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ma i LAS CIUDADES INVISIBLES [5 { ITALO CALVINO. Traducelin de Aurora Bernsrder | Bdiciones siruela uci wien: 6. Grogee ) Sievela le ne wet INDICE, NOTA PRELIMINAR ‘Las ciucades y la memoria. 1 Las ciuclades y la memoria. 2 Las ciudades y el deseo. 1 Las ciudades y la memoria. 3 Tas ciudades y el deseo. 2 Las ciudades y los signos. 1 Las ciudades y la memoria, 4 Las ciudades y el deseo. $ Las ciudades y los signos. 2 Las ciudades sutiles. 1 is Las ciudlades y la memoria. 5 Las cindades y el deseo. 4 a 2 2 ™ 2% 2 26 30 32 ” 35 “ 8 % m v Las ciudades y os signos. 3 Las cludades sutiles. 2 ‘Las ciudades y los rueques. 1 Las ciudades y el deseo. 5 Las ciudades y los signos. 4 Las ciudades sutiles. 3 Las ciudades y los trueques. 2 [Las ciudades y fos ojos. 1 Las cindades y los signos. 5 Las ciudades susiles. ¢ Tas ciudades y los trueques. 3 [Las ciudades y los ojos. 2 Las ciudades y el nombre. 1 Tas cindades sutiles. 9 Las ciudades y los trneques. ¢ Las cludades y los ojos. 3 Las cludades y el nombre. 2 Las ciuelades y los muertos. 1 9 31 33 37 ot 6s 5 0 B 8 n a 0 a geeeses vI vu vat Ix Las ciudades y los trueques. Las ciudades y los ojos. + Las cindades y el nombte. $ Las ciuades y los muertos. 2 ‘Las ciudades y el cielo, 1 Las ciudades y los ojos. 5 Las ciudades y el nombre, 4 Las ciudadtes y los muertos, 3 Las cludades y el cielo. 2 Las ciudades continua. 1 as ciudades y el nombre. 5 Las ciudades y los muertos. ¢ {as ciudades y el cielo. $ Las cindades continwas, 2 Las ciudades excondlidas. Las ciudades y los muertos. Tas ciudades y el ciefo. 4 Las cinadles continas. 3 Tas ciudades escondidas. 2 [Las ciudades y el cielo. § 101 10 105 107 109 m1 us ur NB 1 123 125 7 Hs 40 152 14 156 138 Las cudades comtinuas. 4 Las ciudades escondidas. 3 Las ciudades continuas. 5 Las ciudades escondidas. 4 Las ciudades escondidas. 5 160 162 It 166 168 0 NOTA PRELIMINAR* Ew Las cidaesivsibles no se encuentran ciudades reconoci- bes. Son toclas inventadas; he dado a cada una un nombre de mujer el libre consta de capitulos breves, cada tno de los cuales deberia servir de punta de partida de una reflexion valida para cualquier cindad o para la ciudad en general El libro naci6 lentamence, con incervalos a veces largos, como poemas que fui eseibiendo, segin Ins mis diversas iaspiracio- nes. Cuando escribo, procedo por series: tengo muchas carpetas donde meto las paginas escritas, segtin las ideas que me pasan por la cabeza, 0 apnntes de cosas que quisiera eseribiy, Tengo luna carpeta pare los objetos, una carpeta para los animales, una para las personas, una carpeta para los personajes histrieos y ‘tra para los héroes de la mitologi; tengo una carpeta sobre las ‘La primer cic de La des ile pblicads noviembre de om por teeta! Rina, de Torin Calvino hab de sib, cuando pret, em arly eo pbliaron on varios pric, ete no el 729 con de 2 (Como Nota Prlininat a xa aera oes se ha win un inprtante socument:e exc ido dena eonfreacia prominin por Calina en logs, ol 29 de marzo de 88, pars le etude de Graduate Weng Dison dels Comba Univers de Neva York cuatro estaciones y una sobre los cinco sentidos; en wna recojo, piginas sobre las ciudades y los paisajes de mi vida y en otra iufdades imaginarias, fuera del espacio y del tiempo. Cuando ‘una earpeta empicaa a lenarse de péginas, me pongo a pensar ‘ene fibro que puedo sacar de elas [Asien los altimosafios Hevé conmigo este libro de las ciudax des, escribienda de vee en cuando, fragmentariamente, pasando por fases diferentes. Durante un periodo se me ocurrian silo iu- ddades tists, yen otro sélo cludades alegre; hubo un tiempo en {que comparaba a la ciudad con el cielo estrllade, en cambio, fen otfo momenta hablaba siempre de las basuras que se vat. textendiendo dia a dia fuera de las ciudades. Se habia convertido fen una suerte de diario que sega mis huraores y mis rellexio- nes; todo tettminabsa por transformarse en imagenes de cidade fos libros que lef las exposiciones de arte que visitaba, las d= jxsiones con mis amigos. Pero todas esas piginas no constitaian tedavia un libro: un libro (creo yo) es algo con wn principio y un fin (aunque no sea ‘una novela en sentido estricto), es wn espacio donde el lector ha de entrar, dar vuelas, quizas perderse, pero encontrando en ‘ietto momento uaa sada, o tl vez varias salidas, la posibili- ‘dad de dar con un camino que lo saque fuera. Alguno de vos- tras me diré que esta definicién puede servis pars una novela ‘om una trama, pero no para un libro como éte, que debe leerse ‘eoino se leen ls libros de poems 0 de ensayos, 0 cuando mucho ide cuentos, Pues bien, quiero decir justamente que también un libro as, para ser un libro, debe tener una eonstrucei6n, es deci, ts preciso que se pueda deseubrir en él una trama, un itineracio, ssn desenlace [Nanca he escrito libtos de poss, pero sf muchos libros de events, y me he encontrado frente al problema de dat un orden ‘a cada uno de los textos, problema que puede llegar a ser angus- tioso, Ksta vez, deade ol principio, habia encabezado cada pig hha con el title de una serie: Las cudade ya memoria, Lax cudades “ye desea, Lax eudades lox signs, pero lamné Las ludadesy la forma ‘a una cuarta sere, title que results ser demasiado genério y la B setieterminé por distribuirse entre otras categorfas, Durante un tiempo, mientras segufa escribiendo ciudades, no sabia si multi plicar Ins series, o si lisitarlas a xmas pocas (las dos primeras eran fundamentales) o si haccrlas desaparecer todas, Habfa nn hos textos que no sabfa cdmo clasificar y entonees buscabs def hiciones nuevas. Podia hacer un grupo con las cudades in poco abstractas, aéreas, que terminé por lamar Las ciudades cute, Algunas podia definislas como Las cixdadesdebler, pero después ‘ne results mejor distribuirkas en otros grupos. Hubo otras series {que no previ de entrada; aparecieron al final, redistribuyendo, textos que haba clasifeado de otra manera, sobre todo cnino, memoria» y caleseo», por ejemplo Las cudades lt oes (caracte- rizadas por propiedades visuales) y Las ciudades 9 las taequs, exe ructerizadas por intercambios: de recuerdos, de deseos, de reoo- rridos, de destnos. Las contiaasy las excondides, en earsbio, son los series que eseribi adrede, es decir con wna intencién precisa, ‘cuando ya habia empezado a entender la forma y el sentida que dlebia dar al libro, A partic del material que habia sewmulado fie como estudié fa estructura mas adecnada, porque queria que estas series se alternaran, se entretejeran, y al nism tiempo no. ‘queria que el recorvido de! libro se apartase demasiado del orden, ‘cronokigioo en que se habian eserito los testes. Al final decid ‘que habria 11 series de 5 textos cada wna, reagrupados en caps. tls formados por fragmentos de series diferentes que tuvieran otc de los Sung se desenuba en reserberacones cnet coma jas qu lot as imégines de la marie, wo ote fides por las palabras, se borvan ~ dj Plo. Quis tengo med de perder a Vee de wave for todas abl dell, guids Bland de ray cadates a he ib ‘perdond poco apc. LAS CIUDADES Y LOS TRUEQUES. 5 En Esmcraldina, ciudad acuética, una retcula de canales ¥ una reticula de calles se superponen y se entreeruzan, Para ir den lugar a otro siempre puedes elegir entre el recorrido terres- ‘ey el recorrido en barca, y como en Esmeraldina la linea mas breve entre dos puntos no es una recta sina wn rigrag ramificado en tortuosas varlantes, las calles que se abren a cada transesinte ‘no son sélo dos sino muchas, y aumentan ain mis para quien altema trayectos en barca con transhordos a tierra firme. De este modo los habitantes de Esmeraldina no conocen el tedio de recorrer cada dia las mismas calles. Y es0 no esto: la red de pasajes no se organiza en un sole plano, sino que sigue un subir y bajar de escalrills, galeras, puentes canvexcs, calles suspenslidas, Combinando sectores de los diversostrayectos ele- vaulos o de superficie, cada habitante se permite eada dia el pla- cer de un nuevo itinerario para ira los mismos lugares. En Es- ‘meraldina las vidas més rutinarias y tranquilas transcurren sin repetiri, ‘A mayores constricciones estin expuestas, aqui como en otras partes, las vidas secretas y aventareras. Los gatos de Esmeral- dina, los ladrones, los amantes clandestinos se desplazan por calles més altas y discontinvas, saltando de un tejado a otro, ddejandose caer desde una alta glorieta hasta un balesn, contor- 01 nando canaeas con paso de fanimbulos, Mas abajo, los a+ a Siu, nto ae onpiradorer ales contraband a ban ds satay snieren se esa po neo Yale, staan de un eine a oto eons de qe, Irecants prohbids, buries de povora,aavean la cm, cid detach pesoads pre gles sures ge Dl ‘Un mapa de Esmertdinadeeracomprender, nas con sinus dierent clos, toes estos rads, sds o—r—— ss dele golondrinss qe ota cl aie soe kn tad, aon fon las alas quay tando paras inl, te dfn fora aga ut moat, rnunan en spel ronan un pe or LrsLr™Lrc LL ts pants deluded in g DAS CIUDADES Y LOs ojos. 4 Av tlegar a Fitides te complaces en observar cudntos pueutes distintos unos de otros eruzan las canales: convexas, eubiertos, sobre pilastras, sobre barcas, colgantes, cou parapetas calados, ‘cudntas variedades de ventanas se asoman a las calles: en aj ‘mez, moriseas, lanceoladas, ofivales, eoronadas por lunetas 0 or rosetones;cusntas clases de pavimentos cubren el suelo: gue jarros,lastrones, grava, baldasas blancas y azules, En cada uno de us puntos a ciudad ofrece sorpresas ala vista: una mata de alcaparras que asoma por encima dle los mutos de la fortaleza, Jas estatuas de tres reinas sobre una ménsula, una efipula en forma de cebolla con tres cebolitas enhebradas en ka aguja. «Fe- liz. quien tiene todos los dias a Fildes delante de los ojos y na termina nunca de ver las casas que cantiene», exelamas, com la petacumbre de tener que dejar la ciudad después de haberta rozado apenas con Ja mirada. Puede ocurtir en cambio que te detengas en Flies y pases alli l resto de tus dias. Rapidamence la ciudad se destiie ante tus jas, se horran los rosetones, las estatuas sobre las inénsulas las aipalas. Como codes tos habitantes de Flies, sigues lineas en igzag de una calle a otra, distingues zonas de sol y zonas de sombra, aqui una puerta aif una escalera, un banco donde pue- ‘des apoyar el cbsto, tna cuneta donde el pie tropieza si no pres- 10 tas atencin, ‘Tod el resto de a cindad es invisible. Fides es un espacio donde se dibujan recorridos entre puntos suspendidos en, 1 vacio, el camino més corto para llegar al tenderete de aquel ‘comerciante evitando la ventanilla de aquel acreedor. Tus pasos ppersiguen no lo que est fuera de ls ojos, sino lo que esté dentro, sepulta y borrado: si entre dos soportales uno sigue pareciéndote as alegre, es porque por él pasaba hace treintaafios una mur chacha de anchas mangas bordadas, 0 solo porque recibe la hz a Gierta hora, como aquel soportal que ya no recuerdas dénde. ‘stabs. Millones de ojos se alzan hasta ventanas puentes alcaparras yy es como si recorvieran una paigina en blanco. Muchas som. las ciudadles como Fildes que se sustraen a fas miradas, salvo, si las atrapas por sorpresa, LAS CIUDADES Y EL NOMBRE. 3 Dias mucho tempo Pia fu pra mun cada ence ja en asters dun gol, con las ventana y con tren, Cerrada cm wna copa, con una plaza pfs an Pons tneleencoyconun pos enc cento,Naneala haa vist, Er nn de las tas cuades donde no he Megami ee Imagin solamente tawés dl nombre: Heats Ou Me srs, Cetin irra efa su gar ene las, ditt de ras Th otra eada una ncofundble para lo fd a nen Lgl da en que mis viajes ne eraron a Pras Apenas ps al lpi, td fo qu aginaba quod via: Ps se tabi converte en lo que Piva yo rca haber sabi sempre que el mar now waesde In sda, acne por ane tha dln costa buy endula; gue lan eal corme gas rela; que Int cash, eno ton las, oman grapes std Yas eparan crrencs con depts de eurpintriany serra, tox gute vento mueve os olin de as oma hides Dende qu inomento d nombre de Pin von eta, te cavity es la, ev zumbid, ese ave en el que vuela ut pol smart: evidente que sign y nop sgcat TMi mente sigue conteniendo una gran cana! de cudades ue no he vito vere, nombres qu llevan congo un gra 105 offagments 0 destllo de figura imaginnada: Getalia, Oia, Eufie sla, Margara. La ciudad alta sobre el gol tambien est siempre alli, con su plaza cerrada en torno al pozo, pero ya no puedo Mamarla con un nombre, ni recordar edmo podia darle un nom- bre que sigilica otra cosa, LAS CIUDADES ¥ LOS MUERTOS, 2 Jos en mis viajes habia gad hasta Adelina. Oxaceta esando desenbnrgué En el moe mariner qu aespab a ‘clo In amareny Ia aan a a bith se pare» agen ue Nabi sido sold conmigo y hala mucts, Br la hors dea vents al por mayor del pesca. Un vio argaba su ane om in cent decree conocer Cuneo me Vt ha 1x deraparecid en una calla, pre eomprent que te parca tn peeador qu, vg ya send yo nono pda ear entre logon. Me cra ata un enfermo de fetes acum cn él suelo on una manta sobre In eabea: poco an antes de mori padre tenia os js amaoe Ta tar hina cre exacarente. Apart la mirada; yu mo me ate min nadie ara “Si Aelia tuna clad que veo en sus, doe 0 se eneentran masque mueion el steno me da miedo St Adee tna ea lad vrdadra, hata po vis, baad seis trol pars que la scmeanaas eaulvan aparece ‘as cxtrafat, portadras de angus Tan en uh cso como ch lotro, mor qu 0 sae aero ‘Une verdlers pes unas bres en au romana y ls cnn esta colgado de un are qu una mucha bajabe de, den ban, La muchacha ea iguala una chien de ml puch Pens 07 ‘queenloquecis de amor y se maté. La verdulera alz6 la cara: era ani abuela, ensé: «llega wn momento de la vida en que de la gente que uno ha conocido son mis los muertos que los vivos. ¥ la mente se nigga a aceptar otras fisonomfas, otras expresiones: en todas, Ins caras mievas que encuentra, imprime los viejo caleos, para ‘cada una encuentra une mascara que se le adapta mejor» Los descargadores subjan las escaleras en fila, encorvades bajo damajuanas y barricas; las caras estaban ocultas por costa- les usados como capuchas. «Ahora las levantan y los reconoz- ‘com, pensaba con impaciencia y con miedo. Pero no despegaba Jos ojos de ellos; a poco que recorrera con la mirada la multicud ‘que atestaba aquellas callejuclas, me vefa asaltado por caras inesperadas que reaparesian desde lejos, que me miraban como, para bacerse reconocer, come para reconocerme, como si me hhubieran reconacido. Quieés yo también me pareciera para cada uno de ellos a alguien que habia muerto. Apenas llegado a ‘Adelma, ya era uno de ells, me habla pasado de su lado, con- fandida en aque factuar de ojos, de arrugas, de muecas. Pensé: «al vez Adelma sea la ciudad a la que uno tlegs al ‘morit y donde cada uno encuentra a las personas que ha eo anocido, Bs seiial de que también yo estoy muerto». Pensé ade- as: «lis sefial de que el mis alls no es feliz. LAS GIUDADES Y EL CIELO, 1 Evy Budoxia, que se extiencle hacia arriba y hacia abajo, con callejas tortuosas, escaleras,callejties sin salida, chabolas, se ‘conserva un tapiz en el que pucdes contemplar la verdadera for- ‘ma de la ciudad. A primers vista nada parece semejar menos a Eudoxia que el dibujo del tapiz, ordenaclo en figuras simétricas ‘que repiten sus motivos alo largo de lineas rectas y cinvulares, ‘entretejido de hebras de colores esplendorosos, cuyastramtas al temadas puedes seguir 2 Jo largo de toda la urdimibre. Pero site devienes a observarlo con ateneién, te convences de que a cada lugar del tapiz corresponde un Ingar de la ciudad y que todas las cosas contentdas en la ciudad estén comprendidas en el dibujo, dlispucstas segin sus verdaderas relaciones que escapan a tu oj0 istrafdo por el trajn, la pululacion, el gentio, Toda la confusida de Eudoxia, los rebuznos de los mulos, las manchas del negro de humo, el olor del pescado, es lo que aparece en la perspectiva parcial que ti percibes; pero el tapiz prucha que hay un punto desde el cual la ciudad muestra sus verdaderas proporciones, el ‘esquema geométrico implicito en cada nne de sus més minimos detales. Perdlerse en Eudoxia os ficil, pero cuando te concentras en. ‘mirar el tapiz, reconoces Ia calle que buscabas en un hilo carme- si indigo o amaranto que dando una langa vuelta te hace entrar 109 fen un recinto de color pirpura que es t2 verdadero punto de egada. Toda habitante de Eudusia confionta con el orden in- ‘mévil del tapiz una imagen de la ciudad, una angustia que so suyas y cada uno puede encontrar escondida entre los arabescos tuna respuesta, el relato de su vida, las vaeltas del destino, Sobre la relueién misteriosa de dos objetos tan diferentes ‘como el tapizy la cindad se interrogé a.un oricalo. Uno de los, dos objetos —fe la respuesta— tiene la forma que los dioses dieron al cielo estrellado y a las 6rbitas en que giran los mundos;, €1 ola no es ms que su relleja aproximative, camo toda obra humana, Los augures estaban seguros desde hacia tiempo de que el arménico seo del tapiz era de factura divina; en este sentido se interpret el orculo, sin suscitar controversias. Pera ti pce des del mismo modo cxtraer la conclusién opuesta: que el verda- ero mapa del universo es la ciudad de Budoxia tal como e, una rmancha que se extiende sin forma, can calles todas en zigzag, casas que se derrumban una sobre otra en una nube de polvo, Incendios, gritos en la oseuridad, 10 iE vrowces of tye es realmente wn vnje en la memoria! el Gran Jo, sempre con ee atet, se resloa ena hana cada ve ut peri l dscarsede Mase a nfl mlanlica Haid tan ‘ge para inte dea carga de asta! —exclarsaba, oie: — Pu es de ts exfedicions conta bodega ona de omentacons! —y ea con sorasmo: ~; Magra adatoms, decir edad, pr un ercader el Sernisinal Este eo unto el gue tendon todas las preguntas de Kublai sobre pasado y sabre ol fur, baka wna bara qu jagaba come el gato can el sadn,» fnalnente ania Marca on aris, cyinel nina, pent Able una voile el pc, aferdndela por la barb: — Esto lo que ur saber det ons qu catrabends: eladas de nino, estado de graci ceia! Frases 9 auts gui slo pesado, ene los doses eine améiles,mivobon subir lentamnte eam de sas pits La abe oy 30 sla e labs, ore queda suspends on iad da ies 9 lav. uesaesabaen aqua abe. El spl se Hera e hana, Merc pnsba eos spores qu nub a supe marina 9 las cadens de mnt, uel despa dejan et ive sea.» df rnland cade jana. St smivada queria legr mds all de aqua pantalla de mores ve: la ora de ase iting mo lontananca. bie a ae se deta apenas slide de a abies, dese y lent, m ita a otra vin: la exhalacones ques etoncan save lor lcios de las metnpois, of humo opac gue nose disper, la capa de miasmas gue esa sobre as calles Bituminaoas. No lax fries nihlas dela memoria xi ea seca transtarenca, sito be hamusguina de les vidas quemadas gue _forman una ccia sobre (a cided, la espeja hinchada de materia stat (qe no ical, el atasco de pasado prvete fun que Bloguea ls existe ins caleifcaas en la ilusién del movimiento: eso x fo que encontrobas trina del vg 12 vi Kuntar: —No sé exindn has tenide tempo de sista todos ls pases qe me describes, A'mi me parce que unc te has movido de est arin Poo: —Tedo logue weoy hago cbr sentido en wn espacio dela mente donde ena ta misma cana gue ag, fa misma perenbra, el mismo ste io reoride por cis de has, Bn ol momenta ex gue me concent ext rele, re encuentro sompre en este jardin, esta hia de la och, ent augusta presencia, mizurs sig remomtando sin un instnte de dscasa te werde a ccndriosoantand las barca de pescado salado qu baja @ te bodega. Kublai: —Tampoco yo estoy seguro de estar agut, paseo ens las fetes de érfdo,escuchando eco de los surbidoes 9 no com castras de sndor y sangre cabalgando a ta cabeza de mi eect, cnguistonde ls tse qu tens gue describ, tonchano los dds dels asltates (pu exalan los mares de na fortaleza avediada Palo: — Tl sz este jardin la evista la sombro de astra das Oajos munca hayes cesado, ti: de levantar el pole en ls campos de batalla, yo de cotrataycostals de piienta en ejianas mereades, per cada ez qu entrecrramas ls as em media del etude y a machedumby, mos ‘td permitda retrarnas agus, zestdos ean guimonas dered, par csi rar lo qu estamos send y vivid, sacar conclusions, cntemplar desde Ie Kublai —Tal vz ese dilogo muestro sedecnanloaente dos misere- us ble apodader Kublai Jom y Marco Polo, que reouloen en wn Basra, ‘amontonanchatara axideda, one de pos, papeles viejo,» barack, «on aan peas srdos de mal vino, cn resplandeer en toro tod tos tsoras, de Oriente Plo: ~ Tal oz del mundo haya gudado un tren bali cubirto de mmunicias 7eljordin algae del place del Gran Jan, Sow muses ‘érpados les que los separa, ero nose sabe cules dentro cu fuer. 16 LAS CIUDADES Y LOS OJOS. 5 ‘Vaoraoo et rf, raspuesto et paso, el hombre se encuentra de pronto frente a la ciudad de Moriana, oon sus puertas de alabastro transpareates la lz del sol, sus columnas de coral ‘que sostienen los frontones eon inerustaciones de mirmel set pent, sus villas todas de vidio como acuarios doncle nadan las sombras de las baiarinas de escamas plateadas bajo Ins rains ‘de luces en forma de medusa, Si no es s primer viaje, el hombre ‘ya sabe que las ciudades como éta tienen un reverso: basta 10 ‘corer un semicirculo y sera visible la faz oculta de Moriana, una, ‘extension de chapa oxidada, tela de costal, cjes erizados ee ela: vo, cafos negros de hollin, montones de latas, mnurosciegos con inscripeiones borrosas, chasis de sill desfondadas, enerdas que slo sirven para colgarse de una viga podria. Pareceria que la ciudad ontinnara de un lado & otro en una perspectiva que multiplicase su epertorio de imagenes: en reali dad no tiene espesor, consiste s6lo en un anverso y un reverso, ‘como una hoja de papel, con una figura de un lade y otra del otro que no pueden despegarse ni mirarse, LAS CIUDADES Y EL NOMBRE. 4 ‘Canisa, ciudad gloriosa, tiene una historia atormentada. Varias veces decays y volvié a florecer, tomando siempre a la primera Clarisa como modelo inigualable de todo esplendor, por ‘comparacién com el cual el estado presente de Ia ciudad no deja. de provoear nueves suspiros a cada giro de Ins estrella, En los siglos de degradacién de Ia ciudad, vaciada por Ins pestes, disminulda por los derrambes de viguerfas y cornisas y por los desmoronamientos de tierra, oxidada y obstruida por incuria o ausencia de ls encargados de conservarla, se repobla- ba lentamente al emerger de sétanos y madrigueras hordas de sobrevivientes que bullian como ratones movidos par la pasién, dde hurgar y rocr y también de juntar restos y remendat, como. Pjaros haciendo sus nidos. Se aferraban a todo lo que se pod quitar de un lugar para ponerlo en otro, afin de darle un uso diferente: los cortinajes de brocada terminaban en sibanas; en Jas umas cinerarias de mérmol plantaban albahaca; las verjas de hiervoforjado arrancadas de las ventanas de ls gineceosscr- vian para asar carne de gato sobre fuegos de madera taraceada, Armada con los pedazos heterogéneos de la Claris ingervible, fomaba forma una Clarisa dela sobrevivencia, hecha de chabo- las y cuchitstes, chareos infectos, conejeras. Y sin embargo del antiguo esplendor de Glarisa no se habia perdido casi nada, todo us ‘estaba all, slo que dispuesto en wn onden diferente aunque ade- ‘cuado no menos que antes alas exigencias de sus habitantes, ‘A os tiempos de indigencia sueedian épocas més alegres: una suntuosa Clarisa mariposa rompia la eriséida de ka pondiosera Claris; la nueva abundancia hacia rebosar la ciudad de ma- Ccriales, edificios, objetos nuevos; otsas gentes aflufan dl exte- rior; nada ni nadie enfa que ver con la Clarisa 0 las Clarsas de antes; y cuanto més se asentaba triunfalmente la nueva ciudad cn el lngar yen el nombre de la primera Clatisa, mis compren- dlia que se alejaba de ella, que la destrufa con no menos rapidez que los ratones y el moho: no obstante el orgullo de low nuevos fastos, en el fondo de su corazén se sentia extraia, ncongruente, usurpadora. Y¥ entonces los fragmentas del primer esplendor que se habian salvado adaptindose a tareas mas oseuras, eran nuevamente desplazados, custodiados bajo campanas de video, encerrados cen mesas-vitrinas, pasados sobre cojines de terciopelo, y no por (que pudieran servir todavia para algo sino porque a través de ellos se queria recomponer una ciudad de la cual ya nadie sabia nada. ‘Otros deterioras, otras exuberancias se han sucedidlo en Clani- sa, Las poblaciones y las costumbres han eambiado varias veces; ‘quedan el nombre, la ubicacién y los objetos ms difeles de romper, Cada nueva Clarisa, compacta como wn cuerpo vivien- tc, con sus oloresy su respiracién, exhibe coma una joya lo que queda de las antiguas Clarisas fragmentarias y muertas. No se sabe cusndo los capiteles corintios estuvieron en la alto de sus columnas; sélo se recuerda uno de ellos que durante muchos ais sostuvo en un gallinero la cesta donde las gallinas ponian los huewosy deal ps6 al Museo de los Capiteles alineaelo con los ‘otros cjemplares de a coleccién. Bl orden le sucesin de las eras se ha perdido; es creencia difundida que ha habido una primera Clatisa, pero tio hay pruebas que lo demuestren; los capiteles ppodrian haber estado antes en las gallineras que en los templos, ‘en las urnas de marmol podia haberse sembrado antes allahaca ‘que huesos de difuntos, De seguro slo esto se sabe; cierto niime- nis ro de objetos se desplaza en un espacio determinado, tan pronta ssumergidos en una cantidad de objetos nuevos, tan pronto des- ‘ruyéndose sin ser sustimidos; la norma es mezclarlos cada vee y hacer la prucha nuevamente de juntarlos, Tal ver Claisa ha sido siempre un revolijo de trastos desportillados, heterdclitas,, cen desuso, LAS GIUDADES Y LOS MUERTOS, 3 No thay ciudad més propensa que Eusspia a gorar de la vida y a hui de fos afanes. ¥ para que el salto de ka vida ala muerte sea ‘menos brusco, las habitantes han construdo una copia idéntiea de ‘su ciudad bajo tierra, Los cadveres, desecadas de manera que no ‘quode ms que el esqueleto revestido de pie amarill, som levacos alli abajo para que sigan con las tareas de antes. De éstas, los ‘momentos de despreseupacién son los que gozan de preferencia: Jos mas de ellos s¢instalan en torno a mesas puestas, o en setitudes de danza, o con ef gesto de tocar la trompeta, Pero sin embargo (odos los comercos y oficos de la Busapin de los vivos fncionan bajo tierra, por lo menos aquellas que los vivos han desempeiiado ‘con més satisfaccién que hasto: el relojero, en medio de todos los telojes detenidos de su tienda, arrima una oreja apergainada a ‘una péndola desafinada; un barbero jabona con la brocha seca el fnueso del pmalo de wn actor mientras te repasa su papel eae vando en el texto las Grbitas varias; una muchacha de calavera sisuefiaordefia una osamenta de vaquillona Glaro esta, son muchos los vivos que piden para después de ‘muertos un destino diferente del que ya les tocé: Ia necrdpolis ‘esté atestada de cazadores de Jeones, mezosopranos, banqueros, iolinistas, duquesas, mantenidas, generales, més de cuantos hhaya contado nunca ciudad viviente. 121 La obligacién de acompaiiar abajo a Jos snuertos y de acomo- darlos en el lugar descado ha sido confiada a una cofradia de. encapuchados. Nadie mas tiene acceso ala Eusapia de los muer- {0 y todo Io que se sabe de all abajo se sabe por ellos Dicen que la misma cofradia existe entre los muertos y que no ‘deja de echarles una mano; los encapuichadbos, después de macr- tos, seguiran en el mismo oficio también en la otra Eusapias se dda a entender que algunos de ellos, ya muertos, siguen circalan- do arriba y abajo. Desde luego, Ia autoridad de esta congrega- cidn en la Eusapia de los vivos esta muy extendida, Dicen que cada ver que descienden enewentran algo eambia- do en la Ensapia de abajo; os muertos introducen innovaciones fen su ciudad; no muchas, pero sf fruto de ponclerada reflexin,, zo de caprichos pasajeros. De un aiio para otto, dicen, la Esa pia de los muertos es irreconocibe. Y los vives, para no ser me- nas, todo lo que los eneapuchados cuentan de las novedades de Jos muertos también quieren hacerlo. Asi la Busapia de los vivos se ha puesto a copiar su copia subterrénea. Dicen que esto no ocurre s6lo ahora: en realidad habsian sido Jos muertos quienes construyeron la Busapia de arviha a seme- Janza de su ciudad. Dicen que en las dos cindades gemelas no hhay ya modo de saber euses son ls vivos y endes los muertos. 122 LAS GIUDADES Y EL CIELO. 2 Ev Bersabea existe esa creencia transmitida de padres ahi Jos: que suspendida en el cielo existe otra Bersabea donde flotan las virtudes y los sentimicatos mis clevados de la eudad y que si la Bersabca terrena toma como modelo la celeste, egava a ser una sola eosa con ella. La imagen que la tradicin divulga es la de una ciudad de oro macizo, con pernos de plata y puertas de diamante, una ciudad joya, toda taraceas y engarces, como puc- de resultar del mayor estudio laborioso nplicado a materias el ‘mayor precio. Fieles a esta creencia, los habitantes de Bersabes lhonran todo lo que les evoca la ciudad celeste: aewmulan ene- tales nobles y piedras raras, renuncian las efusiones efimeras, laboran formas de compuesto rigor. Green empero estos habitantes que existe bajo tierra otra Ber sabea, reeepticulo de todo lo que tienen por despreciable e in- digno, es constante su preeeupacién por borrar de la Rersabea temengente todo vinculo o semejanza con la gemela inferior. En lugar de los techos imaginan que hay en la ciudad baja cajones de basura voleados de las que se desprenden cortexas de queso, papeles engrasados, espinazos de pescado, aguas servidas, restos de fideos, vendas usadas. © que simplemente su sustancia ex aquella oscura y ditil y densa come Ia per que baja por las loacas prolongando el reoorrde de las viseeras humanas, de 1a negto agujero en negro agujero hasta aplastarse en el limo fondo subterrinco, y que de los mismos bolos perczosos enrosca- dos all abajo se Ievantan vuelta sobre vuelta los edificios de una ciudad fecal, de retoreidas aguas, En las ereencias de Bersabea hay una parte de verdad y otra de error, Gierto ex que das proyecciones de sf misma acompaaian 4 la ciudad, una celeste y otra infernal; pero se equivocan en ‘cuanto a su consistencia, BI infierno que se incuba en el mis, profisndo subsuelo de Bersabea es una ciudad diseRada por lox ‘ms autorizados arquitectos, construida con los materiales mas, ‘aor del mercado, que funciona en cada uno de sus mecanismos Yrelojerias y engranajes, empavesada de flecos y horlas y volan- tes colgados de cada tuberia y cada biela, ‘Atenta a acumular los qulates de su perfeecién, Bersabea cree virtud aquello que es abora una oscura obsesién por lenar el vaso vacio de sf misma; na sabe que los sinicos momentas de abandono generaso son cuando se desprende de x, se deja caer, se expande. Sin embargo, en el cenit de Bersabea gravita un ‘cuexpo ecleste donde resplandece todo el bien de la ciudad, ence srado en el esoro de has cosas desechadas: un planeta flotante de peladuras de patata, paraguas rotos, medis con carreras, cente- eante de pedazos de vidria, botones perdides, envelturas de. chocolate, pavimentado de billees de anv recortes de was y de eallos, iscaras de huevo. La ciudad celeste es sta y por su Gielo se deslizan cometas de larga cola giranclo en el espacio por € tinico acto libre y feliz de que son capaces los habitantes de Bersabea, ciudad que sélo cuando defeca no es avara calculado- sa interesada, i LAS CIUDADES CONTINUAS. 1 Lx ciudad de Leonia se rehace a sf misma tados los dias ‘ada mafiana la poblacin se despierta entre sabsanasfrescas, se lava con jabones apenas salidos de su enveltori se pone batas amantes, extrae del reftgerador més perfeccionado Iatas to- davis sin abrir, escuchando los ltimos sonsonetes det iltimo model de radio, En las aceras, envueltos en tersas bolsas de plistico, los res tos de la Leonia de ayer esperan el carvo de la basura. No slo tubos de dentifico aplastados, lamparillas quemadas, periédie os, envases, materiales ce embalaje, sino también calefones, en- olopedias, pianos, servicios de porcelana: més que de las cosas ‘que cada dia se fabrican venden compran, la opuilencia de Leo- nia se mide por las ensas que cada dia se tran para ceder su lugar tas nuevas. Tanto que uno se pregunta si la verdadera pasién de Leonia es en realidad, como dicen, gozar de las cosas rmevas y diferentes, y no més bien expulsar, apartar, purgarse de una recurrenteimpureza. Cierto es que los basureros son aco- sidos como dngeles y su tarea de retirar Ios restos de fa existen- sia de ayer se rodea de un respete silencio, como un rito que inspira devoeién, o tl vez slo porque una vex desechadas las cosas, nadie quire tener que pensar més en elas ‘Déndle llevan cada dia su carga los basureros, nadie se lo pre 15 sgunta: fuera de la ciudad, esti claro; pero de afio en aio ba cine dad se expande y los basueales deben retroceder mis lejos; la importancia de los desperdicios aumenta y las pilas se levantan, se estratifiean, se despliegan en un perimetro cada vez mas vas to, Afidelase que cuanto més robresale Leonia en la fabricacién de nuevos materiales, mas mejora la sustancia de los detritos, sms resisten al tiempo, a las intemperies, a fermentacioncs combustiones. Es una fortaleza de desperdicios indestructibles Ja que circunda a Leonia, la domina por todos Iados coro wn con de montafas, BI resultado es éste: que cuantas més cosas expele Leonia, smi acumula; ls escamas de su pasado se sudan en una. co” raza que no se puede quitar; renavndose cada dia Ia ciudad se conserva a sf misma en la snica forma definitiva: Ia de los dese perdicios de ayer que se amontonan sobre los despericios de anteayer y de todos sus dias y afios y lustros. Los dlesperdicios de Leonia poco a poco sien el inmenso basural no estuvieran presionando, més allé de I ltima cresta, bagurales de otras ciudades que también recha- 2an lejos de si montaiias de desechos, Tal ver el mundo entero, traspasados los confines de Leonia, esté cubierto de erteres de Dasuras en ininterrampida erupcién, cada ino eon. una metrs> poli en el centro. Los limites entre las cindades extranjeras ‘enemigas Son bastiones infects donde los detritos de una y otra se apuntalan reeiprocamente, se amenazan, se mezclan. CGuanto mis anmenta la altura, mas inminente es el peligro de derrumbes: basta que un envase, un viejo newnético, una bo- ‘ella sin su cubierta de paja ruede del lado de Leonia, yun alud de zapatos desparciados, calendaias de afos anteriores, flores secas, sumerja la ciudad en el propio pasado que en vano trata- ba de rechazar, mezelado com el de las ciudades limstrofes nalmente limpias: un cataclismo nivelars la sérdida cadena rmontatiosa, borraré toda trara de la mettépoli sempre vestida con ropa nueva, En lis ciudades vecinas ya esti lists los rodi- Nos eompresores para nivelar el suelo, extenderse en el nuevo territorio, agrandarse, alejar los nuevos basurales. wadirian el mundo 126 Povo: ~-Tel me ee jr st sma ss terre ag te vaste at Kalas ~ yr rq see muss tment ene 4: dts oe, be reo er ei ‘nu lei, ta omen oa, ancl sepia ‘hes A mr gure crt a pou po os fsa compensa urs een pre la oc tantra es donb da epee Kaba Qu etn oi, slr, Na eed, snes cl Pl: as rgd pede, barendes, aac sea unin trird ospl asoedesnnda be 1m pa, lt nade de fot vee ea mea aan tov a ci nc, fs extn eget le prsemoe, Kaeser ra, bsp ae ‘he Banas xe Kable: “No cv qu ex cet ns omtenge. Sin los ee sions str meno eed mares boas Pe: Ex hay yu exif ip, Pr nsx la ct: quae etien hos na Kable tna dese ives, marae apt Poo: Papen vil Ato is ek om et Gr Jo sna pint de mys ca: Mao Pl informa mei emcee der men tides de iss cep pri pel na chan nc aban, igonind ort rn a je sas Biewts mgra 9 diac as om meni ee doen uta desma lj ed mal ei ter de sg etd inp ts prot dele ot tae ed, Keble ean lng d ede; sigue gt de Mas shines qu tas ftas inlay et a endl de ‘ear 16 dla ssi sls, Desens dl teil de forms des ete, na me de oer eat rt eros sole pin te mayo, Pak St cae A eco na pr et ela gute mc lee (pur latent, ee jas eigen ee at Cada qt conte ‘Bel fmd l ar habla dese Marie se tants cred; stab blo de de on us es de Joma enamel Meda pecs Ue aa ei eda econ ena orp: cabal oan tent tx wre de alco ig sas, cn mca, moe Ieee y ea pti er adamant lei ena inside ile pings pnt te merle. 1 Ai zloer de. itima isin, Marco enon al Jan esperndotosnta- lo elated ws tables de ajedrez Can un gest lo nlé a setae fen 2 Ay a decribrls com la sola ayuda del juego las indader que habla visiads, Fl venciao no se desanind. Bt ajerec del Gran Jan ei gran des eens de mari ule: disponinde sobre ablevo torres amenazido- as cabaliosespacadizos, ancntrano enjambres de eons, trazando camivas tects w obliwos camo et desplazarse majestanse dela rein, Mar- cv recreaha las prspections ls expcios deciudades Blancas 3 negras en Tox noche dela, Al eontenplar ests paisjes eseciales, Kublatreflesionaba one orden fisible que rge la cudades,en las rglas a que responde sx manera de sung cobras forma y prosper y adaptarse a as estaions y marcitrse 19 caer en rainas. A eces le parsta gue elaba a punto de descr a “stoma carente y ammouaso por dejo de lar infin defrmidades y esarmanias, per ningin model veitia be comparacién cm el delat. Quiet, en ex de afanarse por eocar co el agro auiio de as pezas de imarfil visions de todor modes detnadas al olde, bataba jugar ana atid sgn as regls,yentemplar cada estado sussive del tablero cana sna de as insunerables formas gue el sistema de ls formas compome 3 deste En adelante Kublai Jon no tenia necsidad de enviar a Marco Polo @ xhaiionesUjnas: 16 relent jugendointerminablesPartdas de ajedre El cincinient del inperioeabaexcndide en el dso vazade por fs altos abraptos del eabll, por la pasajes en digganal que se abr clas incursions del all, el paso errasirade y canto del ry y del henlde ‘ben, porta alteraicas inexorable de cada partida. EL Gran Jan trataba de ensimiemarse ene juego: pero ahora el porgu el juago eral que ele ecapaba, Elfin de cada partida es una vctra 9 ta pid: cpeve de gud? Cuil eva la erdaera baza? En el gue mat, aj el pie del vey destin por la muano del sencder, qua un cuadradd blanco 0 negre. A fuera de descamar sus conguistas para redilas ata esncia, Kublai habla legado a a operacién exsrema: la cnguisa defini tina, de fa culfosmaliformes sors de inperio no ean sina aparienias Alaris, x rede wna tsa d madera copillada: a weds 132 LAS CIUDADES Y EL NOMBRE. 5 Trane es ta ciudad que se asoma al borde del altiplano a la hhora en que las luces se encienden y en el aire impo sedi ue all en el fondo la rosa del pobladlo: dande: es ms densa de ventanas, donde se pierde en senvleros apenas ilwminados, don- e amontona sombras de jardines y levanta torres con huves de sefales y sila noche es brumosa, un difuzminado claror se hin- ‘hi como una espenja lechosa al pie de las ealetas. ‘Los viajetos del altiplano, los pastores con sus rebalios tras Jnumantes, los pajareros que vigilan sus redes, lo ermitaios que recogen rafoes, todos miran hacia abajo y hablan de Irene. El viento trae a veces una misica de bombos y trompetas, el chis- porroteo de los petardos entre las Iuces ce uma festa; a veces cl desgranarse de la metralla, la explosin de un polvorin en el cielo amarillo de Tos fuegos encendidos por la guetra civil. Los ‘que miran desde arriba hacen conjeturas acerca de lo que est sucedicndo en ta ciudad, se preguntan si estaria bien o mal en- contratse en Trene esa noche. No es que tengan intencién de ir =y de todos mods los caminos que bajaa al valle son malos— pero Irene imanta miradas y pensamientos del que est alla en lo alto, Allllegar a este punto Kublai Jan espera que Marco hable de Irene tal como se lave desde dentro, Y Marco no puede hacerlo: 135 {qué es la ciudad que los del altplano llaman Irene, no ha conse- ‘guido saberlo; por lo demas poco import: i se la viera estando ‘en medio seria otra ciudad; Irene es un nombre de ciudad desde lejos, y si uno se acerca, cambia La ciudad es una para el que pasa sin entrar, y otra para el {que esti preso en ella y no sale; una es la ciudad a la que se Hega | primera ver, otra Ia que se deja para no volver; cada una ‘merece un nombre diferente; quizés de Irene he kablado ya bajo otros nombres; quizas no he hablado sino de Trene, 1st OLAS GIUDADES Y LOS MUERTOS. 4 Lo que hace « Argia diferente de las otras ciudades es que en ver deaire tiene terra La tierra eubre completamente las calles, Jas habitaciones estin repletas ce arcilla hasta el ciclo aso, so. bre las escaleras se posa en negativo otra escalera, encima de los fechos de Ins casas pesan estratos de terrena racoso como cie- los con nubes. Silos habitantes pueden andar por la ciudad en- sanchando las galerias de los gusanios y las fisuras por las que se ‘nsintan las raices, no lo saberos: la humedad demule fos ‘cuerpos y les deja pocas fuerzas; les conviene quedatse quictos y tendidas, de todos mods exté tan oscuro, De Argia, desde aqui arviba, no se ve nada; hay quien dice: «.sté alld abajo» y no queda sino creerlo; Jos lugares estn de- siertos. De noche, apoyando la orejaen el suclo, e oye a veces sgolpear una puerta, 135 LAS CIUDADES Y EL GIELO. 3 Ex. que llega a Teta poco ve de la cad, detrs de las m= palizadas de tablas, ls abrigos de arpilera, los andamios, las Brmazones metalicas, los puentes de madera colgados de cables G sontenidos por cabaletes, las ecaleras de apoyo, ls exqueletos Ge alan Ala pregunta: ~ Por qué se hace tan larga la cons truccin de Tela? los habitantes, sin dejar de levantar cubos, de bajar plomadas, de mover de arriba abajo largos pinceles “Para que noeapece la destruccin —responden. Kinterroga- dos sobre si temen que apenas quitados los andamios la éudad tempiece aresquebrajarsey caiga en pedazos, aftaden deprisa, en ‘od ja; No so la chu ‘Si instsfecho con Ia respuesta alguien apoya el oo en la ren- ja de una cerea, ve gras que ruben otras gras, armazones aque cubren otras armazones, viges que apuntalan otras viges ~ cQé sentido tienen vuestras obras? —pregunta—. Cues {1 finde una ciudad en constraccin sino una ciudad?

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