Ana Pizarro-La-literatura-latinoamericana-como-proceso PDF

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LENGUA Y LITERATURA Los BIBLIOTECAS UNIVERSITARIAS del Centro Editor de América Latina pretenden poner alalcance delpiblico un ‘material de lecturacientifico de muy buen niveltedrico, que Cubra una ampli y cversficade gama de temas, problemas yymetodologias ypraporcione, almismo tiempo, una vision actual delas cisciplias abordadas. Se proponen legara pilbloos diferentes yespectficos: estudiantes de tercer nivel ~ universtarioso de protesoredo—, graduadosjévenes, ‘cuadros profesionales intermedios y otros sectores interesados. {Cudlesson los crterios a seguir para escribir lahistoria delaliteraturaatinoamericana? ¥ es mis qué entendemos por iteraturalatinoamericana? "América Latina no posee todavia unabistoria desu literatura que supere ls visionesfragmentarias 0 simplemente aditivas, enlas cuales iaunidad —yle compleje diversidad-— delcontinentesediluye enlasucesiva ‘consideracién de cada uno delos paises quela integran, © pierde su espeoificidaden el sometimlento los pardinetres fads paralas literatures europeas ona sujecién alos avatares dela istoria poltica. Evidentemente noes fécil resolver estos problemas yells se presentan como un Gesatio —y un lugar de encuentro—alareflexién de historiadoresycrticos. Para aborda y elaborarpropuestas teéricas y rmetodologicas concretasse realizé entreel3 yel6 de ‘octubre de 1983 ena Universidad de Campinas (Brasil, un segunda reunién —la primera fue en Caracas ~ de importantes especialistas en la dscipina, en el marco del Proyectode Investigacién de Historia dela Literatura Lationoamericana, patrocinada porla Universidad de Campinas, ls Universidad Simén Bolivar de Caracas, la Asociacién internacional de Literatura Comparade ya UNESCO. Crticos historiadores dels envergadura de Angel lama, Antonio Candido, José Luis Martinez, Rafael Gutiérez Girardot, Jacques Leenhardt, Ana Pizara, ‘Domingo Milian, Beatriz Sarlo, Carlos Pacheco y Roberto ‘Schwere, particparon en|a elaboracién de una respuesta Coherente como base paraarticular una historia de la Tteratraltinoamericana que tenga en cuentala dversidad cultural y deritmos temporsles, lossistemas de Coincidenciaseinterelaciones, el dinamismo entre ccontinuidadyrupturas, en uma, una historia de nuestra literatura conciente dela heterogeneidad osoncial que sustenta su discurso. LA LITERATURA LATINOAMERICANA COMO PROCESO A.CANDIDO, R. GUTIERREZ GIRARDOT, AL LEENHARDI, JL. MARTINEZ, D. MILIAN, C.PACHECO, A. PIZARRO, A. RAMA, B.SARLO, R. SCHWARZ COORDINACION DE ANA PIZARRO BIBLIOTECAS oe : UNIVERSITARIAS, Centro Editor de América Latina LA LITERATURA LATINOAMERICANA COMO PROCESO A.CANDIDO, R. GUTIERREZ GIRARDOT, JL. MARTINEZ, D MILANI, C.PACHECO, A. PIZARRO, A. RAMA, 4 LEENHARDT, B. SARLO, R. SCHWARZ ‘COORDINACION DE ANA PIZARRO BRLIOTECAS UNIVERSITARIAS Centro Editor de America Latina Este volumen rtea la taea levada acabo durante a ‘Segunda Reunign de Expertos que uvolugar en la Universidac de Campinas (UNICAMP),Grasi,enre aly e16 {octubre de 1983, palrocnada pola Universidad de ‘Campinas, Universidad Simon Bolivar ce Caracas, ‘Venezuela y la Asociacién Internacional de Literatura ‘Comparada (AILC), con el apoyo dela UNESCO. El culdado de esta edicin estuvo a cargo de Susans Zaneth Direccién: Amanda Toubes ‘Asesoramianto artstico: Oscar Oiaz Diserio etapa: Oscar Diaz Dlagramacion: Aero Ono, Siva Bases, Oe ‘Coordinacion yproducclén: NataloLukawecks, Fermin. Marquez, Esa Rando © 1985 Associaton pouretudesociocutrllo es Ars, des Literatures oe 'Amérqve Latine — Centra Editor de Amerea Latna rin $81, Buenos Ares Heche ol dapésito de ly. Libro de edicién argentina, Impreso fenmayo de 1985, Pioges interiors: compuesto en Impresiones Grafcas Tabaré SAIC, Erézcano 3188, Buenos ‘Airs: impreso en Leda Viel 1444, Buenos Ares: adernaco en Encuaderactn Su, Gare 60, eres SBN: 950 25 1309.6 A Angel Rama maestro que intentaba también junto a nosotros explicarse e continente Pretacio El volumen que hoy entregamos al publico constituye un intento de aproximacién al complejo problema de periodizar a literatura latino- ‘americana. En un libro anterior, al que hemos llamado Hacia una historia de la literatura Iatinoamericana tratamos los problemas que pareciera ne- ‘cesario considerar al pensar en una historia de nuestra literatura que se friente hacia un punto focal de articulacién de la realidad continental fen sus distintos niveles. Hoy abordamos el movimiento de fa historia li teraria en América Latina intentando agroximarnos ala temporalidad, al espesor, a la especificidad de sus modulaciones. ‘Las reflexiones que integran este volumen resultan de la tarea lleva. daa cabo durante una reunién patrocinada por la Universidad de Campi ras (UNICAMP), Brasil, la Universidad Simon Bolivar de Caracas (Vene- zuela} y la Asociacién Internacional de Literatura Comparada (AILC) con fl apoyo de la UNESCO, y realizado entre el 3 y 6 de octubre de 1983 en la UNICAMP., Participaron los investigadores Ange! Rama, Antonio Cén dido, Domingo Miliani, José Luis Martinez, Beairiz Sarlo, Roberta Sch warz, Jacques Leennarcit, Carlos Pacheco y Ana Pizarro. Estuvieron también presentes, parcialmente, Luis Lopez Alvarez, Fernando Nova: 8, Jorge Schwartz y Carlos Vogt, ademas de otros profesores y estu iantes de la Universidad de Campinas. Esta reunign inauguré la sequnda etapa del Proyecto de investiga: cidn "Historia de la Literatura Latinoamericaria” patrocinado por la ALC y apoyado también por la UNESCO. EI proyecto ha tenido su sede fen la Universidad Simén Bolivar, que ha proporcionado el apoyo institucional tanto para su puesta en marcha como para su realize ccién hasta la etapa actual. Deberios consignar también nuestro agra decimiento a la Universidad de Campinas por su colaboracién para este encuentro. Conocemos las dificultades que implica el desarroilo de un proyecto de investigacién en América Latina, tanto més cuando éste se situa en areas no prioritarias, como es considerada el area cultural. La reunién pudo llevarse a cabo gracias al esfuerzo realizado por nuestros, colegas Antonio Candido y Roberto Schwarz, a quienes hacemos llegar fen especial nuestro agradecimiento y a quienes sélo pademos retribuir 9 ‘con el convencimiento de que la empresa intelectual que impulsamos ‘88 un paso adelante para aquello que certeramente apunt6 Angel Rama al decir que “América Latina sigue siendo un proyecto intelectual van- {uardista que espera su realizacién conereta”, Estamos convencidos, fn efecto, de que realizar un trabajo cultural en nuestro continent, tan- to en el campo det discurso simbélico como en el de su aprehension conceptual, no es s6lo una forma de plasmar su expresién sino también una manera de construiro, ‘ta muerte de Angel Rama, acaecida en noviembre de 1983, nos sorprendié en medio de este camino, un mes después de nuestra reunion cde Campinas, Con é! desaparecia uno de los pensamientos més lécidos {del quehacer intelectual en nuestro continent, cuyo aporte al desarrollo de la critica literaria y cultural establecié las bases y dio un impulso fun- ‘damental ala comprensién de [os literario en su funcionamiento cultural, sociale hist6rico. Angel trabajé con nosotros llevando adelante la nece- sidad de orientar nuestro quehacer en términos de excelencia y de rigor intelectuales, ocupé tiempo y empeo en nuestro intento, sobre todo por pertenecer a esa estirpe de sofadores rigurosos —los "maestros" de es: te continente como él misma llar6 en nuestras reuniones a Alfonso Re- yes y a Pedro Henriquez Ureia— que creen en la utopiay visiumbran camino de su realizacién, La ausencia de Angel Rama hace que la Concracién de nuestro proyecto no sea lo que su informacién, su saga- cidad, su comprensién, su pertinencia y su critica hubieran hecho de él Su ausencia nos abliga ahora a exigimnos mucho mas, @ continuar huestro trabajo a partir de Su aporle inestimable, a responder @ la me moria de este investigador gigante en la tarea de comprender América. ‘Los materiales que publicamos constituyen el aporte de los partici- pantes de |a reunién, Publicamos su texto por la importancla que repre- senta en el campo que Investigamos. Agregamos también un trabajo huestro sobre las relaciones de América Latina con el Caribe, con et fin de tratar esta dimensién que parecia insuficientemente cubierta en l@s discusiones de la reunién. Por razones editoriales no es posible inciuir el detalle de las discusiones que permitieron establecer el esquema de periodizacién: ellas tuvieron un caracter muy pormenorizado la mayoria de las veces. ‘Sin embargo, en la medida en que creemos que se esclarecen cues tiones de enorme importancia en el analisis de ia literatura fatinoameri- cana como proceso, vamos a abordar los problemas a nuestro parecer ‘més significativos que alll se discutieron, asi como otros no tematiza ddos como tales, pero prasentes en el discurso, Consignaremos asi las patticipaciones que de algin modo tuvieron un cardcter decisivo y fexpresaron un consenso, intentando reconstruir una perspectiva histo riogréfica que fue surgiendo como discurso de conjunto. Se trata, por lo tanto, de interpretar adecuadamente Ia voz de un conjunto de investiga: dores que tratan de dar coherencia a materiales de enorme comple} dad, De los resultados de esta reconstruccin ellos no son ciertamente responsables. ‘Debo consignar aqui un especial agradecimiento al investigador 10 Carlos Pachecho de la Universidad Simén Bolivar de Caracas, sin cuya ayuda en el desarrollo de la reunién de Campinas el trabajo sobre los ‘materiales no me habria sido posible. ‘Ana Pizarro Ginebra, octubre de 1984 1" 4. INTRODUCCION Ana Pizarro Los problemas previos* Tal vez el problema de base que se encuentra latente en una discu si6n de este tipo tiene que ver con lo elemental de la pregunta sobre qué es la literatura latinoamericana. Se trata de un impiicito al que se esta dando permaneniemente respuesta, En efecto gc6mo delimitar el campo de lo que llamamos literatura la tinoamericana si el concepto mismo de América Latina es un concepto que ha sido —que.aun a veces hoy lo es — controvertide y que constitu ye de hecho una nocién hist6rica en evolucién? Cuando decimos literatura latinoamericana cestamos hablando por ejemplo de la literatura de los conquistadores —espanoles, portu {gueses, franceses, holandeses, Ingleses mas tarde para el caso del Ca: ribe— que, siendo europeos, escriben sobre América? Curiosa produc: ci6n ésta que reivindicamos coma pertenecia: un discurso donde nos en- ccontramos con el efecto de transformacién del lenguaje eurepeo —hecho ‘por los europeos mismos— con la respuesta que comienza.a surgir partir del contacto —y el impacto— de la vivencia del mundo otro. Al con: guistador se le desborda el mundo y hay quienes comienzan a ver hombres con cola, orejones, patagones, monsiruos, increibles que pueden situarse como parte de /a tradicién mitica que levar también fen Europa alos libros de caballeria, pero que en América se comienza av vir de otra manera: sobre una realidad sobre la cual se afirma con la prueba irrefutable de! "yo Io vi" de las cartes de relacién. Son los escritos de autores que de pronto necesitan convertirse en tales por la fuerza de Io vivido, pero que al hacerlo se les desborda el lenguale: la voz rio ya no + Las oltas que no estan refeidas ala biblogratiapertinante corresponden a las parlicipaciones orales en la reunion. 13 basta cuando se entrenta al Orinoco 0 al Amazonas, y la de tluvia no acaba por cubrir el aguacero de la Tierra de Gracia. Es entonces el dis: Curso de la olredad del mundo donde va naciendo la conciencia de ‘América en niveles diferentes de lectura, porque mientras se nos insis: te en confirmar la imagen europea de las Indias Occidentales, la pluma ‘va describiendo con allento de Mundo Nuevo. {Es literatura latinoamericana por ejemplo la literatura de los je- sultas que en 1767 son expulsados del continente y que comienzan a ‘onstituir en Europa una especie de conciencia de América en el exte- Fior? Es notable, entre otros, el caso del guatemalteco Rafael Landivar, {que vive en México gran parte de su vida y que publica un texto de pro- undo nativismo latincamericano, bordando la conclencia americana mnilitante que va surgiendo en ese instante pre-independentista y que ‘Arturo Ardao llama “americanismo', por oposicién a la “americanidad” propia de la pura admiracion por la tierra. Ubicado entre amibas proposi- Clones, ese texto aparece en latin, con el titulo de Rusticetio Mexicana, El caso de la literatura de los jesultas, que constituyen el gran exilio de fines del siglo XVIl,.es el antecedente de la literatura del exilio masivo reciente, de los ahos setenta de nuestro siglo, que todavia esta fen proceso y decantamiento. Pero plantea problemas similares. En efecto zes literatura latinoamericana la de los exiliados recientes que ‘comienzan a publicar en Europa y los Estados Unidos fundamentalmen- fe, textos en rumano, finiandés, francés? Situandose sélo en el mbit de la lengua zcémo pensar por otra parte el caso de los chicanos, viv ‘viendo del otro lado de la frontera de México con Estados Unicis, y cu yos contenidos culturales constituyen un proceso transcultural especi- fico? zY el caso de los hispanos, situados ellos también entre dos len- quas y dos culturas? uCémo pensar un problema que ya no es de minorias, sino que en nuestro continente es en varios de nuestros paises de mayorias como es el de las literaturas indigenas? ‘A su realidad la historiografialiteraria ha sido en gran medida ajena, ‘bien le Ra dado la soluci6n de antecedente: ellas existieron antes de fa llegada de los conquistadores, luego desaparecen como problema, ‘como si realmente no hubiera existido una produccién posterior, como si no existiera ahora mismo, Frente a esto nos extenderemos mas ade- lante en la medida en que se trata de un problema complejo al que es rnecesario sobre todo sitar como problema, dandole el ugar que mere: ce, poruna parte, y por otra abservar las limitaciones que é! plantea con el objeto de poder enfrentarlo desde una perspectiva pertinent. Se tra: ta pues, de asumir la existencia y el valor de estas literaturas ast como rnuestras formas de apropiacién de ellas, en tanto que investigadores de mirada occidentalizada, no europeos, pero “europaides”,como sefalé ‘con tanto acierto Alejandro Lipchitz Como pensar, por otra parte, las literaturas del Caribe? Yano el Cari- be hispanico —Santo Domingo, Cuba, Puerto Rico— ni el Garibe fran. cés —Haitl, Martinica, Guadalupe, en el que pensamos en ultimo tér- 4 rmino cuando hablamos del Caribe no hispénico, sino también el Caribe holandés —Curazao, Aruba, Surinam—o el inglés —Trinidad, Jamaica, Santa Lucia, etc—. Respecto de este problema, que es de una compleji- dad digna de estudio especitico, hemos desarrollado una reflexion que incluimos a titulo de perspectiva introductoria en el presente texto, El interrogante sobre qué es la literatura latinoamericana esta direc- tamente ligado a la noclén misma de América Latina como concepte. Esta nocién, como sabemos, surge en la segunda mitad del siglo pasa do, en la voz del colombiano José Marla Torres Caicedo, Con una pro- yeccién integradora y diferenciadora, asi reflexiona en 187% “Hay América anglosajona, dinamarquesa, holandesa, etc; la hay es- pafola, francesa, portuguesa, y a este grupo :que denominacion olenti- ‘ca aplicarle sino el de latina?” La nocién de América Latina surge como oposicién a la noclén de ‘América sajona, tal como lo afirma José Marti en e! mismo periodo, {quien las opone y delimita la nocién de “nuestra América”, que es “la ‘América en que nacié Juére2" y de la cual hace un analisis comparable al que han desarrollado las ciencias sociales latinoamericanas a me- diados de este siglo, Este andlisis le permite observar la coyuntura his ‘erica del fin de siglo, observar la expansién de la América sajona y extraer las coordenadas en cuanto al sistema de relaciones interna: cionales, para asi proyectar su andlisis hacia el futuro de nuestro siglo. Es esta situacién privilegiada por lo demas uno de los condicionantes ‘que hacen a la contemporaneidad de su pensamiento. Otro de los grandes conocedores del problema, Leopoldo Zea, ha anotado respecto de esta distincién: ““Todavia la sangre verlida en la larga guerra de independencia de la ‘Améslea hispana no habia borrado su huella; pero habia sido necesario encontrar una denominacion que fuese comdn a estos pueblos frenteal peligro que, desde el pasado siglo XIX, representaba la América sajona, interesada en acupar el vacio de poder dejado por e! coloniaje espano\, no la cultura.”* ‘Sin embargo, més alld de la denominacién “literatura latinoamerica: ra’, existe un funcionamiento real del concepto que no siempre apunta a lo que hoy entenderlamos con su expresién. En efecto, al hablar de Ii teratura latinoarnericana se entendi6 en un comienzo solo a la literatura hispanoamericana.? Ei mismo Torres Caicedo, que hace el primer enun ciado histérico de la expresién “literatura latinoamericana”’ no va mas alla, en el campo del andlisis de las letras continentales, de su ambito idiomatico, La neclén de literatura latinoamericana recién comienza a 2 Leopoldo Zea, "Por qué América Latina?" en £1 Pais, Madrid, 17 de abil de 1984, 3 Arturo Ardao, "El smericanismo literario y la Integracién latinoamericana", 8 inciuir a Brasil ya entrado ol presente siglo. Es Henriquez Urena quien sume a la literatura brasliefia como una especie de agregado aun y habla de ella en su curso de 1940-41, publicado bajo el nombre de Las Corrientes literarias en la América Hispénica. Sibien es cierto que la de- nominacién de Henriquez Urefia no tlene suerte, no es recogida poste riormente y se van consolidando mas bien los gentllicios “iberoamer ‘cana” y "latinoamericana’, es ya un logro que le debemos el intento de integrar al Brasil en una perspectiva continental Paralelamente, aunque precendiendo un tanto la ampliacion de la idea de América Latina,hablan hecho su incursion en ella las literaturas y las Culturas indigenas. E| redescubrimiento y la revaloracion que $e co- mienza a hacer de ellas a principios de este siglo, fundamentalmente en «1 México de la Revolucion como en el Pert con el surgimiento de las po- siciones indigenistas de un José Carlos Maridtegul y un Raul Haya de la Torre, vaa implicar un nuevo intento de denominacién: la de Indoamérica, ‘Tampoco ésta tiene éxito como expresién abarcante del conjunto cont- rental, pero sin embargo ia reivindicacion de las culturas indigenas va ‘marcar su inclusién en la percepcién global de la identidad cultural del continente. La apertura al Caribe es mas tardia, Se da recién hacia mediados de nuestro siglo, cuando la misma voz Latinoamérica comienza a asen- tarse en el continente y en los organismas internacionales que ya le ddan su carta de ciudadania, con la emergencia a mediados de siglo de la Comisién Econémica para América Latina (CEPAL), Ei Consejo Lati- noamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), etc. Haiti ya habia sefala- do su vinculacién el afin 1978, an el mamenta dal surgimiento do ia Re vue Indigéne, en donde se hace expresa alusion a ella.« Para el caso del Caribe no latino el problema no termina de deslindarse. Son territorios {que han ido accediendo cada vez mas, en términos de literatura y de ccultura,a una integracién con América Latina camo conjunto. En este sentido los organismos internacionales han empleado la expresion “América Latina y el Caribe", observando su posibilidad de asociacion ‘al mismo tiempo que su individualidad como conjunte, Lo cierto es que existen, como intentamos apuntar en uno de los trabajos del presente volumen, lazos estructurales de conformacién cultural que tienen que ver con formas similares de existencia historica, de respuesta econémi- ‘ca, social y cultural que encuentran su expresién en el discurso litera fio, a pesar de la distinta metrépoli colonizadora, Esta situacion hace alirmar a Arturo Ardao que "Como érganeliterario de la nacionalidad a fin verdaderamente con- tinentat, conciencia 0 autocanciencia de una comunidad histéri- ‘co-cultural de compiejo desarrollo, la literatura latinoamericans tien- de hoy a febasar la propia rea idiomética de la que saca su nombre, Su cede ello hacia opuestos extremos, por imposicién, una vez mas, de la « Véase questa introduccién @ Hacia una historia dela Iiteratura ltinoamert cana, Ana Piste, coordinader, México, F-C.E, en curso de publicacién, 6 historia sobre la pura logica. Asistimos en nuestros dias ala incorpore ‘én a su concepto, por un lado, de las literaturas de lenguas precolomy binas, con acufacién del llamativo término "literaturas indigenas lat noamerlcanas”; por otro, de las literaturas de! Caribe no latino, a partir de una afinidad geogratico-éinico-cultural que desborda también de otro modo, el riguroso marco linguistico.”s Es importante anotar que la perspectiva de unidad con que se puede hablar de literatura latinoamericana, asi como de la cultura —unidad en la diversidad ha sefialado con justeza José Luis Martinez—, constitu: ye una situacién de vanguardia respecto de otros procesos: esta posii- Tidad de integracién no se ha dado en otros niveles sino como una aspi racién de proyectos politicos, ideoldgicos 0 econdmico-sociales del continente, Los grandes proyectos integracionistas de los lideres de la Independencia en el sigio pasado caen pronto en la rencilla na- cionalista alentada, las mas de las veces, pore! partido que de ella extrac ol interds fordneo, Es el caso de guerras como la del Pacifico 0, mas cer canamente, la del Chaco, por ejemplo. Estos proyectos integracionistas ‘no surgen desde luego del vacio: se asientan en una real situacion de organizacion econdmica, social, cultural, nistérica del continente, cuyos rasgos estructurales aunan la diversificada realidad de su tunciona miento, lo que hace de su evolucion una caracterizacién especifica, de temporatidades propias, que iluminan la mirada del historiador: “Un campo privilegiado de historia — como sefiala Pierre Chaunts — que transforma tiempo en espacio y hace remontar al campo més alumbrado de la historia procesos que en otras partes, por haberse de- sarrollado a Io larao de centenas de milerios. escapan al conocimiento histérico y corresponden ala marcha indecisa de la proto y de la prehis- toria.”® En efecto, las formas de la colonizacién condicionaron un desarrollo, segun esquemas semejantes, tanto en el rea hispanoamericana como lusitana o Caribe, donde las diferenciaciones regionales se dieron so: bre todo a partirdel tipo de materia prima. extraer- trabajo en minas o plan taciones, para buena parte del teritorio. Ellos generaron una estructura socioeconémica precisa, que se constituyé en el fundamento de un de- sarrolld orientado en direcci6n capitalista que absorbia en cistintos momentos de su evolucién y en distintos arados de desarrollo elemen- tos parciales de otros modos de produccion que iban asi articulando un todo heterogéneo, cuya unidad fundamental estaba dada por la estruc: tura de base impuesta por el sistema colonial, Al miemo tiempo que las diferentes metrépolis establecian diversificaciones de tipo institu- 5 Arturo Ardao, “Nacionalidad y continentaidad en América Latina”, en Ccuadernas de Marcha, 0. 12, México, 1981, “ Plere Chaunu, Las grandes lineas dela oroduecin historica en América Le tina (1990-7962), Caracas, Univ, Central de Venezuela, 1965, pag. 9, nota 4 ”

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