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EDMUND HUSSERI MEDITACIONES CARTESIANAS BE FONDO DE CULTURA ECONOMICA hota phy Lous Hoi votumis suits el yotatabsimo tabays de Uadus ion realwado hace mas de castenta anos por Jose Gaos Su autor mismo cuenta con pormienos en el prélogo la uza rosa historia de la publicacion primitva. Yo he aiiadido la version de la meditaciin final. He res petado absolutamente fa obia que debia complotar, aunque, Aesde Tuego, he corregido todo lo que no podia escapar a Ja cameenda. Ello afecta, fundamentalmente, alos términos| geradehiy ~ gerade (edieectamente», edizectamente sin iiss, edirecto, -a») y a los parigrafos finales de I medi [No he intentado escribir mi parte sometigndome por principio y sistema a los criterios que fucron seguidos en Ja otra. Respecto a los mios propios, baste mencionar las siguientes decisiones: Let, ecuerpo vivow: Korper, «cuerpo Hsicon; Letbkdrper, xcuerpo fisico y vivon: Figenhitssphire, esfera de lo propios; das Eigemvesentliche, «lo esencial mente propio»; Einfidhlung, eendopatia»; Vergegenirt ‘ung, ere-presentacidne; Sachverhall, eestado de cosas La extraordinaria exactitud y el acabado teenicismo del lenguaje filostico de Husser! hacen especialmente admi- rable el castellano que Gaos emples. Pero exactitud, teen hate cismo y peculiaridad sintictica —en los limites mismos de Ia resistencia del idioma alemin— ascienden a un grado méximo en el desarrollo de Ia meditacién sobre la inter a een Foxman Cenmaa beens 6 Uae Y subjetividad trascendeutal, de tal modo que sélo puedo Bee ee er eee SSpirar a no her desequilrado demasiado el valor Ie es ae rario del conjunto'. ig odcee: fay ya una traduccidn espafiota completa de las Meditaciones: a sae rd pale ta ee ae ees 7 ® morrerenes exnarstins Gavs utlizd un texto que Husserl entresé personalmen- te a Ortega en noviembre de 1934, con el fin expreso de que Revista de Occidente editara su traduccion ste texto no ha sido atin encontrado, Telos lon ind apuntaban a que, si iin existian, dcberia de hallarse ‘entre los papeles de Orteza, conservados por la Fundacion madrilena que lleva su nombre; pero doa Soleil Ortega, me comunica que no ocurre asi Se trataba, en cualquier caso, de wna copia qu, por lo ‘que respecta a Tas cuatro meditaciones trulucidas a partir de ella, no diferia mas que en ligerisinos detalles de las ‘otras copias que son conocidas por ol Archivo Musser (wéase el prilogo de la mejor y mis reviente edicidn ale- mana de las Meditaciones, debida a la profesora Elisabeth Strdker y publicada por Felix Miner en Hamburgo en 1977). De todos modos, Ia lectura del parigrato 7 confir- sara la presencia de alguna pequena variante que no se halla en ningiin otro lugar. Por lo demas, ef texto hasta hora perdido muestra —en In medida en que su version parcial nos lo da a conocer ~ ser sustancialmente el mismo ‘que el denominado M ILS (enviado a Dorion Cairns a Nue- vva York, en 1932, tambicn con el propisito de que fuera traducid), Pero lo verdaderamente interesante es que el manus: cto reeibide por Ortega es dos afos posterior a cualquier tro conocido y no puede excluirse de antemano la posibi- Tidad de que contuviera sus principales novedades en el texto de Ia meditacién quinta. En efecto, Husserl trabajé muy intensamente en los aos 1929-1935 en el problema de la constitucién de la intersubjetividad. No sélo en el marco del libro sistematico que preparaba como refundicién de las Medizaciones (1981-1982), sino incluso precisamente en los dos aiios siguientes, cuando el plan de tal libro habla 1979, Véaw mi rcenskin de ela en Anaes del Sem Matpria Ui Cmmpitense de Madrid, X1V (99) pp. 78 ‘ors wrt. orto ° sido abandonado, El resultado de aguella labor esti eon tenido en las setecientas paginas del volumen XV de las ‘obras completas (Husserliana), que tue editado por Iso Kern en Martinus Nijhotf (La Haya), en 1973 [Zur Phino- Imenologie der Intersubjektivurit. Texte aus dem Nachlass. Dritter Teil: 19291935]; y en La erisis de fas ciencias ew ropeas y la fenomenologia trascendental, § 54 (Husserliana Vi, a cargo de Walter Biemel; mismo lugar y misma casa editorial, 1956). La evolucién de Ia teoria contenida en ta Imeditacion quinta es uno de los progresos mis profundos {que experiments la fenomenologia trascendental,justamen- te en el periods 18241934 y, sobre todo, en 19321934, ¢Es facaso imposible que Hussetl, en ver de repetir Io que habia hecho con Dorion Cairns dos aflos antes, entregara a Or tega un manuserito mejorado precisamente en Jo que con ‘ceria al trabajo fundamental —y enorme-- de los ulumos meses? Las modificaciones de importancia no podian afee tar a las meditaciones iniciales; peru prieticamente debian cstar presentes en la gran meditacién final. Naturalmente fen contra obraba el hecho de que la reforma de la segunda, mitad del libro no habia de dejar del todo intacta la pri ‘mera. Por otra parte, hay que recordar que Husser] entrez6 inmediatamente a Ortega un texto que ya estaba listo para ser traducido. La visita de Ortega fue breve (la ocasién la suministraba el viaje de su hijo Miguel, que iba a ampliar estudios de Medicina en Friburgo durante un curso en que viviria hospedado en casa de los Husserl). No tenemos in- cio alguno de que Ortesa y Husserl hubieran tratado la juestion de Ia traduccidn de las Meditaciones antes de co- nocerse personalmente aquella semana de noviembre. Pero, se limitarian las operada explicita o implicitamen- te por las exposieiones, juicios y fenomenologias, a las que esta ligada Ta fenomenologia «realistas con la que esta en unig I Filosofia de los valores, a que he aludide en pasaje anterior. ¥ en todo aso, en fin, es de Ta «Fenomenologia ‘wascendental» de donde se han originado las filosofias mis recientes y mis influyentes en la actualidad. Las evatro pr rmeras Meditaciones resumen la «fenomenologia trascenden- tal» en forma sustancialmente coincidente con la concep cin de Ia fenomenologia en la etapa de la evolucion del pensamiento de Husserl a que corresponden Ia segunda edi- idn de las Investigaciones y las Ideas, a etapa clisica ya astonss ¥ stexsrzenv0 2s desde ahora y hasta ahora y con la mayor probabilidad ppara siempre. Pero la fenomenologia asi concebida lo es tambien como el idealismo trascendental a que se refieren lor §§ 40 y siguiente de las Meditaciones, y este idealismo ccondujo a Husserl al problema de los otros yos tal como Jo apunta singularmente el final del § 41. A este problema yy a su solucion en una nueva monadologis dedicd, pues, Husserl la quinta y iltima meditacién. En la extension de cesta meditacion, mis del doble de la de la mas extensa de las cuatro anteriores, hay que descubrir tanto, por lo me fos, como una expresion de la importancia atribuida por usserl a esta micva etapa del desarrollo de su fenomeno- logia, un efecto del deseo de aprovechar Ia acasién que las Meditaciones le ofrecian para exponer el tema capital de festa nueva etapa, Pero los hechos son que la nueva mo- hhadologia y esta nueva etapa en general, como las ultimas todas de la obra de Husserl, distan de haber obtenido el ‘econocimiento o tenido la repercusién de la que he llamado Ta elapa chisiea, segin anticipé en ot%0 pasaje. La «feno- menologia trascendental» de la conciencia pura conducia onsectentemente all problema de los otros yos: sin em harzo, la solucién ha sido eriticada como un aditamento ‘nspirada por el afin de hacer rotunda y defintiva la pro- pia filosofla, en ver de dejar los descubrimientos efectivos ¥ las sugestiones fecundas abiertos a la prosecucion pre: Viamente indefinida y realmente nueva, en suma, como un ‘aditamento inspirado por el espiritu de sistema que ha poseidlo en general a los flésofos (v, T. Celms, El ideaismo Jenomenoloeico de Husser, traduccién mia: Revista de Oc- cidente, Madrid, 1931). Cosa pareja le acaecié también a Uereson con sus Dos fuentes de la moral y de la religion (w. le critica de Morente en el nim. IIT de la Revista de ‘Oceidente). La solucién, y aun el problema, no podian im ppresionar como lo habian hecho los problemas y las solu jones inaugurates de la fenomenologia, Interesaban ya mis ‘aue los desarrollos de ésta por el creador, menos nuevos 2% entractonss cARrESANYS ae los inicos, los desarrllos novsimos por los dseipalos $ continuadores. La naturales misma de Ta filvofia hace innposibe estimar ftegraren un eerp Tas ions cealvaacicno las soosivasverdadee dena ein y Peo dice ina peculiar eavcstad por le ultima flosofia yuna toda flostea.Relegaron, es, al ereador y maestro a {Gemino de suyo un tanto fejanoy oscuro del Fundador soe Coruscantes daepulosy continuaores, Ye timo desco- ante entre étos, elegs Te ilsotn de Tos valores eiten en general al trmine de un momento nuperedo can te Storia contemporinea dele filosofia. ¥ralep lor objetor idzalesy los valores mismo, el conocerios, estimaroe y en general vivrlos, al de objetos y fenémenor de Tos que coe mostrarse la fundamentacion en realidades mas rad ‘ales. De la fenomenoloyia dela conciencia pura de Huser] Doss Heidegger as anata del Daze. Ala verdad id= table de la realidad de la concincia pura debin susie Waid ata yoni Ds Oren seis a sfenomenologiacrascencnals a una ertica (ayo res son my fil pocde ver el lector en ln ita Histor de In ftocoia de Maris) en el sentido de que lo decisive n0 es la conconcin objeto de ln rfl, sino ta on a ou fuminoe a vivir on meio de toda eoucnra vidoe, La arr Fda radicale no sla concincia pre, ino «nesta vidas Por mi parte, empicra yaa acer aon ie viene parecen. dome ver in signficacin histrica y Hoste toga de In fenomenclogia de la manera siguiente. El pasado entero de In filosoti puede redicirse a dom grandes movimientor cesivor de direciin opnesta. a ilosofia gies y con y tas slln ls antigua la medieval se han diigido, como insinaé fntes, a Tos princpios bjetivor del mundo, en una idea ion csencamenteciétca, afado ahora: concbiond tales Principon como ideas, valores, esenciassubsistentes en st ‘por so inherentes 3 un principio divin, © oneibiendo Sidcticamente ent principio. Radcslmente snimada por el cristianismo, introdactor decsivo. de a conclncla, como astonte ¥ stoxtrzen0 n instancia fundamental, en In historia, segin revela la anti Cipacign de San Agustin Descartes, la filosofia mhoderna ‘mpeab por rettotraerse y retraerse rellexivamente a la com ‘encia, para partir de ella hacia el mundo y hasta los prin- Sipios objetivos de éste y de ella. La tensin entre la cide fiea filosofia antigua y In coaciencia cristiana en el seno {de la filosofia medieval da a ésta su peculiar complexion Y situacion verdaderamente media, que no deja de prolon- Jrarse en su descendiente moderna, En la sueestin historica {i los dos movimientos, de la Filosofia antigua y medieval {la filosofia moderna, debe reconocerse una sucesién pro- Jrovida por una relacign de fond ultimo entre ambos. Pues bien, ambos o el pasado entero de la filesofia vienen a ser ‘outnidos notoriamente por las dos partes de Ia fenomeno Topia de Husserl: la exletica filosofia antigua y medieval, clerealismos antigua y medieval, en Ia «fenomenoloria ¢ Meticas: la meslerna filosafia de la conciencia, el moderno “idealismos, en la «fenomenologia trascendental», Es mis. {La awuncign de Ja Filosofia moderna por la «fenomenotogia tascendental® llega al detalle de asunir la transict6n na tural de todo sidealismor a un idealismo «trascendental Por el lado, ya no del pasado y antecedentes de Ta feno- enologia de Husser, sino de su sucesiin y futuro, de sus {os partes, tambien, han salido como he apuntado las prin pales lilosofias posteriores a ella, que reiteran los dos trandes movimientos del pasado filosético: el de la Filosofia Entigua y medieval, la filosofia de los objetos ideales y de Ibe valores: el del cristianismo y la filosofia moderna, la filosofia existencial. En tales movimientos, asunciones y feiteraciones, zedmo no palpar una encubierta pero tangi- ble naturalers de la filosofia osclante entre dos extremos Gialgeticamente unidos? Contenido y mérto times de la Tenomenologia de Husserl: Ia articulacion de sus dos par- tes sugiere cudl podria ser la relaciin entre ambos, mov imientor de la historia de Ia filosofia, fondo iltimo de esta historia entera y de la filosofia en general. Bien mirado Jo 2» eorrciones cunrestanss {que pasa realmente en la caverna de sombras y asombro donde se practican las esotcricas operaciones filosficas, y aunque Husserl ensefisexpresamente que la conciencia pura Sigue siendo un facture empirico, o que la fenomenologia trascendental es sina fenomenologia empirica o faetia, si no se reduce eideticamente la concieneia pura a su esencia, Ta reduecién trascendental, y ella s6lo, ¢no trae consiga Ia cidética? La coneiencia pura, pura de toda oposicidn y pereepcin de realidad, ¢no sera puramente Ia esencia de Ta conciencia?, el fendmeno puro cla esencia del fenémeno correspondiente? Y a la inversa, cuando se piensa tener la esencia de la conciencia o de uno de sus fendmenos, se tendria en verdad la coneiencia pura o el Fenémeno puro. [La transicién natural de todo «idealismo> a un idealismo strascendentale consistiria en esta identificacién de Ia de- puracién de realidad y la reduccisn a Ins puras quintacsen- cias, fundada en la misma naturaleza de las cosas. Tal iden- tifieacién quizis pudiera justficar a la ablacién de la «fe- rnomenologia cidética» contra Husserl, pero reguramente que no la justficaria contra las filosofias que reconocen lo trascendental, la erealidad radicals, no en ninguna concien- cia mis © menos general por abstracta, pues toda mera conciencia es un abstracto de Ia concrecién de la vida que la sustenta y circunda, sino en esta Vida. Es por lo que me parece que de la trayectoria contemporinea de la filosofia, es el tinleo término Iigico de llegada y partida hacia el fur tuo tomar la «realidad radical» en su concrecién extrema, bsoluta, La realidad de verdad absolutamente indubitable, el punto de partida del filosofar, no pucde ser, no es, de hecho, ni el cogito a que se Mega a través de Ix duda me todica, ni la sconciencia puras a que se Mega por medio de Ia reduccidn trascendental, ni en general el contrasen tido de ningiin dato buscado y encontrado s6lo al término dle Ia busca y hasta rebusca; sélo puede ser, sélo es, de hecho, lo tnico dado sin contrasentido, lo unico eon que se encuentra antes de toda busqueda el filésofo: él mismo rastonie ¥ stoxtrieno » fen ut situacin de querer partir hacia donde sea —Ia erea- lidad radicals es «nuestra vida», pero no tomada en nin- guna generalidad, como la de «la vida humanas, pues toda ‘Beneralidad es mis o menos abstracta y relativamente ire, Sino tomada en Ia conerecin absoluta del fildsofo aqut y ahora conviviente con sus préjimos mis o menos efectiva mente proximos en el espacio y en el tiempo—. Esto acarrea tuna primera consecueneia soliviantante: cada filosofia equi- Yaldra ticitamente a, o seria explicitamente, una confesisn personal y us memorias histrcas, una autobiografia tuna autoblogrifica Historia... Estas no pueden dar sino la verdad del autor: ces que no pueden ser verdaderas?... Tal Indole de Ia filosoia esta encubierta en Iss mas de las fi- Tosofias por la orientacién de éstas hacia To objetivo, pero no obstante esta orientacién, denunciada por el modo de ppraponer el fildsofo sus proposiciones, aun en los casos ‘nds favorables tan sensiblemente diversa de aquel en que propone las suyas el cientfico por excelencia: el matems Tico propone sus proposiciones con apodicticidad de la que fest tan seguro qie ni siguiera se le ocurre hacerse cues- tidn de ella, haciéndose presente a si mismo; el fildsolo propone Tas suvas, en los casos extremos con una apodicti- fidad que tiene que mostrar y hasta probar exhibiéndose ‘si propio sucesivamente dubitativo y cierto, en los demas asos como sui manera de pensar y hasta de ver sélo, st ‘opinion y hasta su simple impresion. Tal indole de la filo Sola ha sido descubierta para siempre por el Discurso del Iméiodo, al que ello exalta a su rango Unico en Ta historia Ue la flosofia, Tal indole esta por To regular menos encu- bierta que en las filosofias dat realismo en Tas del idealis- imo: éste, de inicio esencinimente solipsista, no deja de ser Ta historia y hasta la fabula, el mito o ef cuento que un Robinson hace de sus aventuras y hallazgos, hasta el des ccubrimiento, en los desenlaces més felices, del tesoro y del ‘doble, Viernes 0 Domingo, trascendentales. El término smitos 0 scuento» no hay que decir a quién puede aludir. so wenicco Los términos «fabulas e historias son cartesianos. El i timo se encuentra en estas Meditaciones eartesianas. Avance por ellas el lector en Ia paradéjica, como notars, compania del gran Robinsén de Moravia, manteniendo desde la par- tida fijos los ojos con atencién en tal aspecto del itinerario, Lo que propone el filésofo realist, algo orientado hacia el ‘mundo, no es ya lo qne propone el fildsofo idealista: algo referente, inicialmente al menos, asi mismo. Adviériase que en el referirse a si mismo viene a encontrar el colmo de la apodicticidad. Y no se éoje de advertir que comunicar s verdad a otros semejantes © congeneres es todo un pro- bblema. Otra, segunda consecuencia, que después de la an- terior ya no tiene fuerza para soliviantar iualmente: Ia relacin entre todas las filosofias, o mis real, entre todos los filésofos, el caso «radical» de lo que se dice en la vida comiente cambiar ideas» ‘Mas como quiera que pudiera ser de todo lo iltimo, lo anterior habré mostrado unas cuantas cosas. No sin todo fundamento ha podido pensar Husserl haber aleanzado en su fenomenologia una filosotia defintiva, una philosophia perennis. Que sea bajo la especie de ciencia, arquetipo tra: dicional de verdades definitivas, como ha visto s1 defink tiva filosofia, no es sino comprensible. Que se haya repre- sentado la philosophia perennis como un esencial sistema temporal de las verdades descubiertas en contingente cooperacién histérica por los pensadores, no es sino con secuencia. A Ta raza de aquellos en que la filosofia entesa de su pasado parece més notoriamente asumida en la pro- Pia, los Aristoteles y los Hegel, resultaria pertenecer Hus seri si la publicacion de su enorme obra inédita, suponién: ddola no aniquilada, revelase un parejo enciclopedismo mo- rnumental del sistema, Aun sin esto ultimo, es lo mas pro- bable que el futuro ratifique el juicio que predice en Hus- serl el fildsofo més importante en suma de Ia novisima y actual edad filosofica, Mas aunque no To fuese, habiendo asumido y originado Ia historia entera de la filosofia hasta aston ¥ stoxtricnve au el mismo dia de hoy, es la fenomenologia de Husserl una Titosofia quc ha de ser asumida a su ver por toda que haya {de originarse —por todo el que en adelante quiera filosolar ‘riginalmente: por paradéjico que resulte, no hay que des- ‘onocerla, sino que asimilarla, para ser en adelante original tn filosofia—, o si a Filosofia fuese consustancial como a ninguna otra cosa la originalidad, sencillamente para hacer Hilosfia 0 ser filésofo, No obstante las seductoras nove: dlaules posteriores a él, a Husserl habrai que volver, de él habra que partir, durante bastante tiempo ain, hasta que haya advenido definitivamente el de tratarle como un gran sisico mis, Porque esta necesidad de volver a él y partir {de cl anticipa desde ahora la clasiidad de su obra, en par- ticular de sus Investigaciones e Ideas, en un sentido, por Io que tienen de capitales; de sus Meditaciones, en otto Sentido, mis proplo incluso, por lo que tengan de «intro- Aduccidns ‘a traduccion francesa se difundié hasta agotarse, hace ya ais, en términos que resulta imposible hacerse honra- laments con tn ejemplar'. El texto alemin no se ha pu bicado®, Se penso, pues, en publicar una traduceién espa- fiola, Sino recuerdo mal ya, a fines de 1935 Ortega visits con Friburgo a Husserl y recibié de éste un ejemplar a mix ‘duina, con correeciones y adiciones manuscritas, del texto ‘somin de las Meditaciones, para hacer sobre él a traduc- ‘iin que seria publicada por la Revista de Occidente’. Or- ta me confié la traduccion, ala que Ie propuse y acepts javregar un comentario sacado del material que yo habla ‘eunido con oeasién de Ta explicacién que habia hecho de ia sido reproduc en 1969 por In casa Vein de aris, [Nota st editor, “SKnited ene primer vlumen de Huscelions, eitado por Ste shan Strasce cn 0 [Ne del 3° Gace a rcuerda tal. Vid. Pazand Hse, Briefe en Reman Inger, Nit Evlsterangen und Erinnerdngen an Huss! (econ {£' Rema Irn) Bon ese Masts Nii ora IX, de 4 de noviembre de 188 (N. Sel E] 2 raractones ovmrestawss las Investigaciones pardgrafo por parigrafo en dos cursos académicos. Al dejar yo Madrid, a principios de noviembre de 1936, ef texto alemsn y Ia traduccion de las euatro pr ‘meras meditaciones quedaron juntos sobre las obras’ de Husserl en un libero del cuarto de trabajo; In traduccién, de la quinta, dentro de Ta carpeta de la mesa de trabajo. [Algo después se pensé en la nocesidad de rescatar ef texto aleman. La casa en que yo vivia,situada en In proximidad del fronte de la Ciudad Universitaria, habia sufrido ya los cfectos del bombardeo. Sin embargo, mi hermano Angel, ‘cuyo nombre no pareceri impertinente consignar aqui, 1o- ‘er6 rescatar del evarto de trabajo el texto. aleman y la traduccién de las cuatro primeras meditaciones, pero no J de Ia quinta. Devolvi el texto alemin a Ortega, quien ddej6 en mi poder Ia traduecién, con Ta indicacién expresa de que si un dia To ereia necesario, hiciera de ella el uso que estimara procedente. Por lo pronto, decidi guardarla ‘A ver si venian tiempos mis propicios, si no para rescatar cl final, que debia dar por perdido, para rehacerlo; en ‘ilimo término, para publicar Ia buena parte rescatada, Un lustro justo ha trascurrido, No se ha presentado co- yuntura favorable para rehacer la traduecién de la quinta rmeditacién sobre el texto aleman. Tgnovo inchiso si el texto sigue en poder de Ortega o si éste lo devolvis al autor 0 « heredero 0 representante legal suyo, y en este caso el destino que haya podido tener. Si Ortega lo devolvie y fue a parar a la biblioteca de la Universidad de Lovaina, ha muchas probabilidades de que las Meditaciones no puedan ser conocidas nunca mas que por la traduccion francesa de las cinco y la mia de tas cuatro primeras. Por todo, ha pa- recido al fundador y director de esta Coleccion de textos clasicos de filosofia, el Sr. Lic. Eduardo Garcia. Maynec: su editor, el Sr. Lie. Daniel Cosio Villegas, y a mi, que en ella podia publicarse por lo pronto esta traduccién. Dada la finalidad de la coleccion, a que corresponde su earscter, fen ella encajan perfectamente las antologias, como ron sus dos primeros volimenes, Teniendo en cuenta la historia y Siunificacion de las Meditaciones, tema central de lo escr fo hasta aqui, ya una simple seleccién de Ia obra, en el texto original o tradueida, resultaria de un interés y una htlidad muy subidos, Pero las cuatro primeras meditacic- hres son harto mds: Ia més auténtica sintesis posible de ta Fenomenologia clisica, completa e intligible por si sola. fen todo caso, la publicacion de esta traduecién no impide pecizamente el que se la complete con la de una traduc- ion de la quinta meditacién en un segundo volumen. Si Tuacse posible ain, con una traduccion del texto alemén. Si hia, eon una traduceién de fa francesa, que bien pudiera ser la el maestro Antonio Caso, que ha hecho y guarda inédita lin de las cinco, La extensién de la quinta se prestaria a ilar un volumen no demasiado disparejo del presente, pero tl segundo se ofyece como lugar apropiado para afadir unas wotas que no serian el comentario proyectado para la on de la Revista de Occidente —puesto que he perdido ios mis papeles de origen anterior a mi partida de Ma tind y hay en la vida cosas que no pueden hacerse por Seeunda vez, pero que, sin embargo, pudieran rendir al ara terminar, unas palabras sobre la traduccién. No 4 deber inspirarme en Ia francesa para hacer la mia. bia ya una verdadera escucla y hasta tradicién de los \luctores espafioles contemporiness de filosofia alema- tna-Como en muchas otras, los espafioles nos hablamos ade- Tintado a los franceses en la traduccion de las Investiga- ‘intes: No obstante haber sido hecha esta traduccidn por In Manuel G. Morente y por mi, tampoco cret forz050 se smiela en algin panto, Asi,el tema Bedeutung-Erfllung, tan Tinportante en las Investigaciones, no lo es en las Medita- Yiomes, Por ello me pareeié que seria hasta conveniente treseindir, en Tos pocos Tugares en que hubiera podido em- bearlo, del neologismo simpleciéns, usado en la traduc- ‘inn de las Investigaciones. Problemas difciles me plantea- 4 mrairsciowes eanrrstanss ban, en cambio, otros términes del original mucho mis te imaticos y repetides. Ast, los que me resolv! a traducir por asuncién» y «presunciéns, mo encontrando otros que re: produjesen mejor el juego de los originales y esperando que el lector comprendiese desde su aparicidn, por el sen tido del contexto, aguel en que debe entenderios. Un pro- blema que sigue resultindome insoluble es el de la traduc: dn de real y rell: todos los terminos que se ocurren para traducir lo uno a diferencia de lo otro se necesitan para otros conceptos de Husserl Se trata de la distincién entre lo real en los sentides corrientes del término y los elemen- tos constitutivos del cuerpo psiquico, si se me permite ex- presarme asf, de las vivencias, que Husserl se aplica a dife renciar sutilmente, Como las vivencias mismas ciyos son, tstos elementos son reales en uno de los sentidos corrientes del térmiro, mientras que las cosas reales que no son tales lementos de las vivencias no son reales en este sentido de flementos de las vivencias. Eo este sentido se encontrard el término «reals, entrecomillado, al comienzo del § 37, pero ste no es el tinico pasaje en que el término debe enter dderse en el mismo sentido. Jost Gros tise) INTRODUCCION § 1. Las Meditaciones de Descartes, prototipo de la reflexion filosofica La vosimtinap de hablar sobre Ia fenomenologia trascen- ental en esta dignisima sede de la ciencia francesa, me Nena de alegria por razones especiales. El miximo pensa- dor de Francia, Renato Descartes, ha dado con sus Medi- ‘aciones nuevos impulsos a Ta fenomenologia trascendental. Hlestudio de las Meditaciones ha influido muy directamen- fen la transformacion de la fenomenologta, que ya ger- ‘minaba, en una variedad nueva de la filosofia trascenden- tal. Casi se podria llamar a la fenomenologia wn neocarte- snismo, a pesar de lo muy obligada que esté a rechazar ‘casi todo el conocido contenido doctrinal de la filosofia srtesiana, justamente por desarvollar motivos eartesianos tle ana masta radical En esta situacién, bien puedo estar seguro por adelan- del interés de Uds, al partir, como me propongo, de ‘nyuellos motives de las medivationes de prima philosophia ‘auc tienen @ mi juicio una significacion de eternidad, y al icterizar, apoyéndome en ellos, las transformaciones waciones en que surgen el método y los problemas fe- rnomenologico-trascendentales Todo principiante en filosofia conoce el memorable cur- sw» de pensamientes de las meditationes. Recordemos su ditectriz. Su objetivo es una reforma completa de Ia cofia, que haga de ésta una ciencia de una fundamen- focidm absoluta. Esto inclaye para Descartes una reforma, omdloga de todas las - En efecto, éstas son, sein ‘simples miembros subordinados de la ciencia universal 2, que es Ia filosofia, Solo dentro de la wnidad sis: tennitiea de ésta pueden las clencias Hegar a ser gemuinae Tencias, Ahora bien. tal y como las eicncas se hav formado 4 tractoNtS eamrasta¥as Histrcamente, ls tla esta genulnida, In que depende de Ja fundamsatacin radical ¥ foal parend® de Soden sins absolute, do evidencls mds alli 'de las cases se puede retrocder. Newesitas, por lo tanto une Toone ‘mucein radial que dé saistacidn a later de fe eens Somo unidad univer de las clenciay tanta ta cored de dicks lundamentacién sbeoltamente actual, Bone Beratvo de reconstecisn conduce en Desarcr ea Tosti de orentacin subj, En dos sgcitendnes eee as se leva a cabo esta orientacion subjesna Be pain férmino: todo ol que quiets llegar a ser'eh acre Te Sofo tiene que retseme bre st mismo use sere ‘ida y tate de daroca en Interior todas le cients Valid pra el asta entonces, y de construnae a cen 1a flosolia “la sabiduria~ es una incumbencle toads Personal del sujeto filsofante: Dobe Ie Hapudniey eee su sabia, como aguel st saber tendiene Sane: zarse que ol adguere por s miso, de que el paede hes responsable desde un principio cn cada pies gartee de aguela evidencia absolut ‘Tomada la meokesoy ae deslcar mi vida al opr de ene objetivo, que oak jl ave pede ponerse ening de Hage fl solo dicho queda que he escogdo como punto de perio Ia absoluta pobre en al orden dol conocimisne, Eee Punto de parties palatnamente primer elcid far emo pusda encontrar un metodo prosresive ca oe conduc un genus saber. Las Medtaclnes cartes 40 rotenden ser, pes, ia lacumbenes moran eee ao del ftsafo Descartes, porno decir una mers bales forma iteatia dada a unm exposcin de'prinseoe ore Pios tosis. Traan, pore contrari el meee es resitaiones forzons todo incpiente Boro ari ces maditacones de que puede broar enanents Sok ssrmonuecton » Volncndonos ahora al contenido dels Meduaiones, an exatane para nosotros, le bombres de hoy, nos enconte- tas con que en ela se leva cabo un represo hacia e go flowofant 1 in segundo y ms hondosentdo,bacla {ego dels pra cogttationes. 1 meditador lleva cabo tste epreso en el conocido y sumamente notable metodo ‘ea dds, Ditigéndon con radical conortensia a obj. tivo dl conocimiento absolut, el meditador se nega a a flr somo extent nada que no Tent income ante tila postbiidad imaginable de trmarse dudon. El meditador Heva a eabo, po ende, una erica meté- shea defo que es cierto en la vida ntiral de In expec sia'y del pensaminto,dewe el punta de vista de la post bila de"dudar de clo, y eliminando todo aguello que ‘sj ableria poutidades de dads tata delograr un even. tual rato de evdencia absola Ten este metodo no rss ala crc In ceremn de la cperiencia sensible, em que ext dado ef undo on la vida vatural; por consignee, en este estado iil ene Que ‘tua suspeno fa eistenla del mundo. Como abso timenteindudable, como inncgable, aun cuando ete mun ‘kno eitlese, el median se cacuntrasslamente com “ito mismo en cuanto puro go de sus cogitaions, EL ego in reducldo Neva a cabo, pues, una eapecie de loser sista Busca unos eaminos apoditcamente certs por Cuales pueda Sranqueare en su pra inteioridad oa ‘Nitin sbjetva, Esto suede el conoddo modo com “tote en fein ante todo Ia esstenca y veractias de ins, y Ingo, por diode elas, In naturalsn bei, iano de ie suatacis finite, on sums, a baveobjeiva Ta metafiseay de las cenciar posts yésas mismas. ides eta iferencas sign, como no pun menos. el Ia conduetor de pricipiosinmanests a ee0 pur, uh vse ene $2 Necesidad de um comienzo radicalmente ‘muevo ent la filosofia Vata gut Deserts, ¥ ator otto, prepitamen een eye er ponent fe ‘enue sgiaciondeeeridad? Sov tcaea top dlos para infundir fueras vtales a socsto tempo? ‘cut steno Col Ie te cc sn sn pon Se ho esr pon ‘au aus, sn cbarg, hens rei ne andanenstoe tc oe et en no tik, cc sec sy tated 9 mess See eee cars at eco sane de tents ie me fee tec ls Matlocnet cena at far ae ae pest mich i canstanc Se a ae edo he Fete Ges dot den sts enn set trl rns hon ha aoe a ‘roo I ot pre op opto eos Desa ee Moliicndo etl todo, sola te we tae Cal denice chime ger hci ae ee Scania cl pres ted ana ssc fo a esas sugars] ase eres Feit. No lena en si eta pervert tendenia sentido de cternidad, para nosotros cl de una gran tan Ge ns er inposn or ors ana San tamos todos Iamados a colaborar? vente awe es 12 dxcompoitn de ose acl on med de scan poe: noe de. us Pouet Us hese ie dee eat Sie po compen tor be top acetone a eens ee rermonecctox a sofia occidental desde el punto de vista de Ia unidad pro- pia a una cfencia, Esta unidad se ha perdido en cuanto al ‘bjeto dela filosoia, a sus problemas y a su método. Cuan {Go con el comienzo de Ia edad moderna la fe religiosa fue ‘onvirticndose cada vex ms en una superficial eonvencién Sin vida, la Humanidad intelectual se elev en alas de la fhucva gran fe, la fe en una filosofia y ciencia auténomas [la cultura entera de la Humanidad iba a ser dirigida por cevidencias cientificas, iba a ser penetrada de luces, a ser feformada y convertida en una nueva cultura suténoma. Pero desde entonces también esta fe ha catdo en la in sinceridad y en la atrofia. No enteramente sin motivo, En fupar de una filosofia viva yuna, tenemos una literatura filosofica creciente hasta To infinito, pero casi carente de Conexiéa. En lugar de una seria controversia entre teorias| puignantes, pero que denuncian en la pugna su intima cohe- ‘oneia, st unanimidad en las convieefones fundamentales y tina imperturbable fe en una verdadera filsofia, tenemos seudoexponer y un seudocriticar, la mera apariencia de | filosofar seriamente unos pensadores con otros y unos treosadores para otros, En todo ello no se manifiesia para ttala un estudio reeiproco constiente de su responsabilidad vice eon la intencién de lepar a una verdadera colabo- Jncion ya resultados objetivamente validos. Ahora bien, Ujetivamente validas no quiere decir otra cosa que resul- Tinos depurados por una critica reciproea y eapaces de re inte toda eritica, Pero también gedmo va a ser posible win verdadero estudio ni wna verdadera colaboracién, hw Inendo tantos filésofos y casi otras tantas filosofias? Tene tun atin, es cierto, congresos filosficos, los filsofos se Ttemen; pero, por desgracia, no la filosofias. Falta @ éstas Ii nnidad de un espacio espiritual en que poder exstir la fit para la otra y obrar la una sobre la otra. Es posible ue las cosas estén mejor dentro de simples eescuelass 0 \Incccioness; pero dada su existencia en forma de sista 2 saprractones exasianss imiento, y a la vista de la toral actualidad filos6fiea, el re- sultade es en lo esencial el que acabamos de descrbir. [En medio de esta desventirada actualidad, zno estamos en una situacion semejante a aquella con que se encontrs Descartes en su juventud? ¢No seri tiempo, pues, de re- novar su radicalismo de fil6sofo que inicia su actividad, de someter a una revolucion cartesiana Ia inabarcable litera: tura filosofica con su confusién de grandes tradiciones, de innovaciones serias, de modas literarias caleuladas para hacer simpresion», pero no para ser estudiadas, y, en fin, de empezar con nuevas meditationes de prima philasaphia? No se puede atribuir en definitiva lo desconsolador de hhuestra situacién Floséfiea al hecho de que los impulsos lnradiados por aquellas meditaciones han perdido su vita lidad originaria, y la han perdido porque se ha perdido el cspiritu del radicalismo en Ia autorresponsabilidad filos6- fica? No debiera pertenecer. por el contrario, al sent radical de una genvina filosotin, el imperative, que ss pone exagerado, de tna filosofia resuelta a conseguir la ex ‘toma limpieza imaginable de prejuicios, de una filosofia ‘que, con efectiva autonomia, se de forma a si misma, par- tiendo de tltimas evidencias hijas de si mismas, y se haga por ende absolutamente responsable? EI anhelo de una filosofia viva ha conducido en estos Atimos tiempos a toda clase de renacimientos. ¢No seri el tnico renacimiento fructifero precisamente aquel que resucite las meditaciones cartesianas? No para adoptarlas, sino para descubrir lo primero de todo el muy profunde sentido de su radicalism en el regreso al ego cogito, y a continsacién los valores de eternidad que brotan de este regreso, En todo caso, se ha seialado con esto el camino que ha ‘conducido a In Fenomenologia trascendental Vamos, pues, a recotrer en comun este camino. Como litésofos que iniciames nuestra actividad radiealmente, va- oweecion s mos a llevar a cabo meditaciones a Ia manera ¢artesiana. [Noturaimente, con extrema cautela critica y prestos a tod {iansformacion necesaria de Ins vijas meditaciones carte Sfanas, Tenemos que ilustrar y evitar tentadores extrav ‘Gr auc han incarrido Descartes y su posteridad. MEDITACION PRIMERA EN QUE SE RECORRE EL CAMINO QUE LLEVA ‘AL EGO TRASCENDENTAL § 3. La revolucion cartesiana y la idea directrie de una fundamentaciin absoiuta de la ciencia Eupezawos de nuevo, pues, cada uno para sf y en si, con Ja resolucidn propia de unos fildsofos que inician radical- mente su actividad: lo primero, dejar en suspenso todas las conviceiones vilidas hasta ahora para nosotros, y con cllas todas nuestras ciencas. [a idea directriz de nuestras meditaciones seré, como para Deseartes, Ia de una cieveia que hay que fundamentar con radical autenticidad, y ultimamente la de una ciencia universal Pero ¢qué pensar de la indubitabilidad de esta misma idea, de Ta idea de una ciencia que hay que fundamentar absolutamente, desde el momento en que no disponemos dde ninguna ciencia dada como ejemplo de esta auténtica ciencia, puesto que ninguna tiene valor para nosotros? Re- presenta esta idea una justa idea directiz, un objetivo po- ible de una actividad posible? Es patente que tampoco podemos dar esto por supues- to, nj menos decir que consideramos sentada de antemano ninguna norma reguladora de semejantes posibilidades, ni todavia menos un estilo que seria de suyo natural y propio de toda auténtica ciencia en cuanto tal. Porque esto equ valdria, en conchisién, a dav por supuesta toda una légica y teoria de Ia ciencia, cuando en rigor también ésta se halla Sujeta a sufrir la revolucién de todas las eiencias, Descartes tenia por adelantado un ideal de ciencia, el de Ia geometria,o si se quiere el de la ciencia matematica de Ia naturaleza, Rste ideal decide, como un prejvicio fatal, dle aquellos siglos, y decide también, sin ser sometido a eri. tica, de las Meditaciones mismas. Para Descartes era de antemano una cosa comprensible de suyo que la ciencia ” a seomicioNts eunrEsANAS universal habia de tener Ia forma de tn sistema deductive, fen el que la construceién entera habla de reposar ordine {geomeirico sobre un fundarcento axiomstico y absoluto de Ja deduccién. Un papel semejante al de los axiomas geo- ‘métricos en la geometria es el que por respecto a la ciencia luniversal tiene para Descartes el axioma de Ia certera ab- soluta que el epo tiene de s{ mismo y de los prineipios axio- miiticos innatos en él: sin més diferencia sino que este fundamento axiomético yace atin mas hondo que el de la eometria y esti llamado a cooperar a la ltima funda ‘mentacién de és Nada de esto puede influir sobre nosotros. En cuanto fildsofos que iniciamos nuestra actividad, todavia no tiene valor para nosotros ningin ideal de ciencia normativo. Ni podemos legar a tenerlo sino solamente en cuanto poda- mos forjarnoslo de nuevo, Mas no por esto renunciamos al universal objetivo de tuna fundamentacién absoluta de la ciencia, Este ideal debe ‘motivar constantemente Ia marcha de nuestras meditacio- nes, como motivé el de las eartesianas, y debe ir tomando paso a paso en ellas una forma cada vez mas conerets y al ‘mismo tiempo determinada, Unicamente tenemos que ser cautos en la manera de pro- ponérnoslo como objetivo: por lo pronto ni siguiera pode- ‘mos prejuzear su posiblidad. ¢Cémo, pues, dejar clara y con ello hacer segura esta manera de proponernos nuestro objetivo? a idea general de la ciencia es une idea que debemos, naturalmente, a las ciencias dadas de hecho. Si, pues, en imucstra radical actitud eritica estas clencias se han conver: ‘ido en meras ciencias conjeturales, también ha de com vertirse en meramente conjetural, en el mismo sentido, la Jdea general de ciencia que es su idea directriz general. No sabemos todavia, por lo tanto, si seré en resumidas cuen tas realizable. Con todo, en esta forma de conjetural, y en sana peneralidad indetermineda,fluida, enemos ciertamente epeenco Peis » idea, por ende también Ia idea de una filosotia, a saber, como la de una filosofia que realizar, no sobemos si post Dlemente ni de qué manera, La lomamos como una asun- cidn provisional a la que nos entregamos por via de ensa- Yo; de la que’ nos dejamos gular por via de ensayo en fraestias meditaciones. Mentalmente, consideraremos emo hhabria que coneebirla en cuanto posibilidad, y luego emo habria que darle realidad, Es cierto que eon ello entramos cen rodeos al pronto extratios; pero cedmo evitaros, si nucs tro radicalisio no ha de redicrse a un gesto vacuo, sino convertirse en hecho? Avancemos, pues, pacientemente. $4, Descubrimiento del sentido teleologico de ta ciencia ‘viviendola como fenémeno neomatico Es patente que ahora habré de ser lo primero actarar la idea directriz que flota ante nosotros al comicnzo en vaga frenetalidad, Nataralmente, no se trata de formar el con: fepto de ciencia por medio de una abstraccién comparativa {2 base de las clencias existentes. En el sentido de toda nuestra manera de considerar estas cosas entra, en efecto, fl que las ciencias como un hecho de la cultura y las cies tas sen el verdadero y autntico sentidos no son una mis: ima cosa, o-el que aqudllas Tlevan en si, por encima de st facticdad, una pretensidn de cuyo logro no es precisamen- te la mera factieidad testimonio bastante, Precisamente en festa pretension «radica» la cieneia en cuanto idea: la idea de una uténtica cienca, Como descubrir y entender ésta? Concedemos que pe dda estarnos rehusado tomar posiciin respecto a la valides ide las ciencias factieas (la que es «pretensién» de ella), testo es, respecto a la autenticidad de sus teorias y, corre: Tativamente, ala fecundidad de su método de teorizar, nada Se opone, sia embargo, & que hagamos un esfuerzo por «ve vire sus tendencias y sus actividades en cuanto clencias, va que asi hagacos claro y distin paca nowetron el te tno @ que propimente se cere legar con ells Staaf Io hacemon, ahondendo presrsivamenss sa sntencion de las tendencias de las cinctas, despigame ante nosotros las notas consttivas de Ja idea penal dint de tna autentca cienia,y or lo Pronto en gan primera diferem A este fin es menester, site todo, conseguir alara la actividad de wjucgars 9 el sjtcion mimo con la dstncin de juicios mediation y mediator: en endo de Tos i ios mediation esta inchsa tna veforena lvoe ul, dtl suerte que fx ereneia micta en todo juga pre: supones en ls juicio moditon Ia de tates tos uss, al modo de una crencia que Se tiene porque ye eee ra cosa. Es menester, adem, clarar fa tienen po. nuncae juts fundados.o To uae viene sot lo mismo, 1 actividad de fdmerta, cus tysion ea demostar la js {eza, la verdad del aio! 0 en el supucno de un rac, ta fala de fastera, la falsedad. Ka demostacon ee los juicios medias ella misma” media, pues se apose et Jn de os Juloos inmediatos mckasos ene atid dl ico ‘mediate, ¥comprende concretament fs handancntacion de to entraba en semejantrs vivencias como aswnido en Ia com cencia de la validez (€juicio, la teorfa, Ios valores, fines, ctoéters, correspondientes) sélo que se conserva en aquella ‘modifieacién de Ia validez expresada diciendo «meros fe- svomenos Esta universal suspensidn (cinbibicions, «invalidacién») todas las posiciones tomadas ante el mundo objetivo ‘dado, y por ende en primer término las posiciones toma- dds en cuanto @ la realidad (las concernientes a Ta realidad, ta apariencia,el ser posible, el ser probable © verosiml cétera), 0 como también suele ya decirse, esta £7 >, feno- ‘nenoldgica, 0 eato «poner entre paréntesis» el mundo ob- jetivo, no pos coloca, pucs, frente a una pura nada, Lo ‘aus, justamenie por el conbario, y justamente por este medio, nos hacemos prapio,.«_mnis elaramente, lo que yo, ‘1 que medita, me hago propio por este medio, es mi vida pura, con todas sus yiveucias puras, y todas sus cosas ast ‘midas puras..el universe ds-loy «fendmenos», en el sentido ‘apesial y aruphsimo que tiene esta palabra en la fenome- ‘nalagia, Le «747 es, puede tambien decirse, el método ra ical y universal por medio del cual me aprchendo como tun yo puro, con la vida de conciencia_pura que me es pro- pia, en la cual y por inedio de Ia cuat el mundo objetivo entero es pala my es precisaments tal como es para mi ‘Todo lo pertenccwnte al muda, toda sealidad espacio. temporal, existe para ii, es decir, vale para mi, y vale pata ini porque la esperimento, la pereibo, me acuerdo de ella, pienso de alguna manera en ella, la enjuicio, a valoro, la Speterco, etcetera, Todo esto designa Descartes, como e5 Sabdo con el termnno del cogita, El mundo no es nunca para tnt absolutannente nada mas que el mundo presente fla conciencia v sable port mt en este cogue. Su sentido tnfeero, unaversat v cane, st valor de realidad, lo ene stan eion vena «6 exclusivamente de estas cogitationes. En ellas transcurre {oda mi vida «mundanal», en la que entra mi vida de in- vestigacion y de tundamentacion cientificas, Yo no puedo vivir, ni tener experiencia, ni pensar, ni valorar, ni obrar dentro de ningun otro mundo sino aguel que tiene en mi ‘mismo y de mi mismo su sentido y su valor. Si me sitio ppor encima de toda esta vida, v me abstengo totalmente de esta creencia en la realidad que es ni mis ni menos ‘quien toma el mundo como real: st dirijo exclusivamente ‘mi mirada a esta vida misma, como conciencia del mundo, me obtengo a mt mismo como el ego puro con Ia corriente de rms coguationes As es como a la realidad natural del mundo —det men do de que yo puedo hablar~ precede de hecho, como una realidad anterior en sj, la del ego puro y sus cogitationes, 1a base natural de Ja ‘realidad es ‘secundaria en st valor de realidad: presupone consiantemente la trascendental, El fundamental método fenomenologico de Ia #=+77 trascem dental, en la medida cn que retrotrac a esta ultima real dad, puede Jlamarse la reduccion: fonomenolépicotrascer nist 8.9. Alrunce de la evndencia apodictica det ayo esiston La cuestion immediata es la de st esta reducelén hace por sible una evideneia apodictica de la realidad de la subjeti- Vidad trascendental ‘Solo en el caso de ser apodictica la cexperiencia trascendental del yo propio puede servir de fundamento para quicios apacheticas; sso en tal caso ha bbra, pues perspsctivas favorables una hlosofia, a una eonstrucion sistematica do cane mientas apodieticos, nar tiers del cum sie fa exrerien ie) pnexo primey en Se el eps sins, oe) son rectoas, mlede ealtheare Oe ‘como es sabido, por Descartes, el cual pone de relieve la \dubitabilidad dela proposicion, y que incluso el «yo dudo» presupone el «yo existo», Por lo. demas, también para él se trata de aquel yo que es intimamente dueiio de sf mis- mo, después de haber iavalidado cl mundo de la experien cen cuanto que es posible dudar de dl. Esta claro, des ppucs de las consideraciones que hemos hecho precisando Tas cosas, que el sentido de la indubitabilidad en que viene fa darse el ego por medio de la reduccion trascendental, responde efectivamente al concepto de la apodicticidad ex: puesto por nosotros antes. CCertamente, con esto no se ha despachado todavia el problema de la apodicticidad, ni por ende del primer fun- Gamento y base de una flosofia. Al punto levintanse, en efecto, dudas. ZNo es, por ejemplo, inseparable de Ia sub- jetividad trascendental. su respective pasado, meramente Asequible por medio del recuerdo? Ahora bien, cpuede re ‘lamarse para éste una evidencia apodictica? Seguramente seria absurdo querer negar por esto Ia apodicticidad del ‘yo existon, lo cual sélo es posible, en efecto, cuando, ar ‘gumentando en térinos generates, se salta con la palabra, testo es, con Ia vista, por encima de ella. Pero a cambio de testa seguridad, no puede menos de hacerse eandente el pro- bema del aleance de nuestra evidencia apodictica. Recordemos en este punto una observacion anterior: que fa adecuacién 9 la apodictiidad de una evidencia no tienen por fuerza que ir mano a mano. Quizis se hizo esta obser Yacidn justamente para el caso de In experiencia trascen- ental del yo. En esta experiencia es el ego originariamente accesible a si mismo, Pero esta experiencia silo ofrece, en todo caso, un nucleo de realidad experimentada de un modo propiamente adectiados. A saber: la actualidad viva del '90, que expresa el sentido gromatical de la proposicidn ego ‘cogito, mientras que més alla de esta actualidad sélo se ex tiende un indefinido horizonte universal y presuntivo, un horizonte de realidad propiamente no experimentada, pero swranrcion wana “6s ewesaviamente coasumida A este horvonte pettenece el pasado del yo, las mis veces completamente oavito, pero tambien la facultad trascendental propia del yo, y las cus lidades habicuales en cada caso. También la peicepcisn ex terior (que no es apodistica,ciertamente) es sim dispute ex: Periencia de la cosa misma —sella misma esta ahi, pero fen este estar ahi ella misma tiene para ef sujeto de In ex periencia un horizonte abierio sin cemino e indefinidamen: te universal, de les propiamente no percibidas ellas ‘mismras, pero iranqueables —tal esta implicito en ella como presuncion— en una experiencia posible, Pues bien, andlor amente abarea la certera apaadictica de la experiencia ta ‘endental mi yo existow traseendental en la indelinida wi versalidad de un horizonte abjerto inherente a él. La rea: lidad de ls base primera en si del conocimiemto es segin esto absolutamente firme: pero no.astsia_mas aquella que define de una manera mas precisa la realidad de esta base, rl aquello que todavia no estd presente ello nuismo, sina que solo esta presumido, en ol curso de la evidencia viva del «yo existos. Esta presuncion implicita en la evidencia apodictica esti, pues, sujeta a la critica de su aleance (por Timitar eventualmente de un modo apodictico, en lo que respecta a las posibilidades de su confirmacién). 2Hasta donde puede el yo trascendental engafarse acerca de si mis mo, y hasta donde aleanzan las contenidos absolutamente indudables, a pesar de esta posibilidad que existe de en- satarse? Con la instieucton del ego trascendental nos hallamos fen general en un punto peligroso, incluso dejando par la pronto a un lado las difcles cuestiones dela apodieti: Sida. 10 Digresisn. Cem Descartes fala al girar ‘seni trascendental Parcce facil spresar, siguiendo a Descartes, el yo puro vy sis eopitariones. Y, sin embarge, es como si estuvigsenios Sobre un risco ecarpado, donsle avanzar con lentitad ¥ se furidad es cussusn de vidi o mucrte filosfica. Descartes hrabis tomado fe mis seria resolueién de librarse radical mente de prejuicios. Peru nosotros saivmas, gracias a 190 dernas investigacioues, y on particular a las bellas y pre Fundas de fos setiores Gilson y Royré, cuinta cscolstics hhay oscondida, como prejucio oscuro, om las Meditaciones ide Descartes, Peso 10 c¢ eto solo, Ante ‘odo, tenemos que faportar de nosotros aquel prejuicio, ya antes citado, qu: proviene de la admvacion pot ia cieneis maventaticn de la haturaleza, que influye en nesotras mismios como tna vie} Iherencia, y sojsin el cual es como si con la expresion & ‘ego conita se trutase de un saniomas apodistio, 3° e Shun con! otra. hpitesis, por sefalar y por funclamentar ‘exentualmente den modo induetivo, haya de swrainistesr cl fundamento de sina ciencia det mundo que sexplique ste dedvctivanente, de tna ciencia nomalogica, ue no Ciencia ordine geometrico, exactaments igual a la eiencia Imatematioa de la naturatezs. En relacion con est, direrao: fue tampoco se puede en manera alguna admiuir sencilla mente que con nuestro ego puro apadictico hayaras cai vedo uit pequerio rincin del murda, que seria para el oO ‘que filosota To vnioo cuestionable del mundo, y que ahora slo se trate de franguearse el resto del mundo, por medio de inferancizs bien dirigidas, con arreglo a los principios innatos al ego, ‘Por desgracia, esto es Io que pasa en Descartes. Lo que pasa con el giro al parocer insignificante, pero fatal, que hace del ogo Ta substantia copuans, Ia humana mens sive swenracios ena a ‘aninvs separado, y el punto de partida de infevencias he- has con arreglo al principio de causalidad, en suma, el iro por virtud del cual se convirtio en et padre de ese con- frasentido que es (aunque aqui todavia no puede resultar Visible) cl realismo trascendental. Todo esto quedsté may lejos de nosotros, si permanecemos ficles al radicalism de Ia reflexién sobre el yo, y con ello al principio de Ia pura sintuicions (0 evideneia), 0 sea, si no admitimos nada ms ‘que aquello que encontremos efectivamente, y sobre todo dde una manera absolutamente directs, en el campo del ego cogito que se nos ha abierto por medio de la i=); 0 bien, sino alitmamos nada que nosotros iismos no «veamose En esto errs Descartes, y asf sucede que se halle ante ol mayor de los descubrimientos, que fo haya hecho ya en cierto modo, y que sin embargu no comprenda su verda Aero sentido, esto es, ef sentido de la subjetividad trascen dental. yen conclusion no pase las pucrtas que dan entrada a la auténticn Filosofia trascendental § UL Bl v0 psicaldgico y ef yo trascendental, Ta trascondercia del muda Si retengo puremente Io que ese bajo mi dle sujoto fque medita por obra de una libre +) paxctieada con respecto a la realidad del mundo de la experiencia. se da cl significative hecho de que yoy mi vida guedamns in tactos en nuestro valor de realidad, como quiers rte sea de la existencia e inexistencia del mundo, como guiera que yo me promncie acerca de cla. Este yo gue me queda ne cesariamente en virtud de semejante fy su vitka de yo, no es un trozo dat mundo, y cuando digo que yo existo, ego cogito, esto ya no significa que existo yo, este ser hu: mano, Yo no soy ya el ser humano que se encuentra. a sf ‘mismo como ser humano en I experiencia natural de! yo, ‘i al ser humano que se encuentra con st propia y pura nas sve untellgcrus save anums al estrechause en abstrac: {wa los purve conteaidos de la experiencia «interior» 0 pus ramente psicolisica del yo. Apercibides de este «modo na- tural, somos yo y iodos los dems hombres temas de las clencias positivas u objetivas en el sentido corriente: de la biologi, Ia antropologia, y como incluida en elas, también, de la psicotogia. La vida psiguica de que habla Ta psicologia| hia silo entendida en todo tiempo, y sigue siéndolo, como vida psiquica en el mundo, Esto tambien vale, como es pa- tente, para la propia, In que se aprehende y considera en la pura experiencia mterto, Pero la “177, fenomenologica, ‘que requiere del sujeto que filosofa la marcha de las medi. taciones cartesianas deparadas, ynhibe el valor de realidad del mundo objetivo, y con ello To elimina plena y total mente del campo del jvicio, y por consiguiente, lo mismo {que inube el valor de realidad de todos los hechos perei los objetivainente, asf inhibe también el de I experiencia Interior Para mi, el yo que modita, el yo que encontran- dove y pecmaneciende en a 7% se pone a sf mismo ex slusivamente como fundamento del valor de todos os fun- Uanientos y valores objetives, no hay, pues, nt 90 psicolé- rico, ni fensmenos paiquicos en el sentido de la psicologta, sto es, come partes integrantes de s..cs psuotisicos hu. Mediante la typ, fenomenologica, reduaco asi yo but sano natural y mi vida psiquica —el reino de mi propia experiencia poicoldgica~ ani yo, Jenomeno}igicotrascen ‘data. altoing de fy experiencia fenoinenologico-irascenden tal def yo, 1 imundo objetivo que para my existe, que para raf ha castida v existn’ siempre, y que siempre puede ‘exist, cou todos sus objetes, saca, he dicho antes, todo su sentido ¥ ca valor de realidad, aguel que en -ada case tiene para i, de nit mismo, pero de mi en cuanto soy el so trascendental, ol so que surge unicamente con la ~»7 Tenomenologicottascendental 1 ET ocepies di tuo a4egultal ya concepts 126 ate ef de le tascendente, tite que srarse eva line ricnte de tuestra sit de meditadencs filowiion & exte tespecta hay que obseevar Io siguient ve ssid ro en trv del mundo sl anc el mundo, gun objeto det nds os Grencin como una pate snfepante de ella, come complete de atos de servaciono de sets, Al sca propio de edo to que forma parte dsl mundo cx inherent eat treo dene, aun cuando silo reiba y pe veibr el sentido entero que lo etine,y on so valor de realidad, de sa ‘xpeiencl, de mi correspondiente represent Ing ss, pensar, talora, hacer, tabi e.eventual sell de tna tealiad evideniement vd, sentido que recibidos efsamente de mis. propias evidenciay de mis, acto fara dari unafundamentactin, Skndo inhrente a sentido peo io del mundo esta Tracendeneta, de un exer inca Pero no como parte integrante, quiere decirse que cl yo Inimo, que lleva en stun mundo como un semtigo valid, ¥ ave este sentido presipone por su parte necsaraneni, €s trascendental en sentido fenomensic, 9 Ts pea, Imasflosticon gue brotan de eon orcad on abe ‘mas filoséfico-trascendentales Lat MEDITACTON SkUUKO LCE Ste BSE DPA LL CAMPO ERAS DENIAL DI LA EXPERILNCIA EN GISCA DI. SUS LSERUC)URAS UNIVERSALLS § 12, Idea dle wna fundamentacion trascendental ‘del congermiento [Nussres wnortacio necesita ahora de una ampliacién en Ja cual, y unicamente en la cual, puede dar el justo resul- tado lo expuesto hasta aqui. :Oué puedo hacer de filosdfico yo (el sujeto que medita a Ia eartesiana), con el ego tas ‘endental? Ciertamente, su realidad es anterior para mi, desde el punto de vista del conocimiento, a toda realidad fobjetiva: en cierto sentido es su realidad el terreno en que se desarrolla todo eonocimiento objetivo. Pero cpuede esta nterioridad querer decit que la realidad del ego trascen- dental sea en el sentido corriente In fuente de todo cono- cimiento objetivo? No es que queramos renunciar a la gran idea cartesiana de buscar en la subjetividad trascendental Ja fundamentacién ms, profunda de todas las ciencias incluso de la realidad de un mundo objetivo, En tal caso no habriamos seguido las vias de sus meditaciones, ni si- {quiera modificdndolss con nuestra critica. Pero caso con el descubrimicnto cartesiano del ego trascendental se inicia luna nueva idea de Ta fundementacién del conocimiento, a saber, Ia fundamentacion trascendental, Efectivamente, en ver de pretender utilizar el ego cogito como premisa de evideneia apodictica para hacer presuntas inferencias rela tivas una subjetividad trascendente, dirjjamos muestra mirada al hecho de que Ia 07, fenomenoligica pone al descubierto (para mi, el fildsofo que medita) wna nueva € Injinita esfera de realidad, Ia esfera de una neva expe: riencia, la experiencia trascendental. Si tenemos en cuenta que a cada forma de experiencia real, y a sus modalidades generals, la percepeidn, la retencidn, el recuerdo, etedtera, corresponde una pura fantasia paralela, una sexperiencia como sir con mods paralclos («percepcién como six, are n lencion camo Sin, sseeueido Come sie, etectera), podem: Gchorar gue hiya waa eieicia sprionstica que se mantenga Sheree de la posibilided pose (lc fa pura posibilidad Ge fepuesentarse, de ia imaginabilidad), ¥ que en lugar de Suva sobre reslicades tinsvengeatales jusgue més bien re posibilidaates aprioristiens, con revs a las realidad Pero tar pronto come dejaumes currer de esta nuestros pensamientos, ¥ copccbimes una ciencia (enome nolégiea que debe Tepat a ser (ilesofia, caemos con el fun omental irperativo metédioy Je una evidencia apodistica fen las dificultades ya tecacas anteriormente. Pues como ya Vimos, con ser esta evidencis tan absoluta para la realidad el go, para ct ege mismo, no és sin més una evidencia fpara Ta tealidad de los ‘sslados datos de Ix experiencia Trascendenial. Mas aun ciao no pueda pretenderse en modo alguno” que las cositarones dadas en la actitud de Tr edcevin traseendentat como percibidas, recordaca, et ‘celera, existan, hayan existiée, etcstera, absolutamente sin Gada alguna, cuirds pueda mostvarse que la evidencia ab- Solita del ego sum aleansa por necesidad a la variada ex periencia de la vida trascendencal v a las propiedades ha Patuafes del ego, aunque silo sea dentro de ciertos Himes, ‘que determinavian el aicance de tales evidencias (la del re Mondo, a de a retencion, etetera). Indicado de una mane fa todavia mas exacta, acaso haya que seialar lo siguiente No ex Ia sacia identidad del «so so» el contenido absolu tamnente indudable sie la experiencia traseendental del y9, segue a través de todos Ios datos particulates de la ex Darlencia teal y posible del yo se estlende un estructura Eniversal y apedictica de la experiencia del mismo (por ‘lemplo, la forms inmaneate de} tiempo que tiene Ja co- Gpisute de las vivencas), au cuando estos datos no sean SBeolutamcote indadabics en dotalle. Con esta estructura see coueion, y's ella misma > inherente también, Ge al yo este bosguejade apodicticamente para st mismo eile a priori Meneracgy sncenon 5 ‘como un yo conereto y dotado de un contenido individual fe vivencias, facultadcs, disposiciones; Isquejado dentro {de un horizaute como un ebjeto accesible To largo de wna posible experieneia ve si mismo, susceptioic de perfecco hase dn bfentuom y eventwalmente de co iquscerse $13, Necesdad de eliminar en ws principio tvs problemas rejerontes al alcance del eonacimiento trascendental Fonerlo asi cfectvamente de manifesto seri et gran pro- bit des erica de la expertenia trascendstl de! 90, tr ol entrtjiiento de sus formas portxslres y en ix fusion total que lleva a cabo con el universal entetit Inonto de estas formes. Bs patente ue cate sera Un fro Biema de grado superior, aus presipondsin por parte aie tea scp ante todo a Ia evidencia de a experi Ua cendetal en sv fancooansenta en clesto mode ‘ngenio & ip larg del concorde avance de eta experiencia, para re oper sus datoc'y deecribrios en sus rags generale. Ta umplicion de le mediaciones cartsinnas que aca tamos de hacer deerminara consecuentermentenucrra mar Cha slteroren bisea de una ilosofia fen el sonido earte- Siano snerormente expueto). En dos exrator ene gue Scerllae —veon Jor scan. aban de ties para los que se ha presentado el utlo fenne loge trascendental. i 7 Enel primero ters que recorrerse el reino de le ex pereneta trascondental él yo, enorme como en eid se Foveari,y por lo pronto mera entege «Ta evidence ticle cs Inerente on su curso concorde, 0 sm, aplazands i Sones res ac ein @ la 2 ice principae apodlcicon del sleance de Ia experiencia En est primer esrat, todavia no floiica eel leno Sendo. del Termine, prosedemos, pues, andiogamente. a Cattvador de ae elencan poutine se entre » arverttiomts cartons evidencia de la experiencia natural, queslando por completo fcra de st tema, cn canto cultivador de Ia eieneia de fa naturales, las cuestiones rolativas a una critica de los pri cipios de Is experiencia El segundo estrato de In investigacion tenomenologics tocaria precisamente a la critica de la experiencia trascen denial y sobre esto a la del conocimieio trascendental en eneral. Una ciencia isauditamente original entra en nuestro cireulo visual: una ciencia de Ia subjetividad tascendental onereta, como subjetividad dada en una experiencia tras ceendental real y posible; ciencia que constituye ef extreme ‘opuesto a las clencias on ef sentido vigente hasta agul, a las ciencias sobjetivass. Entre éstas también se encuentra sin duda, una clencia de la subjetividad, pero de la subje- lividad objetiva, animal, prteneciente al mundo. Mas ahora se trata de una ciencia absolutamente subjetiva, por de- eirlo ast; de una ciencia cuyo objeto es independiente en su realidad de Ta sentencia que recaiga sobre Ia inexistencia © existencia del mundo, Pero todavia mis. Asi como st ‘objeto primero, también su objeto tnico parece ser y sélo posler ser mi ego trascendental, ef de quien filosofa. Cierta- ‘mente, en el sentido de la redtccidn trascendental esta im: plicita la imposibilidad de que ésta ponga al comienzo como texistente otra cosa que el ego y Io incluido en ¢l, con un hrorizonte, ademés, de indeterminada posiblidad de deter ‘minacion, Clertamente, esta clencia empieza como una pura cegologia, y como una ciencia condenada, al parecer, al so- lipsismo, bien que a un solipsismo trascendental. No se ve por ahora, en efecto, cémo en la actitud de la reduccién hayan de poder ponerse como existentes otros ego no en ‘cuanto meros fenmenos del mundo, sino en cusnto ge trascendentales-—, para entrar como temas igualmente jus tificados en una eologia Fenomenoléglea Como fildsofos que iniciamos nuestra actividad, no po- demos dejarnos intimidar por semejantes reparos. Acaso la lucciin al eyo uascerental solo traiga eonsigo Ia apa: ia de una ciencia delinitivamente solipista, mientras {que st desarrollo consecuente, conforme a st propio sen- {ido, conduzea a una fenomenologia de la intersubjetividad frascendental, y por medio de ella, desenvolvigndose, a toda tina Filosofia trascendental. De hecho se verd que un soip- sismo trascendental solo es un grado filesofico Inferior, y en cuanto tal tiene que ser definido, al fin metédico de po der hacer entrar en juego del modo justo los problemas de la intersubjetividad trascendental como una. subjetividad fundada o de grade superior. Pero sobre este punto no eabe decir nada preciso en el memento actual de nuestras me dlitaciones, lo mismo que en general las anticipaciones he- has tnieamente al desarrollarlas pueden revelar su plena senificacin. Exactamiente definida esté en todo caso una esencial Uesviacién por respecto a la marcha caitesiana que desde aqui ser decisiva para todo nuestro meditar ulterior. En contraste con Descartes, nosotros nos sumimos en la tarea ide explorer el eampo infinity de Ta experiencia trascender tal, La evidencia cartesiana, Ia de la proposicion ego cogito, ‘go sua, no da fruto porque Descartes no sélo omite el poner en claro el puro sentid metodico de la in, trascens Genial, sino qac tambien omite ef dirigar ta mirada a la posibilidad que tiene cl ego de explorarse a s{ mismo hasta To infinito y sisteméticamente por medio de ana experien- ia trascendental, y con ello al hecho de que el ego est ahi presto, come un pasible campo de trabajo, absoluta- mente singular y aislado, en cuanto que relacionandose sin {dada con el mundo todo y con todas las ciencias objetivas, ‘empero.no da por supuesto su valor de realidad, y por ende std separado de todas estas clencias y no linda con ellas en ninguna mane $14, La corriense de fas Cogitationes Cogito y cogitatum Veamos, pues, ahora, mientras dejamos 2 un Indo fas cues Hones selcrentes al alcance de Is apodicticidad de la evider- cia trascendental del ego cogito, tomada esta expresion en 1 ampiio sentido cartesiano, @ desplazar el peso de esta evidencia desde el ego idéntico hacia sus variadas cogita Homes, hacia la cortients de la vida de conciencia en gue vive el yo idéntio (el mio, el de quien media, come quiera que Se defina mis precisamcate esta tiltinua expresion. Este yo puede on todo momento drigir sa mirada reflexive a {id vida, por ejemplo, a sts percepeioncs y representaciones sensibles. © a sis juicies, valoraciones, voliciones, contem- pula y pover de inanifiesto 5 describir sus contenidos, Acoso 6 diea que seguir esta dieccion en Ine invest: paciones 19 os otra cosa que Hevar a cabo una descripein psicoldgice sobre ln base de la pura experiencia interior, de Ja experiencia de ia propia vida de conciencia, em que la urea cle semejante desctipcion requicre, waturalmente, a todo To peteoisico al margen se nuestras considera ciores. Sin embag9, une pura pricologia descripitva de fa oncienca no 25 ia mismo que la fenomenologia trascen denial, en ¢1 sentido en que hemos detinido ésta por ta re ‘duceidn fenomenologico-traseendental, por muy taieamente ‘que cl autentioa sentide metadica de'la primera se haya Trecho patente gracias a la nueva fenomenologia. Una psi- colopia pura de a conciencia es sn dda una poralela exacta 2 la Fenomensiogia trascendental de la conciencia, pero no fbstante hay que distinguir con todo rigor entre ambas, ‘mientras gue st confusidn caracteriza al psicologismo tras fendental, que hace imposible una auténtica Filosofia. Tr tase aqui de uno de esos matices aparentemente insigniti cates que deciden resuelamente entre Tos aciertos ¥ los : ‘olla, Hay ve Koner presente de continue auc [a Lnvestiyacion feuonoualoaico trascendental toda esta le sada a mantenssento ingucbrantable de la redueeién tras- ceomental, que no poe enntindiese eos Ja Hmitae a Ia Incea vida pstquicn que por vis de obstraccién se impone Ja investigacin anteopoliziea. Por onsigients, el sentido la investiacién psicokipica de ta conciencia y el de la fenomenoligicatraccendents! son rolicsnente distintar, aun cuando pueden coincilir los cantenides qua desersbi por uno y stro Indo, En wir casa nos fs habexmas eon datos el mundo que se da por supuesto rein real, es deci, da ts (orundes como contenidas psiguicas del ser humane; en ef otra caso 19 hay marks de ext ni sigur teatandose de 4 ciatos poralelos, del misrv eo pics te I eth vidad Fenomenoldgicn of meni env no ests en vigor Emu realidad sing slo eon fendnvno de yeaa itads esta contusion pricalogista, hay atin otro punto 4 covisiva importancis (ye por Ho some, Revande a abo lt cozrespandion' ea Y walviendo al tere vo ae lv experione toma auten oa peicologia ue Ie comsiencis. Nev ae puede Pasar por aly sesto de toa realidad del mindo no alters en éxte nay; que Tae vatiadas cont mes gue se reficron » fox gos del mundo Nevan es ruismas esta solerencio’ que, por ejemplo. la percepcién de festa mesa es percepeiin de ella To mismo antes que aes pois. Em general, tis vivencia de la conciencia es en. si ‘misma conciensia de este v de lo atso, como quiera que yo, eu cuanto sujeio en actitud trascendontal, me abstenga de_hacer esta valuracida, como de todas mis valoraciones paturales, El titulo irasceudental Jel ego cogito tiene que ampliarse en un miembro: todo cogito, toda vivencia de la anciencia, desimos tambigu, asurie algo, y Neva en st mis: sms, en este modo de lo arwinido, stv peculiar cogitatta. YY cada una lo hace a su modo. La percepeién de una casa sume lina casa, inss exactamente, comd esta casa indivi dua, y la asume en el modo de la percepcién, como el re ‘cuerdo de una casa en el modo del recuerdo, la represen- tacion imaginaria de una casa en el modo de Ia represen tacion imaginaria, un jucio predicativo sobre Ia casa, que ¥. . eesté abs para la percepeidn, la asume precisamente fen el modo del juzpar, como a su ver de un nuevo modo tun valorarla que ademas se practicaré, etectera. Las viver- cias de la conciencia llamanse tambicn infencionales, pero condicidn de que el término de intencionalidad no signi. fique otra cosa que esta propiedad fundamental y univer- sal de la conciencia, consistente en ser ésia conciencia de ‘algo, en Hlevar' Is conciencia en si, en evanto cogito, st cogitatm. § 15. La veflexién natural y la reflevion trascendental Para mayor claridad hay que afadir, empero, que neces tamos distinguir entre el pereibir, ol recordar, el predicar cl valorar, el proponerse fines y demis actos de aprehen sion edirectamente» levados « cabo y los actos de reflexion fen que, como en actos de aprehension de un nuevo grado, se nos franquean justamente aquellos actos edirectose, Per: cibiendo directamente, aprehendemos v. gr. la casa y no el pereibir mismo, Sélo en la reflexion nos sdirigimose a este mismo y a su estar drigido pereeptivamente a la casa. En Ia reflexion natural de la vida diaria, pero también de 1s ciencia psicoldgica (esto es, de la experiencia psicologica de las vivencias psfquicas propias), nos hallamos en el te: reno del mundo dado como real, como cuando en la vida dlaria decimos «veo alli una casas o «me acuerdo de haber ido esta melodia», etetera. En la reflexiinfenomenoldgico- trascendentalsalimos de este terreno por medio de la tn versal :=9/%, practicada respecto de la existencia © no exis fencia del mundo. La experiencia asi modificada, la expe riencia trascendental,consiste, posemos decir, en que nos MenersGow secuNon sr fijamos en el cogito reducido trascendentalmente en el caso dado, y lo deseribimor, pero sin que en cuanto sujetos que reflexionamos, llevemos simulténeamente a cabo la pesiciin natural de la Yealidad que encierra en si la primitiva per- ‘cepcion directamente Hevada a cabo, o el cogito que sea, 0 {que habla llevado a eabo en efecto el yo al vivir el mundo directamente. Con esto surge, ciertamente en el lugar de la vvvencia primitiva, otra esencialmente distinta, por lo que hhay que decir que la reflexion alzera la vivencia primitiva Pero esto vale para toda reflexion, tambien para Ia nat ral, Esta altera esencialmente la anterior vivencia ingenua, hhaciéndola perder el modo primitivo de edirecta», precisa mente por hacer objeto suyo lo que antes era vivencia, y no nada objetivo. Mas la tarea de la reflexion no es repetir Ia vvencia primitiva, sino contemplarla y exponer lo que se encuentra en ella. Naturalmente, el transito a esta con- templacién da por resultado una nueva vivencia intencional, que en su caricter intencional de «reflexion sobre la viven. cia anterior», hace presente, y en casos evidentemente pre- Ssenfe, esta misma vivencia anterior y no otra, Tustamente por esto se hace posible un saber empirieo, ante todo des criptivo, aquel al que debemos toda nocién y conocimiento posible de muestra vida intencional. Pues bien, lo mismo Sigue valiendo para la reflesin fenomenoldgieo-trascenden- fal. EL no llevar a cabo sinwlténeamente el yo que refle sxiona la posiciin de la realidad de la percepeion directa de Ia casa, no altera en ada el hecho de que In experie reflexiva del yo es precisamente experiencia de Ia percep- cidn de la casa, con todas las notas que antes le pertenecian ¥ siguen precisindose, Y en estas notas entran, en nuestro ejemplo, las de la percepcién misma, como vivencia en cur- 0,9 las de la casa percibida, ben que puramente en cuanto tal, No falta por un lado la posicién de la realidad, propia del percibir (normal), Ia ereencia cieria en Ia percepcion, ni por el lado de la casa percibida el carécter de lo seni llamente vexistentes, El «no llevar a cabo simultineamen- 2 eorracronis camresinss tes, el abstenerse, del yo en actitud fenomenolégica, es cosa ssa, y no del percibir contemplado reflexivamenté por él. Por lo demas, él mismo es accesible a una reflexion andloga y solo por medio de ella sabemos de! Podemos describir Jo que hay aqui también de ta si ‘guiente manera, Si decimos del yo que experimenta y vive {de cualquier otro modo natural eel» mundo, que esté «inte- resado» por el mundo, la acitud fenomenolégicamente mo- Gificada, y con constancia mantenida en esta modificacién, ‘onsiste en que se lleva a cabo una escision del yo, en que sobre el yo ingenuamente interesado se instala el yo feno- enoligico como sespectador desinteresados, Que esto te- he lugar, es ello mismo accesible por medio de una nueva reflexién, que como trascendental requiere una vez més adoptar precisamente esta actitud de espectador «desinte- resados, con el dnico interés que le queda, el de ver y des cribir adecuadamente De este mado se hacen accesibles a ta deseripcion, pu 10s de todas las asunciones previas y simultineas del con- templador, todos los acontecimientos de la vida orientada hacia el mundo, con todas sus posiciones de realidad sim- ples y fundadas, y los correlativos modos del ser, como ser Cierto, ser posible y probable, ser bello y bueno, ser stil, ‘etestera. Unicamenie en dicha pureza pueden estos aconte- imientos convertiree en temas de una critica de la con- ‘ciencia con aleance universal, como la requlere por nece- Sidad nuestro propésito de legar a una filosofia. Recorde- mos el radicalismo de la idea eartesiana dela filosofia como Ja ciencia universal fundamentada apodicticamente hasta, sus times términos, En cuanto ta, la filosofia requiere tuna eritica universal y absoluta, que a su ver tiene que em perar por erearse un tniverso de absoluta exencién de pre- jicios, absteniéndose de tomar toda posicidn que dé de fintemano la existencia. de cualquier realidad. Esto es lo ‘que logra la universalidad de la experiencia y descripcién trascendental, al inbir el «prejuiciow de la experiencia del MeptrAciow stcenon 8 ‘mundo que se desliza sin ser notado a través de toda ac titud natural, Ia ereencia en el manda que constantements se desliza a través dela experiencia de dl, yal aspirar a una descripcién universal en la esfera absoluta y siempre in tacta que es la esfera egoldgica del ser, en cuanto esfera de Tas asunciones reducidas a una pura exencién de preju: cos. Esta esfera es [a llamada a ser Ia base de wna critica tuniversal y radical. Naturalmente, todo consiste en guardar on pleno rigor la absoluta sexencion de prejuicios» en esta descripcién y dar satisfaccion con ello al principio de la pura evidencia, antes establecido por adclantado. Esto quic- re decir sujecién a los datos puros de la reflexién trascen- dental, que tienen que tomarse exactamente como se dan cn la simple evidencia, de un modo puramente «intuitivo>, ¥y mantenerse libres de todas las interpretaciones que les atribuyan algo mas de lo puramente intuido, Si obedecemos a este principio metédico con respecto al doble titulo cogito-cogitatum (qua cogitatwn), se abre inmediatamente la posibilidad de Hlevar a cabo en las dos direcciones correlativas descripciones universales sabre la base de alguna o algunas de estas copitationes en cada caso Por un lado, las descripeiones referentes al objeto inten. cional en cuanto fal, a las determinaciones que le son atri- Dbuidas asuntivamente en los respectivos modos de In eon Ciencia, que a su ver resaltan al dirigirse In mirada a ellos (asf, os «modos del sere, como «ser cierto», «ser posible 0 probable», eteétera, 0 los modos temporales esubjetivoss, Ser presente, pasado, futuro). Esta direccién descriptiva se llama la noemdtica, Frente a ella esta la nodtica. Esta con cierne a los modos del cogito mismo, los modos de la con- Ciencia, por ejemplo, la percepeisn, el reewerdo, la retencicn, ‘con las diferencias modales inherentes a elas, como la de la claridad y distincién, ‘Ahora comprendemos que, en efecto, con la =v, univer: salmente practicada respecto de la existencia e inexistencia del mundo, no hemos perdido éste para la fenomenologia: lo conservamos que cogitaiun Y wo sélo respecto de las realidades aisladas de cada caso, que estin asumidas, 0 di- ccho més claramente, que estén puestas de manifiesto por Ia asuncién, y tal como Jo estén, en tales o cuales actos paticulares de la conciencia. Pues su aislamtento es el ai Tamiento dentro de un universo unitarlo, que nos esté de continuo «presente» en su vnidad, aun alli donde nosotros estamos dirigidas con nuestro acto aprehensor ala cosa ai Jada. En otras palabras: el universo esté constantemente incluido en la unidad de una conciencia que puede conver- tirse en aprehensora, y en tal se convierte con bastante fre- ‘cuencia, En esta conciencia esti incluido en la forma de la infinitad espaciotemporal que le es propia. En medio de toda la mudanza de Ia conctencia, el universo, tambien mur rmudable en sus particularidades, asf aquellas de que se tiene experiencia, como las puestas de manifiesto por otra asuncién cualquiera, mas a pesar de ello uno y dnico, per- ‘dura como fondo real de la vida natural toda. Ast pues, al Tevar consecuentemente a cabo la reduccién fenomenologt- ‘ca, perdura para nosotros, nosticamente, la vida pura. abier~ tae infinita de la conciencia, y del lado del correlato noe- iatico de ésta, el mundo presumido, puramente en cuanto tal, De esta manera puede el yo que medita fenomenoldg- ccamente legar a ser, no sélo en algunas particularidades, sino con universalidad, xespectador desinteresado» de st mismo, y como incluido en esto, de toda objetividad que ‘existas para él, y tal como exista para él. Paladinamente, puede decirse: yo, el yo en actitud natural, soy también y Siempre un yo trascendental, pero de esto tnicamente sé ‘cuando Hevo a cabo Ta reduccion fenomenologica. Unica- mente gracias a esta nueva actitud veo que el universo, y fen general todo cuanto existe de un modo natural, s6lo fxiste para mf en cuanto vale para mf con el sentido que tiene en cada caso, como cogitatwm de mis cogitationes cam biantes, y en su cambio ligadas entre si: y s6lo en cuanto lo mantego para mi en vigor. Por consiguiente, yo, el eanrscon sicuson co fenomenslogo trascendental, tengo como tema de mis ave- riguaciones y descripeiones universales, asf en particular ‘como en los grandes conjuntos universales, exclusivamente ‘objetos en cuanto correlatos intencionados de mis modos de conciencia 8 18. Digresion, Necesidad de que también 1a reflexién «psicoldgica pura» empiece, como la ‘trascendental, com el ego cogito El ego cogito trascendental significa en ta universalidad de su vida, segtin las anteriores consideraciones, una franca, infinidad de vivencias concietas particulates, deseubric y escribir las cuales en sus cambiantes estructaras significa tuna primera y grande esfera de problemas. Exactamente lo mismo es, por otro lado, con los modos de «conectarses estas vivencias hasta llegar ala unidad del propio ego con- freto. Este sélo es conereto, como se comprende, en Ia luniversalidad francamente infinita de su vida intencional conexa y unitaria, y de los correlatos implicitas como co- stata en esta vida, unidos a si vex en universalidades to- talitarias, y entre ellos el mundo fenoménico en cuanto ta TE] propio ego concrets es el tema universal de la descrip: ion. O dicho de tna manera mias clara: yo, el fenomen Jogo que medita, me propongo a mi mismo la tarea uni versal del descubrimiento de mi mismo como ego trascen dental en mi plena concrecién, 0 sea, con todos los corre latos intencionales encerrados en ésta. Como ya se ha. in dlicado, In paralela de este deseubrimiento trascendental es el descubrimiento psicoldgico de mi mismo, 2s decir. el de ‘mi ser puramente psiquico en mi vida psiquica. Este ser es apercibido, en actitud natural, como tna parte integran te de mi realidad psicofisica (anitcal) y por endo como part integrante del rin natutalmente valide para mt Notoriamente, ko mismo que pov uno epulogta elescrip we imneroNes CARrESIANSS tivostrascendental, tampoco pera una «pura psicologia in- terior» —descriptiva y exelusivamente sacada en efecto de la experiencia interior. y absolutamente necesaria como dis- ciplina psicologica fundamental hay otro comienzo que él ‘gue parte del ego eogito. Esta observacion es de Ia mayor Importancia, dado el fraeaso de todos los intentos hechos ‘en los tiempos modernos para distinguir Ia teoria psicoli fica y In teoria filosofica de la conciencia, Es, por tanto, cerrarse el acceso a ambas el eomenzar con una teoria de In sensacién, extraviados por Ia tradicién del sensualismo, todavia universalmente imperante. Ello implica interpretar por adelantado, y como si fuese cosa comprensible de suyo, In vida de la conciencia como un eimalo de datos de una «senstbilidad externas y (en el caso mas favorable) también interna», de conectar a los evales en todos se encarga Tego a las «cualidades figurales», Para borrar el «atomis- mo» se aprega adn fa teoria de que las figuras» estén ne- cesariamente fundadas en aquellos datos, 0 sea, que los todos son lo anterior en st por respecto a las partes. Pero Ja teoria de Ia concieneia que empieza de un modo radical ¥¥ se limita a describir, no tiene delante de si tales datos fal todos, como no sea en forma de prejucios. El comienzo cs la experiencia pura, y por decirlo asi todavia muda, que Se trata de obligar a que exprese puramente su sentido pro- pio, Pero la expresign efectivamente primera es Ia del ego cogita. por ejemplo, yo pereibo... esta casa, Yo me acuer- do... de un cierto alberoto callejero, etcetera, y el primer resultado universal de la descripcion es la distincign entre copie y coxitation qua cogitatuan. En que casos, y en que Alistintas siuificaciones, haya que referirse con fundamento, fen eveniscles casos ulteriores, a los datos de la sensacién como partes integrantes, es ua resultado especial de un tra hhajo de descubrimiento y descripcién, del que la tcoria tra- dicional de la conciencia se ha descargado por completo pata dafo suyo. En viriud de su falta de claridad acerca Ade Tos prineipios dol metodo, result6 totalmente perdida eneracow secenon " desde luego para ella Ia enorme riqueca de temas que hay cen la descripeion de Ia cogita qua cogitata, pero también el verdadero sentido y los problemas particulares de In des- cripeién de las cogitationes mismas come modos de la con- § 17. Los dos lados dela investigacion de la conciencla ‘como érdenes correlativos de problemas. Direcciones de la descripcién. La sintesis como Jorma primarta de la conciencia Pero uaa vez claros para nosotros de antemano el punto de partida y Ia direccién de los problemas, el resultado es, dentro desde Iuego de nuestra actitud trascendental, impor: tantes ideas directrices para los problemas seriores. La ddualidad de la investigacién de la conciencia (por el mo- ‘mento dejamos aparte la cuestidn del yo Idéntico), debe ca- racteriarse, desde el punto de vista meramente descript +, como una indisoluble correlacién; el modo de conexién ue une un acto de conciencia con otro acto de conciencin, como la esintesi privativa de Ia region de la conciencia. Si, por ejemplo, tomo el percibir este cubo por tema de 1a Aescripeidn, vea en Ia reflexion pure que «este» cubo esti dado continuameate como unidad ebjetiva, en una mudable, ‘multiforme diversidad de variantes fenoménicas en relacio res deterininadas. Esta: variantes no son en st curso una sucesidn incoberente de vivencias, Transcurren, por el con ratio, en la unidad de una ssintesisy, por cuya virtud se presenta a la conciencia en ellas uno y el mismo objeto, FE cubo, el uno y mismo cubo, se presenta ya ede cereas, ya ade lejos», en los cambianter modos del vaquis y el ‘alli, por respecto a un aqui absoluto», no por inadver- ‘do menos presente a la corciencia (en el «propio cucrpo*, sieunpve también presente). Pero cada variante fenomsnlca dlesorimmada de uno de estos models». er eel eubo aqui ‘cea, ve revela a su vez como la unidad sintctica de una, dliversidad de variantes enomenieas eorrespondientes a ella La cosa cercana, en cuanto la misma cosa cercana, se Pre: senta ya por este elador, ya por aquel, y eambian las «pers pectivas visuales», pero tambien Ins temporalidades, topamos con tuna paradsiiea propiedad fundamental de la vida de com ciencia, que parece, pues, estar gravada de un regreso in- finito. La aclaracion y comprension de este hecho depara ‘extraordinarias dificultades. Pero como quiera que sea, el hhecho es evidente, ¢ incluso apodieticamente evidente, y re- preseota un aspecto det maravilloso ser para si mismo del go, que aqui se nos presenta ante todo como el ser de su Vida de conciencia bajo Ia forma del estar refeido inte cionalivente @ si mismo, to § 19, Actualidad y potencialitad de ta vida intencional La complejidad de la intencionalidad inherente a todo co sito, a todo coguo dirigido al mundo, debido ya simple- mente al hecho de que el cogita no sélo es conciencia de algo perteneciente al mundo, sino que de él mismo, en ‘cuanto eogito, se tiene conciencia de la conciencia interna dl tiempo, no queda agotada como tema con la mera con sideracidn de los cogitara en cuanto vivencias aetuales. Por cl contrario, toda actualidad implica sus potencialidades, ‘que no son unas posibilidades vacias, sino posibilidades de tis contenido e intencién predeterininados en Is propia ve vencia actual correspondiente, y ademds revestidas del ca- rcter de posiblidades realtzables por el yo Con este queda sefalado otro saspo fundamental de la intencionaldad. Toda vivencia tiene un chorizontes cam: Biante en su conexién con la conciencia y en las fasce de su propia corriente, un horiconte de remisian intencional 2 potencialidades de la conciencia inherentes a la vivencis misma. Por ejemplo, a toda percepcidn esterior es inherente la remisién anticipada desde los lados «efectivamente per- ‘ibidos» del objeto de la percepeién hacia los lados «coasu ridoss, todavia no percibidos, sino solo anticipades por via de expectativa, ¢ inicialmente en un vacio ‘no intutiv, como «los que vienen» ahora en la percepcién; esto cs, @ toda percepcidn exterior es inherente una constante «pro- tencidn, que.tiene un sentido nuevo en cada fase de la ppercepcin por otro rumbo, v. gr. si moviésemos horizontes dde_ otras, posibilidades, en cuanto tales, de la percepcién, ‘como aquellas que podriamos tener si divigiésemos de um ‘modo acivo la marcha de la pereepcién por otro rumbo, ¥. gr. si movigsemos los ojos de una manera en lugar de otra, o si avanzisemos o nos pusiésemos a un lado, etestera En el correspondiente recuerdo torna modificado todo esto, vy gr-en la conciencia de que yo hublese podido percibir fen sti momento otros lados, en lugar de los efectivamente vistos; naturalmente, si_yo\hubiese dirigido mi actividad perceptiva de la otra manera que hublese sido adecuada, Todavia, en fin, repetiremos que es inherente a toda per cepcién tn horizonte de pasado, como potencialidad de re- ceuerdos evocables, y a todo recuerdo a su ver, como hor zonte peculiar, una inteneionalidad mediata y continua de recuerdos posibles (realizables por mi actividad) hasta le- gar al correspondiente vahora» de Ia percepeidn actual. En Todas estas posibilidades entra en juego tin «yo puedo» yo lo hagos, 0 bien «yo puedo otra cosa que la que hagos: sin perjuicio, por lo demés, de las trabas siempre posibles 2 ésta como a toda libertad. Los horizoates son potencialidades «predeterminadase. ‘También decimos: se puede preguntar @ todo horizonte por 10. que shay implicito en él, sinterpretarlos, «descubtit» las correspondientes potencialidades de la vida de la con- clencia. Pero precisamente con esto descubrimos ef sentido ‘objevivo, implicitamente asuamido en el cogito actual, pero texclusivamente siempre en un grado de mera indicacién. Este sentido objetivo, el cogitatum qua cogitatum, no nos lo representamos jamds como algo dado de un modo aca- ‘ado; el sentido se eaclara» solo, por medio de una inter pretacién del horizonte y de los horizontes constantemente onjurados de nuevo, La predeterminacién misma es sin ‘dada imperfecta en todo momento, pero en su inderermi- acién, de una estructura determinada. Por ejemplo, el ccubo deja abiertas muchas cosas todavia por los lados no Visibles,y sin embargo, es «aprehendidos desde Iuego como lun eubo, y més en particular como de color, éspero, etos tera, pero siempre dejando cada una de estas determina- lone a su vez particularidades abiertas. Este dejar abiertas ‘es, comparado con las efectivas determinaciones mas deta lindas, que acaso no tengan lugar nunca, un elemento en- cerrado en la conciencia misma, precisamente aquel cle- mento que constituye ef «horizonte>, Un efectivo eurso ul terior de la percepeién —en lugar de la mera aclaracion por «representacién» anticipativas— da por resultado wna Aeterminacién confirmativa mis precisa, eventualmente una dleterminacién distinta, pero siempre con nuevos horizon tes abiertos. De esta suerte, es esencial a toda conciencia en cuanto conciencia de algo Ia propiedad, no sélo de poder conti- huarse en modos de conciencia siempre nuevos, pero como conciencia del mismo objeto, que en la unidad de Ia sin- tesis e= intencionalmente inherente a ellos como sentido objetivo idéntico, sino de poderlo, més atin, de silo poderlo fen el modo de Ia expuesta intencionalidad de horizonte. El ‘bjeto es, por decirlo asi, un polo de identided, siempre presente a la conciencia con un sentido presunto y «que» realizar; es en eada momento de la conciencia el indice de tina intencionalided noctiea que le corresponde conforme a MebirAcion secon %8 su sentido, y por ta cual puede preguntarse, la eual puede explicitarse. Todo ello es concretamente accesible a Ia in- vestipacion. § 20. Peculiar indole del andlisis intencional Como se ve, el anilisis de la conciencia en cuanto inten ional es algo totalmente distinto del andlsis en ef sentido corriente » natural. La vida de concieneia, dijimos ya una vez, no e& un mero conjunto de «datos» de conciencia, y por ende algo meramente «analizable, divisible, en un sen- {ido muy amplio, en sus elementos independientes 0 no independientes, siendo de contar las formas de unidad (las scualidades figurales») entre los no independientes. El «ané- lisis» intencional leva sin duda, en eiertas direcciones te iaticas de la atencion, también a hacer divisiones, y en tanto es asf puede seguir sirviendo la palabra; pero su obra doguiera peculiar es el descubrimiento de las potencialda. des simplicitas» en las actualidades de la conciencia, me- dante el cual se lleva a cabs en el respecto nocmatico la sexhibicién, la siluminacione y eventualmente la «aclara- Cid» de lo presunto por la concienca, del sentido objetivo. EI andlisisintencional va guiado por el fundamental des ‘cubrimiento de que todo cogito, en cuanto conciencia, es fen el mis amplio sentido asuncién de lo asumido por dl, Pero que esto, Io presunto, es en todo momento mds (est Dresunto con un plus) de Io que en el momento ests delante como sexplicitamente» asumido. En nuestro ejemplo, cada fase de la percepcién era mero lado «del» objeto en cuanto presunto perceptivamente. Este asumir por encima de si ‘misma que hay en toda conciencia, tiene que considerarse ‘como una nota esencial de ella. Pero que se trata, y tiene ‘que tratarse de sasumir mis» del mismo objeto, ©s cosa que iinicamente «muestra» Ia evidencia de una posible ilu minacion y a la postre de un descubrimiento intuitive, en forma de real y posible protongacién de la percepctén, o de posible recuerdo, en cuanto actuable por mi Pero el fenomendlogo no actia en tna mera entrega in- genua al objeto intencional puramente en cuanto tal, no Teva a cabo una mera contemplacisn directa y sin mas de una exhibicién de sus notas asumidas, de sus partes y propiedades asumidas, Pues en tal caso resultaria «anéni- ‘mas Ta intencionalidad constitutive del tener conciencia intutiva 0 no intuitiva y de la contemplacion exhibitoria misma Con otras palabras: quedarian ocultas las variantes nosticas de la conciencia y la unidad sintética de ellas, por virtad de la cual, y come su obra esencial de unifieactén, asumimos continuamente a objeto intencional, y en cada ‘aso este objeto determinado, como teniendolo delante de nosotros, en cuanto asumido de esta o de aquella manera; € igualmente ocultas las operaciones constitutivas por me- dio de las cuales (cuando la contemplacién se contin in rmediatamente como exhibicién) podemos encontrar direc. tamente delante de nosotros lo que se llama una «nota», una propiedad», una «partes, como explicata de lo asumido, 0 bien asumirlo implicitamente y luego ponerlo de manifiesto ntuitivamente. Si el fenomenélogo investia todos los ob: Jetos, y cuanto se encuentra en ellos, exclusivamente en ‘uanto scorrelaros de la conciencias, no los considera ni describe sélo directamente, ni tampoco meramente referides al correspondiente yo, al ego cugito cuyos cogitata son; an- 1s bien, el fenomendlogo penetra con la mirada de su re- flexién en la andnima vida cogitativa, deseubriendo los pro: 1s determinados de los variados modos de la conciencia, y los modos todavia més remotos de la con- dducta del yo que hacen comprensible el estar simplemente presunto para el yo lo intsitivo 0 no intuitiva de los obje- tos. O que hacen comprensible cémo la conciencia, en sf ‘misma y por virtud de su estructura intencional en cada caso, hace necesario que pueda presentarse en ella seme- Jiante «objeto» «existente- y ade tal esencias, presentarse roercion seoUNON ” como tal sentide. Asi, por ejemplo, el fenomendlogo inves tiga, en el caso de la percepcién de las cosas en cuanto espaciales (0 por lo pronto abstrayendo en todos los pre dicados de la «significacién» y ateniéndose puramente a la res extensa), las cambiantes =cosas de Ta vistas y demés cosas de los sentidoss: cémo tienen en st mismas el cx rcter de apariciones de esta misma res extensa. El feno- rmenélogo investiga en cada una de ellas las cambiantes perspectivas: yrespecto de sus modos temporales de darse, Jas gradaciones de la conciencia que se tiene todavia de ellas en el eclipsarse retencional; y por lo que respecta al yo, los modos de la atencion, etctiera. En este punto es de Dobservar que la exhibicion Fenomenoldgica de lo percibido fen cuanto tal, no esta ligada a la explicitacion en sus notas ‘que se lleva a cabo en el decurso de la percepein, sino que ppone en claro lo «encerrado» en el sentido del cogitatum ¥¥ meramente coasumido de una manera no intuitiva (como fs el «reverso»), haciendo aetuales las percepciones poten ciales que hacen visible lo que no lo era. Esto vale en ge- neral para todo andlisis intencional. En cuanto tal, se re- ‘monta por encima de las vivencias asladas que se trata de fnalizar. Al hacer Ia exhibicion del correlativo horizonte dde estas vivencias, sitda las tan variadas vivencias en el ‘campo tematico de aquellas que tienen una funcién «cons: titutivas para el sentido objetivo del cogitatum correspon dente; asi pues, no sélo las actuales, sino también las po- fenciales, como aquellas que estan simplicitase, «predeter- ‘minadase, en la intencionalidad que da su sentido a las vivencias actuales, y que puestas de manifiesto tienen el caricter evidente de vivencias exhibitorias del sentido im- plicto, Sélo de este modo puede Hlegar a comprender el fonomendlogo eémo pueden Hlegar a entrar en Ta inmanen- cia de Ia vida de Ia conciencia, y en modos de la concien- cia (este perpetuo rio) de qué estructura, algo ast como uunidades objetivas estables 9 permanentes, y en particular ‘cémo tiene Tugar esta maravillosa obra de la consttucién de abjetos idénticos en caia categoria de objetos, es decir, ‘qué aspecto tiene y no pusde menos de tener en cada una Ja vida de conciencia constituyente, en cuanto a las corre: lativas variantes noiticas ¥ noematicas del mismo objeto 1a estructura horizontal do toda intencionalidad impone, pues, al andlisis y la descripeién fenomenotigicos un mé: todo’ toralmente nuevo, un metodo que entra en accién do- ‘uiera surgen la conciencia y el objeto, la asuncion y el sentido, la realidad real y Ia ideal, la posibilidad, Ia nece- Sidad, la mera apariencia Ia verdad, pero tambien la expe riencia, el juiio, la evidencia, eteétera, como titulos de problemas trascendentales, y hay el deber de trabajatlos como auténticos problemas del «origens subjetivo. Mutatis mutandis vale, como es patente, lo mismo en cl terreno de la positividad natural, para una pura «psico- logla interiors, o una psicologia sintencional puras, sobre Ta que hemos hecho algunas indicaciones como paralela que es de la fenomenologia constitutiva y trascendental. La Gn ca reforma radical de la psicologia estriba en desarrollar una para psicologia intencional. Ya Brentano la habia per- dido, pero sin aleanzar todavia, por desgracia, el sentido fundamental de tn anilisis intencional, o sea, del tnico :método que hace posible una psicologia semejante, puesto {que sélo con el se franguea la entrada sus sutenticos problemas, en verdad infinitos AAI pronto, sin duda parece muy cuestionable la posibi- lidad de una pura fenomenctogia de la conciencia, a saber, al reparar en el hecho de que el reino de los fenémenos de la conciencia es lo que mais se parece al reino del rlo de Hericlito. Serfa, en efecto, cosa de desesperacién querer proceder aqui eon un método para formar conceptos y for ‘mular juicios como el que da la norma en las clencias obje- tivas. Seria una ilusién querer definir una vivencia de la conciencia como un objeto tnico, sobre Ia base de Ia ex- periencia, al modo de un objeto natural, o en suma, en la presunciém ideal de una posible explicitacién en elementos Mensracos stcnon ” Idénticos y aprehensibles con conceptos fijos. No sélo a con- secuencia de la imperfeccion de nuestras facultades copnos- citivas para aprehender objetos tales, sino a priori, es se sguro que las vivencias de Is conciencia no tienen titimos flementos ni relaciones, que se rindan a la idea de una efinicién en conceptos fijos, o cuya definicién aproxima. tiva en semejantes concepios fuese una tarea racionalmente posible. Mas por fo mismo tiene razén de ser Ia idea de un Analisis intencional. Pues en el fluir de la sintesisintencio- ral, que crea tna unidad en toda conciencia, y constituye nostica y nocmaticamente la unidad de un sentido objetivo, imperan tipos esenciales aprehensibles en conceptos rigu § 21. El objeto intencional como hilo ‘conductor tascendentals El tipo més general en que como forma esti encerrado todo To particular, es el designado por nuestro esquema universal ego-cogito-cogitatum. Ase refieren las deserip- cones generalisimas que hemos esbozado de la intenciona- Hidad, de la sintesis inherente a ella, etectera. En la espe- cificacién de este tipo y en las descripciones eorrespondien- tes, y por razones facilmente comprensibles, el objeto in- tencional, situado del lado de lo cogitatum, quien desempe- fia el papel de hilo conductor trascendental para el descu- Drimiento de la variedad de tipos de cogitattones que llevan, en si, en un modo de concieneia y como una sintesis po- sible, este objeto en cuanto presunto como idéntico, El punto de partida es por necesidad, en efecto, el abjeto dado ‘edirectamentes, desde el cual la reflexién retrocede hacia el correspondiente modo de conciencia, y a los modos po- tenciales en éste incluides como un horizonte, y luego a ‘aquellos otros en los cusles el objeto podria entrar como idéntico en Ta unidad de una posible vida de conciencia. Si 100 eprracronss camresunas sequimos manteniadonos dentro del marco de In genera: lidad formal, si pensimos como cogitatwn un objeto en general, con completa libertad de contenido, y lo tomames fen esta gencralidad como hilo conductor, la variedad de pposibles modos de conciencia de él —el tipo formal de con- junto— se especifiea en una serie de tipos especiales nog ‘eonoeméticos, netamente distintos, Percepeidn, retencién, recuerdo, expectatia, significacién,intuicion analégica, son, por ejemplo, tales posibles tipos de la intencionalidad, prov plos de todo objeto imaginable, como también lo son los correspondientes tipos de conexién sintética. Todos estos tipos especificanse a su vex en su estructura toda noético- oematica, tan pronto como especificamos la generalidad Antes vacia del objeto intecional. Las especificaciones pue- iden ser ante todo logico-lormales. (antoldgico-formales), testo es, modos del «algo en general», como lo singular y Jo ultimamente individual, 1o universal, la pluraidad, el todo, el hecho objetivo, la relacidn, etostera. Aqui es donde surge tambicn Ia radical dstincion entre los objetos reales (en un sentido amplia) y los categoriales; estos tltimos re- ‘montindose a un origen en «operaciones», a una actividad del yo que genera y construye paso a paso; los primero, ‘las obras de una sintesis meramente pasiva, Por otro lado tenemos las especificaciones ontolégicemateriales, vincula- das al concepto del individual real, que se divide en regiones reales, por ejemplo (mera), cosa espacial, ser animado, et cétera, arrastrando tras de sf especificaciones paralelas en. las correspondientes variantes Iogicoformales. (propiedad real, pluralidad real, relacién real, etcétera). ‘Cuanto tipo se encuentra siguiendo este hilo conductor debe ser interrogado acerca de su estructura nodtico-noe- Imitica; debe ser traido sisteméticamente a exhibieién y fundamentacién de sus modes de fluir intencional y de sus horizontes tipicos con lo implicado por ello, etstera. Man teniendo fijo un objeto cualquiera en su forma o categoria, Yy manteniendo constantemente en evidencia su identidad MEBIrACON SUNDA ro fen medio de la mudanza de los modos de conciencia de él, se descubre que estos modos no son en manera alguna cua. lesquiera, por fluyentes que puedan ser y por inaprehensi bles en sus sltimos elementos. Estos modos permanecen siempre ligados @ un tipo estructural, que es inguebranta: ble y precisamente el mismo, en tanto el objeto siga siendo ppara la conciencia justo éste y de tal indole, y en tanto quepa persistir en la evidencia de Ia identidad en medio ‘de la mudanza de los modos. acer Ia exhibicion sistemética de estos tipos estructi- rales precisamentees el problema de la teoria trascendental, ‘que cuando se atiene al objeto en general como hilo con. ‘ductor, se lama teoria de la constitucién trascendental de ‘un objeto en general, en cuanto objeto de la respectiva for. ‘ma o categoria (en Io mas alto: la regidn). ‘As{ brotan, ante todo como distintas, numerosas teorias trascendentales: una teoria de la percepeién y de los res- tantes tipos de intwiciones, una teoria de la significacién, tuna teoria del juicio, una teorfa de la voluntad, etestera, Por todas ellas convergen en unidad, a saber, por referer: cia a los complejos sintéticos universales; todas ellas per. tenecen funcionalmente a Ia teoria constitativa, universal formal, de un objeto en general, 0 de un horizonte abierto de posibles objetos en general, en cuanto objetos de una posible conciencia, Mis adelante brotan teorfas trascendentales constivuti- vas que se refieren (ahora ya no como formales), por ejem- plo, alas cosas espaciales en general, alas cosas singulares € insertas en el todo universal de una natursleza, a los en- ts psicofisicos, a los seres humanos, a los prupos sociales, los objetos de Ia cultura, Finalmente a un mundo obje- tivo en general, puramente en cuanto mundo de una con ciencia posible, y desde el punto de vista trascendental en cuanto es un mundo que se constituye para una conciencia puramente en el ego trascendental. Todo esto, naturalmen- te en la sp, twacendental practicada de una manera Empero, no podemos pasar por alto que no silo los tipos. de los objetos reales e ideales de que se tiene con Ciencia como «objetivos» son hilos conductores para Hevar ‘8 cabo investigaciones «constitutivass, esto es, preguntén- lose por los tipos universales de sus posibles modos de ‘oncienci, sino tambien fos tipos de los objetos meramente subjetivos, como todas las vivenclas inmanentes, dado que tienen su sconstitucin» eada tuna y todas juntas, en cuanto ‘bjetos de Ia coneiencia interna del tiempo. En todas di Tectiones se destacan problemas relatives a las especies de ‘bjetos consideradas cada una por si y problemas univer Sales. Estos ltimos afectan al ego en la universalidad de su ser y de su vida y en st referencia a la correlativa unt versalidad de sus eorrelatos abjetivos. Si tomamos el mun- {do objetivo unitario como hilo conductor trascendental, nos rettottae a la sintesis de las percepeiones objetivas y de Jas demas intuiciones objetivas, sintesis que se extiende través de Ia unidad de Ia vida entera, y por virtud de la cual esta unidad esté presente a la conciencia y puede tor hatse tema en todo momento como tal unidad. Ast pues 1 mundo es un problema egoldpico universal, y de igual ‘manera al mover Ia mirada en una diteceién puramente in imanente, In vida enter de la conciencia en su tiempo § 22, La idea de la unidad universal de todos los objetos vel problema del esclarecimiento de su consttucién ‘Tinos de objetos —tomados puramente como cogitata, en la reduccin fenomenolégiea, ¥ no con los «pre juicioss im plicitos en nos conceptos cientiticos vilidos por adelan- tado—, he aqui lo que encontramos como hilo conductor pata Hevar a cabo investigaciones trascendentales congruen mupinactn secuN0 103 tes por su tema, Las variedades de Ia conciencia constitu: yentes —las que hay que truer, en la realidad 0 como po: sibilidad, a la-unidsd de la sintesis en lo idéntico— son ‘congruentes, no precisamente par acaso, sino por razones esenciales, en lo que respects & la posibilidad de esta sin tesis. Estin, pues, sometidas a prineipios, por virtud de Tos ccales las investigaciones Fenomenologicas no se pierden en dlescripciones inconexas, sino que se oranizan sequin ¥370- nes esenciales. Todo objeto, en general (incluso todo ob Jeto inmanente), significa una estructura regular del exo trascendental. En cuanto objeto de In representacién de ste, en cuanto objeto de In conciencia de este, y como ‘quiera que Io sea, significa al punto una regla universal de fora posible conciencia de <1, posible dentro de un tipo predeterminado en su esencia Yas, naturalmente, con todo lo no mas que «imaginable», en cuanto pensable en la re- presentacion. La subjetividad trascendental no es un caos Ae vivencias intencionales. Pero tampoco es un caos de t pos constitutives, orzanizado cada uno en si por referencia 2 una especie o forma de objetos intencionales, Con otras palabras: la fotalidad de los objetos y tipos de objetos Jmaginables para mi, y dicho en términos trascendentales, para mi en cuanto ego trascendental, no es un eas, ni co rrelativamente lo es tampoco Ia totalidad de los tipos, pa: ralelos a los de los objetos, de las infinitas variantes que ‘en cada caso corresponuden nostica y noematicamente a st posible sintess Ello apunta desde luego a un sintesis constitutive ui. versal, en qite todas las sintesis tengan juntas su funciin de un modo exactamente crdenado, y en que por ende se allen comprendidas todos fos abjetos reales y posibles, en ‘eusnto objetos para el ego trascendental, v correlativamen- te, todos los modas reales y posibles de conciencia de ellos. Podemos decir tambicn: na igente tarea se bosqueja, a de la integra fenonienolopia trascenderta, la tarea de levae 2 cabo. en la unidad de un orden sistemstico ¥ univers 104 MEBMAEIONES CARTESHANAS siguiendo el movil hilo eorductor de wr sistema de todos los objetos de una couciencia posible, que poner de mani Fiesto gradvalmente y, como incluso en el, del sistema de las categorias formales y materiales de los objetos, todas las inestigaciones fotomenoldgicas como las correspon: dientes investigaciones consttutivas, 0 sea, edificadas unas sobre otras, enlazadas unas a otras, con rigor sistematico. ‘Sin embargo, mejor decimos que se trata de una idea regulativa infinita, El sistema de los objetos posibles, en cuanto objetos de una conciencia posible, este sistema que hhay-que suponer en una antiipaclon evidente, es él mismo ‘una idea (pero no una invencion fiticia, no un «como sis), Y pone précticamente en la mano el principio para unit Toda teoria constiutiva relatvamente cerrada con todas las demas, por medio del constante descubrimiento, no sélo de los objetos de la conciencia dentro de los propios hori ‘2ontes, sino tambien de los horlzontes que se abren hacia fuera, hacia las formas esenciales de las conexiones. Cier- ‘tamente, ya los problemas que se plantean siguiendo los hilos conductores més Inmitados de los tipos aislados de dbjetos, se presentan como sumamente complicados y le ‘van por todas partes, cuando se ahonda en ellos, a grandes dlisciplinas; como acaece, por ejemplo, con Ia teoria tras cendental de la constitucién de un objeto espacial, y hasta de una naturaleza en general, de la animalidad y la huma- nidad en general, de la cultura en general, MEDITACION TERCERA EN QUE SE DESARROLLAN LOS PROBLEMAS DE LA CONSTITUCION DE LA VERDAD. Y DA REALIDAD § 23. Concepto mas estricto de la consttueién trascendental bajo af titulo de razon y sin razén CCoxsriict6n fenomenologica ha sido para nosotros hasta aqui la constitucién de um objeto intencional en general ‘Nbarcaba el titulo cogitocogitaiwm en toda su extension. Ahora vamos a diferenciar estructuralmente esta extension ya preparar un concepro mus estricto de consiuucidn. Has {a aqur era igual que se tratnse de abjetos verdaderamente existentes 0 no existentes, o de objetos posibles « impo- sibles sta distineién no se legu a eliminar solamente con la abstencidn de tomar partido por la existencia o la ineis: tencia del mando (ni ulteriormente de los dems objetos presuntos). Por lo contrario, bajo el amplio titulo de razén 9 sinrazin, como titulos coirelatives de la cxisteacia y la inexiseneia, es un tema universal de Ia fenomenologta Mediante la iz1yq reducimos a la pura asuneién (cogito) ya lo presnto puramente en cuanto presunto. A esto tl mo —ast pues, no a los ebjetos, sencillamente, sino al seinide objetivo se relieren fos predicados de existencia @ inesstenein y sus modalidades; a To primero, al corres ppondiente aswnir, los predicados de verdad {justeza) ¥ Jalsedad, s1 bien en un sentido amp Estus predicados no ss dan sin mas ni mis como datos fenomenolégicos en las vivencias presuntias, o bien en los ‘objetos presuntos, en euanco tales, y sin embargo tienen su sorigen fenomenoldgieos Enire las variedades de modos de conciencin sintétion mente coherents que hay para todo objeto presunto, de cualquicr categoria, y que se trata de estudiar en sus tipos enomenoligicos, Fipuran tambicn aquellas sintesis que tie teen por respects a a correspondiente asunciin inicial el 107 108 serrie10Nts caRrestanss Lipico estilo de modos verficados, y en especial de eviden: temente verificados, 0 por el conteatio, cl de anulativos y evidentemente anulativos. Correlativamente, el objeto pre sumnto tiene el earicter evidente de existente 0 no existente (de la existencia anulada, «tachadas). Estos procesos sinté ticos son intencionalidades de grado superior, inherentes en disyuncién exclusiva a todos los sentidos objetivas, como actos y correlatos de la razén que han de brotar esencial- mente del ego trascendental. La razén no es una facultad Hacticoaccidental, no es wn titulo para posibles hechos ac: ‘cidentales, sino para una estructura esencial y universal de Ja subjetividad trascendental La razin remite a las posibilidades de verficacion, y éstas en tiltimo térming al hacer evidente y al tener como evidente, De esto hubimos de hablar ya al comienzo de rnuestras meditaciones, cuando en Ia ingenuided primera bbuscabamos las lineas directrices metédicas, o sea, cuando ‘aun no nos encontribamos en el terreno de la fenomeno- logfa. Ahora fa Hlegado a convertrse en nuestro tema fe- nomenologic, $24. La evidencia como presencia auténtica 1 sus modalidades En su sentido més amplio, el término de evideneia designa un protofencmeno snversal de la vida intencional (frente a las restantes maneras de tener conciencia de algo, que pueden ser a priori evaciase, presuntivas, indirectas,impro: pias): el preeminente modo de conciencia de la apariciin auténtica, del representarse a st misma, del darse a si rmisma una coss, un hecho objetivo, un wniversal, un valor, etestora, en el modo terminal del caqui estén, dado «di recta», cintuitivas, de la primera evidencia. Ast, por ejemplo, en la evidencia de da- tos inmanentes, bajo la forma de una cadena de recuerdos Intuitivos, con la infinitud que deja abierta como horizonte ppotencial el «yo puedo siempre de nuevos. Sin tales «posi- bilidadess, no habria para nosotros user estable y per. ‘manente, un mundo real ni ideal. Estos brotan para nos- otros de la evidencia o de la presuncién de poder hacerlos evidentes lo mismo que de reproducir Ia evidencia lograda, ‘Ya de esto resulta que la evidencia aisada todavia no rea para nosotros wn ser permanente, Todo ente es en sf ‘en un sentido amplisimo y se tiene frente al accidental para imi de los actos aislados, Igualmente es toda verdad en este earraco aeRceRa us amplisimo sentido wna «werdad en sis. Este amplisimo sen Tido Gel een si» alude, pues, a Ja evidencia, pero no a una ‘cvidencia como hecho de Ia vida de conciencia, sino a ciet tis. potencialidades, fundadas ea el yo trascendental y en sur vida; ante todo a las de la infinidad de asunciones, en eneral, sintéticamente referidas a uno y el misino objeto, pero tambien a Tas de la verficacién de étas, 0 Sea, a ev Hlencias potenciales, susceptibles de reproducirse hasta lo infinito come hechos de Ta vida de In eo § 28. La evidencia presuntiva de la experiencia del mundo, El mundo como idea correlaiva de wna ‘evidencia empirica perfecta Ydawia de otro modo remiten las evidencias a infinitudes de evidencias respecto del mismo objeto, y de un mado mu ‘cho mas complicado, a saber, siempre que dan su objeto witcaticamente, pero woilateralmente. Esto concierne nada ‘menos que al conjunto de las evidencias gracias a las eua- les existe para nosotros de un modo ditectamente intuitive tun mundo objetivo real, asi como un todo que en cuales. ‘asiera de sus objetos aistados La evidencia propia de estos ‘objetos es In experiencia exterior, y hay que penetrarse ‘como de una nevesidad esencil, de que para semejantes ‘objetos no es concebible otro modo de darse auténtica: mente. Mas por otra parte hay que penetrarse tambien de ‘que a esta especie de evidencia es esencial la «unilaters Tidad, dicho mas exactamente, un multiforme horizonte de anticipaciones no confirmadas, pero menesterosas de con- firmacién, 0 sea, contenides meramente asumidos que re rmiten a las respectivas evideneias potenciales. Esta imper feccién de la evidencia se perfecciona en cada trinsito sin tético realizado de una evidencia a otra evidencia, pero de 12 urorracrones canrestanes rrespontlen para nosotros bajo el titulo de verdadera esen- ca suya. ‘Toda razin de ser brota de aqui; brota, pues, de nues- tra subjetividad trascendental misma; toda imaginable ade- ccuacisn surge como verficacion nuestra, es nuestra sinte- sis, tiene en nosotros su tltimo fundamento trascendental. $27. La evidencia habitual y 1a potencial como funciones constitutivas del sentido de objeto existenten Ciertamente, lo mismo que ya Ia identidad del objeto pre- sunto en cuanto tal, tampoco la identidad del verdadera ‘mente existente, ni luego la identidad de la adecuacién en- tre este objeto presunto en evanto tal y el verdaderamente existente, son un momento real en la corriente de la evi dencia y la verificacion, ‘Se trata en realidad de una inmanencla ideal, que nos remite a ulteriores érdenes de sintesis posibles, inherentes fla esencia de esa inmanencia. Toda evidencia me lepa un patrimonio duradero. A la realidad contemplada autentica- ‘mente puedo tornar esiempre de nuevos, en cadenas de ‘muevas evidencias que serin como restauraciones» de la primera evideneia. Asi, por ejemplo, en la evidencia de da- tos inmanentes, bajo la forma de una cadena de recuerdos intuitivos, con ia infinitud que deja abierta como horizonte potencial el «yo puedo sientpre de nuevo, Sin tales «posi bilidadess, no habria para nosotros wn ser estable per- rmanente, un mundo real ni ideal. Estos brotan para nos. ‘otros de la evidencia o de la presuncién de poder hacerlos cevidentes lo mismo que de reproducir la evidencia lograda, Ya de esto resulta que la evidencia aislada todavia no crea para nosotros wn ser permanente, Todo ente es en si cen un sentido amplisimo y se tiene fronte al accidental para ami de los actos aislados. Tgualmente es toda verdad en este vorrei eee 1 amplisimo sentido una everdad en sf. Este amplisimo sen- tido Hel ven si alude, pues, a la evidencia, pero no a una evideneia como hecho de la vida de conciencia, sino a cie- tus potencialidades, fundadas en el yo trascendental y en su vida; ante todo a las de Ia infinidad de asunciones, en general, sintéticamente referidas a uno y el mismo objeto, pero tambicn a las de la verficacion de éstas,o sea, a evi dencias potenciales, susceptibles de reproducirse hasta lo infinito Como hechos de la vida de Ia conciencia, § 28, La evidencia presuntiva de la experiencia del mundo. EL mundo como idea correlativa de una evidencia empirica perfecta Tadavia de otro modo remmiten las evidencias a infisitudes de evidencias respecto del mismo objeto, y de un modo mst ‘cho mas complicado, a saber, siempre que dan su objeto “antcnticamente, pero tnilateralmente. Esto concierne nada menos que al conjunto de las evidencias gracias a las cus les existe para nosotros de un modo directamente intuitive tun mundo objetivo real, asi como un todo que en cuales ‘quiera de sus objetoraislados. La evidencia propia de estos ‘bjetos es Ia experiencia exterior, y hay que penetrarse ‘como de una nevesidad esencial, de que para semejantes fobjetos no es concebible otro modo de darse auténtica- mente. Mas por otra parte hay que penetrarse tambien de ‘que a esta especie de evidencia es esencial la «unilatera Tidads, dicho mis exactamente, un multiforme horizonte de anticipaciones no confirmadas, pero menesterosas de con firmacién, 0 sea, contenidos meramente asumidos que re miten a las respectivas evidencias potenciales. Esta imper- feceién de Ia evidencia se perfecciona en cada trinsito sin- tético realizado de una evidencia a otra evidencia, pero de 16 enerictones cARTEStaNs objeto en general (0 que son indiferentes a las especifice cones materiales de las diversas categortas particulares de ‘objetos), tenemos Iuexe los problemas de aguella consti ‘ion, que se plantean para cada una de las supremas cate- sorias, ya no ligicoformales (de las erepioness) de obje- tos, y que se revelan ingentes; ast, Jos de las reglones que figaran bajo el titulo de mando objetivo, Es menester una teoria consttutiva de la naturaleza fisica, edadas siempre como real, esto implica, una, siempre supuesta por an ticipado; del hombre, de Ia sociedad humana, de la cultura, ‘tcétera, Cada tino de estos titulos representa una eran dis ciplina, con diversas dirccciones de investigacién, corres: pondientes a los conceptos ontoldgicos pareiales ¢ ingentos (como espacio real, tiempo real, causalidad real, cosa real, propiedad real, etestera). Naturalmente, trdtase en todas partes de deseubrir Ia intencionalidad implicta en Ta expe. rencia misma como vivencia trascendental; tritase de una cexhibicign sistematica de los horizontes que se bosquejan, trayéndolos a Ia posible evidencia confirmativa, y contic nvando asi, de los nuevos horizontes que justo continua: iente brotan de los primeros en un estilo. determinado; pero todo ello con un estudio constante de las correlacio: nes intencionales, Asi se descubre una estructura intencio- nal, sumamente complicada, de las evidencias consttuyen: tes ‘en su unidad sintstica; respecto de los objetos reales, por ejemplo, una fundamenticion en grados de objetos no objetivos (emeramente subjetivoss), ascendiendo desde el infimo fandamento objetivo, La funcién de tal es desempe- fiada siempre por el tiempo inmanente, por la vida que corre y se constituye en si y por sf misma; la vida cuyo es- clarecimiento constitutive es el tema de Ta teoria de Ia conciencia originaria del tiempo, que constituye en si datos temporales. MEDITACION CUARTA EN QUE SE DESARROLLAN LOS PROBLEMAS DE LA CONSTITUCION DEL EGO TRASCENDENTAL MISMO trasceraiontel, merparabie dle us vivencias as ants cole ftros lo que coir, en cuanto enjetes de une concicncia veal ¥y posibie! 4 esto no hia de ser na aitanacion ae, ni om Tema de vacins cepeculacions:, es meuester mostrar ou representa coacretainente este ser y este modo de ser para nnsoires, de «ue clase de conciencia se trata, que eslruc- tra es fa de 11 concioncia teal y posible de que se trats, ‘que puede signiticar aqui =posibilidads, te Esta solo pce ser obra de la inwestigncion de la eons Iiuucine, primero en el ainplio centide anteriormente ox brewsio, ¥ luego en cl sentido inas estecka cue se cai die indicer, oro todo sigienda el dnieo aneloce post ff requerido por la eseucia de la infenebunalidac y de su hhoriznates. Ya el mero aniliss preluminsr, conduceate 9 prvcisar el seis del problema, hace ver clarw que el ege trascendental (cn la paralela psiologica, el alma) solo es 1s que es en se: telereocia a objeton intencionals, En 64s centram necesariamentc para el ep ubjetos existentes, ¥ en Canto referide at mondo, ne ela fos ubjetos de la esfera del tiempo inmanente, que puede veriticarse de wm mode adecuailo, sino tambien los ebjetos del mundo, euya exis teneia solo se muestra en Ia eapurieneia inadecuada, ex Ia experiencia exter, meramene prestatisa, merced a Ta cox cordancia de su curso. Bs, pecs, una propiedad esencial de! ‘eo el tener continuamonie sistemas de intexcionalidad, v wmbien sistemas de concondanes en esta, yu en y hacer ou exhibicion fonda una habittaiidad le al yo por virtud de la cual este objeto, To mismo gue ol de sus de- fcrminaciones, es duradeva propiedad mia Pstas adquisiciones duraderas constituyen «i respect! vo y conocido mundo cireundante, con su horizonte de ob ictos descomocidos, esto es, todavi por adquiri, anticipa tae con esta estructura ebjetiva formal Yo soy para mi mismo, y me soy dado inintesrumpldar wwente, por medio de una evidencia de exneriencia. coro ‘tsa. Esto vale para cl ego trasceniesialy para todo sentida de como de aquello que posibilita su sentido especifico en Io tajeno» que est puesto en euestién. No hay tampoco que ‘pasar por alto (sino que hay que excluiro abstractivamente) fl cardeter del «estar en el mundo en torno para todos cl epoder importar ono a todos en su vida y su afén» que fs propio de todos los objetos del mundo, fenoménico y ‘que constituye su ser ajenos. Registramos en este punto algo importante. Nos queda cn Ia abstraccién un estrato unitariamente conexo del fe nnémeno mundo, del correlate trascendental de la experien cia —continua y undnimeniente en progreso- del mundo ‘A pesar de nuestra abstraccién, podemos ir adelante de ‘modo continuo en la intuicién experimentadora mantenién ddonos exclusivamente en este estrato. Ademés, este estrato unitario esta sefalado por el hecho de que es por esencia cl fundamental; 0 sea: es evidente que no puedo tener lo «ajeno» como experiencia (luego tampoco el sentido «mun do objetivor como sentido empirico) sin tener este estrato en experiencia real, mientras que no sucede lo contrario Consideremos con més pormenor el resultado de nues- ta abstraccién, 0 sea, lo que nos deja entre las manos Del fendmeno del mundo (del mundo que aparece con ser tido objetivo) se separa un estrato inferior: una enatura lezae mia propia, que tiene, desde luego, que permanece: dlistinguida de Ia’ mera naturaleza a secas, 0 sea, de la qui viene a scr tema del fisico. Es cierto que ésta surge tom muprracin aurea 1s Dida por abstraccién, a saber: abstrayendo de todo lo psi- ‘quico y de los predicados del mundo objetivo que tienen ‘i origen en personas. Pero lo que se obtiene en esta abs- Iraceién del fisico es un estrato que pertenece él mismo al mundo objetivo (en la actitud trascendental, al sentido ‘bjetual «mundo objetivo»); un estrato, pues, que es él ‘mismo objetivo, igual que es objetivo (psiquico objetivo, predicados culturales objetivos,eteétera), por su parte, aque. Mode lo que se abstrae. En cambio, en nuestra abstraccién desaparece totalmen- te el sentide d cabjetivas que pertenece a todo lo mundano “tanto que intersubjetivamente constituido, como «cosa dela que cualquiera puede tener experiencias, etogera. Per- tenece, pues, a lo mio propio (en cuanto purificado de todo sentido de otra subjetividad; un sentido de emera natw talezas que ha perdido también incluso este «para cual wierae; es decir: que no puede en modo algano ser to- ‘mado por un estrato abstractivo del mundo mismo, o bien le su sentido. Entre los cuerpos propiamente captados de ‘sta naturaleza, encuentro Iuego, sefalado de un modo Tinico, mi cuerpo vivo, a saber: como el tinico que no es mero cuerpo fisco, sino precisamente cuerpo vivor el nico ‘objeto dentro de mi estrato abstractivo del mundo al que ‘tribuyo experiencialmente campos de sensacién, aunque en tlstintos modos de pertenencia (campo de sensaciones tic- lies, campo de sensaciones de calor y frfo, etogtera); el ico wens el que wordeno y mando» inmediatamente (y, en ‘special, mando en cada uno de sus «érganoss). Percibo pualpando einestésieamente con las manos, viendo del mismo ‘modo con los ojos, etcétera; y puedo percibir asf en cual- livier momento. Y estas cinestesias de los éryanos trans: tareen en el lo hago yor y estan sometidas a mi «yo puc- ‘los. Puedo ademis, poniendo en jucgo estas cinestesias, empujar, trasladar, etoctera, y, merced a ello, «actuar» con sl cuerpo inmediatamentey, luego, mediatamente. Mis ati: netuando pereeptivamente tengo experiencia (0 puedo te 186 MEDrTACLONES eARUESEANAS ner experiencia) de toda Ia nataralezs,y, entre sus ebjetos, de mi propia corporalidad, que ests, por lo tanto, sogin esto, referida retroactivamente a st misma, Ello se hace posible por el hecho de que yo «puedo», en cada caso, per Cibir «mediante> una mano Is otra, mediante una mano, un fofo, etcetera; para lo cual el érgano que actia tiene que Convertirse en objeto, y el cbjeto, en Srgano que actia, YY lo mismo ocurre en la manipulacin oripinaria posible en general con la aturaleza y la corporalidad misma merced ‘Ia corporalidad, la cual esté, pues, referida a st misma tambien en sentido préctico. Poner de relieve mi cuerpo vivo reducido a To mfo pro- pio significa ya un fragmento de la puesta en relieve de ln esencia reducida a lo mio propio del fendmeno objetivo sy0 en cuanto este hombres, Si reduzco a To. mio propio 4 otros hombres, obtengo cuerpos fisicos reducides a lo mio propio: si practico esa reduccién conmigo en cuanto hombre, obtengo «mi cuerpo vivos y mi salma», o a mf en tanto Unidad psicofisica. Y en ella, a mi yo personal, que actia en este cuerpo vivo y, «mediante» él, en el «mundo fexterno» (acta en él y lo sufre); y que asi, por Ia expe- Fencia constante de tales referencias yoicas yvitales unk cas, est4 constituido psicoisicamente en unidad con el cuer- po vivo y fisico. Si se ha levado a acabo la depuracién a lo mio propio del mundo externo y del cuerpo vivo y del todo psicofisico, he perdido entonces mi sentido natural de yo en la medida en que quedan excluidas toda referencia ide sentido a in nosotros posible y toda mi mundaneidad fen sentido natural, En el dominio de lo mio propio esp: Fitual say 30, sin embargo, polo yoico idéntido de mis ml tiples vivencias «purato, de las de mi intencionalidad pa sivay de las de la activa, y de todas las habitualidades fundadas © por fundar a partir de abi, ‘Asi, pues, gracias a esta pecullar exclusion abstractiva ide sentido respect de lo ajeno, hemos conservado con nosotros una especie de «mundo»: una naturaleza reducida 1110 mio propio, y, ordenado a ella merced al cuerpo vivo ¥ fisico, el yo psicatisico com euerpo vivo, alma y 90 per: Sonal. He agui'los tnicos elementos de este «mundos re siueido. Es evidente que surgen también en él predicados ‘que tienen significacion a partir, puramente, de este yor ‘como, por ejemplo, predicados de valor y de trabajo, Nada de ello (de abi las constantes comillas) es, pues, en abso- lato cosa del mundo en el sentido natural; sino que es slo lo exclusivamente mio propio en mi experiencia del mundo, que pasa 2 través de toda ella y esté conexionado tambien ‘ella intuitiva y unitariamente, Todas las articulaciones ‘que distinguimos en este fendmeno de mundo reducida a lo mio propio constituyen una unidad concreta, como se ‘muestra también en el hecho de que la forma tempoespa- cial —pero la respectivamente reducida a lo mio propio— tra en este fendmeno de mundo reducide. Tambien, pues, ‘stn unos fuera de otros los «objetose reducidos, las «co- ‘ise, el «yo psicoisicos. En este punto, sin embargo, llama hnucstra atencién algo notable: una cadena de evidencias ‘que, en su encadenamiento, dan, en cambio, la impresion dle paradojas. El todo integro de mi vida psiquica —Ia de ‘ste yo «psicofisico»— y, en el, la vida que hace experien- ia del mundo no se ven afectados por el apagamiento de ln ajeno; asi que tampoco se ven afectadas por él mis ex Periencias reales y posibles de To otro que yo. Pertenece, por lo fanto, a mi ser animico la constitucién entera del ‘mundo que existe para mi y, en consecuencia, también su ‘scision en los sistemas constitutivos que constituyen To tio propio y los que constituyen lo ajeno a mi. Yo, el «yo- hombres reducido (et «yo psicofisico») estoy, pues, consti- twido coma miembro del «mundo», junto con lo maltiple ‘exterior a mis; pero yo mismo, en mi salma», constituyo ‘esto y lo llevo intencionalmente en mi, Si hubiera de TostFarme que todo lo constituide como propio de uno (luogo tambien el «mundo» reducido), pertenece a la esen- ia concreta del sujeto que lo constituye, a titulo de deter 160 Menrracroses caRrEstanis| ‘minacién intima suya inseparable, se eacontraria entonces ‘en la autocxplcitacién del yo su «mundo» propio como sdentros; y, de otra parte, el yo, al recorrer directamente ‘su mundo, se encontraria si mismo como miembro de las “cosas externas» de éste y distinguirfa entre él mismo y el ‘smundo extern. § 45. El ogo trascendental s la apercepcién de si mismo ‘como hombre psicofisico (redueida a ta esfera de lo propio) Tgual que todas estas meditaciones, hemos levado a cabo Jas tltimas en Ia actitud de la reduccién trascenden sea, las he realizado yo, el que medita, como ego trascen- ental. La cuestién es ahora en qué relacién estén yo, el yohombre reducido a lo puramente propio en el fenémeno dde mundo igualmente reducido, y yo en cuanto el ego tras. ceendental, Este ultimo ha surgido de Ia «puesta entre pa rintesise del mundo objetivo entero y de todas las demas objetividades (también las ideales). Por ella me he desct- bierto a mi mismo como el ego trascendental que constituye en su vida constituidora todo lo que me es objetivo: el vo de todas las constituciones, que existe en sus vivencias ac tuales y potenciales y en sts habitualidades, y que en ella, como a todo lo objetivo, se constituye también a sf mismo como ego idéntico. Podemos ahora decir: al haber consti tuldo y seguir constituyendo yo, en tanto que este ef, como fendmeno (como correlato) el mundo existente para mi, bajo el titulo eyo» —en el sentido habitual del yo personal hhumano— ha levado a cabo en sintesis constitutivas co rrespondientes, dentro del mundo constituido total, una apereepcién de mi mismo mundanizadora, y la mantengo fen constante vigencia y desarrollo, Todo lo trascendental mente mio propio (de mi en tanto este ego ttimo) se in- corpora.a mi alma a titulo de ser psiquico en virtud de Meneracos auesea 61 sla mundanizacion, Yo me encuentro con la apereepeién ‘mundanizadora, y entonces puedo remontarme, desde el alma como fendmeno y parte del fenémeno «hombres, @ mni'en cuanto el ego absoluto, universal, el ego trascenden tal Ast, pus, si yo, en tanto que este ego, reduzco a lo mio propio mi fendmeno del mundo objetivo y le afado Tuego fodo lo que encuentro de mio propio sea dondequiera (Jo cual, después de aquella reduccisn, no puede ya contencr hada vajenos), todo esto propio de mi ego se puede volver “i hallar en el fendmeno reducdo del mundo a titulo de lo propio de «mi alma», slo que agui, como componente de i apercepeidn mundanizadora, es algo secundario desde <1 punto de vista trascendental, Si nos mantenemos en el 10 trascendental dltimo y en el univers0 de lo constituido ‘lle pertencce a él de modo inmediato Ia division de su ‘campo trascendental entero de experiencia en la esfera de li propio suyo —con el estrato conexo de su experiencia del mando reducida a To propio de él (en Ta cual esta apa- yrudo todo lo ajeno)— y la esfera de lo ajeno. Pero es que, ilemds, toda coneiencia de lo ajeno, todo modo de apa- twcer lo ajeno pertenoce a la primera esfera. Todo lo que ‘ego trascendental constituye en exe primer estrato como ‘wajeno —como «propior—, todo ello pertenece de veras ‘scl como componente de su eseneia propia en concreto, “ewin habri an de mostrar; es inseparable de su ser con. sreto, Mas dentro de esto propio suyo (y con los medios lo) constitye el ego el mundo «objetivos como unk verso cuyo ser le es ajdno, y, en el primer grado, consti tye lo ajeno del modo alter ogo § 46, Lo propio como ta esfera de las actualidades ¥y potencialidades de la corriente de vivencias Hasta aqut hemos caracterizado el concepto fundamen- ful de lo «mio propio» tan s6lo de modo indirecto: como 12. MIDEEACIONES eARTESIANAS nnoajeno (lo cul, por su parte, se apoyaba en el concepto del otro; luego fo suponia). Para aclarar su sentido, sin ‘embargo, es importante poner ahora de relieve, también, el rasgo caracteristico postivo de esto «propio», o del «ego cen lo mio propio». En las altimas frases del titimo pars srafo no se hizo més que una alusién a esto. Refirdmonos ahora a cosas més generals. ‘Si un objeto conereto se nos destaca en la experien ‘como algo por st y entonces se dirige sobre et Ia mirada fue capta atenta, 4 lo apropia uno en esta captacion sin ple a titulo de mero «objeto indeterminado de la intwiion ‘empiricas. Se welve objeto determinado (y objeto que se va progresivamente determinando) en una prosecuciin de Inexperiencia en la forma de experiencia determinadora —en principio, de experiencia que expone tan sélo el abjeto mis mo a partir de sf mismo, de pura explictacién—. En st articulado avance sintético sobre la base del objeto que se dda (en sintesis intuitiva continua de identificacién), va la experiencia desplegando en tna cadena de intuiciones par- ciales las notas que son propias del objeto mismo, sus de terminaciones sinternass. Estas se presentan originaria- ‘mente como aquellas en las que él, que es idénticamente 41 mismo lo que es (y ello sen sf y para sis), es en sf mis mo, y en donde su ser idéntico se expone en sus propie- ddades particulares. Este contenido esencial propio. suyo fst de antemano anticipado solo en general y a manera de horizonte, y se constituye originariamente (con el sen tido de nota interna, esencial y propia; parte especial; pro piledad) tan sélo gracias a la explicitacién, ‘Apliquemos ahora estas cosas. Si yo, en la reduceién trascendental, hago reflexién sobre mi —el ego trascenden tal—, me estoy entonces dando a mi mismo perceptiva mente en tanto que este ego, y ello en percepcién que capta ‘tents. Me pereato también de que yo ya estaba para mi de antemano, sin cesar «dado previamente», ahi de modo wamente intuitivo (epercibido» en sentido amplic): uorrAcrés quneea 18 sla que no estaba captado atentamente. Pero, en cualquier ‘aso, lo estoy con un horizonte abierto e infinito de pro- Piedades internas atin inexploradas. También lo mio pro- pio se descubre por explicitacion y posee su sentido ori Finario a partir del rendimiento de ésta. Va revelandose Sriginariamente en Ia mirada experimental explicitadora \irigida sobre mi mismo, sobre mi yosoy —dado pereep> tiva e incluso apodieticamente— y sobre mi identidad con: ‘igo mismo —que persiste en la sintesis unitaria continua tle la experiencia originaria de mt mismo. Lo propio por trwncla de esta idéntico se va caracterizando como expli- ‘nin suyo real y posible; como aquello dentro de lo cual ‘w no hage sino desplegar mi ser idéntico propio como Io jue es en particular en tanto que idéntico, él en st mismo. ‘Ahora bien, en este punto hay que reparar en Jo siguien- tc. Aungue hablo legitimamente de percepeién de mi mis: nm, y ello respecto de mi ego concreto, no queda ya dicho ‘in esto que, al igual que en el andlisis de una scosa vi Minle» que se da perceptivamente, me mueva siempre en ‘utGnticas percepeiones parciales y obtenga, pues, exp ‘uta ellos mismos perceptivos (¥ ningunos otros). En efec: {s,un primer dato de Ia expliltacion de mi horizonte esen ‘il propia de ser es que tropiezo con mi temporalidad lnanente y, por tanto, con mi ser en la forma de infinito riierto de tina corriente de vivencias y de todas las pro- Ikslades mias contenidas de alsin modo en ella (alas cus- le pertenece también mi explicitar). Este infinito abierto, we transcurre en el presente vivo, sélo puede hallar de wera autenticamente perceptiva a Jo que transcurre en vivo en el presente. Mi pasado propio lo va él revelando, cn el modo més originarlo que es pensable, por recuerdos. ‘Av, pues, aun cuando yo me estoy dado constantemente corigialiter, y aunque puedo explicitar progresivamente 1o ‘io propio esencia, esta explictacién se realiza,en amplia mmolida, en actos de conciencia que no son percepciones tespecto de las partes esenciales mias propias a que con- 16 rorserowes contests 8 verifica a si mismo ineesantemente del modo conocide gn Ta medida en que toda la forma del estilo de los pro: ‘esos sensibles que son visibles primordialmente pars ra hha de corresponder constantemente a los procesie cajoe ‘pos me son conocidos a partir de mi propio gobiems Sobre el cuerpo. Més adelante se llega, en forma compren sible, a la xendopatias de contenidos definidos de la sexfore Pslquica superiors. También éstos dan indicio corporal de ‘iy lo hacen en el comportamiento exterior y mundano de |s corporalidad, por ejemplo: como conducta exterior de guien esté encolerizado, de quien esté alegre, etsclera, con ‘acta que se puede comprender bien desde ti propio com pportamiento en eircunstancias afines ‘Los acontecimientos psiquicos superiores, con todo lo varios que son y lo diversamente que se han legado a ce rover, tienen entonces, a su vez, su estilo de conexions cores evesrn is sintéticas y de formas de transcurso, que pueden serme comprensibles gracias 2 puntos de apoyo asociativos en el estilo de vivir mio propio, que me es, en sus rasgos tipicos proximados, empiricamente familiar. En esto acta tant bien toda comprensién de los otros lograda con buen éxito como inauguradora de nuevas asociaciones y muicvas post. bilidades de comprensién; igual que, a la inverse, puesto ‘que toda asociacion parificadora es mutua, revela la propia, Vida animica por afinidad y alteridad y, gracias a las nuc- vas cosas que destaca, la hace fructifera para mucvas as0- 5 55. De cémo constituyen comunidad las ménadas, ¥ de la primera forma de la objetividad: 1a naturateza intersubjetiva Mis importante, sin embargo, es el esclarecimiento de li comunidad —que va perfecciondndose en diversos. gra slos— que, en virtud de Ia experiencia del otto, se produce al punto entre yo (el yo psicofisico primordial, el que go. bicena en y con mi cuerpo vivo primordial) y el otro del ‘ae hay experiencia por apresentacién; y luego, eonside- las las cosas de modo mas eonereto y radical, entre mi 30 monidico y el suo, Lo primero constituido en la forma de la comunidad y wl fandamento de todas las otras cosas en comin inter subjetivas es el earécter comin de la naturaleza, que se constituye a la ver que el del cuerpo vivo ajeno y el yo 1sicofisico ajeno en parficacién con el yo pslcofisieo propio, Como la subjetividad ajena surge por apresentacién, Hlentro de la esfera clausurada de mi subjetividad de lo ‘que es por esencia mio propio, con el sentido y el valor dle una subjetividad otra por su esencia propia, podria que: verse ver, en un primer momento, un oscuro problema en «1 modo como haya de realizarse ta formacion de comun® 186 raracrowts enusnsianne dad —y precisamente ya la primera: Ja de un mundo en ‘comin. El cuerpo vivo del otro, en tanto que aparece en mt estera primordial, es al principio cuerpo fisieo en ti naturaleza primordial; Ia cual es unidad sintetiea mi, huego inseparable de mi mismo como fragmenta de determina’ cidn esencialmente mio propio. Si acta apresentando, ad- fuiero yo conoencia, a ln vez que de él, del modo completamente aparte cen el otro ego, que lamamos, en la identificacion, el mismo ‘cuerpo vivo del otro? Con todo, cl enigma sélo surge eva do ya han sido distinguidas las dos esferas originales; y e sta una distincion que supone que la experiencia del ott ya ha llevado a cabo su abra. Como en este punto no © cuestién de génesis temporal alguna de este género de es Periencia sobre la base de una experiencia de si mismo qu: la anteceda en el tiempo, es evidente que sdlo puede sis trarnos una exposicién precisa de la intencionalidad res mente mostrable en la experiencia del otto y la comprobse ‘idn de las motivaciones escrcsalmente unplicadas en ella Ya dijimos que la apresentacion supove como tal un tnicleo de presentacion, La epresentacion es una represen: tacién unila por ssociaciones a una presentaciéa, a una pereepcion auténtica; pero es una representacién tal, que {sts fundida con la presentaciin en la funcion particular fd la conercepeidn. Dicho con otras palabras: ambas estén tan fundidas, que se hallan en la comunidad funcional de luna percepeiin que, en si, presenta y apresenta a la vez y ‘que, sin embargo, produce, para el objeto total, 1a concien- cia de que esta ahi ol mismo. Hay, pues, que distinguir ‘noematicamente en el objeto de tal percepcién presentante- presentante —el cual aparece en el modo «ahi él mismo— fentre lo propiamente percibido de el y el suplemento de lo no percibido propiamente en ese acto y, sin embargo, tsto sestando ahi tambicn-, Asi, pues, toda percepcion de {ste tipo es trascendente: pone como abi ello mismo» mis de lo que ella «realmente» hace presente. A esta clase per- tenece toda percepeidn exteinn, de cualquier indole que Sea; por ejemplo, la de una casa (lado de delantelado de atrés). Pero, en rigor, con esto hemos descrto, por lo que hace a tun rasgo generalisimo, a todas las percepciones, e incluso 4 toda evidencia, con slo que entendamos «presentacign» ‘en un sentido mas ampli. “Apliquemos esta verdad universal al caso de la experien- ‘ia del otro: tambicn en ella hay que prestar atencién al hecho de que no puede apresentar mas que porque pre Senta; a que, tambien en ella, la apresentacién no puede ser sino en esa comunidad funcional con la presentacion, Poro ello entrafa que, ya de antemano, lo que presenta ha de pertenecer a la inidad del mismo objeto que es ahi el spresentado. En otros términos, que ni ocurre ni puede fwurrir que el cuerpo fisico de mi esfera primordial que ‘> para mi indicio del otto yo (y, por lo tanto, de Ia esfera primordial totalmente otra, 0 del otr0 ego conereto) pudie Me MeDrHACIONES CHRIFSIANAS +a apresentar Ia existencia y el estartambién-ahi del otro yo, sin que ese cuerpo fisico primordial adquiriera el sen tido de cuerpo fisico primordial también para el otro exo luego, segin Ia indole de todo el rendimiento asociativo— aporeeptivo, el sentido de cuerpo vivo ajeno y, en primer lugar, el del euerpo fisico —vivo ajeno mismo—, 'No, pues, como si el cuerpo fisico allf de mi esfera pri rmordial permanecicra separado del cuerpo vivo y fsico del ‘tro, como si fuera cosa asi como una sefal de su andlogo (en tina motivacion evidentemente impensable) y, por tan (6, al ensancharse la asociacién y la apresentacién perms: necieran separadas mi natutaleza primordial y la natiralera| primordial apresentada del otro —y, en consecuencia, m1 ‘ego concreto y el otro—. Antes bien, este cuerpo fisico alt de la naturaleza, perteneciente a Ia esfera mia, apresenta fen mi naturaleza_primordialmente constituida al otro yo ‘merced a la asociacién parificadora con mi cuerpo vivo 3 fisico y con el yo que sobierna en el psicoisicamente. Apre seuta ademés, en primer lugar, el gobierno del otra yo en ese cuerpo fisico de alli y, de modo mediato, st gobierne fen la naturaleza que le apatece perceptivamente —Ia misma ‘ala que pertenece ese cuerpo fisico de ali; la misma que ces mi naturaleza primordial--. Es la misma, slo que en el ‘modo fenoménico «como si estuviera alli yo, en lugar de! ‘cuerpo fisico-vivo ajenos, El cuerpo fisico es el mismo, pa mmf en tanto que alli, para él en tanto que agus, dado come ‘cuerpo fisica central. Y toda a naturaleza «mine es Ta misma que la del otro. Esti constituida en mi esfera prv ‘mordial como unidad idéntica de mis multiples modos dk darseme: como Idéntica en orientaciones cambiantes ev toro a mi cuerpo vivo en tanto que cuerpo fisico cero ev el agul absolute; como idéntica respecto de las ain ms eas maltiplicidades que, como modos fenoménicos eam biantes de los distintos sentidos, como perspectivas mut bles pertenecen a cada orientacisn singular de aquf y «le allt y, de un modo completamente especial, a mi cuer stronreion ouinra 89 vivo ligado al aqui absoluto, Todo esto tiene para mi el caricter original de To mio propio, de Jo directamente ac- ‘xsible mediante exposicion originaria de mi mismo, En la presentacién del otro, los sistemas sintéticos son los mis- ‘tos, con todos sus modos fenoménicos, lego con todas las pereepeiones posibles y_ sus contenides noematicos. Sélo ‘aue las percepeiones reales y los modos de darse realizados en ellas —y, parcialmente, también los objetos realmente pereibidos- no son los mismos, sino, precisamente, los que pueden perebirse desde ali, y tal como son desde alli. Lo mismo sucede respecto de todo lo propio y todo lo ajeno, también allt donde la exposicién originaria no transcurre en percepciones. No es que yo tenga una segunda esfera original apresentada, con una segunda «naturaleza> y un segundo cuerpo fisicovivo (el del otro mismo) en esta ns- turaleza, y que haya luego de preguntar eémo hago para siprehender ambas como modos fenoménicos de la misma hnaturalera objetiva; sino que, mediante la apresentacion ‘isma y su unidad —necesaria para ella en tanto apresen- Icién— con Ia presentacion que cosetia con y para ella (en virtud de la cual existe para mi aht otro y, en conse- enela, su yo ego coucieto), esti ya necesariamente produeido el sentido de identidad de «mis naturaleza pri tnordial y la otra representada, Es, pues, completamente legitimo hablar de pereepcion del otzo y, en eonsecuencia Werior, de percepeién del mundo objetivo, de pereepcion dle que el otro dirige la vista a lo mismo que yo, etectera; ‘4 pesar de que esta percepcion ocurre exclusivamente den- tro de la eslera mia propia. Esto no excluye, precisamente, we si intencionalidad trascienda lo mio propio; que mi ‘x0, pues, constituya en sf otro ego, y justo en tanto que ‘cistente. Lo que realmente veo yo no es un signo, ni un ‘wero analogon, ni una imagen en ningin sentido natural Sino el otro; ¥ lo captado ahi en verdadera originalidad, ‘sa corpoteidad fisica de ali (¢, incluso, tan solo este tinico ldo superficial suyo), eso es el cuerpo fisico del otro mis- mo, sélo que justo visto desde mi sitio y por esta cara; vy es, seatin Ia constitucion de sentido de la experiencia del ‘otro, cuerpo vivo y fisico de un alma que por principio no ime ¢s aveesible originaliter (los dos en a unidad de wna realidad psicofisic). "Mas. por otra parte, en Ja escncia intencional de esta ppercapeidn del otro (desde ahora, existente come yo mismo dentro del, desde ahora, mundo objetivo) se alla que puedo encontrar, como sujeto de In percepcisn, Ia division entre ‘mi esfera primordial y Ia esfera, solo representada, del otro; y, segin esto, que puedo vo perseguir en st peculia- ridad el doble estrato noemtico y exponer los nexos de la intencionalidad asociativa. La naturaleza objetiva, como fe- rnomeno de experiencia, tiene, por sobre Ia naturaleza pr ‘mordialmente constituida, una segunda capa, meramente apresentada, que proviene de la experiencia del otro; lo cual, por cierto, atane en primer higar al cuerpo fisicoviva ajeno, que es, por asi decir, el objeto en si primero —-de Ja misma manera que el otro hombre es constitutivamente cl hombre en st primero. La situacisn, por fo que hace a estos fendmenos origh narios de la objetividad, ya esti clara para nosotros. Si apago, si ciego la experiencia del otro, tengo entonces Ia cconstitucidn ~de grado infimo, de un solo estrato, presen tativa— del cuerpo fisico ajeno dentro de mi esfera pri mordial. Cuando doy entrada a In experiencia del otro, ‘tengo ~apresentativamente y en superposicion sintética con cl estrato presentativo— el mismo cuerpo vivo tal como ests dado ¢l mismo al otro, y los modos ulteriores de darse que le son posibles. A\ partir de aqui, como se comprende fcilmente, todo objeto dela naturaleza experimentado y experimentable por mi en el nivel inferior recihe un estrata apresentativa (atin fue en modo aieuno explictamente intuitive) en unidad Sintetiea ce rdontitaa com el estrato que me esté dato en Srininaldnd irimordisl ot ism objeto de fr naturaleen emirncniy wnsea m ‘en 10s motlos de darse que son punibles para el otro, Esto Se reitera, mufalis mufandis, respecte de las —tambien, a 3 ver, constitukdas — cosas del mando de orden superior Adel mundo objetivo concreto tal como esta siempre para nosotros ahi en tanto que mundo de los hombres y de la ccutura, Reparemos en que va entraftado en el sentido de la aper cepccin lograda del otro que, precisamente sin més, el mur ddo de los otros, el mundo ‘de sur sistemas fenoménicos, tiene que estar experimentado como el mismo que el mundo {de mis sistemas fenoménicos. lo cual lleva consigo la iden- tidad de los sistemas feromenicos, Ahora bien, desde luego sabernos que hay cosas tales como casos que se salen de la reela (ciegos, sordos, etséteta): de modo que en absoluto son siempre idénticas los sistemas fenoménicos y pueden diferiresteatos enteros —aunque no todos los estratos—. Pero la excepcisn a Ia regla tiene ella misma que const. tuirse primero como tal, ysélo puede hacerlo sobre Ia base de una normalidad antecedente. Ello vuelve a seBalar hacia nuevas tareas de un anslisi fenomenoldgico --de orden ya superior dal origen constitutive del mundo objetivo tal como esti ahi existiendo para nosotros (y sélo a partir de fuentes propias nuestras de sentido) y tal que, de otro modo, rho puede tener sentido ni existencia para nosotros. Tiene existencia en virtad de Ja verificacién undnime de la cons- titucién aperceptiva lograda una vez; verifieacién que se realiza mediante el progreso de Ia vida expetimentadora en ‘snanimiddad eonsecuente —que, eventualmente, se restablece tuna y otra ver al través de corteceionese— La unanimidad se conserva también gracias a una transformacién de las aperoxpeones, al distinguir entre normalidad y anomalias fen tanto que modilicaciones intencionales de aquella), 0 Dew al constituir nuevas unidades en eh cambio de estas 12 uenricroses cxRTesAKAs superiores e infriores. Heblando en términos de cons: titucién, el hombre es respecto del animal el caso normal, asi como yo mismo soy, en sentido constitutive, la norma originaria para todos los hombres. Los animales, por esen- cia, estén constituidos para mi como «variaciones» andma- fas de mi humanidad, aunque haya Iuego que separar tam- big en ellos normatidad y anomalia. Siempre vuelve a tratarse de modificaciones intencionales, que’ se acreditan como tales en la estructura misma de su sentido, Cierta- ‘mente, todo esto requiere una exposicion fenomenolésica {que se introduzca en prolundidades mucho mayores; pero Agu, para nuestros fines, nos basta con estas generalidades ‘Tras estas clarficaciones, no es, pues, ya un enigma ‘como puedo yo constituir en mi otro yo, y. més radical mente, eémo puedo yo constituir en mi ménada otra mo nad y experimentar To constituido en mi justo como otto YY, por tanto, tampaco es ya enigmitico —esto es cosa in separable de Ia anterior cémo puedo identificar una na turalera constituida en mi con una naturaleza constiuids por el otro (0, hablando con la necesaria precision: con uns raturaleza constituida en mi como constitulda por el otro) Esta identifieacion sinttica no es un enigma mayor que cualquier otra; 0 sea, no lo es mayor, tampoco, que cual 4uiera de las que se mantienen en mi esfera original y rmerced a las cuales adquiere para mi sentido y ser una tunidad objetual, gracias al rreditom de las re-presentaciones CConsideremos ef instructivo ejemplo siguiente y empleémos Jo, ala ver, para sacar a a luz una idea que lleva ms lejos: In de un enlace que se coustituye gracias al medium de la representacion. 2Cémo adquiere para mi una vivencia pro pia el sentido y el valor de vivencia existente —existent fen su configuracién temporal idéntica y su contenido tem poral idéntico—? El original ya ha pasado, pero en —repre sentaciones relteradas vuelvo sobre el, y ello en la eviden cia: siempre puedo volver a hacerlo». Estas representa slones repetidas son ellas mismas, sin embargo, evident« ssrorntcrs evens 193 mente, una sucesion: Tas unas estén dvididas de Ins otras Ello no impide que las vincule una sintesis de identifica cid en Ia conciencia evidente de «lo mismos, que encierra J misma y tina configuracién temporal, lenada con el mismo contenido. O sea que «lo mismo» significa agut lo ‘que quiere decir siempre: objeto intencional idéntico de Vivencias distintas, inmancnte a ellas, pues, sélo a titulo de irreal (de no‘ingrediente) Un caso diferente, muy importante en s{ mismo, es el de Ia constitucidn de objetos ideales en sentido pleno “coma todos los objetos ideales logicos—. En una accién viva y plurimembre det pensamiento, fabrico wn producto, ton teorema, win constructo hecho de miimeros. Repito en tra ocasién Ia produccién, acordandome de la anterior. instante, y por esencia, surge sintesis de identificacién —y tuna nueva sintesis en cada reiteracion, que se realiza con la conciencia de ercterable ad libitum» —1 es idénticamente la misma proposiciin, idénticamente el mismo constructo ‘numérico, s6lo reiteradamente producidos 0, Io que es Io smo, traidos reiteradamente a evidencia. Aqui, pucs, s¢ liende la sintesis (gracias al media de la representacion rememorativa), dentro de mi corriente de vivencias ya sie pe constituida, desde el presente vivo a mis pasados que jeresan para el caso, y produce ast enlace entre ellos. ‘As, dicho sea de paso, encuentra solucién ef problema ‘vascendental, de méxima importancia en si mismo, de los lamados, en el sentido espectfco, objetosideales. Su supra- ‘cmporalidad se muestra omnitemporalidad, correlato de |i posibilidad de producirlos y volverlos a producir ad lib ‘ium, ea cualquier momento. Esto se transfiere luego, evi- slentemente tras la constitucién del mundo objetivo con st ticmpo objetivo y sis hombres objetivos como sujetos pen ‘antes posibles, también a los productos ideales, que se ob- trtivan por su parte, y a su omaitemporalidad objetiva —con ln-cual se hace comprensible su contraste con las realidades injotivas en cuanto individuadas tempoespacialmente— Volvamos ahora a nuestro caso de Ia exneriencia del tro, En su complicada estructura, rinde ella un enlace 56 mcjante mediado por re;presentacién- entre la experien- cia de st mismo en avance ininterrumpidamente vivo (como fendmeno de st mismo original ¥ puramente pasivo) del exo concreto —o sea, su estera primordial, y Ia esfera jena representada en ella. Y rinde esto gracias a la sin tesis identifcadora del cuerpo Fisicovive ajeno dado pri- ordialmente y el mismo cuerpo, silo que apresentado en ‘otro modo fenoménico; y cxpandiéndose a partir de ahi pracias a la sintesisidentificadora de la misma naturaleza dada y verificada a Ia vez primordialmente (en originalidad sensible pura) y apresentativamente. Gracias a ello queda protofundada la coexistencia de mi yo (y, en general, de fi ego conereto) y el yo ajeno, de mi vida intencional y In suya, de mis ercalidadess y las de él; en una palabra: ‘una forma temporal comin, con lo que cada temporalidad primordial adquiere el mero significado de wn modo Feno- Inénico original y subjetivo-singular de la temporalidad ob- jetiva. Se ve aqui eémo la comunidad temporal de las m6 nnadas reletidas constitutivamente las unas a las otras es Indisofuble porque esta en nexo esencial con la constitucion de un mundo y de un tiempo det mundo, § 56. Constitucién de los grados superiores de a comunidad intermonadotépica on esto, pues, queda aclarado el grado primero e infe- tor de Ia formacién de comunidad entre yo, la monada primordial para mi, y la mévada constituida en mi como ena y, por tanto, como existente para st pero constituid ppara mi de modo solo comprobable apresentativaments. El Sinieo moto ponsable como pueden tener los otros sentido vy valor pars mt de existentes ¥ de seres de tal indole. es qi se eoasttavan en Tal como otros. Si tenen ese sentida yy ese valor a partir de fas fuentes de {ante entonees, precisamente, existen y sor ‘que decir; pero exclusivamentc, citonces, con el sentido en ‘que estin constituldes: monadas gue son para fexactamente como yo soy para mi; pero, ademés, también ‘en comunidad, o sea (repito la expresién ya empleada art- ba, y pongo énfasis en ella), en enlace conmigo en tanto que ego concreto, en tanto que monada. Cierto que estin sepa rados de mi ménada en el sentido de que no son ingredien: tes de ella, en tanto en cuanto ningtin enlace real (como ingrediente) eva de sus vivencias a mis vivencias ni, en tzencral, de To propio de ellos por esencia a lo por esencia Ilo propio. A ello corresponde la separacién «realy, la ‘mundanal, de mi existencia psicofisicay la del otro; In cual se exhibe como separacion espacial en virtud de la espa- Calidad de los cuerpos vivos objetivos. De otro lado, esta ‘comunidad originaria no es una nada, Si cada ménada es fen sentido realingrediente una unidad absolutamente claw ‘surada, el acceso intencional irreal de las otras en mi es fera primordial no es irreal en el sentido de sofiado, de representacion de I indole de una mera fantasia. Un ser esti con otro ser en comunidad intencional. Se trata de un tipo de enlace peculiar por principio, de wna verdadera co- munidad; precisamente, de la que hace trascendentalmente posible el ser de un mundo (de un mundo de hombres y de cosas) Una ver que estén suficlentemente aclarados el primer trado de la formaciin de comunidad y, 1o que casi viene 8 ser lo mismo, la constitucién primera de un mundo obje- tivo a partir del primordial, los grados superiores presentan dificultades relativamente pequefias. Por més que tambien respecto de ellos sean necesarias, para los fines de una ex- posiciin omnilateral, extensas investigaciones de problems tica diferenciada, aqui pueden bastarmos clertos rasgos e Pitales toscos y tellmente comprensibles sobre las bases ‘Que ya hemos puesto. 6 METTACLONES CARTESHANAS A partir de mi, que soy la ménada originaria en el sen- tido de la constiturin, alcanzo yo las monadas otras res- pesto de mi, 0 lor otros en tanto que sujetos psicoisicos Esto entrafla que 10 los alcanzo meramente en tanto que Frente a mi por lo que hace a nuestros everpos vivos ¥ re: {eridos retroactivanente, en virtud de Ia parificacion aso- Ciativa, a mi existencia psicofisica (que es, desde luego y fen general —y también, como se comprende, en el mundo ‘mancomunado de cualquier grado—, «miembro centrale, ‘merced a su modo de darse necesariamente orientado). Ar tes bien, el sentido de una comunidad de hombres y el del hombre, que ya como hombre singular leva consigo el sentido de miembro de una comunidad (Io cual se traslada al caso de la socialidad animal), entra un serreciprocamen: telosunosparalosotros que implica una equiparacién ob- jetivadora de mi existencia y la de todos los otros; esto es: Yo y cualauier otro como un hombre entre otros hombres. Si, poniéndome en su piel, penetro mis profundamente en el'horizonte de Jo suyo propio, daré pronto con que, asi como su cuerpo fisicovivo se encuentra en mi campo per ceptivo, asi tambien el mio en el suyor y con que et tiene, fen rasgos generales, experiencia de mi sin més como otro para dl, del mismo modo que yo tengo experiencia de 1 ‘omio mi otro, Dare igualmente con que también varios tie nen experiencia los uno de los otros como otros: y, més ala con que puedo tener experiencia del otro del que se trate ro solamente en tanto que otto, sino en tanto que relerido ‘Al mismo, a su vez, a sus otros y, eventualmente, en una mediatez que hay que pensar como reiterable, simultane mente referido a mi mismo. Fs también cosa clara que los hhombres solo legan a ser objetos posibles de apercepcisn fen tanto que no sélo encontrandose de hecho a otros una ¥y otra vez, sino como pudiendo hacerlo, y ad libitum. La ‘naturaleza misma (naturaleza abiertamente sin fin) se hace fentonces tal, que comprends en si, también en multiplici dad abierta, 2 un nmero no conocido de hombres (més ex svenrracton ora 9 eneral: de animalia) que se reparten por él espacio inf nito como sujetos de una posible comunidad mutua. ‘Naturalmente, a esta comunidad le corresponde, en con: ‘recién trascendental, una comunidad correlativa abierta ‘de ménadas, ala que damos el nombre de intersubjetividad traseendental Ni que decir tiene que esta constituida, como existente para mi, puramente en mi, en el ego que medita; pruramente a partir de Fuentes de mi intencionalidad. Pero lo esté como tal, que en toda intencionalidad consttuida (en la modificacign de otross) esta constituida como Ta rnisma, solo que en otto niodo fenomenolégico subjetivo ¥en tanto que levando en s{ necesariamente el mismo mundo objetivo—. Fs evidente que pertenece a la esenc dlel mando traseendentalmente constituido en mt (y lo mis- mmo en toda comunidad de ménadas concebible param) el ser también, por necesidad de esencia, un mundo de hombres; el estar constituido en cada hombre singular més ‘menos perfectamente dentro de st alma en vivencias in: tencionales, en sistemas petenciales de la intencionalidad, tie, ya-a Sw ver, a titulo de «vida animicas, estin consti- tides como existiendo en el mundo. La constitucién ant nica del mundo objetivo se entiende, por ejemplo, como ‘ni experiencia real y posible del mundo: la mia, Ia del yo sive se experimenta a si mismo como hombre. Esta expe- ‘encia es més © menos perfecta; tiene siempre su horizonte sibirtamente indeterminado. Fn este horlzonte se encuen- ‘va, para eada hombre, tanto fisiea, como psicofisca, como venlopsiquicamente, cada uno de los otros a modo de un veino de cosas (sin fin, abiertamente) mal que bien acce- sibles “aunque, la mayor parte de las veces, mal § 57. Esclarecimionto del cardeter paralelo de la exposicion endopsiquica y la egolipicotrascendental A partir de aqui, no es dificil esclarecer el paralelo ne exsario de las exposiciones endopsiquica y egoldgico-tras cendental; o el hecho de que Ta psique pura, como se dijo ms arriba, es una autoobjetivaeién, que se lleva a cabo en Ja ménada, de Ia ménada misma —una autoobjetivacién ccuyos distintos grados son necesidades de esenca, si tienen ‘que poder existr otros para la ménada— sti en conexién con esto el que, @ prior, todo anslisis y toda teoria fenomenoldgico-trascendentales (incluida la tworla de Ia constitucién trascendental de un mundo obje- tivo, que acabamos de bosquefar en sus rasgos fundamen tales) puede tambicn realizarse sobre el suelo natural aban: donando la aetitud trascendental. Transferida a esta inge- hnuidad trascendental, se convierte en una teoria wendopsi- colégicas. Eidética y empiricamente, a una psicologia «pura» “o sea, Ja que expone con exclusividad la esencia inten: ional propia de un alma, de un yohombre concreto— le corresponde una fenomenologia trascendental, y viceverss Mas se trata de una situacién que hay que hacer trascen dentalmente evidente § 58. Articulacién de los problemas de ta analiica trascendental de las comunidades. intersubjetivas de orden superior. Yo y mundo en torno Con lo que hemos dicho hasta aqui no esti atin cerrada Ia constitucién de la humanidad (0 de la comunidad que ppertenece a la esencia plena de ella). Pero se deja entende uy bien, partiendo de la comunidad en ef sentido ultime mente obtenido, Ia posibilidad de actos del yo que, gracia al medium de ta experncneta apresentadora del otr0, aha fen el otro yo; incluso la postbilidad de actos especitica mente yoico-personales, que poscen el cardcter de +yot- actos», de actos sociales, grocias a los evales se produce toda comunicacion personal humana. Es una importante tarea estudiar cuidadiosamente estos actos en sus diversae Configuraciones y hacer trascendentalmente inteligible, @ partir de ahi, Ia esencia de toda socialidad. Con la forma: idn de la comunidad propiamente tal —de lo comunidad Social, se constituyen en el interior det mundo objetivo, ‘como objetividades espirituales peculiares, lor distntos ti. por de comunidades sociales en su jerargula posible, y, centre ellos, los tipos sefialados que iienen ef cardeter de "perzonadades de orden superior>. Entraria luego en consideraciin el problema —insepa rable de la aludida problemstica y, en cierto sentido, eo rrelativo de ella— do la constituciin del mando en torn ‘specificamente humano, del entorno cultural de cada hom: bre y cada comunidad humana, v el problema de la indole de su (aunque limitada) objetividad. Tal objetividad limitada, aun cuando solo nos esté dado concretamente, a ya cualquiera, como mundo cultural y eon el sentido tke ser accesible 2 cualguiera, Pero precisamente, por mo tivos constitutives esenciales, esta accesbilidad no es incom Alicionada, como se echa de ver inmediatamente cuando se expone con mas precision su sentido. Se diferencia entom- ts, evidentemente, de la accesibilidad para cualquiera ab- solutamente incondicionada que pertenece por esencia al Sentido constitutive de Ia naturaleza, de ln corporalidad viva y, por tanto, del hombre psicofisico (entendido este ‘timo en cierta generalidad). Es cierto que ain entra en la esfera de la universalidad incondicionada (en tanta que corrclato de Ia forma esencial de Ia eonstitucién del mundo) ‘hecho de que todos, ¥ a prior, viven en la misma na turaleza, y en una naturaleza que uno, 1 formar necesa iamente su vida comunidad con la de ottos, ha config: rade come mundo cultural, como mundo con significacio- nes y televancias humanas (por primitive que sea ain st niveb, en el obrar individual y mancomunado. Pero esto no excluye nia prior ni ficticamente que los hombres de luno y el mismo mundo vivann en muy’ tente comunidad cul tural, 0 en ninguna en absolute, y que, de acuerdo con ello, cconstituyan entormes culturales diversas como mundos co. tidianos eoneretos en que viven en aceidn y pasion Ins co- rmunidades relativa © absolutamente separadas, Todo hom: bre, precisamente en tanto que hombre de 1a comunidad due lo configura historicamente, comienza por comprender su entoro concreto, su cultura, segin un niileo con un horizonte velado, Una comprension mis profunda, que abra ‘el horizonte del pasado —que es devsivo para la compren: sién del presente mismo, Ie es posible por principio a ‘cualquiera que provensa de esa comunidad en clerta or ‘nariedad que sélo a cl le es posible y que esté vedada a tun hombre de otra comunidad que entre en relacién con aguélla. Al comienzo, como es necesario, comprende éste Tos hombres del mundo ajeno en tanto que hombres en feeneral y, en cuanto tales, pertenecientes @ un cierto mun- do cultural. Partiendo de aqui, tiene que irse proporcio- nando patilatinamente las ulteriores posibilidades de enten dlimiento. Tiene que abrirse paso, desde lo més universal: mente comprensible, al entendimicnto de estratos siempre mayores del presente, y, desde éstos, al pasado historic, cl cual, @ su vez, ayuda a penetrar mis ampliamente el presente Ta constitucién de «mundoss de cualquier indole, eo: smenzando por la corriente propia de vivencias con sus mul tiplicidades francamente sin fin y terminando con el mundo objetivo en sus distintos grados de objetivaeién, se halla bajo Ia ley de la constitucién «orientada»: de una consti tucion que requiere, en grados diversos pero dentro de un finico sentido que hay que entender en su maxima ampli tud, de lo constituido primordialmente y de lo consttuido secundarlamente. Lo primordial entra siempre en el mando secundariamente consttuido con un nuevo estrato de sem fido, de manera que se convierte en el miemibro central en ‘modos de darse orientados. En tanto que «mundo, esti ‘aquel necesariamente dado como horizonte de ser accesible y ordenadamente explorable a partir de este miembro cer tral. Ya sucede asf en el primero, en el «mundo inmanentes, al que damos el nombre de corriente de las vivencias. En tanto que sistema de partes fuera de partes, ests dado orien- lado en toro del presente vivo que se constituye primor- dlialmente, a partir del cual es accesible todo lo que esta fuera de él ((odo el resto de la temporalidad inmanente) ‘Asa vez, mi cuerpo vivo es, dentro de Ia esfera primordial ten nuestro sentido especfico, el miembro central de la na- turaleza» en tanto que el «mmindo» que se constituye solo ‘2 su gobierno. Asimismo, mi cuerpa vive psicofisico wordial para Ia eonstitueién del mundo objetivo de partes fuera de partes, y entra en sti modo orientado de arse a titulo de miembro central. Si el «mundo» primor- 11 en nuestro sefalado sentido— no Hega a ser cl mis- imo centro del mundo objetivo, ello se debe a que este todo se objetiva de un modo que no proporciona ningiin nuevo ‘partes fuera de partes». En cambio, Ia multiplicidad del sindo ajeno esté dada orientada en toro de mi mundo; «s, por lo tanto, un mundo, porque se constituye con un ‘mundo objetivo comin que le es inmanente, cuya forma ‘spaciotemporal tiene simulténeamente Ta funeién de una forma de acceso al mundo ajeno Volvamos a nuestro caso: el mundo cultural. EL tam- bign, como mundo de culturas, esta dado en orientacién Sobre el sustrato de Ia naturaleea universal y st forma “spaciotemporal de acceso ia cual ha de prestar su colabo- racion en Ta accesibifidad de las multiplicidades de los pro: dluctos culturales y de las cultura. ‘Vemos asi que el mundo cultural esté también dado «en oorientaciéne por referencia a un miembro cero 0 a una onaidad>, Agu yoy ant cultura somos lo primers toda cullura eajena, Para mi y para quienes com parten mi cultura, aguella es solo accesible en una especie de experiencia del otro, en una especie de endopatia en la hhumanidad cultural ajena y sv cultura; y esta endopa exige también sus investigaciones intencionales, “Tenemos que renunciar a explorar con més precision el estrato de sentido que da sentido especifico de tal al mundo de la humanidad y Ta cultura, que To hace un mun- do dotado de predicados especificamente wespiritualess. Las ‘exposiciones constitutivas que hemos Hlevado a cabo han acreditado los nexos intencionales de motivacién en que surgié constitutivamente el sustrato coherente del mundo conereto pleno que nos queda si abstraemos de todos los predicados del sespiritu objetivos. Conservamos la natura leza entera, ya constituida en s{unitaria y concretamente, y,englobados en ella, los euerpos vivos humanos y anima: Tes, Pero ya no la vida animiea integra en concreto, puesto due el ser humano esta en cuanto tal referido de modo conciente a un entorno priictio y existent, ya dotado siem. pre de predicados de relevancia humana: y supone esta re feorenci. Es cosa que no necesita prueba el que cada uno de tales predicados del mundo surge a partir do una génesis temporal y que esta enraizada en et padecer y el hacer hie ‘manos. Para el origen de tales predicadas en los sujetor singulares y para el origen de su vigencia intersubjetiva en tanto que permaneciendo como perteneciente al mundo co ‘min de la vida, esta segin eso supuesto que tina comunida! de hombres (y tanto ella como cada uno de sus miembro> Singulares) viva en un entomo conereto, referida a él en Ia pasion y la accidn; que todo esto esié ya constituide En esto constante cambio del mundo humano de la vi cambian tambien, evidentemente, los hombres mismos ci: canto personas, en Ja medida en que han de asumir, ci rrelativamente, sempre nuevas propiedades habituales. Aqw se dejan sentir muy bien problemas de larye aleance oe 1a constitucion estatiea y de Ia ounstitucion genética (estus tultimos, como problemas parciales de la cnipmitica genesis wuniversa). Respect» de la personalidad, pr ejemplo, 10 solo cl problema de fa constitucion estatiea de una unidad del carscter personal frente a ln multiplicidad de habitus lidades fendadas y vueltas a Suprimir; sino tambien el pro- blema genético, que retrotrae el enigma del cardcter sin a de bastarnos haber aludido a esta problemsitica como problemitica constitutiva y haber dado asi a entender que fn el avance sistemitico de la exposicion fenomenolégico- trascendental del ego apodictico, ha de revclirsenos final mente el sentido trascendental del mundo tambien en la concrecién plena en la que es el mundo constante de la vida de todos nosotros. Esto conciene también a todas las configuraciones especiales del mundo en torno en que se nos muestra este segun nuestra educacion y nuestro desarrollo personales, 0 de acuerdo con nuestra pertencn: cia a esta oa la otra nacidn, a este o 2 aquel citculo cul tural. En todo ello reinan nocesidades de esencia, © un estilo conforme a Ia esencia que tiene Tas fuentes’ de st rnecesidad en el ego trascendental y, Incgo, en la intersub jetividad trascendente que se abre en él; 0 sea, en las con figuraciones de esencia de la motivacion trascendental y de Ia constitucion trascendental. Si se logra revelar cstas, ‘ese estilo apridrico obtiene una explicacién racional de dig nidad suprema: la de una inteligibilidad wltima, trascen dental § 59, La explictacion ontoldgica y su lugar ‘en ef conjusto total de la fenomenologia trascendental constitutiva ‘Mediante los fragmentos conexos de anilisis en accién y fn parte gracias al disefio previo —que ha acompaiado a aquéllos— de una nueva problematica ineludible y de la forma de ordenacién exigida desde ella, hemos ganado in tulciones filoségicamente Fundamentals. Partiendo del mun lo empirico previamente dado como existente y —pasando ‘9 Ia actitud eidetica— de un mundo empirico pensado como dado previamente en tento que existente, hemos prac: ticado la reduccién trascendental, esto es, hemos retrace: dido al ego que constituye en si el estar previamente dado ¥y todos los modos subsiguientes del darse (0, respectiva ‘mente, en variacign eidética de uno mismo, a un ego tras ceendental en genera), Estaba tomado, pues, como un ego que experimenta en si el mundo, que comprucba en unanimidad el mundo. Yendo tras la esencia de tal constitucion y tras sus grados cegoligicos, hemos puesto a la vista un a prior’ de indole completamente nueva: of de la constitucién, precisamente Hemos aprendido a separar la autoconstitucion del ego para si mismo y en la esfera primordial de lo suyo propio por esencia, y la constituclén de todo To ajeno de grado diverso desde fuentes de lo esencialmente propio. Resulto de agut la unidad universal de la constitueion total —en su forma evencial— que se realiza en mi ego propio, a tt tulo de correlato de la cual esti constantemente dado de antemano para mi y para ui ego en general el mundo que ‘existe objetivamente —y continia configurindose en estra tos de sentido. Pero cello en un estilo formal apridrico correlative. Y esta constitucién es ella misma un @ prior En estas exposiciones conseeuentes y méximamente radi steorencin outst 25 cales de lo que esté incluido intencionalmente y de Jo que std motivandose intencionalmente en «iv ego y en mis variaciones de esencia, se muestra que Ja estructura fac tica universal del mundo objetivo dado, su fabrica en tanto que mera naturalera, animalidad, humanidad, socialidad de diversos grados y cultura es en muy amplia medida (¥ qui zi mucho mis de lo que podemos ya ver) una necesidad ‘Se sigue de aqui inteligible y necesariamente que in to problemitica psicoldgica) de la constitucién de una na- tuealeza primordial y una naturaleza objetiva. Mas, si regresamos a Ia actitud trascendental, entonces nuestros disefios de la problemitica del origen psicolégico de la erepresentacién del espacios, eteétera, suministran wnbign, en direccién inversa, disetios previos para los pro- bblemas fenomenoligico-traseendentales paralelos, a saber! Jos de una exposiciin concreta de la naturaleza y el mundo con general primordiales; con lo cual se lena una gran la jzuna en nuestra problemética (més arriba bosquejada) de livconstitucién del mundo como fenémeno trascendental Nos es licito dar tambign el nombre de eestética tras: cendental», en un sentido muy ampliado, al complejo ex: traordinariamente grande de las investigaciones que © fieren al mundo primordial (y que constituye una disci plina entera), Tomamos aqui el titulo kantlano, porque los Argumentos sobre el espacio y el tiempo de la Critica de a Razéu apuntan evidentemente —si bien de un modo ex traordinariamenterestringido y no aclarado— aun a priori rnoematico de la intuicidn sensible que, ampliado a a priori cconereto de la naturaleza (de la primordial) pura y sensi- Dlemente intuitiva, exige su complemento fenomendligico- ‘rascendental mediante su inelusién en una problemitica constitutiva. Verdad es que no corresponderia al sentido del titulo Kantiano que hace pendant (canaliticn trascen dental») designar también con el al piso superior del @ priori constitutive: al del mundo objetivo mismo y al de sus multiplicidades constituyentes (en el grado supremo, los actos cidealizadores» y teoréticos que consttuyen, final: ‘mente, Ia naturaleza y el mundo de la clencia). La teoria de la experiencia del otro (Ia llamada «endopatia») perte rece al primer piso que se levanta sobre nuestra westética trascendentals. Unicamente es preciso seislar que aqui rige lo mismo que hemos dicho a propésito de los problemas icoligioos del origen en el piso de abajo; que sslo gra. cias a la fenomenologia constitutiva ha reeibido el proble- mma de la endopatia su verdadero sentido y el verdadero metodo de su solucién. Precisamente por esto, todas las teorias habidas hasta aqut (tombién la de Max Scheler) han ‘quedado sin verdadero fruto; de la misma manera que nun- cca se ha Hlegado al conocimiento de cio la alteridad del ‘otro se transfiere al mundo entero como su eobjetividads yes lo que le da su sentido de tal mundo objetivo. TIndiquemes todavia expresamente que, desde luego, no conducirfa a nada tratar por separado 1a’ psicologia inten- cional como ciencia positiva y Ia fenomenologia trascen- dental, y que, a este respecto, es evidente que el trabajo verdaderamente por realizar recaerd sobre la tltima, mien- ssnongcon ounna ar tras que la psicologia tomar de aquella sus resultados sin cuidarse del giro copernicano, Pero, sin embargo, también ‘es importante reparar en que, ast como cl alma y cl mundo objetivo no pierden su sentido éntico en la eonsideracién traseendental, sino que éste es tan sélo levado a inteli bilidad originaria racias a la revelacién de su omnilate- salidad concreta, asi también la psicologia positiva no pier- de su contenido leptimo, sinu que unicamente lberada de | positividad ingenua, se convierte ella misma en una dis: jplina de la filosofia trascendental universal, Desde este punto de vista, puede decirse que la psicologia intencional (sla primera en sien Ia serie de las eiencias clevadas por sobre la positividad ingenua. Y posee atin una preeminencia respecto de todas las otras ciencias positivas; y es que, si se edifica, en la positividad. con el recto método del ané- lisisintencional, no puede tener problema alguno de fun- ddamentos de la indole de los que tienen las otras ciencias positivas (que son problemas que proceden de esa unila- teralidad de las objetividades constituidas en Ia ingenuidad ‘que requiere finalmente, para poder legar a omnilatera- Tidad, el trnsito a Ia consideraeién trascendental del mun- do). La psicologia intencional, en cambio, posee ya en si ‘lo que oculto— lo trascendental: sélo es necesaria una sihima reflexin sobre su sentido para efectuar el gito com pernicano, que no cambia en el contenido a sus resultados intencfonales, sino que tan s6lo los retrotrae a su «sentido ‘ilimos. La psicologia slo tiene, en fin, un vnieo problema indamental (un problema de fundamentos, como se puede ‘objetar; pero el sinieo): el concepto del aima, 5 62, Caracterizacién compendiada de le exposicién intencional de la experiencia del otro AM término de este capitulo, volvamos sobre Ia objecién por la que empezamos dejéndonos guiar: Ia objeciin en as suenrsctones exnrestanss contra de nuestra fenomenologia en la medida en que eleva desde un principio la pretension de ser filosofia trascen- ental, esto es, I pretension de resolver, en evanto tal, los problemas de la posibilidad del conocimiento objetivo. Ya no es capaz de ello —dice— al partir del ego trascendental de la reduccién fenomenoligica y quedar ligada a el. Cae, Sin querer reconocerlo, en un solipsismo trascendental, y ‘el paso entero a la subjetividad ajena y a la objetividad futéntica sélo Te es posible gracias a una metaisiea incon- fesada, gracias a que da seereta acogida a tradicfones lei ‘Tras las exposiciones Hevadas a cabo, Ia objecién se deshace en si inconsistencia. Ante todo, hay que parar imientes en el hecho de que la actitud trascendental, Ia ac titud de Ia 27) trascendental, no ha sido abandonada en ningun lugar; y en que nucstra «teoria» de la experiencia de os cotros» ni queria ni podia ser otra cosa que la ex posicion del sentido de «otros de esta experiencia, a partir de su rendimiento constitutive (del sentido fenomenologicotrascendental. Se ha disuelto la apariencia de solipsismo, aunque eonserva su valider fundamental la tesis de que todo cuanto es para mf puede tinica y exclusivamente extraer su sentido de ser de mi mismo, de mi esfera de conciencia, Este idealismo hha resultado Ser una monadologia que, con todas sus re ‘miniscencias intencionadas de la metafisica de Leibniz, ex trae su contenido puramente de Ia exposicién fenomenolé- ica de la experiencia trascendental dejada all descubierto fen la reduccion trascendental; To extrae, pues, de la evi deneia més originaria, en Ia que tienen que basarse todas Jas evidencias concebibles; o del derecho mis originario de ‘que pueden nutrirse los derechos todas y, en especial, el cognoscitive. Realmente, pues, 1a exposicién fenomenoli- ica no es nada del estilo de’ la construccién metafis ¥ no es, ni franca ni ocultamente, teorizar con supuestos recibidos 0 con ideas auxiliares tomadas de la tradicion sueonenci ounsra 20 metalisica histérica, Esti en la més eruda oposicién a todo esto, gracias a su proceder en el mareo de la «intuicién» pura —o, més bien, de la exposicién pura del sentido me ‘iante el darse impletivo de la cosa misma—. En especial, respecto del mundo objetivo de Ins realidades (gual que también respecto de cada uno de los miltiples mundos ‘objetivos ideales que Son campos de la ciencia puramente lpridrica), no hace sino —y esto no puede nunca encare ‘cerse lo bastanto— exponer et sentido que tiene este mundo para todos nosotros antes de todo filosofar, y que, eviden- femente, slo To tiene a partir de nuestra experiencia; un sentido que puede rovelarse floséficamente, pero que ja- ids puede cambiarse; y que s6lo por necesidad de esen y no por nuestra debilidad, leva consigo, en cada expe: rencia en acto, horizontes que precisan aclaracién que re ceurra alos principios CONCLUSION 5 63. La tarea de wna critica de la experiencia del conocimiento trascendentales EN LAS VBSrIGACIONES de esta meditacion, y ya en las de las dos precedentes, nos hemos movido sobre el suclo de Ia experiencia trascendental, de la experiencia auten tica de si mismo y de la experiencia del otro. Hemos con- fiado en ella gracias a su evidencia originariamente vivida, y, semejantemente, hemos eonfiado también en la evidencia de las descripciones predicativas y, en general, en la de todos los modos de experiencia. centfico-trascendentales. AAI hacerlo, hemos perdido de vista la exigencia que tan formalmente se planteé en cl comienzo: llevar a cabo un conocimiento apodictico, en cuanto sinico auténticamente cientifico; pero en modo alguno hemos desistido de ela ‘Tan sdlo, en vez de haber entrado aqui en la problematica ulterior y dima de la fenomenologia —Ia de la eritica de s{ misma con vistas a Is determinaciin del aleance y los limites, pero también de los modos de la apodicticidad— hemos dado la preferencia a la traza del bosquejo de la jnmensa problematica de la fenomenologia primera, en la cual (aungue ella misma esta afectada ain, a su modo, de tuna ingentidad: Ia ingenuidad apodictica) se halla el gran rendimiento de la fenomenologia, absolutamente privativo siuyo, en tanto gue configuracién nueva y superior de la tiencia, Acerca del cardcter de la critica por realizar del conocimiento fenomenoldgico-trascendental, al menos una ‘dea provisional Ia dan muestras anteriores alusiones, en. cuanto indicios del estilo de cémo, por ejemplo, mediante tritica del recuerdo trascendental, se extrae tun contenido apodictice del mismo. Toda teoria filosico-trascendental {lel conocimiento canduce ea tltimo término, en tanto que sritica del conocimiento, a la critiea del conocimiento fe romenoligico trascendental —primeramente, a la del cono- Cimento trascendental-: y, en vietsd de la esencial refe- roncia de la fenomenoiogia a si misma, esta eritica exige tambien una critica. Peo, a pesar de la posibilidad evidente de rellesiones trascendentales —e incluso de eriticas— rei terables, no hay a este propésito regreso infinito alguno, afectads de cualesquiera difcultades y hasta absurdos. § 64, Palabras (inales Bien podemos decir que nuestras meditaciones han cum plido en lo esencial su objetivo, a saber: exponer la post Inidad conereta de la idea cartesiana de la filosofia como ciencia universal de Tundamentacién absoluta. La prueba Ue esta posibilidad concreta, la realzabilidad prictica —st Bien, como va de suvo, et ia forina de un progranta inl ito, signitiea la prucba de un punto de partida nece satio © indudable y de un método asimismo necesario, que hay siempre que volver a poner en obra, con el gue, a ui tiempo, se bosqueja Ia sistemstica de los problemas que tienen en general sentido. De hecho, ya hemos lepado tan adelante, Lo unico que Festa es la ramificacion, (acilmente ‘omprensible, de fa fenomeniolagia trascendental, tal como surge en tanto que flosofiaineipicnte, en eieneias particu lares abjetivas; y st relacion con las ciecias de la posite Vidad ingens, previamente dadas como ejemplares. Din jamos ahora la vista a estas thtimas. Ta vida prictica cotidiana es ingenua. Consiste en teuet cexpeviencias, pensar, valorar y obrar en cl mundo dado & fantomano, Er ella, todos los rendimientes intencionales de Ta experiencia, por los que existen en absoluto las cows se evan a caby andaimamente: el que realiza Ia expe riencia no sabe nada de ellos. Y, asimismo, nada sabe dc! pensamiento que esté dando su rendimiento: los numeres, lus estados de cosas predicatives, los valores, los fines, las concn Pa ‘obras surgen gracias a los rendimientos ocultos,edilicdn- dose miembro a miembro: pero lo snico que esta a a vista son aquellas cosas. No ocurre de otro modo en las ciencias positivas. Son ingenuidades de nivel superior, constnucelo- res de una sagaz téenica tesrica; sin que se hayan exhibido tos rendimientos intencionales de los que ultimamente brota, todo. Bs cierto que la ciencia pretende poder justificar sus pasos teéricos, y que se asienta por todas partes en la cr tica, Pero su critica no es critica ultima del conocimiento, © sea, estudio y critica de los rendimientos originarios, re: velacion de todos sus horizcntes intencionales (nieamente sracias a Jos cuales puede coptarse hasta el fin el ealeances de las evidencias y, correlativamente, puede evaluarse el sentido dntico de los objetos, de los constructos tedricos, de los valores y de ls fines). Por ello, y justo en el elevado nivel de las modernas eiencias positivas, tenemos proble- mas de fundamentos, paradojas, cosas incomprensibies. Los ‘conceptos originarios, que, recorriendo la ciencia, deter rminan el sentido de su esfera de objetos y de sus teorias, hhan surgido ingenuamente; poscen horizontes intencionales indeterminados; son productos de rendimientos intencio- ales desconocidos, ejeredos tan solo en eruda ingenuidad. Es asi no sélo en las ciencias especiales, sino también en la Togica tradicional, con todas sus normas formales, Todo Sntento de Hegar, a partir de las ciencias que histérica ‘mente han venido al ser, a una fundamentacion mejor, @ luna mejor comprensién de si mismas por lo que hace a su sentido y su rendimiento, es un fragmento de medite ign radical sobre si mismo: la fenomenologia, Meditacién sobre sf mismo radical y meditacién sobre sf mismo com: pletamente universal son cosas inseparables; v,a un tiempo, son inseparables del método fenomenolégico como medita: idn sobre s{ mismo en la forma de Ia redueeién trascen- dental, como exposicién intencional de si mismo del eo trascendental (hecho patente por la reduceién), y como des ‘ripeién sistemética en la figura logiea de una eidética in By steorscroses exmrPsinas tuitiva, Pero exposicida universal y eidetica de si mismo 4quicte decir domisio sobre todas las posibilidades const futivas pensables sinnatas» al ego y a uum intersubjetiv dad trascendental ‘Una fenomenologia Hevads adelante con consecnencia construye, pues, « prion —pero, sin embargo, en necesidad Yy unnversalidad de esencia estrictamente intuitivas— las formas de mundos pensables, y estas, a su vez, en el marco de touas las formas de ser pensables y su sistema en es trates; pero esto, originariamente, o sea, en correlacién con el @ priori constitutive, el de los rendimientos inten conales que constitayen sts formas y st sistema ‘Como, en su proceder, no tiene realidad alguna ni con cepto alguno de realidad dads de antemano, sino que ex trae desde un principio sus conceptos de la originariedad del rendimiento (el del que esta aprehendid cl anima en conceptos originarios), y, como gracias a Ja necesidad de revelar todos los horiuntes, domina tambien todas Ias di lerencias de alcanes, todas las relatividades abstractas tiene ella que Hegar desde si misma a Tos sistemas de con- ceptos que determinan el sentido fundamental de todos los {dominios cientfions. Son los conceptos que trazan todas las demarcaciones formales de Ia idea formal de wn un. verso posible del ser, que tazan, pues, también las de le dea de un munklo posible y, por tanto, tienen que ser les uténticos conceptos fundamentales de’ todas las ciencias Para tales conceptos, confisurados tan originariament puede haber paradoja alguna Lo mismo rige respecto

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