George Rude PDF

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Capitulo 5 LA SOCIEDAD Y LA ARISTOCRACIA La sociedad del siglo xvi tendla, incluso més que las ciudades, 4 ser waristocrética>. Esto significa que en la mayoria de los palses de Europa los miembros de una aristocracia de nacimiento, riqueza © estatus legal podian ejercer una influencia desproporcionada so- bre la vida de sus préjimos, bien como gobernantes 0 magistrados ‘© como grandes propictatios, monopolizando los altos cargos del jército, la Iglesia o ef Estado, o simplemente por su manera de vivir 0 por sus oportunidades para conseguir una cultura o viajar por el extranjero. Esta era la clase en que pensaba un philosophe francés, el abate Raynal, cuando escribia en 1770 que «en todos los estados de Europa hay una clase de hombres que asumen desde su infancia una preeminencia independiente de su cardcter moral En un sentido amplio, la situacién era igual tanto al Este como al Ceste, en los paises de monarqufa absoluta y en los de monarquia limitada, en las ciudades aristocréticas como Venecia y Berna, © incluso, ‘si ampliamos un poco el significado del término por su propia cuen- ta, y dar en las narices a los cortesanos corrientes. En el siglo xvitt Jos burgueses adinerados construyeron mansiones y compraron fine cas (s6lo Laborde poseia una docena) y, al_establecerse como se- fiores de un dominio, disfrutaron del pleno ejercicio de los derechos sefioriaes atribuidos’a sus propiedades; y segiin Jaurts, la febril reconstruccién de Parfs en visperas de la revolucién se’ debié to- GBA, Behrens, The Ancien Régime, Londres, 1967, p. 73. 108 I. La gente y Ia sociedad davia més a la burguesia que a la actividad de la aristocracia. Unos ppocos elegidos legaron al cargo de recaudador general hicieron grandes fortunas recaudando les contribuciones reales y_adminis- trando las aduanas interiores. Con més frecuencia, los burgueses 1i- cos preferfan, més que reinvertir sus beneficios en el comercio o cen Ia industria, emplearlos en la compra, pata ellos o para sus he- rederos, de algunos de los numerosos cargos que quedaban vacan- tes, o fueran de nueva creacién, en la judicatura, la administraciGn central o en el gobierno de una ciudad provista ‘de catta de privi- legio. En palabras de Tocqueville, «tan pronto como se encontré [el francés de clase media] en posesidn de un pequeiio capital, lo gast6 en comprar un cargo oficial, en lugar de invertitlo en los ne- gocios» *. Podia ser un pasatiempo caro: a finales del ancien régime, el cargo de secretario del rey se cotizaba en 150.000 livres (15.000 libras), y el cargo de président @ mortier del Parlamento de Tou- louse, en 120.000. Pero tales inversiones producfan grandes com pensaciones, tanto en los emolumentos como en Ia distincién social, 4 veces hasta en forma de un titulo, que trafan consigo, También cera una buena inversién para el estado: no sélo producia beneficios, sino que garantizaba ademés durante muchos aifos la lealtad de Ja clase comercial enriquecida, Porque mientras el estado continuata teniendo suficiente solvencia pata pagar los intereses sobre sus em préstitos y estos canales de ascenso social permanecieran_abiettos se podia confiar en que la clase mercantil y financiera francesa es- taria entre los defensores acérrimos del trono y de Ia sociedad aristocratica sobre a cual descansaba. Sin embargo, cuando el es tado se arruiné, y cuando se cerraron aquellas vias, ia historia cem- Bi6 radicalmente, como veremos en un capitulo posterior. En Inglaterra, estas clases habian conseguido un mayor grado de independencia’ y autoridad por sus propios medios. Enriqueci- das por la expansién comercial y colonial, y las guertas de Ia Com- monweilth y la Restauracién, se habfan’aliado a la aristocracia y ala gentry para realizar Ia «Revolucién Gloriose» de 1688. Funda- zon el Banco de Inglaterca para identificar més estrechamente sus intereses con los de la corona, y fueron los més leales partidatios de Ia guerca contra Luis XIV. En ningtin lugar, la aristocracia es- tteché tanto sus lazos con Ia clase comerciante: ios comerciantes se sentaban en los Comunes, al lado de la gentry, como Caballeros del Condado; duques y marqueses casaron a sus hijos con las hijas © A, de Tocqueville, The Old Régime and the French Révolution, Nueva York, 1955, p. $1. (Hay trduccién costellana: El entigao régimen 9 le revo- lcién, Ed. Guadstrama, Madsid.) 5, La sociedad y ta arisocracia : 109 y nictas de comerciantes y banqueros londinenses; y los propios Grandes terratenientes se mostraban muy activos en el comercio invertian su capital en Ia construccién de puettos, las minas y los bienes rafces, Tenia rain Defoe cuando escribié en 1726: «

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