiricamente el devenir de procesos complejos. Esta espevificidad se pierde cuando se plantean los problemas cpislemol6gicos de modo genérico sobre las “corrientes” 0 “escuclas” de la psicologta En las ultimas décadas se observa una prolifera- cin de lineas de investigacién sobre el desarrollo de los conocimientos, desplegadas en una fuerte ‘competencia mutua, tanto desde el punto de vista ‘empirico como conceptual, aunque mostrando cier- tas tendencias convergentes e intercambio de con- cepts y métodos (Beilin, 1985). Entre otras, pode. ‘mos mencionarel neaconductismo, el cognitivismo computacional, la escuela de Ginebra, la escuela sociohistérica, y més recientemente una perspec va “discursiva’ o“semi6tica”. Es crucial establecer 10s principios te6ricos y el mode de plantear los pro- Dlemas que los distingue, examinando en ese mar- co la diversidad metodol6gica, que va desde el em- pleo de métodos experimentales hasta el método clinico-eritico, desde la observacién controlada hasta los métodos etnogréficos y de interpretacién discursiva. Este articulo no discute el grado de adecuacién de las categorfas epistemol6gicas de paradigma, ‘programa, tradicién o teorfa para atrapar la dind- ‘mica de los corpus te6rico-metodol6gicos de la psi- cologia del desarrollo ni cual filosofia de la ciencia suminisra criterios mAs satisfactorios para evaluar su despliegue histérico (Castorina, 1993; Estany, 1999), Vamos a considerar a la mayorfa de las co- rrientes psicolégicas en un sentido proximo a las “tradiciones de investigaci6n” de Laudan (1986) Es decir, ellas constan de un nticleo conformado por afirmaciones que establecen las entidades y proce- sos del émbito de estudio y por una perspectiva ‘metodol6gica para investigar y construr las hipste~ sis empfricas. Dichas tesis estén asociadas entre sf, por ejemplo, tratar a los estimulos fisicos y a las respuestas comportamentales como tinicas entida- des de estudio en el conductismo se vincula estre- cchamente con una metodologia excluyentemente ‘experimentalista, Estos supuestos del proceso de investigacién no son verificables ni refutables y tic. nen la funcién de suscitarla formulacién de una serie de hipstesis (a veces teorfas) especificas, las que si explican los problemas empiricos que propone el ‘campo de estudio, En otras palabras, 1os psicdlogos. ddfinen y tratan los problemas a partir de condicio- ‘nes que fijan lo que se puede y no se puede indagar. Una tradicién de investigaci6n psicolégica es sustancialmente una entidad hist6rica: las hipotesis ¥ teorfus se formulan ante los desafios y con fre- ‘cuencia son abandonadas; el propio niicleo puede suffi transformaciones en algunos de sus compo- nentes, después de un perfodo de infertilidad empi- rica o por las inconsistencias te6ricas detectadas, Los psicélogos reconocen con frecuencia la re- Tevancia de ciertos conceptos, hipétesis 0 métodos de otra tradici6n, incluso Tos han importado y aun resignificado en la propia. Por ejemplo, el concept de esquemas de accién cognoscitiva de raigambre piagetiana, las estrategias de resolucién de proble- ‘mas en la teorfa del procesamiento, las zonas de desarrollo proximo de estilo vigotskyano, 0 10s formatos comunicativos de la tradicidn contextua- lista, Pero el viejo suefio de a unidad de la psicolo- fa del desarrollo, particularmente de 10s conoci mientos, est4 lejos de lograrse porque subsisten dis crepancias fundamentales referidas a la naturaleza de los mecanismos explicativos del cambio cognoscitivo, al cardcter general 0 por “dominio” de las adquisiciones, a las relaciones entre el con- texto sociocultural y la produccin de conocimien 10s, incluso en la propuesta de ciertos procedimicn- 10s de indagacién como excluyentes de otro. Para identificar el origen de tales discrepancias hay que ahondar en el examen de los presupuestos. ‘ontolégicos y epistemol6gicos del nacleo de las tra- diciones. Se tata de explicitar primeramente los ‘compromisos filos6ficos involucrados en la formu- lacién de Ios problemas y en la elecci6n de las tesis ontolégicas y metodolégicas de una tradicién de investigacién. Luego, de establecer la conformacién eas zonas de “visibilidad” y de “invisibilidad” de su campo de estudio, Mas atin, nos podemos pre~ ‘guntar hasta qué punto dichos presupuestos han dado ugar a consecuencias no satisfactorias en Ia elabo- racién de los problemas teéricos y empfricos. (Overton, 1994, 1998; Prawat, 199; Valsineer, 1998; Vigotsky, 1931/1991, 1931/1995; Vontche, 1993). Mis precisamente, queremos evaluar el impac- to de la herencia del pensamiento moderno en for- ‘ma de un marco filoséfico © metanarrativo de la cscisin (split), sobre las psicologfas actuales del desarrollo cognoscitivo. Particularmente, sobre las {esis centrales y las decisiones metodoldgicas de las corrientes contemporsneas. Quisiéramos también sugerir brevemente los méritos de un punto de vista, alternativo para superar algunas de las dificultades originadas por aquella perspectiva. ‘Una aclaraci6n final. Nuestra preocupacisn prin- cipal es examinar las consecuencias empfricas y te6- FILOSOFIA DE LA ESCISION, 7 ricas de la filosofia de Ia escisién en la investiga- cidn psicol6gica. Secundariamente vamos a discu- tir la pertinencia de algunos de dichos supuestos desde el punto de vistade ta argumentacién filos6fica, El Marco Filos6fico de la Escisién Segin Merleau-Ponty (1949) el pensamiento ‘modemo ha ocultado las relaciones constitutivas de los sujetos con el mundo y con los otros, dejando en las sombras el trasfondo de las vivencias asociadas ala accin ya la existencia corporal. Centralmentc, se ha producido una escisidn filos6fica de los componentes de Ia experiencia del mundo, especialmente en el pensamiento de Descartes, entre el sujeto y el objeto, el conocimiento dirigido a las propias “ideas” y el mundo extemo. En términos generales, aquella desvinculaciGn radical levé a una eleccién excluyente entre ellos (either/or) y dio origen al dualismo ontol6gico cartesiano de mente ‘y cuerpo, de sustancia interna y sustancia externa, ‘que ha impactado en a historia de Ta psicologia. El pensamiento modemo se caracteriz6 por un iro reflexivo en el andlisis de los fundamentos del conocimiento, en contra de la confianza medieval en la autoridad del saber transmitido. Es decir, la busqueda de las certezas nose dirigis hacia cl mun- do sino hacia los contenidos de Ia subjetividad, distinguibles tanto de la realidad externa como de Jas localizaciones corporales. De este modo, mien- tras el conocimiento tenfa como objeto a sus pro- pias representacionesy el filésofo buscaba lacerte zaen.el examen de la ideas independientemente de lo que representan, se exigta simulténeamente que tales ideas se correspondieran con el mundo. Este cenfoque contemplativo y representacional de! co- ‘nocimiento, ain vigente en el pensamiento contem- pordneo, concluy6 en la tess de los “ojos de Dios” para justificar Ia adecuacién del conocimiento con el mundo (Putnam, 1975) En su esfuerzo por diferenciar los componentes de las creencias, los fil6sofos terminaron por fijar a Jas ideas simples como constituyentes de la mente. Adems, la buisqueda del conocimiento seguro también lev6 a su distnci6n respecto del punto de vista del sentido comtin, a los fines de lograr la objetividad, Sin embargo, éstaditima también legs acosificarse, en la medida en que era posible caplar las cosas del mundo como son, dejando para la periferia alas distorsiones y erores debidos a nuestra subjetividad (Taylor, 1995). La desvinculacién de lo subjetivo y lo objetivo cen el pensamiento filos6fico dio lugar, entonces, a Ta insereidn de las ideas simples en la naturaleza de la mente, a su cosificacién. Dicha ontologizacién, jea del dualismo cartesiano de las sustancias, al- canza también a su oponente monista cuando éste reduefa las actividades mentales a un “mecanismo” corporal. Ambas versiones expresan paradigméti- camente la perspectiva escisionista que absolutiza Jos términos que se excluyen o llega a afirmar uno de ellos en detrimento del otro. Por otra parte, aquellaescisiOn se manifesté en Jos debates epistemol6gicos. La reaccién del ‘mpirismo conira cl racionalismo cariesiano se di rigié contra las ideas innatas, cuya certeza garan zaba el conocimiento del mundo. Para Locke la ob- servacién era el fundamento del edificio de la cien- cia, pero no se cuestionaba la separacién entre apa riencia y realidad, observacién y actividad intelec~ tual, sujeto y objeto, En las oposiciones tfpicas del iuminismo inglés influy6 la concepeién mecanicista newioniana de! mundo, con su dualidad entre la apariencia empirica y la realidad subyacente, entre Jos fenémenos y el mundo intcligible de fuerzas y ‘masas. La filosofia de Locke, por ejemplo, disoci6 las cualidades primarias, que correspondian a la ‘materia inerte de Newton, y las cualidades secun- darias propiamente subjetivas y que constituian Ia apariencia, Esta tradicién culmina con Hume, quien sostuvo latesis de la reduecién de todo conocimiento ala observacién, y que como no se podia observar Ja mente o la identidad personal, éstas no pueden ser importantes para la investigacién. Sélo se pue~ den explicar las apariencias Hasta el positivismo légico puede ser consid rado, en aspectos significativos, une continuacién del dualismo y el reduccionismo instaurados por el empirismo moderno. Por una parte, para el criterio empirista de significado todos los enunciados con sentido se deben reducir alos que pueden en princi- pio sor verficados empiticamente, Est criterio ests estrechamente relacionado con la teoria empirista del conocimiento, ya que la verificacién es un con- tacto directo con la experiencia, Mas atin, dicha teo- fa subyace a las dualidades epistémicas que han sido prototipicas de esta epistemologia: cl conoci ‘micnto teérico se distingue nitidamente del conoci- ‘miento empfrico en tanto los enunciados observa- cionales expresan la experiencia directa con el mun: do. Los enunciados analiticos de la I6gica y las ‘matematicas se distinguen de los enunciados sinté- ticos, siendo Ios primeros vacuamente significat ‘vos y los segundos empiricamente contrastables. La

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