Lectura Carta XII Cartas Sobre La Educación Estética de La Humanidad PDF

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Friedrich Schiller Savalas - 3 PCy :. aes eee ea Co Te CU oe cee g0, historiador y pensador, fue uno de los Pete CRO arose de los exponentes mas destacados, junto Goethe, del humanismo moderno. Al- gunas de sus obras més conocidas son, OR a Cue ee ene dramas Guillermo Tell (1803-1804) 0 Los Coe LA EDUCACION ESTETICA DE LA HUMANIDAD fo es més que pura forma. Mientras se limita a sentir, seayyacttia por puro deseo, no es més que mundo, sient demos mundo tinicamente como el contenido informe d tiempo. Sin duda, s6losu sensibilidad transforma su vi lidad en fuerza activa; pero s6lo su personalidad tranat ma su actividad en su propia obra. Para no limitarse a mundo, tiene que dar forma e.28e" forma, tiene que dar realidad a la disposicién CARTA XII Dos fuerzas contrapuestas nos impelen a llevar a cabo esa doble tarea de hacer realidad lo necesatio en nosotros y so: Ineter ala ley de la necescad lo real fuera ce nosotros, puesto que estas fuerzas nos empujan a realizar su propé- sito, as lamamos impulsos.’ El primero de esos impulsos, al que llamaré sensible, deriva de la existencia fisica del hombre o de su naturaleza sensible, y se ocupa de inscribir al hombre en los limites del tiempo y hacerlo material: no ¢ que le proporcione materiales, porque eso corresponde a I actividad libre de la persona, quien recibe la materia y la dlistingue de si misma, que es lo permanente. Materia no sig- hifica aqui otra cosa que el eambio o la realidad que lena el tiempo;en consecuencia, elimpulso sensible exige que haya o y cuando opone el cambio a lo permanente, y la eter tinidad de su yo a la multiplicidad del mundo. Da forma 4a materia cuando suspende el tiempo de nuevo, afitma inmutabilidad en el devenir, y somete la multiplicidad mundo a la unidad de su yo. De ahi emanan dos exigencias opuestas para el homby 41 dos leyes fundamentales dela naturaleza sensible-racio nal. La primera exige realidad absoluta: _ Nossa ard ino inp atin ir una ley, como paraloquetende a satisfac una nvesida, sus scainbap eidiaeeiasetindaere a reach wn se converte en imperatives obligaciones cuando x lor ae be en el empo, esas obliaciones se transforman en impulbs und sls relacina con algo determina yea, Por ejemplo, a vraidad algo absclut y necetato que la razén prescribe ada aint lgencis es eal en elser supremo porque es posible, porque se sigue del concpto de un se neceario, Lamisna iden, puesta e slits de lohumanosguesiendonecsaria, aunque sso moralmentey ence haces real porque enlon sees contingents la mera possi noe arcaldad Noobs, il experiencia proporcionan cas al gue peda refers l imperative de la veraidad, suet un impl sovuna aspiacgn a ques cpl ley, que provoc laarmonta cons 1 mime prescrita por aan. se inp urge de oma necu Yi siquier ext auente en quienes ata Conta €L Sin no ext ‘aningunavoluntadmoralmente mala, nitampoco meralente barns que mundo, y lograr la armonia de todas sus v, En otras palabras, tiene que exteriorizar todo lo que es ine terior dar forma a todo lo que es exterior. Ambas tareay concebidas en su realizacién mas perfecta, remiten al com, cepto de divinidad del que he partido, 58 59 LA EDUCACION ESTETICA DE LA HUMANIDAD CARTA xit cambio, que el tiempo tenga un contenido. Ese estado ve imposibil idn. A través de laz ruc consiste en tiempo leno de contenido se llama sens; sie aes eank dentingeannne {ibles, ancla el mundo sensible al espiritu que aspira a ele arse y, cuando la abstraccién emprende peregrinaciones ioilo ois : MPO ¢8 Alemasiado ambiciosas al mundo del infinito, a obliga a no 7 ee Cie etecalgies otra existencia, Cuan ubandonar las fronteras del presente. Cierto es que el pen cared devedaras cee umes te Jamiento puede sustraersealimpulsosensible por unos ins- Sioned pencana gies Posble tocar; cuando hom {antes y una voluntad firme puede oponerse con éxito a sus + toda Ia infinita posibilidad de sus d ‘xigencias; pero muy pronto la naturaleza reprimida vuel- {ve por sus fueros para reclamar la realidad de la existencia, un contenido para nuestros conocimientos, y un propésito js ; para nuestra accién. estado, el hombre no es més que una unidad numérica, I segundo de esos impulsos, que se puede llamar for- pense Heno de contenido (omis bien nolo, porque imal, procede de la existencia absoluta 0 de la naturaleza Estey! Abolida mientras la senscin racional del hombre, y no sélo tiende a hacerle libre, sino erase yen que aporta armonia aja diversidad de sus manifestaciones, los nse eles impalso se extienden tanto J afirma su persona por encima de todo cambio de estado. faassen on tad forma sm Puesto que la persona, como unidad absoluta eindivisible, rece lo pone sea ster todo lo absolato ap rho puede nunca estar en contradiccién consigo misma, y fenomes pormedio del inna, resulta que todala vi como nosotros somos nosotros para toda la cternidad, todo Timmeten dels humanidad een definva vnc impulso que empujaa la personalidad a afirmarse jamais po- deiplicgelanpon ea shoe tiempo que sélo él despierta drd exigir otra cosa que lo que esta obligado a exigir para potencialidades de la humanidad, es el Gi toda la eternidad, de modo que decide para siempre lo que “ decide para ahora, y decreta para ahora lo que decreta para Lalenguadispone de una expres muy adecuada para ese etado siempre. Con ello abatca toda lasucesién del tiempo, es de- cir, suprime el tiempo y el devenir; quiere que lo real sea secesario y eterno, y que lo eterno y necesatiosea real. En otras palabras: exige verdad y justicia. saci6n, podriamos decir que cualquiera que s limita a sentir etd fue al Guano agin ale dessa reper a decoy Mientras el impulso sensible s6lo da lugar a casos, el for- ‘uchevuco ens o eu, wel a er ecupers su persona, Cun imal dicta leyes para todo juicio, sise trata de conocimien: tele sose de queen ase dea ane oa sidearm genes Seg Pata tod voloniad ss atadehechos, Tat cuan- demos aue slo aes de u yo. Por eso, cuanl sien se seen do reconocemos un objeto y atribuimos validez objetiva a mayo se dice que estéconsciente, lo cual no impide eo abet nuestro estado subjetivo, como cuando actuamos a partir Tuto que est fuera des de conocimientos y hacemos de un principio objetivo el fun- 60 a 1A EDUCAGION ESTETICA DE LA HUMANIDAD. damento determinante de nuestro estado, en ambos ¢ sustraemos ese estado alajurisdiccidn del tiempo ye ‘ocemos una realidad valida para todos los hombres y dos los tiempos, o sea, universalidad y necesidad. Todo. que el sentimiento puede decires: «Esto es verdad para sujeto yen este momento, pero en otro momento puede’ nit otro sujeto que anule la afirmacién del sentimiento tual». En cambio, en cuanto el pensamiento enuncia «Es es, decide para siempre jamés y la validez de su enuncia 4a garantiza la propia personalidad que desafia todo bio. Asimismo, todo lo que la inclinacién puede decir «Esto es bueno para tu individualidad y para tu necesi actual, pero el cam 10 tu individualida tunecesidad actual, y lo que ahora deseas ardientemente dia se transformara en objeto de tu aversién». En cambi la indigencia de sus sentidos, a una unidad ideal que con- tiene todo el dominio de las apariencias. Cuando se realiza esta operacién, ya no estamos en el tiempo, sino queee tiem. o esti en nosotros con toda su interminable sucesidn. En. tonces, ya no somos individuos, sino especie; nuestro juicio expresa el de todos los espititus, nuestro acto representa la eleccién de todos los corazones. 62 CARTA XIII Nada parece a primera vista mas opuesto que las tenden- las de esos dos impulsos, puesto que uno insiste en el cam- bio y el otro en la inmutabilidad. ¥ sin embargo esos dos lmpulsos agotan el concepto de la humanidad, y un ter- cer impulso fundamental que mediara entre ambos es sim- jplemente inconcebible. ¢Como restauraremos entonces la Unidad de la naturaleza humana que parece del todo abo- lida por esta oposicién originaria y radical? Es verdad que las tendencias de ambos impulsos se con- tradicen, pero conviene subrayar que no lo hacen en el mis Ino objeto, y donde no hay contacto no puede haber cho- ‘que. Cierto es que el impulso sensible exige cambio, pero ino exige que el cambio se extienda a la persona y su dmbi- to, ni que los principios varfen. El impulso formal insiste la unidad yen la permanencia, pero no exige que, con la persona, también se inmovilice su estado, ni que la sens: cin permanezca idéntica. De modo que la naturaleza no los ha opuesto, y si atin asi parecen estarlo, ello se debe a «que estos impulsos han transgredido libremente la natura- Jeza al malinterpretar sus cualidades y confundir sus esfe- fhs.' La misién de a cultura es velar por los dos impulsos, y "En cuanto se afirma un antagonismo originario, y en consecuencia necesario, entre ambos impulsos, no queda otro modo de mantener la vinidad del hombre que subordinar de forma incondicional elimpulso sensible al racional. Pero con ello sélo se obtiene uniformidad, no ar- ‘monfa, y el hombre sigue escindido de forma irremediable, Sin duda Liebe haber subordinacién, pero reciproca; porque aunque es certo que la limitaci6n nunca puede fundamentar lo absolut, es decir, a ber 63 LA EDUCACION ESTETICA DE LA HUMANIDAD. CARTA XUIL asegurar que ninguno de ellos transgreda sus limites, sutonomia ¢ intensidad posibles. El hombre captara mas debe ser equitativa con ambos, y no sélo afirmar el in wpectos del mundo y desarrollara més facultades cuanto so racional frente al sensible, sino también a éste fret tis rica y variada sea su sensibilidad y mas expuesta esté aquél. Su quehacer es por lo tanto doble; primero, prot ‘los fendmenos. Asimismo, cuanto més fuerte y profun- Ja vida sensible de la intrusiones de la libertad; y segunt tin sea la personalidad, y més libertad gane la razén, tanto asegurar la personalidad ante el poder de las sensaci nis mundo comprende el hombre y més forma crea fuera Lo primero se consigue educando la facultad de sentin le él, Porlo tanto, su cultura consistira en primer lugar en segundo, desarrollando la facultad de razonat, procurar a la facultad receptiva la mayor multiplicidad de Como el mundo es extensién en el tiempo, osea, d gontactos con el mundo y en llevar al extremo la pasividad la perfeccién de la facultad que pone en contacto al del sentimiento; y, en segundo lugar, en procurar a la fa- bre con el mundo tendra que consist en la mayor caps cultad determinante mayor independencia respecto de la dad de variar y extenderse. Como la persona es lo que facultad receptiva y en llevar a su maxima actividad ala ra- manece en el cambio, la perfeccién de la facultad que s6n. Si ambas cualidades se unen, el hombre reunira la suma ‘8a que oponerse al cambio tendra que consistir en la ma inclependencia y libertad con la més elevada plenitud de la oxistencia y, en vez de perderse en el mundo, interiorizaré tad minca puede depender del iempo, ambign es cierto quel abs toda la infinitud de sus fenémenos y lo someteré a la uni- ppunca puede por si mismo fundamentar la limitacién, es deci, el dad de su razén, en tiempo no puede depender dela libertad. Ambuos princpion Ahora bien, el hombre puede invertit esa relacién y Reentocledae » coordinads ents, demodo que estén som echar a perder su destino de dos maneras. Puede poner la sin materia. (Este importante concepto de sceda econ eo Intensidad que reclama la fuerza activa en la pasiva, subor- {a expuesto de forma magistral en la Doctrina de la ciencia, de Fi dinar el impulso formal al material y convertir en determi- {alps 1794), Deel, gnoramos ques de apes cn nante la facultad receptiva. O puede conceder a la fuerza no podea manifetarcen cline del ete Aas a activa la extensién que corresponde a la pasiva, subordinar materia tendré algo que determina, no sélo ubordinads als fern el impulso material al formal y la facultad receptiva a la ca- también junto ella eindependientemente de ella, Tan necesatio esq pacidad de determinacién, En el primer caso nunca seré él ¢! sentimiento no decida nada en cl dominio de la razdn, como qua ‘snismo, en el segundo, nunca sera otra cosa que él mismo; ‘260 no pretenda determinar nada en el dominio del sentimiento, E 4 nilouno ni atribuira cada cual su dominio, se les excluye del ajenoy se les impor fe eee in epee ee un limite que no puede transgredirse sin perjuicio de ambos. En una fe en consecuencia, no serd nada.’ istaramcenenl dndecsencil thee nto Iams eet re Sct eee elcome Pe nr se 4 pensar lo material s6lo como un obsticulo, y a representarse la sem ‘nuestros actos una sensualidad predominante salta ala vista. En cambio, del sistema kantiano, pero tal vez si se encuentra en su letra. s¢ produzea con la misma frecuencia y tenga consecuencias igualmente 64 65 LA EDUCACION ESTETICA DE LA HUMANIDAD CARTA XII Si elimpulso sensible se hace determinante, sila sensibi- decir, si el pensamiento se anti lidad se hace legisladora y el mundo aniquila a la persona, entonces el mundo deja de ser objeto en la misma medida ‘en que se convierte en poder. En cuanto el hombre es s6lo contenido del tiempo, no existe ni tiene, en consecuencia, nningtin contenido. A la vez que su personalidad, se supric ‘me su estado, porque ambos son conceptos reciprocos, ya que la variaci6n exige algo permanente, y la realidad limi tada, una infinita. Sil impulso formal se hace receptivo, es ipa ala sensacién y la per- sonalidad sustituye al mundo, entonces la persona deja de ser fuerza auténoma y sujeto en la misma medida en que adopta el lugar del objeto, porque lo permanente exige cambio, y la realidad absoluta requiere limites para mani- festarse. Si el hombre es s6lo forma, no tiene forma algu- 1a, ycon el estado se suprime también, en consecuencia, la persona, En una palabra, s6lo en la medida en que el hom- bre es auténomo existe realidad fuera de él, es receptivo; y ‘importantes. Permitaseme mencionar sélo dos de los muchos ejemplos ‘que podrian darse para ilustra los perjuicios de subordinat la intuicion, yel sentimiento a la fuerza de la voluntad y el pensamiento. Una de las principales razones por las que nuestras ciencias naturales avanzan tan espacio es a tendencia universal y cai irreprimible de formulas juicios teleolégicos en los que, sise usan de modo constitutivo, la fucultad de- terminante sustituye ala receptiva. Por mas insistente y repetidamente ue la naturaleza afecte nuestros érganos, toda su multiplicidad se ha Perdido para nosotros, porque s6lo buscamos enellalo que hemos pues- to antes, no permitimos que venga a nuestro encuentro sino que nues- ‘raimpaciente raz6n se anticipa a ella. Sial cabo de los sighos apareciera "un hombre que se acercase ala naturaleza con sentidos serenos, putos y abiertos, y topara entonces con cantidad de aspectos que habiemos pa: ‘ado por altoa causa de nuestros prejuicios, nos extrafiaria sobremane= +a que tantos ojos no hubieran advertido lo que estaba tana la vista, EL prematuro de armonia, antes de haber reunido lo distintos acon .’ El hombre no experimentara su huma- gidad en la plena acepcién de la palabra mientras se limi- ‘ea dar satisfacci6n a uno de estos impulsos, o los satisfaga ppor separado, primero uno y luego otro; porque mientras, se limita a sentir, su persona o su existencia absoluta son para él un misterio, y mientras se limita a pensar, lo son su " Schiller cita « Fichte sin nombrarlo. El pasaje procede de Vorle- \ungen ber die Bestimmung des Gelebrten mencionadas en la Carta. (del). 69

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