Crisis y Porvenir de La Ciencia Historica Ogorman PDF

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EDMUNDO O'GORMAN 4 CRISIS Y PORVENIR DE LA CIENCIA HISTORICA wl NIVERSSTARIA x10 IMPRENTA que, con (oda evidencia, no se expliea st: ponieado incapacidad intelectual © simple pereza en los historiégeafos. Se trata, sin nda, de un silencio motivado, que se debe atribuir por lo pronto a las limitaciones propias al tipo de conocimiento historio- gtifico, puesto que, por sus premisas bési- ffeas, nunca inquiere por el “qué 5", sino _pacamente por el “eémo sucedi6”, pregun- ta éta, que presupone y deja intacta la ccvestién acerca de la realidad en si de to aque estud 1ué puede significar se- mejante presuposicién? ZA qué_ motivo \ obedece? {Qué engafo provoca? En suma, \ zqué es en si el conocimiento historiogeé- \fico? \ La previa dilucidacién de este problema & imprescindible para nuestros propésitos, Parque, toda vez que en ese conocimiento esti pre-supvesta Ia realidad pot fa que nos inthresamos, hemos de servirnos de él, en cuanto tal conocimiento, como via de acce- 50 a.aquella realidad. Ahora bien, el iinico método que nos oftece garantias para sa- ber qué es en si el conocimiento historio- 2 een emprender el analisis grifico, cons histérico de ese tipo de conocimiento, a fin de poder apresar de un modo firme su ra ‘zon de ser y Jos pre-supuestos en que se fun- da. Dediquemos este apartado a semejante empresa. 1, REVISION HISTORICA ‘Desde el Renacimiento, época, en que, al bien decir de Juan David Garcia Bac- ‘a, el hombre le toma gusto a su individua- fidad, a sa yo, puede observarse que la his- toriografia pugna por constituirse en una tiencia de tipo moderno al servicio de los intereses personales y colectivos de ese hom- ‘bre recién enamorado de si mismo, Hablan- do propiamente, el Medievo no tiene his- toriografia en el mismo sentido que la ‘Modernidad; tiene cronografia y tiene bis- toriologia, 0 si se quiere, meta-historia. Para el hombre medieval, el pasado se comprende, no se explica; se reconoce, no se conoce. Sumergido en un mundo de Bw | | simbolos y vestigios, el pasado es, él, un Bigantesco simbolo que solamente cobra sentido en funcién y referencia estructu- ral a los tinicos tres acontecimicntos, es tas histérico-divinas, que merecen el nom- bre de verdaderos. Ellos determinan 1a Perspectiva temporal de Ja Historia: de- finen lo pasado, lo presente y Io porver El primero, 0 sea El Pasado, es la Creacién del Mundo y def hombre con e] drama de su caida, principio de los Tiempos y dela Historia, El segundc, 0 sea El Presente, es Ja Redencién del Ginero Humano con el drama de [a Crucifivién, plenitad de los ‘Tiempos, del hombre y de la Historia, El ‘tercero, o sea el porvinir, es el Fin del Mun- do, con el drama del Jiicio Universal, aca- bamiento de los Tiempos, del hombre y ‘Ide ta Historia. Se ve claamente que no era, que no podia ser cuestiin de conocer cien- ¥ tificamente la historia, Ya se la conocia. La historia no cra un objeo que pedia expli caciones; era un simbilo que necesitaba comprenderse, La clavg por otra parte, era inequivoca para quien jstuviese atento al 2) sentido de aquellos tres grandes hechos, cu- ya comprensién implicaba el reconocimien- to de un tiempo intemporal, sin caya exis- tencia Ja vida humana carecia de significado, ¢ implicaba también otro mundo que ha- cia de éste un mero teatro de sucesos efime- rosy pasajeros, apariencias de realidad verdadera. La historia, si mostraba algo, s6lo mostraba eso. Ella era a instancia su- prema pata hacer patente el fin y acaba- miento de todas las cosas, de tal modo que echar mano de un antecedente histérico como experiencia para beneficiar el pre- sente, equivalia a mostrar la futileza de nuestras determinaciones y la vanidad de nuestros afanes. La vida de Cristo era Ja Ginica experiencia valida, ¢ imitarla Ja ‘nica guia segura para no extraviar el ca- mino. La historia no servia de apoyo para fa accién, por lo contrario, 1a paralizaba. Por eso, hablando con propiedad, Ia bisto- riografia, conocimiento teérico del pasado, era para la Edad Media una imposibilidad metafisica. La cronografia no es sino re- gistro de la consumacién de los Tiempos. 5 No pudiendo interesar | historia como testimonio o prueba para f obrar, las pre- cisiones espacio: temporaleyy las imputacio. nes a individuos eran on fgor indiferentes. EI anacronismo no tenif validez de ob- jecién para el hombre hhechos mis inconexes, distantes en el tiempo f en el espacio, componia sis historias fue, como relatos simbélicos, eran verdafera historia, en cuanto expresaban alegificamente el dis- currit histérico, pero sfmpre referido a alguna de las hazaiias hptérico-divinas, lo linico verdadero. En el cqntzo de la historia se levantaba gigantesca f figura del Reden- tor. A El se referia toip lo demas; El era el sentido de Ja histora, porque en El se reconocia el hombre. En E! coexistia Ia humanidad. Cristo ef el tinico vestigio humano auténtico. 7Qbé sentido, qué im- portancia podia tener econocimiento histo- iogrifico como ahora be concibe? Pero con el Renacifaiento, que es cam- bio radical de esa antigua situacidn, el hom- bre, despierto a su individualidad y a su ' vida en este mundo, advierte en el pasado humano un interés particular, antes indes- cemible. Explicita a la historia como un inmenso conjunto de vidas de otros yo parecides al suyo, Vasto depésito de expe- Fiencia valiosa. Y aguello que antes era en Ia conciencis de todos, instancia de La mi: seria propia, y mundo de sefales de las postrimerias, se ha convertido en una cose as en el mundo exterior, rico venero para ser beneficiado en provecho de la vida y de la accidn. Es asi como nace el anhelo de tener un saber acerca del pasado, en cayo fondo alienta la actitud de aprovecharlo al servicio de exigencias précticas del pre- sente. “La primacia del_yo individual carac- teristica del Renacimiento, y nueva posibi- lidad del modo de ser humano, le comuni- cara a [a bistoriografia primitiva su tono pragmatico-ético de todos conocido. Bl pa ado se estudiara ante todo, segin la vieja formula ciceroniana que veia en Ia histo- ia la “macstra de Ja vida" La misién de fos historidgrafos empezara por cumplirse wv registrando las hazafias y victudes de los hombres del pasado, no ya tanto con Propésito clisico de “salvarlas del olvido", cuanto con tn intencién cada vex més cons. ciente de utilizarlas como ejemplos de varia fortuna que sirvan de guia y de amonesta. fién a los hombres del presente. Pero ese {ono individual va a ser pronto suplantado, {i bien no completamente, en favor de un Hragmatismo politico que, desde entonces, 4 Ia piedea angular en que se edifica el Toso y reciente sentimiento de las nafionalidades. Desde entonces la historio. srifia queda uncida al destino de la avens a nacionalista. Ya no habré sistema de gobierno, no hahea plan de accién politi. ca. de paz od guerra; no hobri proyecto de teforma social o Iegislativa que no in. Yoaten como justificacién y garantia 1a expeliencia del pasado y que no descansen en alguna interpretacién historiogeéfica, Toidg Jos éxitos y tos fracasos, las malda. des) las acciones hetoicas y_ victuosas, uedarf referido a los fallos del alto “Ti. bunal * la Histo 28 Con Ia utilizacién del pasado como instrumento pata la accién, surgen y flore- cen como por encanto las llamadas cie nuxiliares de la historia, que no son sino refinamientos ténicos que le ‘pérmiten’ a ls historiogratia desempefiar cada vez con mayor eficacia su brillante misién utilita ria, FI pasado, antes constituido por mis- teriosos vestigios histérico-divines, se ha convertido en simple depésito inagotable de sucesos demosteables que pueden exhibir se en un momento dado como piezas pro- batorias en pro de esta o aquella causa. Ya se advertira sin dificultad el enorme valor que esta ciencia historiografica iri adquiriendo, en respuesta a las cxigencias que le va planteando el creciente impulso en favor de la consolidacién de las nacio- nalidades. La clara conciencia que se tenia del ca- ricter_ instrumental de los conocimientos historiogrificos, y el notorio interés con {que se procedia en la elaboracién de las ver dades historicas no fucron, durante siglos, ningiin secreto para nadie, Por lo contrario, 2»

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