Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 6
La sociedad de la basura HECTOR CASTILLO BERTHIER* E hombre hundié su bicldo y resopl6. Levanté la vista y meros estudios, el de unt zona industrial en Akron, Ohio, que Salisfecho pens6 para si mismo “es més que suficiente™, juni analiza brevemente la recuperacion de materiales, los sisemas cl papel, el vidio, las boiellas, l ferro, los envases plisticos, — piblicos de recoleccién, el uso de ls presidiaries como fuerza ‘el hues, separé ios alimentos que encont, y junto con su de trabajo para la selecciGn de materiales, la comervializacion familia cargaron todo para vendérsclo a sus paltones. Un dia de estos materiales, etesiera?’ También, el Mamual de Progra- mis terminaba en el tiradero de basura, ‘una comida mis con lo que se habla ex ccontrado para él y para sus animales, al- {0 de dinero para sobrevivir y emborra- charse. Un dia mis en espera de la siguiente jomada. Esta imagen, que tiene como marco ‘waa extenss superficie de varias hecti- reas, rodeadas por montafias de basura, ‘con ‘cientos de puercos, vacas y barros ‘comiendo entre los desperdicios, con buitres y zopilotes peleandose por ia ca- rrofia de un perro muerto, con nifos ju- gando con una pelota desinflada 0 con pedazos de jugvetes rotes y viejos, con Jos miles de enjambres de moseas Zum- tbonas que se estrellan en las caras Je la gente, y el olor, ese olor a mierda pods da que se produce con el sol de medio- dia, no ¢s un cuadro imaginario, ¢s un reitato actual, comin en los tiraderos a cielo abierto que hay por todo el Tercer ‘Mando. Los hombres de la basura tienen dis- Listes nombres: Packs y Teugs" (estos ‘himos peitenecienies a una casta, so- cial) en Dakar; Wahis y Zabbaleen® ea El Caito; Gallinazos? en Calombia; Sea- vengers 0 Garbage Pickers en pases de eens Pepenadores 0 Resoquea- dores en México en fin, nombres distin tos que sefiatan una misina actividad: i- vir dela basura. Los estudios sobre el rescate y redi- claje de materiales provenientes deta ba- sora se han venido realizando desde hace varios decenios. Destacan entre los pri- + Instuto Ge Invesugaciones Sociakes, uu CIENCIAS 20 ¢ octubre 1990 25 mas de Reciclje de ta Comunidad? permite trazat histrica- mnente las races del recelaje de basura en Ins Estados Unidos {1890 a 1945, presentando divers momentos, ene los que destaca un andisis de Ia ciudad de Nueva York, que, bajo la tireccion de George Waring, a principios de 1890, creo un [ograma de recuperacién de materakes, de limpicra de las falles y de mejoramiento de a salud publica, reduciendo los ‘costes de sdminisracion en el manejo de los desechos slidos, ‘cual fue ampliamente copiado en ots cindades norteameri- ‘Ast existen hasta mediados de este siglo varios estudios “aislados”, sin embargo, puede afirmarse que no fue sino hasta finales de los cincuenta, cuando el tema empezd a cobrar una. “Andrews, 1959, 195 bhecho el verdadero “arranque mundial” de fos estudies sobre la problematica que se desprende de la basura, se da a principios de los setenta, comenzando a ver tambign la situacion de paises, no industializados como Tailandia, Sit Lanka, Senegal, Egip- to, Taiwan, Peri, China y Colombia entre otros. Debe resaltrse que en el caso de los paises desarrotlidos, la terdencia general de las estodios estaba enfocada al desarro: No de tecnologia, tanto para la recoleccién, transportacién ¥ destino final de las desechos, como para su fecuperacion, pro: cesamicnto ¢ industrializacién. Destaca el hecho de que en el caso de haber encontrado “pepenadores de basura” en alguna de las cixdades analizadas, la recomendacién, general cra. ts de “excluirlos de los procesos de recuperacion™* para que éstos fueran lo mas mecinicos posibles. Y esto, a pesar de tener el voto aprobatorio de las Naciones Unidas, merece, una nueva, teconsideracion al analizat los casos de los paises del Tereer Mundo, ya que sus realidades respectivas presentan un enorme ‘contrasie, que parece ser insalvable entre Io que es la mecani zacién tolal de los sistemas y el uso extensivo de mano de obra ‘en los tiradros de basura, les cuales se encuentran encamina- ‘dos al mismo fin de reaprovechar los desechos de Ia sociedad ‘moderna. ‘Ahora bien, no todos los estudios realizados se refieren cexclesivamente a la “tecnologizacién™ det recielaje 0 de by recoleccién. Hay, sobre todo en los estudios de caso de paises tercermundistas, referencias directas a la funcion y formas de ‘organizarse de los “pepenadores”, sus tipos de trabajo, sus con- diciones de vida, sus ingresos y la intemelacion social que iguardan respecto a otros grupos, cas de estos trabajos, se encuentran fre- “sector informa”, a ta “marginali- dad”, a la “indepeadencia ea el abajo” oa ia “baja product vidal" en el rescate_manual de los productos, por no ‘mencionar la “dualidag™ de las economias de estos palses, de lo zal resulla que sus propuestas estén mis orientadas a pro- poner una modernizacion de estos sistemas, que de paso pet- mita la venta de la tecnologla que se produce en los paises desarrollados (incineradores, plantas de compostaje, fundide- ras de metales, ete). De cota forma tenemos, por un lado, un avance teenoldgica ‘en al manejo de la basura que aspira a tener ciudades limpias, ‘con una reutilizacion maxima de los desechos y ls implants: ‘cin de una conciencia ecoldgica comunitaria. Por otro, l Ter- eer Mundo, con sts enormes tiraderos a cielo abirto, com ci tos de tiles de familias viviendo en y de los desperticios, contamninando el ambiente, generando mis pobreza y margins: 26 ‘cién conforme pasa cada dia y. por si esto fuera poco, redu- ‘ciendo sus espacios para afronlar el problema de sus desechos ‘que pasan a un segundo o tercer plano con el avance de Is Pese a esto, un reduc Primer Mundo como un mundo de “maravills tecnoligicas” y ‘alos subdesarrollados como “el limite dela civilizacion”, seria falso. Ni todo esté tan bien en unes, ni odo es tan mato en tos, ciros. Recordemos el caso mis.o menos reciente de as barca- ‘as repletas de basura provenientes de la ciudad de Nueva York (vel corazén del Imperio” como le laman algunes), que ‘avegaron infructuosamente durante varias semanas en la bi ‘queda de un “tradero™ donde poder vaciar sus desperdicios, ‘que ningun pals queria aceplar en su terrtorio. O bien, en el Giro extremo, kes contaminantes y malolientes timderos de ba- sita a cielo abierto que se multiplican en el Tereet Mundo, pero que generan emplcos y formas de sobrcvivencia para mi- les de personas que aormalmente n0 tienen acceso a otra forma, de vida. {Qué quiere decir esto? Es pertinente plantear que la teenologia, en si misma, no puede ser concebida como una panacea milagrost que reste problemas como ésie, sobre todo si de antemano se intuye 1a idad de relaciones scciales que pueden darse entre los. iversos grupos humanes partcipantes de una misma activi- ad. ‘Con objeto de mostrar un ejemplo de to intrincadas que pueden llegar a ser las telaciones sociales que se desprenden, el manejo y disposicion de los desechos en un pats del Tercer Mundo, se ha escotido ef caso de la ciudad de México, para ser comeniado, aunque sea en forma esquemitica. No se tata 4e minimizar la importancia de otros casos excesivos como lo serfan el sistema de eastas que existe en los iraderos de Dakar, Senegal, o de los nidimentarios extremos de pobreza que ¢ dan el El Cairo, Egipto, en donde todavia los sistemas de reco- leceién se realizan en eatros de madera, tirados por mulas,y en donde les “zabbaleens”, aparte de reciclar desperdicios, son teriadores de puerces que s¢ alimentan de fos desechos, o bien del tiradero de Cali, Colombia, en donde los “gallinazos” tra bajan cada uno en forma independiente, pero defendiendo en forma colectiva su derecho a vivie de ta busura. En esta pers- pectiva, la ciudad de Mexico se nos presenia como un enorme “laboratoria secial”, en donde cocxisten al mismo tiempo una humillante opwlencia, cargada de recursos y bienes, frente 2 barrios miscrabies sin agua ni servicios, empotrados en cuevas y casas de cartén; en donde hay una abrumadon existencia de Corrupcida pablica y privada en todos los estratos sociales; en donde una deficienic plancacién urbana, ha traldo como conse- fuencia el permanente ensanchamiento de innumerables “cin: CIENCIAS 20 ¢ octubre 1990 turones de miseria” en la zona metropolitana de la ciudad que, ademis de su crecimiento natural, recibe cotidianamente a los tecién legados migrantes de las zonas ruales, etc. LA CIUDAD La ciudad de México puede ser vista como una sola unidad: 19 nillones de habitantes,aseatados sobre wna superficie de poco iis de tres mil dlémetos cuadrados, de ls cuales, alrededor de mil 115 km? corresponden a la llamada drea uibana.” Sin ‘embargo, tanto para las avioridades de ia capital mexicana, ‘como para los estudioscs de la problemtica urbana, esta “uni- dad" se eqcuentradividide en dos pares: el Djstito Feder 500 kn) y la zona metropoliana (1,728 km?) conformada pot 16 municipios conurbados del Estado de México. Ea cada ‘una de las dos partes se encuentra aproximadamente un 50 pot ciento dela poblacion (9.5 millones de personas) A pesar de la diferenciacion geogrifica y estadistica que se hace de Ia ciudad de México, ésta vive interconectada eatre sf. Para la vida cotidiana no hay fronteras que valgan, sin embar- 40 hay contrastes claros: el Distrito Federal, incluso con sus tmiliples barrios bajos y “eindades perdidas™, etd mejor equi- pado y su infraestructura resulta apabullante frente a cualquier ‘tra ciudad del pals; en él se concentra cl poder econémico y politico, ef comercio, el empleo, la industria, y, “de hecho, el pals vive a traves de la ciudad"; como comeatan algunos inte- Iectuales. En el otro lado tenemos una Zona Metropolitana desigual, algunas dreas pleramente urbanizadas y modemas, al estilo gringo” dirlan algunos, otras son asentamientos ire- sulares, ciudades proletarias sobrepobladas, con carencias de servicios, calles sin pavimento, zonas enieras sin agua pots- be," delineuencia, hacinamiento, desnutrcién,nitfos semides- snudos que deambuian entre las calles potvesas de un lago dese- «ado que hoy es un desierto, telarafias de cables que buscan tobarie algo de luz t la ciudad, eso es México. Ahi, en donde las contradicciones de Ia modemidad y la smarginacin afloran a cada tramo, él problema de Ia basura se convierte en un asunto sin solucién, que de tan cotidiano pare- «e set ya parte del paisa: “un mal necesatio”. ‘Sc estima que cada habitante de Ia ciudad de México dese- cha diariamente en promedio un kilogramo de basura, lo que viene a set 19 mil toncadas diarias, ue necestan un espacio en donde ser depositadas. Para dar una idea de esto os eamio- tes recolectors cargan un promedio de tres toneladas por 0 8ea que se nececitarian algo mis de 6 mil teecientos viajes de camién, para recolectar a basuna doméstica que ge- tera la ciudad y su zona metwpoftans. Pero aun asi el problema no es tan simple. Las diferencias entre ele y la. zona metropotitana (2) van mis alld de la divisién geogrifica o las estadisticas. En el De, se emplea para la recolecsiéa equipo modemo: barredoras mecénicas, camio- 1nes compactadores, trailers, camiones tabulares de volte, etcé- tera, alrededor de dos mil unidades de recoleccién de las que, segin reportes oficiales, un promedio del 35 al 40 por ciento, se encvenira sisteméticamente en los talleres mecénicos para ‘1 reparacién; en cambio, en la zona metropoiiana, las positi- lidades para la recoleccién abarcan desde un petfeccionado sistema de “conteiners” (Cd. Saidlite) hasta los tradicionales carros de madera tirados por mulas (C4. Nezahualcéyot), Para la 24 no hay datos globales sobre el empleo de los recolectores, sin embargo, enel Drse calcula que cerea de 15 mil ttabajadores participan en esta recoleccién (choferes, barrende- ros, ayudantes, macheteros y voluntarios), de los cuales 11 mil ‘son empleados del municipio, con un salario promedio diario de $9,000.00 pesos (3.5 dlls), y los cuatro mil restantes (volun. tarios), no cobran ningin salario y obtienen sus ingresos del trabajo de separacién de matcriales que cfectian arriba del ‘cami6n, lo cual se detallard més adelante; pana los municipios ‘conutbados, simplemente ne hay informacion al respecto, En fin, poirianirse encontrando cada vez mis y mayores diferencias y particulardades en cada uno de estos “mun {que conforma la ciudad de México, aungue su simple revision cacria sencillamente cn un andlisis empirista, descriptivo det fenémeno, sin un significado concreto. No es fécil pensar que existan “hechos puros, independientes de un sistema concep- tual que los consigne,”'! pero también ¢s necesario recordar ue ia tera soo se censrye con un concinieno profundo De lo procesce sociales, politicos y econémicos, que giran alrededot de los desechos en un pals como México, se han seleccionado algunas funciones y formas de interacci¢n social {que corresponden no sélo al pF y la zona metropolitans de la ciudad, sino incluso a muchas oifas ciudades de México y que definen claramente a la “sociedad de la basura”, DE LA BOLSA DE BASURA AL TIRADERO Paral ciudadano comin y coricte a basura empieza cuando encuentra que algo ya no lees itil, y termina cuando deposita ese “algo en una bolsa de plistico y lo saca de su casa. Sacar la basura parece algo sencillo: puede dejarla en la calle, arto- jarla a un terreno baldio, eatregarla a un camién recolector 0 dirsela directamente al bartendero que limpia su calle el que, ‘por una médica compeasacion econdmica, pasaré regularmente 4 finde que al ciudadavo nose le acumulen los desechos. ‘Una vez. que el barrendero ha pasado a muchas casas y ha enado su “carrito de basura™ (que son dos “tambos™ de 200 Its. cada uno, sobre una base metilica con ruedas), se dirige a EI chofer del camién, sabiendo que el barrendezo ha rec 0 “gratificaciones” de los vecinos por Hlevarse Ia basura, le pedird al barrendero tambiéa, una parte de la gratificacién para CIENCIAS 20 ¢ octubre 1990 27 dejarlo que tire su tasura en el camida y para que, de esa forma, vaya.a recoger més basura y mie gratificaciones ‘Cuando les pregunté a los barrenderes y choferes qué opi naban de esto, me dijeron simplemente: “esa es nuestra cos tumbre". En el eamion de basura van normalmente el chofer ¥ dos. ayudantes que se conocen corto “macheteres”, los tres paga- aes por el municipio. Estes ‘limos ayudan a vacar los bes de basuta al interior de 10s camiiones, sin embargo, ademés de fos macheteros siempre van dos o tres jovenes mis que se ‘conocen como “votuntarias”, debido a que no reciben ninguna ‘paga expecifica y a que su labor es totalmente libre y volunta- Ente fos macheteros y los voluntarios van recibiendo 1a basura de las casas que hay en su ruta de recolec- ida. Durante ef transcurso dde “an viaje” (en ena el eamién),. rando: botellas, alimentos, ‘nuebles viejas, trebejos, fierro, carten, papel, hve: 20, plastica, ete, que ven derin después en uno de los més de dos mil nego- ccios de “compra de dese- chos industriales” que hay cen la ciudad de México. Cuando ef eamién ter- ‘mina su “viaje” Hleva ya cchsificada (pepenads") ‘una parte de la basura y cl dinero que sale de esta la- bor, se reparte en partes proporcionales enue el cchofer, los macheteros y les voluntatios, Dado que en las rutas de los camiones no silo hay casas habitacion sino también distintes tipns de comercios y pequesias industrias se da origen 2 un negocio aparte conocido como “las fincas Decir “voy a finguear™, 0 bien, “voy a visitar mis fineas”, cequivale a decit “voy a tecorrer los negocios y comercias que hay cn mi ruta” En estas establecimienien, los choferes de los ‘eamiones tienen acuerdos presstablecidos para pasar determi- nados dias de la semana a recoger Ia basura de los distintos negocios (panaderias, tiendas de abarries, talleres mecénicos, carpinteias, restaurantes, hoteles, autoservicios, ete.) y cada ‘uno paga una cuota que acuerda directamente con el chofer, aguien Se queda con la mayor parte de las ganancias y reparte {9a 25 0 30 por cienlo entre los macheieros y, algunas veces, tambien ene los votuntarios. Um vez que et camida recibié la basura de les barrenderos + ta de las casas, que visit sts fineas, que separ) fos materia fes que venian en el viaje, que fue a venderlos y que repar las gananeias de ese da, se diige a una de las diez "estaciones de transferencia” que hay en la ciudad en donde se Nenaré un “irailer, con capacidad para recibir de 20 a 25 toncladas de ‘asura, provenientes de 7 u 8 viajes de camiones més peque- fos. 28 En Ia estacién de transferencia el chofer del titer exigira tuna “cuota” a los choferes de los eamiones que van a descargar ‘en ese tale, sabiendo que de no hacerlo no podrin vaciar su ccamién para regresar 2 su ruta, sus fincas, etc. En la cs de iransferencia umbién se fe da una “repasada” a la basura ‘que llega pero ese negocio ya es de fos empleados de la es ‘ign que estin normalmente dirigiendo las maniobvas de entra- dda, descarga y salida de vehicules. Cuando e! trailer esta tleno sale de la estacion de transferen- ccia para dirigirse alti abierio® que tenga asigna- «do para depositar ahi los desperdicios. DEL TIRADERO AL CONTROL POLITICO El trailer o camiéa llega al iradero, pasa una cascta de entrada, cen donde registra su niimero de viaje y se encamina hacia las ‘onas de disposicién final. Los tiraderos de basura se en- ccucntran controlados por un pe- queio. grupo de “lideres” que cexplotan a les pepenadores, escu- dindose en grapes de tipo *sindi- cal’; enire ellos destaca tna orga- nizacién surpida a peincipios de los sesenta y que se conoce como la Unién de Pepenadores de los Tiraderos de Basura del or “La Union”. La Union tiene divididos tos ti- radcros en diversos “tramos”, a ‘cada uno de los cuales Hega la ba- ssura de diferentes 7onas de la ciu- dad, De esta forma, hay tramos ‘con una basura “mis rica” 0 “me- Jor", proveniente de una zona eco- rnémica mis alta y también hay ‘ramos alos que se leva a alimen- lara los puctcos con basura prove niientes de los mercados piblicos, Y asi varios tipos de trams. (Cada tramo esté a cargo de un cabo" que a su vez tiene bajo su mando a un niimero de nado de fanilias de pepenadores: él deride a qué familia le ccorresponden los viajes que van Hlegando a su tramo, o bien, 2 {qué familia no le corresponde trabajar, locual se Hegaa convert. ‘cn una eficiente arma de presién. Una familia de pepenadores esté conformada en promedio por scis personas, aunque Hegan a presentarse casos de fami- lias extensas hasta con 29 individuos. La familia, que puede ‘ser el padre y/o la. madre con hijos, yemos, nictos, sobrinos, tc, tiene un trabajo determinado: lis mujeres seleccionan pa ‘ely cartén, los jovenes buscan el hueso, a limina, el ferro 0 el vidrio, los nilfos seleccionan las botelas, et plistco, las “chicharas™ (cosas rotas), Jos perros buscan pedazos de com 4a, y los hombres clasifican los desechos en bullos, pacas y ‘conta, los amarran, los suben al carro de mulas y Tos Hevan alpesadere”. * Sepia dao cis exe testes cit et DF, eh mayer de ten con ase a Se super, UO rads en hs munis ovate ‘Seyromelio dese tu cadane “CIENCIAS 20 ® octubre 1990 Hiay varios pesaderos en cada tiradero y abi se encuentran “os pesadores”, quienes manejan las bisculas ellos pesan los materiales clasificados por los pepenadores: les compran los productos con dinero que les dan los lideres, pagindoles pre ioe muy Bajos por los materiales (menores que los que les pagan fuera del tiradero), ademds de “robarles" unos 10 0 15 kilos en cada pesada, aduciendo que “los materiales vienen muy svcios", aunque también es cierto que para incremeniat el Peso les pepenadores se crinan o mojan el carton y el papel, le echan piedns a ls costales de video, y otras muchas argucias similares. En los pesaderos se van almacenando los productos durante dos o tres dias, basta que se “se hace un viaje” de material que puede ser llevado a una empresa 0 a otro intermediario que ‘compra los materiales fuera de! tiradero. La diferencia de precio cenire el dinero pagado a los pepenadores y los precios de venta de os productos hacia el exterior, es de | a 8en promedio, y las ‘ganancias van a parat los bolsili de los lideres. La vida cotidiana de los pepenadores es del tipo de su mate- tia de trabajo: viven junto a las zonas del tiradero; tienen un reso promedio distio de $5,000.00 pesos!” 2.00 dls); algunos tienen casas de tabique (prestadas 0 rentadas por los Ideres) 0 bien casas de madera y lamina con techos de carton, recubierto de peirdleo; viven normalmente bacinados en uno 0 dos cuartos muy pequetios, se trata en un 85 por ciento de hijos y nietoe de pepenadores que no han conocido forma de vida; en muchas ocasiones se alimentan con produe- tas encontrados en Ia basura; sus ingresos son variables, pero les permiten sobrevivir en estas condiciones, hay elevados In- dices de alcoholism, ulilizan el trabajo de los nifios, desde ‘que éstos son muy pequetios, y tienen un nivel de dependencia, absoluto de las decisiones de los lideres, quienes ejercen un fective control de tipo patrimonial en los tiraderes. Por su parte, i Unién debe su crigen a un aniiguo pepena- dor, Rafael Gutiérrez Moreno, quien foe un lider natural que ‘organizd a fos pepenadores para “reivindicatlos” de las “ter bes condiciones de exploiacion” que habla antes de ls sesen- ‘a; los organiz6, formo la Union y, a través de ésia y de la fucrza politica que representatan los pepenadores (mis de 10 mil en la ciudad de México), apoy6 corporativamenie al go- bbiemo y al partido del gobierno (eR) en manifestaciones pibli- ‘eas, campaias politcas, votos en las elecciones y acarreando gente alos actos civieos del Estado, lo cual sc intercambié por ciertas mejoras para los pepenadores (visitas de funcionarios pblicos a os tirderos, regalos el dia de las madres, el dia del nfo, instalacidn de algunas tomas de agua potable, cables para la instalacion de luz elétrca, y semejantes) que legitimé poco ‘8 poco el papel de intermediario politico del der: como repre- sentante popular de los pepenadores por un lado, y como cana~ lizador de los beneficios hacia los tiraderos por oir. En pocas palabras, un auténtico cacique urbano. Esta funcién de cacique de un “pueblo de pepenadores” corstruido por él, aunado al enorme poder econemico que se iba acumulando dia con dia por la compra venta de materiales rescalados de a tasura, en promedio de 25 millones de pesos

You might also like