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Diócesis de Coatzacoalcos, A. R.

Registro Constitutivo SGAR/129/93


Aldama No. 502 Apartados Postales 395 y 396
Tels. (921) 212.23.99 y 212.59.03 Fax 212 95 00
96400-Coatzacoalcos, Ver. México.

“Señor Jesús, Tu eres nuestra Paz.


Mira nuestra Patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad…”

A TODAS LAS PERSONAS CREYENTES, A LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD, A LA OPINIÓN


PÚBLICA, A LAS AUTORIDADES FEDERALES, ESTATALES Y MUNICIPALES

La violencia que atenta contra la vida de cualquier persona es repudiable y se debe buscar superarla
por todos los medios, pues va en contra de la dignidad humana dañando todo el tejido social, al
promover un clima de desconfianza e inseguridad. Esto se agrava aún más cuando se utiliza para
quitar la vida a grupos de personas con formas crueles e inhumanas.

Los que conformamos la Diócesis de Coatzacoalcos expresamos nuestra profunda preocupación por
la situación que prevalece y se agrava en el sur del estado de Veracruz. El clima de violencia e
inseguridad va en incremento lastimando personas, familias y sociedad en general.

Lamentamos y reprobamos lo acontecido este 27 de agosto en el Bar llamado El Caballo Blanco, de


la Cd. de Coatzacoalcos, Veracruz, donde perdieron la vida varias personas y otras más resultaron
gravemente lesionadas a consecuencia del ataque sumamente violento de un grupo armado. Como
Iglesia diocesana nos solidarizamos con los familiares que sufren el dolor y la pena ante este terrible
hecho que llena de luto nuevamente a muchos hogares veracruzanos.

Pedimos a Dios por el eterno descanso de las personas fallecidas, por las personas gravemente
lesionadas y también por sus familias para que sean fortalecidas física, moral y espiritualmente en
estos momentos de tristeza y dolor.

A los que hayan realizado este atentado les recordamos que la violencia genera sólo más violencia,
daños irreparables que aumentan la espiral del mal y el deterioro de nuestras comunidades. Que
siempre es posible el arrepentimiento, la búsqueda del perdón, la misericordia de Dios a través del
cambio de vida y la reparación del daño causado. Que siempre es mejor promover la luz, portadora
de justicia y alegría; y no las tinieblas llenas del mal que solo causan dolor, muerte y tristeza.

Confiamos también que las autoridades responsables de investigar y esclarecer este hecho violento
lo puedan hacer de manera adecuada cumpliendo con su tarea de resguardar la integridad y la vida
de todos los ciudadanos.

A todos los fieles creyentes y personas de buena voluntad los invitamos a continuar pidiendo a Dios,
a través de la campaña de oración y del compromiso de nuestra vida, por la superación de la
injusticia y la violencia. Que podamos seguir promoviendo las estrategias y los medios para
recuperar la cultura de la vida y la justicia social.

Atte.

La Diócesis de Coatzacoalcos
Coatzacoalcos, Ver. 29 de agosto de 2019

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