Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 2
FEBRES-CORDERO Y EL ULTIMO MINOTAURO Ricardo de la Fuente Ballesteros Universidad de Valladolid Leén Ezequiel Febres-Cordero (Caracas, 1954) es un dramaturgo novel, a la vez que experimentado. Novel porque su produccién se ha desarrollado a través de unas pocas obras y tan slo tres afios: en 1999 escribe EI Ultimo Minotauro, con el que obtiene el “Premio Municipal de Teatro” del afio 2000 y la tragedia Clitemnestra (1999), el sainete Mata, Que Dios Perdona (2000) y una nueva trage- dia, Olimpia (2001). Las dos primeras piezas han sido representadas en Caracas, Atenas, Hydra, Barcelona, Salamanca y Washington D.C., con éxito de publico y cri- tica. Pero se trata de un autor experimentado porque su produccion se ancla en una profunda reflexion sobre el ser humano, la sociedad en la que se inserta y lo que es la esencia del teatro. El conocimiento de los mecanismos escénicos le llevan desde la tragedia, al drama o al saine- te: una polivalencia poco habitual, solo justificada por una necesidad de expresarse totalizadora. Pero uno de los aspectos mas llamativos de nuestro autor es la rigurosidad de su lenguaje y de las formas en que encierra sus creaciones. No hay concesiones a la gale- ria, se trata de obras densas, donde las palabras entretejen una red de significados trascendentes que recuperan el teatro clasicista: la accién se refiere o casi no existe, lo que interesa es la exploraci6n del interior del sujeto y esto se logra a través del lenguaje. Por ello, la obra editada cons- ta de cuatro mondélogos, sin didlogo, salvo el indirecto. Este es uno de los elementos diferenciadores de E] Ulti- mo Minotauro, drama satirico, que nace de una vision de lo dramatico a través de la reflexién tragica y de autores como Shakespeare -precisamente el autor detenta la titu- laridad de la Catedra “Shakespeare y el teatro isabelino” en la Escuela de Artes de la Facultad | de Humanidades y Educacién de la Universidad Central de Venezuela. EL Ultimo Minotauro se debe enmarcar en una perspec- tiva inaugurada por la modernidad cual es la desacrali- zacion del universo. Es lo que afirma el Minotauro: “nada Febres-Cordero y El ultimo Minotauro es sagrado ya”. La perspectiva mitica aqui es una clave para interpretar nuestra realidad, nuestra esencia. Asi el laberin- to “no es sino una soledad como otra cualquiera, un Teseo que no va a llegar nunca...” y el Minotauro simplemente hace su papel, es decir, lo representa. Por esto el Minotauro no es mas que una mascara, “no soy sino que parezco” . Uno de los problemas que se plantea en la obra, proble- ma esencial, es el de la radical realidad, en la senda balizada por Kant y que nos lleva hasta los irracionalistas del siglo XIX (Schopenhauer y Nietzsche) y a escritores tan proximos como Unamuno. Es decir, a la oposici6n entre fenémeno y nowmeno, a la representaci6n del mundo como de indole individual, producto de la conciencia de cada persona, y a una representacion de caracter irracional, pulsional, con un fundamento corpéreo, que es quien le da sentido -lo corpo- ral nos coloca dentro del espacio y tiempo concreto-. Para ello, Febres-Cordero se remonta a Parménides -segtin que- da expresado en su ensayo “En torno a la tragedia”-, pues para el griego el ser es “el hilo que nos permite adentrarnos en el laberinto de la apariencia sin identificarnos con él”. Mientras la percepcién individualiza, la razén totaliza e identifica, por lo cual se produce una igualdad entre lo pen- sado y el pensamiento. Seguin concluye en el texto tedrico mencionado: “Y asi como el reconocimiento permite una distancia -tanto con las apariencias como con la verdad- la identificaci6n la suprime, sumiendo en oscuridad, de tanta luz que le proyecta, al objeto del conocimiento 0, mas grave aun, al ser o seres que ha identificado”. De esta manera, Ariadna reclama su propio cuerpo, no quiere ser un fantasma: “Ser Ariadna en el mito es ser el cuerpo de Ariadna”, para terminar rogando que le arran- quen el cuerpo y la condenenal tiempo, pero sin cuerpo que lo sienta. Esta inteligente obra, pues, nos trae el mito como cauce de reflexion en la sociedad de hoy, para que nos sirva para reconocernos y distanciarnos de nuestro rol. Es una apues- ta por una teatralidad que recupera la voz, la palabra y el gesto: y la vanguardia que se derrama desde la fuente Cas- talia del primitivo tragico y que debe ser relativismo, des- mitificacion, satira, ausencia de verdades en este mundo ajeno a las ideologias.

You might also like