Claude Nicolet - El Ciudadano y El Político

You might also like

Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 21
Corso de emadoesdrglendose a uns coremonla “1 mundo esta vacio después de los romanoss: el ito de des- alienta de Saint Just traduce, a su modo, la nostalgia ya expresada, por Rousseau; Espartay, sobre todo, la «Roma republican repre Sentan en la historia el ultimo y quza el unico ejemplo de organiza cidn cludadana. Dando la espalda la modernidad, Rousseau habia Intentado, en el Contato Social, identifica yfundamentar las €om- diciones de toda «sociedad civil. Pero solo concebia esta ultima perfeccionandose, completandose en un contrato politico que transformaba a cualquier hombre en ciudadano, o més exactamen te, que defnia la Humanidad por medio de la cudadania: no hay ‘mis hombre verdadero que aquel que es también ciudadano, ast, ‘como no hay mis pueblo verdadero que el que es libre y soberano. Pero estos principos, que en certo modo debieran fundamentar el futuro, estan en realidad, para Rousseau, sumidos en un pasado casi ‘naccesible y sin dda cumplido: Ia edad de oro de a ciudad se que- 45 detris nuestro, a oils dl Enrtas y del Tiber En cierto modo, los modernos no hicieron mas que perpetwar cesta nostalgia retrospectiva, La Republica romana no ha dejo de {ascinar los hstoriadoresy de ronda el subconsciente colectivo. Fascinacion,en primer ugar, por el éxito: sus legionarios, genera les, uncionariosycolonos supleron conquistar,pacfiary unicar lun gigantesco espacio —un tercio del «mundo conocido por fos Antiguos-~ysu huella ha sido, en lo esencial, la matrizde la Europa ‘moderna, imagen de grandeza de una «republic imperial, que 8 fin de cuentas repercute sobre cada uno de sus weiudadanoss, Pexo «sta grandeza de la «Roma republican, quizé no es solamente ae ‘conquistadora, Reside también, para los modemos, en el hecho de auc la historia interna del pueblo romano describa, quis de modo tjemplar y unico, todas las hipéstasis posibles dela politica: el nai ‘os en una ciudad, a conquista de la jgualdad de derechos por pa {eel chlo en contra de los «erandess, ls reivindicaciones de I presion, pero tambien, por supuest, las grandes uestiones sociales (al conto an no se decia entonces):la pobreza fas deudas lesley agrariaw, los «auxilios publica, Y cuando a fines els nbertad parece introducir de nuevo en tl mundo modemo estos antiguos procesos, siguen temiendose las mnismas desvinciones del_ modelo’ romano: las revoluclones son ‘como guerrasciviles, yRobespiere esta de acuerdo con Catalina al predecir- «Cesar vendra» En uma, ato en su grandeza como en nee Bias orci mscioberaraTs ici Se ok Humanidad la panoplia completa del chudadano. {Habra que sorprenderse ante esta obsesion? Nuestros antepasa dos eran. en este punto, las victimas aquiescentes de una tradicion ‘scolar'y moralizante que, afin de cuentas, se remontaba ala propia ‘Antiguedad. Leyendo a Ciceron, a Tito Livio, a Plutareoo incluso a ‘Tacit, se habian hecho una ides de la Grecia y la Roma clésiess Mas estos autores (de los cuales, por lo demés, solo se conservan, precisamente, los pasajes mas reputados) eran todos, en definitva, Butores -cavolares", Disecta 0 indirectamente, ssribian pars al {ar una imagen ejemplar, quiza embellecida, de las horas dovadas ‘dela ciudad. Un mundo donde prevalece Ia viru civica y militar, ya sea mostrada en plena accion, en la edad de oro de la Repiblica Conquistadors, o como una punzante aporarza bajo los emperado- res desnatutalizados el civismo, incluso negativo esté tambien pre sente en Tacito 0 en Suetonio El asunto,efectivamente, parece claro: los romanos, tanto bajo la Republics'eomo bajo cl Imperio, son pues ciudadanos. Humildes to sputentese, gue nados wor atamblew, por magitrados anuales porun Scnado,o por un emperadorvitalcio(acuye lado, porlode- Inds, subsisten estos dimes), ninguna duda es posible: cualquier ‘romano es ciudadano y cualquiera que posea 0 adquicra el «deve- tho de ciudad, la ciudadanta romana es, de hecho, romano. ED ‘cuanto al «pueblo romanos, no ha sido nunca otra cosa més que la {otalidad extensiva de todos los iudadanos romanos, No hay en ‘Roma, en el interior del «pueblo», distincion entre los que disruta ran del derecho de ciudad y los que estarian desprovisios de te. [Es ciudad romana ca, en principio, unitaria, ee {Estariamos, por lo tanto, ante una sorprendente anticipacién de Ia situacion (tedrica) de los Estados modernos surgidos de los Lindam yl pto/33 -principios» de 1789, en fos que hay tna adecuacion casi perfectn entre nacionalidad y ciudadania; en donde toda la pobladiom sig mas restrcciones que el sexo la edad, goza, en principio dl min ‘mo derecho civil, esta regida por el mismo derecho criminal yen fin, participa igualmente en los derechos politicos? Algunor lo han rostenido,y de un modo tauto mas legiino coma ae, om elect ‘como he dicho, los fundadores de las lberiades modernss (entre ‘0tt0s, os jacobinosfranceses) se lanzaban, en ciero mode, a are de su «tara» (= su familia), su edad, sus aptitudes sicasy morales, sus propiedades ys fortuna, eventualmente sides: ‘cendencla. Habra pues, dentro dela ciudad, unas sribus= que son 2 la vex marcos terrtoriales (una propiedad esta xen tal tribus) y hu ‘manos, ya que los individuos y las familias ambien se reagrupan alli segin su origen o segun la voluntad del lgislador o del magis ‘ado, Tambien habra clases censitarias que reagrupan a todos aquellos que tienen un patsimonio comprendido entre tal y tal va lor. Dentro de ls clases, cuyos efectivos son muy desiguales (los po: bres son mucho mas niumerosos que los ricos), os hombres se re parten en cierto numero de scenturiasesegun su edad (es decir, se gun un crterio militar, Las misma clases censitarias ademas a nal sean cinco) determinan a su vez, en origen (Io cual durarshas- {a a segunda guerra punica) cl armamento y por lo tanto el lugar y Ja funcion de cada uno en el campo de batalla, Entre los ricos, por FL cudadano ye polos Seg eases s poesaaay came Se seas pengonweroaln ee soar ang neue ae ca aie cae Sean aigeienees Heviarna toaiicea be Ceres ceener aca _yentes si no son los que tienen algo que defender en la ciudad. Pero, Ne erect ee gericte aaa maar oeereae testa ines woemniesen wigese meatal are Coupee teatro sa rauaraee ae ee alee ee nec raeety ‘mega eg conten tne at re hacer great a fsak tena aise amar ty sais aes pes cee arse {iran pucres punta, Encanto al voto, a presencia de na entra de proetaroy sav sapiens os pinpos: nae Sal jlcboont exci dl uaa, dice Cerin De Rep. th, 40), 1o cual seria tirdnico; pero la «muchedambres no tiene influen: He aqui los principis. La practica, evohuctonando durante ya 08 silos de historia, es logicamente bastante diferente. Toda ape 16m (si se quiere, todo retrato exstencial de un sciudadano romano tipo) es doblemente peligrose: por un lado, a in epocas y lugares, yde lade n del sistema teorico en los siglos thy 1 AC, que conduciran, al final, al paso dela Republica al Imperio, por otro lado, porque el sistema mismo, como vetemos, era de he cho diferenciador y desigualador, porque desembocaba en unas cargas y unos beneficis reducidos par srad unos, acumulatives, por el contrario, para los dems, al menos antes de que u *popularess vengan a correpir, en cierto modo, este desequilibio, Recordemos ripidamente, desde este punto de vista. los rex eam. pos esenciales de la vida cotidiana El ambito militar. Ese no es el lugar, por falta de espacio, para ‘examinar detalladamente el papel militar de los ciudadanos roma nos: sin embargo, tal como sabemos, es el principal. tambien son las necesidades y las consecuencias de las conguists, particular- mente el reclutamiento de ls soldados, ls que han sumido ala Re. Publica en una ersis de donde, afin de cuentas, surgieron wn nuevo ‘ércitay na monarguia militar, Sin embarge,debemen recordat, ‘grandes rasgos, esta evolucion e insstren cierto datos globales, Elejercito romano es, pues, en origen —y hasta prineipios del siglo 8 a.C.— una milicia Ciudadana reelutada anualmente para una de- terminada campara y, a ser posible, licenciada posteriormente. El soldado cobra una soldada que no es un salario, sino una indemni zacion, cuyo montante queda asegurado por la leva de un ributw, impuesto directo sobre la fortuna, pagado por los movlizables (, fevidentemente, por los més ricos); impuesto que tambien es eit: \uustanci, no permanente e neluso, sel botin fo permite, ree bolsable! Estamos ante un sistema simple, muy estructurado y ec rémico. Recordemos que en principio se Hlamabs ala lucha, priori tariamente, a los mas ricos. El primer golpe dado a est sistema fue la guerra de Anibal; los desastres que marearon sus inicis, las du- ras Iejanas eampatas que siguieron, tuvieron en primer lugar lunas consecuenciss demogrsficas sobre las que nunca se insistira demasiado: el 13 por 100 de la poblacion total, movilizada, los ‘muertos debidos la guerra fueron un 20 por 100 de las varones adultos, es decir, un cataclismo que nos recuerda la Gran Guerra, De abi, logicamente, la falta de hombres y las dficultades eronicas del siglo siguiente, y sin duda la necesidad en que se encontraron chan yo poles Jas autoridades para rebar progrosivamente la cifade a cualifica cion censitaria de los movilizbles. Pero, desde ahora, la guerra se desarrolla més alls de sus fronteras, de ala aparicidn de hecho de los ejrcitos «permanentessy el alargamiento dela duracion real ‘el servicio —en Hispania primero y luego en Africa y latenden- ‘ia recurti lo més posible (pero, preisamente, no siempre lo fr tnieamente al voluntariado, Un voluntariado que silo puede ‘er suficientes se dirige los mss pobresy si ofece Ia esperanza de {una compensacion financiera, sila guerrase conviert en algo sen tables; de ahi Ia espral bien conocida de un ejrcito cada ver mas, ‘permanente, cada vez mas «profesionals,cada vez mis sproletaiow ie una politica cada vez més simperalists, Claro que no se tra ta den ejercito de mercenarios (Roma emplea a no-tomanos, pero ‘como allados, no los scompras;yel ejereito romano, hasta el impe- ‘io, ser. un eireito de ciudadaros)ynisiquera,un verdadero eier ‘to profesional: éstesolo aparecera realmente con el imperio. AUN habra hasta el gobierno de Augusto) movilizaciones masivas en pe- Fodos de crisis o de guerrasciviles (25 por 100.defunioresen armas tendda.C), Sin embargo, en tempo ordinaro, est claro que desde ‘hora la obligacion militar no pesa de igual manera para todos par- tes enteras de a saciedad pueden escaparse. Pero laideologia nos fgueel mismo ritmo: y es muy curioso constatr, a fines de la Repu: bilieay bajo el Imperio, lapermanencia de modelos militares en am- bites te ela wer lo som menos. El hecho. ademas. no ha obtenido Tatencion que se merece. Porgue Ia clase de una dictadura regenera vot Cenat 9 vonformars con =rocomendar~ con una imperatoria frevitas alos cancdatos de su eleccion en tl otal riba Pero cus Tes han sido la extension realy el sleance del mal? Hace falta hacer tun estudio preciso v objetivo. ‘Mas grave que la corrupetdn fue fines de ls Republica —entre Lol y 19 aC, quizd— ln emergencia de a violencia organiza, EL sistema comical romano er, de tds mado, demasiado rgd y ‘ompartimentado, tambien demasiado controlado, como par Per ala pablacign dversifieadayexigente de una ciudad gigantes: Calcome Roma expresirac sre todas las probabilaves, Hemos ‘Visto que, al margen de las asambleas puntuales donde se tomabu la {ecloon toleraba unsstena mas amplio de teunionescontones) ‘onde los simples ciudadanos, que no tenian derecho atom lap Taba, podian al menos informarse, ofa los magistadas ysenado- ‘es hablar en los debates en un principio contmadictoris, Fuera tutor confiones siempre convorados por un magistado en cer Slovindiquemosto), cualquier reunion del pueblo, oinchso de ale {os eiudadanos, sin estar prohibida y reprimida estaba cons {ir como un conate de sedieion Ls clemplos de senetusy de move niet de la muchedumbre, de agitacion, incluso de tumalio, no faltan, sin embargo, incluso en los sglos my a. A {Qué papel desempefian los snotables» de layestruct vas» de Ia Urbs (tibus, barrios, eolegios)? O, por el Ccontrario, tal otal ca somica —los stendeross, Jos «cariceross—, pero tambien los «cambiadores de dineror del saberlo habria que analizarlo de cerca. Algunas cit ticionales de Jews Ia easton Ge reaniones licitas, en las cuales poco a poce la opinign tomné la costumbre —con la interesada ayuda de Tos lideres © de los «part ose de manifestase mas o menos ruidosamente: ls triunfos, fos Funerals de los grandes, as fiestas religiosas,y particularmente las rales que los acompanaban A fines dela Re Publica, esta circunstancias orecian a los jefes politicos la oeasin “por la eleccisn de las obras o simplemente por su preseneia os: tentosa— de tantear Ia opinion o de susctarla, Los grandes iuicios criminaleso politicos, con su procedimiento publicooteatral, ofr cian casi la misma gama de posibilidades. Como vemos, son estas cicunstancias marginales las que, mucho mejor que el rigid tual comical, ocasionaban una comunicacién intermitente entre’ las smasas»yla «clase politica, permitiende pasar mensajes y, afin de cuentas, crear al margen dela ciudad democritica una especie de ddemocracia de susttacion. Sin embargo, tambien aqui las eventua les ventajas de estos contactos fueron anuladasafines dela Republi ‘a par las ahusos que generuban la violeneta, El primer teatimotio formal concerniente a la intimidacion y el uso de la faerza (el apa leamiento) en las asambleas se remonta a 103 4, cuando los vete- ‘anos de Mario hicieron vor, sin excesiva vanidad, la lex Appuleia Apartirde88.2.C. empezo, durante mas de medio siglo, la era de las ‘gucrrasciviles ue opusieron en la ciudad, en Italia y luego en todo el Imperio,acjereitos de ciudadanos regularmente reclutados, para solventar las disputas de sus generales y decidir el poder supremo. Bs una cuestion que yo no tocaré agui, aunque haya condueido a tuna tasa de movlizacion Considerablemente elevada en 89,439 32 Ca una tasa de muertes volentas 0 proseripciones casi inerel ‘les, a unos traspasos brutales de propiedad y, afin de cuentas, & unos trastornos sociales cuasi revalucionarios: los ciudadanos di

You might also like