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M. Gléckler y J. Schirholz Antraposofica \. Hans Werner LA ALIMENTACION DEL ENFERMO DE CANCER “Junto a la cuna vela la fatalidad, en las entrafias se gesta.” Reinhold Schneider Durante mucho tiempo, la alimentacién en tanto problema cientifico fue la hija bastarda de la medicina académica. Siguié luego una fase bastante prolongada durante la cual el interés se centré en el aspecto cuantitativo de la alimentaci6n. Se proporcionaba al paciente lo que necesitaba en energia (calorias), hidratos de carbono, grasas y protefnas, oligoelementos y sales. Independientemente de la ciencia médica, iba creciendo un movimiento cen- trado en la dieta que ponfa especial atencidn en la calidad de los alimentos. Se oponja a la creciente aplicacién de la quimica a la produccién agricola, producto de una fe ciega en el progreso, y a la desnaturalizacién de los pro- ductos agricolas en el proceso de elaboracién de alimentos. Estudios estadisticos de amplio alcance realizados recientemente en EEUU. confirmaron que el cancer se relaciona con la falta de atencién que se presta a la calidad de los alimentos, como se venfa suponiendo hace tiem- po. Esto Ieva a la medicina establecida a centrar su interés en un Ambito que habfa pasado por alto casi totalmente en su tratamiento del cancer. El presen: te trabajo no se limitar4, pues, a asesorar al lector acerca de la alimentacién més conveniente para el enfermo de cAncer, sino que dara pautas para una alimentaci6n sana en general. Al evolucionar en las tltimas décadas la tendencia a valorar la calidad de los alimentos, aparecieron corrientes dietéticas unilaterales que prometian salud pero, debido a su parcialidad y fanatismo, paradéjicamente propiciaban Ja enfermedad. Las dietas extremas también pueden tener un efecto negativo sobre la evolucién de un cdncer ya declarado. Algunos ejemplos tomados de 118 _ la prdctica médica servirdn para ilustrarlo: _ que un examen médico completo. Su indignaci6n es grande cuando se le diag- _hostica cdncer de recto: dos! No puedo creer que tenga esta enfermedad.” Mi respuesta es: “Quizds se Un individuo de 74 afios se presenta en mi consultorio para que le practi- “j Durante 40 afios no comf mas que alimentos cru- deba precisamente al hecho de que su alimentaci6n fuera tan incompleta.” Un maestro de 45 afios, en servicio activo, se queja hace varios meses de juedad y un gusto salobre en la boca. En las tiltimas semanas ha tenido do- res a la altura del coraz6n. Se le diagnostica infarto cardfaco. Durante afios seguido una dieta muy unilateral, rica en sal, ignorando mis recomenda- jones en contrario. Un aiio y medio mds tarde se declara un cdncer de intes- grueso. Reconoce entonces que, por ser tan parcial, su alimentacién pu- haber influido en la aparicién de la enfermedad. _ Un paciente de 51 afios con un cdncer avanzado e inoperable de estéma- yo acude a nuestra clinica, rogando insistentemente que le ayudemos a Ilevar mino una cura de ayuno de 40 dias. (En la época en que esto sucedié, luchos enfermos crefan que tal tratamiento curaba el cAncer). La enferme- d se agrava répidamente. El ayuno se interrumpe. Al paciente lo invade el liento. _ Hoy por hoy, se calcula que en cerca del 35% de los cdnceres hay facto- 8 alimentarios que han incidido considerablemente. El 25% se atribuye a mientos fallidos y el 10% restante a los residuos provocados por la antiparasitaria quimica, la contaminacidén quimica y los suplementos jentarios. A mediados de este siglo atin regfa el dogma de que la formacién de tu- s malignos se debia exclusivamente a la degeneracién celular. Poste- rmente, la ciencia descubrié que el espacio intercelular, o sea el medio en vive la célula, tiene gran importancia en su formacién. Este espacio es n destacado en la cadena de multiples mecanismos de defensa (sis- nmunolégico) del organismo contra la irrupcidn de procesos ajenos al o. El tumor maligno es el resultado de tales procesos ajenos. Si avan- un paso mas llegaremos a la conclusién de que la alimentacién inade- , al igual que los traumas ps{quicos, puede debilitar este sistema de de- No se trata, pues, de preguntarnos tinicamente como debe alimentarse mfermo de c4ncer. Casi mds importante es preguntarnos cémo debe ser i6n para excluir los factores que contribuyen a que la persona una enfermedad cualquiera como, por ejemplo, el cncer. Intenta- 119 1 exponer las conclusiones a las que Hega la medicina, enriquecida con los conocimientos de la antroposoffa, con relacién al comportamiento alimenta- tio de la persona sana y enferma de cAncer. La decisién de cé6mo alimentar- se depende del individuo y es, por tanto, su responsabilidad. No existe, a mi juicio, una “dieta para cancerosos” que pueda pretender curar el cancer, pe- To las recomendaciones que daremos al final del presente trabajo pueden in- cluirse en una terapia general del cAncer. La digestién como proceso de delimitacién y el origen de los alimentos El ser humano incorpora la naturaleza que lo rodea de tres maneras dife- rentes: -Por la percepcién sensorial a través de los Srganos sensoriales, incluyen- do la piel, -por la respiraciGn a través del pulmén, -por la digestion a través del conducto gastrointestinal. Nada que esté fuera de la persona es incorporado al interior del cuerpo sin transformaciones. Esto vale para el sonido, que penetra por el ofdo, la luz, que se incorpora por el ojo o la piel; el calor, que penetra por la piel, el pul- mén o la alimentacién; el aire, que entra por los pulmones; las sustancias ali- menticias sdlidas y Ifquidas que lo hacen por la boca. También los elemen- tos en estado microscépico que proceden del cosmos, como el hierro, hidr6- geno, niquel y silicio se absorben y transforman en el organismo. Las sustan- cias alimenticias se desdoblan por etapas al calentarse, mezclarse con diver- sos jugos digestivos, disgregarse y airearse. Esto se produce mediante los movimientos ritmicos de masticacién, mezcla y transporte en los diversos tramos de la digestién. Deber4n transformarse de tal modo que no quede na- da de lo que fueron en la naturaleza exterior. El catabolismo llega a tal extre- mo que las conexiones vivas de la sustancia alimenticia se destruyen y no quedan mas que productos de disociacién. Luego de pasar la barrera intesti- nal y sanguinea, estos productos son estructurados, vivificados, reanimados ¢ individualizados en diversas etapas por los grandes érganos del metabolis- mo, que los transforman en sustancias del cuerpo. Solo asf pueden servir a la estructuracién, conservacién y funcién de los érganos corporales. Lo que se libera durante la digestién de los alimentos provenientes del mundo vegetal y animal, todavia repleto de fuerzas vitales, sirve de fundamento a la flora bacteriana de! intestino. La salud de la flora intestinal depende, pues, de la vitalidad de los alimentos ingeridos. Por ello, no es de sorprender que hoy en dfa sea tan comin la degeneraci6n patolégica de la flora intestinal (disbacte- 120 ria), pues los productos alimenticios estén desnaturalizados en gran medida por los abonos qufmicos, los antiparasitarios y la reelaboracién. La digestidn es un proceso de delimitaci6n con respecto al mundo que cir- cunda a la persona. Si tal delimitacién no se produce, los alimentos insufi- cientemente desdoblados acttian como veneno. Sintomas como el eructo, la sensaci6n de plenitud, los calambres y la diarrea pueden ser consecuencia de un trastorno local. Si el cuerpo incorpora estas sustancias venenosas, pueden declararse enfermedades agudas 0 dolencias que se desarrollan paulatina- mente y se vuelven crénicas. Un ejemplo de enfermedad aguda es la urtica- ria. El organismo procura eliminar las sustancias t6xicas a través de la piel. La incorporacion prolongada de venenos que no supera el umbral de toleran- cia puede transcurrir en un primer momento sin sfntomas, pero con el tiem- po propiciard la aparicién de enfermedades como la arteriosclerosis, el reu- ma y el cAncer. No obstante, el mundo que rodea al ser ‘humano no consiste tinicamente en sustancias naturales. Hay sucesos psfquicos y alimento espiritual que de- ben digerirse y transformarse por medio de procesos psiquicos y espirituales. Si no se logra, podr4n desencadenar trastornos psiquicos funcionales o tras- tornos fisicos funcionales y org4nicos. Esto podré incidir sustancialmente en la aparicién de las enfermedades fisicas m4s variadas, incluyendo el c4ncer. Obtenemos nuestros alimentos primordialmente del mundo vegetal. En la regi6n de Ja rafz, la planta segrega Acidos y enzimas. A través de estas sus- tancias privativas de las plantas y con ayuda del agua, éstas asimilan las sa- les del suelo que necesitan para sintetizar las sustancias orgdnicas y crecer. Ya en la rafz fabrican sustancias protéicas indiferenciadas, que adquieren mayor diferenciaci6n en las hojas y las flores. En la hoja se sintetiza la luz, el calor, el Acido carb6nico y el agua, dando origen a hidratos de carbono co- mo el azticar, el almidén y la celulosa. En a flor y el fruto la planta fabrica aceites esenciales y sustancias grasas. Allf la planta se acerca al medio ani- micoen el color, el perfume y la formaci6n de néctar y polen y, entre la abun- dancia de animales orientados hacia las plantas, atrae a aquéllos que necesi- ta para la polinizacién y continuacién de la especie. Las caracteristicas vita- les que distinguen a las plantas son la formacién de sustancias y el creci- miento. E] alma de la tierra sdlo la toca a nivel de sus flores y frutos, es de- cir, que no se internaliza. Pero si este elemento llega a penetrar en el proce- so vital de determinadas plantas genera veneno. Estas plantas venenosas ya no serviran, pues, de alimento al individuo, pero si se las somete a procesos farmacoldégicos pueden transformarse en medicamentos. 121 Los animales obtienen su alimento directamente del mundo vegetal o —como sucede con los animales rapaces- de los animales herbfvoros. La plan- ta vive en constante asimilacién y crecimiento. El animal puede desdoblar las sustancias y estructurarlas nuevamente, puede disolver Srganos y reconsti- tuirlos. El movimiento propio y la capacidad de experimentar sensaciones re- velan que ha internalizado el elemento anfmico. Es decir que la carne y gra- sa animal que sirven al ser humano de alimento no s6lo estan traspasados por procesos vitales como las sustancias vegetales, sino por procesos animicos. Cuando se mata un animal para consumir su came, transmite algo de su na- turaleza anfmica a los productos alimenticios que se obtienen de él. Ademéas de la vida y el alma, el ser humano internaliza un principio espi- ritual, el yo. Este individualiza el alma, la vida y el cuerpo. Le confiere la postura erecta y el rostro inconfundible, y pone su sello individual a la ma- teria y al cuerpo aun a niveles microestructurales. El animal se halla mas cerca del ser humano que Ia planta en la secuencia de desarrollo del reino natural. De ahf que necesitemos mds energia para di- gerir el alimento vegetal, que nos es menos affn. El animal ya ha transforma- do las sustancias vegetales orgdnicas vivas en sustancias traspasadas por el alma. De ahf que para digerir alimentos naturales la persona necesite menor desgaste de energfas. Empero, cuanto mayor resistencia ofrece un alimento a la digestién, tanto mayor sera la fuerza que obtiene de él el organismo para reestructurar su propia sustancia corporal. La experiencia muestra que la die- ta cémmea vuelve al individuo indolente y pesado, en tanto que la dicta vege- tal aguza el espiritu, lo vuelve mAs vivo y atento. “Dondequiera que el ser humano regule su vida y su pensamiento libre y despreocupadamente a partir de un enfoque amplio de la vida, le debe esto a su relacién alimentaria con el mundo vegetal. Dondequiera que se deje arras- trar por la ira, Ia aversion, los prejuicios, se lo debe a la dieta basada en el mundo animal” (Rudolf Steiner). Requisitos para una sana alimentacién En lo que sigue, haremos algunas consideraciones acerca de los requisi- tos fundamentales para una sana alimentacién. Nos referiremos a temas tales como los métodos de cultivo, la elaboraci6n de alimentos, el peligro que im- plica una dieta unilateral, la dieta vegetariana o mixta, el ritmo en Ia alimen- tacin, la preparaciGn de alimentos y la cultura del comer. 122. Desde que, promediando el siglo XIX, Justus Liebig recomendara el abo- no quimico para incrementar la productividad agricola, este método de cul- tivo recorrié triunfante el mundo entero. Sélo en las tiltimas décadas se com- probé que la utilizacién indiscriminada de abonos qufmicos afectaba el sue- lo y llevaba a la pérdida de vitalidad de las plantas alimenticias. También se mostraban mas expuestas a la invasién de pardsitos. Los tallos de los cerea- les perdian consistencia y se volvian més débiles. En los granos aumentaba la proteina acumulada, menos importante para la alimentacidn, en tanto que se reducia la proteina contenida en la envoltura de los granos, de mayor va- Jor nutritivo. Las semillas y frutos perdieron su poder germinativo, de modo que se hizo necesario construir establecimientos de seleccién de simientes. Al disminuir la capacidad de resistencia de las plantas, debid echarse mano a pesticidas téxicos. Si atin se sigue aplicando el abono quimico es debido a la posibilidad de produccién en gran escala y a los poderosos intereses en juego en la industria qufmica. Pese a ello, el interés por jos modernos méto- dos biolégicos de cultivo crece a paso firme. En la década del 20 de este si- glo, Rudolf Steiner inauguré el método bioidgico-dindmico de cultivo, con el fin de aumentar la vitalidad del suelo en constante retroceso y, con ello, la calidad de los alimentos. Con este método, que consistia en aplicar la rota- cién en la explotacién ganadera, la producci6n lactea y cdmea, el estercola- do y el cultivo de las plantas, Rudolf Steiner pretendfa que las granjas vol- viesen a ser organismos vivos que contribuirian a devolver la salud al suelo y a sus habitantes. Los productos biolégico- dindmicos se comercializan ba- jo la etiqueta de calidad “Demeter”. A mas de éste, hay otros métodos de cul- tivo bioldgico que contrarrestan el desgaste del suelo. En el presente siglo, la elaboracién de productos agricolas para la produc- cién de alimentos ha crecido hasta convertirse en una poderosa rama de la in- dustria. Se utilizan sustancias qu{micas como conseryantes o mejoradores del aspecto y sabor de los alimentos. En la produccién y elaboracién de la came, la leche y los huevos se emplean hormonas, antibidticos, psicofarma- cos, cardioténicos, aromatizantes y tiernizantes, reforzadores del sabor, an- tioxidantes, nitratos, venenos de setas, fluidificantes de alimentos y otros aditamentos. La aplicacién de sustancias qufmicas para conservar frutas y verduras ha retrocedido a favor de la refrigeraci6n a bajas temperaturas, ya que el shock de frio perjudica la célula menos que el enfriamiento gradual. Este método puede, pues, mantener la conservaci6n vital de los alimentos durante un perfodo ms prolongado. Es cierto que no se destruyen las bacte- tias existentes, que pueden multiplicarse al descongelarlos, particularmente si se congelan y descongelan repetidas veces, provocando enfermedades 0 123 envenenamientos por las toxinas que contienen. Los procesos enzimaticos de desdoblamiento retardados que desencadena el almacenamiento prolongado Mevan a la descomposicién de los alimentos. Actualmente hay paises que re- curren a la irradiaci6n radioactiva —prohibida en Alemania- para conservar- los. Pero se ha comprobado que da lugar a alteraciones desagradables del gusto y el olor, como también a la aparici6n de nuevas sustancias agresivas. La magnitud de tales alteraciones y la afinidad quimica de tales sustancias no han sido exploradas exhaustivamente. Por consiguiente, no es recomendable consumir alimentos sometidos a dicho tratamiento. Sea como fuere, los alimentos frescos deben preferirse a cualquier forma de conservacién. La alimentacién ldcteo-ovo-vegetariana cubre todas las ne- cesidades de la persona. Pero al abstenerse de la leche y los huevos y consu- mir tnicamente alimentos crudos, el vegetariano corre el riesgo de presentar signos de subalimentacién. El elevado contenido en sales minerales y la ten- dencia a perturbaciones en la regulacién del calor pueden dar lugar a enfer- medades t6xicas y esclerosantes. La fijacién dogmatica y a menudo coerciti- va que caracteriza esta forma de alimentacién tiene su correlato anfmico, a partir del cual también acttia. El otro extremo lo constituye el consumo exce- sivo de carne, que lleva al individuo a una dieta hiperproteica, deficiente en sustancias con fibra, cuyas consecuencias se describiran mas adelante. Es in- teresante observar que este hdbito alimentario no va acompaiiado del rigido dogmatismo que caracteriza al partidario del régimen crudo, sino de una ac- titud anfmico dominada por la sensualidad y la avidez. Por cierto, hay moda- lidades extremas de alimentacién que se cumplen durante breves perfodos y pueden ser eficaces del punto de vista terapéutico. Por ejemplo, puede pres- cribirse una cura de una a cuatro semanas, basada en un régimen crudo para regenerar el organismo. Asimismo, pueden resultar Gtiles las curas de ayuno bajo supervision médica o la observacién de determinados dias de ayuno. Una alimentacién’sana se encuentra en el punto intermedio entre los dos extremos. Puede tratarse de una alimentacin preponderantemente vegetaria- na, con pocos agregados de pescado y carne y embutidos magros. Pero el que desee renunciar a todo tipo de carne por propia decisiGn podra hacerlo, pues redundar4 en su beneficio. La cita con la que iniciamos el presente trabajo alude al hecho de que, una vez que conoce los efectos de los alimentos ve- getales y animales, el ser humano es libre de decidir qué comerd. Los esti- mulantes como té y café puros, alcohol, tabaco, coca-cola y dulces aumen- tan la alegria de vivir. Es principalmente en relaci6n a éstos que debe tener- se en cuenta ei principio que pone Ifmites a la sensualidad y avidez en los 124 comportamientos alimenticios, instando a la moderacién. Si conservamos la independencia interior, cada uno de nosotros sabré hallar la medida que se adecua a él. Pero los estimulantes no son necesarios para la vida. En deter- minadas predisposiciones o enfermedades se convierten en factores de ries- go, lo que hace necesario prescindir de ellos. Esto vale en particular para los enfermos de cancer en lo que respecta al alcohol. Debe prestarse especial atencién a la preparaci6n de los alimentos. La co- mida debe ser sabrosa y estar convenientemente sazonada. Jamas debe Ile- narse el plato en exceso. La combinaci6n de colores de las comidas, la mesa bien dispuesta, las flores y la agradable compafifa contribuyen al placer de la buena mesa, pues no comemos tinicamente con el paladar y la nariz, sino con los ojos y el alma. Debe comenzarse por una sopa, que calienta el conducto digestivo y favorece la secrecién de jugos intestinales. Antes del plato prin- cipal o con él debe servirse un plato de verdura cruda, en lo posible verdura de hoja. Después del plato principal puede servirse un postre. Los ritmos subyacen a todo lo vivo y consumir alimentos también es un ritmo. Este ritmo est instalado en la voluntad de la persona. Si no comemos ritmicamente, nuestro organismo debe realizar un esfuerzo adicional para transformar Ia falta de ritmo exterior en ritmo interior. Esto vale para todas las personas, pero en especial para los enfermos. éQué comemos? Los componentes de la alimentacién que pueden determinarse quimica- mente son los hidratos de carbono, grasas, protefnas y sales. Los hidratos de carbono constituyen el andamiaje del mundo vegetal. La materia sostén es Ia celulosa, que no es digerida por el individuo. Los hidratos de carbono configuran fa forma exterior y la sustancia intercelular de éste. En el ser humano son la sustancia clave del metabolismo como intermediario en la formacién de protefnas y grasa enddgenas. Durante el proceso digestivo el almidén vegetal se desdobla en aziicar, se reestructura en almidén humano (glucégeno) y se deposita en el higado y la musculatura. Vuelve a transformar- seen azticar cuando el organismo lo necesita. Este brinda la energia para el movimiento muscular y otros procesos metabdlicos de gran desgaste. Los cereales (trigo, centeno, cebada, avena, mijo y arroz), asf como las papas, son portadores de almid6n. El tallo se yergue verticalmente y almace- na en el fruto, en forma de almidén, los hidratos de carbono que se forman 125 en las hojas. La luz y el calor del verano hacen madurar los granos. La papa, por el contrario, es un brote hundido en la tierra. En este caso, el almidén se deposita en la oscuridad del suelo. El almidén cereal es superior por Ia cali- dad de su formacién. Los granos deben cocerse. El cocimiento es un proce- so digestivo extrahumano sin el cual los cereales no pueden consumirse. La excepcién la constituyen los granos germinados que, una vez abiertos por la accién del agua, la luz y el calor, resultan mas digeribles. Rudolf Steiner se- fiala que el almidén de la papa ofrece mayor resistencia a la digestién y el exceso de consumo del mismo puede Ilevar a aletargar a Ja persona, quitan- dole agilidad mental. Sabemos, ademas, que en la capa verde debajo de la cdscara la papa nueva contiene el alcaloide venenoso solanina que, segtin se sospecha actualmente, podria contribuir al desarrollo de tumores cancerosos. — De esta manera parece confirmarse la tesis de Rudolf Steiner que aconseja- ba insistentemente que no se diese de comer papas nuevas a los enfermos de | cancer y que, en general, se limitase su consumo. Cuanto mas los hidratos de carbono aplicados al consumo se acercan ala — naturaleza material de la glucosa, tanto menor ser el desgaste de energias que producen el desdoblamiento y tanto mas se estimulardn los procesos de estructuracién de la sustancia en el interior del individuo. Desde este punto de vista, no debe evaluarse como algo positivo que la glucosa pase directa- mente a la sangre. Es cierto que al trastornarse Ja regulacidn se siente en lo inmediato un aumento de energfa, pero su répida reabsorcidn provoca nive- | les altos y la alternancia entre exceso y deficiencia de azticat en el organis- mo. El yo que actiia en el cuerpo necesita un nivel de glucemia lo mds cons- tante posible para evitar la lipotimia y, a la larga, la degeneraci6n de nervios y yasos sanguineos. Si las sustancias dulces se ingieren moderadamente en forma de miel, frutas frescas o secas y extractos secos o liquidos de plantas con contenido de azticar, las reacciones glucémicas seran mds fisiolégicas. La miel es el edulcorante mds antiguo del mundo. Su contenido en diversos aziicares, Acidos orgénicos, enzimas, vitaminas y minerales hacen de él un temedio mds que un mero alimento agradable al paladar. No deberfa consu- mirse en cantidades excesivas. Es interesante reparar en los resultados de exdmenes que demuestran que el diabético no manifiesta niveles altos en los valores de glucemia después de ingerir miel. El metabolismo de los hidratos de carbono utiliza vitamina B y determi- nadas sales minerales. Ambas se encuentran en los alimentos que contienea almidé6n, en particular en los cereales. Al elaborar la harina blanca y el azii- car refinada se eliminan las sales minerales y la vitamina B, que deberan ex- 126 traerse de depésitos dentro del cuerpo. Esto puede llevar a deficiencias de los mismos. La celulosa, bien que indigerible, constituye un componente esencial en la alimentaci6n. ultimamente se ha comenzado a atribuir gran importancia a estas fibras. Como sustancias de barrido o de relleno propician el transporte del bolo alimenticio. Las investigaciones mds recientes hacen suponer que las sustancias de lastre cumplen una funcién desintoxicante. Si estén ausen- tes de fa alimentacién durante largo tiempo se corre el peligro de contraer cancer de intestino grueso y posiblemente de otros 6rganos. Las grasas son el calor del sol concentrado al méximo. Esto vale princi- palmente para las grasas vegetales. Son, ante todo, un depédsito de energfa pa- ra cl germen de la planta. En el reino animal y humano conforman una sus- tancia que almacena el calor, un material plastico que estructura las formas del cuerpo y un “lubricante” para la movilidad interna de érganos y tejidos. Pueden distinguirse tres grupos de grasas alimenticias: - Los aceites y grasas vegetales, - la grasa de la leche y los huevos, - la grasa animal. Los aceites vegetales son portadores de los Ilamados Acidos grasos no sa- turados. Estos 4cidos cumplen una funcion dinémica y reguladora de la can- tidad y composici6n de la grasa. Se los encuentra altamente concentrados en los aceites de gérmenes, tales como el aceite de germen de trigo. Por ello, no deberfan consumirse mds que en pequefias cantidades, como si se tratase de un medicamento. Se hallan distribuidos en las hojas verdes de la espinaca y la lechuga y son un regulador importante en la absorci6n de grasas animales, mucho menos activas metab6licamente. La grasa de la leche (manteca) ocu- pa un lugar intermedio. Su patr6n de dcidos grasos posee un equilibrio per- fecto entre los saturados y los no saturados. La manteca constituye la grasa untable por excelencia. En cambio, los aceites vegetales son las grasas idea- les para aderezar ensaladas y otros platos —a los que se agregan después de la coccién- y las grasas vegetales s6lidas, como la grasa de coco, son parti- cularmente aptas para frefr, asar o saltear. Estas tiltimas se cuentan entre las grasas pasivas y, desde esta perspectiva, estan emparentadas con las grasas animales. Mientras que las grasas pasivas sdlidas constituyen la grasa plasti- ca de depésito, las dindmicas deben estar presentes en la elaboracién de la sustancia grasa de depésito. Lo conveniente seria que hubiese un equilibrio entre ambas, tal como se da en la manteca. 127 Con aceites baratos se fabrica margarina, utilizando catalizadores de tal pesado. Estos pequefios agregados de metal pesado no pueden eliminar: se, de modo que al consumir gran cantidad de margarina absorbemos meté= les pesados de efecto t6xico. La margarina dietética se fabrica a partir mezcla de grasas vegetales sdlidas y liquidas, por lo cual sucle estar libre d metales pesados. Sin embargo, no presenta ventajas con respecto a la mant ca, pues si ésta se consume con moderaci6n no incidird sustancialmente e los niveles de colesterol. | Una sustancia importante, emparentada funcionalmente con las grasas, . el colesterol. Los dcidos grasos no saturados de los aceites vegetales, que ti nen efecto din4mico, desempefian un papel fundamental en la regulacion d metabolismo del colesterol. Por ello, los aceites vegetales (particularmente d oliva, girasol y lino) cumplen una funcién alimenticia terapéutica en las e1 fermedades vasculares degenerativas que acompaiian los altos niveles de c lesterol. Hoy en dia se sospecha, por otra parte, que el excesivo descenso el nivel de colesterol derivado de medicamentos 0 comportamientos alimen- tarios extremos puede aumentar la predisposicién a contraer cancer. Con respecto a los aceites vegetales puede decirse lo mismo que dijimos | acerca de los otros alimentos: deben utilizarse de la manera més natural posi ble. Los aceites tratados mediante un shock a bajas temperaturas, que hoy se ofrecen en el mercado, no suelen ser tan naturales como cree el consumidor. Cuanto més claro es un aceite, tanto mds probable es que haya sido sometido a manipulaciones técnicas. Aunque pudo haber sido enfriado de tal manera, pudo haber sido expuesto posteriormente a procesos quimicos de clarificacién. El consumo excesivo de grasas animales puede elevar el nivel de coleste- _ rol y llevar a alteraciones degenerativas de los vasos sanguineos y las articu- laciones. Un estudio muy amplio, realizado sobre pacientes en EE.UU., muestra que el consumo intensivo de grasas animales aumenta la predisposi- cién al cancer de mama. No pudo comprobarse Jo mismo tratandose de] con- sumo abundante de aceites vegetales. Las proteinas en la planta, el animal y el ser humano son las sustancias fundamentales de todo lo vivo. Su acentuada variabilidad responde a las muil- tiples tareas que cumplen dentro del organismo. Pueden distinguirse tres di- ferentes clases de protefnas: - Las protefnas dindmicas, que se encuentran en las células de la plan- ta y cl animal y cumplen la funcién de dar forma a la estructura y mediar en los procesos, 128 » _ las proteinas estaticas, que forman la piel y el tejido conjuntivo del imal y el ser humano, las proteinas de acumulaci6n, que se depositan en la semilla de de- minadas plantas y forman la musculatura del animal y el ser humano. 1a fruta y la verdura aportan las protefnas dindmicas. En estos productos ¢ontenido en protefnas no sobrepasa el 2%, pero el valor de este tipo de yolefnas reside en que estimulan los procesos metabdlicos para que produz- ban las propias proteinas en el individuo. Las protefnas de sostén (esclero- protefnas) no desempejian un papel de importancia. Las proteinas deposita- 8, provenientes del reino vegetal, se ingieren a través de los cereales, nue- 608, Semillas oleaginosas y legumbres. En éstas tiltimas, dicha formacién de stefnas va més alld de lo puramente vegetativo. En simbiosis con las bac- tas, las leguminosas estén en condiciones de estructurar por sf mismas ni- ‘Afato en los pequefios tubérculos, formando Ia protefna legamina. Al produ- vir toxinas, las plantas alimenticias de esta familia (porotos, arvejas, lente- ‘Js, soja) revelan que lo césmico animico penetra mas profundamente en las. Como esto las hace menos digeribles pues provocan gases, sentimien- to de saciedad y en ocasiones dolores de vientre, es conveniente desechar el primer agua de coccién. Estas plantas leguminosas contienen hasta un 35 % de protefnas. La formacién simbistica de protefnas con bacterias y forma- cin de toxinas ponen de manifiesto el parentesco de estos alimentos con la protefna animal acumulada. También los hongos comestibles son alimenti- cios. Puede Ilamérselos plantas del suelo. Todo su metabolismo depende, en primer lugar, del aprovechamiento directo de material orgdnico. La estruc- tura propia de las sustancias estd escasamente desarrollada, pues les falta la hoja verde. Las protefnas de los hongos se echan a perder facilmente. Alma- cenan venenos provenientes del medio ambiente, en particular los metales pesados cadmio y plomo. Puede recurrirse a ellos en ocasiones para enrique- cer las comidas, pero el enfermo de cancer deberfa evitarlos por las razones mencionadas. Con las legumbres y los hongos como abastecedores de protefna acu- mulada esta dada la transicién hacia la protefna animal. Para obtener carne es necesario carnear el animal. En la muerte, el alma del animal queda es- tampada en Ja carne. Por un lado, ésta resulta més facil de digerir al ser un vegetal predigerido pero, por otro, el estado psiquico del animal se transmi- te al individuo que se vuelve mas atado a la tierra y centrado en si mismo. Bien saben los carniceros cudnto incide el aspecto anfmico en la calidad de la carne. Cuando el cerdo, que es muy excitable, muere de miedo camino al 129 matadero, cambia la calidad de la carne que se vuelve oscura, compacta y re- lativamente seca. Por el estrés se forma demasiado dcido lactico en el més- culo (carne). Es facil comprobarlo recurriendo a mediciones. Administrar a un vegetariano gravemente enfermo un suplemento de car- ne puede ser una medida de higiene terapéutica destinada a que cl yo y el al- ma vuelvan a interesarse por el cuerpo, aumente el apetito y se despierte en _ el enfermo el interés por los placeres de esta tierra. Lo que acabamos de afirmar acerca de la carne también vale, aunque en. menor medida, para el pescado. Cierto es que se mata el pez, pero su estado _ interior no se relaciona en igual medida. con su cuerpo, pues son animales de _ sangre fria. La leche y la clara de huevo ocupan un lugar intermedio en el dominio de las protefnas. Ambas poseen una combinacidn armonica de protefna dindmi- ca y plastica. Por lo general, también son aceptadas por el vegetariano, pues proceden del animal vivo y sirven para traer al mundo un futuro animal. Dedicaremos un parrafo aparte al tomare. En las tiltimas décadas ha au- mentado su popularidad en todo el mundo. Constituye un alimento valioso por su contenido en albiimina, sales y vitaminas. Unicamente cuando ha madurado por completo, vale decir que ha absorbido suficiente cantidad de luz y calor, desaparece el veneno solanina que se forma en sus partes ver- des (cf. papas). Rudolf Steiner recomienda consumir tomates pelados para curar enfermedades hepdticas crénicas. Pero es el tnico alimento aparte del alcohol que, segtin él, deberfa prohibirse terminantemente al enfermo de cAnecer. Esta prohibicién se relaciona con la esencia de esta planta. La plan- ta de tomates prolifera sobre los desechos vegetales que atin no se han des- compuesto y, en especial, sobre los propios. Esta propiedad encierra el pe- ligro de favorecer el crecimiento del tumor canceroso. Si en tiempos recien- tes los cientfficos especialistas en alimentacién han propagado la novedad de que el tomate tiene un efecto beneficioso sobre el cancer, se debe a que se descubri6 la cumarina en el tomate. A esta sustancia, que también se en- cuentra en otras plantas, se le atribuye un efecto inhibidor del crecimiento de las células. Pero al emitir tal juicio s6lo reparan en la presencia de dicha sustancia, pasando por alto el aspecto negativo que hace a la naturaleza in- trinseca del tomate. La cocina vegetariana est4 en condiciones de cubrir perfectamente las ne- cesidades de ambas clases de protefnas. Lo hace posible la multiplicidad de productos lacteos aromatizados, elaborados mediante inoculacién de diver- 130 sus bacterias. Un consumo moderado de legumbres, condimentado con hier- bas arométicas que favorecen la digestiGn, completa la protefna acumulada. 1a fruta y verdura se encargan de que el organismo esté provisto de suficien- te protefna dindmica. Asf{ pues, la carne no es imprescindible para gozar de una sana alimentacién, quedando su consumo librado al criterio de cada uno. Nuestra sociedad de consumo tiende a sobrealimentarnos con protefnas. Esto puede conducir a una proteolisis incompleta, dando lugar a procesos de putrefaccién. Silos productos de desdoblamiento se incorporan al organismo durante un periodo prolongado, puede producirse una acumulacién de com- plejos de protefnas que no pueden eliminarse. La consecuencia puede ser la aparicién de enfermedades reumaticas, artritis, alergias, arterioesclerosis o propensi6n a infecciones. Las sales minerales son un componente importante de la alimentacién. Ademés de la sal comtin, los seres humanos incorporan suficientes sales mi- nerales por via vegetal. No obstante, seria imposible que los animales y se- res humanos pudiesen vivir sin la sal comin con su contenido en sodio, pues la formaci6n de la conciencia esté ligada a ella. Es posible que el aumento en su consumo se relacione con el creciente estado de alerta del individuo ac- tual. Fisioldgicamente, el organismo segrega entre 5 y 6 g por dia. Por su par- te, el consumo ha aumentado hasta Iegar a 20 g por dia. Esta elevada inges- tidn de sal puede conducir a enfermedades renales y alta tensi6n arterial. En cambio, las personas cuya tensi6n arterial tiende a ser baja con frecuencia in- gieren menos sal de la necesaria. Es importante que el individuo sano se si- tie en el justo medio, que ronda los 6 a 8 g. La elevada tensi6n arterial po- dra contrarrestarse suprimiendo la sal. A la inversa, la tensi6n baja puede ha- cer necesario.un aumento en su consumo diario. En las especias se halla el secreto del arte de cocinar. Dan a las comidas su sabor particular y son para el cocinero lo que los colores para el pintor. Ya sea que se utilicen frescas 0 secas aumentan el placer de la comida y estimu- lan el apetito, La alimentacién del enfermo de cancer Si tenemos en cuenta que los comportamientos fallidos con Tespecto al consumo de alimentos pueden provocar o favorecer diversas enfermedades, entre ellas el cdncer, comprenderemos la importancia de conocer todo lo que hace a la sana alimentaciGn. La persona afectada por un cdncer deberd se- guir una dieta sana aunque el tumor haya sido extirpado por completo me- 131 diante cirugia, radioterapia, quimioterapia u hormonoterapia, Bien es cier- to que estas medidas logran destruir o frenar el crecimiento del tumor pero no curan las causas profundas que dieron origen a la enfermedad. Si se lo- gra la cura total de la enfermedad apelando a los tratamientos nombrados, ser gracias a las energfas de curaci6n esponténea que revitalizan el organis- mo. Tales energias se ven favorecidas por la sana alimentaci6n a la que nos referimos. Antes de resumir las recomendaciones alimentarias expuestas en el pre- sente trabajo volveremos a mencionar las relaciones —presumidas algunas, comprobadas por la medicina académica otras- que vinculan la mala alimen- tacién con el c4ncer. Conforme a investigaciones realizadas en Norteaméri- ca, es altamente probable que aun cantidades mfnimas de alcohol favorezcan recidivas o metastasis en el c4ncer de mama. También se cree que es respon- sable por la aparicién de tumores malignos en el intestino grueso, titero y préstata. Otros estudios revelaron la relacién entre cancer de mama y abun- dante ingestién de grasas animales, no asf de grasas vegetales. Esté compro- bado que insuficientes sustancias de lastre provocan cAncer de intestino grue- so y posiblemente tumores en otros drganos. La incidencia de los nitratos y nitritos atin estd en tela de juicio. Por el contrario, es probable que Ia nitro- samina que se forma en los alimentos salados y ahumados constituya un fac- tor de riesgo, en particular para la formaci6n de carcinomas del estémago. Estas comprobaciones fueron hechas en Japén, donde el cancer de est6mago es muy frecuente. Los japoneses consumen mucha sal (cloruro de sodio) y son afectos a los alimentos salados_y adobados. A continuacién, enumeramos las medidas aconsejables en cuanto a hébi- tos alimentarios para las personas que padecen o han padecido de cdncer. - Es recomendable la alimentacién en base a vegetales, leche y huevos. - Debe prestarse especial atencién a la calidad del cultivo de los alimentos. - Los hidratos de carbono deben ingerirse ante todo en forma de almi- d6n. Particularmente indicados son los cereales que, en lo posible, deben pre- pararse en el momento de su consumicién y estar escasamente molidos (usando un molinillo de granos de uso doméstico). En caso de dispepsia, se recomiendan cereales térmicos, granos tostados o en copos. Al moler el gra- no para fabricar el pan debe tomarse en cuenta la capacidad de masticacién y digestion. - Para cocinar es aconsejable el uso de grasa fresca sometida a un shock a bajas temperaturas o de manteca fresca. En cuanto a las verduras, convic- 132 ne cocinarlas al vapor y afiadir el aceite o la manteca antes de consumirlas. Para untar puede utilizarse manteca. - Las protefnas deben obtenerse principalmente de productos ldcteos, cereales, frutas, verdura y huevos frescos, aunque éstos tiltimos con modera- cién. El consumo de carne debe limitarse a situaciones en que el estado psf- quico o graves trastornos alimentarios aconsejan este suplemento. - La proporcién de alimentos crudos en una dieta vegetariana arménica debe aproximarse a un cuarto de la cantidad total de alimentos consumidos. En caso de dispepsia debe reducirse o suspenderse por completo. En todo ca- so, es posible que la persona tolere verduras con Acido lactico en estado cru- do. Las frutas maduras son facilmente digeribles, aunque también deberan cocerse en caso de trastornos digestivos graves. - Un dia de ayuno de tanto en tanto puede ser util y curativo, pero las curas de ayuno prolongadas deben evitarse. Todo ayuno debe realizarse si- guiendo estrictos criterios médicos y bajo control del mismo. - Se recomienda abstenerse totalmente de tomates, papas nuevas, mar- garina barata y alcohol en cualquiera de sus formas. - Se recomienda abstenerse en lo posible de carne, embutidos, pescado, hongos, grasa animal, aziicar refinada morena o blanca, tabaco. - Se recomienda ingerir con moderacién papas estacionadas, porotos, lentejas, arvejas, soja, puerro, cebollas, margarina dietética, café y té puros, coca-cola, conservas, alimentos congelados. La alimentacién no debe constituirse en un dogma. El fanatismo alimen- tario puede resultar contraproducente. Tampoco debe obligarse al enfermo a seguir determinada dieta. Deber4 cambiar sus habitos alimentarios por pro- pia convicci6n. En caso de inapetencia, no es desacertado proporcionarle el alimento que desea. En estadios avanzados de la enfermedad, a menudo es preciso pasar a alimentos reconstituyentes 0 especificos. MALTISON es un suplemento dietario reconstituyente, formado por ingredientes que provienen de cultivos biolégicos dindmicos, controlados biolégicamente sin aditamen- tos (al final del artfculo se encontrard la direcci6n de MALTISON). Alimentarse no significa ingerir sustancias orgdnicas 0 inorgdnicas. Si lo- gramos liberarnos del enfoque puramente fisico-quimico respecto a nuestros alimentos, podremos reparar en las energfas de la naturaleza que dan naci- miento a los minerales, las plantas y los animales. Ningtin mineral, ninguna planta ni animal se origina tinicamente a partir de procesos ffsico-quimicos. Los creadores de nuestros alimentos son las energfas vivas y espirituales que 133 se manifiestan en el constante devenir de la naturaleza exterior. Es esto lo que Angelus Silesius pretende expresar en su bendicién de la mesa: No nos alimenta el pan. Lo que nos da sustento en el pan es la palabra eterna de Dios, es la vida y el espiritu.

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