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Apologia de la inmoralidad /Paulina Rivero Weber Para Roberto Kretschmer, cuya doxa es siempre una episteme, { presente trabajo pretende mostrar ta distincion E centre ética y moral para argumentar en pro de la primera. La diferencia entre un concepto y otro implica macho més que un mero prurito académico por el uso especifico del lenguaje. En la diferencia entie la moral y 1a ética se juega una concep- ign del bien y del mal y una forma de habitar en el mundo y de valorar las capacidades mas propiamente hhumanas, tales como el pensamiento critico y la liber- tad Partamos de algo que compartimos todos: el lenguaje cotidiano. Ast, solemos decir, de manera incorrecta, que cierta persona “no tiene ética”, queriendo decir que es inmoral. Nos referimos igualmente 2 ciertos actos como “actos élicos” queriendo decir que son “moralmente buenos”. Calificamos, en resumen, tn acto o una per- son indistintamente como “ético” 0 como “moral”, 0 bien como “no ético” o “inmoral”. Lo anterior es valido para el lenguaje cotidiano, porque de acuerdo a cada contexto nos ententdemos tinas a otros. El problema comienza curando transportamos esa misma kaxitud al Jenguaje especificamente académico, ya sea éste ciem fico o filos6f 20, Surgen entances concepeiones y hasta libros sobre moral, que ostentan abiertamente el titulo de “Bitica’” Los fildsofos que han dedicado sus vidas a pensar y escribir sobre estas cuestiones han Hlevado a cabo una diferenciaci6n radical enire ética y moral, Para ayu- damos et nuestra biisqueda, 10 mejor sera acudir a la etimologia de las palabras. Pero no para guiamos por medio de una lengua “muerta”, sino precisamente para buscar fo “vivo” de nuestras palabras en sus orfgenes; lo que atin perdura de ellas en nuestro lenguaje y, por lo mismo, en nosotros. Las palabras clave son “étiva” y “mora”, procedentes del griego ta primera, y del lati la segunda, Comencemos por esta tiltina, que ofrece menos complicaciones: moral significa costumbre; su uso en, Jatin siempre indica las costumbres de una sociedad. La ‘moral, pues, consiste en un conjunto de costumbres que han sido elevadas a nivel de normas, y que se proponen como el marco regulativo para una sociedad. En ese sentido una moral pide “seguidores”, requiere indivi duos que Ia sigan sin cuestionarla, y tiene un cierto ccarécter gregatio, De hecho no existe tna cosa asi como, Ja moral; existen diferenics morales, pues ésta varia a través del tiempo y del espacio, Por ejemplo: en la Gre: cia clisica, un hombre maduro que séto tuviera esposa, fevantaba sospechas: “Aluo tendra, ya que no tiene tan bién un hombre amante... {Qué cosa mas rara!”, di Jos griegos de entonces. Hoy en dia no pensamos asi De hecho, enel tema de In homosexualidad nos ubi- camos en el extremo mas opuesto a Grecia,’ nuestra sociedad padece una homofobia radical, y lo que hace 2500 afios era “bueno”, aliora es “malo”. ‘Tenemos pues que las marates son las costumibres, y como tales, cambian. A lo largo de Ia historia existen tanto teorfas morales como pricticas morales, de man- era que Ia diferencia entre ética y moral no es la misma que existe entre {corfu y préctica? La teorfa moral se caractetiza por fa pretensién de justificar wna serie le dogmas que, como tales, son considerados incuestions: bles, De abi que la moral parta de ciertos presupuestos ‘gue no esté dispuesta a cuestionar, y en ese sentido toda leorfa moral pose respuestas antes de formutar sus pre guntas.’ Por st parte, en la practica moral puede verse la relacién del individuo con una moral y juzgarla como Moralmente huena o morstmente mala, Esto es: “mo- ral” no es sin6nimo de “bueno”, sino que denotw que una acciGin puede ser juzgada como moralmente buena (0 moralmente mala, de acuerdo con la moral vigente. {Por qué surge Ia moral? Nietzsche ha insistido en que la moral surge como una imposicién de un cierto grupo social frente a otro. Un grupo, al tener una posi- cidn de mayor fuerz, impone sus valores y su forma de coneebir la vida a los demas. Asi, el que nace no decide qué valores va a tener: los encuentra en su sociedad, y si quiere integrarsé a ella, debe seguirlds. Por lo anterior, el individuo moral pierde de vista que la capacidad de crear valores es una pretrogativa humana, y con ello reduce y deprine su propia capaci- dad para autorregularse. Se entrega sin cuestionamiento 4 normas impuestas como absolutas por una sociedad, una religién 0 una institucién, y es calificado como un individuo “moralmente bueno” por su sociedad. Asf, el “buen hombre” que sigue las normas establecidas sin ccuestionarlas, o la beata que no olvida uno solo de los mandamientos impuestos por la religién, son personas que tienen y siguen una moral: una serie de cédigos impuestos desde el exterior, no desde su interior, Lo que le faltarfa a este tipo de personas “moral- mente buenas”, es algo que sélo puede provenir del interior del incividuo: Ia conviccién que brota del auto- cuestionamiento, la deliberacién libre y auténtica, y por supuesto, la libre eleccién, Esto s6lo puede existir cuan- do se ejerce la capacidad humana de pensar, de dete nerse antes de actuat, antes de seguir una norma y pr guntarse {por qué hago esto?, por qué “debo” hacerlo’ {Estoy actuando por conviccién, por conveniencia, o por inereia? Es en esos momentos en los que se inter pone una mediacidn reflexiva entre cl individuo y la norma. La relacién con la norma ya no es inmediata: se encuentra mediada por la reflexién, por las capacidades criticas del individuo. Aqui es cuando surge ta\ética cuando se deja de seguir sin ningiin cuestionamiento las normas que imponen la sociedad, el partido, el Estado, 1a iglesia, o en general el mundo exterior. Por eso decimos que Ia étiea es el pensamiento fi- losético sobre lo moral. La accisn ética ~a diferencia de 1a aceién moral implica una reflexiga, un: zacién, pero implica por lo mismo Ia valen para la autenticidad, La moral no exige tanto; sélo exige cumplimiento, La ética demands el valor necesaria para enfrentar a moral, requiete individuos capaces de rom: per con ella y crear algo nuevo, esto es: requiere valen- tia para ser libres, libres ao solo de, sino ante todo, li bres para: pi con la creacidn propit, con los valores propios. En la practica médica no es to mismo ser ético que ser moral, Un médico moralmente “bueno” serd el que se apegue a las normias aceptadas & impuestas por su sociedad, mientras que un médico éti- co, tendri que ir mas alld de esas normas para actwar de acuerdo con su propia conciencia ttica Para el médico que acti moralmente, entre él y su actos hay un paso inmediato, mas que pensar, obede tun cierto cédigo. En cambio entre el médico ético y sus actos existe el cuestionamiento, la deliberacién y la cleccién responsable y libre. En palabras de Kant, la moral e§ heterdnoma; en ella eb individu sigue: snl interior ia necesat ra comprometerse ples normas exteriores sin cuestionarlas, mientras que la ética es auténoma; el individuo éticamente bueno es el que ha legado por sus propias capacidades a crear sus propios valores, y se impone a si mismo una ley auté- noma tomando en cuenta las limitantes de toda accién.* Mucha tinta ha corrido desde hace 2 400 aiios, sobre Ja manera de plantear y tratar los problemas éticos. Pero ya Platén dejaba en ciaro tres cuestiones fundamentales que requiere la ética para ser tal: 1) deliberar la cuestiGn por medio de la raz6n, y no de sentimientos; 2) pensar por cuenta propia sin hacer caso de lo que diga la ma- yorfa, y 3) no ser nunca injustos. Parece, pues, que la esencia de la ética estriba en el ejercicio de la capacidad de pensar: sapere aude, dirfa Kant: attévete a saber, atrévete a pensir por ti mismo. Ahora bien: ,para qué ser éticos si pocdemos ser mo- rales? Y cémo lograr ser individuos éticos? La ves- puesta a estas dos cuestiones se encuentra escondiita detrds de los significados que histéricamente ha tenido la palabra eethos, de donde viene nuestra palabra “éti- ca”. Ya para los tiempos de Aristételes, ésta tenia su his- toria, Pero nosotros tendremos que ir mas alld del mis- mo Arist6teles para comprender a fondo el vocablo. ‘Vayamos a Jos textos homéricos. Es Heidegger quien ha resaltado el hecho de que en Homero el vocablo eethos’ aparece como la “guarida” de los animales, como el lugar en donde ef animal se salva de las inclemencias del tiempo o de sus predadores. Bl eethos-guarida, divia yo, es el habitat mas propio del animal, en donde éste se siemte mds seguro, Retengamos ese sentido de la palabra ethos, el mas viejo, el mas originario, y prosizamos el secorrido histérico. Con el tiempo, el sentido de ta pi bid, y se comenzé6 @ usar Ja palabra erhas* con una vocal. sto sucede despues de la eseritura de lus textos homéricos, y ese momento responde a un cambio en el significado: ya no significard “guarida 6 habitat”, sino “costumbre o hibito”. Y el que insista en introducir wna familia de palabras no es una cuestion baladt: habitat y habito (al igual que sus predecesoras eethos y ethos) son palabras que pertenecen a una familia de significados, y ‘cuando se nos presenta una furnilia de significados, te- nemos que estar en guardia; las relaciones entre las, pulabras nos hablan de relaciones entre los hechos. Arist6teles nos cuenta como esta palabra, ethos, que queria decir costumbre 0 habito, con el Giempo volyid a cambiar. Se flexiond nuevamente la vocal, se escribid otra vez con vocal doble, pero no regres6 al sigailicado orivinain de “guarida”, sing que comenz6 a significar cartier": eardeter moral. Este cambio mas inva, $e Fa eethos cam gtin Aristételes, que el cardcter moral tiene de hecho algo que ver con el hébito 0 costumbre: que el carécter se adquiere o se conquista por medio det habico 0, para decirlo con palabras de hoy, por medio de la disciplina, De hecho, podemos decir que el cardcter moral se aciquiere, sia darse cuenta a veces, por medio de tas, costumbres, y el carécter ético se conguista, con mi- hos esfuerzos, por medio de las costumbres. {QUE nos dice esta familia de significados? {Ln qué sentido la ética puede ser para nosotros, hombres y mu- jeres del sigio xxi, una guarida, una costumbre 0 un ccardctes ético 0 moral? El significado de eethos-guarida resuena en a ética de hoy; la ética puede ser en efecto nuestra guarida, nuestra salvacién. {De quién 0 de qué nos salvamos en Ia ética? La ética nos salva de Ia corrupeidn det alma Sécrates, el padre de la ética, ensefié con su muerte que es peor cometer e} mal que recibirlo: el verdadero mal 8 aquel que nosotros hacemos, no el que se hace en contra nuestra. Porque el mal que nosotros hacemos dat fia nuestra psique, que para Sécrates es la verdadera identidad del ser humano,’ es lo que Somos. Por eso es peor dafiar que ser dafiado, y la ética nos salva de dafar, de cometer el mal; la ética nos salva de nosotros mis- mos, de nhestra propia ambicién 0 mezquindad, de nuestras propias debilidades humanas: nos salva de caer, porque e$ menos malo ~dird Sécrates en su Apo- fogta- sex alcanzados por fa muerte que ser alcanzados por el mal. Hay algo més valioso que la vida: la vida digna, la vida buena. Pero también la ética es guarida por salvariios de las. inclemencias de la moral. Nacemos ent una sociedad con una moral que aosotras no elegimos, Hay otras que ta han clegido, y vivimos ta vida con uma mirada prestada, tomada de otros; valoranos como “uno” valora, pensa- mos como “tind” pienss, y vivimos came vive As{, pronto aprendemos que uno no dice esas cosas en pablico, uno no hace ta o cual cosa, uno debe obedecer. La Gtica nos sulva de ser “uno” mas de} montén de bo- rreguitos buenos, y nos lleva a pensar por cuenta propia, para seguir normas propias: la ética nos salva de la mo- ral. Es necesario estar dispuestos a ser inmorales, si se quiere ser ético. Sécrates Tue un inmoral; por eso lo condenaron a muerte, no es raro encontrar individuos éticamente auténticos, que sean inmorales para la socie- acd, pero fo més usual es encontrar aquellos que siendo moralmente “buenos”, son personas personal, que siguen ciertas normas “por encimita” solo para cubrir el expediente. Para e! individuo ético, sea éste médico o de cual- nn" in ninguna ética quier otra profesién, ef compromiso adquirido es muy superior a aquel que adquiere un agente moral. Ante una falla moral ef individuo puede decir: “es que yo no inventé esa norma, y me resulta muy dificil”, Pero ante una falla ética, el individuo falla ante sf mismo: “yo me comprometf a esto, y me he fallado a mf mismo" es0 sf duete. EI compromiso ético es més fuerte, més deman- dante y més doloroso en caso de fallar. {Por qué y para qué buscarlo emonces? ;Para qué Janzarse a las incle~ mencias de la tica si se puede estar tan a gusto en la moral? La moral nos hace sentir en casa, y nos brinda el calor humano. La ética nos lanza & la soledad y 0s hace mas dificil encontrar comprensiGn, Pero quizé el ‘mévil hacia la ética sea el mismo que aquel que nos lle- va al resto de la filosoffa: un cierto anhelo de verdad, el amor al pensamiento tibre y a la libertad de accisn: eso 8 lo que nos hace ser propiamente humanos, ¥ eso per- demos al ser morales: 1a moral nos lleva a seguir nor- mas ajenas, creadas por ottos, y & vo tenes ef valor de, clestionarlas ni de pensar por cuenta propia. ¥ eso es, peligroso, Un ejemplo del peligro inherente a la mora lo encontramos, ent ta aplicacién del siguiente precepio inoral, comtinmente aceptado: “Debes cumplir con tus promesas”. Pero si el individuo se da cuenta de que arcuinard su vida y la de otros por cumplir una promess, {debe cumplirla? Otro ejemplo: “No mentirés”. Pero si mentir hace suftir menos a alguien y no dafia a nadie, ino debiéramos mentis? Romper con una nonna moral implica ser iamoral; quien miente o no cumple una pro- ‘mesa es inmoral; pero hay ocasiones en que uno debe ser inmoral en pos de wn principio superior, un principio Etico, A Hegel le gustaba poner como ejemplo de esto a Antigona: ella rompe lus feyes de su ciudad por seguir una ley superior: Ja ley del amor. Si lo pensamios, enconiraremos miles de ejemplos del peligro inherente 8 lia moral. Nietzsche hablaba de la necesidad de una ética prometeica: una ética saerilega, capaz de quebranta las normas impuestas por tos «ismos dioses, par amor at erecirniento.de la vidas UPara qué ser éticos y no morales? Para vivir en La propia casa; para vivir la vida de manera més propia, auténtica, mds comiprometida y vital. Pero, ,esmo ha- ceslo? La respuesta la encontramos en el paso que da Aristételes al hablar del ethos-costurnbre y su transfor macign al eethos-cardcter. Las costumbres 0 hibitos, nios dice este pensadlor, se van incorporando a nuestro propio ser. En ese sentido el ser humano esta en cons- lunte cambio, y nuestro destino se teje con base en las costumbres que elegimos: iestro cardcter traza nuestro destino Como dijo e! poeta, cada quien es el arquitecto de su propio destino, Si elegimos costumbres injustas, actuaremos de manera injusta, y esas acciones no serén algo aislado que quede ahi: ellas se incorporan a nuestio, set. Una accién injusta pasa a ser parte del ser que Ja realiza, y si a ella se suma otra, y otra mas, entonces “acciones semejantes ~dice Aristételes~ aman a habitos semejantes”,! el individuo tendré el habito de la injusticia. Y una vez que se tiene ese hébito, al cobijarlo en el propio ser, pronto éste deviene en caréeter, en el anterior ejemplo, un carécter injusto. Por eso es impor tante elegir correctamente los habitos: en ellos radica esa forma de ser adquitida, esa segunda naturaleza que Aristételes llama carécter. ‘Cualquier persona, pues, tiene un eethos-caricter. Pe- ro podemos decir que es un cardcter ético solo cuando éste ha sido conformado de manera activa, deliberativa y libre; cuando el individuo ha elegido conscientemente ‘su propio ser, de otra manera se trata de un cardcter moral. Y aqui viene muy al caso aquella bella metslora del pensador renacentista Pico de la Mirandola que nos relata la creacién del mundo. Pico habla de cémo cada. ser creado acudia a Dios, para que Ele otorgase una cierta forma de ser: Dios te daba su ser a cada ente. Al ave le decfa: ti volards, y hards tal y cual cosa. Al pez; ti nadards y vivirds de tal forma. Y cuando se acercé el turno del ser humano, Dios le dio el mas bello regalo: no le dio nada; no le dio ser. Le dejé en libertad de adquirirlo, y le dijo mas 0 menos esto: “No te daré una forma, ni uns funci6n especifica. Por tol motivo, t6 te drs la forma y funcién que desees. La naturateza de | demés criaturas, la he dado de acuerdo constrefida a mi deseo, Pero tf no tendrds Iimites. TH definiras tus, propias limitantes, de acuerdo a libre albedirfo... No te he hecho ni mortal, ni inmortal. Ni de la tierra, ni del cielo. De ral munera, gue tt podras wensformarte a th mismo, en lo que desees. Podrds descender @ la forma mds baja de existencia, como si fueras una bestia. O podrds en cambio, renacer mas alld del jnivio de 1 propia alma, entre los mas altos espiritus, y serds como los Dioses.” " Esto es: el regalo de Dios al ser humano, fue su liber- tad, y con ello la més alta dignidad, Es ésia una bella metdfora de lo que el ser humano es: no es nada, no es; deviene, llega a ser a lo largo de su vida. Llega a ser Gandhi o Hiller, Beethoven o un asesino, un amante de Ja vida o un suicida. Bl pensamiento ético es una inv) tacién a elegir nuestro ser, a dejar de obedecer 0 finci har como auldmatas y comenzar a pensar y clegit. Ror, 50 la libertad es la esencia de la ética. La moral no pue- de Hevarse w cabo con individuos fibres: requiere sim ples seguidores. La ética no puede realizarse con simples, seguidores: requiere individuos libres. ‘Un médico que prefiera actuar moralmente, tan s6lo debe seguir sl pie de la letra un eédigo moral; !a moral ‘entrega “a las puertas de su casa” un lindo paquete con diez mandamientos y una nota que dice: "La cosa es sencilla; sigalos y nunca los cuestione”, En contraste con ello, un médica que actic éticamente tendré la vida considerablemente més complicada. Porque la ética no centrega nada, nos deja inmexsos en un mar de dudas que demandan cuestionamiento y honestidad, y requiere de mucho valor para enfrentar lo establecido, lo cual puede agar a costar muy caro, como le ha pasado a todos “los, Socrates" que af retar la moral de su época encontraron la muerte.” Por ejemplo, un médico ético puede optar por Hevar a cabo un aborto por salvar la vida de una mujer, a pesar de que fa iglesia fo prohiba. Y en ese sen- tido la ética puede datle al médico las armas para levar 4 cabo su labor y sus obligaciones de manera mis auténtica y con menos prejuicios morales. Parque ta ti caes el tinico Ambito en el que ejercemos la auténtica libertad y responsabilidad: vale la pena ser inmorales, si a cambio se logra ser éticos. Encontramos aqui la paradoja final: un médico puede ser inmoral y ético a la vez. Porque sus acciones pueden no coincidir con los valores impuestos por Ja sociedad, y sin embargo responder a principios més elevados. Y en ese sentido, la inmoralidad puede ser una gran virtud. Que sea propia y no prestada la mirada con la que vemos eb mundo, la forma en que lo valoramos, la manera en que vivimos y convivimos, y la forma en que asumimos nuesiras responsabilidales, todo ello es ¢} objetivo fun damental de la ética. En el ejercicio diario de 1a medicina tas situaciones en que puede encontrarse un médico frente a un proble~ ma de salud han evolucionado en forma tal que hay es nds frecuente el conflicto entre moral y étiea. Un ejem- plo puede ser el que ya he mencionado, ta decisién de un médico al realizar un aborto. Durante mucho tiempo esta decisién fue inclusive sancionada legalmente al prohibirse éste en cualquier circunstancia. Actualmente ‘en algunos estados en el pais -el Distrito Federal es uno de ellos~ Ja ley lo autoriza bajo ciertas circunstancias, como Ia suspensiGn de una gestacién acasionada por una violseién, 0 fa ya mencionada cuando ta persisten cin del embarazo supone unt riesgo seguro de muerte para ki madre, Con sancidn legal o no, queda el dilema entre ef punto de vista moral, si ef médica y ta paciente son observantes fieles de la moral catélica, y el punto de Alico, que puede ser distinio det anterior.

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