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Notas a la decision judicial sobre la muerte de Gaitan Et Carlos Ariel Sanchez Torres* Colombia no necesita politicos, necesita cauditlos Francisco José Herrera Jaramillo, 1981 E. el parte médico que registra la muerte de Jorge Eliécer Gaitdn se jee: “Se encuentra una perforacién en el hemisferio izquierdo de su pared intermedia interna, de una pro- fundidad de cinco centimetros y en su interior se localiza un proyectil de arma de fuego; un proyectil achatado y deforme que produjo el impacto fatal. Murié instantaneamente y a consecuencia del impacto en el craneo, en el cerebro, hemisferio izquierdo”. Muchas versiones se han tejido sobre quién o quiénes mataron a Gaitdn.' Sin embargo judicialmente en 1978, faltando pocas sema- nas para la prescripcién de 30 afios, la Sala Penal del honorable Tri- bunal Superior de Bogota, concluyé que Juan Roa Sierra, el sujeto que lo mats, actud solo, sin ayuda de nadie, que él planed y ejecuté el crimen, sin colaboracién de ninguna especie, movido por razones esquizomaniacas, No cabe duda que esta tesis sustentada en la provi- dencia judicial no resulta satisfactoria para muchos, y atin hoy exis- ten serios interrogantes acerca de quién fue el autor intelectual del magnicidio. _———_—g * Investigador Master. Facullad de Jurisprudencia, Universidad del Rosario. 1 Francisco José Harrara, 7 Huellas de Galan, Bogoté, 1981, Auto Alape, E/ Bogotazo. Memorias det ‘olvide, Bogotd, 14* edicien, 2000. Notas a la decision judicial sobre la muerte de Caen Sin embargo, la providencia res- ponde con profundidad probato- ria a distintas inquietudes que surgen de las distintas versiones sobre la autoria material e inte- lectual de la muerte del caudillo liberal. Pero antes de entrar en disqui- siciones en cuanto a las diferen- tes versiones acerca de quién maté a Gaitan, hagamos una bre- ve resefia sobre su vida y obra. Naci6 en Bogota a fines del siglo XIX en el filo de la Guerra de los Mil Dias; hijo de un librero y una maestra de escuela, don Eliécer y dona Manuela. Abogado de la Universidad Nacional. Le inquie- td desde joven el socialismo cien- tifico, siendo la primera expresién. de su pensamiento, su tesis de gra- do: Las ideas socialistas en Colom- bia, reciente aun el triunfo de la Revolucién de Octubre en la Ru- sia de los zares. Viaja a Roma, donde se especializa en derecho penal, obteniendo la maxima dis- tincion académica, entregada por el maestro Enrico Ferri, con un tra- bajo titulado El criterio positivo de Ja premeditacion. Era la época de Mussolini, y Gaitan seguramente observé con toda atencién sus gestos y actitudes, los efectos de su verbo, inspiraci6n que le servi- tia al que se llamo mds tarde Cau- dillo dei pueblo. A su regreso al pats se dedica a su profesion y a la politica; fue ele- gido Representante a la Camara, desde donde promovio un gran debate contra el gobierno conser- vador de Miguel Abadia Méndez, a fines de la década de los veinte, por los hechos acaecidos en las bananeras del Magdalena en los cuales cayeron masacrados nu- merosos trabajadores, matanza perpetrada por el ejército en de- fensa de los intereses norteameri- canos en la zona, debate que contribuy6 enormemente en la caida la hegemonia conser- vadora. En 1933 crea su propio movimiento, “Union de Izquierda Revolucionaria” -UNIR-, y lo concibe como una organizacién moral, retirandose desencantado del mismo dos afios después, luego de obtener sélo dos curules para el Congreso “como cualquier disidencia electorera”.” Fue rector de la Universidad Libre durante los gobiernos liberales, aicalde de Bogota, ministro de Educacion y de Trabajo. Elegido magistrado de la Corte Suprema de Justicia, declina la desig- nacién. —_—_——a 2, Herrera, op. cil, p. 124 Rovista Estudios Socio-JURIDICOS Su labor en el Ministerio de Edu- cacién se centra en llevar la cul- tura al ciudadano del comtin; crea bibliotecas ambulantes y nacionaliza varios colegios, Reti- rado de la burocracia, comienza su carrera hacia la presidencia con un movimiento que impulsa “la restauraci6n moral y demo- cratica de la republica”, demos- trando grandes facultades de orientador y agitador de masas, con sus encendidos discursos. Candidato a la presidencia, jun- to con Gabriel Turbay, por el libe- talismo dividido, es derrotado en las elecciones del 46 por el con- servador Mariano Ospina Pérez, agudizando e] bafio de sangre en todo el territorio nacional. Los hechos posteriores, principalmen- te la ausencia de Gabriel Turbay del pais y luego su muerte, llevan a Gaitdn a asumir la personeria del liberalismo, como jefe del par- tide y candidato unico para las elecciones de 1950. En estas graves circunstancias nacionales y casi dos meses antes de su muerte, exactamente el sie- te de febrero, ante una muche- dumbre que colmaba la Plaza de Bolivar y sus calles aledafas, sin aplausos, sin un viva, sin un aba- jo, exigié al presidente Ospina que cesara la violencia. Este “de- safio a la psicologia colectiva”, como lo definia el mismo Gaitan, constituia un anticipo de un se- guro triunfo en las elecciones pre- sidenciales de 1950.4 Alguna vez dijo: “No soy un poli- tico profesional, soy un profesio- nal politico”, y evidentemente no se ha conocido politico con las dotes y capacidades de Gaitdn, que en su doble condicién de po- litico y jurista ha sido, en toda la historia de Colombia, el unico que precisamente siendo politico, nunca descuid6 ni su catedra ni su profesién, y siendo jefe del Par- tido Liberal, hasta el ultimo dia de su vida ejercié su profesién obteniendo un resonante triunfo que lo sacé por la puerta grande de los estrados. El dia 9 de abril transcurria en relativa calma, a pesar de la difi- cil situacién de orden piblico en el pais rural. El comercio funcio- naba normalmente, asi como las demas actividades cotidianas de los bogotanos. Lo unico fuera de lo comun era la celebracién de un. trascendental evento continental; se trataba de la Novena Conferen- cia Panamericana, con la presen- cia del general Marshall. Gaitan ——_—_——a 2A. Alape, op. ct p. 142 en su oficina de la carrera sépti- ma con calle 14, edificio Agustin Nieto, departia con sus amigos mas allegados; en especial se co- mentaba del resonante triunfo juridico obtenido en la madruga- da en los estrados judiciales, en defensa del teniente del ejército Jesus Cortés, quien en Manizales habia matado al periodista Eudoro Galarza Ossa. Gaitan pi- dié su absolucién argumentando que el oficial obré en legitima defensa del honor militar. Cortés fue absuelto de acuerdo a las te- sis expuestas por Gaitdn, El jura- do, en audiencia presidida por el juez Pedro Pérez Sotomayor, dijo respecto del teniente Cortés, que éste habia actuado en legitima defensa del honor militar, la de- fensa fue proporcional a la agre- sién. La absolucién fue integra por justificacién del hecho. Los aplausos y vitores en honor a Gaitdn no se hicieron esperar; fue sacado en hombros al frio pene- trante de la noche. Del Palacio de Justicia se fueron a celebrar al grill Morocco en la 23, en donde Gaitdn apenas permanecié algun rato, sin que nadie imaginase lo que sucederia tan sdlo unas po- cas horas después. Estos recientes éxitos profesiona- les eran objeto de los comentarios Notas @ la decision judi en el despacho del ilustre jurista cuando uno de los contertulios propuso salir a almorzar. Ya en la calle, a la entrada del edificio, siendo la 1:15 de la tarde, apare- cié un hombrecillo disparando tres veces sobre el caudillo quien de inmediato fue llevado a la Cli- nica Central (calle 12 con carrera 5°), a donde practicamente llegé muerto. Después todo fue caos y violencia; el presunto agresor fue linchado, en un acto de repudio e indignacion popular, y arrastra- do su cadaver hasta el Palacio Pre- sidencial, como protesta contra el presidente Ospina, quien en ese momento personificaba los actos de violencia que se venian presen- tando en todo el territorio na- cional. Se presentaron incendios y saqueos en el centro de la ciu- dad. E] pueblo enardecido y huér- fano de dirigentes se dedicé al pillaje de licoreras y joyerias; se emborraché con licores finos (champafia, whisky, brandy y vi- nos) que nurica habia tenido oportunidad de probar, mientras francotiradores disparaban a la multitud desde las instalaciones del colegio de los Hermanos Cris- tianos igual que desde San Bar- tolomé, frente al Capitolio.* éQuién maté a Gaitan? Veamos algunas hipotesis que se han teji- —_—_—_——_—<5 4 Wid, p. 316. ial sobre la mverte ¢e Gain SCE HELIN Hovieta Estudios socio surinicos do alrededor del magnicidio, hi- podtesis que estudia el fallo en menci6n: Se hablé de Juan Roa Sierra como asesino solitario. La razén para que este individuo taciturno, mis- tico, desempleado, perteneciente ala secta de los rosacruces, come- tiera el crimen, no era otra sino que dias antes del 9 de abril le habja solicitado trabajo a Gaitan y éste se habfa negado a propor- ciondrselo. Esa peticién de traba- jo es un tanto dudosa si se tiene en cuenta que Gaitdn en esos momentos no gozaba de acepta- cién dentro del gobierno de Ospina, como para que cualquier funcionario del régimen estuvie- ra en disposicién de otorgarselo. Como el caudilio no le atendio el requerimiento, Roa Sierra en ven- ganza lo asesino. El incriminado Roa Sierra vivid en la extrema pobreza; menor de seis hermanos, residia en el barrio Ricaurte de Bogotd; algunos de sus familiares eran orates. Preten- did, a comienzos de los cuarenta, vincularse al Partido Comunista, pero fue rechazado en sus preten- stones; desconfiaban de sus ideas y comentarios. Luego se acercé a} liberalismo, frecuentando sus tol- das hasta el ario anterior a la muerte del caudillo; en el libera- lismo no despertaba confianza y nunca alli se pudieron percatar de si se trataba de un espia policial o un tonto distraido; algunos io Namaban ¢/ bobo. Visionario sin sentido, decia que “oia voces” que lo aleccionaban, pora concluir, segiin algunos, propindndole tres balazos al lider mas carismatico de la historia de Colombia. Segun algunos citados por Alape, las vi- siones, y las voces que oja salian del Palacio de Narifio, hasta don- de fue arrastrado por la muche- dumbre luego de ser descuarti- zado. La teoria del autor solitario fue la esgrimida por los investigadores, entre ellos Scotland Yard, conclu- sién recogida juridicamente por la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogota, en consulta confirma- ron el 27 de marzo de 1978 -po- cos dias antes de que acaeciera la prescripcién-. Extingue la acci6n penal con respecto a Juan Roa Sie- rra y sobre Evaristo Helf Sarmien- to Arenas, sindicado que habia sido vinculado al proceso en ta- z6n de carta autoincriminatoria a través de la cual pretendia que un sacerdote le expidiese docu- mentos falsos para salir del pais ya que tenfa una deuda con la justicia, y que seguin los jueces nada tuvo que ver con los hechos. Para muchos es muy dudoso que de conformidad con lo que con- cluyen las investigaciones acerca de la personalidad de Roa Sierra, éste hubiese tenido los alcances suficientes como para llegar al ex- tremo de cometer el magnicidio del lider liberal. El auto de marzo 27 de 1978 ago- ta el andlisis de dis{miles hechos que de no examinarse exhausti- vamente como lo hizo el ponente podrian concluir en datos sufi- cientes como para que el manto de la sospecha cubriera a impor- tantes personalidades de distintas orillas politicas, y mucho mas si se considera que la muerte de Gai- tan es el inicio de mas de cincuen- ta afios de luchas intestinas en nuestra nacién. No olvidemos que esa esquiva paz era la esencia de la voz del caudillo cuando formu- la ese “Memorial de agravios" al presidente Ospina, durante la gran manifestacién del silencio. Con los resultados de la indaga- cién criminalista se establece ju- ridicamente que Juan Roa Sierra actu6 solo, pero hay quienes ase- veran lo contrario, afirmando que esa conclusién no tiene légica ni asidero aiguno, ni en cuanto a los hechos ni a las conclusiones, Es lq teoria de la conspiracién en la que tiene que haber cémplices materiales y autores intelectuales del crimen. En la légica de sustentar la tesis del criminal solitario, excluyendo por carencia probatoria las demas Notas @ (a decision judicial sobre la muerte de Cain hipotesis la providencia estudia una inculpacién hecha a Plinio Mendoza Neira, pues el dia de los hechos lo acompafiaba en su ofi- cina de la Carrera Séptima y, cuando salieron, se adelanté con Gaitan, tomandolo del brazo, lo que podria interpretar como una inequivoca especie de sefial para que no se dudara de quién era el de debia ser sacrificado. Uno de los deponentes ante los investigadores dice haber presen- ciado cuando el presunto asesino Roa Sierra entregaba un paquete ala secretaria de Mendoza Neira, en su oficina de abogado y en pre- sencia del mismo Plinio Mendoza. {Qué se comprobé en torno al paquete de marras? El testigo, quien afirmaba ademds que Roa Sierra no murié el 9 de abril, no pudo durante el proceso identifi- car el lugar donde se entregé el paquete a Roa Sierra, ni el sitio o lugar donde conocié, o vio a Roa Sierra Relatos de la época del crimen lle- garon a afirmar que Roa Sierra no fue quien disparé el revélver calibre 32 corto y que el arma fue puesta en su mano, una vez alguien ya habia propinado los disparos; que ese alguien, con apariencia psicética y rostro lom- brosiano, actué acompafiado de ——_—_—4 5 Testimanie eitado en la providencia. HRSG vista Estudios Socio-surinicos otro sujet, el primero bajé de in- mediate por la calle 14 y el segun- do por la Avenida Jiménez, dejan- do a Roa Sierra abandonado a su suerte, mientras que un tercer in- dividuo sefialé a Roa como el au- tor de los impactos, individuo que también pertenecia a los coau- tores del magnicidio de Gaitdn, e incitando a la gente que se encon- traba a esa hora a que acabaran con la vida del victimario, tendien- do asi un manto de oscuridad en cuanto a los verdaderos asesinos, con el innegable propésito de que no fueran descubiertos. Cuando alguien en la droguerfa Grana- da, en la esquina suroccidental de la Carrera Séptima con Ave- nida Jiménez, donde pretendid protegerse el magnicida, pre- gunté a Roa sobre el porqué de su crimen, éste respondi6: “de- signios ocultos”. Una vez fueron violentadas las puertas de la droguerfa Granada se asegura que alguien con apariencia de lustrabotas, pero que en reali- dad se trataba de un agente se- creto, descargé el primer golpe con un pesado cajén, muy dife- rente a los que los lustrabotas utilizan en su trabajo, refirién- dose a! peso del artefacto. En aquel entonces (1948) existia lo que se llamé la Prefectura de Seguridad, después SIC (Servicio de Inteligencia Colombiano) y hoy DAS (Departamento Admi- nistrativo de Seguridad). institu. ciones establecidas, segtin sus fun- ciones, tal como su nombre lo in- dica, con el objetivo de velar por la seguridad del Estado, La Pre- fectura de Seguridad estaba a car- go de Alberto Nifio. Para algunos es muy diciente el hecho, y a la vez demasiado coincidencial y no menos sospechoso, de que Nifio, ala hora del asesinato (1:05), es- tuviese tomando tinto,cerca del sitio de los hechos y sin entrar en conjeturas, no era mds idgico en- contrarse a esa hora en otro lu- gar, en su residencia, por ejemplo, en plan de almorzar, es decir que estaba en el establecimiento como en actitud de expectativa, minu- tos antes del atentado que cobré la vida de Gaitan. Luis Pablo Potes, en su version dada ante las autoridades judicia- les, declara: “Estaba con el Doc- tor Alberto Nifio, Prefecto de Se- guridad Nacional, sentado en una mesa del café Asturias, cuan- do sonaron tres detonaciones y dije: “bala doctor’. Habia corrido un minuto de los disparos y escu- ché un grito “mataron a Gaitan™. En la providencia judicial se concluye que no hay prueba al- guna que hubiese mds disparos oun segundo 0 tercer francotira- dor y que la presencia del Prefec- to de Seguridad no fue sino una coincidencia. Para el gobierno de Ospina Pérez, el crimen no era sino un acto de Notas a ia decision judictal sobre {a muerte de Gaitan barbarie perpetrado por el comu- nismo internacional. Asi lo sostu- vo no solo el presidente Ospina sino el diario La Republica, de su propiedad, a lo largo de por lo menos 25 afios,$ haciendo eco del macartismo de los inicios de la Guerra Fria, sefialando que la muerte de Gaitan y la revuelta popular durante el Bogotazo fue- ron obra del comunismo interna- cional. Rompié por ello el gobier- no de Ospina relaciones con la URSS, bajo el pretexto de la poca utilidad de mantener la delega- cién diplomatica y consular de Colombia alli. El personaje central de la conjura comunista result6 ser ex pos factum Fidel Castro, quien se hizo célebre solo después de su llega- da al poder en Cuba el primero de enero de 1959. Una vez se de- claré marxista un afio después fue asociado con un muchacho que, con un poco mds de veinte afios, particip6 como agitador ~no es un secreto— en los distur- bios del 9 de abril. Su presencia en Bogotd se explica como la de un estudiante de derecho cubano, que llegé al pafs con el propdsito de emitir una declaracién de pro- testa, junto con otros compafie- ros en el marco de un congreso internacional de estudiantes, con- tra la injerencia norteamericana en asuntos internos de los paises latinoamericanos, con motivo de la celebracién de la LX Conferen- cia Panamericana. No es facil deducir de tal coincidencia la autoria intelectual del asesinato de Gaitan y de ser promotor de la anarquia,’ La CIA, central de inteligencia americana, en recientes informes publicados, afirma que ni Castro ni el comunismo tuvieron nada que ver con los hechos, conforme lo dicho por Daniel Samper en su columna, EI Tiempo (04-09-00). En alguna oportunidad le fue pre- guntado al maestro Echandia acerca de la presencia de Fidel Castro y su participacion en el crimen de Gaitdan y posteriores sucesos, contestando el maestro con su peculiar acento y despar- pajo: “Eco, pero en esa época Fidel seria un mocoso”, refiriéndose a que no era el mismo que se en- cuentra en el poder, como muchos erréneamente asi lo creen, sino que ese muchacho del 9 de abril ——_—_ © Con motivo de los 25 afios del 9 de abril, las ediciones del diario La Republica desde el 9 de marzo al9 de abril de 1973 ampliaron ésla y olras versiones sobre la muerte de Gaitan. 7 Véase reportaje hecho por Carlos Frangui a Fidel Castro, sobre el 9 de abri, en Ei Tiempo, 14 de noviem- bre de 1976. Ctado por J. Herrera, op cit, p. 229, 68 tata Estudios Socio-JURIDICOS era alguien inexperto e inmadu- to y sin los alcances que quieren achacarle. Para otros, desde otra orilla ideo- ldgica, lo mds seguro es que se tra- tara de una conjetura nacional e internacional orquestada por la CIA, a instancias de las oligar- quias colombianas liberales y conservadoras. La hipétesis relativa a Ja conjura internacional y oligérquica pare- ce ser la menos elaborada por exigir acceso a archivos Interna- cionales. Lo pregonado por Galtén podria afectar los intere- ses norteamericanos en Colom- bia. Y su nacionalismo y antiim- perialismo se hizo evidente en su historica intervencién en la Ca- mara de Representantes, a raizde ja masaqe en la zona bananera en 1928.° Recientemente Daniel Samper, en concordancia con la hija del cau- dillo sacrificado, ha denunciado la intervencién de Estados Unidos (particularmente la CIA) en el asesinato, obedeciendo al hecho de que Estados Unidos se ha ne- gado a abrir los archivos secretos, luego de 52 arios de cometido el asesinato. (El Tiempo 04-09-00.) Dice Samper: “Algo sabe la CIA sobre el 9 de abril, y debe ser tan gordo que ni siquiera ahora, 52 afios después, se aviene a exhibir los documentos respectivos”. Lo expresado por Samper a pro- posito de la declaracién de un agente de la CIA encubierto en La Habana y capturado en 1962 cuando conspiraba contra el pro- ceso revolucionario que se vivia en la isla. El agente secreto norte- americano John Mepples Espirito manifest6 durante los interro- gatorios que a Gaitdn la CIA lo intenté sobornar con cdtedras en la Sorbona y Roma, estudios para los hijos en el exterior y que en consideraci6n a que el jefe liberal rechazara el sobomo, se determi- né su “eliminacin fisica” como solucién final. Cuenta Espirito como a Gaitan se le espié en Bo- gotd dias antes de su muerte, lle- gandose incluso hasta tomarle fotos a la salida del edificio en donde estaba ubicada su oficina, cuya puerta de entrada, luego de ser este demolido en los anos se- senta, se encuentra hoy en la casa museo que lleva su nombre. Alguna vez le propusieron sus amigos que llevara guardaespal- das, respondiendo él que para qué guardaespaldas, que a él no se atrevian a matarlo, que su segu- ro era el mismo pueblo, puesto —_—— a ® Gerardo Molina, citado por Arturo Alape, Op. cit Notas a ta decision judicial sobre ta muerte de Gaitan que quien se atreviera a atentar contra su vida era hombre muer- to por el propio pueblo.? EPILOGO El programa econdmico y politi- co de Gaitan puede llegar a pare- cer hoy utépico, e incluso me- sidnico, en el sentido de que si bien es cierto sus propuestas no eran extremadamente inclinadas ala izquierda, llevarlas a la prac- tica hubiera sido casi imposible; en primer lugar, cuatro afios de gobierno eran insuficientes y en segundo término, los detentores del poder no se lo hubiesen per- mitido, tal como estaba con- cebido. Gaitan, a pesar de que su orato- ria podria ser muy parecida a la de Mussolini, lo que le sirvid para aglutinar masas, no era fascista, pero tampoco comunista; tan solo pretendia la reivindicacién de la clase trabajadora sin afectar os- tensiblemente los intereses de los empresarios; también queria una verdadera reforma agraria, sin dejar descontentos ni a los cam- pesinos ni a los duefios tradicio- nales de la tierra. Su programa de gobierno se basaba en: “Hay que hacer que los ricos sean menos ricos, para que los pobres sean menos pobres”; “somos partida- trios de la proteccién de la indus- tria; somos también partidarios de la proteccién del consumidor. Que exista un equilibrio entre la produccién y el consumo, entre la produccién y los precios, entre la produccién y los salarios”. Incentivar a los industriales, pero limitar sus ganancias. Esto no es comunismo.!° Si los hechos del 9 de abril no hubieran tenido ocurrencia, lo mas probable es que un éxito de sus propuestas durante su man- dato hubiese generado, en el cli- ma de la Guerra Fria, una cons- piracién personificada por nacio- nales, con alguna posibilidad de un magnicidio presidencial. Pero si Gaitdn logra concluir su man- dato, muy seguramente lo habria hecho con sobresaltos. Tampoco estaba dentro de sus planes aca- bar con las oligarquias, ni contra- riar del todo a la burguesfa, pues como se dijo, no era comunista. Ademéds Gaitdn era demasiado legalista, apegado a Ja Constitu- cion, y prueba de ello es que des- aproveché conscientemente el poder —no que lo desdefiara— que —_——— 9A, Alepe, Ibid p. 108. “°F, J. Herrera, Op. cit, p. 129 y 8s. EM Revi Estudios Socio-JURIDICOS Tepresentaba, manifesté en la gran Manifestacién del Silencio (valga la redundancia) celebrada dos meses antes de su asesinato, desperdiciando la oportunidad que se presentaba ante sus ojos, de tomarse ipso facto el poder y prefirié hacerlo ipso jure, es decir en las urnas, dos afios mds tarde. En alguna oportunidad fue saca- do en hombros de la Plaza de San- ta Maria, como los grandes tore- ros, luego de una manifestacion, y levado por la Carrera Séptima hasta San Agustin, seguido de una abigarrada multitud; al lle- gar frente al Palacio de Narifio intentaron penetrar por ia puer- ta grande; los centinelas, emocio- nados, franquearon la entrada; é1 modestamente dijo a sus seguido- res: “Hasta aqui muchachos, lo demas es por elecci6n popular”, y continuaron hacia San Agustin. De Gaitan a hoy mucho ha cam- biado, pero poco ha cambiado en la dimensién de los problemas econémicos, politicos y sociales, La leccién de Gaitan no se ha ol- vidado y cuando el pueblo no encuentra la voz para sus reivin- dicaciones recuerda a Gaitan. No era un hombre, era el pueblo; y hombres asi no se dan cada ge- neracién. Notas a fa decision judicial sobre ta muerte de Gaitén EA Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogota -Sala Penal- Magistrado sustanciador: Dr. Pantaleén Mejia Garzén Aprobada: No. Bogota, D.C., Marzo Veintisiete de Mil Novecientos Setenta y Ocho Vistos: En grado de consulta conoce esta Sala de decisién el auto calendario a trece de marzo de mil novecientos setenta y seis, mediante el cual el Juzgado Octavo Superior de este Distrito Judicial declaré extinguida la accién penal respecto de Juan Roa Sierra y sobreseyé en forma definitiva a Helf Sarmiento Arenas. Surtida la tramitacién propia de la instancia y operando el concepto del Ministerio Publico, compete a esta Sala de Justicia, decidir lo que fuere de Ley. Hechos: A las trece horas y cinco minutos del dia nueve de abril de 1948, cuando el destacado penalista, Dr. Jorge Eliécer Gaitan salia de su oficina, ubicada en el edificio Nieto de la Carrera Séptima con Calle Catorce de esta ciudad, fue atacado sorpresiva e injustamente por un individuo, quien le propiné varias heridas con arma de fuego, las cuales determinaron su muerte. El victimario, inmediatamente pretendié huir del lugar de los aconte- cimientos, alcanzando a caminar solo unos metros, ya que un agente de la policia, que en ese momento transitaba por la Avenida Jiménez, avisado del tragico hecho le intimé captura y lo condujo a la drogue- ria Granada, de donde el pueblo alarmado y enfurecido lo sacé, para golpearlo, causdndole de esa forma la muerte. No obstante haberse establecido el mismo dia en que los hechos tu- vieron ocurrencia que Juan Roa Sierra habia sido el autor del magni- HEBER) evista estusios socio suninicos cidio, se originé la mds minuciosa investigacion, dada la situacién politica castica que afrontaba el pais, que permitia pensar que en este crimen habrian intervenido autores intelectuales. En efecto; algunos sectores de la prensa y la radio, en geste verdade- ramente irresponsable, incitaban ql sectarismo politico. Se especui6 también, debido a que en aquella época se celebraba en esta ciudad capital la Novena Conferencia Panamericana, sobre la posibilidad de que el crimen hubiese sido cometido, no ya por los enfrentamientos de los partidos, sino con el nico objeto de beicotear el importante certamen, De igual manera se dio a relucir el hecho de que se encontraban en Bogoté algunos lideres revolucionarios cubanos, dentro de quienes descollaba el entonces estudiante Fidel Castro. Las hipétesis no fueron solamente éstas; se llegé a aseverar que ha- biéndose llegado a un distanciamiento ideolégico del Dr. Gaitan con el sector comunista, el Kremlin habria podido tener interés en su muerte. Del estudio concienzudo y minucioso de todas y cada una de las dili- gencias que conforman este voluminoso expediente, se puede aseve- rar sin dubitaci6n de ninguna indole que el autor material del ominioso crimen, fue el tristemente célebre Juan Roa Sierra, antafio gaitanista, quien decepcionado porque su lider no hab{a satisfecho sus aspiraciones burocraticas, sumandose a ello su extrafia persona- lidad tendiente al misticismo y enfermiza, decidié privar de la vida al gran tribuno, quien partié en dos la historia de Colombia. Resultados: 1. En el expediente (folios 9 y 13, cuaderno No.1) el acta de levanta- miento del cadiver y la necropsia del Dr. Gaitan Ayala, 2. El ocho de abril del afio en cita, en las horas de la noche, se verificé en uno de los Juzgados Superiores de esta ciudad, una audiencia publica, para juzgar al teniente Cortés, quien estaba sindicado del delito de homicidio. El defensor, lo fue el Dr. Jorge Eliécer Gaitan, Notas a ta decision Judicial sobre Ia muerte de Gaitéin cuya intervencién se prolongé hasta las primeras horas del dia nueve, habiendo obtenido del jurado popular un veredicto absolu- torio para su mandatario. Con motivo de este éxito profesional, a Ja oficina del jurista llegaron a las horas del medio dia (del nueve de abril) los doctores Plinio Mendoza Neira, Jorge Padilla, Alejan- dro Vallejo y Pedro Eliseo Cruz, quienes decidieron almorzar jun- tos. El Dr. Gaitan iba hombro a hombro con el Dr. Mendoza Neira, cuando intempestivamente Roa Sierra, quien esperaba frente al edificio Nieto accioné el revolver en forma consecutiva, ocasionan- dole al connotado profesional tres heridas mortales; él, cay6 al suelo para ser recogido y llevado a la Clinica Central, donde murié. Quien mejor cuenta puede dar del ataque, lo es el Dr. Plinio Mendoza Neira. Los demas, sdlo oyeron los disparos. Pero lograron ver al victimario. “Demostraba un perfecto dominio de si mismo, una grande energia, en sus ojos habfa una mirada de odio incon- fundible, era un individuo cargado de pasién, por lo que yo pude juzgar”; as{ lo dice Alejandro Vallejo, cuando se refiere al magnicida. El dramatico instante fue presenciado también por Daniel Salomon Pérez (folio 77 cuaderno No. 1), quien puede dar fe de lo ocurrido antes de que el hecho se consumara. Dice haber visto entrar al café Gato Negro al sujeto que disparé. Afirma que ese sefior, no iba solo, que iba con otro caballero que mostraba ansiedad. Pera, que luego quedé solo Juan Roa Sierra, quien se detuvo a mirar las vitri- nas del almacén Kodak. Cuando Gaitdn salié del edificio y se en- camin6 al norte, se produjo el primer disparo. El agente de la policia Carlos Alberto Jiménez (folio 93, cuaderno No. 1) bajaba por la Avenida Jiménez cuando oy los disparos y vio que el autor de los mismos retrocedia como en amague de empren- der carrera, por lo que adelanté con rapidez sacando su arma de dotact6n oficial, colocandosela en los hombros al tiempo que le in- formaba que lo detenia, Y, el individuo le pidié que no lo matara. Como el declarante viera una buena cantidad de gentes en el sitio de Ja tragedia, temiendo que lincharan al homicida decidié enducirlo, como ya se ha dicho, a la drogueria Granada. Esta me- dida no surtié los efectos queridos, pues no obstante que las puer- tas del establecimiento comercial fueron cerradas, se vieron los de- pendientes en la imperiosa necesidad de abrirlas, para evitar su Ravieta Estudios Socio-JURIDICOS destruccién y fue en ese momento cuando la gente, con gran exal- tacién, se abalanzo sobre Roa Sierra, propinandole sinntimero de golpes, para luego sacarlo y arrastrarlo por la Carrera Séptima, hasta el palacio de los presidentes, a donde no alcanzé a llegar con vida. Eliaz Quezada Achioque (folio 35, cuaderno No.1), en su condi- cién de empleado de la drogueria en menci6n, afirma que interro- go a Roa Sierra sobre los motivos que lo indujeron a consumar este espantable hecho, y obtuvo la siguiente respuesta: “jay Sefior, co- sas poderosas que no le puedo decir, ay virgen del Carmen, sdlva- me!...” También fue inquirido por este deponente sobre quién le habia ordenado dar muerte a Gaitan, obteniendo como respuesta un mu- tismo absoluto, observando tan sdlo que la multitud se precipita- ba alocadamente hacia la drogueria. Gabriel Restrepo, cuya declaracién obra al folio 62 del cuaderno uno, penetré al establecimiento comercial y vio cerca del mostra- dor a un individuo tendido en el suelo, a quien las gentes herian a pufetazos y puntapiés. Ese individuo, vestia de carmelito a rayas, camisa azul y corbata, no decia nada. Presencié cuando en forma inmisericorde fue arrastrado por la Carrera Séptima hacia el sur. Al observar que el homicida en mencién habia fenecido a causa de los golpes que le propiciaron y que habia quedado desnudo, recogi6 las ropas que éste vestia y las guardé en las oficinas del periddico Jornada, para luego presentarlas al instructor; también. hizo entrega al funcionario, de [un paquete] que contenia varios papeles, entre ellos la libreta militar numero 01731, perteneciente a Juan Roa Sierra. Rafael Veroy Mejia pasaba frente al edificio Augustin Nieto, cuan- do el Dr. Gaitan se disponia a salir. Alcanz6 a saludarlo. Manifies- ta que en esos precisos momentos, Plinio Mendoza Neira le puso la mano al Dr. Gaitan sobre el hombro, y cuando los dos se dispo- nian a dar vuelta hacia la Avenida Jiménez, un sujeto sacé un revdlver pequefio y le hizo el primer disparo a la cabeza; el Dr. Gaitdn cay6 y el homicida continué disparando sobre el cuerpo de éste. Al serle puestas de presente las fotografias de Roa Sierra, el deponente identificé en éstas al criminal. Notas a ia decision judicial sobre fa muerte de Catan Luis Pablo Potes, folio 98, cuaderno No. 4, expresa que en la tarde de autos se encontraba tomando tinto con el Dr. Alberto Nifio H., prefecto de seguridad para la época, cuando oyé los disparos, por lo que salié del establecimiento, pudiendo presenciar el intento de hhuida de Roa Sierra. Este deponente deja entrever en su declara- cion alardes de heroismo, al expresar que colaboré en forma eficaz en la aprehensién de Roa Sierra, cuando pretendia huir. Al igual que el anterior declarante, identificé en las fotografias a Roa Sie- tra, como el tinico agresor del ilustre penalista. Hernando Navarro, folio 73, cuaderno No.1, dice que en la tarde luctuosa se acercaba al café Gato Negro cuando oyé varias deto- naciones de arma de fuego, pudiendo observar que la victima de este insdlito atentado lo era el preclaro penalista Jorge Eliécer Gaitdn; asevera que el agresor lo fue el sujeto a quien la gente en un momento de locura colectiva golped y mato. . Para la familia Roa Sierra, el nefasto acontecimiento del nueve de abril de mil novecientos cuarenta y ocho, revestié [sic] caracteristi- cas mas dramdaticas, que para cualquiera otra clase de ciudada- nos. Se colige de los autos que los Roa Sierra, eran personas dedicadas al trabajo, con excepcién de Juan, quien estaba sin empleo y Gabriel quien se encontraba recluido en el frenocomio de Sibaté. En princi- pio ninguno sufrid de cerca las consecuencias del acontecimiento, hasta pasados unos dias en que los periddicos de la Republica die- ron a conocer las fotograffas de Juan Roa Sierra, como el autor de este horrendo delito; entonces, las gentes enteradas, amenazaron a la sefiora madre del homicida, con prender fuego a su residen- cia, como también a la de la mujer con quien éste habia hecho vida marital. Se sabe por los autos que el incriminado habia presentado un com- portamiento fuera de lo normal, caracterizado por su estabilidad emocional y fanatisrno religioso, el cual se habia acentuado ulti- mamente al afiliarse a la secta de los rosacrucistas, afiliaci6n que lo Hev6 a realizar experimentos extravagantes, hasta tal punto de mirarse al espejo con dos cirios encendidos, buscando en la ima- gen suya reflejada alli, la de algtin ser humano a quien hubiera podido reencamar. Estas experiencias, no fueron fallidas, pues Roa Revista Estudios Socio JURIDICOS Sierra descubrié que él era la reencarnacion de Francisco de Paula Santander, y asi lo pregonaba especialmente frente a la madre y a la amante, quienes podjan ser las mas serias y directas receptoras de sus fantasias. Era Roa Sierra, retraido, inestable, desobediente, ambicioso, pero esta condicién no la fundaba en cauces normales, ya que creia estar destinado a una misién mds grande de la enco- mendada por los hados a cualquier persona. Estas caracteristicas, las hace notar dofia Encarnacién viuda de Roa, en su exposicién obrante a folios 113 de] cuaderno numero 1. Al folio 25 del cuaderno numero 1, a milita la declaracion de Ma- nuel Vicente, y, en ésta asevera que su hermano Juan fue un fer- viente gaitanista. Dice asi este testigo: “El era gaitanista cerrado, me acuerdo que nos regafaba a nosotros porque no ibamos a las manifestaciones de Gaitan, pero nosotros [éramos] gaitanistas, pero no tan fanaticos como era él; no sé con seguridad si pertenece a sindicatos... L..] l era gaitanista desde hace mucho tiempo, nos peroraba en la casa sobre el Dr. Gaitan; no me explico cémo haya cometido esto; para mi conciencia, no creo que haya sido él, no me explico, a eso ha venido, a que aclaren sobre eso...”. Si su consanguineo Manuel Vicente dudaba de la autoria de este hecho, atribuible a su herma- no, Rafael Rosendo pensaba Joe contrario, cuando asi se expresaba de él: “...porque es inmundo, un ser indeseable sobre la naturale- za, porque repulso su actuacion, no quisiera ser yo Roa, es decir, de esa clase de familia, pues mi padre fue un hombre que nos dio ejemplo a nosotros, fue un hombre trabajador, toda su vida...” S. El homicida, tuvo vida hogarefia, ya que hizo vida marital con Maria de Jestis Forero de Salamanca, y de esta unién hubo una hija; pero, no cumplfa con sus deberes de marido y padre, por cuan- to carecia de medios econdémicos. Le hab{a solicitado a Gaitan lo ayudara en la consecucion de un empleo, y ante la respuesta ne- gativa, acompafiada del consejo de que escribiera al presidente Ospina, se dirigié a éste, y la respuesta le dio pabulo para mante- ner sus ilusiones. A su companira le prometié dinero que sobraria para la crianza de la nifia. (Cuaderno No. 1°, folios 52 y $s.} De otra parte, Roa Sierra manifestaba desencantado por las promesas fallidas de Gaitan, situacién que la relievan Luis Enrique y José ignacio Rincén, al expresar que el homicida les habia dicho: “El Notas a la decisidn judicial sobve 1a muerte de Gaitdén Dr. Gaitan ha desempefiado el papel de los propagandistas de dro- gas, que van a los pueblos con culebras a engafiar gente...”. 6. En el proceso, esta acreditado fehacientemente que el arma accio- nada por Roa era de su propiedad, y se identificaba asi: marca Smith & Wesson, calibre 32 corto, animada cinco estrias macroscépica, destrosumm y cabas de ndcar, con capacidad para cinco cartuchos y distinguida con el nimero 19461, Mediante los experticios de balistica, visibles a folios 21, 22 y 43 del cuaderno numero 1, folios 64 y siguientes del cuaderno origi- nal, y folio 302 del cuaderno numero 30, se demostré que los pro- yectiles encontrados en el cuerpo del Dr. Gaitan, y el tercero extrai- do doce afios después mediante diligencia de exhumacion, fueron disparados por el arma de las caracteristicas en precedencia ano- tadas. Una vez que Juan Roa Sierra decidié levar a cabo el crimen, em- prendié la consecucién del arma, mas como no contara con me- dios econdémicos para lograrlo, se valié de la disculpa de que ibaa obtener el pase de chofer, para que asi su sefiora madre, le sumi- nistrara e] dinero requerido para su diabélico propdsito, Su adqui- sicién fue facil; el siete de abril de 1948, Roa Sierra se encontré con Luis Enrique Rincén y le averigué donde podia conseguir un revél- ver. Luis Enrique, a sabiendas de que su hermano tenia uno para la venta, le coments a Roa la posibilidad de llevar a efecto la tran- saccién. Concertaron una entrevista en una tienda cerca de San Victorino, en donde luego de ingerir algunas cervezas realizaron el contrato por el precio de setenta y cinco pesos, que Juan Roa pagé inmediatamente, Como el arma adquirida no tenia proyectibles, Roa Sierra emprendié la tarea de conseguirlos, y fue asi como se dirigi6 a jorge Lozano Arias, quien vendia estos elementos, pero, como para ese momento Lozano Arias no los tenia, decidié poner- lo en contacto al futuro magnicida con Humberto Ibafiez, quien le vendié diez unidades a raz6n de setenta centavos cada uno (cfr., folio 63, cuaderno 6; folio 72, cuaderno 10, y folio 186 del cuader- no numero 6), 7. La responsabilidad de Juan Roa Sierra: fehacientemente esta demostrado en los autos que éste padecia de una grave crisis animica, que dependia en primer término dela transformacién en Revista Estudios Socio-JURIDICOS él operada por su vinculacion a la secta de los rosacruces. Para este individuo, la vida no podia discurrir dentro de los cauces comunes a sus congéneres; se creia llamado a realizar algo espectacular. Y quizds, émulo de otros criminales, pensé que también se podia pasar ala historia mediante la ejecucién de un hecho delictivo. Incidia de manera incuestionable en esa crisis psiquica, el estado de indigencia en que se debatia. Roa Sierra, habia trabajado en Bogota y Barranquilla, en vulcanizacidn. También lo habia hecho en cons- truccién. Habia aprendido, al igual que sus hermanos, a tallar el mérmol, pero por recomendacién de su progenitora habia dejado esta actividad. Esta marcada inestabilidad en el trabajo, demuestra muy a las claras la existencio de una grave crisis emocional. Para él, ser albanil, cantero o vulcanizador era algo que no estaba acorde con sus aspiraciones. Decidié entonces aprender a conducir, para lo cual se matriculé en la escuela de propiedad de Hemando Garcia Rozo, quien da cuen- ta de este hecho a folio 13 del cuaderno numero 2. Como carecia de medios econémicos para cumplir su propésito, la madre, siem- pre solicita le consiguid dinero con Gabriel Granados. (Cfr., decla- raci6n folio 59, cuaderno 16, Saturnino Garcia, folio 40, cuaderno numero 16, Anibal Quintero, cuaderno 15, folio 2.) En esta forma, le fue entregada a Roa Sierra por su sefiora madre, la suma de doscientos pesos, de la cual pagé cincuenta a la escuela de conduccién. La suma restante fue destinada a la consecucién, de los elementos necesarios para cumplir con el macabro propési- to de eliminar al connotado alumno de Ferri. Fue su matricula en Ja escuela de conduccién un medio para ocultar la verdadera fina- lidad que perseguia. Toda la prueba recaudada conduce a una respuesta afirmativa, maxime cuando Garcia Rozo, al folio 13, cua- derno numero 2, deja expresa constancia de que su ocasional alum- no no demostr6 el mds minimo interés en el aprendizaje de esa actividad. Estima la Sala que dadas las caracteristicas esbozadas en antece- dencia sobre la débil personalidad de Roa Sierra, obvio es concluir que éste no pudo conciliar los dos planos que integraban la huma- na existencia, el plano natural y el espiritual. Por tanto, su vivir era conflictivo consigo mismo y con los demas; en su conducta imperaban las emociones, un pensar orientado por pulsiones, y Notas a ta decisién judicial sobre Jo muerte de Gaitn SE tensiones afectivas, que lo ubicaban dentro del marco de las perso- nalidades psicopaticas. 8. Otras personas que fueron presentadas dentro de las diversas hips- tesis, como posibles participes en el crimen: César Bernal Cordovez concurtié a la oficina del ilustre extinto manifestandole a dona Cecilia de Gonzalez, secretaria a la sazén. de éste, que tenia un pleito y deseaba que su defensor fuera el Dr. Gaitan Ayala. La actitud del individuo parecié sospechosa a la amanuense, por lo que dio aviso a su jefe con el objeto de que adoptardé medidas de precaucién. La version de dofia Cecilia, dio fundamento para la aprehensién de Bernal, quien fue interrogado por el instructor, con resultados negativos, ya que debido al lamentable estado psiquico que en esos momentos detentaba, no le fue facil expresarse. Al folio 120 del cuaderno numero 11, y al 471 del cuademo numero 21, apare- cen los experticios médico-legales, mediante los cuales se concluye que Bernal Cordovez presenta graves anomalias de paranoico y equizoide. (Por qué se le relacioné con e} homicida? Porque en una oportuni- dad, al solicitarle entrevista al Dr. Gaitdn, se hizo anunciar como Juan Roa Sierra. No obstante los grandes esfuerzos investigativos, no se logré establecer si realmente este individuo tenia alguna re- lacién con Roa Sierra. La Sala estima conveniente, relievar el ex- travagante obrar de este sujeto, quién habia llegado al extremo de quejarse ante la H. Corte Suprema de Justicia por la desatencién del Dr. Gaitdn en apersonarse del pleito que tenia. El Dr. Gutiérrez Anzola, a la sazén presidente de esa alta corporacién, narra el anormal suceso. (Folio 152, cuaderno numero 7.) Para Antonio Bernal Mahecha constituy6 motivo de sospecha el hecho de que un dia en la ciudad de Medellin, al encontrarse con Misael Calder6én Moncaleano e ir a tomarse algunas cervezas, se hubiese acercado un sujeto, quien se identificé con el apellido de Roa, y a quien Calderén obsequid la suma de cien pesos, califi- cdandolo luego como un futuro héroe. (Folio 209, cuaderno nume- ro 11.) Rovigta Estudios Sacio-JURIDICOS La version de Bernal Mahecha tenia como fin motivar una investi- gacién, y fue asi como llegé a recepcionar el testimonio de Misael Calderén, quien en forma perentoria niega haberle presentado a Bernal en el dia de autos a alguna persona de apellido Roa. E] funcionario instructor no dio ninguna importancia ala declara- cién de Bernal Mahecha, por cuanto al observar sus graves contra- dicciones, dedujo que tan sdlo se trataba de una persona que pretendia aparecer como colaboradora de la justicia en la investi- gacién de tan sonado caso. La policia nacional, y concretamente algunos miembros de ella, dentro de quienes se destaca al coronel Virgilio Barco, fue sefialada como participe en la muerte del ilustre catedratico, Esa sindicacion obedecié, entre otras cosas, al hecho de que un jefe de estacién hubiese dado a sus subalternos ia orden de reprimir una manifes- tacién gaitanista, incenciando incluso la camioneta en que solia hacerse la propaganda, si no se lograba aquel propésito con me- dios de conviccién pacificos. Se llegé a sospechar también de la institucién armada, porque segun las declaraciones de Maria del Carmen Herrera de Gutiérrez (folio 154, cuaderno numero 4) y Pilodoro Ardila Aguilera (folio 20, cuaderno numero 4) se llevaron a cabo conversaciones donde se manifestaba hostilidad hacia el controvertido politico. Por otra parte, el hecho de que Jestis Alfonso Garcia Gutiérrez, agente, se retirara bajo el argumento de que aun cuando siendo conservador no servia para hacerle mal a nadie, dio motivo para pensar que en la institucién se le habian dado érdenes de eliminar al ilustre abogado. Como en visperas del nueve de abril se trajera a Ja capital un con- tingente de policia acantonado en Santander, las gentes, una vez ocurrido el penose suceso que ha motivado esta investigaci6n, pen- saron que tal medida estaba destinada a reprimir alguna revuelta que surgiera a raiz del asesinato de Gaitdn, que parecia, segin ellas, estar previsto. Estas hipotesis fueron totalmente desvirtuadas, dado que segtin va- rios deponentes, tal medida obedecié a la necesidad de preservar el orden publico en esa provincia donde la policia habia tenido serios enfrentamientos con los civiles. (Cfr. Declaraciones de Fran- cisco Regis Bohdrquez, folio 250 cuaderno 35; Luis Emilio Albarracin Salamanca, folio 266 Ibid.) Notas a la decision judicial sobre ta muerte de Goitén Jorge Villaveces, politico allegado al Dr. Gaitan fue el vacero de los cargos en contra del coronel Virgilio Barco, y lo hace cuando ma- nifiesta que fueron a su oficina (de) coronel), semanas antes del nueve de abril, dos agentes de policia vestidos de overol, para manifestarle que estuvieran pendientes de la camioneta donde nor- malmente hacia sus campafias el Dr. Gaitdn, y si los manifestantes iniciaban alguna revuelta, hicieran uso de las armas de dotacién oficial. Amis de esto, reitera Villaveces el cargo, porque segtin manifesta- Ciones que le hiciera a él Roberto Restrepo Gaviria, el mencionado coronel habia confesado ante dos damas su participacién en el crimen. Llamado a declarar Restrepo Gaviria, expresé que, en efecto, esa conversacion habia existido, pero la inculpacién provenia de una de las sefioras. Solicitada la declaracidn de dona Laura Tirado vda. de Restrepo en cuya casa se celebré la reunién, es enfatica en manifestar que tal suceso no tuvo ocurrencia (cfr. folio 41, cuader- no 23; folio 165, cuaderno 23, y folio 194 cuaderno 23), El ex policia Pedro Emilio Pinzén, folio 164 cuaderno numero 33, formula graves cargos contra su superior jerdrquico, el coronel Barco, al afirmar que cuando le sirvié de guardaespalda, le oy hablar con dos tenientes de apellidos Camargo y Leyva, acerca de una confabulacién contra el Dr. Gaitdn. El oficial Camargo Rodriguez, en su exposicién obrante al folio 51, manifiesta y re- chaza frontalmente las afirmaciones de Pinzon y asevera que para la época de este insuceso era el unico oficial de filiacion liberal y que por lo tanto, el coronel Barco mal podria haber tratado con él, el tema a que ha hecho referencia Pablo Emilio Pinzon. La versi6n del ex policia deja entrever una marcada pasién contra el coronel Barco. Como consecuencia de las inculpaciones a que se ha hecho refe- rencia, el coronel Virgilio Barco fue llamado a declarar (folio 105, del cuaderno numero 7). Empezo por negar todo, incluyendo el que conociera a Laureano Gémez, con quien presuntamente ha- bria hablado para perfeccionar la conjura. Justificd las consecuen- cias a él formuladas, por haber tenido que emplear medios de re- presién contra los policiales que testimoniaron en su contra. No neg6 en ningtin momento el haber impartido 6rdenes a algunos Fnta Estudios Socio-suRiDICOS de sus subalternos, para que vestidos de civil impidieran que las manifestaciones de los gaitanistas fueran a degenerar en actos de anarquia. Las acusaciones formuladas contra la policia nacional y mas exac- tamente contra el coronel Virgilio Barco, pueden tenerse como un hecho aislado, motivado por antipatias hacia Ia institucién, dado que las versiones que aparecieron fueron desmentidas integramen- te, a medida que se sometieron a confrontacién, Dentro del gran ntimero de supuestos no podian faltar aquellos que hicieran pensar en una traici6n al eximio tribuno por parte de sus amigos. Fue asi como se insinud que el doctor Plinio Mendoza Neira tuvo alguna participacién en el nefasto suceso y ello, con fundamento en los siguientes acontecimientos: El investigador Pablo Serrano Plata escuché de Luis Antonio Rodriguez Bautista e] haber visto a Juan Roa Sierra cerca a las oficinas del doctor Plinio Mendoza Neira, e incluso en una oportunidad haber observado que Roa Sierra hacia entrega a la secretaria del precita- do profesional, de un paquete, momento en el cual el abogado (Mendoza Neira) expres6 su satisfaccién mediante una sonrisa nerviosa. Es mds, Rodriguez Bautista afirmé haber visto a Roa Sie- tra vivo después del nueve de abril. Los asertos de este individuo no pueden ser otra cosa, que el producto de una mente enfermiza, porque al confrontar lo dicho por Rodriguez Bautista con la ver- dad plasmada en autos, se orden la prdactica de una inspeccion judicial con el precitado testigo, de la cual se coligieron los siguien- tes hechos: a.- no se pudo identificar el sitio o lugar en donde Rodriguez afirma haber visto a Roa Sierra, después de haber entre- gado el paquete. b- No se encontré lq oficina 205 donde se afirma, entrego el paquete, mucho menos la persona en cuyas manos lo deposit6. Por otra parte, el testigo no reconocié a Roa Sierra en las fotografias, siendo ademas desmentido de manera categérica por su esposa, quien informé al investigador que las caracteristicas fi- sicas de Roa Sierra, las habia conocide su cényuge a través de los diarios y con posterioridad a los insucesos del nueve de abril, y para rematar, es el propio Rodriguez quien se retracta de todas sus versiones, al manifestar de manera inequivoca no tener conoci- miento alguno de quién fuera el autor de la muerte del doctor Gaitan. Notas a la decision judicial sobre ia muerte de Guitén [LE EI doctor Alberto Nifio H., al igual que un crecido numero de per- sonas, quisieron asomarse a la publicidad, mediante cualquier ma- nifestaci6n, referente al conocimiento de las circunstancias que ro- dearon la muerte del ilustre penalista. Este empleado oficial, en sus diversas testificaciones (folios 45, 57, 83, del cuaderno numero 23, y 226 y ss. del cuaderno numero 24), hizo aparecer al doctor Mendoza Neira en conjura con otros dirigentes liberales, trazando planes para acallar en forma definitiva la voz del esclarecido con- ductor politico, quien al aceptar la derrota frente al doctor Ospina Pérez, no hacia posible que el partido liberal, desconociera las ulti- mas elecciones de las cuales habia salido triunfante el conservatismo, Como consecuencia de estas versiones, se acusé a los apoderados de la parte civil, doctores Luis Carlos Pérez y César Ord6tiez Quintero, de desviar la investigacién para inculpar en primer término al hoy extinto Laureano Gémez, Virgilio Barco, y al propio deponente, como presuntos autores del crimen y en se- gundo lugar para mantener oculta la identidad de los liberales involucrados en el ilicito. Las aseveraciones de este deponente que- daron sin piso, al ser desmentidas de manera categé6rica y frontal, por Enrique Amézquita, folio 116, cuaderno numero 23. La celebracién de la Novena Conferencia Panamericana cuya rea- lizaci6n no era querida por algunos sectores de la opinion por cuan- to contenia un proyecto en donde se encontraba una proposicion de rompimiento con el partido comunista, se consideré motivo para que sus enemigos pudieran sabotearla mediante un acto de san- gre, el cual podia ser la muerte de forge Eliécer Gaitan, en aquel entonces el mds odiado y querido lider politico. Esta especie fue lanzada por el entonces presidente Ospina Pérez, como hipétesis, mas nunca como hecho comprobado. Para fundamentar esta ase- veraci6n, el ex presidente Ospina presenté como argumento la téc- nica empleada por los alzados en armas, en la destruccién de algunos edificios del gobierno (folio 310, cuaderno 24). Esta hipé- tesis también tuvo eco en el exterior, por cuanto el periddico New York Times endilg6 a ese movimiento los acontecimientos de san- gre, dolor y depredacién que se realizaron el nueve de abril. En nuestro territorio nacional, el peridédico EI Colombiano, editado en la cludad de Medellin publicé una carta remitida por el cubano Blas Roca, de tendencias comunistas a su camarada Luis Cardozo y Aragon, fechada a primero de abril de mil novecientos cuarenta Revista Estudios Socio-JURIDICOS y ocho. Este escrito dice en algunos de sus apartes: “Al gringo Marshall y al negro Gaitan hay que andarles rdpido, antes de que tome calor la conferencia de Bogota”. Realizadas las investigacio- nes del caso, se llegé a las siguientes conclusiones: 1.- No se trata- ba de un original, sino de una fotocopia sin asomos de originali- dad; el propio director del diario en mencién, Alfonso Londono Martinez (folio 162 cuaderno numero 21) expres6 que esa comuni- cacién ciertamente lleg6 a la direccidn del periddico por él dirigi- do, desconociendo a su remitente. Es verdad historica que para la época a que se ha venido haciendo referencia, aparecié en Cuba un movimiento politico gestado por jévenes, que hacia presentir una profunda y sustancial modifica- cion en las estructuras sociopoliticas de la isla. Justamente, se des- tacaba dentro de ese movimiento Fidel Castro, quien con el tiem- Po, y gracias a su tenaz y persistente lucha se vino a colocar a la cabeza de la revolucién, derrocando el sistema hasta en ese enton- ces imperante, defendido por el ex sargento Batista. Ciertamente, el nueve de abril se encontraba en Bogotd el hoy primer ministro de Cuba, acompariado por Rafael del Pino; este hecho dio lugar a mds conjeturas, 0 sea, la de la participacion de elementos extran- jeros en la muerte del eximio conductor de masas. Pero, esta pre- sunta participacion en el acto criminal qued6 desvirtuada, al com- probarse conforme a lo aseverado por Pedro Pefiarete Villamil, folio 116, cuaderno 32, que la reunién y presencia de los mencionados estudiantes cubanos, tenia como exclusivo fin el hacer conocer de los integrantes de la novena conferencia, algunos de los pensa- mientos que tenia con relacion al sistema tiranico que imperaba en su suelo patrio. Por consiguiente, cualquier vinculacién de gen- tes fordneas al insuceso, resulta a todas luces por lo menos ridicula. Las mentes suspicaces de algunos colombianos llegaron a afirmar que Roa Sierra no habia sido el autor de los disparos que en forma inmotivada, cercenaron la existencia del siempre famoso lider po- litico. Tal especie surgié a raiz de supuestas conversaciones sosteni- das entre el senor Federico Bluter Korff, ctudadano aieman y un de- tective de apellido Gordon, perteneciente al cuerpo investigativo de la Scotland Yard. Segun esa conversacion, Gordon habia con- fiado a Bluter Korff el resultado de sus pesquisas, segtin las cuales existian autores intelectuales en la occisaci6n del connotado juris- ta, y, que el autor material se encontraba en la ciudad de Medellin.

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