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RESINS a‘Tule ovgnt
The Ataking 0! Modeen Colombia
A Nation in Spite of healt
Puyicada por Planeta Colombiana Edo S.A..en marzo de 1996
1811998 The Fegan ol the Univers of Caloria
Pubcado on acuerdo con Ia diol |2 Unvorsidad de Calon
® 1994 David Busine
1004 EdtoralPianota Colombiana SA,
Calle 73a 7.60, Bogota, D.C.
otonbla: www: eiorilpnta com.c0
‘Yenezvota:wows.ediorniglaaata.com ve
Ecuador: wir edtorlpenata.com.ec
Foloprtin do fa cubits: Le balata de Boyne de
980 Mara Espinosa, coresia de la Qulta ue Balla
Prana est en Colveeién Bookat septembre da 2003
Sogunda euicisn un Colocign Bookat tenreo de 2004
Tercera edcin en Coleccian Booket: mayo de 2006
1SBN: 958-42.0749.0,
Impesién y encuadennacién: Carrapice S.A
linpreso en Coloma - Printed in Cooma
Ningunapaite de esta pubteasin,incigo
#8 distin doa cutie. paca se remrodvcida,
inacenags orensnitda en manera signa
spar eingin medio, ya sea elético, quinico.
mmectnio, dic, do grabaclén oe otoconia,
‘sh neimica pravio de eit,
Blogratia
David Bushnell, conocido como el decano de los
colombianislas norteamericanos, obluvo su Ph. D. en
1951 ena Universidad de Harvard y desde entonoes ha
ocupado destacados cargos en el mundo académico de
su pais, Desde 1970 es miembro correspondiente
extranjero de la Academia Colombiana de Historia. Entre
1984 y 1991 fue editor de la /vfspanie American Historical
Review. Ena actualidad es profesor emérito de Historia
en la Universidad de Florida. Entre sus libros mas
importantes tiguran &/ régimen de Santander en fa Gran
Colombia (1996), Eduardo Santos y la politica del buen
vecino (1984) y El nacimiento de los paises
Jatincamericanos (1989). Ha sido colaborador de
publicaciones como Current History, Journal of inter-
Atnerican Stuaies, Revista de Estudios Colombianos y
Credencial Historia.CAPITULO 6
LA REGENERACION Y SU SECUELA:
UNA REACCION POSITIVISTA
Y CONSERVADORA
(1885
El periodo del predom
len Coonta eg esfing
In penlimi des a d :
a poblncign abrimdoramente callie, hien-
tras el federalisiio tanto resultado como’ ciiisa dé Ta lamentable
la oposicién liberal corno una disidencia conservadora atsca-
as politicas monetarius del gobiemo de la Reyeneracién, ar
silaride in evidente alejamiento de la oriodoxia teérien yuna
taza a las posibilidades de erédito internacional para el pats (que
echo no eran nosablemente alias). Ademds, estas précticas
‘mamentales incomodaron a algunos individos, puesto que. os
ios tendfan, como es normal, a aumentar menos que los precios y
sreedores no querian acepiar dinero deprecindo como pago de las
4s.Al mismo tiempo, al eausar un descenso en el valor del peso en
{én on las monedas extranjras, la inflacién doméstica—bastamle
srada por cierto— determiné que los precios de las importaciones
itaran, cosa que provocs Ia ira de los importadores pero a la ve
ifort6 a los artesanos focales. Por otra parte, el proceso de depre-
5m de la moneda nacional tendia a mejorar Ia posicién compe-
de las exportaciones colombianas en el mercado mundial y, de
‘Ho con In tesis de algunos estudiosos, contribuyd a aumentar
emente las ventas de café, producto que se habia consolidado a
veza de las expartaciones. Las evidencins en este sentido no son
snyentes, sin embargo®s ademiis, Colombia no aleanzs su liderazgo
spués de Brasil—en'el mercado mudial ce! café en este perfodo,
2m Tn segunda décadla del siglo siguiente
Como.nna consecuencia fiscal de la centralizacién politica,
‘bierno nacional recuper6 el contro! sobre algunos de los in~
que anteriormente recandaban,Jos.estados. También
3s impuestos, entre ellos el de exportacién de café, ammargamente
‘868° sér‘un supuesto tropiezo en Ia integraciéa de Colombia
‘mercados mundiales. El tributo referido fue institwido. solo.
és de la muerte de Niiiex! pero éste estaba tan empeiiado como,
olaboradores en generar nuevos ingresos, ponque_vefa la necest
fe aumentar la participacién del gobierno como promotor de
ferocarriles y obras pilblicas, con el fin de remediar fa penosa
Inisifigieheia de a infracsinictura econdmica del pats, Sin embargo, el
muevo régimen nunca pudo generar recursos suficientes para alean-
zar verdaderos avances en este sentido, Un pequeiiy logro fue. la
terminacién del primer ferrocartl que Hegabit hasta BogotA: pero éste
solamente se extendia 40 kilmetios a lo Jargo de la Sabana, uiniendo a.
Ta capital con Facatativg. £1 equipo para la constvucci6n, incluidos
Bogota desde el ro Magdalena, por un camino primitivo, Otras Hines
férreas que. se hab‘an iniciado antes avanzaron también y ta Linea de
Ciieuta al.Zulia, porzejemplo, se termin6 en, 1888, Pero la Compania
francesa encargada de! Canal de Panam entr6 en bancarrora en 1889
sin haber concluido siquiera la mitad de la obra. En fin, aparte de la
politica monetaria y a pesar del compromiso de Neiiex. de hacer del
Estado un ente mas activo, no hubo un verdadero rompimiento
_¢isonémico con la precedente era liberal. Tanto las condiciones, del
{mercado mondial eome las caaciesitins bions dela toposrfla
4$ tos eearss Fisica colombianoscontinsaion determinando la evolo-
> ci6n de Ia produeciny del comereo, en miteho mayer gra de fo
aque gobierno hiciera 0 dejam de haces
Si bien hubs. un Jimitado propreso en. ta, modernizacisi’ det,
comodi
fades y pueblos mas importantes, generaimente eoma
iiltado de ta iniciativa privads, aunque con el stimula de las
autoridades locales. Los eambios eran apreciables sobre todo en Bogo-
is, donde i
unos seis ai
sistema bésico de transporte, empevaron a aparecer alg
“dades'cn las 6
8 después se instal6 ef alumbrado eléetrico (para com-
pléiicntar el de gas, uilizado desde hacia algiin tiempo). Durante ef
rmistno perfodo, una compaiifaprivada contratada por la maunicipatidad
constry6 un moderno acueducto de tuberia metélica, el cual remplazé
al ya muy deteriorado sisterna colonial, que proveia el liquido tini-
camente a las fuentes comunaies ya unos pocos edificios pablicas y
privados. Estas y otras innovaciones similares, no obstante, beneficia-
ban principalmente a los despachos oficiales del centro de la ciudad y
‘alas viviendas de la clase alta, también en cl centro. La gran mayorfa
de bogotanos continunban sacando agua de acequins o de tas fuentes
les ¥ Tocomotoras desarmadas, habia arribado con gran dificultad a %
merog teigfonos empeziron.a funcioriaren, 1884, y -icas; con seguridad carecfan de servicio telefénico y tampoco
fan a las carreras de caballos, abiertas para entretenimiento de tas
sen 1894, En efecto, el «progreson de este tipo sirvié para ampliar
ferencias sociales que, a pesar de haber existdo siempre, no eran
svidentes cuando los més ricos llevaban un estito de vida que, por
de altomativas, era relativamente sencilio.
No seria justo cuipar a las politicas de (a Regeneracion de ta
iente desigualdad social, y, en efecto, ésta no era primordial para
voceros dela oposici6n. Ei Partido Liberal, en especial, estaba:
hho mas preocupado por los excesos politicos, que en realidad /
‘rieron, independientemente cle. que Niiiez fuera et responsable.
que fue Presidente titular hasta su muerte en 1894, Nijaez pasaba
yor parte del tiempo en sx nativa Cartagena, y alguien se encarga~
el gobierno en Bogoté. Hacia el final de la vida de Néhez, ese
jen era Miguel Antonio Caro, quien como Vicepresidente fue
sign ef sucesor del mandatario para Ia tenminacién del perfodo
itencial de 1892-1893. En todo caso, estos fueron aft de continua
2si6n desde el punto de vista de los liberales, a quienes se neg6
‘mente la posibilidad de ocupar cargos ejecutivos de cualquier nivel;
roliticos de la oposicién estuvieron en este lapso més excluidos
los conservadores durante tos afios de 1863 a 1885, pues éstos al
95 tenian la oportunidad de controlar aigunos estados bajo
gimen federal. De ignal manera, los liberales se quejaban de que
2 les habta permitide cl acceso a que tenian derecho en el Congreso
onal, las asambieas departamentales y los concejos municipal.
& 1896 y 1904, fos liberales solamente pudieron elegirados miem-
Els Cainata de Representantes,y a pesar'de que sin dada su
do disfrutaba s616 de un apoyo imifGritario a eseila ‘nacional,
fan podido ganar en muchos distrités electorates sila eleccién se
era Tlevado a cabo en condiciones justas. Varios liberales fueron
ados af exitio y silenciados algunos perisdicos de Ia oposici6a,
1 un patrén que consistta mis en medidas enérgicas intermiten-
ue en acoso sistemitico.
Los liberales no fueron los Snicos objetives de la represiGn
nite otras vietimas aparectan los artesanos de Bogoti, que se
habfan beneficiad del alza de aranceles de Nuhe2 pero se vefan muy
afcciados por el continuo avimento de'los precios. En enero de 1893,
los atésanos se lanzaron a ta calle masivamente en seiial de proted-
{& Gontea un periddico oficialista que pon‘a en duda su conducta
moral; entre euarenta y cuarenta y cinco personas murieron en esta
‘manifestacidn, remota precursora del bogoraza de 1948, Como con-
secuencia, In actividad politica de fos artesanos se vio restiingida y
algunos de ellos fueron sometidos « estricta vigilaneia por la fuerza
policiva de la capital, la cual estaba en proceso de profesionali-
zatse bajo la direccin de un experto téenico francés’, Las quejas del
Partido Liberal, aun asf, representaban la mayor amenaza para la
estabilidad politica. Las. imputaciones liberales de Ia Regeneracién
como dictadura absoluta eran definitivamente exageradas, pero Ja
situceién era lo suficientemente mala como para inctar a los iberales,
en més de una ocasi6n, a ta rcbelién armada, en la cual invariable-
mente eran derrotados. Una de estas rebeliones fue un corto levan-
tamiento liberal en 1895, Mucho més seria fue la Guerra de tos Mil
Dias, entre 1899 y 1902.
CALAMIDADES GEMELAS: LA GUERRA
DE LOS MIL DIAS ¥ LA PERDIDA DE PANAMA
Rafael Nitiez habfa insistido en que su Regeneracién era Ja
alternativa a 1a catistrofe nacional, pero la ejecueién de sus progra-
‘mas no previno, sino que hasta cierto punto incit6 a dos caléstrofes
separadas' que golpearon a Colombia durante el cambio de siglo: la
‘mas sangrienta de sus guerras civiles y cl desmembramicnto de su
territorio. La primera de estas calamidades sobrevino inmediatamente
después de otras eleceiones muy disputadas, en las cuales, segtin fos
erales, la saliente,administracién Caro habia irapuesto arbitear
riente como Presidente al candidato de su predileccién, pisoteando
Jos derechos de los fiberales y los conservadores disidentes. Pucsto
que el elegido por la administracion era Manue! A. Sanclemente,
‘mayor de ochenta afios ya muy debilitado, los liberales supusieron que
Caro pretendia gobernar tras bambalinas y que por lo tanto era poco
probable que la situacidn politica mejorase realmente,Es posible argumentar que el estallido de la Guerra de tos Mil
n parte —como lo ha
fue provocado igualmente, al menos
p lo igualment
snido con mucha insistencin el historiador Charles Bergqu
asa de una nueva ronda de la crisis econémica, La depresién de
rroductos de exportncién, nsociuda con fa desaparicién de Ix an-
F hegemonfa liberal, habia dado paso al aumento de las ex-
tciones de café en los primeros afios de Ia Regeneracién; pero el
to incremento de la produccién, en Colombia y en otros paises
uctores del grano, llevé a una abrupta cafda de los precios
nacionales en la segunda mitad de la década de 1890. Bt impacto
lescenso en Colombia se agrav6, segtin los crticos del gobierno,
las politicas econémicas oficiales, Al respecto, tales personajes
«a en mente no s6lo el supuesto mal manejo monetaro, sino tam-
ia imposieién de obligaciones fiscales a las exportaciones de
cen 1895. Bs dificil precisur cu‘inta verdad habia en las acusa-
¢, pero el apuro econdmico del pais intensified al menos ta
icin al régimen por parte de los fiberales y los eonservadores
lentes; Ia mayor‘a de estos fitimos tenfa sa plaza fuerte en Antio-
tuna importante regién cafetera. Los disidentes, que tomaron el
bre de Histéricos, o Conservadores Hist6ricos, en oposicién a los
ionalistas de Caro, herederos directos de Niiiex y su Pastido
ional, nunca se aliaron formalmente con los liberales, pero sv
reanto estimul6 a estos iltimos y necesariamente debilité al
emo de Bogoté. De esta manera, pocos fueron los sorprendidos
do, a finales de 1899, militantes liberales desencadenaron €]
‘0 conflicto civil, que duraria aproximadamente tres affos y con
lia, indirectamente, a la pérdida de Panama, Dentro del Partido
-al habfa.una faceién que preve'a, sino la pérdida de Panamé, al
08 algunos de los tervibles efectos que sin dda traerfa Ja guerra,
Ins frustraciones de esa colectivided ya eran demasiado inso-
ables como para detenerse a contemporizat
Los liberales suftieron gran desilusién al descubrir que tos,
-ervadotes histéricos, euando Ia suerte estuvo echada, se aliaron
sus correligionarios rivales y respaldaron al gobiemo en lugar de
lar y apoyar al otro partido, En ese sentido, su comportamiento
aduofa el de los liberates independientes, que de la misma manera
hhabfan frastrado a los rebeldes conservadores de 1876. Sin embargo,
Jos liberates lograron casi inmeditatamente poner en accisn un ejército
y wna flotilla en el rio Magdalena. La flota del rio fue desta efpi-
damente por las fterzas dei gobierno, pero la ortuna se mostrs
Voluble en los combates terrestras, que tuvieron lugar prineipalmente
en la parte oriental del departamento de Santander, plaza Faerte de los
liberates radicales durante ta era federal
A Ia derrota liberal ocurrida en Bucaramanga, et 13 de no
viembre de 1899, siguié una victoria decisiva, cuando las fuerzas
«encabezadas por los gencrales Rafael Usibe Uribe y Benjamin Herren
aplastaron @ un importante ejército del gobierno en la batalla de
Peralonso. Los liberaies no complementaron su victoria con una
persecucién del enemige hasta Bogoti, como bien hubieran podido
imentarlo, En cambio, adoimecidos por la excesiva eon
victoria, perdieron tiempo esperando concesiones gubernaménta-
les que nunca IYegaron. Lo que si lleg6 fue un definitivo triunfo.con-
servadoren a batalla de Palonegro, librada entree! I! y el 26 de mayo
«de 1900, Durante dos semanas de combate permanente, los dos ejércitns,
que juntos sumaban 25.000 hombres, suftieron mis de 4.000 bajas,
siendo los liberates los més afectados. El hedor de tantos cuerpos de
hombres y animales en descomposicién en el campo de batalla era
insoportable. Los médicos y las enfermeras, especialmente del lado
revolucionario, fueron incapaces de curar a los inmumerables'her-
dos, muchos de tos cuales fueron abandonndos a su suerte y murieron
en medio de atroces dolores; la contaminacién de las fuentes de agua
complements fos estrazos de las enfermedades, que fueron més ltales
{que Tos disparos. AI fnal, os liberals no solamente perdieron ta batalla
sino iguelmente grandes cantidades de armas y equipos imposibles
de remplazar, y un fmpetu que nunca recuperaron
Después de Palonegro, tos liberales no pudieron ibrar botailas
convencionates, excepto en Panama e intermitentemente en ia costa, y
fueron reducidos a una irregular guerra de guerrilla, en lu van es-
peranca de desgastar al gobiemo. Esta varicdad de actividad guerre-
ra predomind en Ia regién del alto Magdalena y en las vertientes
cercanas, al oeste y al sur de Bogota, dren donde la colonizacién seba extendiendo répidamente debido a auge de la produccién
tera, y donde la prescncia de las instituciones tvadicionales era
ivamente d&bil. En corto tiempo, le guerra de guerrillas resol
axa por estallides de bratatidad y bandidaje por parte de ambos
miles de clase
eendientes, hasta el punio de que los alarmados lib
—que ejercian poco control real sobre los banclos nominalmente
ados a su partide— se tomaron més y més partidarios de una
cin negociada de la guerra civil.
Las posibilidades para tal-negociacién habfan parecido fa-
ibles durante un breve perfodo, hacia finales de 1900, después de
los conservadores histéricos promovieran un goipe que depuso
iejo y achacoso Presidente Sanclemente en favor de su Vicepre~
nto, José Manuel Maroquin, ligeremente ms joven. Una vez en
oder, sin embargo, Marroquin se mosiré igualmente intransigente,
guerra llegé a su fin solamente a fines de 1902. El agotamiento
:tuto contribuyé a la conclusién del episodio. El némero estimado
‘ajas por causa del conflicto se eleva a fa impresionante cifra de
mil, que en una poblacién total de alrededor de cuatro millones
Vale-al 2.5% de los colombianos (y nataralmente, a una proporeién
hho mas alta de hombres adultos). Esta.es una estadistica que se
te de texto en texto, sin que nadie sepa de dénds provino, y pro-
‘emente sca demasiado alta. De todas maneras, el derramamien-
sangre fue enorme y acentué las exigencias de paz; los costos
iGmicos de ta guerra tuvieron el mismo efecto. No solamente se
mampieron intermitentemente a produccin y el comercio en gran
2 del territorio nacional, sino que también tanto liberales como
servadores tuvieron que pagar por el desastre, Los liberales desem-
pues et gobierno los golpe6 con la imposicién de prés-
38 punitivos; sin embargo, los seguidores del régimen no pudieron
ar cargar con parte de la responsabilidad,
aron
Sin duda, nadie pudo escapar al efecto de la incontrolable
tsign que results del uso cada vez més frecuente de la imprenta
parte del gobierno para cubrir sus gastos militares y de otto tipo
ana ocasi6n en que se acabé el papel apropiado en las imprentas
les, se eché mario de un papel preparado para eavoltura de
chocolates, y en los billetes recién impresos se podta incluso distin-
wir ef logotipo de Ja fabrica®. El valor del délar en moneda colom-
biana, que al inicio de Ia guerra era aproximadamente de cnatro pesos,
subi hasta cien pesos ul finalizar el conflicto, en noviembre de 1902"
Pero aun con ef recurso de un papel moneda sin respaldo, el gobierno
ca objeto de tantas presiones, que, para citar un solo ejemplo, ya no
poiifa mantener las tres colonias de leprosos del pas, cuyos pacientes
qurdaron
las calles y carreteras, abandonados a su suerte.
Otro incentive para la paz fue el estado critico de Tas ne-
gociaciones con los Estados Unidos en torno a la concesién para
conistruirn canal ue cruzarael isimo de Panama, Bi hecho de que ese
departamento fuera uno de los escenarios principales de la etapa final
de la guerra era algo més que inconveniente, aunque no afects en
realidad el trdnsito; cl gobierno de Bogotd no pido sino estarde acuerdo
Con que las fucrzas estadounidenses entraran a resguardar fa rata, ¥ de
hecho su presencia protegié Jas ciudades de Panamé y Colén, puntos
textsemos del trayecto, de suerte que éstas no cayeron en manos de los
revolucionarios. 1.a incapacidad det gobierno pata prestar cuidadosa
atencién a fas negociaciones del canal mientras el pats era desgarrado
por la guerra civil fue atin mis grave, y esto sin mencionar ef debi-
litamiento de la capucidad negociadora de Colombia con respecte a os
atractivos de Ia posible construccién del canal en Nicaragua. Opor-
tunamente, el acuerdo que puso fin ala guerra fue el Hamado Tratado
del Wisconsin, firmado en noviembre de 1902 a bordo del navio esta-
dounidense de ese nombre estacionado frente a la costa panameia
Al igual que cl tratado de paz preliminar suscrito un mes antes por las
fuerzas liberates en la rogi6n de la costa caribeia, este tratado oftecia
sgarantfas de proteccién personal para los ex revolucionarios, pero
ninguna promesa explfcita de reformas politicas. Bl recurso liberal a
la violencia para lograr sus objetivos habia resultado, una vez mis,
contraproducente.
El desastroso desenlace del asunto del canal llegé un ato
inds tarde, con la exitosa separacién de Panama, aungue las raices
hist6ricas de la seccsién se extienden hasta el momento en que Pana-
‘mé entré a formar parte de Colombia, o mAs precisamente de la Nueva
Granada colonial. Como ya se anots en un capitulo precedente, lasreiaciones se iniciaron pobremente porque las autoridades es,
las pasaron a Panamd de ta jurisdiccién permana a la neogranadina
Cen el preciso instante en que el istmo iniciaba un periodo de dificil
reajusle econdmico. Después de la Independencia, los fideres pana-
‘mefios consideraban que las normas aduaneras y los disturbios civiles
de Colombia eran factores que inhibian fo que ellos consideraban 1a
Funci6n natural del istmo: sesvir como emporio mundial det comercio
libre. Mis de una vez Panama declar6, al menos temporalmente, su
{independencin de Bogot. Siempre volvié al rebatio, pero politicamente
favorecta el federalismo como medio para maximizar su autonomfa
regional; y en este sentido el ultsacentralismo del perfodo de la Re~
generacién fue un violento revés para Ins aspiraciones panamefia,
Entre las quejas de los panamefios, era importante la que
resultaba que, a través de: los impuestos gencrads por el trénsito, las
ccuotas pagadas por la Compafia del Forrocarril de Panama y otras
‘uentes especiales de ingresos, Panams pradueia para el tesoro de Bogots
mucho ms de lo que recibfa en forma de servicios gubernamentales.
Sin duds, los panamefios habrfan toterado ese tipo de discriminacién y
su: status de subordinaclos, si al menos hubiesen podido continuar
disfrutando del negocio del trdnsito: y fie previsamente en tomo a
‘on el resto de Colombia se
este nswnto que la relacién de Panar
rompié Finalmente.
tun canal al nivel deb mar habia dejado a Panamd por lo menos con el
trafico de carga y los pasajeros que utilizaban el ferrocarril existente,
incluso mientras continoaban las negociaciones sobre ta posible
‘consiriccién den nuevo canal por fos Estados Unidos. Desde el punto
de vista panamefio, habia que evitar a toda costa que ef canal se
cconsirayera en otra regién. Por esta r126n, Ia sola posibilidad de que
Jos norteamericanos decidieran construir un canal en Nicaragus si las
negociaciones con Colombia fracasaban, determiné que los comer-
cciantes y politicos panamefios prosiguieran Ins negocinciones aun en
‘medio de la Guerra de los Mil Dfas, con un sentido de la urgencia que
rara vex mostraban los demas colombianos.
En septiembre de 1902, cuando tn guerra estaba por terminar,
et emisario cofombiano en Washington, Tomas Herrin, finalmente
firm un tratado con el secretario de Estado norteamericano, John Hay,
212
fracaso de los franceses en In consinuccién de”
para la construccién del canal a través del istmo. BI tratado cedia a los
Estados Unidos ef control permanente de wna estrecha franja de tierra
en la cual serfa consiruido ef canal; en este respecto, y en otros puntos,
se reflejabaclaramente la débil capacidad de negociacién de Colombia,
Mas para las famitias prominentes de Panam y para la variada gama
de promotores internacionales interes
108 en fa rota pamameria los
términos precisos eran menos importantes que el simple hecho de!
tratado, Aunque en algunos secrores bogotanos se crein firmem
‘que los voceros de los Estados Unidos fanfarroneaban cuando sugertan
‘qve, de no ratificar Colombis los teminos del tratado, su pais se volveria
hacia Nicaragua para negociar el canal, los panamefios no estaban
dispuestos a correrel riesgo Ue ge las advertencins se hicieran realidad.
Ei peligro de que Panama se sepmara sil tratada po se ratificaba era
evidente incluso antes de que el Senado colombiano iniciara
dotiberaciones al respecto. -
‘También en el resto det pats habia quienes pensnban que seria
‘mucho mejor tener un canal-en términos poco favoribles para Colom-
bia que no tener ningin cari —o, mejor dicho, ninggin canal en el que.
hhubiera participacién colombiana, Estas voces se acallaron, sin em
bargo, en ef debate que sobrevino, Guiados por el ex presidente Mi-
guel Antonio Caro, cuya incapacidad de compromiso en aguntos
domésticos habfa influido en la iniciaeién de fa Guerra de tos Mil Dias,
Jos opositores det tratado sefialaron acertadamente que ceder a los
Estados Unidos el permanente y directo control sobre la zona del canal
era incompatible con Ia soberania colombiana y que, por lo tanto, el
tratado era inaceptable, En agosto de 1903 los senadores, verdade-
ramente convencidos por los argumentos de Card, o bien polfticamen-
te temerosos de mostrar debilidad en In defensa det honor nacional
en un momento en que los nacionalisas y los eonservadores his-
‘éricos manipulaban diestramente Ia eseena politica de la pasguersa,
rechazaron undnimemente el tratado Hay-Herrén. Como cost may
significrtiva, 1a unanimidad se logeé solamente porque un senador
panameno se hebfa retirado del recinto anics de la votacién,
‘Tres meses después, el 3 de noviembre, twvo lugar fa revoly-
cci6n panameiia; a evidente complicidad cle fos Estados Unidos aurments
213cl escindaio en Colombia, pero dificults in adopcién de medidas
‘efectivas para controlar ta rebeli6n. En
hhubo manifesiaciones antinorieamnericanas y 5
subyugacién forzosa de Panamé. Pero los Estados Unidas, citando el
mismo tratado que habfan firmado para fa defensa de la soberania
neogranadina sobre cl istmo, aclaruron que. no se permitiria a las
{ropas colombianas desembarcar en Panarnii por temor a que obstru~
yeran el libre tinsito de mereane’as, también garantizada porel tratado.
Esa fue realmente toda la wintervencisim novteamericana que se
|gunas eiudades colombianas
llegé a hablar de una
necesits. Por otta parte, los Ifderes det movimiento (entre quienes
se encontraba el promotor Francé
Philippe Bunau-Varilla, quien
esperaba ser generosamente recompensado por sus inversiones cn la
anterior empresa francesa) lograron obtener, a través de sobomos €
influencias de tipo social y personal, la pasividad de la peguefia fuerza
colombiana estacionada en Panamd, No contaban con apoyo masivo
para fa rebelién, pero tampoco tubo signos de oposicién fundamen-
tal al golpe. El reconocimiento diplomético del nuevo gobiemo
panameito por parte de los Estadas Unidos tard6 pocos dias y se dio
con una prisa ovidentemente indecent. Lo mismo hizo la mayorfa
4c los gobiemos, incluidos, pars afliccién cofombiana, varios Jatino-
americanos.
Si algo hizo mds tolerable ta separacién de Panamd, fue el
hecho de que, asf como los panamefios minea habfan sentido gran
solidaridad hacia el resto de Colombia, los colombianos det interior no
tenfan fazos culturales ni de ningin tipo que los ataran profunda-
mente a los habitantes del istmo. De hecho, el sentido de la unidad
nacional en Colombia segu‘a siendo débil, y algunas voces esparcidas
por el territorio sugirierén que a la larga el
tan deplorable, sino més bien imitable, A largo plazo, sin embargo, la
pérdida de Panama se convirtié en una etapa més del lento y dolores
surgimiento de una identidad nacional colomibiana. Contribuyé a que
lo que quedé de Colombia fuera un poco ris homogéneo y dio a tos
colombianos un blanco externo contra el cual In mayoria de ellos podia
reaccionar. Sobre todo, junto con ia Guerra de los Mit Dias, a la que
siguié inmediatamente, la separacién de Panamé funcioné como
golpe saludable para la clase politica éet- pas, al demostrer la necesi-
plo panamefio no era
dad de trasconder la tradicional divisién entre fos partidos y de traba-
jar conjuntamente por cierto tiempo en fa inconclusa labor dle cons-
twuccisn de la naciénCAPITULO T
LA NUEVA ERA DE PAZ Y CAFE
(1904-1930)
Desde la plrdida ele Panam hasta la depresion eccinémi.
ia pa86 por el mas largo perfodo de estabilidad
fitoia cbmo Haein inderendiente, Los dos
ctonalesdemibtaton in ipeidad para debate cvilin-
do Ta cempeieneia pctica que contasa kdamente con su anterior
comportamino; hacia 1930, Colombia estaba a pum de ser acl
mada como demoeraeia Iatinoamericana ejemplar. La economia,
‘imo de erecimient, La expansién
‘ela produecin y exportacin eafeteras era su asgo ms noigle,paro
€3 banano, at pelrleo y la indstia manufactorera consttutan otros
polos dé desarolo, No todo iba tan bien bajo Ia uporficie de a sociew
dad, pero sin lugar dudes los Iideres colombianos tenfan muchos
‘motivos de satisfaccién dentro del contexto latinoamencano. Sobmn
decirl, Ia tanguilidad politica y el crecimiento econémico eran fe-
menos fntimarente cela
eel otro
mientras tanto, batfarécords en s
nados:tinn era principal causa y efecto
217CORRECC{QN DE LOS EXCESOS DE LA REGENERACION:
RAFAEL REYES Y SU LEGADO
‘A pesar ae haber perdido ia Guera de ls Mil Dias y por fo
tanto fracasado en st inteo de bora tos rasgs claves de la Re-
aenerasién de Nine, iberism hobia emostedo que Colombia
no poula ser gobemadi en paz cuando uno de fos dos partidos era
alee exloido del poder y estaba sujeto al acoso intermitente
Los consrvadoreshistricoshabfan mantenido este punto de vista todo
tiempo, y on fa pérdida de Panamé enconiraran motives adicionales
para buscar a recone nacional. De ningun manera ni siquiera
ahora, todos los vencedores conservadotes mostaban inelinaciones
2 hacer conesione signifies. Por un margon estecho, sin em
bargo, uno de los defensores: acérrimos de 1a colabérncién entre los
paridos, cl general Rafael Reyes, gun la primera eleven presiencial
de la posguerray se posesioné de cargo en agosto de 1904,
Reyes proventa dela clase ata de provincia y era nativo del de-
partamento de Boyacé. Gané renombrey fortuna ena regién del Cauca,
como empresario de éxito durante el boom de Ta quina e los fos 70,
yy perdié parte de su riqueza en esfuerzos consecutives para colonizar
Ja zona marginal de la amazonia colombiana, En las guertes civites
de 1885 y 1895 fe talentoso oficial y 1uché en ei lado conservador,
pero rechazaba las candentes diferencias ente partes asf como la
rigidez ideol6gica. Por el contrario, Reyes estaba totalmente conven
do de que los colombianos necesitaban superar sus vactas liek:
patidarias y conceatrarseen el progreso material, Como afirmé en un
ppasaje que se cita autoraticamente cada vez que se diseuten su progra-
ma y Sus puntos de vista, wen tiempos pasados fue la Cruz 0 el Corin,
Ja espada oe! libro, tos que hicieron las conquists de la civiliancién;
ctualmente es la podeross locomotor, volando sobre el brillant rel,
respirando como un voleén, In que despierta los pueblos al progreso, at
bienestar y @ la libertad... y a los/que Sean refractarios al progreso
los aplasta bajo sus ruedasy
Reyes pronuneié fas anteriores palabras actuando como de-
legado de Cstombia ante la Conferencia Panamericana, que se reuni6
cen Ciudad de México en 1901, durante la Guerrade los Mil Dias.
De hecho, Reyes se ingenié a manera de permenecer fuera del pais
la mayor parte del conflicto; una vez terminado, se convinis
0 de la rezonciliacion chive liberales y conservacores y ea
defensor do tritado Herrda-Hay, dos requisitos que consideraba
iidtspensables para el acceso de Colombia a Ie era deta locomotor
Perdis te Batalla en lo que al tatado respect, gevo gan lapresidencia
al alo siguiente con el apoyo de los histéricos y otros conservadores
‘oderados, adie de los vats de os liberales que participaron en Ia
leccidn’ ef Partido Liberal ni siquerainients presenar lista de can:
4idatos). De igual manera, Reyes contaba con ia ayuda de un jefe
iocal en la peninsula de la Guajira, quien le dio os votes de sus elesiores
imodiant cients argucis. Finalmente, ese acto fraudulent le por
Tili@'obisner el halget de vitoria, pero fue un fraude beneficicso
que degre el tritinfo “del candidato mas Popular: si los liberals
Invbiesen estado en posicién de votarlibverente, Reyes haba ven
cido en forma aplastante a su principal rival, un eonservador menos
flexible.
eyes most6 de inmediato que se proponta hacerlo queecia
sobre recoeiiacién nacional, roby. dos Hbealsen su gabinete
3c2, Desgné a miembros dea opoiegn en argos menor
Timportanela y en so momento inttodujo el prinipio de repiesenta:
cién garantizadn de la minoria en la conformacién de los cuerpos
aelibertives, desde 1o8'concejox municipates hasta el Congreso
nacional, Igoalmente importante feel hecho de evar eabo una re-
forma rrilitarewsefada para convert ns fuerans ecmadas ef una
SiBanizacibn porameme profesional, colocada por encima de Tos
iereiesparidstas, que dsfonderia las fronteres nacionales cota
Bidgussexaijtesy mintenéracl orden constiusionl ene entero
restriecién alguna. Este programa implicé la reorganizacién de ia
GaiSaciOR milita’ Bajo tos auspicios de una misién chilena, cuyos
membres ransmitron alos oficilescolomGte lees que
haan recibido de-una serie de misions de adiesramienoalema-
nas. Une dels efectos Secndaros de Ia presenta clea y dela
infuercia alemana qu ells conlevs fla adopcién de unformes de
“este rusian (uno de cuyos vesipis es el uso de eases pri”
1 poi pari presencia,(Otro aspeeto de Ia refora fue el esfuerza personal del propio
Reyes paraindocir Js Familias liverates a que enviaran sus hijos a
ie escbeia mititar, con mirasa lograr-un equllbrio ente fos partidos en
fas filas de las fuereas semadas. Puesio que el reformado estamento
mniliardebia ser riguosamente no-partdaro, la afiiacin de adepos