Herejias Academicas Edad Media PDF

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Las amenazas, las persecuciones, la prisién y la hoguera, han estado a menudo presentes en el desarrollo de los conflictos doctrinales que han marcado la vida religiosa de la Cristiandad en la Edad Media. En las causas de este ambiente represivo, se han entreverado los motivos dogméaticos con los politicos, como en el caso de las disputas de los concilios ecuménicos, mientras que en otras ocasiones han predominado el ardor religioso, la defensa de la dignidad institucional e incluso las envidias 0 las fobias personales. Sin embargo, con la implantacién y el auge de las universidades en la Europa cristiana, ya en pleno periodo bajo-medieval, surge un nuevo tipo de conflicto dogmatico en que la condena adopta formas racionales, desde el momento mismo de la acusacién, siguiendo por el proceso, la sentencia y su ejecucién, reguladas por procedimientos formal y estatutaria- mente establecidos. El fenémeno de la censura académica parte de la defensa de determinadas posiciones teoldgicas y filoséficas por parte de los actores que estan implicados de uno u otro modo en la institu- cién universitaria (esencialmente maestros y estudiantes, aun- que también autoridades de las érdenes religiosas e incluso de la misma Iglesia), continua con la presentacién de una acusacién ll FRANCISCO LEON FLORIDO - FERNANDO RODAMILANS RAMOS por parte de cualquier par del acusado o de cualquier autoridad académica o religiosa, sigue con una investigacién que adopta la forma de una disputa filos6fica y juridica, y concluye con una sentencia condenatoria y su ejecucién, bien dentro del Ambito académico, 0, en los casos mas graves, en el eclesidstico, reli- gioso 0 civil. En consecuencia, las listas de articulos condenados son, en principio, una relacién de tesis sostenidas por escolares concre- tos en el curso de su ensefianza oral o por escrito, que han sido consideradas erréneas por un tribunal formado por tedlogos y que han sido sancionadas por la autoridad académica 0 religiosa legitimada para ello. Sin embargo, estos articulos no se limitan a hacer explicitas tesis teolégicas o filoséficas mas o menos heréticas desde un punto de vista meramente tedrico, sino que, €n su redaccién, se concentran el contexto dogmatico, insti- tucional, politico, y, sobre todo, las cambiantes relaciones de poder hegemonicas en el Ambito institucional universitario, religioso y eclesial de un momento y un lugar determinado. Esto explica, por ejemplo, que la lectura escolar de los libros aristotélicos sea prohibida en una universidad y prescrita como obligatoria en los estatutos de otras, o poco después en esa misma universidad en que habia sido condenada, o que un tribunal universitario condene lo que otro al que se apela, generalmente dependiente del papado, acabara por juzgar orto- doxo; por no hablar de las contradicciones, que no son raras, entre tesis condenadas en una misma lista. La fragmentacién del espacio politico y religioso medieval explica que el alcance geografico de los decretos condenatorios fuera motivo de permanente discusién, pues numerosos maes- tros en artes, e incluso tedlogos, se escudaban en el principio excommunicatio non transit mare vel diocesim, lo que implica- ba que una condena sélo tenia legitimidad en la didcesis en 12 LAS HEREJIAS ACADEMICAS EN LA EDAD MEDIA habia sido promulgada. Acogiéndose a ello, por ejemplo, en un célebre episodio de 1229, la universidad de Toulouse permitié leer y comentar los libros aristotélicos qui fuerant Parisiis prohibiti, provocando con ello una crisis en esa ciudad cuando maestros y estudiantes la abandonaron buscando la libertad que les ofrecia otra universidad. Para recalcar la carencia de auto- ridad del obispo de Paris sobre ellos, los ingleses solian aducir que una condena non transit mare, los italianos y los espafioles que non transit montes, mientras que otros, como Duns Escoto, en consonancia con la politica general de los franciscanos en su momento, pues en 1292 prohiben a los hermanos de la orden contradecir el decreto de Tempier, son contrarios a la limitacién geografica de las consecuencias de la condena universitaria, alegando que tenia el apoyo de la sede apostdlica, cuya autori- dad es universal, y que, ademas, deberia considerarse de aplica- cién general la declaracién de impiedad de cualquier tesis que hubiera sido solemnemente condenada en alguna universidad'. Son los tedlogos los que asumen el poder de determinar si una ensefianza es ortodoxa o heterodoxa, y el papa y los obispos unicamente tienen una funci6n punitiva. Por ello, los tribunales de la universidad de Paris eran reconocidos en toda la cristian- dad, puesto que esa universidad congregaba a los maestros de todas las érdenes y a los seculares de todas las naciones, siendo sus tedlogos los que gozaban de mayor prestigio. Asi que, ya en el siglo XIV, frente a los debates sobre la jurisdiccién episcopal del siglo anterior, los doctores de la Facultad de Teologia de Paris gozaban de una autoridad a la que incluso se sometian el obispo y el propio papa, como habria de suftir en sus propias carnes el orgulloso Juan XXII en relacién con sus opiniones ' Ordinatio, Il, d. 2, q. 5-6. Las citas coneretas de Escoto de la condena parisina se rela- cionan con cuestiones relativas a los angeles, lo que era comin ya hacfa tiempo. 13 FRANCISCO LEON FLORIDO - FERNANDO RODAMILANS RAMOS sobre la visién beatifica, de las que hubo de retractarse tras ser condenado por los tedlogos parisinos”. Los procedimientos universitarios: circunstancias, docu- mentos y terminologia Las condenas académicas, tanto en la universidad de Paris como en la de Oxford, se han preservado en listas de errores que han Ilegado hasta nosotros en diversos documentos como los contenidos en los Libros del Rector o en el Libro de la Nacién, en los que se recogian los privilegios y estatutos de cada universidad 0 “nacién”, o en recopilaciones muy posterio- tes como la Bibliotheca maxima del siglo XVII, la Collectio judiciorum del XVIII 0 el Chartularium Universitatis Pari- siensis del XIX°, Mientras que los estatutos, las cartas papales o los privilegios concedidos por el rey o la Iglesia aparecen en los documentos originales encontrados en las universidades, en cambio, las listas de errores parecen ser el resultado de recopila- ciones procedentes de muy diversas fuentes no inmediatamente universitarias. Sélo el estatuto de la Facultad de Artes de Paris de 1272 que prohibe disputar de materias teolégicas y el Estatuto antinominalista de 1340 se encuentran en los documen- tos oficiales. Su conservacién y diseminacién probablemente ? Cfr., Francisco Leén Florido, Guillermo de Ockham. Filésofo en un tiempo de cri Madrid, Escolar y Mayo, 2014, pp. 194-206, * Las dos fuentes que contienen las mas importantes colecciones de documentos a partir de los cuales hemos extraido los textos seleccionados son: Carolus Du Plessis d’Argen- tré, Collectio judiciorum de novis erroribus, 3 vols. (Paris 1724-36), Emile Denifle y Heinrich Chatelain, Chartularium universitatis parisiensis (CUP), 4 vols. (Paris, 1889- 91), Hinrich Denzinger, Enchiridion symbolorum definitionum et declarationum de rebus fidei et morum, Barcelona, Friburgo, Roma, 1976). El Chartularium es una mis celinea coleccién de documentos de relativos a la universidad de Paris, datados entre los afios 1200 y 1452. La colecéién de Du Plesis es muy completa y recoge muchas de las colecciones anteriores. Y el Enchiridion, un manual de historia dogmatica, contiene documentos dificilmente accesibles en otras fuentes. 14 LAS HEREJIAS ACADEMICAS EN LA EDAD MEDIA. tuvieron motivaciones teoldgicas y su uso estaba practicamente restringido a los estudiantes y maestros de las escuelas de las ordenes, particularmente de los dominicos, y a las facultades de teologia, por lo que los tnicos manuscritos medievales en los que se conservan suelen ser adendas a los tratados y comenta- tios de los maestros en teologia que eran estudiados por los bachilleres*. Estan documentados unos 50 casos de procedi- mientos judiciales relacionados con la ensefianza universitaria, entre los que se incluyen no s6lo procesos abiertos por las autoridades religiosas 0 universitarias, sino por los propios maestros a propdsito de las ensefianzas de otros maestros. De ellos, en la universidad de Paris se conservan unas 16 listas de tesis condenadas’. En los documentos se califican las opiniones condenadas como “heréticas” (haereticae), pues van contra la “sana doctrina” (sana doctrina) de la Iglesia, o la fe y las buenas costumbres (in fide et bonis moribus), causando el escandalo (scandalum) en el alma de los creyentes. La raiz de la herejia académica es la “vana curiosidad” (vana curiositas), asociada a la “soberbia” (superbia), que se manifiesta bajo la forma de la pertinacia (pertinacia) y la “presuncién” (pre- sumptio), y que hay que oponer a la verdadera “sabiduria” (sapientia) que es signo de la humildad. En el dmbito universitario medieval se distingue claramente entre lo que es “falso” (falsus), “erroneo” (erroneus) y “herético” (haereticus). Es la pertinacia en el error lo que convierte al haereticans, que puede haber cometido un error, en un verdadero “hereje” (haereticus). La nocién comin de herejia se toma del manual de 4 'W. J. Courtenay, “The Preservation and Dissemination of academic Condemnations at the University of Paris in the Middle Ages”, Les Philosophies morales et politiques au Moyen Ages / Moral and Political Philosophies in the Middle Ages. Proceedings of the 9th Internat. Congr. of Medieval Phil., Ottawa, 1992, ed. C. Bazin, E. Andijar, L. Sbrocchi (New York-Ottawa-Toronto, 1995), vol. III, pp. 1659-1667. 5 W. J. Courtenay: “Inquiry and Inquisition: Academic Freedom in Medieval Universi- ties”, Church History, 58 (1989), pp. 168-181. 15 FRANCISCO LEON FLORIDO - FERNANDO RODAMILANS Ramos Graciano, de mediados del siglo XI, que la define como aquellas ideas “elegidas por la percepcién humana, contrarias a la Sagrada Escritura, reconocidas publicamente y defendidas obstinadamente”. Esta definicién canonica contiene cuatro ele- mentos: la herejia es una eleccién voluntaria (hairesis/electio); €s contraria a la interpretacién de la Iglesia de las Sagradas Escrituras; es mantenida o ensefiada publicamente; y es soste- nida incluso contra los intentos de corregir el error. Guillermo de Ockham distinguia tres tipos de herejias: la negacién de verdades de fe, la contradiccién de lo que dice la Sagrada Escritura, que puede ser advertida por parte de cualquier Persona, incluso iletrada, y la contradiccién a lo que se dice en los libros sagrados que llevan a cabo mediante argumentos sutiles los estudiosos Y que, por ello, slo puede ser descubierta por los que tienen formacién académica®, Todas estas distincio- nes, sin embargo, son lo suficientemente difusas como para que suelan emplearse estos términos indistintamente. En el caso de las condenas académicas, el concepto mismo de herejia es tesbaladizo, puesto que en la mayor parte de las actuaciones no hay establecida una clara posicién dogmatica Por parte de la Iglesia, que muchas veces se establece en el mis- Mo proceso en el que se debate como cuestion teolégica, Ilegan- dose a una conclusién en la resoluci6n del juicio que ha de servir de guia para los maestros en su ensefianza. Las doctrinas sostenidas por los maestros universitarios se situaban en un campo indeterminado en que podian a acogerse a expedientes que defendieran su libertad de catedra, sobre la base de que no existia atin una posicién claramente ortodoxa sobre una gran parte de las cuestiones que trataban. De ahi recursos como la negacién de que sus ensefianzas fueran dirigidas a hombres NE © J. M. Thi sen, Censure and Heresy at the University of Paris 1200-1400 > Phila- delphia, University of Pennsylvania Press, 1998, pp. X-y ss, y 1-5. Km EJIAS ACADEMICAS EN LA EDAD MEDIA, LAS HEI comunes (tutis auribus), 0 que lo que se afirmaba en las lecturas orales no se trasladaba a los escritos que pueden diseminarse (quaedam concedimus legendo, quae non concedimus in ce rendo), © la distincién entre un ejercicio escolar (conclusio scholastica) y una conclusién con objetivos teolégicos (conclu- sio theologica communis). En sus lecciones, los maestros pues den distinguir entre sus afirmaciones empleadas a modo de citas de otros autores (recitative), las que utilizan como recursos pare, un debate (disputative), y aquellas que consideran efectiva- mente verdaderas (assertive). Para hacer frente a estas sutiles distinciones, las comisiones que juzgaban los casos sospechosos reclamaban que las doctrinas no debian valorarse segin la intencién del acusado, sino segtin el modo en que podian haber sido entendidas por otros (prout sonant), de ahi que pudieran ser condenadas por promover en otros una interpretacién heré- tica (male sonans). En relacion con la pena asociada a los articulos censurados aparecen en los documentos términos muy diversos ae reprobatae, damnatae, condemnatae 0, incluso, excommuni- catae, aunque, en realidad, la excomunién sélo podia afectar a las personas y no a las tesis, pese a que, de hecho, se ha empleado el término (Isti sunt errores condemnati et Sore nicati) en el decreto de 1270. En las fuentes medicvales se distinguen dentro del término genérico “censura” dos Sos la prohibitio se refiere a la prohibicién de diseminar ciertas tesis, sean o no verdaderas, por motivos religiosos 0 morales, y la reprobatio 0 condemnatio supone un juicio negativo sobre las tesis prohibidas. Pero mas especificamente, el término “censu- ra” sucle limitarse al dominio eclesidstico, aunque aparece también en algunos documentos universitarios, y llevaba apa- rejada una pena espiritual, la excomunién, la interdiccién o la suspension. FRANCISCO LEON FLORIDO - FERNANDO RODAMILANS RAMOS Los maestros universitarios gozaban, por su condicién de clérigos, del Privilegio de instruir Procedimientos judiciales (privilegium Jori) en las cortes eclesiasticas, que estaban exen- tas de la jurisdiccién de los poderes laicos. Los ambitos en los que los procedimientos tenian lugar eran variados: el consistorio del canciller y los maestros de teologia de la universidad, la corte episcopal, la corte papal y una congregacién de la que formaban parte el ministro general de una orden religiosa y sus consejeros. Que se instruyeran en uno u otro lugar s6lo depen- dia del estatus de acusado y del contexto institucional en que se habian producido las acciones o doctrinas sospechosas, de mo- do que los Procedimientos sobre doctrinas sospechosas en las lecturas 0 debates escolares de los maestros eran instruidos en la universidad, aunque los acusados pertenecieran a una orden, Pero en este caso el ministro general y sus consejeros Ppodian Participar en las discusiones. En todo caso, la universidad po- seia sélo atribuciones disciplinarias, mientras que eran la corte episcopal o papal las que tenian un verdadero poder judicial Para imponer penas en el Ambito criminal. No existian reglas escritas para los procedimientos discipli- narios universitarios, que iban evolucionando segtin la casuisti- ca (consuetudo), aunque, cuando el caso era tratado en las cor- tes arzobispal o papal, se seguia el procedimiento (ordo juris) habitual de la investigacién (inquisitio), ordenado por el papa Inocencio III como procedimiento universal para los juicios en las cortes eclesiasticas, que comprendia: el comienzo de la accién, la encuesta preliminar, la citacién de la defensa, la sentencia y la apelacién. Al final del Proceso, sobre la base de las evidencias obtenidas y de las respuestas del acusado, la autoridad dictaba una sentencia, que, por lo que conocemos, siempre era conde- natoria, dado que los documentos que nos han llegado sélo son 18 LAS HEREJIAS ACADEMICAS EN LA EDAD MEDIA, los que tenian verdadero interés, por recoger la culpabilidad del acusado. Cuando éste era declarado culpable de ae soste- nido errores, se exigia su retractacién (revocatio lacaialis); que consistia en la lectura publica de la lista de errores seguida en cada articulo por una formula que afirmaba su falsedad y la retractacién, ademas de la promesa de no volver a ensefiarlo. La retractacién podia ser absoluta (revocatio particularis et absolu- fa de errore) 0 condicional (revocatio conditionalis), cuando se pretendia no haber incurrido en los errores de oned) inten- cionado. La retractacién publica inmediata tenia como fin manifestar la ausencia de contumacia, a fin de evitar que el Oy sado fuera considerado definitivamente como a hereje y castigado como tal por el brazo secular. pa ars, as re tractaciones tenian lugar habitualmente en la iglesia Ee de Saint Jacques, que se asociaba a la institucion aa Normalmente, tras esta ceremonia el maestro podia a libremente con su carrera, pero en algunos casos se ea penas mds severas. Es el caso de Gil de Roma, al que se le neg6 la obtencién del grado de licenciado en teologia durante doce afios, de Nicolas de Autrecourt, que fue obligado a quemar sus libros, fue despojado de su grado de maestro en artes y no pudo llegar a ser maestro en teologia, o de Juan Brescain, expulsado de la diécesis de Paris’. Como en cualquier caso judicial, el miembro de la comuni- dad académica condenado podia apelar (appellatio seu provo- catio) tras su condena a una autoridad més alta que la que le que le habia condenado, por ejemplo, la corte episcopal, o Papal, y cuando se apelaba, la ejecucién de la Seen cra Sania hasta el pronunciamiento de la sentencia definitiva cede sententia), lo que solia demorarse varios afios, y ast poe e- jemplo, Juan de Paris murié antes de que se resolviera su FRANCISCO LEON I LORIDO « F ERNANDO RODAMILANS Ramos La turbulenta universidad cristiana latina Muy apartada del ambiente reposado de oracién y trabajo que comtinmente se asocia a la vida en los monasterios altome- dievales, la universidad bajomedieval se incardina en el mundo La notion de liberté au Moyen Age cit., pp. 79-88. 25 FRANCISCO LEON FLORIDO ERNANDO RODAMILANS RAMOS urbano, donde las ciudades son centros de afluencia de jévenes y hombres de Iglesia errantes, y en las que tienen lugar procesos de creacién de una nueva realidad social e intelectual sometida a fuertes contradicciones. Sin duda, es el movimiento goliar- desco el que configura el tépico mas extendido que refleja el modo en que la dindmica urbana altera el orden medieval. No esta claro el origen de esta denominacién, pero, como se ha escrito, “los goliardos son ante todo vagabundos, representantes tipicos de una época que en la expansién demografica, el desarrollo del comercio y la construccién de las ciudades rompen las estructuras feudales, arrojan a los caminos y retinen €n sus cruces, que son las ciudades, a marginados, a audaces, a desdichados'’. Estos jovenes errantes son considerados vaga- bundos, bribones, juglares y bufones, y de ellos se dice que son bohemios y falsos estudiantes. Las canciones goliardescas se hacen eco del nuevo espiritu hedonista que asumen estos j6venes estudiantes: “Dejemos ahi los estudios. Es bueno di- vertirse. Gocemos de los momentos agradables de la fresca juventud”"*, En este contexto turbulento, los altercados y las reacciones de las autoridades se suceden sin solucién de continuidad. Por su extraccién social y por los privilegios asociados al Ambito universitario, los maestros y estudiantes de las universidades medievales estaban mas Protegidos frente al poder punitivo que los simples laicos, sobre todo a partir de mayo de 1219, cuando los desérdenes en la Facultad de Artes de Paris obligaron al obispo Odén a excomulgar tanto a maestros como a estudiantes, ee Ot ellie 122; Le Goff, Los intelectuales en la Edad Media, Madvid, Gedisa, 1986, p.40. \' Pero no sélo por sus actividades hidicas fuera de los stucha fomenta esta imagen {rivola del estudiante, pues la propia institucién contribuye en ocasiones ello. Es el caso de los manuals oficiales de las universidades que proporcionan modelos de cartas due los estudiantes podian usar para solicitar dinero a sus padres, tutores » patrones, Cf. C. H. Haskins, “The Life of Mediaeval Students as Illustrated by their Letters”, en ‘Studies in Mediaeval Culture, Oxford, Clarendon Press, 1929, pp. 1-35, 26 LAS HERESIAS ACADEMICAS EN LA EDAD MEDIA de modo que ya no pudo continuar la ensefianza. Los condena- dos apelaron a una autoridad externa, en este caso el papa Honorio III, quien se pronuncié contra las medidas tomadas por el obispo y el canciller, y suspendié temporalmente rode sen- tencia de excomunién, aceptando la libertad de los estudiantes para escuchar las lecciones en Santa Genoveva y San ico Tales privilegios se reforzaron en 1229, tras los graves inci- dentes iniciados por estudiantes de la nacién picarda en una taberna. El obispo de Paris, Guillermo de Auvernia, y el legado pontificio, cardenal Romano de Santangelo, se dirigieron a la reina Blanca de Castilla, quien ordend la represién, que fue contestada por maestros y estudiantes con el cese absoluto de actividades en la universidad, dado que el derecho de huelga estaba reconocido por los estatutos y era apoyado por el papado. Maestros y estudiantes se alejaron entonces de LES y, por invitacién de las correspondientes ciudades, se repartieron por Angers, Orléans, Toulouse y Oxford. Las autoridades mugen de Paris tomaron entonces conciencia del poder de la uni- versidad y a partir de ese momento trataron de moderar las me- didas represivas. También en instancias mas elevadas, la universidad aparecia como campo de conflicto. El primer motivo era la ocupacién de los puestos de maestro por parte de los seculares y de las na- cientes 6rdenes mendicantes. En el periodo mas complicado, entre 1252 y 1259, ademas de las Ordenes mendicantes y los maestros “seculares” —que también se encontraban, no obstante, bajo jurisdiccién eclesial-, hay que sefialar como protagonistas del conflicto al rey de Francia, al papa y a los mismos estu- diantes. Al principio, los motivos de queja eran de orden corpo- rativo. Los seculares aducian el incumplimiento de los estatutos por parte de los maestros mendicantes, que no habian obtenido el previo magisterio en artes, pero que poseian dos de las cuatro Tr FRANCISCO LEON FLORIDO - FERNANDO RODAMILANS RAMOS catedras en teologia, en lugar de la unica que les asignaban los estatutos, y no exigian aga por sus cursos, a diferencia de los seculares. El clima habia empeorado también a consecuencia de que los maestros mendicantes no habian participado en las huelgas de 1229 y 1253. Después de la intervencién de Ino- cencio IV, quien en su bula de 1254 restringié los privilegios de los mendicantes, y de su anulacién Por Alejandro IV, la lucha se traslad6 al plano dogmatico, cuando el ideal que representaban las 6rdenes mendicantes comenzé a sufrir ataques y se hizo mas aguda la querella de la pobreza de la Iglesia. Finalmente, el Papado, la monarquia y, en buena medida, los estudiantes, se acabarian poniendo del lado de los maestros mendicantes, Pero, paralelamente a las turbulencias por la actividad de los jovenes estudiantes, y por las luchas Por el poder en el seno de la institucién eclesial urbana y entre las dignidades seculares, fue tomando forma un conflicto doctrinal que a partir de la mi- tad del siglo XIII se sustanciaré en la sucesién de condenas académicas. En realidad, no se trataba de un fenémeno nuevo, ligado estrictamente a la universidad, pues, ya desde el siglo XI, a partir del caso de Berengario de Tours, tanto el Papa como los obispos habian comenzado a interesarse en la ortodoxia de la ensefianza. Asi, los primeros casos Preuniversitarios de condena son los de Berengario, Roscelino, los dos juicios de Pedro Abelardo, los varios juicios que suftié Gilberto Porreta, y los ataques péstumos de ciertos aspectos de la ensefianza de Pedro Lombardo. Al mismo tiempo que la filosofia languidecia en oriente, sometida a los vaivenes Politicos y militares, las universidades cristianas asimilaban las ensefianzas griegas, aun a costa de verse abocadas a un largo periodo de lucha interna Cuya mas evidente expresién es la serie de condenaciones uni- versitarias que se sucedieron a partir del siglo XHI. En un mundo de por si agonistico como es el de la universidad me- 28 LAS HEREJIAS ACADEMICAS EN LA EDAD MEDIA dieval, en que el cuestionamiento (quaestio) y el debate Meu fatio) son la base de la ensefianza regular, incluso enematerias teologicas, la sospecha, el juicio y la condena constituyen el ambiente natural que acaba por rodear a todos sus actotes, y,en cierto sentido, vienen a ser una forma Ultima y radical de los juegos disputados a los que se entregaban habitualmente en el curso del curriculum escolar. Las condenas académicas del siglo XIII A finales del siglo XII comenzaron a formarse Coe OS de maestros universitarios para los procedimientos académicos, dado que antes no existia un cuerpo de maestros regentes ea teologia que juzgara los casos de sospechosos de Insistethota, de modo que se acudia a alguna autoridad externa a las propias escuelas. Una vez constituida la corporacion de ates encomienda esa tarea de vigilancia de la ortodoxia gees en el caso de Paris bajo la autoridad del obispo y la Sirecrion del canciller de la universidad. Este es el procedimiento comin partir de 1206 con la condena de Amalrico de Bene, y queee) de sus seguidores y de David de Dinant en 1210, la tardia de Escoto Erigena hacia 1225, de las opiniones de Esteban de Venizy, Juan de Brescain y un tal maestro Raimundo entre 1241 y 1247. Y, por supuesto, también es el caso de las condenas de 1270 y 1277 en Paris y Oxford, que, aunque nominalmente eran promulgadas por los obispos Tempier, Kilwardby y luego Peckham, habian sido estudiadas y elaboradas por sendas co- misiones académicas. En cambio, el papado, a aes de su le- gado, no intervenia sino a posteriori por la apelacién de alguna de las partes o para dotar de universalidad a Be conden e- piscopal. Siguié siendo comin la busqueda de herejias en libros 0 FRANCISCO LEON FLORIDO - FERNANDO RODAMILANS RAMOS completos como el De divisione naturae, la Concordia de Joa- quin de Fiore 0 el Liber introductorius de Gerardo de Borgo San Donnino, pero, ademas, entré a formar parte de los obje- tivos de los censores la ensefianza oral. Mientras que durante el siglo XII los acusados eran sélo maestros en teologia, ya en el XIII se incluyé también a los maestros en artes y a los estudiantes de teologia. Sélo hay un caso anterior a 1285 en que se inicié un procedimiento contra un maestro regente de teologia, el de Guillermo de San Amor, que no Ilegé a buen término, y el hecho de que se incluyeran Proposiciones de Tomas de Aquino entre las condenadas de 1277 es un caso anémalo que hay que entender como una re- vancha de sus enemigos contra el tedlogo dominico. El efecto sobre las carreras de los condenados fue muy diverso y solia ser mas severo en el caso de la segunda condena, de un modo simi- lar a lo que ocurria con los herejes relapsos. En un grave caso, como el de los amalricenses de 1210, los clérigos acabaron en prisién 0 fueron quemados fuera de los muros de Paris, incluyendo al maestro Guillermo de Poitiers, aunque sus segui- dores quedaron libres, La siguiente linea de demarcacién en el modo de instruir las condenas la sefiala el aito 1283, cuando comienza la in- tervencién de las érdenes mendicantes en los procesos de censura. Ese afio tiene lugar una primera accién contra Pedro Juan Olivi, que era entonces un estudiante franciscano de teo- logia, y ésta se realiza dentro de la propia orden franciscana siguiendo el procedimiento habitual en las universidades, en este caso actuando a través del ministro general y del capitulo general, sin recurrir al obispo o al papa, aunque la comisién que finalmente juzgaria el caso era independiente de esas autori- dades religiosas, estando constituida por respetables maestros de teologia. Ademis, a partir de ese momento, el decreto conde- 30 LAS HEREJIAS ACADEMICAS EN LA EDAD MEDIA. natorio incluye la aclaraci6n del tipo y del grado de censura que se le aplica a cada tesis condenada: herética, errénea, falsa, malsonante, imprudente o temeraria. Y todavia en 1314 un ba- chiller de teologia mendicante, en este caso de la orden domini- ea, Durando de San Porciano, maestro en Paris y obispo sucesi- yamente de las didcesis de Limoux, Le Puy y, finalmente, de Meaux desde 1326, cuyas discrepancias con algunos aspectos de la doctrina tomista le valieron una dura critica por parte de sus propios hermanos dominicos, también fue juzgado en el interior de la orden. La primera condena de Aristoteles La fase mas critica de las condenas académicas tiene como hilo argumental la recepcion, apropiacién e investigacién sobre los textos de Aristételes en la universidad, origen de una co- triente “aristotélica” més o menos difusa, que se consideraria a si misma, 0 que seria considerada por las fuerzas ol ales que le eran adversas, como depositaria de la tradicién Se lause queda de la verdad racional, no sometida a la previa adhesion a la fe. La nocién medieval de “aristotelismo” es particularmente ambigua'®. El aristotelismo se utiliza en el trabajo universitario a través de diversos instrumentos intelectuales indirectos, tales como los compendios, pardfrasis 0 florilegios. A esto hay que afiadir los enredos habituales en la transmisién del corpus aristotelicum. Primero, en olas de traducciones drabo-latinas y greco-latinas, donde abundaban los apécrifos, las interpola- ciones, las enmiendas y errores debidos a los copistas, que, ade- i, “El aristoteli edlogos”, Bianchi y Eugenio Randi, 'S Cfi., E. Randi, “El aristotelismo de los teélogos”, en Luca g f Vérités dissonantes. Aristote a la fin du Moyen Age, Paris, Friburgo, Editions Uni- versitaires, Editions du Cerf, pp.71-109. WI FRANCISCO LEON FLORIDO - FERNANDO RODAMILANS RAMOS mas, tenfan un cardcter acumulativo!®, Dante se hace eco, en Convivio, de esta circunstancia cuando observa que “lo que Aristételes pensé no se puede saber con certeza, pues su juicio Se encuentra en unas traducciones de una manera y en otras de otra”!”. S6lo hacia 1270, con las versiones criticas de Guillermo de Moerbeke puede decirse que se cuenta con traducciones fieles. A esto hay que afiadir que Aristételes entra en el mundo latino acompaiiado Por un amplio aparato de glosas, comenta- tios y tratados de autores helenisticos, bizantinos, drabes y judios. Asi que el aristotelismo escolastico era mas bien un horizonte comin, dentro del cual podian distinguirse multiples interpretaciones, muy lejos de la imagen de la sintesis tomista como el coronamiento de un pensamiento doctrinalmente uni- tario. Esta difusa corriente aristotelizante formada por un sector de maestros universitarios que veian en los escritos aristotélicos un depésito de nuevos conceptos e interpretaciones donde po- dian arraigar las tradicionales doctrinas metafisicas cristianas, o, sencillamente, un punto de referencia para acometer la tarea de renovar la cultura intelectual latina, encontré Pronto la opo- sicién de las fuerzas tradicionales de la teologia latina, que hundian sus raices en el suelo nutricio del neoplatonismo agus- iano. La reaccién de la Jerarquia eclesial ante la ola aristotélica lego en forma de una primera interdiccién en el sinodo pro- vincial de Paris el 20 de noviembre de 1210, presidido por ee TN Bor MOI cee CI I" Hasta 1150-1160 los latinos no conocen més que una infima parte de su obra Iégica: Categorias y De interpretatione, completadas por el Isagoge de Porfirio, que consti- tuyen la logica vetus, Ya a comienzos del XIII llega el resto del Organon (Primeros analiticos , Refiutaciones sofisticas, Segundos analiticos, lo que se lama la fogica nova; mis tarde egan los libri naturales, principalmente Physica, De anima, De caelo y Metaphysica. De Metaphysica se conocen cinco versiones sucesivas, que circulan hasta la segunda mitad del XIII, de las cuales solo la iiltima, la Novissima Franslatio de Moerbeke (1265-1272) corresponde a la que leemos hoy. ” Convivio, Tratado Il, 14. 39 LAS HEREJIAS ACADEMICAS EN LA EDAD MEDIA. Roberto de Corbeil'’, reunido para pronunciar la sentencia tras una investigacion previa, debido a que los pqusadlog habian sido consagrados con el orden sacerdotal. Se determind que el ya fallecido maestro de la universidad de Paris Amalrico de Béne debia ser excomulgado y su cuerpo removido y Ce ea aun lugar no consagrado, y que diez de sus seguidores cay entre- gados al brazo secular para ser quemados pomnereISS) inlentras que otros cuatro serian encarcelados!®. tc habia sido un clérigo de Béne, en la diécesis de Chartres y abla ensefiado en la universidad de Paris, donde se habia caracterizado por aus métodos particulares de ensefianza y por sus doctrinas sectarias, por lo que fue sometido a la investigacién y one por la universidad. Por ello, apelé al papa Inocencio III, quien des- pués de escuchar a Amalrico y a los maestros que le Sea confirmé la condena, por lo que la universidad le requirié la retractacién de sus opiniones heréticas, lo que hizo ante sus discfpulos “con la boca, pero no con el corazén”. Al parecer; la humillaci6n sufrida le afecté tanto, que Amalrico murié al poco tiempo (1206). Las herejias que se les atribuian a los emialricianog se refe- rian a tres temas: el panteismo, por su tendencia a ignorar la distincién radical entre Dios y la creacién; la posibilidad de obtener la perfeccién espiritual en este mundo, como pense: cuencia de la deificacién del hombre implicita en la detficacion universal de la naturaleza; y las implicaciones de las dos tesis anteriores en el régimen sacramental, pues, siguiendo las here- jias de los “espirituales”, creian en advenimiento de la tercera edad de la salvacién, que hacia superflua la necesidad de los sa- cramentos para alcanzar la salvaci6n. ea Ie Has ae 1 ceaneN M. H. Thijssen, “Master Amalric end the Amaltricians: Inquisitorial Pro- cedure and the Suppression of Heresy at the Univrsity of Paris”, Speculum, 71 (1996), pp. 43-65. FRANCISCO LEON FLORIDO - FERNANDO RODAMILANS RAMOS Ademés de la condena de Amalrico, el sinodo ordené que los Quaternuli de David de Dinant —trabajosamente reconstrui- dos a partir de las referencias contenidas en la obra de Alberto Magno, que le acusé de haber tergiversado el pensamiento de Aristételes— que contenian afirmaciones _panteistas y ciertas explicaciones naturales de hechos milagrosos que se describen en la Biblia, fueran quemados, que ciertas obras teolégicas ccritas en francés debian se enviadas para su examen a los obispos locales, y que se prohibiera la ensefianza de los libros “naturales” de Arist6teles y de sus comentadores, como Alfa- rabi y Avicena: Nec libri Aristotelis de naturali pilosophia, nec commenta legantur Parisius publice vel secreto. Et hoc sub poena excommunicationis inhibemus. Comienza con ello una Pugna entre defensores y detractores del aristotelismo que tiene Su siguiente episodio en 1215 cuando Roberto de Courgon con- firma la prohibicién, dando ademas instrucciones para la ense- fianza en las facultades de Artes y Teologia en las que se refiere a los libros que deben ser estudiados, prescribiendo la lectura de los tratados légicos aristotélicos, pero estableciendo que ...non legantur libri Aristotelis de metaphysica et de naturalis piloso- Phia nec summae de eisdem, Nuevas condenas EI periodo comprendido entre la primera condena del aristo- telismo y los decretos del obispo Esteban Tempier esta poco do- cumentado. No obstante, podemos destacar algunos de los pro- cesos académicos mas significativos de esas décadas. El 13 de enero de 1241, se da del primer caso de un fraile condenado por su ensefianza en la universidad, al que se nombra como “Frater Stephanus”, quien seguramente era el 34 LAS HEREJIAS ACADEMICAS EN LA EDAD MEDIA bachiller dominico Esteban de Venizy, que sufre la condena de 10 errores por parte del canciller y los maestros de teologia”®, que nos ha Ilegado de diferentes formas dependiendo de los manuscritos, y que atafien a la lectura del segundo libro de las Sentencias. Esteban era un maestro dependiente de la ju- risdiccién de los regentes de la universidad de Paris, aunque se encontraba, en realidad, bajo tres jurisdicciones: la del obispo, en raz6n de su estado clerical en la ciudad de Paris, la del canci- ller por pertenecer a la universidad, y la de sus superiores en la orden dominica. La condena inicial se formalizé en el convento dominico de Saint Jacques por delegacién del obispo de Paris Guillermo de Auvernia en los maestros regentes de teologia bajo la autoridad del canciller de Notre Dame. Cuando se Ileg6 a la determinacién final, el obispo la aprobé y declaré el anatema contra todo aquel que sostuviera las opiniones de- claradas erréneas. Y los mismos errores fueron condenados en el capitulo dominico de Paris en 1243 y de nuevo en 1256 tanto en el capitulo general de Paris, como en el capitulo provincial de Provenza, ese mismo afio. El 21 de diciembre de 1247 Juan de Brescain y un tal “Maestro Raimundo” fueron conminados a abjurar de sus erro- res en un consistorio del canciller y los maestros de teologia y el obispo”!. Ante su actitud recalcitrante, al negarse a retractarse de “ciertos errores en materia légica sobre los que ensefiaba, cosa que ya habia hecho en su convento”, Juan fue citado ante la corte del legado papal, Od6n de Chareauroux, quien ordend que fuera expulsado de la ciudad y de la diécesis de Paris para siempre, mientras que Raimundo, que habia pretendido haber rectificado sus opiniones, y por ello habia sido anteriormente » CUP, I, 128... Cft. William J. Courtenay, “Dominicans and Suspect Opinion in the Thirteenth Century. The Cases of Stephen of Venzy, Peter Tarentaise of the Articles of 1270 and 1271”, Vivarium XXXII, 2 (1994), pp. 186-195. 2! CUP I, 176. om

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