CapiruLo 10
Diferencias individuales y amplitud de memoria
de trabajo
Ta posibilidad de que las personas difieran en sus capacidades cognitivas, y de
que estas diferencias sean estudiadas cientificamente, se remonta al menos hasta
Sir Francis Galton, que inventé la técnica de la correlacién, precisamente para
estudiar estas diferencias (Galton, 1883). John McKeen Cattell, un joven ameri-
cano visitante del laboratorio de Wunde en Leiprig, decidié estudiar diferencias
entre individuos en cuanto a sus capacidades bésicas, tales como la sensibilidad
sensorial y Ia velocidad de reaccién, y encontré cortelaciones positivas aunque
mas bien bajas en el rendimiento de un individuo en esta serie de medias
(Boring, 1929).
10.1. La tradicién psicométrica
10.1.1, Desarrollos tempranos
Sin embargo, este moderno enfoque de las diferencias individuales surge a
partir de un problema prictico. El psicdlogo francés Alfred Binet, en colaboracion
von André Simon, el director de un colegio para nifios discapacitados, desarroll6
métodos que permitian identificar a nifios con necesidades educativas especia-
les, La idea era que estos nifios recibieran una educacién especial. Sin embargo,
dado que en aquellos momentos la evaluacién dependia de los juicios de los
profesores, existia el miedo de que este pudiera ser un método poco efectivo, y.
€n consecuencia, Jos nidos que necesitaran una ayuda extra no Ia recibieran,
mientras que otros serian inapropiadamente situados en un ambiente educative
poco desatiante
Binet empled un enfoque muy pragmético. Desarrollé una serie de pequetias
tareas ficilmente mensurables, as cuales, mediante la observacién y mediante
ensayo y error, parecian distinguir consistentemente entre nifios con evidentes
problemas invelectuales y nifios que claramente no los tenfan, Es ids, el nivel de
209rendimiento en estas pruebas mejor continuamente a medida que los nifios se
hacian mayores, alcanzando una estabilidad alrededor de los 16 anos. Expresando
la puntuacién de un nite de forma proporcional a ta puntuacién media de los
nifios en esa edad cronolégica, se consiguié una medida simple pero potente, el
Cociente Intelectual, 0 Cl.
Un visitante estadounidense, H. H. Goddard, se percaté del porencial de este
enfoque, y siguié desarrollindolo y promocionandolo a su Hegada a los BELUU.
A lo largo del siguiente siglo, este enfoque se convirtid en una industria impor-
tante, la psicometria, ampliamente utilizada tanto en la cducacién como en las
decisiones laborales, respaldada por un arsenal de técnicas estadisticas cada vex
mas sofisticadas. Sin embargo, el enfoque también suscité algunas controversias
que fueron contestadas ardientemente, relacionadas con la naturaleza de la inteli-
gencia, el constructo subyacente que se supone que miden muchos de los tests.
Enure estas controversias se incluyen, el cea de si la inteligencia depende de la
herencia o del ambiente, la cuestin de si existen diferencias raciales y, de forma
mas general, el papel de los factores culvurales en cl rendimiento en. estos tests
(para una excelente tevisién, ver Mackintosh [1998])
‘A pesar de la controversia, parece haber claras evidencias de los sustanciales
logros conseguidos en la medicién de la inteligencia, gracias al enfoque psicomé-
trico. La Asociacién Americana de Psicologia cred un comité dirigido por un psi-
célogo cognitive, Ulric Neisser, encargado de evaluar lo que sabemos y Io que no
sabemos acerca de la inteligencia. El comité concluyé que, aunque todavia queda
mucho por investigar, los tests de inteligencia desempefian una fancién ‘itil a la
hora de predecir con razonable precisién quién trabajara con mis eficacia en la
sociedad occidental actual. Por supuesto, esto no significa que estas caracteristicas
rengan que ser necesariamente 6ptimas en otras sociedades, ni en toda la serie de
posibles trabajos de nuestra sociedad. Es mis, estd claro que estos tests no miden
owas muchas importantes cualidades personales y emocionales, ni es probable
que predigan el rendimiento en una serie de actividades como fa mtisica 0 la pin-
tura. No obstante, la industria psicométrica ha tenido un éxito practico conside-
rable en la prediccién de los logros académicos y laborales (Neisset eal, 1996).
10.2. El concepto de inteligencia
El enfoque psicoméctico ha tenido un éxito considerablemente menor a la
hora de genetar conocimiento teérico acerca de los procesos que subyacen a un
alto 0 bajo rendimiento en los tests de inteligencia. Durante los primeros afios
del tiltimo siglo, Spearman (1927) se dio cuenta de que los tests que componfan
una baterfa, como por ejemplo la bateria propuesta por Binet, tendian a correla-
cionar positivamente unos con otros. Lo interpreté sugitiendo que todos forma-
210ban un tinico componente que denominé inteligencia general, 0 G. Desarrollé
un método estadistico conocido como andlisis de factor explorarorio para investi-
gar esta relacién, respaldando su argumento al identificar tanto G como una serie
de factores subsidiarios mas especificos. Este enfoque fue contestado por el psicé-
logo americano Louis Thurstone (1940) quien apuntd con cierta razén, que cital-
quier seleccion de tests podria tener un grupo similar entre si, y que por tanto
producitian un factor central. Por ejemplo, el investigador A puede que tenga
muchas tareas basadas en el razonamiento verbal, mientras que el investigador B
puede que tienda a elegir muchas tareas visoespaciales. Cada uno obtendria un
factor G, pero no serian iguales
Una forma evidente de intentar tratar estos problemas es observar una
amplia serie de estudios diferentes para decidir si el patron observado se parece
mds al factor G de Spearman o a los multiples factores independientes de Thurs-
tone. Este andlisis fue realizado por John Carroll (1993), quien analizé no
menos de 400 de estos escudios, Ilegando a los resultados representados en la
Fig. 10.1, tomados de una breve pero excelente investigacién de Ian Deary
(2001) sobre la inteligencia. Como sugicre la Fig. 10.1, parece existir un apoyo
al factor general, junto con una serie de procesos subsidiarios mas bien mezcla-
dos, que a su vez pueden ser analizados en componentes atin menores. En un
estudio sobre habilidades motoras de Edwin Fleishman (1965) y Fleishman y
Parker (1962), por ejemplo, se identificaron no menos de 14 subfactores sobre
la conducta motora, entre los que se incluyen el control de la precisién, el
tiempo de reaccién de la respuesta de orientacién, la velocidad de movimiento
del brazo y la velocidad mufieca-dedo, junto con otras nucve habilidades que se
relacionan con aspectos fisicos o escructurales del cuerpo, como la flexibilidad
estatica y dindmica y la fortaleza, la coordinacién del cuerpo y la fuerza del
torso.
Para un psicdlogo cognitive como yo, los subcomponentes parecen represen-
tar una lista muy larga y algo incoherente que no ayuda mucho a nuestro conoci-
miento basico. Sospecho que un problema basico es la confianza en la correlaci6n
como la principal herramienta analitica. Dos tests pueden correlacionar 0 no
correlacionar entre si debido 2 razones diferentes. Por ejemplo, es probable que la
seleccién que hizo Binet de la amplia serie de tareas complejas fuera ms efectiva
que ef intento previo de Cattell, porque este dltimo se centré simplemente en
medidas unitarias. Binet, sin embargo, usé tareas complejas que presumiblemente
se relacionaban con muchos procesos subyacentes diferentes, proporcionando
posiblemente una medida que reflejaba muchas capacidades diferentes. Desde el
punto de vista préctico de la seleccién de nites con probabilidad de tener dificul-
tades en colegios normales, esto no es un problema, pero si uno quiere saber
exactamente qué subyace a las diferencias entre nifios, entonces el enfoque del
test complejo miiltiple posee claras limitaciones.
211Percepcién Peroepotin
visval extensa aucitiva oxtonsa
Ineligencia Amplia capaciced
fluid de recuperacion
Inteigencia:
general
g
Inteligencia ‘Amplia velocidad
oristalizada cognitiva
Memoria general Velocidad
y aprendizaje ce procesamiento|
Fig. 10.1, Una representacién jerérquica de las asoctaciones entre las puntuaciones de los
tests de habilidades mencales. Este diagrama fue el resultado de décadas de trabajo de
John B. Carroll, quien reanalizé cerca de 400 bases de datos clasicas sobre investigacién
en inteligencia humana. Reproducido a partir de I. J. Deary Intelligence: A Very Short
Introduction, Oxford University Press, con su permiso.
212Por supuesto, los investigadores han intentado crear tests sobre funciones
coneretas, pero en ausencia de una base tedrica independiente, los nuevos tests
simplemente reflejaran las intuiciones del disefiador, junto con el rechazo de
aquellos tests que no tiendan a correlacionar con los factores propuestos. Puede
que esta sea una critica injusta, ya que cualquier enfoque tedrico necesita salir
adelante empleando sus supuestos iniciales. Sin embargo, por alguna razén, el
enfoque psicométrico parece haber tenido menos éxito con el desarrollo de una
teoria que con sus objetivos practicos. Mackintosh resume la situacién de la
siguiente manera:
El anilisis factorial no puede hacer més que describir las relaciones entre dis
tintos tests de CI. Esto no es lo mismo que descifiar la estructura de las capacida-
des humanas. Esto solo se conseguirg mediante e] desarrollo y el examen de la
tcorfa psicolégica. Por tanto, el hecho de que siempre se pueda extraer un factor
general de tna bateria de tests de CI no significa que solo haya un proceso cogni-
tivo subyacente en el que todos los tests de Cl tengan un peso. Fs igualmente pos:
ble que todos las tests de CI tengan pesos en una gran serie de procesos diferentes,
peto hay cierto solapamiento en el conjunto de procesos cubiertos por los diferen-
ves grupos de tests, La decisién entre estas posibilidades alternativas requerird un
andlisis experimental y tedrico.
(Mackintosh, 1998, p. 230)
Un ejemplo interesante de los problemas derivados de la aplicacién del enfo-
que psicométrico al anilisis de la cognicién se observa en los estudios recientes
sobre envejecimiento cognitivo.
10.2.1. El enfoque psicométrico en el envejecimiento y la cognicién
En los dlrimos afos se ha producido un crecimiento suscancial en el ntimero
de psicélogos cognitivos que trabajan en el campo del envejecimiento. Dado el
envejecimiento de la poblacién occidental, es muy apropiado, por supuesto, que
los gobiernos se preocupen por la eficacia con la que la gente se comportats cn
una sociedad tecnolégica que cambia t4pidamente y que por tanto supone una
constante demanda intelectual para jévenes y viejos. Naturalmente, esto nos lleva
a la cuestién de, zcudles son los cambios cognitivos que se producen a medida
que nos hacemos mayores? Es obvio que cambian muchas cosas, y una solucién
es intentar reducir la gran cantidad de medidas cognitivas que cambian con la
edad hasta quedarnos con algo més manejable, quizd incluso con un solo factor
crucial, el factor G del envejecimiento, squizé el factor 22
Podemos aproximarnos a este problema tomando una muestra de sujetos de
distintas edades, poniéndoles a prucba cn una amplia seric de tareas, y después
213generando clusters de tareas mediante el andlisis factorial o alguna otra técnica
relacionada. E] siguiente paso es yer como correlacionan cada tna de ellas con la
edad, y hasta qué punto se correlacionan unas con otras. Supongamos que ambas
correlacionan con fa edad, el factor X mucho y el factor Y menos. Es concebible
que la rclacién con la edad provenga en ambos casos de un componente comin
compartido por X y por Y. Si esto es asi, entonces, al petmitir esta cortelacién,
habré poca varianza adicional que se deba a Y, el cual se puede descartar como
principal deverminante del declive cognitivo relacionado con la edad. Considere-
mos un tercer factor, Z. Este factor podria estar menos correlacionado con la
edad que Y, pero si es relativamente independiente de X, entonces permitir la
correlacién con X no cambiaria sustancialmente la cortelacién, lo que nos lleva a
condluir que el factor Z refleja de hecho un componente cognitivo del envejeci-
miento que difiere del aportado por X.
En los tiltimos aos un gran niimero de escudios sobre envejecimiento cogni-
tivo han utilizado este cnfoque y otros relacionados. El ejemplo més amplio y
més cuidadosamente argumentado proviene del trabajo de Tim Salthouse (1992;
1996), quien, tras revisar muchos estudios, concluyé que Ia mayor parte de la
varianza, si no toda, de la funcién ejecutiva como consecuencia de la edad se
puede obtener a partir de un solo factor, la velocidad de procesamiento. Por
tanto, mientras que una amplia seric de medidas decaen con la edad, aquellas
basadas en la velocidad de procesamiento parecen set las mejores predictoras del
declive general, quedando poca o ninguna varianza explicada por otros factores,
como el rendimiento en memoria 0 el control atencional. Claramente, la memo-
ria decae con la edad, y normalmente no se mide con tareas de velocidad, Sin
embargo, se puede decir que depende de la velocidad de funcionamiento de los
procesos subyacentes, como la cadificacién y Ia recuperacién, por lo que un lento
procesamiento da lugar a una codificacién menos completa y menos elaborada, y
por tanto a una recuperacién mas lenta y menos efectiva (Salthouse, 1996). Aun-
que la velocidad de procesamiento fue desarrollada por Salthouse para explicar el
declive de la fiancién cognitiva en Ia tercera edad, se ha aplicado de forma mucho
mds amplia para explicar, por ejemplo, el desarrollo de las capacidades cognitivas
en los niftos (Fry y Hale, 1996; 2000; Kail, 1988; 1992; Kail y Park, 1994).
Sin embargo, hay problemas para concebir la velocidad como una funcién
psicolégica unitaria. En general, todas nuestras medidas psicoldgicas se basan en
la medicidn de la velocidad, o bien de la precisién. Por supuesto, serfa interesante
si tan solo la velocidad fuera sensible a los efectos de la edad. Pero este no parece
ser el caso,
Al mismo ticmpo que Saithouse dirigia su programa en Adanta, un psic6logo
alemn, Paul Baltes, dirigia un amplio estudio paraleio en Berlin. A lo largo de
una serie de afios, estuvo examinando repetidamente a sujetos de un amplio
rango de edades en muchas tareas diferentes, llegando a conducir un andlisis esta-
214distico parecido al de Salthouse. Lo que Baltes y su grupo encontraron fue que
los dos mejores predictores de la diferencia de edad eran dos medidas sensoriales
-la sensibifidad auditiva y la visual, medidas en términos de precision, no de
velocidad (Baltes y Lindenberget, 1997). Aunque es posible argumentar que toda
cognicién refleje fa velocidad de las operaciones basicas, es més dificil argumentar
que una visién pobre cause un rendimiento pobre en una tarea de memoria audi-
tiva, 0 que las deficiencias auditivas den lugar a un tiempo de reaccién visual
Jento, ni que esté relacionado causalmente con el declive observado en memoria o
con la capacidad de razonamiento, Ouro problema para la sencilla hipétesis de la
velocidad provino de la observacién de que un predictor igualmente bueno del
declive cognitive que se produce con la edad era el que proporciona la fuerza de
prensién, dando un nuevo sentido a la expresién «Esta perdiendo tos estribos»
(Baltes y Lindenberger, 1997). El vinculo causal directo entre la sensibilidad per-
ceptiva y la cognicin general no era, por supuesto, el que habia propuesto el
grupo de Baltes. Como apuntan Lindenberger y Patter (1998), en kas explicacio-
hes teéricas del envejecimiento cognitive ha existido la tendencia a ignorar el
hecho bésico de que la correlacién no demuestra causalidad.
Es probable que muchas funciones diferentes decaigan de forma paralela a
medida que nos hacemos mayores. Segiin la potencia concreta de fa bateria de
tests empleada, un test u otto tesultaré mas sensible y/o més fiable como medida
de este proceso multicomponente subyacente, y por tanto, estadisticamente, sera
capaz de eclipsar a los indicadores de los otros muchos procesos en declive parale-
lamente, los cuales precisamente son peor detectados por los métados empleados.
Este no es un problema si lo que se pretende predecit es el rendimiento probable
de un anciano o atrojar conclusiones generales sobre el rendimiento general mas
probable de una poblacién, propdsitos por los que inicialmente se desarrollaron
los métodos psicomérricos. Sin embargo, si es un problema si uno desea propor
cionar una explicacién causal de la naturaleza del cambio. Las medidas de velo
dad pueden ofrecer una potente prediccién acerca del declive en el rendimiento,
pero se necesita saber si su éxito es consecuencia del promedio de los muchos
procesos que estin en declive 0 solo de un tinico proceso crucial. En este titimo
caso, es importante entonces especificar su naturaleza ¢ investigarla directamente.
La idea del envejecimiento como reflejo del declive de miilriples sistemas en
paralelo se ha denominado a veces como la hipétesis del coche Ford (0, en Reino
Unido, como la teorfa del bombin de hiciclera de Woolworth). Estos dos inventos
han sido disefiados usando componentes construidos con un nivel de duracién
minimo, evitando asi el gasto innecesario que supone que una pieza dure mas de
lo debido. Quizé esto podria considerarse como la hipétesis nula del envejeci-
miento cognitive, una sencilla teoria que necesita descartarse antes de aceptar la
hipotesis alternativa que probablemente sea mas interesante. De hecho, es posible
que se demuestre que la hipétesis del declive multiple en paralelo es inadecuada;
215sin embargo, demostrar esto requeriré evidencias mas fuertes que las proporciona-
das hasta el momento por el enfoque correlacional del envejecimiento cognitivo.
10.3. Diferencias indi
iduales en memoria de trabajo
10.3.1. Amplitud de memoria de trabajo
Una aproximacién al estudio de la memoria de trabajo apoyada por Baddeley
y Hitch (1974) se bas en los clésicos métodos de la psicologia cognitiva experi-
mental, junto con pruebas de casos neuropsicolégicos. En Norteamérica, sin
embargo, la mayor parte de la investigacién en esta area se ha basado en métodos
psicométricos usando diferencias individuales entre grupos de sujetos normales,
que se investigaban mediante métodos correlacionales. Esta linea de investigacion
se inicié gracias a un estudio altamente influyente, no tanto por el andlisis de la
memoria de trabajo per se, sino por su papel potencial en la comprensién del len-
guaje. Daneman y Carpenter (1980), aceptando la propuesta de Baddeley y
Hitch (1974) de que la memoria de trabajo implicaba una combinacién de alma-
cenamiento y procesamiento de informacién, combinaron estos procesos en una
tarca que se conoce como amplitud de memoria de trabajo. Pidieron a sus sujetos
que leyeran una serie de frases en alto, y que posteriormente recordaran la ultima
palabra de cada frase, definiendo la amplitud como el maximo numero de frases
que se podrian procesar y recordar correctamente de esta manera. Por ejemplo, se
podfa pedir a un sujero que leyera:
Durante unas horas la bacalla por la casa rugis.
El no permitiria bajo ninguna circunstancia que cl joven sefior le comprara su
ticket.
Donde la respuesta correcta serfa «tugid» y «ticket». El rendimiento difiere
consistentemente de unos sujetos a otros, siendo capaces de recordar tipicamente
entre dos y cinco palabras del final,
Daneman y Carpenter (1980) encontraron que esta simple medida correla-
cionaba muy significativamente con las puntaciones en comprensidn lectora de
sus sujetos, estudiantes en la Universidad de Catnegie-Mellon, tanto si se
media a través de las puntuaciones verbales en el Test de Aptitud Escoldstica,
como a través de la comprensién de prosa medida con el Test de Lectura Nel-
son-Denny. Siguieron demostrando que los estudiantes con altas amplitudes
eran consistentemente mejores a la hora de recordar informacién relevante de
una frase a otra, dentro de un texto en prosa, tal como lo indica la referencia
pronominal (Daneman y Carpenter, 1983). Los sujetos con altas amplitudes
216también muestran un uso mas eficiente de la informacién contextual para
interpretar palabras no familiares dentro de un texto complejo (Daneman y
Carpenter, 1983). McDonald ee al. (1992) y King y Just (1991) mostraron que
los sujetos con altas amplitudes eran mejores analizando y comprendiendo textos
potencialmente ambiguos, v eran capaces de mantener los miiltiples significa.
dos potenciales de una palabra concreta, como «banco» (de peces 0 financiero),
durante periodos mas largos, Estos autores tendian a considerar que su medida
era mds consistente con ¢l modelo de memoria de trabajo, y reflejaba un sis-
tema mds complejo que el bucle fonolégico, pero algo mas especifico lingitsti-
camente que el ejecutivo central (Daneman y Tardif, 1987). Volveremos a este
tema més tarde,
10.3.2, :ks la memoria de trabajo especifica del lenguaj
En los aftos posteriores, muchos estudios han replicado la fuerte asociacién
entre amplitud de memoria de trabajo y comprensién de lenguaje. Daneman y
Merikle (1996) identificaron unos 74 estudios en los que se obtuvieron resulta-
dos similares, con una correlacién media entre amplitud de memoria de trabajo y
comprensién de 0,41 para la comprensién global (N = 38), y 0.52 para medidas
de comprensién mas especificas (N = 36). Para las tareas de MCP que implican
almacenamiento pero no procesamiento, las correlaciones fueron menotes, 0.28
para medidas de comprensién globales, y 0.40 para las especificas.
Sin embargo, el poder predictivo de Ja amplicud de memoria de trabajo ao
esté ni mucho menos limitado a la comprensién del lenguaje. Engle er al. (1991),
mostraron que los nifios con grandes amplitudes tenian una capacidad mayor
para seguir y obedecer complejas secuencias de direcciones, siendo la influencia
de la amplitud mayor para las secuencias grandes y para los nifios més mayores,
Benton er al. (1984) valoraron la capacidad de sus sujetos para componer textos
en. prosa, y encontraron que los sujetos con mayores amplitudes haclan mejores
composiciones. En la misma linea, Kiewra y Benton (1988) encontraron que la
amplitud de memoria de trabajo era mejor predictor que el ACT (American
College ‘est, en la nota media final, y en la capacidad de los estudiantes para
comar apuntes y sacar partido de ellos en un test posterior,
Se podrfa argumentar que todas las tareas descritas hasta el momento son
esencialmente medidas de comprensién y uso del lenguaje, y que predecir la
comprensién del lenguaje a partir de un test de procesamiento de frases dificil-
mente supone un resultado sorprendente. Hay una serie de razones para no
estar de acuerdo con esta critica. En primer lugar, dada la brevedad y aparente
simplicidad de la medida de amplitud, es de destacat que pueda predecir toda
esa serie de tareas sobre procesamiento de lenguaje, y que lo haga con esa apa-
217rente replicabilidad. Mas relevante, como veremos, es que aunque Daneman y
Carpenter estaban preocupados principalmente por el procesamiento del len-
guaje, la amplitud de memoria de trabajo ha demostrado que predice una serie
de tareas mucho mas amplia. Kyllonen y Stephens (1990), por ejemplo, esta-
ban interesados en la capacidad de la amplitud de memoria de wabajo para
predecir el rendimiento de los candidatos a las Fuerzas Aéreas de Estados Uni-
dos en las complejas tareas que se les requerian. Encontraron una alta correla-
cién entre la amplitud y ef rendimiento de los estudiantes en un curso sobre
puertos ldgicos. Shure (1991) realiz6 un estudio similar en el que los sujetos
participaban en un curso de 40 horas de duracién sobre el lenguaje de progra-
macién PASCAL. El resultado en un test de programacién posterior correla~
cioné més con la amplitud que con el conocimiento general 0 con un test de
algebra
Quizé el mayor apoyo a la amplitud de memoria de trabajo lo hicieron Kyllo-
nen y Cristal (1990), quienes combinaron estadisticamente en un tinice factor de
amplitud de memoria de uabajo medidas procedentes de una serie de tareas que
requerfan almacenar y manipular material simulténeamente, demostrando que
este factor correlacionaba altamente con la capacidad de razonamiento, medida a
través de tests tomados de barerfas de inteligencia estindar. Engle et al. (1999a)
obtuvieron un resultado similar en un estudio en el que observaron una alta corre-
lacién entre amplitud de memoria de trabajo y medidas de inteligencia fluida.
Kyllonen y Christal sugieren que la principal diferencia entre las medidas de
memoria de trabajo y las medidas de CI reside en que los tests de razonamiento
son mis sensibles a la experiencia cultural y educativa. Las medides de memoria de
trabajo tienden a verse menos influidas por la cultura, pero son més dependientes
de la velocidad de procesamiento, Esto parece sugerir que estas medidas suponen
una ventaja a la hora de scleccionar candidatos procedentes de distimtos niveles
culturales, de hecho este ¢s el tipo de tareas a las que se enfrentan los seleccionado-
res de la Marina estadounidense. Quizd también sea significativo que la version
mas reciente de la Escala Wechsler de Inteligencia para Adultos (WAIS) incorpore
ahora un subgrupo de pruebas denominadas medidas de memoria de trabajo, aun-
que yo personalmente las considerarfa como una mezcla entre las tareas basadas en
el estudio de la memoria de trabajo y los cests existences.
10.4. Qué mide la amplitud de memoria de trabajo?
10.4.1. Enfoques correlacionales
Dada la gran cantidad de funciones importantes que se pueden predecir gra-
cias a la amplitud de memoria de trabajo, esta posee un claro valor préctico, pero,
218aqué esté midiendo exactamente? ;Podria tratarse simplemente de una breve y
cuidada forma de combinar estimaciones de muchas funciones diferentes, 0
refleja Ia capacidad de un solo componente crucial de la cognicién? Aunque el
niicleo de la investigacién se ha centrado en el empleo de esta medida simple-
mente como marcadora de un hipotético sistema de memoria de trabajo, una
serie de estudios se han concentrado en intentar comprender quié es lo que hace
que esta sencilla medida tenga este poder. Estos estudios han usado una serie de
técnicas diferentes, Quizd la més simple consiste en manipular variables que con-
cebiblemente incrementen o disminuyan la amplitad. Por ejemplo, LaPointe y
Engle (1990) mostraron que la amplicud era menor cuanto mayores eran las pala-
bras a recordar, lo que sugiere una posible contribucién del bucle fonolégico,
Lobley er ad (2005) observaron que fa similitud actstica entre palabras también
reducia la amplitud, aunque esto depende de qué procesos de respuesta concretos
se requieran, siendo relevante el tema de la estrategia. Finalmente, Tehan et al
(2001) obtuvieron efectos tanto de la longitud de palabra como de la similitud
fonoldgica en tareas de amplitud simples asi como complejas.
A pesar de la popularidad de la amplitud de memoria de trabajo como
medida, no existen procedimientos concretos aceptados generalmente, ni siquiera
conjuntos de materiales, lo que dificulta que se puedan extract conclusiones gene-
ralizables entre distintos estudios. En vista de esto, es de remarcar que muchos
investigadores hayan tenido éxito replicando ampliamente los hallazgos de Dane-
man y Carpenter (1980). Sin embargo, la situacién es menos tranquilizadora
cuando empezamos a examinar efectos més sutiles, Por ejemplo, Baddeley er al.
(1985) usaron un procedimiento de examen en grupo que tequetia que los sujetos
comprobaran unas frases, pero que no las pronunciaran, consiguiendo replicar la
asociacién entre amplitud y comprensién lectora. Sin embargo, no encontraron
efecto de la edad sobre el rendimienco, mientras que Lustig et al, (2001) sf encon-
traron efecto de la cdad sobre algunas, aunque no todas las condiciones,
Los estudlios experimentales que demuestran que una variable u otra pueden
estar influyendo de forma general sobre la amplitud de memoria de trabajo son
valiosos « la hora de ofrecer pistas sobre cémo se ejecuta la tarea, lo cual es
importante cuando se ponen en comparacién estudios que usan paradigmas algo
distintos. Es mas, los métodos experimentales pueden proporcionar una prucba
més directa de la hipdcesis causal que fos métodos correlacionales. La demostra-
cién de que una variable dada puede influir en el rendimiento en tareas de ampli-
tud compleja puede ofrecer una posible interpretacién de la cortelacién
observada entre la amplitud y otras medidas cognitivas, Sin embargo, es entera-
mente posible que una variable influya en la amplitud, pero que su cortelacién
con una tarea de rendimiento compleja no sea ctucial. Dentro del modelo multi-
componente de memoria de trabajo podria ocurrir, por ejemplo, que la amplitud
se viera influida por el cjecutivo central y por ef bucle fonolégico, pero que su
219capacidad para predecir la cognicién compleja descanse por entero sobre el com-
ponente ejecutivo. Por tanto, un paciente con un déficit may puro en el bucle
fonolégico puede que tenga un rendimiento pobre en su amplitud de memoria
de trabajo, pero pocos problemas con la comprensién del lenguaje (ver Caplan y
Waters [1999], para una revisién de los estudios neuropsicoldgicos paralelos
sobre amplitud),
10.4.2. Combinando métodos experimentales con métodos corvelacionales
Un segundo enfoque més prometedor sobre el andlisis de la amplitud de
memoria de trabajo implica combinar métodos cortelacionales y experimentales
(Engle et al, 1999a; Miyake et al, 2001; Bayliss e¢ al, 2003). Este enfoque comienza
examinado una gran muestra de sujetos en tareas sobre amplitud de memoria de
trabajo. Después, se forma un grupo con los mejores sujetos y otro con los peores, y
son comparados en la tarea que se esté investigando. Por ejemplo, Rosen y Engle
(1994) estudiaron la eapacidad para generar {tems a partir de categorfas semanticas,
pidiendo a sus sujetos que generaran tantos animales como les fuera posible en un
tiempo limitado, Se sabe que esta tarea depende de la capacidad ejecutiva, que se
encuentra deteriorada en pacientes que suften darios en el lébulo frontal (Milner,
1982), y que es Ricilmente deveriorada por una tarea concurrente que absorba la
capacidad del ejecutivo central (Baddeley et al, 1984b). Tal como se pensaba, los
sujetos con mayores amplitudes generaron més componentes de la misma catego-
ria, A continuacién, Rosen y Engle pidieron a sus sujetos que realizaran una tarea
secundaria demandante, al mismo tiempo que generaban items. Esta tarea dete-
Fioré el rendimiemto de los sujetos con mayores amplitudes, pero, en contra de lo
esperado, no tuvo ningtin efecto sobre los sujetos con amplitudes pequefias. Una
posible explicacién es que los sujetos con mayores amplitudes usen habitualmente
estrategias que demandan atencién, pata acentuar asi el rendimiento, Estas estrate-
gias son abandonadas al pedirles que realicen una tarea concurtente, y en conse-
cuencia generan menos items. Los sujctos de pequetias amplitudes no muestran un
efecto de la tarea concurrente. Rosen y Engle sugieren que se debe a que estos suje-
tos no poscen una capacidad de memoria de trabajo suficiente como para desarro-
Har y emplear estrategias complejas. Por eflo, una tarea secundaria que interrumpa
estas estrategias tendra un escaso efecto sobre su rendimiento.
‘También es posible sugerir otras interpretaciones. Por ejemplo, otros factores
como la falta de motivacién, podrian causar que estos sujetos pusieran menos
esfuerzo en la tarea de amplitud, y por tanto no se molestarian en desarrollar
estrategias, incluso aunque fueran complecamente capaces de desarrollarlas, De
hecho, si los sujetos de amplitudes pequeftas son capaces de realizar la tarea de
generaci6n de categorias y la tarea secundaria sin un descenso en su rendimiento,
220entonces, al realizar la tarea de generacién de.categorias en solitario, habrian
estado infrautilizando su capacidad atencional disponible.
Si el mayor descenso en el rendimienvo de la rarea secundaria en los sujetos
con mayores amplitudes como consecuencia fuera resultado de un tinico experi-
mento, seria menos preocupante. Sin embargo, el efecto ha sido demostrado por
Engle y colegas a lo largo de una serie de tareas diferentes (Engle et al, 1999b).
Por tanto, aunque seleccionar grupos extremas podria tratarse de una estrategia
econémica que maximiza la posibilidad de detectar un efecto, también parece
que maximiza la probabilidad de que se den diferencias estratégicas. Por
supuesto, este es todavia un factor confuso, incluso cuando los estudios emplean
a toda la poblacién, en lugar de emplear solo a los extremos, ya que los distintos
niveles de rendimiento en amplicud podrian, en principio, represencar distintas
proporciones de sujetos que usan una u otra estrategia. Sin embargo, esto parece
relativamente menos probable que la presencia de un grupo absurdo de bajo ren-
dimiento, No obstante, tal como vimos en la discusidn del envejecimiento y la
cognicién, los problemas psicomécricos pueden permanecer, incluso cuando se
usa a toda la poblacién.
Afortunadamente, parece que se estén empezando a desarrollar técnicas que
permiten poner a prueba hipétesis especificas usando medidas sobre diferencias
individuales. El nivel mds bésico de andlisis consiste en observar simplemente las
correlaciones entte los posibles predictores de la amplitud de memoria de trabajo,
usando posiblemente la regresién milciple para decidir qué medidas predicen la
mayor cantidad de varianza iinica cuando se elimina la contribucién de otras
variables, Como vimos en el caso de los efectos de la edad, esto tiende a favorecer
a las funciones que se puedan medir fiablemente, independientemente de que
estas funciones sean inttinsecamente las mds importantes. Esto crea un problema
para las medidas del procesamiento ejecutivo, las cuales incluyen tipicamente
situaciones nuevas en las que hay menos probabilidad de obtener puntuaciones
consistentes de un ensayo a otro, mientras que una simple area repetitiva como
el tiempo de reaccién de eleccién es més probable que proporcione puntuaciones
consistentes y fables. Es més, medidas como la velocidad de procesamiento pue-
den estar basadas en una gran cantidad de tareas, puede que ganen atin mis fiabi-
lidad. Finalmente, la regresién multiple no se encuadra ficilmente en modelos
especificos de los procesos subyacentes, algo que es claramente deseable en cual-
quier drea tan compleja como la memoria de trabajo.
Este tiltimo problema se aborda desde las distintas versiones de los modelos
de ecnaciones estracturales, con los que se pueden proponer tna serie de hipore-
sis especificas: siempre que los componentes subyacentes se puedan medir de
forma adecuada, los modelos en competicién pueden poneise en comparacién en
cuanto a fo bien que explican los datos resultantes. Esto sigue sin aclarar el pro-
blema de la tendencia de las medidas ejecutivas a ser poco fables. Aforcunada-
221mente, esto se puede abordar usando la técnica del andlisis de variables latentes,
una promecedora forma de desentrariar los componentes porenciales del ejecutivo
central que se discutird en el proximo capitulo.
Sin embargo, a pesar de los futuros éxitos en el andlisis de la amplitud de la
memoria de trabajo, no hay duda de que ha demostrado ser un predictor muy
poderoso de una gran serie de actividades cognitivas. Si la consideramos pura-
mente como una medida psicomécrica pragmitica, posee una serie de ventajas
sobre otras pruebas més tradicionales. Offece una serie de pruebas cortas que no
dependen demasiado del conocimiento previo, y como tal, esta empezando a
influir sobre los enfoques psicométricos més tradicionales. Ademés, est mucho
mis relacionada con la psicologia cognitiva actual que el enfoque clisico de la
inteligencia. Sin embargo, si esta unidn fuera fructifera, necesitariamos saber por
qué y cémo funcionan las tareas de amplitud de memoria de trabajo. Esto se tra-
tard en el préximo capitulo.
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