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PREFACIO [1802] | Desde hace algunos afios tengo la intencién de dar al pablico una relacién exacta de la vida de Juan Se- bastidn (Bach,) afiadiendo algunas investigaciones_y consideraciones tanto sobre su genio como sus ffaba- s Joss (Los admiradores de este gran hombre no pueden —-contentarse, en efecto, con la corta noticia biogrifica que Carlos Felipe Manuel Bach y Agricola, antiguo compositor de la corte de Prusia, insertaron en el volumen IV de la Biblioteca Musical de Mizler. Por cotra parte, me hubiese puesto a la ejecucién de mi proyecto desde hace mucho tiempo, si no hubiera que- rido terminar antes mi Historia General de la Mi- sica.’Habia reservado para el iltimo volumen de esta obra, ya muy avanzado en la época a que me refiero, los documentos recogidos para la biografia de un(hombie} que, mas que otro.alguno, | & 1a hecho época en la-historia del arte, Pero en el intervalo, los se- fiores Hofmeister y Kuhnel, editores y comerciantes de mésica en Leipzig, anunciaron al piblico su loable resolucién de publicar una edicién completa y co- recta de Tas brag de J. $. Bach: este hecho me obli- 6 a modificar mi proyecto El propésito de los meiicionados editores es del mayor interés para-el arte en si misino, zg mas que cualquier otra publicacién de su géncro, para realzr uy gloria del arte alemn. Las obras) que pose un Tesoro que pueda compararsele. Por Io tats; 26 PREFACIO se hace un gran servicio al pais\cuando se impide la alteracién de estas/obtasjal teproducir el texto en toda su integridad. Y, al mismo tiempo, se eleva asi a artista un ;monumento perdurable) Toda per- sona para quien el honor del nombré aleman sea Sf cosa respetable, debe estar dispuesta a ayudar y a secundar, en la medida de sus fuerzas, un proyecto tan_patiidtico,. Estimo que mi deber es recordar al pablico una obligacién semejante, despertando con ello un noble entusiasmo en el pecho de todo verda- ~ blero alemin, sta es también la razén que me deter- mina a publicar anticipadamente las paginas que si- guen, con lo cual podré dirigirme, como es natural, 2 un mayor némero de compatriotasEn efecto, el capitulo que en mi Historia de la Misica trata dé "Bach, apenas sera leido, segiin me imagino, més que por un circulo bastante reducido de personas a las que se supone que han de tener algunos eonocimientos musicales, lo cual no es el caso que aqui me propon- go./Porque no puedo cansarme de repetir que el arte 1 no es el tinico interesado en que se salve del olvido (a memoria de un hombre tan grande, Esta cuestion @stna de las que comprometen el honor de Ja nacién enter, Un medio eficaz entte todos para conservar de un modo duradero las'composiciones musicalés, *© eonsiste seguramente en su ejecucién piblica ante au- ditorios numerosos: asi es como todavia hoy gran niimero de obras de mérito siguen extendiéndose en el mundo, “El pablico las escucha con placer, sea en la iglesia, sea en el teatro o en el concierto. Mas tarde se acordaré de esta impresién agradable y ‘Gomo ceurre frecuentemente, compraré la obra tan PREFACIO a7 pronto como Ja encuentre editada, aun en muchos casos en que no puede hacer propiamente uso de ella. Por desgracia, es muy dificil en nuestra época sevescuchar las ‘obras, de Bach, porque el mimero de personas capaces de ejecutarlas apropiadamente es, hoy por Io imienos, tan escaso como Jo fué en el pasado. Muy diferente serfa la situacién si! Bach}hubiese via- jado ejecutando’ sus obras en piblico; pero, desgra- )ciadamente, no tuvo para ello ni gusto ni tiempo,Sin embargo, varios discfpulos suyos lo hicieron én su fugar, y, a pesar de la inferioridad de su ejecucién si se la compara con la del\maestroj el asombro y la jdmitacién que despertaron en sus auditores prueban ‘con evidencia la magnitud de las concepciones artis- ticas que caractérizaron al autt) de estas obras. (En. aquellos auditores se encontraban algunos que se apresuraban a repetir en su instrumento favorito los trozos que el virtuoso habia ejecutado mejor y que, por esta razén, les habian proporcionado un placer mis grande. Este empefio se veia facilitado singular- mente gracias a la exacta sugestion que acababan de recibir respecto al estilo apropiado para la interpreta- cién de tales obras.¥No podemos esperar una resu- treccién de las grandes obras de la miisica antes de ‘qiié pase algin tiempo si, por lo pronto, no comen- zamos por formar mejores maestros en este arte. {Falta de buenos maestros: aqui esté, hablando con sinceridad, el origen de todo mal en la. misica. El (profesor sin instruccién y sin talento ha de dar por fuerza a sus discipulos una opinién detestable acerca de las mejores obras, Su manera de obrar asi sera ‘itil egoistamente para su propia reputacién, porque 28 PREFACIO PREFACIO. 29 de otra manera correria el riesgo de que alguno de eminente que ha dilatado en todas direcciones el do- {sus disefpulos le rogase tocar alguna composicién minio de la misica ha de servir para defendernos entre aquéllas que lo ponen en peligro. Asi ocurre contra esos conocimientos limitados y superficiales que un joven discfpulo, después de haber gastado su tiempo, su trabajo y su dinero en bagatelas initiles, se encuentre al cabo de media docena de afos tan Lcignorante en miisica como lo estaba al principio, mientras que otro sistema de ensefianza, que le habria ahorrado la mitad de este tiempo, dinero y esfuerzo malgastados, le habria lanzado, en cambio, por un camino en el cual habria podido marchar en constan- * te progreso durante toda su vidg>Solamente el por- Yetie "podr6 decirnos si ééios” males se remediaran simulténeamente cuando se ponga en venta ea todos Jos almacenes de miisica las obras de Bach,’A ello colaboraria la fundacién de una asociacién de amigos 6 ‘de la misica y de admiradores de este gran genio; asociacién que pondria de manifiesto el mérito de sus obras y, con_ello, recomendaria su estudio, Si el arte 1 que constituyen el gusto dominante en nuestros dias. y%En una palabra, tanto perjudicaria al arte musical abandonar el estudio de los clasicos, como seria fatal para la cultura literaria desterrar de nuestras escue- las Jos autores griegos y latinos.’ Las tendencias de nuestro tiempo propenden hacia sutilidades capaces ¢-de procurarnos una distraccién inmediata y pasajera. Estas tendencias se alejan de{las cosas bellaa, las cuales:no pueden aleaii 'y sim ahinco. zNo vemos cémo se ha llegado a pro- Power seriamente la supresién en nuestras escuelas de ‘los autores griegos y romanos? Una corriente tan malsana atraviesa también por el arte musical cuando se pretende arrancar de su ensefianza el ejemplo de nuestros mejores clisicos. Por lo que a mi se refiere, ha de serfarte 7 no quiere descender a un tive en el @tos hechos nada me asombran, porque el espiritu “eal se Convierte en una simple distraccién de gentes : modemno esti dotado de una pobreza y de una frivo- £ desocupadas, es necesario recurrir con mayor frecuen- Jidad.tales que con raz6n se sonroja al verse compa- cia a Jas obras clésicas,/ cosa que no se ha hecho en “Tado on, los autores que protende proseribir: a nues- estos iiltimos afios," Bach, en su calidad de principe tro (Bach sobre todo, cuya inspiracién derrama tanta Ae los clisicos pasados y futuros, prestard en ese sen) fantasia como ciencia. ;Cémo desoribir dignamente tido inmensos beneficios; Le personia que durante ey de.acuerdo con sus méritos el genio sublime ide esté ¢ (cierto tiempo haya estudiado sus‘composicionesj sabri principe de todos los artistas alemaiés'o extranjeros? , distinguir en seguida una bagatela de una obra real- Déspués del, honor \que supone tantalhombria/y de mente musical y siempre haré valer su competencia (‘descollar\sobre todos los miisicos co su asombrosa artistica ¥ ‘su’ superior instruccién, cualquiera que sea ‘superioridad, ‘no hay, creo yo, mayorigloria,)ni mas “la rama del arte a la que quicra dar preferencia. A . ‘&fenvidiable, qué la de apreciar dignaménte su arte esto podemos afiadir que el estudio de un blasico tan marayilloso, hablando de él con perfecto conocimiento

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