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Blaise Pascal
Pensamientos
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Permitido el uso sin fines comercialesBlaise Pascal
Pensamientos
Seccién I
1, DIFERENCIA ENTRE EL ESPIRITU DE GEOMETRIA Y EL ESPIRITU DE
FINURA. -En el primero, los principios son palpables, pero estén alejados del uso comin;
de suerte que cuesta trabajo volver la cabeza hacia este lado, por falta de hibito; pero por
poco que se vuelva hacia ¢l, se divisan de leno los principios; y seria menester tener un
espiritt absolutamente falso para razonar mal con principios que caen tan de su peso que es
casi imposible pasen inadvertidos.
Pero en el espiritu de finura, los principios son de uso comin, y estén ante los ojos de todo
cel mundo, No es menester volver la cabeza ni hacerse violencia; basta tener buena vista,
pero es menester tenerla buena de veras; porque los principios estén tan desleidos y son tan
numerosos, que es casi imposible que se nos escapen. Ahora bien: la omisién de un
principio lleva al error; por esto es menester poseer visin muy clara para ver todos los
DPrincipins, y Inegn espirity precisa para na razanar falsamente enn principing canncidas
Todos los geémetras serian, por tanto, finos si tuvieran buena vista, porque no razonan
falsamente sobre los principios que conocen: y los espiritus finos serian geémetras si
pudieran acomodar su visién a los prinecipios inusitados de la geometria
Lo que hace, pues, que ciertos espiritus finos no sean geémetras es el que no puedan en
manera alguna volverse hacia los principios de la geometria; pero lo que hace que los,
geémettas no sean finos es que no ven lo que tienen delante, y que acostumbrados a los
prineipios perfilados y globales de la geometria, y a no razonar sino después de haber visto
bien y manejado sus prineipios, se pierden en las cosas de finura, en que los principios no
se dejan manejar de esta suerte. No se ven apenas, se sienten mas que se ven; cuesta
infinitos trabajos hacerlos sentir a quienes no los sienten por si mismos; son cosas tan
delicadas y numerosas, que es menester un sentido muy delieado y agudo para sentirlas, y
juzgar derecha y justamente de acuerdo con este sentimiento, sin que Ins mas de las veces
sea posible demostrarlas por orden como en geometria, porque no es asi como se poseen los
prineipios de ella, y seria una faena infinita el intentatlo. Es preciso ver siibitamente la cosa
en un solo golpe de vista, y no con un razonamiento progresivo, por lo menos en una cierta
medida. Y acontece raramente, por esto, que los geémetras sean finos y que los finos sean
‘geémetras, debido a que los geémetras quieren tratar geométricamente estas cosas finas, y
resultan ridiculos intentando comenzar con definiciones siguiendo por los principios, cosa
improcedente en esta suerte de razonamientos. No es que el espititu no lo haga; sino que lo
hace tacitamente, naturalmente, y sin reglas, porque su expresion excede a todos los
hombres y su sentimiento no pertenece sino a pocos.Por el contrario, a los espiritus finos habituados a juzgar de un golpe de vista, les extraa
tanto -que se les presenten proposiciones de les que no entienden nada, y para penetrar en
las cuales hay que pasar por definiciones y principios, tan estériles sin costumbre de ver en
detalle-, que se ven repelidos y sienten repugnancia.
ero los espiritus falsos no son jamés ni finos ni geémetras.
Los geometras que no son sino geémetras tienen, pues, el espiritu recto, pero con tal que se
Jes expliquen bien todas las cosas con definiciones y prineipios: si no, son falsos €
insoportables, porque no son rectos més que apoyandose en principios bien esclarecidos.
Y los finos que no son sino finos no pueden tener la paciencia de descender hasta los,
primeros principios de las cosas especulativas y de imaginacion, que jamés han visto en el
‘mundo, y son absolutamente innsitadas
2. Diversas especies de sentido recto; unas, en cierto orden de cosas, y no en los demas, en
Jos cuales extravagan,
‘Unos deducen bien las consecueneias de unos pocos principios, y es una reetitud de sentido.
Otros deducen bien las consecuencias de cosas en que hay muchos principios.
or ejemplo, los unos comprenden bien los etzctos del agua, en Lo cal hay pocos
principios; pero sus consecuencias son tan finas que sélo una extrema rectitud puede llegar
hasta ellas.
Y aquéllos, quiz’, uo por eso solamente sean grandes geémetras, porque la geometria
comprende un gran niimero de principios, y ua espiritn pede ser de tal indole que pueda
penetrar perfectamente unos pocos principios hasta el fondo, sin que fuera capaz de
penetrar en modo alguno las cosas en que hubiera muchos principios.
Hay, pues, dos suertes de espiritu: uno que penetra viva y profindamente las consecuencias
de los principios, el espiritu de precisidn; otro, que comprende un gran miimero de
principios sin confuunditlos, es el espiritu de geometria. El uno es fuerza y rectitud de
espiritu, el otro es amplitud de espiritu, Pero el uno puede darse perfectamente sin el otto,
pues el espiritn puede ser fuerte y angosto, y puede ser también vasto y débil.
3. Los que estan acostumbrados a juzgar seaiin el sentimiento, no entienden una palabra de
Jas cosas de razonamiento, porque quieren penetrar primeramente con un solo golpe de
vista y no estin habituados a inquirir los principios. Y los otros por el contrario, los que
cst acostumbrados a razonar por prineipios, no entienden una palabra de las cosas de
sentimiento, pues inquieren en ellas sus principios y son capaces de ver con una sola
mirada
6. Como se estropea el espiritu, asi se estropea también el sentimiento.Se forman el espititu y el sentimiento por las conversaciones. Se estropean el espiritu y el
sentimiento por las conversaciones. De esta manera, Ias buenas o las malas lo forman o lo
estropean. Es, pues, de primera importancia saber escoger, para formarlo y no estropearlo;
¥ mo puede hacerse esta eleccién si no se tiene ya formado y no estropeado. Y esto
coustituye un circulo; son bienaventurados los que salen de él.
14. Cuando un discurso natural pinta una pasién o un efecto, se descubre dentro de si
mismo la verdad de lo que se escucha, Ia cual no se sabia que estuviera ahi, de suerte que
nos sentimos inclinados a amar a quien nos la hace sentir; porque no nos ha exhibido su
haber, sino el nuestro; y asf este beneficio nos lo hace amable, aparte de que esta
comunidad de inteligencia que con ella tenemos inclina, necesariamente, nuestro corazén a
amarla
15. Elocueneia que persuade por dulzura, no por imperio; en tirano, no en rey.
La elocuencia es un arte de decir las cosas de tal manera: 1°. Que aquellos a quienes se
habla puedan entenderlas sin trabajo y con agrado, 2°. Que interesen en forma que el amor
propio les Ileve més bien a reflexionar sobre elas.
Consiste, pues, en tna correspondencia que se trata de establecer entre el espiritu y el
corazén a quienes se habla, por un lado, y por otro, los pensamientos y expresiones de que
se sirve, lo cnal supone que se ha estudiado perfectamente el corazdn del hombre para
conocer todos sus Fesortes y para encontrar después las justas proporciones del discurso
adecuado. Es menester colocarse en el lugar de los que han de escuchamnos y ensayar en su.
propio corazén el giro que se da al discurso, para ver si el uno esta hecho para el otro, y si
se esta seguro de que el auditorio se ha de ver como obligado a rendirse. Es preciso
refugiarse lo més posible en lo natural sencillo; no hacer grande lo que es pequello, ni
pequeito lo que es grande. No basta que una cosa sea hermosa, hace falta que sea adecuada
al tema, que no haya en él nada de mas ni nada de menos.
20. ORDEN. -;Por qué me voy a empeiiar en dividir mi moral en cuatro puntos mejor que
en seis? Por qué colocaré la virtud en cuatro, en dos, en uno? {Por qué en «abstine et
sustine» mejor que «seguir la naturaleza», 0 «conducir sus asuntos particulares sin
injusticia», como Platén 0 cualquier otra cosa? Pero, diréis, se recapitula todo en una frase.
Si, pero ésta es imitil si no se explica; y cuando se Hega a explicarla, en cuanto se abre este
precepto que contiene a todos los demas, surgen éstos en la primera confuusién que se quiere
evitar. Asi, pues, cuando todos estén encerrados en uno, estan en é1 escondidos e imitiles,
‘como en un cofie, y jamvés comparecen més que en st natural confusion, La naturaleza los
ha establecido a todos sin encerrarlos a unos en otros.
22. No se diga que no he dicho nada nuevo: le disposicién de las materias es nueva; cuando
se juega a la pelota, ambos jugadores juegan con la misma pelota, pero el uno la coloca
mejor que el otto.
Tanto da que se diga que me he servido de palabras antiguas. Como si los mismos
pensamientos no formaran, por una diferente disposicién, el cuerpo de un discurso distinto,